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Exper : por d De David Easton en esta biblioteca Enfoques sobre teoria politica Esquema para el analisis politico David Easton Amorrortu editores Biblioteca de sociologian A Framework for Political Analysis, David Easton (© Prenticeall, Inc, 1965 Primera edicién en castellano, 1969; primera reimpresin, 197 segunda reimpresin, 1976; tercera reimpresion, 1979; cuast reimpresién, 1982; quinta reimpresion, 1989; sexta reimpresion, 1909; séptima reimpresion, 1996; octava reimpresin, 1999 ‘Traduccién, Anibal C. Leal Revisién técnica, Ricardo Murtagh Unica edicién en castellano autoraada por PrenteFfall Inc, Nues Jersey, y debidamente protegida en todos los paises. Queda hecho ‘depésito que previene la ley n® 11.723. © Todos los derechos deb cedicién castellana reservados por Amorrortu editores SA. Paragus 1925, 7* piso, Buenos Aires. La reproduccién total 6 parcial de este libro en forma idéntica: modificada por cualquier medio mecinico o electrénico, incluyer do fotocopia, grabacién o cualquier sistema de almacenamientos recuperacién de informacién, no autorizada por los editores, vok derechos reservados. Cualquier utlizacién debe ser previament solicitada. Industria argentina, Made in Argentina, ISBN 950-518.025-X Impreso en los Talleres Grificos Color Efe, Paso 192, Avellaneds provincia de Buenos Aires, en abril de 1998. ‘Ami madre y Sra. J. Prefacio Exte libro forma parte de un grupo de cuatro voltimenes sobre teorfa politica de orientacién empirica; The Political System fue el primero que se publicé. En él sostuve que @ebiamos revisar a fondo nuestros conceptos sobre la tarea que compete a la teoria politica; en aquel momento, el domi- nio de la teoria historica y ética habia contribuide a eliminar ls pequefios brotes de teoria empirica que aparecieron antes de la segunda guerra mundial. Desde su publicaciés. se ha ‘welto innecesario insist sobre cllo: la teoria empirica ha ido creciendo paulatinamente y promete hacerlo a un ritmo ‘mucho mayor en el futuro, Alarribar al término de The Political System me compro- rmeti a seguir trabajando en una teoria sustantiva de Ta vida politica, y la presente obra es una realizacién parcial de mis ideas bisicas de entonces. Pero si en aquella época crefa gque la tarea podria completarse con otrot das libros, mas tarde se torné evidente que se necesitaban por lo menos tres. Esta obra, la segunda del mencionado proyecto, retoma Jas conclusiones de Ia primera, e intenta exponer Io que fenuneia su titulo: un exquema para el andlisis de los sistemas politicos. Establece el molde dentro del cual podria vaciarse tuna teoria sustantiva de la vida politica. La denominacién mds adecuada seria anilisis sistémico, pero es preciso tomar esta frase con gran precaucién, pues su significado presenta ‘muchos matices; el que le serd atribuido en esta obra se debe erivar operacionalmente, es decir infiriéndolo de modo ex- clusivamente del texto, y no de los significados diversos que se le dan en la totalidad de las ciencias que se ocupan de sistemas. Not hemos propuesto desarrollar una serie intograda de categorias de fuerte relevancia empirica que permita inter- pretar la vida politica como un sistema de conducta. Comen- zaremos por identificar y detallar los supuestos subyacente en dicha interpretacin. A partir de ellos construiremos luegs tuna estructura de conceptos. Pero debemos prevenir al lett contra la tentacién de buscar algo mas que una indicacie esquemética en lo que se refiere a su aplicacién prictica ‘Aqui nos hemos limitado a Tevantar el andamiaje més « cueto posible; en una tercera obra que en breve seguir a Gta, nos proponemes poner en prictica estos conceptas Esta introduccién, sin embargo, demostrard muy pronto que nuestra intencién es revelar los procesos bisicos por la que un sistema politico, prescindiendo de su tipo genéria © especifco, puede persistir como sistema de conducta en un mundo de estabilidad 0 de cambio. Indagaremos lo qut habremos de lamar los procesos vitales de los sistemas pol- ticos como tales, no los exclusivos de un tipo determinads de sistema (democratic, dictatorial, burocrético, tradicional, imperial, ete). ‘También se advertiré que nuestra atencién se ha de centrat en gran parte en los procesos de los sistemas, no en las for ‘mas extructurales mediante las cuales se satisfacen los reque rimientos de estos procesos. Nuestra necesidad de entende: Jas estructuras es vital, pero creemos que solo pueden ans Tizarse con éxito tras haber establecido cabal e inequivoca ‘mente las funciones caracteristicas de los sistemas politico: Proceder de otro modo equivaldria a poner el carro ante un caballo inexistente. De ahi la exigencia de una obra teérica final, la cuarta, en la que estudiaremos las categorias indi pensables para entender las variaciones de estructura. En un articulo anterior, “An Approach to the Analysis of Political Systems”,* enunciamos en breve esbozo los concep- tos fundamentales de este libro. Dos circunstancias posterio ret a su publicacién nos alentaron a continuar con la lines de pensamiento expuesta alli por primera vec. En primer lugar, el articulo fue prontamente reproducido en varias co lecciones de estudios sobre ciencia politica y sociolégica, y para los lectores extranjeros en Americana (1956-7) y en la edicién italiana de The Political System, En segundo lugar, ‘me causb satisfaccién ver que, en unos pocos afios, los trata: istas consideraron estas ideas Jo suficientemente interesan- © World Politics, 9, 1987, 903-400, tes como para aplicalas en forma abundante en ss propias Investigaciones emplricasy tera. Gracias asta acogida fivorable que avo sii pessamiento en una fase tan tem prot dest desareollo, lo que dré en exe libro ha perdido forte de la novedad que de lo contraio tenia. Pero en {ompensacén por ell dispongo de una gran cantidad de Splcaciones y verifacionesineiperadas de oneeptos muy Stiles a Jos que propuse, material gue ula como lustraion tanto en ete bro como. en préximo* Dene paca. el ancl acid y alguns duos en que desnrolléyapliqué partes del mismo esquema, sr despertsalgin interés por ls fuentes de este metodo. Las {aces de las fens estin tan delcadamenteentrlazadas que Tinenudo desaftan toda clasiicacion precin, No es de ex traar, puss, que algunos comentarios sparecidon con poste foviad hayan peoducido cera cesorientacia, unque en socologia y en economia et coneepto de “ste ina" ocopa un lugar prominent, intrpretaramos erénes- mente eas dsciphinas st intentramos identficar sus pers eetivasteérieas con la que desarollaremos en exta obra. Es * Con respecte a “demandas” en particular, véase M. Weiner, ‘The Poliie of Scarcity, Chicago, University of Chicago Press, 1962, ip. eap. 2; T. Parsons, "General Theory in Sociology" en’R. K- Mniom L. Broom y L. 8, Cottrell, (h.}, complladores, Sociology Foden,” Nueva York, Batic Books, Inc, 1958, ‘pigs. 9-38, esp. pls. 19; también . Parsons, “On the Concept of Political Power” Proceedings of the American Philosophical Society, 107, 1963, 282- 62, cp. pig. 294, Sobre el empleo tecnico de “demandas” y'otror Eoncepton, como “inguttot”, "productos" y “conversion, y algunas formas dé modelo de sstenay vee, ene eto, G, A” Almond “A"Fusetional Approach to Comparative Politics” G. A. Almon YJ. 8. Coleman, comp, en The Politics of Developing Areas, Princeton, Princeton University Press, 1960, pigs. 306, esp. pis U-lT; G. A. Almond y 5. Verba, The Clete Culture, Princeton, Princeton University Press, esp, pdg. 15; J. C. Wablie, H Eulau, tte, The Legilative ‘System, Nueva. York, John. Wiley & Sons, The), 1962, cap, 1; We C. Mitchel, The American Paltty, Nueva York, The Free Press of Glencoe, ine, 1962, exp. cap, 13. No se puede decir que otrot ettudions Interpretaran siempre los conee {or del misma modo en que apatecieron en el articulo de World Potties de 1957; pero sl en una forma bastante semejante, lo que fon aurea spor una conjuncién o convergencia de pres. desde el mento de publicarse The Political System en 1953, u natural que haya duplicidad y desarrollo. Nadie quiere (i. podria, probablemente, aunque lo quisiera) ignorar o desie fiar sus aportes para la comprensién del funcionamiento & los sistemas sociales. Pero el enfoque sistémico que detallar se inspira principalmente en otras fuentes, El modo mi resumido de deseribirlas es decir que son las ciencias de se ‘mas, a veces caracterizadas mis estrictamente como ciencia, de las comunicaciones. Representan los productos de la volucién tedrica més reciente en la conceptualizacién &: sistemas, una revolucién que va mucho més alld del desaro! lio cortiente de este tipo de pensamiento en la sociologia la economia. El simple hecho de que yo hable de insuma ¥ productos, por ejemplo, no se debe interpretar como qa adopto el andlisis de insumo-producto tan conocido por it estudiosos de la economfa. Pronto advertira el lector que toda emejanza es en realidad en su mayor parte, una men Pero como previne antes, no fue posible apoyarnas, para ¢ fequema que aqui se detalla, en un modelo elaborado; tam poco serviria tomar eclécticamente préstamos de divers cenfoques sistémicos. Era preciso crear una nueva estructunt coherente de conceptos que se amoldara al tipo de sistens que la vida politica constituye. Quizh la descripcién del medio institucional donde se form en parte mi pensamiento ayude a esclarecer por qué razones asocié mis intimamente mi método teérico con las ciencia de sistemas en general que con cualquier otra ciencia e particular, social o natural, que para el caso es lo mismo ‘Aunque ya estaba experimentando de leno con mi propit variante de andlsis sistémico —la que considero més ade cuada ala materia de la politica—, fue mi participacién en tun grupo interdisciplinario de extraordinaria.envergadun reunido en la Universidad de Chicago, el Comité de Cies- cias de la Conducta, lo que me ayudé a apreciar mejor lat valiosas ideas que ofrece el método general de las ciencias de sistemas, y a acrecentar mi comprensién de él. Dicho comité se cre6 en 1951, principalmente por iniciativa de James G. Miller (presidente en aquel momento del De partamento de Psicologia de la Universidad de Chicago) para dedicarse a un estudio prolongado e intensivo de ls 12 problemas comunes en un enfoque sistémico, considerado, Uesde el punto de vista de todas las ciencias, fisico-naturales, tioligicas y sociales.* Gracias a Ia sabiduria y espititu pre- sisor de Ralph W. ‘Tyler (entonces Decano de la Divisién de Ciencias Sociales y actualmente Director del Centro de Estudios Superiores de Ciencias Sociales) y del Dr. Lowell T. Coggeshall (entonces Decano de la Division de Ciencias Biolégicas y actualmente Vicepresidente y Fideicomisario de a Universidad de Chicago), obtuvimos una serie de locales para nuestras actividades. En ellos nos reunimos todos los fmartes durante unos dos afios; pastbamos alli el dia entero; el almuerzo era preparado en muestra propia cocina, insta- lada en uno de los locales. Con muchos de los principales. ‘miembros del Comité continué colaborando un aio més, enel Seminario de Teoria del Instituto de Investigaciones Sobre Salud Mental, de la Universidad de Michigan. Para intervenir en este Seminario, heredero del anterior Comité, siajaba desde Chicago a Ann Harbor una vez por semana. ‘Tras subsanar algunas dificultades iniciales debidas a la dife- tencia de idiomas, perspectivas y expectativas con respecto al método —conceptos comunes para fenémenos diferentes, Conceptos diferentes para fenémenos casi idénticos, impor- tancia variable asignada a la necesidad de cuantificar al principio y no sobre la marcha— nos dedicamos a examinar lo que pronto nos parecié a muchos evidente: las perspec tivas de un andlisis sistémico sirven para unir todas las ciencias, naturales y sociales, hacen posible y provechosa |i comunicacién entre elas y originan problemas comunes {que el examen interdisciplinario puede ayudar a. resolver. La experiencia en este Comité fortalecié mi conviccién de a Nees, Got ol arte et ae Ee es Ee Ee, cose, ea ome Macatee : nc et rai Rae ogi heer tol See Rape, Mtn Ros i ih Siro Wathen ep Ee te ae ae a te oe i Se Sanaa ne utieron en calidad de {que la labor continua dentro del marco de referencia sit témico moderno es plausible y fructifera. En un plano més personal, deseo expresar mi, agradec: miento a John R. Platt, del Departamento de Fisica de Universidad a que pertenezco, por las numerosas conver saciones que sostuvimos sobre la investigacion de sisters y también a Donald W. Fiske y John M. Butler, del Depar famento de Psicologia, por nuestras ocasionales. aunque estimulantes discusiones. El constante intercambio de ides) con Leonard Binder, de mi propio Departamento, en nues| ‘xo compartido Seminario sobre Cambio Politico, las com versaciones mantenidas con mis ex colegas Myron Weize| y David E, Apter y los esclarecedores debates, lamentable! ‘mente poco frecuentes, con Karl W. Deutsch, Heinz Ealzu Bertram M. Gross, George Modelski y David J. Singer, m fueron también de gran utilidad. Ademas, Lawrence Senesh de la Purdue University, aclaré el afio pasado algunas & mis ideas gracias a su conviccién de que los conceptos bist os de las ciencias sociales pueden ser traducidos en un les guaje suficientemente simple como para tomarlos acce sibles a la-ensefianza sistematica en los grados inferiores de Ta escuela elemental. El ha demostrado que esta tarea 6 enteramente factible. Debido a que mis ideas fueron adquiriendo forma en eursa Y Publicaciones a lo largo de varios afios, numerosos gradu dos, algunos de ellos auxiliares mios y todos actualmente eat responsabilidades propias en la docencia, la investigacin « otras actividades, contribuyeron a su desarrollo, Lo hicieros a.su manera, adhiriendo fielmente al cédigo cientifico de k duda, la objecién, el perfeccionamiento y la reconstruccién Deseo mencionar especialmente a Ellen Samuels Baar, Re ginald Bartholomew, Peter Clark, Jack Demis, Roger D. Masters, John D. McGaffrey, Tadao Okamura y Arist Zolberg. Por iilkimo, deseo agradecer Ja asistencia financiera y ‘oportunidad de poder dedicar tiempo a ciertos aspectos & la investigacién que me ofrecié el Comité de Investigacions de Ciencias Sociales, de la Divisién de Ciencias Sociales de Ja Universidad de Chicago, como también la Ford Research Professorship in Governmental Affairs (Beca de investigaciés 4 en asuntos gubernamentales), que me concediera la Funda- cién Ford en 1960-61. Las ventajas que me proporcioné el hhecho de ser miembro del Centro de Estudios Superiores de Ciencias Conductalistas de Stanford (California) fueron incalculables. Mi esposa participé, como de costumbre, en el desarrollo de las ideas contenidas en este libro y en la correccién y revisién de los sucesivos borradores. Razones de indole convencional me impiden expresar en su verdadera medida el valor de su continua ¢ intensa contribucién intelectual durante afios. David Easton 15 1. Teoria e investigacion de la conducta Este libro tata sobre un neo tga de enfogue teérico para tVandiss de la vida poles, modo que a falta Je un | monbre mis derive, pdiia Insc onde itomico. Iiccccin del and stemico como enfoqu principal de te teoria pli refi slo onn chi miichay enatoias | dnitetvas ponies paca constnu una tora plea ge teal! Pero se tata de una ene que nos petite apo Sechar una rotoluionconceplual ya uy svaanda, 0 010 {varias cipina conesat sno también en lat clencat | tarts y biolégeas | Stmpre resulta viable tomar el aparto conceptual de otras | Ghcpinas y aplcaro analgiamente a lor Gator de un | Véanse también los siguientes enfoques: G. A. Almond, “A Func- ional Approach to Comparative Politics” en G. A. Almond y J. 8 Coleman, compe, The Poitier of Developing Areas, Princeton, Prin. (eton University Press, 1960, pigs 3.66; K. W. Deutsch, The Neroes Sf Government, Nueva York, Free Pres of Glencoe,’ Ine, 1963; SN. Blenstads, The Political Systems of Empires, Nueva York, Free Press of Giencoe, Tac, 1963; C.J. Friedrich,’ Man and Hit Souerament, Nueva York,” McGraw-Hill Book Company, 1963; IUD, Lamwell y A. Kaplan, Power ond Society, New Haven, Yale University Presn 1950; H. D, Laswell, The Decision Process: Se- can Gategories of Functional Analysis, College Park, University of Maryland, Bureau of Governmental Research, 1956; W. G. Mit ‘hel The American Polity, Nueva York, Free Pres of Glencoe, Ine,’ 1962;"y varios articulos vobre politica de Taleott Parton por ejemplo “eVoting> and the Equilloriuin of the American Po: fica System” en Burdick y AJ. Brodbeck, comps, American Voting Behavior, Nueva York, Free Pres of Glencon, Tne, 1939, plas, 0-120; “On the Concept of Politesl Power", “Proceeding? the Americen Philosophical Society, 107, 1963, ‘pigs, 252-68; "On the Concept of Influence”, Public Opinion’ Quarterly, 27, 1863, pigs. 37-92, y “Some Highlights of the General Theory of Action” en R. Young, comp, Approaches to the Study of Police, Evanston, Iinois, Northwestern University Pres, 1958, pigs, 262. 