Aquiles Julián 1

El Activo más
Desperdiciado
en las Empresas

Cómo incorporar los cerebros del personal

a la empresa y transformarlos en una
ventaja competitiva sostenible y
diferenciadora

Nuevos Empresarios
4
 2

El activo más desperdiciado

en las empresas
Por
Aquiles Julián
Edición digital a cargo de
Colección
Nuevos Empresarios
4

aquiles.julian@gmail.com
ideaccion.dr@gmail.com

Primera edición: Mayo 2008

Santo Domingo, República Dominicana

Este libro es cortesía de:

IDEACCION
IDE
Desarrollo del Capital
Humano

Cul de Sac Vista del Cerro No. 2, Edif. Robert Collier, Suite 3-B, Altos de Arroyo Hondo III,
Santo Domingo, D.N., República Dominicana. Tels. 809-227-6099 y 809-565-3164
Email: ideacción.dr@gmail.com

Se autoriza la libre reproducción y distribución del presente libro, siempre y cuando se haga
gratuitamente y sin modificación de su contenido y autor.
Si se solicita, se enviarán copias en formato PDF vía email. Para solicitarlo, enviar e-mail a
librosderegalo@gmail.com
 3

Contenido

4 Introducción
6 Resumen ejecutivo
6 El activo más importante
7 No traemos esta competencia de fábrica, hay
que aprenderla.
7 Las personas intentarán pensar, las entrene-
mos o no.
8 Lo más importante que traen a la empresa
cada día.
9 Las competencias de pensamiento
10 ¿Cómo pensamos?
11 ¿Quiénes tienen que entrenarse en pensar?
13 ¿Cuáles son las competencias de pensamiento?
16 Los seis sombreros para pensar
17 Enseñar a pensar para mejorar el desempeño.

19 Credenciales del autor.

 4

Introducción
Durante muchos años, las empresas separaron las tareas de pensar (el
cerebro como principal herramienta) de las tareas de ejecutar (las destrezas
físicas como principal herramienta).

De hecho, mientras a los gerentes y altos ejecutivos

se les llamaba a planificar, prevenir, anticipar,
supervisar, entrenar, fijar metas y dirigir equipos,
todas tareas primordialmente intelectuales, al
personal operativo se le llamaba simplemente a
incorporar y repetir rutinas sin mayor reflexión. Y
de ahí que se le denominara “mano de obra”.

Si bien en las etapas iniciales de la

industrialización este modelo tenía una lógica, en
la sociedad del conocimiento y la información este
enfoque deviene obsoleto y perjudicial.

Ahora, cuando las organizaciones “adelgazan y se

achatan” (downsizing, resizing), cuando las posiciones intermedias
desaparecen y se pide al personal de línea que asuma responsabilidades,
que se autogerencie, que se comprometa y se eliminan puestos de
supervisión y dirección, el activo más importante con que cuenta una
persona y cualquier empresa o institución, el cerebro, pasa a primer plano.

¿Y qué sucede con los cerebros de la inmensa mayoría de las personas? Que
no han sido entrenados y disciplinados en el arte y la ciencia de pensar.

Si las personas carecen de competencias para pensar de manera eficiente y

eficaz, sin no tienen el entrenamiento y la disciplina para razonar de forma
sistemática y enfocada, si no saben escapar a los vapores de la emoción y las
fantasías de las suposiciones y apoyarse en hechos incontrovertibles, si
saltan datos y actúan impulsivamente, con la primera idea que se les
ocurra, tomarán decisiones deficientes.

En un mundo que cada vez depende más del raciocinio, de la iniciativa, de

la creatividad, de la evaluación cuidadosa, del conocimiento, descuidar el
cerebro de cada miembro de la organización es no sólo riesgoso, es apostar
al desastre.
 5

Todas las grandes tragedias, accidentes y catástrofes donde intervino el

hombre fueron productos de la incapacidad de pensar de forma eficiente,
previendo las consecuencias a corto, mediano o largo plazo, de individuos
que tuvieron que tomar decisiones.

Se puede errar por comisión y, muchas veces, demasiadas quizás, por

omisión, por temor a las consecuencias que se derivarán de una acción, por
incapacidad de prevenir o de prever las secuelas. Necesitamos personas
capaces de pensar, decidir y hacer bien ambas tareas.

