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Capítulo VII

Los espacios blancos y la línea de


indicatividad en la obra literaria

La nada es uno de los componentes


básicos de la vida.
(Andrés Amorós, Introducción, 98).

El 'presente capítulo versa sobre dos aspectos funda-


mentales el1jel PJ:'Q.~e.s.Q".Q~n,~Dmlliamiento:
los~~acios
. 41a,nc.~deJa...p.ágin.a-~laJ{Dea<lewJTcatlYidad.
"./.',. ..~ El silencio, el espacio en blanco o el vacío son ele-
~inentos esenciales en el arte: la música puede definirse
como una organización de sonidos y silencios en el
tiempo. J ohn Cage dice que componer música es inte-
grar un material de sonidos y silencios (Silence, 62). Más
adelante afirma: "el sonido tiene cuatro características:
frecuencia, amplitud, timbre y duración. El silencio sólo
tiene duración" (80). Este, encajado dentro de la com-
posición, adquiere un valor expresivo fundamental. Del
mismo modo, en arquitectura, los vacíos bajo los arcos
o la cúpula de una catedral, son espacios inherentes al
cuerpo mismo de la construcción, definidores de su na-
turaleza. En el teatro, afirma Tatiana Slama-Cazacu, el
silencio adquiere enorme poder expresivo para comuni-
car estados psíquicos: timidez, sentimientos delicados,
desprecio, desaprobación, descontento, ignorancia (Len-
guaje y contexto, 58). .

En todas las culturas existen palabras "tabú" relacio-


nadas con el sexo, la muerte, la enfermedad, que no se
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pronuncian sino que se sustituyen por una pausa o Un "huecos pesados o ligeros de la estructura artística"
espacio blanco. Lo mismo sucede en ciertas biblias (Structure, 103).
(entre los judíos ortodoxos) con la palabra "Dios". En Las ideas anteriores me sugieren qJJJL~L~ileng..Qj.2.~t;1..
algunas ocasiones solemnes se pide "un minuto de si- -~~l?~~i2...!?.!~2J...Q~)(tIía..cl(J,>ifi('
arse. en tres. c[Jt~g~
lencio" para conmemorar la muerte o la ausencia de al- ~-.:..~~~ cio .::.~!.erior a la _QJ2r,a
:-._!:-~_~_!!!~Eg,~.!l~§"_3~~..
guien. Todo lo anterior ha dado origen al dicho popular ..P_~gi.!H!..Y_~tre
f9S cagitulos.,.dtiempo tran5.C.u.rrido...entre
de que "el silencio es más elocuente que las palabras". . escenas en una representación t~~traL.el2.Ü~nfÜumt~I.ior
Así, la falta de un signo puede ser, en sí misma, un sig- y J2.QSterwr-~-~!.~_~omJ?g~i!9jJitLmusic[Jl o literaria (antes
no. Se trata de un significado sin significante, de un de comenzar, después de terminar), y los tiempos muer-
signo sin soporte material, es decir, del "signo cero" de tos por ejemplo entre dos movimientos de una sinfonía;
la lingüística, que Fernando Lázaro Carreter define co- el aire exterior a un edificio, o entre los arcos. Son silen-
mo la "ausencia de característica morfológica, que resul- cios, vacíos, espacios blancos quesirveI1d~~2.Q2r!s2de
ta significativa porque se opone a otra forma dotada de marco exter.íOT;-"d-e-"tími-t-e-Y"~=crmt:rcfO"e'ñfre "el in terior y
característica" (Diccionario, 89)1 . el exterior de la obra.
En los ejemplos mencionados, el silencio (o el espacio
blanco que puede servirle de representación), está en-
-
B: Silenci9s internos que unen-sepa~~~.!lJ?~_.J2ftlqQ[~.2..~..
, '...-.
las frases, ros parratos. bn su sIgnificación más inmedia-
cajado en una estructura más amplia. Hablando sobre .Ta}qülvaten'-a:-1rrs pausas para respirar en la conversación
este tema, Jurij Lotman hace una comparación entre el ,..,'c.i"'el canto, al cambio de renglón en algunos poemas.
texto y la física molecular: esta ciencia estudia lo~ ll,q-.- Aparecen también entre las preguntas y respuestas en
mados "huecos" ("holes") que no se refieren a la simple el diálogo. En general, son los goznes de la armadura ar-
ausencia de materia, sino a la ausencia de materia en una tística; bisagras, barras separatorias; puentes levadizos,
posición estructural en donde se esperaría su presencia. ajustes de las partes; remaches, empates. Sin ellos el pro-
En estas condiciones, el hueco se comporta en forma ceso de enmarcamiento dentro de la obra no es posible.
similar a la materia, hasta el punto de que su peso puede Abren el espacio para el encaje de unos elementos den-
ser "medido" (en términos negativos, por supuesto). Los tro de otros.
científicos hablan de huecos "pesados" o "ligeros". En C. Silencios ausentes. Son los sobree!lten~jd2~s.Dg._I~_::
forma similar, afirma Lotman, el estudian te de literatu- presentados por un espaCIo ni por ningÚnsigno, sll1<?,9ue
ratura debe tener en cuenta los "artificios ausentes", los éstán impl1cItos en otro u otros~sigños-fiií'gUlsticos. Si
decfffio-s"'rrrñar" Se sb oreefi11enQe--""g1'anae~':-'Srae'clmo s
"sol" estamos significando también "'brillante". Los
conceptos "grande" y "brillante" no requieren repre-
1. La expresividad del espacio blanco es también propia de la sentación ni siquiera con un espacio blanco o con una
pintura. Francisco Gil Tovar afirma que "ciertos museos reservan
una sala para colgar en ella un cuadro virgen, un lienzo blanco o pausa. ,
gris, en el que cada contemplador-ensimismado-creador puede ver Las categorías A y B son claramente formas del enca-
10 que se origina en su imaginación" ("Conferencia", 15 de mayo je. La primera permite el encajamiento hacia afuera;
de 1981). la segunda hacia adentro, y en algún punto se encuen-
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tran y confunden. En cambio, la tercera categoría esta- silencio" por la manera de crear una situación emocional
ría compuesta por "los huecos pesados o ligeros" de la con el uso de formas indirectas, "por la manera cómo la
estructura artística de que habla Lotman. Son significa- sobriedad contrasta con la riqueza del contenido" ("Es-
dos presentes en el texto, colocados consciente o incons- tilística del silencio" 265). El diálogo que presupone la
cientemente por el autor al escribir y por lector al inter- carta entre un yo (en este caso implícito) y el tú del
pretar el texto, y que sin embargo, no tienen un espacio amigo, la descripción de la llegada de la primavera a
asignado en el teITitorio material de la página. Esta ca- Soria; la presuposición de que el amigo está en posesión
tegoría es objeto de estudio de la semiótica y de la her- del "secreto" que subyace en el poema y que por lo
tanto puede "leer entre líneas", las preguntas en vez de
menéutica, y está relacionada con varias formas retóri- afirmaciones que usa, son todas formas del arte de la
cas: la metáfora, la alusión, la elipsis, la sinécdoque, y alusión.
por lo tanto con "el estilo": cierto autor podrá tener un Graciela Reyes, citando a Paul Grice, afirma que una
lenguaje "económico", sobrio, escueto, mientras otro se manera de producir la alusión es quebrantando ciertas
expresará con abundancia verbal, con "barroquismo"2. normas del discurso: la calidad (decir la verdad), la can-
Por ejemplo, el poema "A José María Palacio" de Anto- tidad (dar la información necesaria), la relevancia (ser
nio Machado (en Poesías completas, 136) es de un inten- pertinente), el modo (ser claro). Si un profesor reco-
so contenido lírico y expresa la emoción del poeta por mienda un estudiante diciendo que "es puntual y tiene
la ausencia de la amada 3. El autor, en este poema-carta,
buena letra", la información es ~pertinente y esc.asa y
le solicita a su amigo llevar flores a la tumba de la amada.
Sin embargo, ni una sola vez aparece el "yo" del a1,¡1tqr.'
. ,1"'-:
. . quebranta las normas de la cantIdad y la relevancia. El
~ profesor, evidentemente, quiere decir otra cosa, que el
Los verbos son impersonales o en tercera persona. Tam- destinatario debe inferir (Polifonz'a, 155). En este caso,
poco se menciona el nombre de la amada. La solicitud el silencio se ha hecho expresivo.
está contenida discretamente en los últimos versos: Estas maneras de' significar callando son bien conoci-
das en los países donde el discurso es censurado. Juan
en una tarde azul, sube el Espino, Carlos Lértora, siguiendo a Angel Rama, afirma que
al alto Espino donde está su tierra... "son pocos los auténticos autores que decididos a decir
su verdad, no hayan encontrado el modo de hacerlo, a
Claudio Guillén ha hecho un penetrante análisis de las
alusiones de este poema. Llama a Machado "estilista del pesar de la censura rígidamente impuesta" ("Rasgos
formales del discurso censurado", 7). Se refiere, concre-
tamente, al caso actual de Chile. Agrega Lértora que en
tales ocasiones el sujeto de la enunciación adopta un
. 2. Gracie1a Coulson señala las oposiciones entre la literatura
discurso que aparenta ser blanco, no intencionado. En
barroca latinoamericana (Carpentier, Lezama Lima) y la "econó- el interior de este discurso (como en el poema de Ma-
mica" (Ru1fo) en "Texto ausente", (113-114) utilizando estos chado), se crean dispositivos que autorizan la existencia
conceptos. de un nivel literal y otro implícito, pero con indicios
3. Fue escrito en Baeza, el29 de abril de 1913, al año de muer- que "permiten al lector cómplice un hacer interpretativo
ta su esposa Leonor.
152 Alvaro Pineda Botero Teoría de la novela 153