301, Se Rallara Una interesante exporiciin de los problema actua- 7 I campo diferente, Aunque no se llevara més lejos el inne ‘esto podria ser muy ditil como estimulo para la investiga: tebrica de la politica. En la historia de la ciencia, la analor y la metéfora sirvieron mas de una vez como fuente & hhuevas ideas y de transformaciones fundamentales del pe} samiento, La ciencia politica tom6 constantemente en pré| tamo modelos de andlisis de otros campos? En lo que atafie a la teoria politica, estamos en Ia actualid Aispuestos a ir mucho més alli. Pademos explorar los ln rientos bésicos de una estructura conceptual fundada en adopcién y adaptacién especifica de andlsis sistémicos pan la comprensién de la vida politica. Como debe ocurrir cx: todo esfuerzo genuino para edificar sobre conceptos tomade de otros campos y perspectivas, la investigacién.teérica e términos de sistemas adopta en este proceso muchas dimee| siones nuevas, y los conceptos antiguos adquieren nuevo co tenido, a menudo imposible de reconocer. Aunque el andi) Sstémico —adaptado a los fines dela investgncin social) ppermanezca en definitiva dentro del mismo terreno concep tual en que se formé, al final de nuestro examen encontes! remos que ha avanzado en nes sustancialmente die tintas, Los estudiosos de las ciencias naturales y bioldgice ya no se sentirin en su elemento en él, aunque bien puede ser que les suscite recuerdos vagos y_nostilgicos de urs patria conceptual que alguna vez conocieron, En este libro intentaré trazar un mapa del nuevo terren, Jes de la teoria politica en J. G. March, “Some Observations ot Political Theory" en L. K- Caldwell, comp. Politice and Pable Aifeir, Bloomington, Tadiana University, 1962, pags, 121-38 2 Véase M. Landau, “On the Use of Metaphor’ in Foiitical Analy is", Social Research 28, 1961, pigs. 331-55, esp. pig. 353, done ‘l autor llega a esta conclusén: “La ciencia politica recurs em. prea metiforas, ayanz6 de Jo conocido a lo desconocido, Lor ax Ertcan el uso de “modelos” deben comprender que también cl Decestan usarlos, Por consiguiente, gran parte de la controverss fobre el uso de modeloe earece de razén de ser. La opeién no entre modelos y no modelos, sino entre una conciencia critica de fa empleo y una aceptacién’acrtica. El. uso abierto © “higiéaico™ fe ‘modelos podrd ono. ayudarnos’a formar una teoria polities, ‘mplricamente sélidas pero no evitard correr muchos de los rest ‘que asumimos con las metdforas solapadas, implictas yentume das que se suclen encontrar en lor tratador de ciencla politics 18 eee Cee en ee odie Set hs Se ree ae ane La revolucién en la teoria politica te Sera ce a oe Se te gine oe ole earl pl eo dcarae Se a rt Sela ead Cee ee ie da Seceen Mee ha en ee politica misma y de las clencias sociales en su totalidad. Pero Pe ee a ee Se int cen custo cae oe sgn debe fur ae SO ean ae a Te en eae ce ee as note rn ey li es eae i ede ou Se ia wend roeEe on bo ange Me Te a ers pe 4 D, Easton, The Political System, Nueva York, Alfred A. Knopf, Inc, 1958 19 tado, para su investgacin y estudio serio, nuevas estructus conceptuales, de variable clarida. “Todo esto ha ocurrido bajo el signo de wn sismo inteleets que ha sacudido a todas las ciencias sociales, yale Gurante un tiempo se denominé enfoque conductalsz (behavioral approach). La nueva teoria, que Tuch6 por ve la luz-en la ciencia politica durante toda una década y qe} solo aliora comienza a tener vida propia, et en gran pat! hija de este cataciamo. Su feliz nacimiento promete, a5 vex, dar mievo rumbo e inspiracién al método conduct} Tista, Siendo producto de este movimiento y estando vin Jada al, 1a teoria politea ‘de orientacién empiria dlenoaina a menudo teoria. conductalsa i Para evaluar el papel que Ia nueva teoria comena® a de fempefiar en la orietacién y el progreso de la ciencia po tica, y comprender hasta qué punto eit inextricablemen amalgamada oon el crecimiento de a conducta politica com Imétodo distintivo de. invesigacién, interesa estudiar « significado de esta gran revolucién,” Qué se entiende px! invesigacién de In conducta con wespecto a la vida Idea? La respuesta a esta pregunta revelaré el papel ce tral que esté cumpliendo la teor.a de orientacién empia cn la transformacién de la ciencia politica, y ubicaré e| tin contexto mas amplio uno de los enfoques tendients + Gesarrolio de’una teoria general: el del andlsis sstémic La investigacién conductalista como movimiento seria muy arduo llegar a un acuerdo con respecto a quiénes, entre los especialistas de la ciencia politica, deben identifi- ‘arse como investigadores conductalistas, es decir, con res- ecto a quienes son los miembros auténticos del movimiento ‘sus adeptos legitimos. En segundo lugar, hallariamos tam= bign franco desacuerdo sobre aquello que se debe acentuar fen una investigacién conductalista, o sea sobre su natura lesa como empresa intelectual, Examinemos el primer punto, Los criterios para determinar la pertenencia al movimiento son tan vagos y ambiguos como borrosos y discutibies sus limites. Al igual de lo que ocurre fn la mayor parte de los movimientos sociales, a pertenencia, | no consiste en integrar una organizacién formal sino en sen- tir que se participa de una misma orientacién, que se poseen ideales y supuestos semejantes, que cada cual respeta los imtereses del otro, que se busca ayuda y apoyo reciprocos o se acepta un liderazgo comin, Sin embargo, ciertos simbolos materiales y pautas de con- ducta distinguen efectivamente el citado movimiento, Sus adherentes escribieron para un nimero limitado de publi- caciones periédicas,* ¢ incluso lleg6 a producirse, en forma inesperada, una cierta especializacién en la eleceién de las casts editoras de libros. Aunque el movimiento no crista- lizé nunea en sentido formal, hay estructuras como los Gomités de Conducta Politica y de Politica Comparada el Consejo de Investigaciones de Ciencia Social, que pro- porcionaron, de alguna manera, un ncleo institucional, al ‘menos en estos dos campos. Por otra parte, hace ya algtin tiempo los sentimientes de los adeptos se encendieron lo su- ' ficiemte como para discutir Ia converiencia de establecer 1a conducta polticn representa a a ver ua tender Stdecual’y ln movirenoacadénico conc Cr tomvonte ivelecual se la puede detect en muchos ea Giopor de in pita, al menor en cert grado; como mov ‘Bint, sus aepiee patios icondiinals son mi tnmos soe indadable, al tespectconcordarian pw Bablemente con nosotros quienes comparten, de una & 0 Tune, ete punto de vista. ero el eng et tan met J ns lnies tan mal definite qu diflinente pueda al Tare conten sobre aut aspecion postven En Brera 20 instituciones propias, por ejemplo un periédico u organiza- cién especial A diferencia de lo que ocurrié en psicologia, ‘psiquiatria y otras ciencias, en que a partir de una asoci ‘én inicial se escindieron otras de puntos de vista di sentes, de la Asociacién Norteamericana de Ciencia Politica, 4 Por ejemplo Public Opinion Quarterly, World Politics, American Behacioral Scientist y Behavioral Science 3.Cieo justo aclarar que el American Behauioral Scientist (antes PROD) ‘se fundé en Is atméslera ereada por estas dscusiones, Por inkiativa de Alfred de Grazia y bajo su responsabilidad, ‘no surgié ningiin grupo que diera expresién institucional} ‘nuevo enfoque, La Asociacién demostr6 ser lo bas flexible como para adaptarse con la velocidad necesaria cardcter cambiante de este campo de estudios" Pero estos simbolot materiales proporcionaron un vi Aemasiado informal con el enfoque conductalista, yf demasiado fragmentatios y de aleance limitado como servi a satisfaccién de foco central del movimiento consecuencia, éte siguié en un estado muy rudiment incapaz de originar una verdadera ortodosia 0 doct inviolable, Es asi como la profesin de la ciencia poli se salv6 del trauma de los cismas inesperado costo! Los “titulares” talista no se pueden distinguir con faclidad de los que simples “compatieros de ruta”, simpatizantes tolerantes, tidarios ocasionales o erfticos ambivalentes. Es posible 9 Jos tradicionalistas consideren a un autor como pertene al campo antagénico, y al mismo tiempo este tiltimo To desautorice basindose en razones diametralmente opues La ambigiedad procede tal vez de la naturaleza del cof promizo que se exige de un conductalista, Este no esti Yado 0 incapacitado, por el solo hecho de sero, de contin! ‘con investigaciones tradicionales siempre que las conse! necesarias y apropiadas, como ocurre en el estudio de k! Telaciones entre insituciones, El método conductalista &! mostré poseer su mayor fuerea en investigaciones relatvasd individuos (especialmente en sus relaciones cara a can} (©. un tipo de conducta colectivo como la votaciéa estructura y procesos internos de pequeios grupos y orgac| zaciones, y ciertos aspectos de comunidades bien definds representan el Ambito més amplio para el que se crest, teenies perfectamente conclables con las supueras del ed ductalismo. Esas técnicas son menos confiables y sus resi} tados menos valederos si se aplican a las relaciones ent; 6 Bato tene u historia, que srt interesante investigae para ca! render como una Gsiplina log enfrenar con éxito los cabs Enns cbjetvor y métodon, adaptacién queen modo puede dar por detcontada. En eau hutoriadesepe mal Encl Evzon M. Kipatiek, Director Bjecutivo de Te, Amiel Folieal Science Anociation, y Pendleton Herring, Presidente & Socal Science Research Counc 2 ieaituciones, como por ejemplo entre sistemas de partidos 1 lesislaturas, o entre sistemas electorales y partidos, © al ecto de diversos tipos de convenios institucionales’ sobre dd reclutamiento de personas destinadas a cargos de direccién autoridad? Pee a las criticas en sentido contrario, son los raros estu+ dows de la conducta politica quienes se someten en exceso alos limites de la investigacién definidos por sus técnicas fgurosas. En la prictica observamos que la mayor parte los conductalistas estin dispuestos a aplicar los mejores ‘cursos téenicos disponibles, aunque esto signifique que el fico método factible sea el tradicional. En realidad, el con- Aluctalista es un producto mixto de lo tradicional y lo condue- talista, con tendencia a esto iltimo; pero lo que con fre- cuencia vuelve dificil identificar a los conductalistas autén- tices et el carcter que adopta esa mezcla en cada caso particular. | La conducta politica como tendencia intelectual Si mi primera tesis es que la conducta politica tiene mus has de las cualidades de un movimiento social incipiente, la segunda es que, precisamente por estar tan mal definido, resulta mucho ms facil describirlo con referencia a su con- tenido intelectual que con referencia a sus miembros. La mayor parte de los estudiosos de la politica, aun los que se tessten a ser clasificados como conductalistas, probablemen- te estarian contestes sobre la naturaleza general de las supo- riciones y objetivos conductalistas, pese a las grandes dife- rencias que habria en lo concerniente al énfasis que debe colocarse en cada uno de ellos. 1S Véawe M. Sherif y B, L, Kotlin, Theoretical and Rewarch Re- “The “Institutional” vp, “Behavioral” Controversy in Social Since wlth Special Reference to Political Science, Norman, Tos tute of Group Relations, University of Otlshoma, 1960. Les autor fos obvervando la investigacién politica desde la perspectiva de la faislogis social, plaudieron tin reservas la jnsistencia en el en- eee institucional que Ballamos en la cleneia politica, I Cuil es la indole de estas suposiciones y objetivos, piede} fundamentales del movimiento? No hay wna ‘inica’carac| rizaci6n que resulte satisfactoria para todos, pero la siguer| lista constituye una enumeracién bastante precisa y exhau tivas 1, Regularidades. En la conducta politica, se pueden éo| ccubrir uniformidades expresables en generalizaciones 0 to] las con valor explicativo y predictivo. 2. Verificacién, La validez de esas generalizaciones debe « verificable, en principio, con referencia a una conducta | levante, 3. Técnicas. Los medios para recoger ¢ interpretar dates te pueden dar por supuestos. Son inciertos y hay que em minarlos escrupulosamente, perfeccionarlos y validarls, | manera de contar con instrumentos rigurosos para obser! registrar y analizar Ia conducta. 8 La mayor parte de gus Stems se pueden extrace de lo que sé Gel enfoque Conductaista en las siguientes fuentes: J. C. Chalo Worth, The Limits of Behavioraliom in Political Science, Phila] hia, American Academy of Political and Social Science, 1962: tand Limits of Palitieal Science, Naeva Yai Press, 1962; B. Crick, The American Scie of Politics, Its Origins and Conditions, "Londres, Routledge | ‘Kegan Paul Ltd, 1959 RA, Dahl, “The Behavioral Approx fen American Political Science Review, $5, 1961, pigs. 769-72; \" Duyerger, Méthoder de la Science Politique, Patiy, Presses Usve fairer de France; 1959; Easton, The Pollical System y “Tre, Honal and Behavioral Research’ in American Political ‘Scinc | fen Administratioe Science Quarterly, 2, 1957, per, 110-15; E| Eulau, The Behavioral Persuasion, Stanford, Calif, Stanford Ue! versity Pres, 1965; C. 8. Hyneman, The Study of Boliies, Ura University of Ilinoie Pres, 1963; H. D. Laswell, The Fuses Political Science, Nueva York, Atherton Press 1963; W. G. fut cinaa, Social Science and. Political Theory, Nueva York, bridge University Pres 1963; D. B. Truman, “The Tmpact Political Science of the Revolution in the Behavioral Scienes' ‘Politer and’ Government, Washington, DC ‘The Brookings Institution, 1955, ign 202°32, y_ "The Ing ‘ations of Political Behavioral Research", en Tem 5, 1951, pi 59-59; V. Van Dyke, Political Science, A Philosophical Ande! Stanford, Calif, Stanford University Press, 1960; D. Waldo, fe, Heal Seience in the United State! of America, Patis, UNESO.