Si insisto en que entendamos que en estas competencias tienen que

entrenarse todos los miembros de la organización, es por la tendencia a
subestimar los puestos de menor jerarquía, como puestos simplemente
operativos.

Todas las personas traen, de fábrica, el recurso fundamental para pensar y

tomar decisiones: sus cerebros. Esos cerebros simplemente hay que
entrenarlos, enseñarlos a separar hechos de suposiciones, a tener un
enfoque amplio de los problemas, a buscar información faltante, a hacer
hipótesis, a evaluar opciones y sopesar pros y contras, y a tomar decisiones
documentadas y razonables.

Para aprender a pensar no se necesita ser un profesional universitario,

simplemente se necesita que la persona entienda que es una competencia
que hay que aprender, que no se trae de fábrica. Traemos el hardware, el
cerebro, pero tenemos que instalar, el software, las estrategias de
pensamiento eficiente y eficaz.

Espero que el presente libro digital El activo más

más desperdiciado en las
empresas despierte el interés y la motivación para entender que, más que
la competencia, es la incompetencia interna la que nos perjudica. Que si
actuamos contra la incompetencia interna, formando, motivando y
calificando a nuestro equipo, ayudándole a desarrollar y alcanzar la
plenitud de sus talentos y capacidades, y coordinando esos talentos y
capacidades para un mayor desempeño y productividad, el presente y el
futuro de las organizaciones estará sobremanera asegurado.

Aquiles Julián
Abril 2008 ©

El activo más importante
El cerebro es un activo.
activo De hecho, es
el activo más
importante con que
cuenta una empresa,
pues el cerebro
conserva la
información relevante,
las destrezas clave, las
competencias
decisivas. El cerebro
es quien toma las decisiones,
decisiones esa
miríada de decisiones que se toman a
todos los niveles de la organización. Es
quien ejecuta las conductas y, a fin
de cuentas, es quien produce los
resultados.
Si el desempeño es importante en las
empresas, entonces el cerebro, que es
donde se generan las conductas, tiene
que ser de primera importancia. Si las
decisiones atinadas son importantes,
entonces el cerebro, que es donde se
toman esas decisiones, tiene que ser
importante.
Sin embargo, preguntémonos: ¿Qué
importancia se le concede al
entrenamiento del personal en
competencias de pensamiento en las
empresas? Indiscutiblemente, muy
poca. Se da por descontado. Se supone
que las personas saben razonar de
manera eficiente y eficaz, pueden
discriminar con claridad, emplear los distintos modelos y sistemas para
pensar, emplear la lógica y la racionalidad en su proceso de toma de
decisiones.
Es una suposición no sólo incorrecta: es suicida.
6
Resumen ejecutivo
De qué trata
De cómo las empresas han descuidado el enseñar a
pensar de forma eficiente y eficaz a su personal y las
consecuencias dañinas que se derivan de este hecho
al las personas tomar decisiones deficientes por
carecer de modelos apropiados para evaluar
situaciones y prever sus consecuencias a corto,
mediano o largo plazo, o para entender todas las
opciones que tienen disponibles.
Importancia
Todas las personas en una organización toman cada
día centenares de decisiones que comprometen en
diversos grados la productividad y la seguridad, sin
que obligatoriamente sean conscientes de las
consecuencias o de las opciones de que disponen.
¿Cuáles son las competencias de pensamiento?
La integran los modelos o estrategias para pensar,
que son seis: lógico, conceptual, analítico, creativo,
estratégico y sistémico.
Beneficios
Si una empresa entrena a su personal en estrategias
eficientes de pensamiento, las ayuda a desarrollar el
potencial de sus cerebros y aplicarlos a la resolución
de problemas o creación de oportunidades en la
empresa y su impacto en la productividad será alto.
Riesgos
Las catástrofes y errores debidas a decisiones
incorrectas o deficientes tomadas de buena fe por
individuos que creían hacer lo correcto abundan. La
idea es evitar que la empresa sea víctima de eso.
Recomendación
Entrenar al personal en las seis competencias de
pensamiento eficiente y eficaz.
 7

No traemos esta competencia de fábrica, hay que

aprenderla.
Pensar de forma eficiente y eficaz no es algo que las personas traemos de
fábrica, es una competencia que hay que aprender.