que haga accesible el desprendimiento de las significacio- lo conocemos hoy. El obieto tradicional ha sido dispo-
nes que el nivel literal recubre" (7). Hay un contexto no ,.!l~.L"el hilo del dis~urso"4 e;clespacIo 9..!!eofiece una
formulado, que debe ser aportado por el lector, y que es - mat~recepliva. Dice Michel Butor que e( ideardeW
el que da la clave de la alusión. 'di~posICloñesqüe "cada renglón de escritura, es decir,
Esta parte de nuestra investigación se relaciona en ge- cada movimiento de los ojos, corresponda a una unidad
neral con el silencio como marco de la obra literaria, y de significado y de audición". El tiempo que necesita la
por lo tanto, se orientará principalmente hacia el análi- mirada para pasar de un renglón a otro "traduciría el
sis de las categorías A y B. Sin embargo, por la dificul- silencio de la voz". En caso de lograrse esta equivalencia
tad de trazar una línea absoluta, será necesario, even- estaríamos ante "el verso o el renglón perfectos" (Sobre
tualmente, mencionar circunstancias relacionadas con la Literatura, 1I, 136, 137).
categoría C. . La idea de que el texto es la representación del discur-
Para un acercamiento al estudio de los silencios as!
so hablado, de que el renglón "congela" (o debe "conge-
clasificados me parece conveniente revisar el concepto lar") la frase hablada, y en general de que la escritura es
de "línea de indicatividad": las operaciones de lectura y una ayuda o complemento del habla, tiene una larga
escritura están basadas en el aprendizaje previo de códi- tradición: según la leyenda recogida por Platón en Phae-
gos convencionales: en la cultura occidental generalmen- drus, Theuth (o Thoth), el dios inventor de la escritura,
te se escribe y se lee de izquierda a derecha y de arriba .; presentó su invento al rey de Egipto, Thamus, afirman-
hacia abajo. Esto constituye lo que Román Gubern ha .'" .do que la escritura "mejoraría la sabiduría y la memoria
llamado la "línea de indicatividad", que puede variar4.e!l,. .' ':de los egipcios". El rey le respondió que por el contra-
cada lengua o cultura: hay secuencias y prioridades es:' rio, tal invento era perjudicial porque sus súbditos
tablecidas que rigen para la frase, el párrafo y la págIna. "dejarían de ejercitar la memoria y se volverían olvida-
Por ejemplo, la primera frase tiene prioridad sobre la dizos, ya que se confiarían de los signos externos en vez
segunda, el primer párrafo sobre los siguientes. El espa- de usar sus recursos mentales; y que con la escritura
cio así estructurado adquiere una dimensión (o signifi- tendrían la posibilidad de acumular conocimientos sin la
cación) temporal (El lenguaje, 123). Esto permite instrucción adecuada, lo que los haría parecer sabios
hablar de "antes" o "después" dentro del texto; lo que siendo ignorantes en el fondo. Tendrían una apariencia
no ocurre en otras artes como la pintura, en donde de sabiduría, no una sabiduría real, y por lo tanto serían
toda la representación puede captarse en un solo instan- una carga para la sociedad" (96-97). Esta leyenda le
te, y en donde el acercamiento a la obra puede hacerse
desde cualquier ángulo y en cualquier dirección.
La estructuración del texto en el espacio ha tenido
su evolución. Desde épocas remotas la humanidad ha 4. A raíz de las tesis de Noam Chomsky ya no aparece apropia-
visto la necesidad de representar, de "congelar" la voz do referirse al discurso como algo lineal, ya que se debe tener en
humana. Las formas de hacerlo han variado: grabado en cuenta que la estructura superficial del lenguaje (Surface Structu-
re) está determinada por una estructura subyacente (Underlying
piedra, planchas o tabletas; escritura manuscrita en Structure) (ver Syntactic Structures, 27 33). Se trata, más bien,
papiro, rollos y pliegos, hasta ellibrQ impreso, tal como de unidades de formas arborizantes.
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sirve a Platón para afirmar al final de Phaedrus, que "la ral, cualquier jerarquía entre significantes y órdenes de
escritura es inferior a la palabra hablad a" (95). significantes (19).
Saussure recoge esta tradición. Afirma que el objeto El objeto del texto no es, pues, como afirma Saussu-
de la lingüística es el habla humana, y que se debe estu- re, exclusivamente representar la voz humana, ni la
diar el texto únicamente como ayuda para el análisis de escritura es un sistema necesariamente dependiente del
idiomas remotos en el tiempo o en el espacio" (Course habla. Se trata de un sistema de significantes que puede
6). y más adelante: "mi definición de lenguaje presupo- ser independiente.
ne la exclusión de todo lo que esté por fuera de sus Mucha parte de la literatura es, en efecto, una repre-
límites orgánicos" (20): sentación de la voz humana, y está compuesta por actOs
de lenguaje (speech acts). En especial los diálogos en la
"Lenguaje y escritura son dos sistemas de signos diferen- novela, el teatro, los cancioneros, las trovas y las coplas,
tes; el segundo existe con el único propósito de representar ciertas poesías especialmente apropiadas para ser recita-
el primero. El objeto de la lingüística no es tanto las formas das. En estos casos es claro que la voz humana puede
escritas y habladas de las palabras. Es sólo las habladas. Pero
estar presente en el origen o en la representación del
la palabra hablada está tan íntimamente relacionada con la
escrita que ésta última ha usurpado el rol principal" (Course, texto. Pienso sin embargo que éste no es el caso con
24). toda la literatura. ¿Qué sucede con el monólogo de
... M011yBloom al final de Ulises de James Joyce? ¿O con
J acques Derrida está en desacuerdo con esta tradición , . Finnengans Wake? ¿Qué sucede con la poesía moderna
y ataca directamente la tesis de Saussure: . '. ~
:sin puntuación, organizada en la página en forma pictó-
rica y cuya representación no puede ser reproducida por
¿Cómo un proyecto de lingüística general, cuyo objeto la voz? ¿poesía que en muchos casos rompe la línea de
es el sistema interno de la lengua, traza los límites de su indicatividad tradicional? Son obras que no se hacen
campo excluyendo como exterior un sistema particular de como un reflejo de un discurso hablado que las preceda
escritura de características tan importantes, aun universales? o pueda precederlas, ni están hechas para ser reproduci-
¿Qué significanestos límites? (OfGrammatology, 45). das por la voz humana, y sin embargo, siguen siendo
textos y pertenecen a la literatura. Están hechas por un
La lingüística no puede pretender ser de carácter. creador silencioso para un lector también silencioso. Si
general si determina su campo en función de un modelo en la Edad Media y en el Siglo de Oro se escribía para un
lingüístico específico. La escritura no es exterior a la público en su mayoría "oidor", hoy, por el contrario,
lengua. El signo gráfico (significante) se relaciona con el gran parte de la literatura se ha independizado de la voz
fonema a través de una red extensa que cubre todos los humana. Novelas como Rayuela están especialmente di
significantes ya sea orales o escritos, dentro de un siste- señadas para lectores silenciosos. Los juegos ortográfi-
ma "total" abierto a todas las posibilidades del significa- cos, los idiomas inventados demuestran tal independen-
do (O[ Grammatology, 45). Este sistema total, como lo cia de la escritura con respecto al habla. Inclusive, en
propone Derrida, sería la ciencia de la Gramatología, TTT, a pesar de la nota introductoria de que la novela
que excluiría cualquier relación de subordinación natu- es un intento por atrapar la voz humana, y de que algu-
156 Alvaro Pineda Botero Teoría de la novela 157

