Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
1
V. Mezger, Tratado de Derecho Penal, traducción y notas de J. A. Rodríguez Muñoz,
Madrid, 1935, t.II. pág. 102.
2
Si bien no hay duda entre los autores sobre el contenido del problema que se estudia
bajo la denominación de aberratio ictus, debemos hacer notar que Quintano Ripolles,
en sus Comentarios al Código Penal, Madrid, 1946, vol. I. pág. 21, considera,
erróneamente, que en dicha aberratio “la equivocación no está en la persona, sino en
el golpe, es decir, en el acto. Ya no es Cayo, que queriendo matar a Tito, mata a Julio,
sino que Cayo, queriendo herir a Tuto, le mata en lugar de herirle
la existencia de un caso de error. En la existencia de este error no
hay ninguna duda, pero en lo que sí hay dudas y pareceres, es en
determinar si este error, esta aberratio, afecta o no esencialmente
a la representación necesaria a todo actuar doloso.
8
Otro caso sería se el autor se hubiera propuesto exactamente, mla muerte de un
hombre cualquiera, pes entonces si que, aunque se realizara un cambio en el elemento
pasivo, la representación no sufrirá alteración y, por lo tanto, no se disminuirá la
intención en nada, ya que ésta se habrá realizado exactamente.
9
El error en Derecho Penal, Murcia, 1941, págs. 38, 51 y 57
10
FERRER SAMA, ob. Cit. Pág. 57
11
Es de aplicación aquí lo dicho anteriormente respecto a la segunda parte de
la crítica de CUELLO CALÓN a la posición de MEZGER.
PESSINA, CUELLOS CALÓN, QUINTANO RIPOLLÉS12, SÁNCHEZ
TEJERINA, y, además, FRANK, M. E. MAYER, FINGER, BELING,
LISZT-SCHMIDT y SAUER. La mayoría de estos autores equiparan
los casos de aberratio ictus a los de error in objecto, considerando
que no hay razón que justifique una diferencia entre ellos13.
Debemos hacer resaltar la posición tomada por los redactores del
Código Penal italiano, ya que es uno de los pocos textos legales
que regula los casos de error y que además lo hace con bastante
detalle. Concretándonos al caso de la aberratio ictus, es de interés
el artículo 82, que dice, en si primer párrafo, que “cuando por erro
en el uso de los medios de ejecución del delito, o por otra causa,
es ocasionada ofensa a persona distinta de aquella a la cual la
ofensa era dirigida, el culpable responde como si hubiese
cometido el delito en daño de la persona que quería ofender,
salvo, por cuanto se refiere a las circunstancias agravantes o
atenuantes, las disposiciones del artículo 60”. El artículo 60, por
su parte, dispone que en estos casos de error sobre la persona
ofendida no se apreciarán las circunstancias agravantes derivadas
de la condición o cualidad de la persona, o bien de sus relaciones
con el ofendido, con la excepción de las que se refieran a la edad,
u otras condiciones o cualidades físicas o psíquicas. Vemos, pues,
cómo, en esta reglamentación legal, se mantiene en posición
tradicional y se niega toda la relevancia a la aberratio ictus,
calificándose de dolos el resultado obtenido, como si se hubiese
cometido en daño de la persona que se quería ofender.
Debemos hacer notar, después de todo lo expuesto, que la mayor
aceptación de que goza la posición doctrinal que hemos expuesto
en segundo lugar, no debe interpretarse en descrédito ni como
causa de refutación total que la primera, defendida por MEZGER,
ya que tanto la una como la otra tienen sus puntos fuertes y
débiles. Ha de reconocerse que, si bien la que califica de doloso el
resultado parece responder mejor a los criterios que informan la
doctrina y los ordenamientos punitivos actuales, la de MEZGER
12
Este autor, si bien sin referirse exactamente a la aberratio ictus, dice que no escapan
a la acción del Derecho penal los casos de disparidad entre intención criminal y el mal
objetivo “cuando el error surge entre una voluntad inicialmente criminal y un resultado
dañoso”. Este argumento parece estar influido por el principio del versarii in reillicita, al
que nos refermos en la nota 14. V. QUINTANO RIPOLLES, Comentarios al Código Penal,
Madrid, 1946, vol. I, pág. 21
13
Se entiende que hay error in objecto cuando elk autor dirige su acción y la realiza, no
contra el objeto a que pensaba dirigirla, sino contra otro equivalente. Si el elemento
pasivo es una persona física, se denomina error in persona, y se da este caso cuando A
golpea a B confundiéndolo con C, a quien realmente quería golpear. No hay, en esta
caso, extravío en la acción material, sino un error en la identificación del sujeto pasivo.
En los casos de error in objecto es indudable el carácter doloso de la acción y en ello
hay unanimidad entre los penalistas.
valora, a nuestro parecer, de manera más técnicamente depurada
el extravío que en la aberratio ictus se produce y, además, no
rompe la relación penal nacida entre autor y elemento pasivo
contra quien se dirigía verdaderamente la acción, ya que
mantiene, contrariamente a la otra posición, la existencia de una
tentativa que aparece claramente dibujada.
14
Se refleja en esta última sentencia el influjo ejercido sobre nuestro derecho penal,
por el criticado principio del versarii in re illicita, con el que se afirma la existencia del
dolo, no sólo cuando ha existido voluntad de ejecutar el hecho criminoso, sino también
cuando al realizar voluntariamente una conducta prohibida se ocasiona un resultado
delictivo.
15
V. en nota a la traducción del TRATADO de MEZGER, ya citado, t. II, pág. 99