Por desgracia, la educación que prevalece en el país tampoco cuida que

estas competencias de pensar con eficiencia se adquieran al estudiar.

Los individuos desarrollan una manera de pensar espontánea, empírica,

descuidada e ineficiente.

Al evaluar situaciones, al enfrentarse a procesos de toma de decisión, esta

manera de pensar genera decisiones inadecuadas, conclusiones defectuosas,
resultados mediocres cuando no desastrosos.

Sin embargo, sabemos que la persona tenía buenas intenciones, su interés

era positivo y legítimo, es la primera sorprendida por las consecuencias
negativas de sus decisiones. ¿Por qué entonces, las tomó? Porque estaba
convencida honestamente de que eran decisiones correctas, porque no
tenía el herramental apropiado para evaluar la situación de forma
adecuada, sopesar el abanico de opciones, los distintos pros y contras, y
ponderar qué opción le ofrecía el mejor resultado con el menor riesgo.

Es decir, el empleado no ha sido entrenado para pensar con eficiencia y

eficacia. Si una y otra vez le ponemos a tomar decisiones, y todo empleado
permanentemente está tomando decisiones nos gusten o no, una y otra vez
estará expuesto a equivocarse, a tomar decisiones erróneas y perjudiciales.

Las personas intentarán pensar, las entrenemos o no

No podemos impedir que las personas intenten pensar, tomen decisiones y
actúen en consecuencia. Cada vez más, por el contrario, pedimos del
personal un mayor involucramiento, una mayor toma de responsabilidad,
los empoderamos y esperamos que se autogerencien en muchos aspectos.
¿Y cómo pueden autogerenciarse, asumir responsabilidades y aportar, si no
les enseñamos a pensar de manera eficiente y eficaz?

Si, estamos desperdiciando el inmenso potencial mental que se reúne en las

empresas al mantener procesos de pensamiento irreflexivos, espontáneos y
 8
empíricos dominando la manera de pensar de la inmensa mayoría del
personal.

Y no creamos que este mal se limita a los niveles operativos o de menor

nivel académico. Pregúntate: ¿En cuáles materias del pénsum de tu carrera
te entrenaron en las estrategias de pensar con eficiencia y eficacia?

Es una ilusión engañosa creer que nuestros procesos de pensamiento son

apropiados, eficientes y eficaces, sin que medie ningún tipo de
entrenamiento especializado para aprender, desarrollar y aplicar las
estrategias de pensamiento eficiente. Aprender a pensar es una tarea
pendiente, y sus beneficios son múltiples. De igual manera, los perjuicios
por no aprender, desarrollar y aplicar estrategias eficientes de pensamiento
son múltiples y pueden ser catastróficos.

Lo más importante que traen a la empresa cada día

Cada día, cuando la empresa (el personal) entra al lugar de trabajo, lo más
importante que traen encima es su cerebro. Allí están los conocimientos y
destrezas, la experiencia y la memoria. Y desde ese punto cada individuo
toma múltiples decisiones con distintos rangos de gravedad, desde algunas
intrascendentes a otras de gran impacto.

Esa toma diaria continua de decisión no sólo la realizan los más altos
ejecutivos. La realizan los gerentes, los asistentes, los supervisores, el
personal de línea, la recepcionista, los conserjes y el personal de seguridad.
Es una actividad continua e imparable. Lo único que se puede hacer es
enseñar a cada miembro del equipo a pensar de manera eficiente y eficaz, si
queremos reducir el impacto que las malas decisiones tienen en el presente
y el futuro de la empresa.

Si realmente entendemos que lo más importante que un individuo tiene y

aporta a la empresa como recurso es su cerebro, no será difícil entender la
importancia que tiene entrenar este recurso para que rinda su mejor
desempeño.

Si, por el contrario, damos por sentado que las personas ya saben razonar
de manera eficiente o eficaz, o que esta competencia no es relevante ni
necesaria en la posición en que ocupan, estaremos cometiendo uno de los
peores errores: el no entender que la empresa es un sistema, en que cada
 9
parte influye a través de su interacción con el resto, y que su fortaleza como
sistema depende de su eslabón más débil.

