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SENDEROS DE LIBERTAD
Mientras haya un elemento criminal, estaré hecho de él.
Mientras permanezca un alma en prisión, no seré libre.”
FÉLIX GARCÍA MORIYÓN
SENDEROS
DE LIBERTAD
CAPÍTULO 1
SENDEROS DE LIBERTAD 7
No hace falta ser muy perspicaz, por tanto, para darse cuenta de para garantizar una aceptación consciente de la realidad social
que ese determinismo fatalista pregonado por quienes tienen las existente, dicho de otro modo, para aceptar la servidumbre volun-
claves de la información, oculte a duras penas que esas mismas taria. En este orden de cosas, la invitación al fatalismo es un claro
personas no dejan de elaborar proyectos específicos de interven- indicador del esfuerzo por mantener el control de la cultura,
ción para hacer posible que la historia siga el curso que ellos quie- siguiendo aquello de que la cultura de una sociedad es la cultura
ren que siga. Ellos son muy conscientes de que la historia de los de su clase dominante. Se trata en este caso de que esa manera de
seres humanos la escriben los seres humanos, como no podía ser ver la historia y la sociedad humana que el bloque que ejerce el
menos, aunque su acción esté siempre condicionada por circuns- poder mantiene se trasmita a todo el mundo de tal modo que todos
tancias diversas que hacen que no sea posible abordar algunas terminemos pensando como ellos, lo que hará posible que el puro
tareas porque escapan de nuestra capacidad de intervención. Un y crudo poder se convierta en poder legitimado. El pensamiento
ejemplo ostentoso de esta actitud podemos encontrarlo en la único no es algo nuevo y tampoco es algo que surge espontánea-
reciente conferencia de la Organización Mundial del Comercio, la mente en una sociedad; es más bien el resultado de enormes
institución que lidera la libertad absoluta en el comercio mundial esfuerzos de propaganda encaminados a conseguir que todo el
para conseguir que sean las fuerzas del mercado las que regulen, mundo piense de la forma correcta, que no es otra que la de aque-
para bien de todos, la producción y el comercio mundial. llos que están situados en las posiciones de poder. Es posible que
Mientras los delegados de todos los países apenas guardaban las una de las características específicas de la época en la que esta-
apariencias de un debate democrático en sesiones plenarias, en los mos viviendo sea el hecho de que se ha producido una concentra-
salones verdes de la sede de la conferencia se reunían a puerta ción de todos los poderes en unas pocas manos en un grado que
cerrada los representantes de unos treinta países para alcanzar no tiene precedentes históricos. Nunca la elite dominante de un
acuerdos sobre las decisiones realmente importantes. país —en este caso, Estados Unidos— había acaparado el poder
Posiblemente sea cierto que la mundialización constituye un pro- económico, político, militar, cultural, tecnológico y científico;
ceso imparable, pero es tan cierto o más que lo anterior el que el apoyados por las elites de los otros países que participan en menor
modelo concreto de mundialización que vaya a consolidarse no medida en el control de todos esos poderes y legitimados por los
depende de ninguna ley inexorable sino de decisiones muy con- votos otorgados por sus propias poblaciones que se benefician
cretas que toman personas con nombre y apellidos, guiándose por directamente, aunque en menor medida, claro está, de ese control
los intereses de grupos a los que también se puede mencionar por de la situación, avanzan cual elefantes en cacharrería imponiendo
su nombre propio. Decir esto no supone apuntarse a ninguna teo- su presencia y arrasando con todo lo que encuentran. Baste el
ría conspiratoria de la historia, pero desde luego existen conspira- ejemplo de la deuda externa para apoyar esta perspectiva.