nas páginas deben ser leídas en voz alta, muchas partes concepto de "escoja su propia aventura". El lector es el
del texto contradicen esta idea, como las de juegos tipo- "héroe" de la historia; va construyéndola a medida que
gráficos, en donde se ha impreso no un texto sino el lee: al final de cada episodio se le pide tomar una deci-
reflejo de un texto en el espejo (265). Estos pasajes no sión del siguiente tipo: "si acepta la oferta de Runal,
son speech acts y no pueden ser estudiados como tales. vaya a la página 23. Si la rehúsa, vaya a la 25". O esta
No existe pues una correspondencia absoluta entre otra: "Si Ud. está listo para conocer el secreto, vaya a la
espacios blancos en la novela y silencios en el habla: en página 41. Si prefiere esperar, a la 116". Así, el lector
algunos casos el símil entre texto y habla (o texto y mú- regula' la trama, decide cuándo quiere llegar al clímax
sica) puede ser mantenido. En otros casos habrá que de la narración, y el tipo de final que prefiere. El lector
usar un símil con la pintura o la escultura. El espacio se ve obligado a pensar y a decidir, y esto aumenta su
en blanco ya no representa únicamente unidades de participación convirtiéndolo en un lector activo. The
tiempo sino también de espacio. Abominable Snowman de R.A. Montgomery, de esta co-
La presentación moderna del libro en renglones cor- lección, ofrece en 116 páginas múltiples alternativas y 28
tos y páginas fácilmente manejables, permite al lector, finales posibles6 : pluralidad de concretizaciones con un
en primer lugar, un acercamiento a la impresión totali- mismo material.
zante de la pintura o la escultura. Se trata de una dispo- Debe anotarse que en tales novelas la numeración de
sición en el espacio (en muchos casos acentuada con h I páginas deja de ser una indicación al margen sin mayor
cambios tipográficos y formas), que como hemos visto, ".1/". Ü1~portancia, un mero elemento editorial o tipográfico,
se aleja del sentido temporal (habla en el tiempo) Rarjl .' ~;parahacerse indispensable. La paginación se ha integra-
hacerse espacial (significado en el espacio). El libro, ,dice 7do al texto. En otras palabras, en general, la paginación
Butor, "es lo que más se parece a una presentación si- participa de la naturaleza de la glosa porque su objeto
multánea de todas las partes de una obra" (137)5. En es darle unidad a la obra. Sin embargo, en ciertas novelas
segundo lugar, le ofrece al lector facilidad de movimien- (por ejemplo Rayuela y The Abominable), la paginación
to. Esto ha traído consecuencias determinantes. La co- ha trascendido este uso para hacerse mecanismo de con-
modidad del lector de saltar adelante o atrás en la lec- tinuación indefinida del discurso. En vez de ofrecer uni-
tura simplemente pasando páginas, no desenrollando dad ofrece variedad.
papiros o contando tabletas, ha hecho posible novelas Otro caso de integración de la paginación al texto es
como Rayuela, que puede ser leída en múltiples secuen- el ya citado de TTT (cap. 1): el personaje se refiere a la
cias; o como la colección para jóvenes que ofrece una página ciento uno como si pudiese saber la edición final
editorial norteamericana cuyos libros están basados en el