Una conserje que descuide la higiene puede paralizar una planta de

producción; un guardián que haga una evaluación incorrecta puede
producir una tragedia; un conductor que actúe de manera irreflexiva puede
ser el causante de accidentes catastróficos. Todo a causa de una capacidad
deficiente e inapropiada para pensar de manera adecuada.

Las competencias de pensamiento

Pensar es una competencia a desarrollar. Eso significa que pensar de
manera eficiente y eficaz no es algo que vamos a obtener de manera
espontánea, sin aprendizaje ni esfuerzo. Es una destreza mental que
requiere entrenamiento adquirir.

¿Por qué es importante aprender a pensar de manera eficiente y eficaz?

Porque la toma
toma de decisión (y permanentemente estamos tomando
decisiones en diversas áreas de nuestra vida profesional y personal), y la
planificación del futuro ( y continuamente estamos haciendo planes sobre
el futuro a corto, mediano o largo plazo), demandan

• evaluar opciones,
• sopesar fuentes de información,
• alcanzar una visión más amplia de las posibilidades,
• recopilar información fiable,
• discriminar entre datos,
• encontrar vías no habituales de actuar,
• ensayar soluciones no tradicionales,
• ejercer el discernimiento.

Tomamos diariamente múltiples decisiones.

decisiones Y cada decisión tiene una
repercusión positiva o negativa en nuestro desempeño y en nuestras
vidas, en nuestro futuro.

Malas decisiones o mediocres decisiones, hijas de un razonamiento

deficiente o abiertamente erróneo, pueden lastrar y dañar nuestras vidas y
provocarnos distintos tipos de perjuicios, desde la desconfianza de otros en
nosotros y nuestras posibilidades, hasta despidos, accidentes y daños a
terceros.
 10
Toda acción ha sido hija de una evaluación, de un razonamiento, de una
decisión: es decir, de un pensamiento. Y toda acción desata consecuencias
de distintos grados y calidades.

¿Cómo pensamos?
El pensamiento espontáneo o natural, aquel que no es deliberadamente
entrenado y disciplinado, se caracteriza por los siguientes aspectos:

• Empírico
• Asistémico
• Emocional
• Reactivo
• Impulsivo
• Pasivo
• Limitado

Si operamos (trabajamos) y convivimos con una persona que su estrategia

de pensamiento es espontánea, observaremos

• cómo esta persona reacciona a los acontecimientos con la primera

idea que se le ocurre,
• no evalúa las consecuencias de sus actos,
• no es capaz de ver a largo plazo a dónde conducen sus acciones,
• decide según le agrade o no un curso de acción (en vez de su
conveniencia),
• Decide según su parecer y la información de que dispone o supone,
sin evaluar fuentes, sin recopilar información adicional ni
contrastarla
• Deja que las emociones sustituyan al discernimiento
• No aplica una disciplina formal al pensar
• Se limita a lo que conoce, a sus experiencias, a lo que supone; no
explore opciones y posibilidades no tradicionales
• Se conforma con la primera solución que se le ocurre
• No realiza una evaluación de las decisiones tomadas; se limita a
justificarlas y a racionalizarlas

Esa es la fórmula del desastre

desastre.
tre Quien razona de este modo va a provocar
distintos daños debido a decisiones deficientes y luego va a pasar a
justificar, explicar, racionalizar sus decisiones y reaccionar de manera
 11
emotiva ante cualquier cuestionamiento: carece de las competencias para
poder evaluar su proceso de decisión, su estrategia de pensamiento.

¿Quiénes tienen que entrenarse en pensar?

El activo más importante con que cuenta una empresa en esta nueva
sociedad del conocimiento es el cerebro de cada persona que es parte de la
organización. Y en muchos aspectos, los cerebros de sus suplidores.

En una estructura organizacional cada vez más achatada, en que cada vez
se delegan más decisiones en el personal operativo,
operativo empoderándolo, es
importante que este personal sea entrenado para tomar decisiones
inteligentes. Estas personas toman distintas decisiones con diversos grados
de importancia, algunas de forma individual y otras por consenso. Al
aprender a razonar de manera eficiente y eficaz:

• reducirán al mínimo manejable las decisiones erróneas y sus

consecuencias,
• actuarán con mayor seguridad al aplicar un proceso eficiente de
razonar,
• serán capaces de aplicar distintas estrategias al pensar,
• podrán analizar y evaluar sus procesos de pensamiento una vez
hechos y detectar fallas

Igualmente supervisores, gerentes y ejecutivos tienen que entrenar, con

mayor razón, sus competencias de pensar de manera eficiente y eficaz, pues
la toma de decisiones en sus áreas de responsabilidad es una de las
principales tareas que tienen que acometer cada día.