dores que procuran tomar decisiones en secreto para moldear el Que los poderosos lo intenten no es extraño; están en su papel y
curso de los acontecimientos a su gusto y conveniencia. defienden a capa y espada sus intereses concretos para mantener-
Sus denodados esfuerzos por reconducir la historia suelen apo- se de forma permanente, ellos y sus descendientes, en el lugar que
yarse, por un lado, en el control de la fuerza que, llegado el les interesa. Tampoco es sorprendente que colaboren en este pro-
momento de la verdad, garantizará que se hace lo que ellos quie- yecto de dominación tan bien planificado todos los grupos domi-
ren. No olvidemos que a lo largo de la historia todos los imperios nantes, incluido los que pertenecen a los países más empobreci-
dominantes se han basado en poseer los ejércitos más eficaces, dos por el sistema actual. Si nos alejamos del núcleo del poder a
algo que se sigue cumpliendo en estos momentos. La fuerza no través de diversos círculos que participan cada vez en menor
es, sin embargo, suficiente en la medida en que el poder sustenta- medida de los privilegios, se puede entender el apoyo que reciben
do sobre la pura fuerza termina siendo excesivamente frágil; es de las poblaciones de los países en los que ejercen formalmente
necesario ejercer también un dominio en el ámbito de las ideas el poder, aunque en este nivel ya nos encontramos con amplios
SINDICALISMO, SINDICALISMO
REVOLUCIONARIO, ANARCOSINDICALISMO
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de amplias capas de la sociedad se realizaba mediante un podero- La aparición del capitalismo, que va creciendo a partir de los
so aparato ideológico que justificaba esa muy injusta distribución comienzos del siglo XVIII, implica el desarrollo de un nuevo mode-
de bienes y poder y mediante la pura imposición física apoyada lo de opresión y explotación Suele asociarse el nacimiento del
en el empleo de las armas. Eran las mesnadas del señor feudal las capitalismo, como modo específico de producción, con la revolu-
que garantizaban que su despensa nunca estaría vacía, por más ción inglesa de 1648. Aceptando esa cronología, los movimientos
que los campesinos que le proporcionaban el sustento estuvieran de resistencia frente a las relaciones sociales introducidas por el
padeciendo una intensa miseria. Al mismo tiempo, un potente capitalismo aparecen desde el primer momento. Winstanley, los
aparato ideológico que hacía pasar por natural e inevitable la rígi- “digger” y los “leveller” son, probablemente, los representantes de
da jerarquización estamental de la sociedad, acompañada del esos primeros movimientos que, aun guardando parecido con las
recurso a una específica concepción de la religión, servía para clásicas revueltas campesinas medievales, ya están introduciendo
favorecer la sumisión paciente de quienes poco o nada tenían, y una aguda crítica del sistema que está surgiendo. La crítica de la
se veían obligados a entregar los productos de su esfuerzo a los propiedad privada y de la jerarquización social forman parte de su
señores que, teóricamente, les proporcionaban paz y seguridad. programa, pero más interesante todavía es el hecho de que se pre-
Modelos similares de explotación y opresión se daban en otras tenda una organización de los oprimidos para actuar contra el sis-
culturas y, al menos en Europa, el modelo funcionó bastante bien tema establecido y conseguir un orden social más justo; hay cier-
para los opresores hasta que a finales del XVIII empezó a configu- ta conciencia incipiente de que no basta con levantarse contra los
rarse un nuevo modelo de sociedad. poderosos en un momento preciso, sino que es necesario un mode-
Al decir que funcionaba bastante bien, no me refiero en absolu- lo organizativo que permita una actividad más a largo plazo. No
to a que los señores consiguieran la aceptación de ese modelo consiguen cuajar como movimientos organizados, pero ya han
social sin tensiones y sin tener que recurrir con frecuencia al supuesto una ruptura con anteriores revueltas campesinas y con
empleo desmedido de la fuerza. Las revueltas campesinas duran- teóricas propuestas utópicas de reconstrucción social.
te la Edad Media europea fueron frecuentes y encontraron una res- La progresiva modificación de las estructuras sociales y econó-
puesta contundente por parte de los señores; en aquel contexto era micas sigue su ritmo imparable a lo largo del siglo XVIII, más
frecuente que los que se alzaban contra los señores apelaban a fun- adelantada en algunos países, como es el caso de Inglaterra.
damentos ideológicos próximos a los que apuntalaban el orden Siguen apareciendo movimientos de protesta social protagoniza-
establecido, pero haciendo una lectura diferente: la religión no dos por aquellos que más directamente padecían en su carne los
predicaba, según los campesinos, la aceptación de la miseria y la efectos negativos de esa transformación. A pesar de ello, no alcan-
resignación a la espera de una vida futura, sino el reparto comuni- zan todavía una gran coherencia, aunque van asociando ya la libe-
tario de bienes y la desaparición de las diferencias entre los seres ración de los trabajadores sometidos a duras condiciones de traba-
humanos. En todo caso, los levantamientos populares solían tener jo con la abolición de la propiedad privada y al establecimiento de
escaso éxito y el peso de la balanza se inclinaba prácticamente estructuras comunitarias o comunistas de producción y de convi-
