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Alimentación, falta de energía y exceso de problemas; todo eso es lo que

rodea un gran debate de como solucionar el problema que nos aporta que el
combustible que mueve actualmente el mundo acabará desapareciendo.
Encontrar una alternativa inagotable, limpia y económica es el trabajo de
científicos, movimientos ecologistas y empresas.
El transformar cultivos alimentarios para alimentar todo tipo de vehículos, crea
todo tipo de opiniones respecto al cómo, al dónde.

¿Una solución o una nueva amenaza alimentaria?

El BIODIESEL, la alternativa al actual gasóleo de origen fósil se obtiene de


aceites vegetales (girasol,soja...), en cambio el BIOETANOL, que puede sustituir
la gasolina proviene de cultivos ricos en azúcar y almidón (cereales, maíz...).

La cantidad de coches privados que se utilizan en el mundo, comparado con la


cantidad de población que de muere de hambre, lleva a un debate donde no se
sabe que es más óptimo para nuestra sociedad, si encontrar una nueva energía
que salve el planeta o alimentar a millones de personas.

El BIOETANOL, es actualmente es el combustible alternativo más utilizado,


todos los motores de los vehículos están adaptados para su uso, se podría
distribuir en todos los lugares de la misma manera que el combustible utilizado
actualmente, todo es tener un aceptación general y que las ventajas sean
mayores a los inconvenientes y gastos.

Aquella materia prima que tantas dudas causa, se basa en los cultivos
trabajados por agricultores tradicionales, que intentan adaptarse y volver a
nacer con sus nuevos métodos y que acepten que su trabajo no valla destinado
a la alimentación sino, a los motores de los vehículos que mueven el mundo. La
rentabilidad de cultivos y el reciclaje, una elección en manos de ellos.
No todos son capaces de renovarse en este aspecto, otro inconveniente a la
creación de biocombustibles, la base.

Salto la alarma por primera vez en México, ya que hubo una crisis que
enfocaba el uso del maíz para los biocombustibles y no para la “Torta de Maíz”,
un aumento de precios y que la base de su alimentación se viera
peligrosamente atacada por las empresas que lo necesitaban para llevar
“biosoluciones”

La capacidad de pueblos para abastecerse se ve en peligro cuando desde allí,


se tiene que exportar a países desarrollados donde la necesidad no es poder
comer para vivir, sino que es alimentar a un producto que tapa una necesidad
secundaria.

Los ecologistas no defienden para nada esta postura, se oponen ya que


también basan sus argumentos en que estos lugares de los cuales se
abastecen, no son capaces una vez hecho el producto para exportar, de seguir
adelante y mejorar una economía y alimentación de manera suficiente para
tener una vida digna.
Sin dejar de darle importancia, al impacto ambiental, las especies que
desaparecen y los miles de bosques, plantaciones y ecosistemas que mueren;
sin poder recuperarse.

El encarecer productos básicos para la alimentación de diversas sociedades no


da soluciones a todos los aspectos a los que afecta el uso de esta materia
prima.

Todos los organismos internacionales dan la alarma cuando esto sucede, ya


que hay que controlar la creación de biocombustibles poniendo unas bases y
prioridades que lleguen a un equilibrio beneficioso para todos esos
encarecimiento alimenticios y ambientales.

Todos los problemas causados por la mala organización sobre la creación de


biocombustibles ha afectado en gran parte a aquellas empresas que se
dedican a ello, una gran campaña de desprestigio causada también por las
empresas alimenticias y petroleras quienes las culpan de una hambruna futura.

Las empresas afectadas no creen que ellos sean los responsables del
encarecimiento de algunas de las materias primas, sino que lo atribuyen a las
sequías y malas cosechas de los últimos años, y aunque no fuera así la mínima
cantidad que se destina a la creación de nuevas alternativas energéticas no
afecta para nada a una mayor demanda de los productos alimenticios.
Todo se basa en un negocio donde los agricultores venden al mejor postor y las
empresas suben sus ofertas para conseguir su materia prima de manera
segura.

Si sabemos que la población de los países desarrollados en un 20% de la


mundial y que consumimos el 80% de los recursos, se puede considerar una
barbaridad crear alimentos que “alimentaran” a esos vehículos de un 20%.

Todo es imaginar que pasaría si esa distancia entre países ricos, y los no tanto;
disminuye, si esos otros también pueden consumir una cantidad aproximada a
la del 20%.
Empezaríamos a ver que absolutamente todo dejaría de tener pies y cabeza
para ser completamente inviable.

Una de las marcas que ha apostado con fuerzas para intentar insertar en la
sociedad española los coches “BIO”, ha sido FORD. Aunque sólo vendió unas
2.000 unidades en España, siguen manteniendo la cantidad de ventajas que
aporta, desde una mínima emisión de CO2 hasta el permitido uso de ambos
combustibles (gasolina, bioetanol), también está el factor económico, que
aporta su bajo precio pero su mayor consumo y sin dejar de lado que no en
todas las gasolineras está disponible.

Basura, fracción orgánica, en eso se basa la planta de PERCEO para crear


biocombustibles, al no competir con las industrias alimenticias tiene una gran
ventaja, pero su gran defecto en la alta tecnología que se tiene que invertir
para crear las plantas y los sitios adecuados para pasar de una materia prima
básica a el producto final, un procedimiento caro, muy caro.
Al acabar el proceso donde la materia orgánica es trabajada, desarmada y
convertida en bioetanol se tiene como resto una gran cantidad de “lignina” que
da a su vez, la energía calorífica con la que trabaja la planta, demostrando así
que una planta con gran tecnología pero sin nada de petróleo es capaz de
crear biocombustible.
Las alternativas nos llegan a ser malas del todo para nadie, ya que hay casos
de los mismos agricultores son los que han creado una base donde se
transforma la base en biocombustible, no son muchos lo socios pero en un caso
emergente si no llegan a tener grano tendrían que importar y esto a su vez
crea un concionamiento hacia el exterior por parte de España.

Los oceános, grandes extensiones de algas creadoras de energía. Son idóneas


para explotarlas, se alimentan de CO2, se reproducen con facilidad y tienen un
alto contenido graso en su interior; no hay una gran solución si un gran precio
de coste detrás, el coste final de kilogramo de producto (que luego dará el
biocombustible) es excesivo.
El alga es una planta más, se cultiva y se procesa, pero el experimento sigue
sin ser económico, científicos se dedican en encontrar una tecnología apta para
el proceso y a su vez que abarate el coste de producción.

Una vez visto el vídeo y pensando los temas que trata y los que deja de tratar,
se puede observar que encontrar ese equilibrio entre “BIOSOLUCIONES” y
alimentos baratos, ecosistemas sanos y tecnología económica; no es para nada
fácil.
Un mejor consumo de energía lo facilitaría, pero vivimos en un mundo que está
completamente adicto a ella, aunque hay algunos que no puede permitirse el
lujo de estarlo, no es capaz de mirar hacia el futuro y reaccionar de manera
responsable y equilibrada.

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