Un conocimiento y una experiencia profesionales no son garantías de que

se piense de manera eficiente y eficaz. En muchas ocasiones, un profesional
utiliza como referente sus experiencias pasadas, pero la realidad cada día es
nueva: si bien muchos elementos son semejantes a otros momentos ya
vividos (lo cual puede cegarnos a las diferencias), hay otros elementos
nuevos, productos de nuevas condiciones, circunstancias o factores que un
razonamiento sólo enfocado en buscar parecidos y semejanzas con el
pasado puede pasar por alto, autolimitándonos a actuar como lo hicimos en
el pasado frente a una realidad distinta, con los riesgos que ello implica de
inadecuación y error.

En ambientes altamente competitivos hacerlo

hacerlo mejor depende menos de
equipos y tecnología, que del uso apropiado de nuestra capacidad de
pensar de manera eficiente y eficaz.
 12

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 13

Nuestro pensamiento disciplinado y entrenado puede guiarnos a nuevas

maneras de actuar con mayor productividad, con ahorro de costos, con
aprovechamiento de nuevas oportunidades, de mayores iniciativas y con un
aprovechamiento intensivo de conocimientos, experiencias y capacidades
al explotar el activo menos aprovechado en las empresas: los cerebros de
sus empleados y ejecutivos.

¿Cuáles son las competencias de pensamiento?

La humanidad, al estudiar y sistematizar las estrategias de pensamiento
más productivas en función de sus resultados, aplicadas por los genios del
pensamiento, ha ido estructurando y definiendo varios modelos de pensar.

Estos modelos o estrategias de pensamiento son maneras de abordar el

proceso de pensar, cada uno con sus herramentales propios, y ninguno
sustituye al otro: todos son útiles, todos son complementarios.

Así, tenemos las siguientes competencias de pensamiento:

1. Pensamiento lógico o convergente

2. Pensamiento analítico
3. Pensamiento conceptual
4. Pensamiento estratégico
5. Pensamiento creativo o divergente
6. Pensamiento sistémico u holístico

El pensamiento lógico
Es fundamentalmente hipotético y deductivo, es secuencial y responde a
procesos formales. Es el modelo de pensamiento más antiguo y trabajado, y
de él provienen las matemáticas. En su origen, lógica viene del griego logos
y significa “el estudio de los principios del razonamiento correcto”. Al
establecer los procedimientos lógicos de pensar, la humanidad dio un gran
salto hacia un pensamiento más racional, sensato y apropiado. Los
principios lógicos siguen siendo útiles, valiosos y adecuados para muchas
tareas, pero no es el único formato o la única estrategia posible al abordar el
acto de pensar.

La investigación muestra que la competencia de pensar formalmente es el

más fuerte predictor de alcanzar logros significativos en las ciencias.
 14
Aplicaciones prácticas:
prácticas: enseñar pensamiento causal, relaciones lógicas
entre cosas y fenómenos, relación causa/consecuencia, realizar deducciones
eficientes, aplicar razonamiento formal, prevenir distintos errores de
razonamiento o falacias lógicas.

El pensamiento analítico
Consiste en manejar la complejidad dividiéndola en sus partes, categorizar
las partes y establecer relaciones entre ellas. Todo análisis es una
descomposición de un objeto en sus partes.

Cualquier situación u objeto, al operar empleando el pensamiento

analítico, es descompuesta en sus componentes o partes. Cada componente
o parte, a su vez, es llevado a su mínima expresión, categorizado y se
estudian las relaciones de las partes con el todo, para llegar a conclusiones
válidas y útiles.

Aplicaciones prácticas:
prácticas: Descomponer un elemento complejo, incluyendo
actividades o procesos, en sus partes; analizar cada elemento por separado
en su función y aporte; entender cómo los elementos se agrupan e
interactúan.

El pensamiento conceptual
Aquí buscamos elementos de similaridad y diferencias, nuevas maneras de
pensar un fenómeno, en busca de alcanzar una idea o concepto del mismo
que nos facilite operar y aplicar a nuevas situaciones o realidades.