| 1956; A Report of the Behavioral Sciences af the University Chicago, University of Chicago, SelfStady Committee, 1954; torial, “What is Political Behavior", PROD, 1, 1988, pigs. 24 a 4. Cuantficacién. Para que el registro de datos y la formu Licién de los hallazgos sean precisos se necesita medir y Saniens, no somo prozednienas vides por | mise, tno solo cuando sean posibles, rlevantes y significativos 1 fue de otoe ebjtivon oa 4. Valores, La evaluacién ética y la explicacién empitica reyuieren dos clases diferentes de proposiciones que, en be- arficio de la claridad, deben distinguirse analiticamente. No ‘manic, nada impide que un estudioso de la conducta poli- tica enuncie, juntas © por separado, proposiciones de cual- 4uiera de amas clases, siempre que no las confunda. 4 Sitematizacin. La investigacién debe ser sstemitica, ¢s decir que teoria e investigacién se deben considerar partes esurelazadas de un cuerpo coherente y ordenado de cono- Ginientos. La investigacion no respaldada por la teoria pue- de resultar trivial, y la teorfa que no se apoye en datos, vana T Giencia pura. La aplicacién del conocimiento es parte itvegrante, al gual que la comprensin tebrica, de I empresa Gentiica. Pero la comprensién y explicacién de la conducta iia yon Kigicamente anteriores ao esuezos por aplcar di conocimiento politico a los problemas précticos y urgentes dela sociedad, yes sven de base tee 8, Integracién. Las ciencias sociales se ocupan de la totalidad de la situacign humana; por elo, si la investigacin politica jwescinde de los hallazgos de otras dsciplnas, corre el peligro de reducir la validez de sus propios resultados y socavar sit teneralidad. El seconocimiento de esta interelacién contri- ‘wird a que Ia ciencia politica recupere su status de siglos anteriores y vuelva al gran redil de las ciencias sociales. tsa lista incluye probablemente las esis principales del credo condlctaistay es representativa de las mayores divergencias existentes entre los modes de investigacién conductaistas y tradcionales. En este cardcter, nos ofrece una exposiciSn pu- ramente fortnal del significado del conductalismo, explica- ‘id que no nos ayuda tanto a comprender a éte ctianto 2 apreciar la naturaleza de las. preguntas que debemos fomular. En efecto, aunque consiguiérames, sin mayor di- ficultad, un acuerdo formal con respecto a esta lista, no tay duda de que inmediatamente subirfan a la superficie diferencias importantes, no tanto sobre los elementos com- sntes del credo conductalista en si como sobre la pro minencia relativa de unos u otros, ‘Al examinar las diversas explicaciones que ofrecen los mit ‘mos conductalistas observamos que, dentro de los ampls limites fijadot por el credo, el método conductalista ha te minado por sgnifcar easi tantas cosas como comentarst hay. Cada uno pone su propio acento, y de este modo « conwvierte en su propio conductalista. zEmplea este enfoq exclusivamente el método cientifico, 0 es solo. una dispos cn favorable hacia él? * ;Recurce a ciertos tipos de data hasta ahora ausentes de la investigacién politica, especial mente a los hallazgos de ciencias de “nicleo slide” cone la psicologia, la sociologia y la. antropologi,! © equiva fen gran parte a un retomo al individuo como punto foal de dicha investigacién? # ;Acaso podrlamos consierar ¢ ‘onductalismo, con mayor amaplitud y flexibilidad aun, cone twna botella vaeia en la que se pone cualquier vino, sa nuevo 0 aiijo, mientras se presuma que tiene aroma é ciencia? # Sea’ cual fuere nuestro punto de vista, podema| volvernos hacia ciertas autoridades para solicitar una intr pretacign. ; No existe, empero, una completa anomia interpretatia ‘Aunque los distintos énfasis pongan en primer término | ppectos diferentes del paisaje y hasta produzcan Ja. impresi Imomenténea de que hay gran distancia geografica entre ly autoridades en la materia, un examen mis detenido reve {Que todos miran en la misma direccién: una ciencia deb politica formada segiin los supuestos metodolégicos de ciencias naturales. Esta conclusién nos deja, come dije antes, con una pregutt fundamental sin contestar. Si esto es todo lo que signifa| realmente la reaccién contra la tradicién, si los conductaliss| se limitan a bregar por la implantacién del método cist fico, gpor qué no nos contentamos con lamar al pan, pi 9 Dahl, “The Behavioral Approach”, 10 Truman, “The Tmpact on Political Science”. 11 Easton, ‘The Political System, 12 “What is Politiel Behavior", PROD. 6 valving, vino? Qué es lo que hizo necesario o itil acuiiar y hacer circular una nueva moneda conceptual: la conducta politica? Al fin y al cabo, la ciencia sigue siendo un ideal \enerado en los Estados Unidos. Durante las décadas de 1920-30 y 1990-40, la frase “ciencia de la politica” fue, en efecto, el modo predilecto de designar las tendencias més ruevas del perfodo que originé la reaccién moderna, 2Es acaso necesario dar otro nombre a la rosa? Si nos contentaramos con aceptar la explicacién de la con- 4ucta politica como la aplicacién continua del método cien- tfico a la politica iniciada en Ia época que va de 1920 a 1940, podrfamos descartar inmediatamente este cambio de terminologia atribuyéndolo a un mero eapricho, a las vaz aciones inexplicables que favorecen las modas del Ienguaje, © la necesidad de contar con un simbolo para autoidenti- ficatse en las batallas con la ortodoxia establecida. No hay dduda de que tales factores desempefiaron algin papel en la ifusién del rétulo conductalista, No obstante, si nos detu- vigramos aqui y concluyéramos que la nueva denominacién 0 significa més que esto, olvidariamos ciertas implicaciones ‘enciales, reveladoras de que nuestra disciplina forma parte e un cambio més profundo que tiene Iugar en todas las ciencias sociales de nuestra época, Para apreciar en todo su ‘ignficado la tendencia conductalista debemos ampliar nues- ‘tos horizontes y ver en este desarrollo una reaccién contra Lhecho de que todas las ciencias sociales avanzan hacia una sueva fase, fase, estarfa tentado de decir, de mayor madurez ntifica y que se caracteriza por nuevas aspiraciones te6- Reaccién contra ese hecho y a la vez reflejo de él. Insuficiencia de una explicacién metodolégica Sos contentamor con avepta el enfoque condutalisa somo un modo de indicar que sus adeptos se proponen em= lear los métodos més adelantados de la ciencia social, y sada més, nos echamos encima el problema que veremos a «oatinuacién, Varias otras ciencias sociales, como las llama as ciencias de niicleo sélido, a que ya nos hemos referido, a se juzgaron a si mismas durante muchos afios, desde an de Ta segunda guerra mundial, como devotar del metas cientifico. Gran parte de sus esluerzos se dirigieron a ex recer y elaborar las premisas metodolégicas de las cienca sociales y a erear técnicas refinadas y rigurosas para la ac rulacién, interpretacién y andlsis de los datos. Lo nota fen este caso es que, si bien esas disiplinas ya se concelia asi mismas de este modo en el intervalo entre ambas guera solo a partir de la década 1950-60 comenzaron a denoas narse y ser denominadas ciencias conductalisas. Como en el caso de la ciencia politica misma, podriama| Agar gus nombre osgifien nay que ns clases de nomenclatura entre las ciencias sociales y las conduc listas son irrelevantes y carecen de consecuencias. Pero¢ sentido comin nos dice algo mis: que los nombres reflic y refuerzan (a menudo por anticipado) cambios ya pe dlucidos en los objeto a que se refieen. Ami etende Jos cambios de nombre tienen precisamente este significat fen las ciencias sociales. La inclusin del estudio de la vida politica como parte & las ciencias de la conducta sugiere igualmente que, presse ido por el momento de la naturaleza de la transfor cién producida, debe implicar algo més que la simple in Portacién del mnétodo cientifico a la ciencia politica. Pe esta razén no entederemos todas las connotaciones del ti ino “‘conducta politica” a menos que lo co mo parte de la evolucién de las disiplinas sociales en s conjunto, Es demasiado facil, pero engafoso, interpreta ‘como sinénimo de lo meritotio de Ia investigacién 0 dé método cientfico; ver en l un arma ideolégica que in prime color y vigor al movimiento de un grupo dif « informal de académicos en rebelién contra las tradicions solo en parte es correcto. Ademis, con ello e disminuye mucho el valor de este nue movimiento. Inadvertidamente, esas interpretaciones sim plistas dan crédito a la misma tesis que sostienen sus exton mds apasionados, al acusar a los estudiosos de la conducts politica de escoger los problemas a investigar, no por a significacin tebrica o ética, sino basindose en gran mediéy en la circunstancia accidental de disponer de ténicas de 28 imvetigacién adecuadas. Si no se dispone de una tEenica tonite, contdérase que el tema no se puede investigar ‘ronseeuencia de que los mediostenicor de fa investiga den nodal atraviesn,segin se admite, una fase primitvn ‘etude, et mio conduct wot pds factar cro que ata a a pola, dices, conocimientos confi Bis sobre lugares communes © tivaldades, Los problemas relents importantes de la vida polien no. pueden sr SDordados con estos meds; de abi que lx insatencia en tr prordad, dela competencia, técnica logse eliminar el te jeg del insight ya imagioacién. Noel ete el momento niel lugar para pesar lo méritos Geese crite, Pero desde ol punto de vista del significado Se i conducia poles, concediramon que tach ime ple velfeulo de In verdnderay fdedignaexpresién “mGiodo Teneo", daviames, ln impresin de que. extcos m0 aban may desacerados, Reprtestaria en Io fundamental th cambio de spsiion animien, en favor de la metodo- Togas Lov mélodon y especialmente as tenica cientifcs, Nudie podiiaalega? que no representa estas coms, aun gue no representa nada ms seria un aporte bastante Sig: ‘ath No ost querenor inet ts amos deternernos en ete punt, Blo nos Hevaia a dex (Siar ignorar por complet un apore iguainente crucial ‘Stantivo, que contibuye a tender un puente importante fee ln ciencia politica y sus dicplinar vec, por un io, yl futuro e la invesigacin poles, por otf. Perspectiva histérica EI pasado Para apreciar hasta dénde la aparicién de un enfoque con- uctalista va més alli de una reorientacién metodolégica ‘o meramente téenica, debemos ubicar las tendencias recien- tes de la investigacién politica en el contexto del movimien- to histérico general de las ciencias sociales. El modo mis ripido para lograrlo, sin verse envuelto en la maraiia de su historia, es seguir la evolucin de los nombres con que designé lo que acabamos por llamar ciencias conductalist En dichos nombres hallaremos reflejada la esencia de i transformacién histérica que resulta relevante para muestra fines inmediatos Historicamente hablando, el saber social era al_principi ‘uno e indivisible; la especializacién del trabajo aparece bar tante tarde en el escenario intelectual del mundo occider tal, Durante casi dos mil afios, desde los comienzos del pe iodo griego clisico hasta cierto momento del siglo xv, Jos hombres no se consideraban fundamentalmente unos 3 ‘otros como especialistas, sino como buscadores de sabid ria y conocimiento, como filésofos en la acepei6n original Ta palabra. Cierto es que ya en la Edad Media, el derecia Ia teologia y la medicina figuraban en las universidades co ‘mo campos de aprendizaje y ensefianza separados y coord rads, pero la flosofia segula abarcando el grueso de la conocimientot humanos sobre el hombre en sociedad, ‘A medida que aumentaba la importancia del conocimiene fen Ja época moderna y que cambiaba el ritmo y direccf de su desarrollo, este cuerpo general de saber comend6, i ‘embargo, a dividirse paulatinamente en segmentos expect Tizados. En el siglo xvm, por ejemplo, ya se puede dist fguir de la filotofia moral la que dio en llamarse flows hatural y a medida que se incrementaba el conocimiento ambos campos a lo largo de la centuria, sus nombres su ron otra suil modificacin: bajo el prestigio reciente de & quimica, la fisca y la biologia, pasaron a denominarsecie| das naturales y morales, Su mayor elaboracién durante | siglo xx, en especial gracias al impulso de. Saint-Sime y Augusto Comte, y el hecho de eentrar su enfoque en ls Telaciones humanas dentro de la sociedad, hicieron que ciencias morales recibieran finalmente la denominacin tual de ciencias sociales. Por supuesto, la indagacién ética la filosofia persstieron a través de esta complicadisima ev ucién del conocimiento social. Pero la filosofia. perdib « carécter de depositaria de casi todo el saber existente ‘qued6 reducida al papel de categoria residual, cuya amp tud sigui6 disminuyendo hasta nuestros dias, viendose oblige da a redefinir periddicamente las tareas que le son propia 30 ba somera rea de ot nombes socio al eoncinien- td i read sail nu vera fs on vere fun parison de on sombre nusro‘no'o un hecho aa Brcedeteen a ior on wa star goe data de als {efesy que dda hel de contnuns Cada tansy Sle loi I itolia natural a sofia oe is cenas naturals y orale alas cence sealer drs lav soniarcondutaies sel ‘ura fae 2e'ah tviniato reaimenteTetnes ela adele de nus Spent‘ homie sodtad es afar te tibyaceten. Dien podton specie que shun pro. ‘to ae dn producendo ignas ansormacbres fundamentales. f . faa EL presente Queda, pues, el problema de entender por qué un sector taportante do latinas sociales ha recbido tl nombre de Gencas conductlistat en este taomento particular Ge Su Nitra, Por ws origenes, sera vido considera a este con cao accidental. En e179" perfodo de sesiones del Congreso Seles Estados Unides, un Comité del Senado encaro la ne ‘widad de erear una fundacién cleatica nacional que Slr y nascar iveignions scams, dere ipretentaner de at cienlas sociales prodigaron entonces fu efuereos para que sus disipinas fveran incaidas en ‘Tito de In egislacion propuesta, Ya sea por un auléne fico error o en forma delierada, hbo senadores que en Lv rofones plenaras del cuerpo insite en habla de § ienciasoral como cenciasoialst, Con e fin de evar sna confsign mayor, cee, fae acufada la expresin “ene Gs Conductinat para agar toe for sense ion le cnduta 0 comportaminto tanto bioligcoy como soci la Bata denomination se fundaba en la idea de que si fs para ientficar aquellos aspects de ls cleneas soci. ta que se pudieran poner bajo Ia égida de una fundacion dedcada a apoyar la cencia igurosa'®, Aproximadament? 