5. Butor analiza las distintas formas que puede tomar la línea 6. Como es sabido, muchos programas de computador funcio-
de indicatividad (sin usar este término): horizontal en la novela, nan sobre una base similar. Hay una interacción (Interfase) entre
vertical y oblicua en diccionarios y enciclopedias, y en ciertos pa- la persona y la máquina y aquella debe escoger a cada paso entre
sajes de Gargantúa y Pantagruel (305-306). alternativas que se le ofrecen en un "menú".

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Teoría de la novela 159
158 Alvaro Pineda Botero

(163). Sin embargo, la sensación de cronología se rompe


que tendrá el libro. La paginación se ha integrado al simplemente desarticulando la línea de indicatividad, 10
texto de la novela; sin ella, este trozo no sería posible.
que produce un contenido semántico distinto (algunas
Me parece que 10 visto en los ejemplos anteriores es
veces cómico o grotesco como cuando una película
aplicable a la novela en general, y en especial a la con-
se ve "hacia atrás": comer parecería vomitar).
temporánea. El diseño del libro moderno ha permitido
Casos importantes de tal desarticulación en el cine y
que el lector establezca su propia línea de indicatividad;
también en el texto son los llamados flash back y flash
que salte capítulos, regrese, repita; que entre a la obra
en el medio, o que lea "hacia atrás". A estas prácticas forward que implican un acto de violencia sobre el
contribuyen otras escrituras marginales relacionadas con continuum temporal: en cierto momento el espacio se
abre para permitir el injerto de tiempos diferentes: al
las glosas: los índices. Combinados con la paginación,
además de ofrecer la sensación de obra completa, permi- encajar una unidad narrativa del pasado (o del futuro)
ten un acceso casi inmediato a cualquier parte del se crea una intensa anacronía, un quiebre de secuencia,
texto y el cruce dentro del mismo libro; han hecho posi- con efectos semánticos. El flash back y el flash forward
ble una experiencia de lectura diferente 7. pueden ser producidos tanto por el escritor como por el
lector. De nuevo nos hallamos ante una situación dialó-
Roman Ingarden ha analizado tales efectos. La obra
literaria, como tal, existe simultáneamente en todas sus. gica: el pasado (o el futuro) dialogando con el presente
partes, pero hay una "secuencia sugerida" para su con- ,,;.pa:r;a producir tensión, choque. Los límites de la ficción
cretización; secuencia que implica un ordenamiento. La ',".st(han ampliado.
asignación de un principio y un fin arbitrarios, que pue-.
den variar con la lectura. Así, hay ~na sola obra y 1TI~í'-
tiples concretizaciones" (Literary, 305-306). Las márgenes blancas dan cabida (ofrecen el espacio)
En los comics y en el cine, dice Gubern-; el montaje a las escrituras marginales (notas, títulos, glosas). Y
está basado en la selección de espacios y tiempos sig- más importante, evitan que el texto rebose los bordes de
nificativos, convenientemente articulados entre sí, para la página. Los ojos al leer y la mano al escribir, "chocan"
crear una narración Y un ritmo en el lector o espectador contra el margen, y "rebotan" hasta el otro extremo de
la página, en un ir y venir continuo entre límites preci-
sos, regido por la línea de indicatividad. Sin el margen,
la mano y los ojos se saldrían de la página, en cuyo caso,
7. Existen otras escrituras al margen que también facilitan el el texto y la experiencia literaria quedarían incompletos.
acceso. Se trata de los "titulil10s" que sobre todo en el siglo XIX Del mismo modo, si un texto se recortase exactamente
se colocaban en el encabezamiento de cada página para resumir el
tema o dar una idea de su contenido (ver Butor, Sobre Literatura, sobre el límite de sus signos tipográficos, la sensación
n, 150). También el encabezamiento de los capítulos antiguos. que tendría el lector sería la de encontrarse frente a algo
Por ejemplo en El Carnero, el capítulo II trae la siguiente descrip- incompleto y mutilado, y surgiría la duda de lograr una
ción: "En que se cuenta quién fue el cacique Guatavita i quién concretización. Se ha suprimido parte esencial del mar-
fue el de Bogotá (...) Y dónde se orijinó este nombre engañoso del co; el texto parecerá "derramado" hacia el exterior.
Dorado" (1l). Se trata, por supuesto, de distintas formas de
glosas.
, ~;~