Implica abstraer mediante la técnica de la generalización los principios que

podamos deducir de un hecho para establecer un modelo que podamos
transferir o aplicar a otras situaciones.

Aplicaciones prácticas:
prácticas: comprender la idea general de cualquier objeto o
proceso; aprender a generalizar y elevar a un nivel superior cualquier
objeto, fenómeno o proceso; generar conceptos; reconceptualizar;
encontrar opciones y aplicaciones distintas.

Pensamiento estratégico
El pensamiento estratégico es aquel que consiste en el uso de métodos
racionales y sistemáticos en forma deliberada para planificar, resolver
problemas o en toma de decisiones.
 15

La clave en el pensamiento estratégico es la relación entre la meta

perseguida, los medios y el proceso de acción aplicada desde la situación
actual a la situación que se quiere crear o producir, así como la
retroalimentación que permita corregir desviaciones o aportar soluciones a
situaciones imprevistas.

Aplicaciones prácticas:
prácticas: entender el objetivo y propósito general de todo;
comprender la relación entre meta y proceso; ver que el todo es superior a
sus partes; desarrollar comprensión de que un enfoque limitado perjudica
los fines; entender la diferencia entre táctica y estrategia; ser capaces de
definir acciones centradas en la estrategia y los objetivos.

El pensamiento creativo
Desafiamos y provocamos a nuestro cerebro para explorar ideas, para
ensayar opciones, para encontrar enfoques imprevistos. Nos atrevemos a ir
contra la corriente, a apartar ideas preconcebidas, a violentar nuestros
presupuestos, para encontrar una vía inédita de avanzar.

El pensamiento creativo es la competencia de combinar ideas o conceptos

en forma nueva, accediendo a nuevos enfoques o soluciones. Es la base de la
innovación y el desarrollo. Es una competencia que se puede desarrollar al
abrirse a la exploración, a la aventura de pensar rompiendo límites, a lo
nuevo.

Aplicaciones prácticas:
prácticas: generar nuevas ideas y opciones; realizar
combinaciones inéditas de distintos elementos y ver qué pasa; desarrollar
flexibilidad para visualizar desde distintos ángulos y perspectivas; asociar
ideas de forma inusual; entender los distintos errores al evaluar nuevas
ideas.

El pensamiento sistémico
Exploramos las interacciones, las cualidades que emergen de estas
interacciones, las influencias que unas partes tienen sobre otras y viceversa.

Al pensar sistémicamente nos enfocamos en la realidad y en los fenómenos

como un todo, en las interacciones entre los distintos subsistemas y partes
y en las cualidades que emergen de estas interacciones.

Este cuerpo de conocimientos y herramientas se ha desarrollado en los

últimos 50 años y tiene un fuerte impacto a nivel gerencial y científico.
 16

Aplicaciones prácticas:
prácticas: Entender todo proceso, fenómeno y objeto como
un sistema; evaluar la interacción entre partes; entender las cualidades
emergentes de los sistemas; comprender el impacto que tiene un cambio en
una interacción o una parte sobre el sistema; entender la empresa como
sistema y sus distintos subsistemas; tener una visión global que prevalezca
sobre la particular o sectorial; percibir el daño que una visión asistémica
puede generarle a la organización.

Los seis sombreros para pensar

Debemos al Dr. Edward de Bono más de un importante aporte en la

disciplina de pensar con eficiencia y eficacia.

El Dr. De Bono es el sistematizador del Pensamiento Lateral o Creativo. A

la vez, es quien con más consistencia y pasión ha promovido el aprendizaje
de las estrategias eficientes de pensar, creado sistemas y herramentales
para aplicar dichas estrategias y generado todo un programa, el CoRT, para
aplicar el aprendizaje a nivel escolar.

Uno de esos valiosísimos aportes son los Seis sombreros para pensar, una
manera divertida y eficaz de enseñar los distintos abordajes que podemos
aplicar al momento de pensar.

Los seis sombreros difieren de las seis estrategias. De hecho, cada estrategia
puede ser trabajada con los seis sombreros.

Los sombreros son disciplinas. Y nos disciplinan. Distinguen seis tipos de

pensamientos:

Sombrero blanco Enfoque en datos, hechos y cifras.