18.5.6, Miler, “Tovard «Goma Tor, for the, Beare SoG: ile tart een Theory ie he, Barer Sines Unk, Src the eo Se uw pace ep Fan eee a et oo oe Beet erecta eS erepel ern eereee erg peat Se ec aa Se pata noe cl vgee de ana dea, buen Sot rein ne ete ey ee Seeger seer Lo rae aoe ee See see eee fe ae sais Neel rca ca ec Soe ee te dere ono tes Frey mele ee re Gc etn 5 Cas ores ine eer ce ee cae eee este tie ae ae ee ae eae i ote, cl deradas de nicleo slid; pero como ya vimes, su tos eee te Se a eae et apn oer le 2 ee eae ea ae ble rere Reem peg rc ate aie aiae oes eee ee aeons eter Integracién de las ciencias sociales En Ia nueva terminologia se refleja el hecho de que a3} investigacién contemporinea de lo social se han afads Este tmino aparece en los nombres de instituciones cone ¢ Genter for Advanced Study inthe Behavioral Sciences at Ste 32 os ingredientes que contribuirén a apartarla de todas las épocas pasadas. En primer lugar, nunca hubo una demanda tan grande de atencién escrupulosa a la teoria empirica en todos los niveles de generalidad —tanto de alcance medio como general— que se pueda reducir, en principio, a pro- Posiciones verificables. Ein segundo lugar, como parte de ello, las ciencias sociales se han enfrentado con el problema teérico de localizar unidades de anilisis estables que pudie- fan desempeiiar en lo social el mismo papel que las par ticulas de materia desempefian en las ciencias fisicas Este vuelco hacia la teoria empirica estuvo parcialinente vinculado con una esperanza nunca abandonada por com- pleto en la historia de Ia especializacién creciente del saber Y que reaparecié con fuerza particular en las décadas del teinta y el cuarenta: que la.comprensién del hombre en sociedad se enriqueceria inmensamente si te encontrara el modo de integrar las ciencias sociales en una unidad bisica. Hubo un tiempo en que dicha integracién constituyé una ‘epecie de quimera académica; si bien mds tarde perdié fmpetu primitivo, dejé tras suyo un residuo vital Modos de integracién Result6 que los estudiosos podiian concebir esa integracién daciplinaria como producida en varios niveles diferentes ™. Galifornia y la Behavioral Sciences Division, actuslmente disuelta, ea Fundacién Ford; asimismo en los priddicos Behaotoral Scien: @ y American Behavioral Scientist 1s Sobre la analovia con la fiaiea véase “The Point of View of the Author” en M, Black, comp, The Social Theories of Talcott Poions, A Critical Examination, Englewood Cliffy, N. J, Prem. weil, Inc, 1861, pigs. 311-65, 16 Siguendo ‘esta crientacién, véande algunas sugerensias en L. With, compy Bleven TwentySisy A Decade of Social Science Rete, Chicago, University of Chicago Pres, 1940; C. Dall “A'Middleman Leoks'at Social Science, en. American Sociological Resiew, 15, 1950, page 16-20; B. F. Horelita, “The Social Seiew- win the Last Two Hundred Years", en The Journal of Genaral Exuction, 4, 1950, pigs. 85-103; E.'RA. Seligman, “What Are he Soc ", en Encyclopaedia of the Socal Sciences, Nueva Yark, The Macmillan Company, 1929. En el nivel de Ia aplicaciOn, los datos de las distintas ée cas sociales se podian reunir para solucionar todos los pre blemas sociales. La unificacién debia efectuarse sobre & marcha, por asi decit. La vivienda, el desempleo, la pat tte, no se debian considerar asuntos exclusivamente 10% légicos, econémicos o politicos; para estudiarlos como ce rresponde era preciso aplicar conacimientos derivados de conjunto de disciplinas. Mediante grupos de especialita que trabajaran juntos con fines précticos se podia aleanr tuna especie de integracién dlseiplinaria, Una segunda especie de integracién puede surgir de pro gramas de capacitacion en investigaciones, en los cual la ftudiantes no dirijan sus miras a una disciplina sino a a problemas sociales; cabe esperar que de ese modo aprenie rn a relacionar con elles fos modos de anilisis y datos & cualquier esfera del saber y de cualquier campo de ime tigacién que les parezcan relevantes. Se supone que el ete diante hard caso omiso de las barreras que separan bt diverts disciplinas y se considerara a si mismo, simplemes te un eenfico social En un programa de i ind referencia al nombre formal de una disciplina podria se tun verdadero tabs. foe Relacionada con este método, aunque diferente, habria um tercera especie de integracién: se entendia que preparari tuna persona en dos o tes disciplinas podria originar um integracin limitada en la mente individual. Por lo mera alentaria a una fusin de esta clase dentro de los limites Ja capacidad de una persona para asimilar y sinttizar por su cuenta varios campos sociales. En este cato, la prepans cién deberfa ser de orientacién discipinaria, pero su res tado seria la unién integral de dos o mis disciplinas. ada uno de estos tres niveles de integracién tiene ale en si favor, cada uno dej6 su sefial en los planes de estudi para Ia preparacién de cientfics sociales, y_conteibuyé rear una nueva autoimagen de las ciencias sociale, por ‘menos con respecto a sus intereonexiones intrinsecas. Sz embargo, ninguna de estas sendas llevé a una unifcacia integral de las disciplinas; lo que se proponia era, a lo sun una especie de fertilzacin cruzada 0 intercambio de con cimientos. Ello abri6 el camino a la bisqueda de un meds para lograr la verdadera sintesis, lo que acabé por ser un {uano nivel posible de integracién. Deis de este método se oculta Ta conviccién de que exis- tea ciertas unidades fundamentales de anélisis referentes al conducta humana con las que se puede generalizar, ‘de que estas generalizaciones pueden proporcionar una ase comin para construir las ciencias especializadas en el ‘exudio del hombre en sociedad. En lugar de una combina- «din mecinica de las ciencias sociales, esto coloca como tae una ciencia de la conducta. Pese a que algunos autores, de inspiracién reduccionista, se pronunciaron a fae ‘or de la psicologia como ciencia basica ya existente y otros «x favor de la sociologia o de la antropologia, y hasta de la dencia politica, los principales esfuerzos se orientaron hacia 45 bisqueda de una base completamente nueva, La expectativa y Ia esperanza de crear una teoria social bi- sca comin impulsa las investigaciones en ciertas direcciones laecitables 7, Lo mis importante para nuestros fines es que fa llevado a buscar una base comin de andlisis que pueda sutrire facilmente de los temas que estudia cada una de ‘tas disciplinas. En teoria, las unidades deberian ser repe- ‘vas, ubicuas y uniformes, moleculares més bien que mo- ‘ares. Constituirian de este modo las particulas que forman ‘alo comportamiento social y que se manifiestan por medio 4e diversas instituciones, estructuras y procesos. Unidades alternativas de andliss Para hacer nis concreto el significado de Io anterior, ob- servemos cémo ha evolucionado hasta ese punto. En el” caso de Talcott Parsons, por ejemplo, la nocién de accién, to- mada de Weber, parecfa facilitar la unidad mas fructifera con la cual construir una macroteoria comén wtil a todas las diseiplinas sociales. Aunque el marco de referencia de la axcién se puede, de este modo, asociar facilmente al nom- te de un autor, se han propuesto otras unidades de ani- 1 Algunas de crtat onentaciones se indican en RG. Grinker, coop. Toward e Unified Theory of Human Behavior, Nueva York, Bs Books, 1956, % lisis, cuyo origen es, empero, miiltiple, difuso y convergent Para algunos autores, muy influidos por Ia psicologia soit la decisién, u opcién entre alternativas, parecié ser la us dad mds promisoria. Hasta la economia, tinica ciencia cial que parecia invulnerable al cambio en esta direcsiz dado que poseia ya una teoria de estrecha trabazén y com tenido propio, result6 contaminada por esa idea. Para otra procedentes del campo de la antropologia, las diversas clase de funciones proporcionaban un tipo de unidad basta amplia y diferente, algo escurridiza, sin duda, pero wile ble en muchas disciplinas. En época reciente aparecieron como focos posibles loss temas, comenzando por la célula més pequefia del cuers hhumano como sistema y avanzando hacia sistemas cada va ‘mis incluyentes, por ejemplo el ser humano como organs ‘mo, la personalidad humana, pequefios grupos, instieucior| ‘mis amplias, sociedades y conjuntos de sociedades como é| sistema internacional. Se parte del supuesto de que la co| ducta en estos sistemas se puede regir por procesos andloga si no homélogos. El andlisis general de sistemas es tal te un esfuerzo, més ambicioso atin que la teoria de la accix por colocar varias disciplinas en un marco comin, put que extiende su red a todas las ciencias, tanto fisica Biolégicas como sociales, considerindolas sistemas de cas ducta® Dejemos de lado por el momento las respuestas partcus rer que se han offecido para montar la estructura de ws teoria general. En sus més amplios alcances, Ia. adopeie del rétulo “ciencias conductalstas” simboliza, en defini Ja esperanza de descubrir algunas variables ‘comunes, gx 18 RK. Merton, Socal Theory and Social Structure, Nueva Yet Free Pres of Glens, Ine, 1945, Mb. Levy, (hy) Structured Socieby. Princeton Piinecton Univeriiy Pres, 1982; K Deg The Miyth of onctional Analysis st Special Method in Cdology and. Anthropology", en American Sacologicl Reciee, & 1989) 7, 797-73, 19'A. R RadcltfeBrown, A Natural Science of Society, Nor York, Free Pres of Glencoe, Tney Falcons Wing ‘Pres, 18 ator articulos en. General ystems, amuario de ta. Sockty tr General Systems Researchy esp. ion dee von. Bettany Soulding em el vol 1y 1986; 7 Grinker, Toward « Unified They 36 formen el nicleo de una teorfa util para comprender mejor [L conducta humana en todos los campos. A esto se ha snide Ta vaga ereencia de que Ia psicologia, Ia sociologia 4 la antropoiogia son las ciencias bisicas de las cuales bien puede surgir una teoria semejante. Resulta claro que este enfoque subraya el compromiso con los supuestos y métodos de la ciencia empirica, en especial para aquellas disciplinas que, como la ciencia politica, se Labian mostrado hasta ahora reacias a adoptarlos. Pero va mis alli. Al hacer hincapié en el componente teérico com- pletamente descuidado hasta ahora, enriquece el método. De todo el credo cientifico que hemos presentado, son sus principios tedricos los que so magnifican en el periodo ac- ‘ual y dan a la tarea cientifica de las disciplinas sociales el particular cardcter implicito en Ia idea de ciencias condue- falitas. Relevancia para la ciencia politica Eneeste punto, podemos decimos: Todo esto esti muy bien ea cuanto a Ia posicién histérica actual del conjunto de las ciencias sociales, pero :qué importancia cabe atribuir a es- tus tendencias con respecto al significado del enfoque con- ductalista en Ia ciencia politica? Teniendo presente el am- alo contexto en que desarrollamos nuestro examen, comen- emos ahora a atar cabot para ver més claramente las principales implicaciones teéricas del conductalismo en la cdencia. politica, Ya sefialamos que en la literatura sobre el tema se insiste en interpretar el método conductalista en politica como sim- bolo del método cientifico, como la incorporacién de nuevos datos tomados de las ciencias sociales de nicleo sblido, ete., yque cada intérprete pone el acento donde le parece mas ‘enveniente. Ninguno de estos puntos de vista, empero, considera seriamente la conexién entre el método conduc: talista en Ja ciencia politica y las tendencias actuales hacia desarrollo te6rico en el conjunto de las ciencias sociales, vendencias cuya chispa fue encendida por el gran interés v ero en la ciencia politica no tuvo lugar esa secuencla orde- foes experimentadas por lat ditciplinas de nicleo slid, 0 bien combiné dos fases en una. La ciencia politica estd a Ocurrié lo siguiente: los estudiosos de Ta cencia politica, Soe kamen te [siico, integran, por supuesto, el método cientifico. cen la integracién de estas disciplinas. BI aspecto conduct fista del nuevo movimiento significa algo més que un mée do; refleja el comienzo de una bisqueda teérica de unidads festables para comprender la conducta humana en ss aspectos politicos. La revolucién dual en la ciencia politica de mun or marie ht en, tian iam po i ses eae en a Es de ih gure omen 2 ae a He i ee ipo oe Sed a aie ea ee aes Stn se coda, Hoop ow meno ii, oe tele Si 7 ete megan ges te revolucién técnica xo hay que decir sobre la acogida al aspecto téenico. Sus Jegenes se remontan a los comienzos de este siglo (In dé fais 1920-30) en que se dictaron una setie de conferencias fetzadas a la nueva ciencia de Ia politica, Pero la invasiGn total se produjo después de Ja segunda guerra mundial uso creciente, en la investigacién politica, de entrevists. dadosamente’preparadas, encuestas, métodos téenicos medicién y la formalizacién del anilisis en simbolos 1 y matematicos, atestiguan el avance de las técnicas tn rosas. Estas sc fortalecieron con la amplia difusién de sobre los alcances y método de la ciencia politica y los procedimientos mecanicos de registro y andlisis de En el de la investigacién politica cada vez # mis dificil mantener el paso si no se esta familiarizado, Jo menos, a través de lecturas, con las técnicas que se ‘can. Caben pocas dudas acerca de la naturaleza y pre nnio de este aspecto de la revolucién dual La revolucién tesrica Si bien eabe considerar este cambio técnico como parte ‘movimiento conductalista, es evidente que ello solo acertado si al mismo tiempo percibimos la segunda rev cién_qué hoy tiene lugar, y que refleja con mucho «| fidelidad las presiones que han actuado sobre otras ci sociales transformAndolas en disciplinas conductalistas. plicita en esta revolucién estaba la clara visién de que &| rochariamos nuestros recursos. téenicos sino concen ‘bamos mucho més nuestros esfuerzos en la teoria empia En la ciencia politica no siempre es posible advert el progreso aleanzado con respecto a la biisqueda de ori siones teéricas titles bajo la vasta y ambigua proteccién conductalismo, Tal vez se deba esto a la necesidad de «| trarse en la dificil y laboriosa tarea de moldear nuevan) te las herramientas de investigaciOn, aprender muevs la guajes de anilisis y familiarizarse con los métodos, data hallazgos de disciplinas afines. Pero la antigua y tradicias ppreocupacién de los especialistas en ciencia politica por i teoria los volvié particularmente sensibles a las repercw| nes tebricas de las tendencias conductalistas, ¢ hizo ¢| respondieran a ellas sin advertir con claridad esta cires tancia, En verdad, cuando nos detenemos a mirar el in| tario de ideas teéticas de orientacién empirica, observaza «qe es escaso, como era de esperar. Pero teniendo en cuenta ‘ue hace muy poco tiempo que el enfoque conductalista pe- teud en la investigacién politica, descubrir que hay un tuimero respetable de otros enfoques conceptuales para es- swiar la vida politica o algunas de sus partes principales, puede ser una sorpresa agradable, No et que estas estructu: ‘as conceptuales estén plenamente desarrolladas ni tampoco ‘rea de alcanzar una forma ideal; pero son un comienzo Yuna promesa para el futuro, 2° Como en ef caso de la revolucién puramente técnica, no todas las innovaciones teéricas fueron del periodo de ‘pos- ‘pera; también se propusieron y elaboraron algunos mar- ‘ct empiricos de anilisis entre las dos guerras. Catlin, por templo, tomé a la “voluntad” como unidad basica de ani- is, y Merriam y otros estudiosos de la Escuela de Chi- ‘ago se concentraron en el poder, elevando al grupo a una pascidn central. Desde la segunda guerra mundial se afia- eron elementos importantes que contribuyeron a ampliar i margen de eleceién, a vincalar la ciencia politica con las principales corrientes de investigacién de otras discipli- tus, y a enriquecer sus insights te6ricos. Es indudable que ua bisqueda de unidades adecuadas de anilisis —cual- quiera sea el grado de conciencia del problema— prepara dlterreno del que podré brotar un consenso mfnimo en un, futuro préximo, Examinando més de cerca lot tipos de unidades que han urgido podemos captar mejor el fermento teorético que race en el niicleo de la tendencia conductalista, Hasta la eada de 1940, Lasswell fue casi el tinico en asumir la ‘ara de vineular Ja teoria y la investigacién empirica. A Eres de la sogunda guerra mundial se le unié Herbert Six Zon. Aunque en su momento su miérito fue poco recono- ‘lo, mirando las cosas en forma retrospectiva poca duda abe de que Simon desperté el interés de los tratadistas eiticos de porguerra por la teorfa empirica. El titulo mis- 2 Véase un andlisis de algunas de ellas en las sutiles y_pene- trantes evaluaciones de Deutsch, The Neroes of Government IG. Catlin, A Study of the Principles of Politics, Nueva York, The Macmillan Company, 1930 4 vela la intima vinculacién entre el movimiento cond lista y Ia teoria, en este caso la teoria de la administac ‘Al mismo tiempo esa obra present6 por primera vera profesién la potencia teériea y empirica de su unidad pe | cipal de analisis: la decisin. E] empleo de esta variable como unidad central se exa i6 rapidamente a otras esferas de la vida politica, par cual ayudé su predominio en otros campos de. la inves cién social. La toma de decisiones ha pasado a ser el generalizado de los nuevos conceptos en la investiga politica. Se lo adopté formal y sistematicamente para vestigar la estructura y los procesos politicos de la nidad, para comprender empiricamente las_relaciones ternacionales®, y, en el nivel formal, para la légica de opcién, expresada en las teorias de’ los. juegos? que ello sucedia, la investigacién sobre las votaciones, cl estimulo de Ia psicologia social, descubrié en el co Aecisional una matriz tebrica para si misma. La votaal dej6 de interpretarse como un acto muy particular de e sistema .democratico y pash a ser un acto que pone a | 22 Heshert Simon, Administrative Behavior, Nueva York, The Mr nillan. Company,” 1957 25 Especialmente en lai obras de Richard Snyder. 