160 Alvaro Pineda Botero Teoría de la novela 161

mi dios es hambre
A este respecto me parece apropiado mencionar la mi dios es nieve
poesía que Raúl Zurita "escribió" en el firmamento de mi dios es no
la ciudad de Nueva York en junio de 1982, utilizando mi dios es carroña
un avión que despedía humo. Estos versos así represen- mi dios es paraíso
tados carecieron de un "marco" en el sentido tradicio- mi dios es vacío
nal. Estaban "derramados" sobre el paisaje, encajados en mi dios es
el espacio real del firmamento, no en el simbólico de la (Anteparaiso, 14-167).
página. Para quien tuvo la oportunidad de presenciar el
hecho, el ojo humano hizo las veces de marco. La expe- ¿Cuál es el comienzo de esta obra? ¿Podemos hablar
riencia es irrepetible porque las fotografías que se toma- de un límite del poema? ¿es el cielo parte de la obra? ¿o
ron (y que fueron reproducidas en Anteparaíso 14-169), comienza exactamente en el primer carácter? No será
proveen un marco que no tuvo la situación original y fácil dar respuestas definitivas. Podría afirmarse que se
configuran una obra distinta. Los versos en el firmamen- trata de una obra sin marco, y al mismo tiempo, que su
to, mientras el avión los escribió, y mientras el viento no marco es infinito. En este caso todas las "verdades"
dispersó las volutas, formaron parte del "todo", es decir, serían posibles porque su extensión infinita permite ins-
eran realidad. Por ejemplo, el espectador original pudo cribir como marginalia cualquier pensamiento: el azul
ver el avión volando sobre el cielo en el "acto de crea- profundo espera desde siempre ser llenado. Empero,
ción". Quien lee el libro ya no verá el avión porque las ". ~- ~qu'í el lector es un creador frustrado de marginalia:
fotografías no lo incluyen:' reproduccen la obra con-,' las notas que se escapan de su voz interior no puede
cluida. ,~ inscribirlas al lado de las volutas de Zurita. El discurso
Al derramar los versos en el cielo, cambia totalmente en el cielo se hace todopoderoso: no admite réplica es-
la naturaleza del significante. Se ha hecho evanescente crita al mismo nivel. Por lo tanto, el acertijo tiene que
y transitorio. Es evidente que aquí no se trata de "con- resolverse no en el cielo sino en la mente del lector.
gelar" la voz' humana en algo imperecedero. Escribir en De nuevo nos encontramos ante las paradojas de lo in-
el aire es como escribir en el agua, como gritar al viento. terno y lo externo presentadas en esta ocasión por Zu-
Una vez producido y recibido el mensaje por los espec- rita con singular ingenio.
tadores, terminan el acto de la comunicación y la expe- En general, los espacios blancos de la página señalan
riencia literaria. Se trata de poesía para el consumo el límite de la obra; demarcan sus partes: capítulos,
inmediato. Las fotografías no son sustituto adecuado:' párrafos, los quiebres de la línea de indicatividad. En
son reflejos del hecho, no el hecho mismo. Me parece resumen, son una forma, según Wolfgang Iser, para regu-
que la poesía de Zurita en el cielo es un intento de ex- lar las interconexiones y junturas de la obra (The Act,
pandir el significante a un nivel cósmico, sacrificando al 196). Además ofrecen un campo de visión, es decir, una
mismo tiempo su materialidad y su permanencia. Esto especie de escenario. La conciencia del lector necesita
realza el significado metafísico de los versos. Veamos la organización del material en "campos" para la com-
algunos ejemplos: prensión del texto (The Act, 196).
-
162 Alvaro Pineda Botero Teoría de la novela 163

