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Cuaderno

Genio y Locura

Es frecuente asociar al genio con la locura sin tener claro el


motivo por el cual esta asociación se produce. Generalmente se
sospecha que tras la locura existe una especie de genialidad,
algo así como que ese loco tiene algo de genio y, si no hubiera
enloquecido, podría haber llegado a realizar cosas asociadas con
la genialidad. No, no es así, es al revés, el genio tiene un
elemento en común con el loco, ese elemento es lo que le
permite ser un genio, pero claro, además, posee el talento para
aprovechar lo que en el loco lo lleva a la locura. Debo destacar
algo, no todos los genios están asociados a la locura, ya que
algunos son bastante tranquilos. Bueno, acabo de revelar parte
de la respuesta. El elemento que lleva al genio a realizar cosas
geniales es la emoción intensa, una emocionalidad fuerte muchas veces conflictiva, que en
ocasiones puede conducir al genio a la locura pues el yo de ese genio no puede manejar
emociones tan intensas y se desintegra. En el loco ocurre lo mismo: intensas emociones
que no puede manejar terminan por desintegrar su personalidad. Mencioné genios
tranquilos, sin embargo, que sean tranquilos y equilibrados no implica que no estén
movidos por emociones fuertes, por una gran pasión que los sostienen en una cierta
dirección creativa. Sin una intensa emoción-pasión, nada grandioso podría realizarse. La
medida de un hombre puede ser la intensidad de la pasión que lo mueve a hacer cosas.
Claro, a veces esa intensa emoción, cuando es dolorosa, conduce a la persona hacia su
interioridad, en ese caso puede revelarse a través del arte intimista. Se dice que el arte
cura, y si lo hace, lo hace en la medida que permite canalizar esa intensa emoción
dolorosa, y, durante la expresión de la misma liberarse de ella. A veces funciona, otras
veces no. De cualquier manera, si alcanzan el rango de genios para nosotros, alguna obra
habrán realizado para que así lo creamos. No hay genio sin obra. Así que para sintetizar,
debería decir que las obras de los grandes genios fueron la expresión resultante de
intensas emociones creativas. Una gran obra es la respuesta a un gran problema, hace
poco leí a Schopenhauer donde decía que cada gran obra de arte constituye una respuesta
al problema de la existencia, y sospecho que es así, que cada gran obra -aunque no sea
artística- constituye una respuesta al problema de la existencia. Recuerdo que Borges
asociaba la literatura al soñar, como si fuera una prolongación del soñar. Pienso que así
como en el sueño -que constituye una forma de pensamiento muy primitivo de resolución
de problemas- se trata de resolver las tensiones emocionales, muchas veces del día
anterior -por este motivo siempre se encuentran los llamados restos diurnos- en las obras
de arte ocurre lo mismo: se trata de resolver a través de un trance creativo similar al
sueño, y en forma simbólica, las tensiones emocionales surgidas del vivir del artista, y,
cuando este artista capta las tensiones de su medio logra representar las tensiones
colectivas y su obra se convierte en un clásico. La emocionalidad del artista nace de una
gran sensibilidad, mientras que la emocionalidad de los grandes emprendedores nace de
una intención de dominar su medio, de adueñarse de él. El emprendedor es un
conquistador y las emociones que lo dominan son de un tipo distinto a las del artista, pues
éstas nacen de una gran sensibilidad a su medio, de aquí que es más frecuente encontrar
distintas formas de locura en los artistas, mientras que en los grandes emprendedores no
es tan frecuente pues poseen un yo más fuerte. Claro, no siempre el arte nace del dolor,
también puede nacer de la vitalidad. En realidad cualquier emoción puede canalizarse a
través del arte, el amor ha sido siempre uno de los grandes motores en las creaciones
artísticas, el sentimiento religioso también, hasta la guerra lo ha sido por milenios en
pueblos con tradición guerrera. Todo lo que emociona al hombre puede canalizarse a
través del arte.

Fuente: Genio y Locura


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