24 Veanse los trabajos de M. Kaplan, A. L. Burns y RB, Qua Yel simposio de World Politics, 14, 1961. Un estudio, parted Imente inmovador y fructifero sobre la vida interna de lor sites polite fue levado a cabo por W. H. Riker, The Theory of Pa lieal Coalitions, New Haven, Yale University Press, 1963. Las ‘Polenter lecturasaclecclonadas fevelan el aleance y profundida -ot del juego: H. Guetskow 7 ees International Relstions, Englewood Ci Hall, Ine, 1963; H. Guetzkow, comp, $| ‘Readings, Baglewood Cll, Naw Jersey, Prentice-Hall, Inc, 1962; M. Shubik, comp., Came Ther ‘and. Related Approaches’ to Social Behavior, Ncra York, Js Wiley &'Sons, Tne, 1964. 25 Véase cémo predomins ext ovientacién en B. R, Berelion, Ld Lazarsfeld'y W.N. McPhee, Voting, Chicago, University af C| cago. Pres, 1954; se hallaré un breve, comentario sobre e| fenel ariclo de D. Easton y R. D. Hess, “Youth and the Pola Sytem" en S. M. Liptet y L. Lowenthal, comps, Culture a Social Character, Nueva, Yark, Free Press of Glencoe, Tne, i hex 226-51, esp. pig. 282. 2 primer plano un tipo especial de decisiones que tas perso- fs deben tomar en varios contextos, por ejemplo en el taercado econémico, o al participar en diversos comités, ovnlo ls eleciones En este avel e& donde se hace LE sotona In eunidad integrative del enfogue deeional Fee ous partes de. un modo vago y_ general, numeress Fredioga To adeptaon en sus veigaions de proce: Be polfcos generals a fos que se presenta como process SzLante ls cule se tomandecones pleas oe Tor tir poltca piblca, Es perble, push, que la onenta Be deconal haya comeneado a peter su inpet ical fporgus haya probado ser napropiada. para Tab ‘ares Tides destin sino mi bon pore sus puntos de as EE foron aboorbios cn gran pave por la cron pin- Fel dela investigacon pelea Chas snidades de ana ademnGe de a dechién, se han Poneto para el tudo dela conducts poles. Por Pero, elconcepto de grupo que ecupé un lugar promi se es Gl pert intesbele, fue slvado por Truman a into npel Ge sefnamiento, voliendolo a. oda Tacs TEs utfuale pare fines teoehor =. Almond inten falar las ideas de sistema, cultura, funcién, estructura y xcién en un esquema conceptual disefiado especificamente fara el andlisis comparativo y Ia investigacién®*, Deutsch, fraanizé una estructura conceptual en torno al mensaje y fur redes como unidad principal para un tipo de andlisis onducente @ una teorla de las comunicaciones politica Muchos otros estudiosos asociados al movimiento condi jaa tomaron como unidad principal, un tanto indefinida pero al menos real, al “individuo que se comporta” (behav- fg individual) en relacién con otros individuos que se 4D. B. Truman, The Governmental Proces, Nueva York, Alrcd Rooke toes Toot. ete aspect Ray que exarinar is breves ener aeesela lie guia contenida co Research on” Voter weet ea Reseach Fromtes i Poktin and. Government, Pidtand, ‘The Pots of Developing Areas. Para un Eafasis ex mucual mayor, ter D. Apter “A Comparative, Method for the TESGL FISH “Smercon Journal of Soology, 44,1998, 22137 SW Dewuch/Mationtim end Soria Communication, Naeva, Bub John ‘ey Sonny Ine, 1953. 8 comportan, todos los cuales tienen actitudes, motivacions conocimientot y valores determinables que ‘de este mai consttuyen las “particulas” universes de la vida pola Alo largo de mi obra, investigué la utilidad del sister como unidad principal, enfocando la vida politica com Sistema de conducta que opera en rezean tener un destino comin, podemos decir que estan dante un sistema interesante y til para comprender el pr> bable funcionamiento de los sistemas politicos. Si esos asper tos tienen poco que ver entre si y el conocimiento de wi no ayuda a comprender el otro, podemos afirmar, no ob tante, que constituyen un sistema de conducta politico, pew que lo tinico que cabe afirmar de sus elementos es que st independientes: Io que Je ocurre a uno no afecta al ob Para la biisqueda de generalizaciones sobre la vida police constituyen un sistema relativamente trivial y poco atracti No te trata, pues, de que en un caso tengamos un sistem politico y en el otro no} antes bien, en ambos casos tenet Sistemas? uno interesante y otro trivial. No debe-verse en esto una manera evasiva de definr é concepto; tampoco es una mera objecién secundaria, Pr fl contratio, este modo de clasificar sistemas, presenta ds Ventajas notorias para nuestro enfoque. En primer térmiss tlimina toda discusién posible acerca de si el objeto & ‘nuestro andlisis es 0 no “realmente” un sistema. Cualqi terie de elementos politicos que deseemos considerar coat fistema, se convierte automaticamente en tal. Quizés en ea momento no se aprecie con claridad la trascendenca @ fhuestra observacién, pero ésta se haré notoria cuando o pongainos a identificar los elementos del sistema pols ‘empirico. Esta posicién nos permite, ademés, modificar nuestros jul sobre la importancia de los sistemas. Nos autoriza a der jque un sistema totalmente desprovisto de interés por 3 poca interrelacién existente entre sus partes, adquirié ree Yancia de repente al sugerir nuevos datos otras cones posibles, para aseverar Io cual no precisamos recurrit a= Giscusién superflua sobre la repentina mutacién de un o> sistema en sistema. 56 Criterios para seleccionar sistemas constructivos Como critica de eta posicién se podria preguntar: ¢Qué tov impidesfirmar qu cualquier com del mano etree anata con todas la dems, con lo eval toda la vida social scombinariaen un nico y gran sitema? Si procediramos Sts ahoiamnos al eto ail deci sobre is tainentos a inclit en un sistema aparentemente arbitaro, Sula ‘pide, yor supueto, prveder dete modo, Wiamos decir que todas las especies de conducta del ftundo, dondequiera se eneuenteen, deben reuninse en un Sema’ universal, colectivo. Aunque este procedimiento no merece ninguna. objecién gies, importa mis tl ver sefalar que tampoco hay razdn alguna que aconieje adoptaro, No existe en apariencia un fandamento terico ni sistaivo para suponer que gracias 24 comprenderiamos mejor cénio se comportan poiiar tente lat personas. Si delimitamos el sistema otservado ¢ {xogemen ta sere particular de elementos politics de ent ‘is las combinaciones que pourian formar un sistema, eS porque fundndonos en vavis razon tdricas (que se exa. Eintrin en captule sulsguientes)creemos que algunas tarables tienen mayor sgnifiaciin que otras para mucsra cemprensin de ext punto, Nuestra taea consid en este Meer eriterios de selecelén, tl como lo indiquen los intere- side Is nvenigacién, de modo que podamos extract una Stdad lmitada de actividades de la realidad fenomenica tal de fa politica. Fils compondrin nesta unidad em pesca grosera a analiza, y 2 eto fo denominaremos sistema bolic. Par otros fines 0 a partir de ota cate de posisin tedrica ‘pels que aqui adoptamos, no slo es concthible sino pro- ble que te sleecione otra conjunto de variables super- posto, en parte a anterior, que constitu el sistema ene {pe x centri la atencién, No hay raain alguna para ese exw conju prods nlrb de ‘lies cuyo examen permita responder todas las pregune ‘polite sgnificatvan, Tambien supera, nucsre capac Ge comprensign actual la esperanon de logra alguna vet lar y describ de manera completa y definitva los principales elementos de la vida politica que contibas| ‘8 sus variaciones temporales y espaciales; ello repree| tuna “edad de oro” a la que ninguna otra ciencia, por i roros que sean sus métodos o ambiciosos sus fines, aproximado jamés, No hay razén, pues, para pensar ge la ciencia politica habra de ser la finica excepcién a a| regla La tolerancia aparente con respecto al eapricho de aA autor que esta posicién sugiere, por no decir la indulged ‘excesiva, es engafiosa. Aunque arbitrariamente decidiérsa considerar a un omitorrineo y al as de espadas como nua sistema politico —y desde el punto de vista l6gico nada impide—, conceptualmente resultaria til. Nuestra tarea a ¢s elegir caprichosamente las variables, sino seleecionar age Ila combinacién que, sobre la base de la experiencia, ina ¢ investigaciones anteriores, sea Ia que con mayor prob lidad y de la manera més econémica y valiosa nos pema saber por qué las personas se comportan politicamente cat se comportan. Por desgracia, no se pueden especfiat 4 antemano los criterios electives que garanticen la mx seleccién posible. Pero esta clase de “ajuste de cuenta", Ja forma de una mayor comprensién, pone freno a las ee ciones y va contra la seleccién indiscriminada de activdaée aptas para construir los sistemas que se pretende analie Que existen tales restricciones lo demuestra toda a hisers de la fisica. Puede demostrarse que no es sino la historia & las sucesivas redefiniciones del sistema que constituye lau dad principal de andlisis. Agregando, eliminando y revianit alternativamente los elementos consitutivos del sistema (> mado dtomo, se lo fue ampliando y reconceptualizané: hhasta que en nuestros dias resulta east irreconocible cuanis se lo compara con versiones anteriores Igualmente, aun sin las modificaciones que sugeriremos cit adelante, el sistema politico ya ha sido ampliado y mods ‘ado en las investigaciones norteamericanas sobre la mates desde hace medio siglo 0 més. Al principio se lo consents como compuesto de estructuras formales 0 juridicas ca actividades concomitantes o incidentales; luego se incluy 41 tas actividades infornaales dentro de Ja estructura forms los grupos de intereses y las dimensiones motivacionales o@& ronalidad, En estos itimos afios, © sumaron_ muchos itor nucvs de concbis foray atu de setvidades idea y numeross especies adiconals de conducta, inte Frndo fo que la mayora de los estudionos dela vida polit Errendrian en aceptar como parte de un sistema politico. Deel punto de vista lio, pues, somes libres de inelit fun sistema politic cualquier variedad de acciones; desde a punto de visa sustantvo, a luz de ls objetivos de la ieestiacion, estamos limitados por nuesras concepcones Ep que ev sgnfcativoy relevante para comprender por fpé ls personas actian como actian en diversas stuaciones Peas Debido a esta evidenterestriceién en cuanto a ls Gass que te debonjnchiro excl, en la prctca el modo Seine un stern polico no es algo arbitario ocx Rico. i é Fal vee Ge sea el nico contexto en que tenga, sentido bur de In vida politica como sistema: natural. En ste tanto lo que ello puede sigificar eso siguiente: la Spviencayel sght ye sber acumulado nos dicen que, fas Ia indole de Tos interrogates, observadr probable tent no pura dares respuesta sn considerar un conjunto pecfcado de variables, Es probable que éstas pertenezcan Sti de fenimence acerca de Ca ean con tedaran la mayor parte de for extuiosos de Ta vida pol Se Configuran un sistema natural en el sentido dev que foie elas parece haber una cohereniasgnfiativa Sin ellas t parece probable, por raze @ prio, que se pueda Benet una explicaign adecuada de fos fenémenos polt- Garen sus aspectos principales, La interconexion de ls sally parece clara'y eviente, por To menos mientras la Flach subsigulente go las separ; solo de sta manera ns puede consider “dadas” en la naturaleza 0 por la Saurav. Pero est no es sind ott modo de-decir que femman Io que lame sistema interesante, en. oposiién a Sema til Le universalidad del concepto de sistema Prosiguiendo la critica de esta interpretacién amplia del Aigificado del concepto “sistema”, se podria alegar que si 8 todas las cosas, aisladas 0 combinadas, pueden consideas un sistema, por definicién es imposible que exista un cx Junto de variables que no forme tal sistema. Puesto ge todas las cosas pertenecen a la clase de los sistemas, no pu hhaber una clase de no-sistema. Si no se omite nada, é coneepto mismo de “sistema” tiene poco significado. No se trata de saber si de este modo es vslido utiliza concepto. Los conceptas no son nunca verdaderos ni fi, son solo mds 0 menos iitiles. Por consiguiente, muestra pe gunta, para ser apropiada, debe referirse a la ulildad & lun concepto tan liberal que comprende como sistemas poe bles a todo el universo social o cualquiera de sus partes ‘Acerca de esta cuestién se ha sefialado que las ciencias » ciales no serian las primeras en descubrir el valor cena que tiene para sus andlisis una categoria tan univers B concepto “sistema” corresponde de algtin modo a laid de masa en la fisica. El fisco atribuye una masa a tla las cosas fsicas; en su conceptualizacién de las cosas fsa no cabe que no la tengan. Al hacerlo no pretende tase cesta formulacién como una hipétesis 0 descripcién suet a confirmacién féctica, sino simplemente trabajar con su d+ jeto de estudio de modo unificado® Lo mismo puede afirmarse con respecto a la funcién & sistema como concepto en la investigacién social. Represea tun modo de orientarmos, por lo menos, hacia nuestros dita y, como ya insinué y luego expondré con mayor extensi, roporciona también una guia crucial para el andl & nuestra materia, No obstante, si como modo de contemp Ia vida social, en lugar de facilitar los esfuerzos por cm prender y explicar Ta interaccién politica los entorpeciea |, deberfa al punto dejarse de lado para usar en su lux procedimientos mas fructiferes, Por la variedad de contextos en que se usa actualmente x jdea de “Sistema”, nos consta que no indica un tinico moi de aniliss, ni siquiera en calidad de concepto orientadx 6 He tomado este ejemplo de,R. C. Buck, “On the Logic of eral Behavior Systems Theory”, en H. Feigel y M. Serves, copa, Minnie Studies in Paieyply of Sense, Minneapolis, Ue tity of Minnesota Pres, 1956, 1, pigs. 225-38, exp. pg. 227 (S2 embargo, el autor lo ura con fines opucstoe 2 los ion! icativo. Su adopcién impondré, no obstante, dentro de ‘Sse ami ls ws de ae pose en To que tie a la logica y coherencia. Por otra parte, si bien no ibilita y sugiere un Ambito de feriacién que de otro modo seria imposible de lograr, Este 1 salor principal, valor que facilmente se pasa por alto; ‘concepto abre mis puertas interesantes que las que cierra, tito nada desdefiable en la ciencia, De poco serviia tar un concepto como éste si no pudiéramos hacer con ttrece agosuntancaente ieee dela gue = puede heer sin A, Gano veremos en seguida, al conceptualizar Ia vida politica tao sistema y al deslindarla con nitidec de su medio am- Kentc, estaremos en condiciones de introducir un conjunto ‘E cusstiones cuyo analiss seria de Jo contrario muy traba- jpo. Estas cuestiones revelaran, empero, ser sumamente ilus- Tatas, si no insoslayables, para intentar comprender cémo fincona la vida politica, Este modo de conceptualizacién tmx permitira interpretar la vida politica como sistema abier- {By en consecuencia interrogarnos sobre los tipos de inter- tambios que ese sistema mantiene con su ambiente, el modo fa que los miembros del sistema responden a este intercam- Boy lat determinantes de estos procesos dinémicos mgone limites est 3. El status tedrico de los sistema ‘Tanto si os sistemas sociales son construcciones artifici de la mente como si son reproducciones simbélicas de | ‘némenos naturalmente cohesivos, no podemos dar por: tado que los elementos tipicos comunes a todos Tos sites sean intuitiva © inmediatamente conocidos. No se tal aqui de las caracteristicas sustantivas que distinguen 9 tipo de sistema de otro, por ejemplo un sistema poi de un sistema econémico. Examinaremos este problens su tiempo, pero antes hay una cuestién previa que cx derar. 