Otra función de los espacios blancos es la de servir de con las notas de pie de página y el texto al que están
eje en la relación texto-lector. Cada segmento del texto referidas. Las imágenes se organizan en secuencia, en-
constituye un tema. El tema, una vez leído, se convier- cajándose unas en otras: así es como el texto toma
te en "horizonte", es decir, en telón de fondo en la vida en la imaginación del lector (ver Iser, The Act,
mente del lector, telón que sirve para contextualizar o 203). Igual función cumplen aquellas partes que faltan
interpretar el próximo trozo de texto. Tal horizonte, del texto y que pueden estar representadas o no por es-
en última instancia, está constituido por todQ el bagaje pacios blancos (en caso negativo serían parte de "los
cultural y por las experiencias del lector, y sirve de mar- silencios ausentes"): la suspensión de estrofas, las cons-
co para proyectar los nuevos temas8 . trucciones sin tenninar, la falta de ritmo o de puntua-
Cada vez que un segmento se convierte en tema, el ción, la deformación de palabras por ausencia de letras.
anterior pierde su relevancia temática ocupando una Los símbolos que se proveen en la página, en unión a los
posición marginal. Dice Iser que los espacios en blanco espacios blancos, permiten la apertura de un nuevo te-
son instrumentos para la construcción del objeto esté- rritorio en donde se encaja otra escritura: la mental del
tico, ya que condicionan el pun to de vista del lector en lector (Lotman, Structure, 51). Lo oculto trasciende lo
cada nuevo tema y su visión sobre los temas preceden- revelado como en el poema de Machado: el significado
tes. Estas modificaciones no están formuladas en el de la obra permanece en relación con lo que está escrito,
texto; se logran por la actividad mental del lector quien '" pe¡;p1requiere un acto creativo del lector para alcanzarlo.
adapta cada tema de acuerdo a los precedentes en un ,"'"Siguiendo a John Dewey, afirma Iser: "sin un acto de re-
proceso de transformación sucesivo de perspectivas tex- ci;eación, el objeto no es percibido como obra de arte"
tuales, de juegos, interacciones o diálogos de temas'"'l" (142). O para decirlo con las palabras de John Cage,
horizontes (The Act. 198). ' "una obra terminada es exactamente eso: está muerta y
En otras palabras, los espacios blancos son responsa- requiere una resurrección" (Silence, 64).
bles de que la lectura de cada segmento actúe i se trans- Así, lo que se dice adquiere sentido sólo en relación
forme en relación con los otros segmentos leídos (y con con lo que no se dice. A medida que el texto cobra vida
todo el pasado del lector), lo que permite que el objeto en la imaginación del lector, lo dicho se expande (énfa-
artístico emerja Y produzca la experiencia estética. sis de Iser), hasta llenar de significado lo que se calla: la
La estructura de los espacios en blanco es de carácter comunicación en literatura es un proceso regulado por la
paradigmático: su función es generar operaciones estruc- interacción de lo implícito y lo explícito. Lo que se
turales en el lector. Estos espacios permiten que las imá- oculta empuja al lector a actuar, pero esta actuación está
genes en conflicto se ajusten unas a otras en el juego controlada por lo que se revela (169). Estos efectos son
temporal de la lectura, en forma parecida a la que opera aprovechados al máximo en las novelas por entregas:
mantienen la expectativa cuando el corte suspende el re-
lato en el momento anterior al clímax. Al obligar al lec-
8. Para un desarrollo de la idea de "horizonte" Y sus conse- túr a especular sobre los posibles desarrollos, lo hace co-
ciencias en el proceso hennenéutico, ver Hans Georg Gadamer. autor.
Truth and Method, 269-274. En la novela moderna los espacios blancos cumplen
,J
164 Alvaro Pineda Botero Teoría de la novela 165

una función adicional. Ha disminuido la coherencia de la Una forma común de separar textos y de intercalar es-
obra y por 10 tan to la previsibilidad. Como en el caso de pacios blancos es el capítulo. "Capitulo", del latín capi-
La traición de Rifa Hayworth, el narrador le niega al tulum, cabeza pequeña, es, en primer término, una
lector ciertas orientaciones para evaluar a los personajes sinécdoque: cabeza - persona. Puede individualizarse
y los hechos. Se ha quebrado la línea de la trama, se han aquello que tiene cabeza. Es pues una forma d'e diferen-
suprimido claves. Los espacios blancos se han hecho es- ciar el texto: por capítulo se entiende no sólo el encabe-
tructura interna, han creado una matriz para la produc- zamiento (el principio con su numeración, título yepí-
ción del texto. Usando el procedimiento contrario, es grafe) sino la totalidad del texto así diferenciado10 .
decir, suprimiendo, no añadiendo, se ha lográdo un efec- Muchas de las ideas expuestas en esta parte se aplican
to similar al de las notas de pie de página: ampliar los al concepto de capítulo: afirma Víctor Sklovski que la
límites de la ficción. división en capítulos interrumpe la lectura y el desarro-
El arte, sobre todo el arte moderno, "tiene algo que llo de los personajes. Tales interrupciones ocurren en los
decir sólo a quien le dirige preguntas; para quien es momentos complicados o peligrosos de la trama. Al
mudo, el arte es mudo también" dice Arnold Hauser hacer esto, el novelista retrasa la solución y provoca la
(Teorz'as del arte, 45). En forma explícita, la marginalia impaciencia del lector (Sobre prosa literaria, 269).
representa esas preguntas y respuestas que se hacen desde En la novela tradicional (en especial la de viajes y
el exterior y se escriben en los espacios blancos. Y aun- aventuras), la división en capítulos separa la 'acción de
que el lector no las escribiese, estos seguirían ofrecién- -acuerdo a los lugares o a los acontecimientos. En Lazari-
dose para un diálogo permanente y siempre posible9. llo de Tormes, cada "tratado" representa un lugar. Los
Es interesante notar que el lector al' escribir en los cambios de lugar implican cambios de capítulo. Algo
márgenes, está violentando el marco del texto, hacien- similar ocurre en El Quijote: cada uno contiene el relato
do que la obra se "derrame" por esas rupturas. La obra de un acontecimiento o de una conversación. El orden
queda "abierta" en los puntos en que escribió elléctor. de los capítulo~ corresponde al de los acontecimientos.
Esto puede obedecer a deseos explícitos del au(or como En los relatos tradicionales el final del capítulo con
en los casos de Gracián y Poe; y también en TTT, en frecuencia trae el tópico del "escritor (o lector) cansa-
donde Cabrera Infante ofrece al lector varias páginas en
blanco, numeradas 261, 262, 263, bajo el título "Algu-
nas revelaciones". Son, obviamente, una invitación al
I lector a escribir tales "revelaciones".
10. El diccionario español de sinónimos y antónimos de Sainz
de Robles trae como sinónimos de capítulo "división, apartado,
9. Tal vez éstas sean algunas de las razones para explicar por título". Podrían agregarse "sección" cuando se trata de un trozo
qué el1ibro, tal como 10conocemos, no ha sido desplazado total- suficientemente individualizado, pero de una extensión menor y
mente por la televisión, el video, la cinta magnetofónica, que "tratado" como usan algunos libros del siglo XVI (Lazarillo).
I no permiten un diálogo tan intenso como el libro. Con ellos, la Más que el uso de los términos me interesa resaltar las ideas de
N'ml1n;('~r.ión verdadera. que es diálogo, no se logra en su totali- separación, de ruptura; y los espacios blancos como marcos implí-
",tr."..n tnnnc: ""no". .
Teoría de la novela 167
166 Alvaro Pineda Botero