Sombrero rojo Emociones y sentimientos
Sombrero negro Precaución, aspectos negativos, crítico
Sombrero amarillo Lado positivo, expectativas, esperanzas
Sombrero verde Creatividad, opciones, provocación
Sombrero azul Pensar sobre el pensar, estructurar, enfocar

Al emplear la estrategia de los sombreros para pensar, discriminamos qué

tipo de pensamiento vamos a emplear o estamos empleando. Igualmente
podemos calificar qué tipo de pensamiento ha hecho cualquier
interlocutor, entender su lógica y avanzar.
 17

Enseñar a pensar para

mejorar el desempeño
Una empresa es un sistema, al igual que
una familia, una iglesia o cualquier
institución. Y como sistema, todos sus
componentes, dentro de los cuales, el
más importante y decisivo es el
componente humano, interaccionan
uno con otro, se influyen y
condicionan.

Si un participante o miembro del sistema razona de manera deficiente,

tomará decisiones inapropiadas o dañinas sin conciencia del impacto que
las mismas tendrán en la productividad, la salud, la seguridad, etc., de las
demás personas y del sistema mismo en el que opera.

Al no evaluar las opciones de que dispone o las consecuencias de las

acciones a las que se aboca, una persona, por poco significante que creamos
su posición, puede originar grandes perjuicios involuntarios.

De hecho muchos accidentes por error humano son debidos a decisiones

erróneas que las personas adoptaron creyendo de buena fe que era la mejor
decisión que tenían disponible.

Al enseñar a todos los miembros de una empresa a razonar con eficiencia, a

evaluar cualquier hecho o cualquier situación aplicando distintas
estrategias de pensamiento y a discernir las opciones posibles, los cursos de
acción probables, sus pros y contras, para tomar una decisión documentada
y pensada con eficiencia y eficacia, incluyendo una evaluación del impacto
de las consecuencias de la decisión tomada a corto, mediano y largo plazo,
se reducen las malas decisiones y su impacto, se tienen opciones
correctivas y cursos de acción alternativos, se enseña a cada persona a
compartir su enfoque y a estar abierto a la discusión sana y productiva del
mismo, y se favorece el desarrollo inteligente de cada miembro del equipo,
entendiendo que la fortaleza de un equipo la da la de su eslabón más débil.

Todos los cerebros son útiles y necesarios en una empresa y todos deben
ser entrenados y habilitados para pensar de manera inteligente, eficiente y
eficaz.
 18

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IDEACCION
Instructor: Desarrollo del Capital
AQUILES JULIAN Humano.
Master en PNL,
Accelerated Learning y
Neurocompetencias.
 19

Credenciales

Aquiles Julián
Formador empresarial, especialista en mercadotecnia
integrada y gerencia, programación neurolingüística,
PNL, coaching, recuperación de impagados y
desarrollo de equipos de alto desempeño.

Formación
Formación profesional en psicología, mercadotecnia y
gerencia.

Ha sido gerente en importantes empresas nacionales, entre ellas McCann-

Erickson Dominicana, Retho Publicidad, Banco del Comercio Dominicano,
Laboratorios Rysell, Refrigeración Antillana, Publicitaria del Caribe,
Sistema Creativo, Latina Publicidad y otras. Se ha desempeñado
igualmente como consultor de mercadeo para Muebles de Oficina OMAR,
Fábrica de Colchones Rex, Herrera Pérez & Co., Tecnoimport y otras
empresas.

Fue catedrático de las universidades APEC, INTEC, UCSD, Universidad

del Caribe y de los monográficos de mercadeo de la UNPHU.

En 1993 fundó Maxiventas, S.A., la primera empresa dominicana

especializada en mercadotecnia integrada. En el 2001 se fusionó con
Optimus, Colombia, para crear la empresa de formación de capital humano
dominico-colombiana, IDEACCION, S.A., de la cual es facilitador.

Es instructor empresarial también de Worldwide Training, Motivation

Team, Motiva-Te, Alliance Business Solutions y The Marketing Workshop.

Sus últimos entrenamientos y certificaciones realizados han sido en

Gestión por Competencias con Martha Alles Capital Humano, en Terapia
Cognitiva con The Beck Institute, entre otros.
 20

Colección
Nuevos Empresarios
©2008