2Es siquiera posible conceptualizar un sistema sa cualquiera de modo que se pueda distinguir fécilmente otros sistemas? zQué elementos bésicos componen los 5} ‘mas politicos, como sucede con los demés sistemas soci Las unidades de un sistema En principio podriamos sentirnos inclinados a contest a cl elemento bisico comiin a todos los sistemas es la pens individual. Intuitivamente, ésta parece ser la respuesta 24 razonable. Si pudiéramos detenernos aqui e imaginar a Jos sistemas sociales estn compuestos de entidades coms 4 persona biolégica en su conjunto y la totalidad de su ‘ducta, pocas serian las dificultades conceptuales que ss] citarian. Un sistema compuesto de seres humanos inte ‘uantes, palpables, visibles y enteros, no exigiria por cay tun gran esfuerzo a la imaginacién. No obstante, por ex que patezca, en esta interpretacién del sentido comis esconden insblitas ambigiiedades, facilmente ignoradas 0 sadas por alto. us dificultades conceptuales comienzan cuando se nos dice ue tal ver sea imposible adoptar al ser humano como ‘eidad principal para analizar sistemas sociales. Insstir en «xo pareceria violentar seriamente la realidad fenoménica, Smtendré, no obstante, que todos los sistemas sociales se componen de interacciones entre personas y que esas inter- sxciones forman las unidades bésicas de dichos sistemas. Un ssiema politico no es una constelacién de seres humanos exogida para nuestra investigacién, sino un conjunto de inwracciones aislado de otros tipos de interacciones en que iervenga el ser humano. Salta a la vista que una interpre« tucién de esta indole y sus consecuencias no resultan.evi- fetes para el sentido comtin ni podemos contar con que ws scepte sin mis, i a Ls dicho en el capitulo. anterior elimina por lo menos un ssticulo, Puesto que sabemos que a cualquier conjunto de eas se io puede llamar sistema, estamos eximidos de la secesidad de considerar si nuestro conjunto de interacciones forma un sistema social “genuino”. Todos los sistemas tienen tomo tales igual valides en nuestra terminologia, aunque tal vex no todos sean igualmente iitiles para entender la vida palit, Sibien las dudas sobre el status empirico de un sistema no dben detenernos, aparece una nueva complicacién. Con frcuencia las acciones de un sistema, como el politico, por Groplo, no se encuentran en sidamiento felativo: tin icludas o mezcladas con otras interacciones y apenas se pueden distinguir empfricamente de éstas. No hay duda desu eto cre todavia mis difcultaes al pretender abe trerlas para analizarlas como sistema aparte, aunque inter- ruconado, ee Exos comentarios ponen sobre el tapete una cuestién prin- spalisima, con respecto al status teérico de cualquier ‘ena social, especialmente en lo que atafie 2 su influencia tuhre el sistema politico, ¢Es ttil © empiricamente correcto ‘excebir a un sistema politico como compuesto de personas sminteraccién mutua? No deberiamos mas bien considerar ‘un conjunto de interacciones en las que intervienen ‘ees humanos y, no obstante, aisladas temporariamente de seas clases de conducta no politica en la que patticipan esas personas? ;Hay tal vez dos diferentes clases de sistema lunos, los sistemas de miembros, que comprenden a ls fo sona conereta y total como entidad basica, y los otra sistemas analiticos, referidos solamente a las interaccize abstractas en que participan personas, interacciones que bx sido separadas de la trama total de’ conducta de qve fs man parte? Sugeriré que Ia utilidad y necesidad de separar, dese unto de vista especulative, un conjunto de interac de esta indole, consisten en que podemos luego usarlo amt instrumento para simplificar Ia realidad. Es evident, qx fen tanto estudiosos del hombre en sociedad, no pode abarcar toda la conducta de una persona de modo ind renciado y total. Nos vemos forzados a crear conc] que nos permitan observar las interacciones especiales ge nos interesan, por ejemplo las politicas, como si se pri jeran por separado. Empiricamente, tales interaccions roducirin, sin duda, como parte inseparable de otra, ra probable que estén condicionadas por estas tltimas. Fa Para analizar un conjunto cualquiera de interaccions obligatorio apartarlas de Ia matriz total de conducta en qa tienen lugar. A esto nos referiremos cuando sistema polit ben interpretarse como de carécter analitico. Seri, pues capital importancia investigar las razones en que nos ba| ‘mos para creer en la necesidad de esta interpretacién, pa preliminar inevitable en la senda que lleva a la constr de un aparato conceptual para comprender la vida poiia| El cardcter analitico de todos los sistemas socida La plawsibilidad de los sistemas de miembros (membership systems) ¢Cémo se jusifica la afirmacién de que los sistemas sce deben ser de caricter analitico? Para apreciar la indole & Jos compromisos intelectuales * que esta concepeién requ. investiguemos las implicaciones de la posicidn alternate ‘nue sostiene que por Jo menos algunos sistemas sociales, 0 fosstemas, son mds bien sistemas concretos de miembros te sstemas analiticos Eventide comin parece confirmar que existen sistemas de sienbros y que son fundamentalmente diferentes, al menos, d aquellos sistemas que se componen de interacciones di- feds en toda la sociedad y abstradas de los individuos ‘prencllas intervienen. En calidad de sistema de miembros, G astema religiowo puede comprender todas las personas, feo ales, que sean miembros de organizaciones religions. Er calidad de sistema analitico, comprenderia presumible- tate todas las interacciones en que intervengan individuos feilequiera en una sociedad y que puedan califcarse de Srioias, prescindiendo de que tengan hugar en un contexto semarizado o en un medio eatrictamente religioso. Es conoe- {ie que el sistema analitico sea mucho més amplio que el ema de miembros, teniendo en cuenta que muchas per- teas pueden tener una conducta relgiosa sin. pertentcer Sunidades religisas, dan plantedndolo de este modo, el problema hace bastante use esta distincign entre sistemas: que los sistemas de SGembros no son anallticos porque toman como entidades {personas totales. Pero esto es solo la apariencia, Antes de gover aceptar lo que parece evidente para el sentido comin, sitamos determinar en forma explicta si cada clase de taema tiene referentes igualmente claros en el mundo troménico, Si nos viéramos obligades a concluir que nin- feo de los dos tienen, ni pueden tener en principio, refe- smc de esta indole, el desarrollo de una ciencia empirica ‘ultra, sin duda, mucho menos iti Ls sociedad como suprasistema que todo lo abarca H mejor modo de comprender el status teérico de un ‘wena politico es comenzar con Ia unidad social mis inclu- sente que conocemos: una sociedad. Sea cual fuere el modo ‘exo definamos este término para fines sustantivos, por lo ‘2en0s incorpora dentro suyo a todos los demis sistemas ‘eciles y, en consecuencia, designa el suprasistema mis, abarcador ¢ inclusivo en el que participa un grupo de jo sonas biolégicas. En este sentido, la sociedad constiuye a tipo dnico de sistema social. Seria imposible especifca ua Ia serie y variedad de interacciones en que interviena 4 personas que la componen. Al referimnos ala sock concebimos a toda conducta indiferenciada en lo que | ciemne al tipo, como lo que podrfamos denominar la mas perceptiva de observaciones presente a nuestros sentidorE concepto de sociedad llama la atencin sobre la gran maa de interacciones sociales no organizadas conceptualnea| que podriamos percibir si abarcéramos con una min’ literalment, la totalidad de una sociedad, No obstante, una vez decidides a digerir nuestra mas & sensaciones en bruto, comenzarfamos por poner certo oda fen ellas, diferenciando las que nos interesan_y poniéndia rotulos. Si procediéramos asi para comprender cémo fa ciona la sociedad, estariamos aislando en rigor difewce sistemas de conducta. Para decelo en un sentido fora y més general: mi uso del término sociedad comprende @ ‘ate caso la eonducta social de un grupo de personas bie sicas, concebidas en su totalidad. Un sistema social identla un aspecto o parte mis restringidos de las interaccones ciales en que intervienen esas personas biolégicas. Estas ine acciones representan los diversos roles que desempefan Personas, de modo tal que las mismas personas biclgia pueden desempesiar roles sociales diferentes . Gon el transcurso del tiempo parecié Gil para fines cx tificos, identificar tipos diversos de interacciones, cada x de los cuales habia revelado su importancia para expler el funcionamiento de las sociedades. Son tan conocido: qa apenas necesitan mayor elucidacién; los hemos clasifiaa en conductas de tipo religioso, econémico, fraternal, edu onal, poitco, cultural y otros por el estilo, Cuando part aconseable, se estudié a cada uno de ellos por sepant como sistema. Teniendo en cuenta que esos. sistemas 2 representan la totalidad de las interacciones que hay en a totiedad, sino solo pares abtraidas dea masa percpéa de la conducta, son, a mi juicio, de earécter analitco La Interacciones politcas constituyen uno de sus tipos. Le imagen empirica de un sistema analitico Husa este punto, fuera de la terminologia, pareceria que xa materia hay para las cavilaciones. Pero un obstéculo ‘ie magnitud impide aceptar sin dilaciones esta perspectiva, ‘ebre la posicién tedrica del concepto de sistema. Una cosa ‘a decir que las interacciones politicas constituyen un sistema anlitco, y otra cosa intentar ver su significado o suscitar aa imagen empirica de un sistema de esta indole. ¢Es ible transformar dicha imagen en modelo fenoménico? «caso negativo, zcémo habremos de captar el significado ‘ge subyace en Ta nocién de sistema analitico? i Shubiéramos partido de la idea de que un sistema politico Gun sistema de personas biolégicas, se nos habrian presen ‘ado pocas dificultaces, Bs relativamente fGeil imaginar que te grupo de empleados administrativos de un organisino, snuchos de fos cuales estin situados en una zona contigua, tamada oficina, configura un sistema de pestonas.En_ rin: jo, aun en el caso de un organismo mayor con oficinas peas one espacio, mientras exsiera la voluntad y el ‘equipo para ello podrlamos imaginar que todo el grupo es reunido en un lugar, puesto sobre un vehiculo y transpor- fade como unidad a un nuevo lugar de trabajo. El grupo preenta un aspecto fisica evidente que hace fécil visuali- fario como sistema, en forma muy parecida a lo que ocurre «los sistemas fisicos de las ciencias naturales, con los que fetamos bien familiarizados. Hay en él una unidad y una tehetién intringeca notorias determinadas por la presencia fica de personas, su proximidad, su estructura comin y ww compartida finalidad. Rabustece esta opinién el hecho de que cuando habla- ‘so: de los empleados administrativos de un organismo feeemos presente, a todas luces, algo més que las simples ‘xciones que al parecer consideramos. En principio con- @bimos a cada individuo en interaccién con los otros y a tus ellos en interaccién mutua, persistiendo a través del ‘tempo y formando una imagen simple y muy satisfactoria e-un sistema fisico. Aunque paseros del grupo organizado a sociedades moder: tus diferenciadas, y aunque ésta no sea una tarea conceptual cen busca de viveres, y el rumbo que ha de seguir. Tarka puede ser el lider ritual, el Arbitro principal de las dip: y el tje de las festividades. Toda clase de actividad a pueden centrar en un ‘nico individuo. O To que ai mismo: todos los individuos de la sociedad pueden rex Ja mayoria de las tareas; sus miembros no necesitan tificar la separacién de tareas mediante la especalinda de roles. A'lo sumo, empiricamente, todas las active estin ligadas de manera inextricable en un niimero linia de roles, como por ejemplo, el de pariente, adepto dea jefe 0 jefe supremo. Ademés de fos dos casos extremos que hemos itutal (las sociedades modemnas estructuralmente diferencia los pequefios sistemas tribales tradicionales) se presam ‘muchos grados de diferenciacién o fusién de roles. Perea demuestran que no es necesario deslindar tan nitidamer la vida politica de otros tipos de conducta en tod » sociedades, Aun en las sociedades modernas, no todas lax tividades politicas son tan facilmente aislables como «:¢ ‘caso de os bien definidos roles politicos, cada uno dea ‘cuales tiene su designacién propia. Un ciudadano que 2a| vez que compra un pedazo de pan intercambia opin con el vendedor sobre el candidato local a un cargo plisx porta cierta actividad a dos clases de sistemas: el ear ‘ico y el politico. Por debajo de los niveles altamca| diferenciados de la actividad politica de la. sociedad = derma, queda siempre un sustrato mas profundo de condus ‘que integra las actividades generale, indliferenciada, @ todo miembro de una sociedad. Alguien hablara de pola con un conocido al acudir a la iglesia el domingo px} mafiana; en la mesa familiar, se transmitirdn sin obsticia actitudes politicas importantes. No obstante, no_nos sab ‘mos inclinados a incluir a la iglesia o a la familia, exepa en circunstancias especiales, como organizaciones'polisa sin mds, y por lo tanto, como componentes estructural & un sistema politico. En las sociedades muy politizadas de Occidente y ens ‘numerosos grupos tribales no alfabetizados, por citar un am toda la contextura de una sociedad puede estar penta de interacciones politicas de esta indole, Ocurren en mesa 70 ‘pe no estin diferenciados politicamente de ninguna otra aera y que, por consiguiente, no se podrian incluir como sw