do". Se trata de interrumpir la lectura en algún momen- pero es invisible". Es y no es. No podemos leerlo como
to culminante para producir esa "impaciencia" de que los demás, pero podemos leer acerca de éP 1.
Otro cambio interesante de la novela moderna en rela-
habla Sklovski, o, para darle al lector la oportunidad de
anticipar el desarrollo, de "crear". ción con la tradicional es el de evitar la previsibilidad del
El carnero trae algunos ejemplos: el capítulo XVi texto. Al terminar un capítulo, ya no se anuncia el tema
termina: "El año antes de 1589, a 28 de marzq del del siguiente, como en el caso citado de El carnero. Tam-
dicho año, había entrado en esta ciudad el cuarto presi- poco se inicia el siguiente con un tema conocido. El
dente, que fué el doctor Antonio González, del Consejo lector se ve obligado a aventurarse en 10 desconocido, a
Real de las Indias. En el siguiente trataré de su gobierno, buscar conexiones entre el terreno familiar que acaba de
dejar y el nuevo. Debe especular y crear una red de po-
que este capítulo ha sido largo i estará el lector cansado,
i yo también de escribirlo" (158). sibilidades. Al respecto qice Iser que suprimir la infor-
Estás divisiones producen ritmo. Hay un acondiciona- mación a la que el lector estaba acostumbrado obra
miento de la forma al tema y a las necesidades del dis- como un estímulo. "El vacío hace que el discurso subsi-
guiente vibre de vida" (The Act, 192)12.
curso que permite la predicción Y la expectativa. En
tales libros, los capítulos tienen aproximadamente la La lJ~squeda del silencio es constante en la narrativa
contemporánea, y en especial en la latinoamericana.
misma extensión. Son famosas las normas que reco-
.~,; Afirma María Vargas Llosa que "como un poema 10-:
mienda Edgar AlIan Poe: el grado de excitación que
, /' 'grado, el cuento es la blanca punta de un iceberg que
produce un buen poema no puede ser mantenido por 15.acesentir al lector, allá abajo, en las profundidades
más de media hora de lectura. De otro lado, .un poeJI1a,',
ocultas bajo las palabras, un vasto mundo misterioso
demasiado corto nunca producirá un efecto profundo:
donde bulle la vida" ("Prólogo"). La metáfora del texto-
se vuelve epigrama ("The Poetic PrincipIe", 991). En
otro lugar repite la idea de que una composición no
debe tomar más de media hora de lectura (se refiere al 11. La referencia al texto inexistente es un procedimiento que
cuento), o tener más de cien versos si es un peema Borges y Arreola llevan a niveles sorprendentes: el cuento "Tlon,
("Twice Told Tales", 979; "The Philosophy of Compo- Uqbar, Orbis Tertius" de Borges (Ficciones, 13) está basado en un
sition" 983). Me parece que estas ideas podrían aplicar- artículo inexistente de la Enciclopedia Británica. Algo similar
ocurre en "Nabónides" de Arreola (en Confabulario, 56). Un an-
se a los capítulos de la novela tradicional. tecedente ilustre es Sartor Resartus de Thomas Carlyle, quien se
En cierto momento, sin embargo, estas normas empe- presenta como "traductor" del alemán al inglés, y "editor" de la
zaron a ser subvertidas. El caso de Tristram Shandy es vida y la obra del profesor Teufelsdrock de Weissmnichtwo. Se
bien conocido: sus capítulos no pueden ser más diferentes trata de "un volumen extenso, sin fronteras, casi sin contenido
en cuanto a su tamaño. Los hay de diez y ocho páginas, formal, un verdadero océano del pensamiento", que Cadyle debe
"resumir y simplificar" para que sea accesible al lector inglés
como el XVII del Volumen II (96). El IX (Volumen IX, (Sartor, S, 6, 261).
499), tiene renglón y medio; los XIII y XIX (Volumen 12. Un efecto similar se busca con las reseñas de novelas y con
IX) son páginas en blanco (512, 513). Más novedoso los "cortos" para anunciar películas. Las escenas que se anuncian
aún, Ster'Í1e omite el capítulo 24 del volumen tV, pero son las culminantes, pero no se desarrollan. El objeto es crear ex-
hace referencia a él en el 25 (252). El 24 "está presente, pectativas parecidas a las del título.
168 Alvaro Pineda Botero Teoría de la novela 169

iceberg ya había sido desarrollada por Graciela Coulson En una línea similar presenta Vargas Llosa los cuentos
en un artículo de 1979: de Niño de Guzmán en el prólogo citado, y comenta:

Podría afirmarse, usando una imagen quizá no nueva, Hemingway.. dijo una vez que el día que ocultó el hecho
que (ciertos) relatos (latinoamericanos) construyen textos- más importante de la historia que estaba escribiendo -el
iceberg (que) no muestran sobre la superficie sino una parte suicidio del protagonista- descubrió un aspecto esencial de
de 10 que realmente son. La parte ausente corresponde, en la técnica narrativa; que escamotear o descolocar un dato
un nivel más completo, a 10 que en fonología y morfología puede ser tan importante como consignarlo. Esconder una
se llama "signo cero". causa o un efecto, un episodio o incluso un personaje, y
hacerlo de tal modo que esa ausencia, sin embargo, sutil-
La dialéctica de lo interno y lo externo, de lo presen- mente gravite sobre la historia que se cuenta y no parezca
te y lo ausente; que se manifiesta desde el nivel del fone- que la omisión es arbitraria, meramente efectista sino obli-
ma, se extiende a todos los fenómenos hablado s y escri- gatoria y natural como la oscuridad que arroja la noche
sobre el mundo (Prólogo).
tos y por lo tanto subyace en toda evaluación literaria.
Hay una lucha entre el decir y el callar, y en cada época
o autor prevalece una sobre la otra. La literatura con- Dos cuentos de Gabriel García Márquez ilustran cla-
ramente esta situación: "La siesta del martes" (en Todos
temporánea, por ejemplo, dice Susan Sontag, se carac-
teriza por una búsqueda del silencio y el empobreci- ,,_.; los cuentos, 107 y ss.) presenta la doble agresión de que
miento voluntario de las formas del arte ("The Aesthe-. ., , 'p.a sido víctima el pueblo: Carlos Centeno, amparado
tics of Silence", 3-34). Coulson, por su parte, afirma qué" por la oscuridad de la noche, trató de robar en la casa de
esta búsqueda del silencio es definitoria de la narrativa -la señora Rebeca, y fue muerto por ésta. Ahora, la
contemporánea en Latinoamérica. Sostiene su argu- madre de11adrón, y su hija, han entrado al pueblo ampa-
mento con ejemplos de las obras de Cortázar, García radas por el silencio de la siesta, con el fin de visitar la
Márquez, Borges, Quiroga, Arreola, ArIt, Rulfo, como' tumba del hijo. En ambos casos el pueblo siente que su
narradores. De Paz, como poeta, dice que valora el si- espacio ha sido violado por extranjeros. La narración
lencio hasta el punto de proponerlo como destino de la termina sin desarrollar el clímax final: el pueblo ha des-
literatura: "si las palabras han perdido sentido, ¿cómo pertado y está a punto de agredir a los intrusos. Queda
no buscarlo en el silencio?" (120).' planteado un estado de venganza a punto de ser ejercida,
Ese "decir callando" lo define Coulson como "pala- de castigo al transgresor, cuyo final probable será la tra-
bra que enmudece", "abandono, por parte del emisor, gedia. El espacio blanco se ha interpuesto en el texto, y
del acto de la comunicación". Así, la ausencia, como re- el desarrollo de los hechos debe ser continuado por el
curso literario, puede tomar varias formas: omisiones, lector. Algo similar ocurre con "El último viaje del
alusión, elipsis, litotes, reticencias, susurros. Implica buque fantasma" (en Cándida Eréndira, 61 y ss), en
donde el pueblo también está a punto de ejercer violen-
siempre un escamoteo ontológico que tiene por fin
"hacer esperar al lector una revelación que no se produ- cia sobre el protagonista, ya que éste patrocinó la llega-
ce" ("El texto ausente" 112-120)).
170 Alvaro Pineda Botero Teoría de la novela 171

da de un buque extranjero13. Análisis similares se han agradables porque vamos a estar mucho tiempo enterra-
hecho sobre La hojarasca14 y Crónica de una muerte dos" (65).
anunciada15 . Los espacios blancos, ya sea que signifiquen silencio
Carlos Domínguez Puentes, por su parte, analiza (en el tiempo) o vacío (en el espacio), son la armadura
Pedro Páramo desde una perspectiva parecida, para en dónde se instala la obra. Son también los intersticios
demostrar que en esta novela de Juan Rulfo, el silencio que permiten el encaje hacia adentro y hacia afuera, y
es la idea organizadora del relato ("La estructura del el punto de contacto del lector con el texto; huecos
silencio" 55-59). La novela se compone de 56 secciones por donde fluye el discurso, como agua que se escurre o
separadas por espacios blancos que operan como pausas rezume por la ranuras de un recipiente.
musicales: en ellos transcurre el tiempo. Estos espacios
realzan y determinan las secciones y se ofrecen como un
tiempo ficticio, paralelo al real, en el cual también suce-
den cosas, que por no estar dichas, deben ser inferidas
por el lector. En algunas ocasiones la sección se cierra
con una pregunta, y la siguiente se abre con un tema
nuevo que no responde la pregunta del anterior. La sec-
ciÓn de la página 28 termina: "¿Ya ti quién te mató,
madre?". En otros casos se trata de una revelación sor- ,"/"" ,."f
prendente: "¿ -y Pedro Páramo? -Pedro Páramo m1;!ri<)+ "

hace muchos años" (11); o : "Ya déjate de miedo§.


Nadie te puede ya dar miedo. Haz por pensar en cosas

13. Alvaro Pineda Botero, "Agresión y Poesía a propósito de


dos cuentos de García Márquez", ponencia presentada en el sim-
posio sobre García Márquez, SUNY at Stony Brook, N.Y. diciem-
bre de 1983.
14. Luis Harss, Los nuestros, 404. y Pedro Lastra, "La tragedia
como fundamento estructural de La hojarasca" en Asedios a
Garda Márquez, 38-51.
15. Angel Rama afirma que el narrador de la Crónica "se
esconde detrás de su narración": al abogar por la inocencia de los
personajes y al eludir toda pregunta sobre sí mismo, permite su-
poner que fue él quien tuvo relaciones con Angela Vicario, con lo
que se desencadenaron los hechos trágicos que llevaron al asesina-
to de Santiago Nasar. Tal suposición se hace posible por los silen-
cios del narrador ("García Márquez", 19).

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