todo entre los elementos constitutivos de un sistema po- tzxo, No obstante, estas acciones tienen en potencia conse- ‘sencias importantes para la vida politica de la sociedad; 1 duda es preciso no omitirlas como parte de un sistema tmltico, al menos para no violar todos los cénones del buen ‘mato. Sia fin de hacer aceptable la idea de sistema sabimos insistir en que sus miembros son un grupo de per- veexs bjol6gicas que interactiian exclusivamente, 0 en gran fare, dentro de un marco politico, es evidente que no po- ‘amos incluir esas interacciones como parte de un sistema pitico, Bearécter analitico de todos los sistemas Ta modo de conceptualizar esta dificultad consitirla en ‘écir que tenemos dos subtipos diferentes de sistemas: un ‘wema de miembros o entidad, por oposicién a un sistema aualitico. El primero constaria de personas biolégicas en ‘ezanizaciones fisicamente separadas; el segundo, de conjun- ‘ut de interacciones dispersas en el espacio, difundidas o awluidas cn otras clases de conductas. La utilidad de esta ‘ailcacién reside en que pone de manifiesto la importan- aa notoria de las acciones onganizadas en la vida politica, Se obstante, si pensiramos que con ello hemos distinguido uistemas'de status teérico dispar, cometeriamos un gra se error conceptual. Tanto los sistemas de miembros como ‘a sistemas analiticos son sistemas analiticos de subtipos sqificativamente diferentes, pero del mismo status te6rico, Dileren en lo que respecta a la acentuacién o énfasis de ‘a orientacién politica; por lo comiin los grupos de miem= twos tendrin un grado més alto de diferenciacién y espe- alzacién, en el espacio y en el tiempo, de sus interaccio- ses politicas. fara ver sus elementos comunes en tanto sistemas, volvamos Aeaminar mis detenidamente los grupos bien definidos de tis politicos que lamamos onganizaciones. Debido a la sién y especializacién del trabajo, tanto en la politica como en otras csferas sociales, tenemos en las soci ‘moderas numerose organizaciones © insitucones ey ue ia cantidad y notoriedad. de las actividades ola ton tan grandes que = las sucle considerar de natn esencialmente politica, El hecho de que se les dé dam lones potas destaca que estin fuertemente cagadu 9 onsecvencias poitias para Ia sociedad. Loe parti p| Hos, as legisituras, las diversas clases de grupos de roses los tribunales toa pate imegable de ln vida pla Pero er preciamnente por esa misia falta de ambi sobre su'relaciin con la poltcs, que a menudo sep de vista, que los miembrot de estas extracturas no on #5 tcos a ia persona biolgica total. El propio concep “iembro”refleja el hecho de que solo prestamoy an a certs aspecton de Ts conducta de la persona bila Yds gue lnchinoy entre lv pares del tna ep zacioal, Fstd en nuesras manos prestodir por cx de otros aspects de esta conductay 0 trataroy st Condiciones externas relevantes, Los roles de Tos mic dz un sistema polio conllevan a snenudo conducts et tienen consecuencias en otras esferas de la sociedad. Le| partidos polftcos ecaudan y gastan diner, y en ete Edo conttbyen a ia produccion. de. bienes seo Promueven también la amistad y por ende Ia Integasa estructural de a wociedad, Lo dicho sobre l partido politico se aplica igual ores roles y estructarss olideas. Toda instueien pla tiene efector miliples sabre diverior aspectos de a ma ad; ls campafa clectorales, por ejemplo, os tiene, aque marginals, sobre la economia, El dinero que una pe ona proporciona.a st. can se gata en otros Bienes quemos el califcative. de a cerat onan lone, instuciones o roles, reside simplemente en qu & consecuencias principales do fa conducta de esas iad te dirgen ms bien sla esfra poica que la conn, religosa otras. Pero aun cuando encontremos wn fac conto politco en la ignificacion dela conduc, = Podemor ceducir automsticamente que todas las acho des tenga solo consecvenciaspoltcas ni que stan pola n ft vaturalera. Algunas son no politicas, aunque en pro- Frctones desdciables, Gino ya hemos indicado, tal vee no revista gran impo sick ilar en la prctica la. obvia signification econ tees dela concicta de los partidos poiteos. La asignacién & fonios a campasas policas tiene indudablemente ex tsa imnportancia para el estado de la economia no at en Sibi, dese el punto de vinta conceptual. Indien que, en price, cuando examinamnos tipor de conducts. ata: tent especfices 7 diferenciadon, como lor de una. or. frrnacion politica extremos de Tn. masa peseeptiva total EF icciones solamente Ins pltca, El hecho de identfcar Si um conjunto de conductas no debe hacemos olvidar Temos"absraido na. parte. del todo" y que hemos free al todo ef rota corespondiente-@ aquela. Dicho wo modo: aun las organieaciones de naturaleca predo- inantemente potitca, or ejemplo un partido politic, 100 avacconss dela. conducta. total dena ‘penona, Consigiente, subaistemas analticos. Los llamados si Enos de miembros no son en realidad sitemas de personas ‘tsi sino de voles expeializados, En ese sentido tam- Bn lls son sistemas aaicos A referimot a stor ss tems con fines de investigacién, abstraemos de la pauta tal de conducta de la persona In parte relacionada con SSraccionee que lleva a cabo en sus Toss organizacionales. Eto es lo que hacemos, jstamente, sl consderar formas fo onjanizatonales dela conducta 0. al entresacar Tox Specios poitcos de interactiones tomadas en medion oe Catzacioales o instuconales cuyo earicter no es primor- ESimente politico. De lay intracconestotales en que una gerona intervene abstraemor Tas que se orienan a la Folie, prescindiendo de si actéa en et rol de iembro Sen grupo de linaje, diector de una empresa o elemento dejacalo Gel mando artistic, Por el momento podemes Ser de lado toda progunta referents Tor crterios sega Sn cuales se decide Gué es politico y qué no lo es. No ta remos en volver a este punto, Para nvstros fines inme- ‘Eios, nos supondremos en condiciones de establecer algu- tor liters Ge acuerdo, En tal caso deberos reconocer $e todas las interaccones que satsfacen ls requttos 0m, y solo pueden ser, derivadas de modo analitico, prescindicr do de si tienen lugar en un rol espectficamente politico ¢ como aspectos inadvertidos y ocultos de agin rol en apy riencia ajeno a la vida politica. Desde el punto de visi te6rico, constituyen abstracciones de la situacin total. E estudio de Ia conducta social no abarca en ningiin cx Ja masa total indiferenciada de acciones que realiza wa persona bioldgica. Por definicién, toda accién, tal como b percibe el estudlioso de Ia ciencia social, debe ser de nate raleza analitica. La realidad empfrica de las unidades analiticas Ahora bien, el hecho de que un sistema politico no pie deja de se anal csigfica acs que debe sex en als sentido menos concreto u observable que la masa percepia de conducta de la persona biolégica? Que sea una abe traccién de un tipo definido de conducta entre otros m- chos no lo vuelve menos observable empiricamente que & mata bruta ¢ indiferenciada de conducta de la. que lores parte. [La caracteristica analitica del sistema politico no afecta condicién empirica; solo se refiere al hecho de que, aly fines del tratamiento te6rico, las actividades poltcas « pueden diferenciar y abstraer transitoriamente de todas ls demas. Pero seguimos ocupindones de la conducta ob«- vable. Este enfoque no nos debe hacer olvidar de las ors dlases de conducta, aquellas de las que se hace absraci ya que tendrén consecueneias importantes para los ape: tos politicos de la conducta total. En efecto, veremos ris adelante que constituyen el ambiente social de un sie ‘ma politic, Tendremes que considerar la interacein e tre los diferentes sistemas analiticos que permiten dar fora a una conducta politica. Es posible dear instrumenta analiticos para ejecutar esto en forma sistemética; & ello nos ocuparenios en buena parte de los capitulos £ suientes. Aqui deseo insistir en que, al examinar esa pare ‘nalitica de la interaccién social que calificaremos de p> ” lca, estaremos examinando interacciones concretas, ob- servables. Podemos decir, pues, para concluir, que si por sistema de rniembros entendemos sistemas de personas biolégicas titi les para la investigacién, no hay nada semejante en la ciencia. social, Todos Jos sistemas de conducta son analiti- ces, Algunos, més diferenciados, especificos e integrados pata fines limitados, podrian lamarse organizaciones, sis. temas de roles o sistemas de miembros en el sentido restrin- ido del término. Otros, difusos e indiferenciados, estan in- merios en tipos analitices diferentes de interacciones. Pero prescindiendo de la expresién estructural de la conducta, tados los sistemas se deben interpretar como abstracciones de la realidad, que si bien son empiricamente significati- ta aislan solo’ una parte del mundo fenoménico. Elstatus teérico de un sistema politico consiste en que, como todos los demis sistemas sociales, es de caricter analitico y, to obstante, empirico. Nuestra exposicién de lo que enten- demos por sistema nos exime de la necesidad de discutir si lus interacciones politicas, en cuanto conjunto analitico, ton 0 no realmente un sistema de conducta, Esta discu- sién seria superflua, Puesto que por definicién todo con- junto de interacciones se puede calificar de sistema, la pregunta a formular ser si una clase especial de conducta aistraida, brevemente identificada como politica, es, des- de el punto de vista cientifico, interesante, ;Contendra tun cuerpo de referentes sulicientemente amplio y adecuado camo para permitirnos contestar algunos de los interro- antes principales que ha planteado histéricamente Ia in- ‘estigacién politica, © que parecen significayivos en la scwalidad para comprender la vida politica? Eit caso nega- tro, esto no “demostrara” por cierto que no constituyen un sistema. Solo puede sugerir algunas explicaciones plau- ables: por ejemplo, que no hemos tenido perspicacia sufi- dente para aislar, a efectos de incluirlas en nuestro siste- wma, y por ende en nuestro Ambito de interés, las variables politicas eriticas; 0 que la conceptualizacién de la vida po- Tica como sistema no es muy stil para comprender los fendmenos que nos interesan. 4, Identificaci6n del sistema politico Las premisas adoptadas hasta ahora con respecto a lat racterfsticas de los sistemas sociales son de dos clasts, Pax representar el sistema en el foco de atencién se puede see. cionar cualquier conjunto de variables. La sociedad, ge es el sistema social més incluyente, es la nica que ahaa, todas las interacciones sociales de las personas biol implicadas. Cualquier otro sistema social, inclusive el pe litico, se limita a aislar algunos aspectos del comportaiee to total, y en consecuencia, tiene que ser de natural analitica. De acuerdo con el tipo de anilisis que se examina en libro, la vida politica se interpretaré como un sistema exe ceptualmente distinto de los otros sistemas de una sociedad Las interacciones que quedan fuera de un sistema pols se pueden llamar el ambiente en que existe. Al aborde a cuestién en estos términos daré por sobreentendido ex ‘entre un sistema politico y su ambiente hay algiin line Como veremos, esta idea es capital; una vez estabec nos permitiré hablar de los intercambios 0 transaccis que tienen lugar entre un sistema y su ambiente. Para cars truir una teoria detallada, una de las tareas principale seria tratar de identificar estos intercambios y explicar ect enfrenta un sistema politico los obstculos que ellos opore: a su subsistencia. En términos algo diferentes pero ted. mente més generales, seria superfluo, si no imposible, po seguir nuestro anlisis y conceptualizar Ia vida politica caxe sistema abierto y autorregulador (cual et mi intencin), a ‘menos que se pudiere distinguir, tanto analitica como e= piricamente, un sistema politico de su ambiente total. Con el objeto de deslindar un sistema politico de oi clases de sistemas habri que contestar varias preguas Primero, zqué cosas incluye un sistema politico y cia 6 tubremos de identificarlas? Segundo, equé se quiere decir hablar de un limite entre sistemas analiticos? Tercero, qué cosas se excluyen del sistema para ser interpretadas ‘tio parte de su ambiente? Estas cuestiones reclamardn sustra atencién en este capitulo y el siguiente. Criterios para identificar un sistema politico {Cémo distinguiremos aquellas interacciones de Ia sociedad ‘qe habremos de calificar de componentes de un sistema peltico? Este es uno de les pasos criticos para examinar Bi dindmica de la vida politica. Al deseribir la. propiedad ‘preral de las interacciones que se deben considerar como parte de sistemas politicos, estableceremos automiticamen- te qué tipos de conducta se omitiran. Es indispensable {ue nuestros criterios de inclusién no dejen de lado ele- fBentos esenciales. Si no explicamos en forma adecuada ‘emo funciona un sistema politico, se habré echado por terra el incentivo principal para’aislarlo, No obstante, ar los fines de la investigacién, Ia ciencia politica no fede estudiar todos los fenémenos; es necesario reducir ‘ simplificar de algim modo el mundo real. Esto suscita sempre el temor de que se excluyan inadvertidamente ele- rzentos de importancia capital ta posibilidad existe siempre, puesto que como hemos sto, no hay una prueba definitiva en Io que atafie a qué ementos se deben incluir, por naturaleza, como constitu- ‘os de un sistema politico, aparte de su poder explicativo previsto. Pero saber esto no nos orienta gran cosa; la utilie ‘4d explicativa es siempre un tipo de test ex post facto, En fa seleccin inicial de las propiedades de los elementos ca- rncteristicos de Ja vida politica, debemos guiarnos por lo ‘que el estudio de Ja historia (0 experiencia pasada) y la chervacin de los sistemas en funcionamiento (0 experien- a actual) nos permiten conocer acerca de la vida politica. Todo posible capricho inherente al insight y juicio subje- {ho es restringido en definitiva por el hecho de que las pesonas que partan de premisas diferentes, construirin nor ‘malmente modelos teéricos distintos. En Ia critica y dice si6n de estas alternativas tienen lugar procesos selec y correctivos; es de esperar que éstos conduzcan al mejor. miento de nuestras formulaciones teéricas, y en consecuee cia, de nuestra comprensién del modo en que funcioue los’ sistemas politicos. Las interacciones como unidades de un sistema En los estudio tradicional de la vida pola Ia condi fue conesponde aproximadamente ao que’ Iara tha politic se ho carateriado de muchos modo, co tinando las necedades de In época y lat predlescezn del investigador wovellando entre ambas. La"vida paisa te ha deseo como el estado del orden, el poder fe tado, in pllca publica, Ia adopcién de dechione 0 tmonopolio del empleo de fuer legitima. En The Pr ital Sytem yo hj win etn eestor punto de vista las azones que exten fan Chatatloy no como erréicos, naturamente, sino como ee for iles para nuestro nivel actual de, conocimient ¢2 Ja alternativa que expondré a continuacién, : En tu conteto mis amplio, la vida plitca, a dies Ge lor sspectos econo, eigioo, tc de In da, se port desir como un conjanto de intaccoves shes de> vidoe a interacclones eon la unidad Bia de adits Por simple que sea eta frmulacién, resulta antag tina tendencia que sigue prevaleciendo en la investiga palica: digise directamente lay enrucuras parts fs, tanto formates como informales, a través de fs eal ‘= manfetan la nteracclonespolcas El estado ea Iegiaturas,poderes ejectivo, partidos, onanizacione 35 minitativas tribunals y grupos de interes para mence tar solo algunos cator—~ gue ominando el enfoque inca ton que Tot autores de clenea pola abordan na dee 1 D. Easton, “Political Anthropology” en B, J. Siegel, comp, Bie nial Review of Anthropology, Stanford, Cali, Stanford Unive? Press, 1959, pgs. 210-62, 78 AM ensancharse estas estrechas miras impuestas a Ia ciencia Dulitica, gracias al descubrimiento de las naciones en desa- frollo y sus tan diferentes estructuras, los autores han mira- & con menos favor cada vez esa insistencia en las estruc- tuas formales e informales. A pesar de ello seguimos dligando al estudio de estos nuevos sistemas politicos a tonformarse al lecho de Procusto de las suposiciones tra- Ecionales, Desde el punto de vista del analisis que aqui desarrollamos, bbestructura es definidamente secundaria, tanto que solo de szanera incidental y con fines de ilustracién se requiere agin comentario acerca de ella. No intentaremos, por cier- tp considerarla en forma sistemética. Partiremos de la su picién de que hay ciertas actividades politicas y procesos Bisicos que son caracteristicas de todos los sistemas politi- ‘as, aunque las formas estructurales por medio de las cuales manifiestan puedan variar, y de hecho varien considera Nemente en cada lugar y poca, Desde el punto de vista, lio, es esencial investigar la naturaleza procesual de tales isteracciones politicas, y esto debe hacerse antes de exami- tur dichas estructuras. Esta insistencia en los procesos de imteraccién politica da al anilisis politico un cardcter di- imico que, como luego veremos, debe estar exento de todo falais prematuro ¢ indebido en las formas 0 pautas de la conducta politica. Hl test de las interacciones politicas Por otra parte, Jo que distingue las interacciones politicas de todas las otras interacciones sociales es que se orientan, predominantemente hacia la asignacién autoritaria de va~ lores para una sociedad. Por consiguiente, la investigacién politica trataré de comprender el sistema de interacciones, Eediante el cual se hacen ¢ implementan dichas asignacio- 1 obligatorias © autoritarias. Dicho brevemente: las asignaciones autoritarias distribuyen ‘mas valoradas entre personas y grupos siguiendo uno 0 ‘3is de tres procedimientos posibles: # privando a la persona 2Somet{ aun examen detenido esa interpretacién de Ia ciencia goles en The Political System. 9 de algo valioso que posela, entorpeciendo la consecucién & valores que de lo contratio se habrian aleanzado, o bie permitiendo el acceso a los valores a ciertas personas + negandolo a otras. ‘Una asignacién es autoritaria cuando las personas que be cia ella se orientan se sienten obligadas por ella. Hay varus razones para que los miembros de un sistema se considers obligados, cuyo conocimiento nos ayudaria a comprenda Jas variaciones de los procesos de diferentes sistemas. Cte ensar que resultan distinciones importantes segin que lt asignaciones se acepten como obligatorias por temor al =» pleo de la fuerza, o bien de una sancién psicolégica seven, como las imprecaciones en los sistemas primitivos o el ope bio social en otros més complejos. El interés personal, b tradici6n, la Jealtad, un sentido de la legalidad 0 de 3 legitimidad, son variables adicionales significativas para a jcar por qué un sujeto se siente obligado a aceptar des siones con carcter de -autoritarias. Pero prescindiendo é& Jas razones particulares, el hecho de considerar las asi ones como obligatorias distingue a las asignaciones pub teas de otras clases de asignaciones, segtin Ia conceptua zacién que expondré mas adelante. Sistemas parapoliticos Los sistemas politicos de grupos Si la investigacién politica se limitara a estudiar oimo # fstablecen las asignaciones obligatorias, prescindiendo de contenido, tenderia redes de trama tan amplia que cope fen ellas numerosas conductas no consideradas por lo c min estrictamente politicas. En todos los tipos de grip desde la familia y el linaje, pasando por las hermandala ¥y las organizaciones religiosas, educacionales y econémicat se dan asignaciones de indole autoritaria. Bien se pods reguntar si, en mi conceptualizacién, también éstos tera, ‘gue representar sistemas politicos o si, por lo menos, inca ‘poran sistemas politicos como un aspecto de su conduca total. 80 Sada se opone a que adoptemos una interpretacién tan Beal de la polion que permita descubrr sistemas. pol Soren todos los otros grupos sociales, ademas ce I soce= dat misma. En verdad que de este modo vilarlamos el uso tormal del termine: la investgacion politica no se cu Eonar de lor proceor interns We los grupos por simos, nies te tina de au incumbencia particular, Solo txla medida en que pueden estar relacionados con proce politicos mas ampli de la sociedad, tales process mos de los grupos organizados ~"el gobierno privade? Emnjeron en otro tempo la atencin dels estuinon, Em feo, el hecho de que exto no sea habitual en la investiga: ones tradicionales no basta por si solo para disuadirnos. Ea realidad, podramos sstener, con fondades motives I isin de papector de las interaccones sociales internas todos los subgrupos sociales como ejemplor de sistemas pallor por derecho propio. Ya lo dijo Chares Merriam: Beidentemente hay goblemo en todas partes’ lo hay en A clo en el infierno; hay gobiemo ley ente las pe tus fuera dela ley, yen la cee! = AVigual que la sociedad més amplia de la que forman parte, ls grupos establecen efectivamenteasignaiones que miembros aceptan como obligtoras En las familias, ls esas, las hermandaces y otros subgrupos hallamos cons: Enicines,competencia por el control ete las its domi= tansy ambicinas, y grupor de presién 0 faciones, Para agar & que te cumplan sus asignaciones, estos subgrupos patéen aplicar sanciones poderoas, por ejemplo la exco- Erin, el extraciamo, la expulsion 0 la coerlon ejerelda permet de la violencia, como en el caso de las organ ones delietvas. Acogiéndose a las normas: dominants, 3 mayora de sus miembros puede consierarlegiima ino. areas tanciones, Es evidente que en e ssema, politico is ampli dentro ‘del cual, o junto al cal, se encuentran Se nbgrupos ay etucuraty raceme piel ingus, como die antes, para algunos fines pueda ser pro trio ‘ampliay el coneplo“tstena paleo de ee Se Bchir estos aspects de groposy onganizaione, a nosotros 4G. Merriam, Public and Private Government, New Haven, Yale Caiversty Press, 1944, nos bastard con considerarlos andlogos més que isométfica fen relacién al sistema politico de una sociedad. Por ea razén, et posible que el examen de las estructuras y pro sos, relacionados con. Ta asignacién autoritaria de vale fen organizaciones y otres grupos, resulte muy stl para tr aminar las estructuras y procesos del sistema poltin sie tario més amplio. Sostener lo contrario significaria cone decir un niimeso creciente de pruebas que revelan sexe janzas importantes. El estudio de organizaciones y pequa grupos en funcién de sus relaciones de poder proces ects y flujos de comunicacién, ha faciltado insights ‘conceptos para analizar el sistema politico mayor. Pero semejancas no son identidades: exisen significa diferencias tedricar y empiricas. Para diferenciar con ch dad el sistema politico societario de otros sistemas mesa inclusvos, llamaré sistemas parapoliticos a los sistemas p> Iiticos internos de grupos y subgrupos, y reservaré el coney to de “Sistema politico” para la vida politica de la unidi ids inclusiva que analizamos o sea la sociedad Diferencias entre los sistemas politicos y los parapolitcos ‘Aunque los procesos y estructuras de los sistemas parap- ticos son muy similares al sistema politico societario, dire por lo menos en dos aspectos fundamentales. En prize lugar, los sistemas para son a lo sumo aspects & subsstemas de wna sorodad: son subsistemas de subse mas. Los miembros de un sistema parapolitico no aceptx ni se espera que acepten, las responsabilidades deride det hecho de que un agregado de personas conviva ent sociedad, comparta diversas situaciones vitales y se va obligado, por consiguiente, a tratar de resolver conjuna- Imente sus diferencias. Estas responsabilidades trascienéa ‘Laleance de cualquier grupo organizado. Los sistemas pr rapolitcos se ocupan solo de problemas relativos a las ase naciones autoritarias dentro del grupo. 4D. Cartwright y A, Zander, compty Group Dynamics, Rewed dnd ‘Theory, Nucya York, Harper & Row: Publshery, 198; ME Line, Mt. A. Trow yf 8. Coleman, Union Demovtary, Nuss York, Free Pret of Glencoe, Ine, 1936. 82 No hay duda de que puede tener lugar una diferenciacién {ae funciones, de modo tal que algunos grupos adquieran ro- les mayores en Ia resolucién de tales conflictos. Un linaje rral se puede apropiar de todo derecho a ocupar cargos piblicos en un sistema politico tribal; un partido politico puede dominar los procesos politicos de una sociedad mo- deina, En estos catos, la naturaleza del sistema intragrupal @ parapolitico ayudard a determinar el modo externo de ‘omportamiento del grupo en el sistema politico societario. No obstante, los sistemas politicos internos mediante los cua- fetse asignan valores dentro de los grupos mismos —el clan el partido, para seguir con el mismo ejemplo— se ocupan de una serie més limitada de problemas que los que surgen cael sistema politico de la sociedad en que esos grupos pueden gozar de tanto poderio. La existencia misma de un fnpo organizado prucba hasta cierto punto sus preocupa- Sones y Tesponsabilidades, en comparacién con la sociedad tis amplia de la que forma parte. Nose trata de que la sociedad incluya més personas. An- tes bien, ocurre que como partes de un sistema politico sxcietario, estos grupos intervienen en los procesos por los faales quedan a su alcance todos, y no solo algunos, los problemas que plantea la convivencia. Por consiguiente, el fwtema politico societario tiene un margen mucho ms am- lio de responsabilidades que los sistemas parapoliticos de fo subgrupos. Elo no significa que el sistema politico societario establez- a asignaciones autoritarias con respecto a todos los as- qectos de la convivencia nia todas las diferencias que sur- ‘an. El hecho fundamental con que se enfrentan todas las Siedades es la escasez de algunas cosas valoradas, que pro- dice inevitablemente disputas sobre su asignacién. Segin ‘a swciedad, y dentro de una sociedad cualquiera, segin la {oca, muchos de los conflictos referentes a Ia demanda de talores escasos se dirimirin como resultado de la interac- «in auténoma entre individuos y grupos®, Con respecto 4 estas cuestiones, es posible que Ia sociedad no intervenga $ DEaston, A Theoretical Approach to Authority, Stanford, Cait, Department of Eeonomice, Stanford University, 1955, Informe Né para la Otfice of Naval Research, de un modo formal o especial, 0 tal vez no se prevé queit hhaga. En la mayor parte de fos casos, Ia sociedad fac’s un esquema minimo de orden (a pesar de que en ceca sistemas primitivos no hay un equivalente de la paz & rey 0 el orden del jefe) ; pero fuera de ello no inte zanjar todas las discrepancias entre los individuos 0 enya que la. constituyen, Ahora bien: cuando las diferencias no se resuelven de = nera independiente y se perciben como atentatorias cor, las ideas dominantes de orden y justcia, toda sociedad pre pporciona procesos por los que algunas estructuras esprc> Jes ayudan a regular las diferencias o imponer un ame A estos roles diferenciados los identficamos con concep como dirigentes, gobierno, autoridades, jefes y ancianor & chan. Esto no quiere decir que Ia sociedad en su totalidad de kgozar de estos arreglos segiin un conjunto de eriteries aera de Io que es bueno y lo que es justo. El orden o regulanit puede favorecer, y de hecho favorece, a un grupo compe nente més que otro. Tampoco es necesario que los ame silos conttibuyan empiricamente al orden; bien pueden ary var la situacién provocando violencia y caos, que tal ve conduzcan en definitiva a la destruccién de la sociedad» no at Intgacn, Las comscuencias pare fsck constituyen siempre una cuestién empfrica que no es ble prejurgar, aunque s predecir si se dispone de infrey cién suficiente. No obstante, con independencia de ella, & diferencia principal entre un sistema politico y un seca parapolitco reside en la serie de asuntos de que se ocupa uno y otro, En realidad, éste es uno de los significata implicitos en la afirmacién de que los sistemas politicos cietarios son més incluyentes que todos y cada uno de i sistemas parapoliticos, ya sea que se los tome por separa © en conjunio, Otra distincién importante consiste en que los poderes & ‘que dispone el sistema politico societario para regular la diferencias suelen ser mas amplios, correspondiendo ais ‘su mayor amplitud de responsabilidades. Tanto en los temas parapoliticos como en los politicos puede haber ra Herenciados mediante los cuales se ejerzan las principales msponsabilidades en lo que vespecta al manejo de los asun- ‘wt politicos de los grupos. En ambos casos cabe denominar sutoridades a los individuos que desempefian estos roles, ‘ibien en las sociedacles modernas existen para los roles de fu sistemas parapoliticas nombres mejores, como comité ecutivo, consejo de gobierno o junta directiva. Pero a di ferencia de sus contrapartes en log sistemas parapoliticos, bis autoridades de Jos sistemas politicas se distinguen por ss capacidad especial para movilizar los recursos y encrgias 4 los miembros del sistema y aplicarlos a objetivos amplios # epecificados. Lo pueden hacer en nombre de la sociedad Yeon la autoridad obtenida por la aceptacién de su posi- én en aquélla, Ningin cuerpo gobernante de un sistema parapolitico tiene esta capacidad de hablar en nombre de ‘A ociedad, el sistema social mis incluyente, a menos que ssincida con las autoridades del sistema politico societario. Debido a sus responsabilidades, dirigidas hacia la sociedad ‘x su conjunto, las autoridades suelen disponer de instru tmentos especiales para reforear sus capacidades y apoyar las capectativas de que contribuirin a solucionar diferencias. Por consiguiente, la mayor parte de los miembros de la reciedad, aun aquellos que tal vez se opongan a sus dé tiones ono sean afectados por ellas, Ins considerardn obli- ‘atorias, excepto en los perfodos de cambio ripido 0 de «iss, Las normas especiales de legitimidad, tradicién 0 cos- ftumbre han evoluicionado universalmente con el caricter de sanciones informales a disposicién de aquellos sobre quie~ tes pesan dichas responsabilidades. En muchos casos tienen, tomo complemento sanciones formales por via de instru tnentos para aplicar Ia fuerza y la violencia e imponer ast bb conformidad con las asignaciones. Tal vez los instru tmentos mis comprehensivos y poderosos que producen es- fas consecuencias, han sido los desarrollados en forma con- junta con el crecimiento de eta especie de sistema politico tocietario que convinimos en llamar Estado. En él, el uso legitimo de la fuerza esti exclusivamente en manos de quie- ts actian en nombre de toda la sociedad.* Ase hallarén prucbas de que los sistemas politices pueden per~ fare aungue fo haya un fonopolio legitimo de compulsiGn ma s

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