siempre hacia el lado de los señores feudales. Pequeñas conquis- vencia. Hay, por tanto, una creciente conciencia de que su situa-
tas encaminadas a la instauración de un orden más justo son las ción es consecuencia de una estructura económica basada en el sis-
que se dieron con la aparición de instituciones, como las cortes tema del salario, es decir, de la propiedad privada de los medios de
generales o las ciudades libres basadas en una cierta democratiza- producción asociada con la venta de la fuerza de trabajo, lo único
ción. La aparición de los gremios supuso también un incipiente que posee el trabajador. Se va abandonando el modelo anterior que
modelo de apoyo entre las personas que ejercían la misma profe- veía en los estamentos algo natural e inmutable que había que
sión, con mecanismos de protección social bien establecidos, y un aceptar; en este sentido, las críticas que proceden de los trabajado-
modelo de control y mejora de las condiciones de trabajo. res van paralelas a las que la burguesía en esos momentos está
1. Introducción
Más o menos todo el mundo puede admitir que en la época que
va aproximadamente desde mediados del siglo XIX hasta mediados
del siglo XX existen dos sujetos históricos que adquieren un pro-
tagonismo especial en la lucha por alcanzar una determinada
configuración de los movimientos sociales: la clase obrera y la
burguesía. Hasta poco antes, habían luchado codo a codo contra
la monarquía que se sustentaba en la sociedad estamental, pero al
poco tiempo sus intereses se mostraron contradictorios, pues la bur-
guesía, y en especial quienes poseían la propiedad de los medios
de producción, debían su posición social a la existencia de los tra-
bajadores que les proporcionaban la plusvalía necesaria para man-
tenerse en el poder. La dureza del enfrentamiento tuvo como con-
secuencia que el conflicto se polarizara en el terreno económico,
con el sindicalismo como portador de las reivindicaciones de la
clase obrera. La lucha por la igualdad económica adquirió una
hegemonía completa hasta el punto de que, como ya he menciona-
do en el capítulo anterior, otras reivindicaciones pasaron a segundo
plano; en algunos casos, incluso se pasó por alto alguno de los
ingredientes básicos de la lucha por una sociedad más democrática,
o se consideraron en principio incompatibles, como ha ocurrido
con el aparente enfrentamiento que se arrastra desde entonces entre
igualdad y libertad o entre ésta y la fraternidad. Al mismo tiempo,
otras luchas no recibieron el protagonismo que se merecían, como
fue el caso del esfuerzo realizado por las sufragistas para conseguir
la igualdad política y su plena condición de ciudadanas. Por último,
en otras ocasiones se produjo una especie de falta de sintonización,
es decir, importantes movimientos de renovación social, como el de
la escuela progresista, no encajaban del todo, salvo algunas excep-
ciones, con lo que se hacía en el movimiento sindical.
Al menos en Euro pa y Estados Unidos, este enfr entamien -
to pareció saldarse con un gran pact o social que supuso el
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reconocimiento de una parte importante de las reivindicaciones de provocada por un modelo social y económico que esquilma y ani-
los trabajadores, abriendo un período histórico de crecimiento esta- quila los recursos del planeta, cerrando la posibilidad de una socie-
ble que algunos han denominado los treinta gloriosos. De ese modo dad equilibrada. Sin llegar a constituir un movimiento bien defini-
se alcanzó una cierta madurez y estabilidad en un capitalismo do, algo empapa a todos los anteriores y muestra una capacidad de
menos salvaje, controlado por un Estado social de derecho. Sin convocatoria notable: el deseo de una sociedad más libre, abierta a
embargo, la guerra fría provocó la sensación, sustancialmente equi- las iniciativas de todas las personas, reacia a las jerarquías y edifi-
vocada, de que el enfrentamiento clásico entre clase obrera y bur- cada sobre la fraternidad y el apoyo mutuo.
guesía capitalista se mantiene en toda su virulencia, pero algo esta- Todo lo anterior nos señala una modificación en profundidad del
ba cambiando profundamente con la aparición de nuevos problemas ámbito en el que se debate y construyen las relaciones sociales en
y nuevos actores. Tres son los cambios que me parecen significati- general. La acción más específicamente política, centrada quizás en
vos, aunque son muchos otros los que podemos tener en cuenta. El exceso en la democracia representativa, y la acción sindical siguen
primero es precisamente el hecho de que, a pesar de la retórica des- desempeñando un papel importante que en ningún caso puede ser
plegada por ambos bandos de la guerra fría, poco había en su dejado de lado; es más, podemos suponer que mantienen un cierto
enfrentamiento de la clásica lucha entre la clase obrera y la burgue- papel de primi inter pares, la primera porque, en contra de quienes
sía capitalista y mucho había de aspiraciones al dominio y el con- están reduciendo la política a la gestión técnica de los intereses eco-
trol del planeta; el paso de los años y la caída del imperio soviético nómicos, está recuperando en estos momentos el carácter específi-
han permitido comprobar a quienes todavía tenían alguna duda que co, diferenciado y primordial que en ningún caso debe perder, cen-
la Unión Soviética no era ni siquiera el país del socialismo realmen- trado en la gestión de los conflictos que plantean formas distintas
te existente; el triunfo del otro bando y su dominio generalizado ha de entender la convivencia comunitaria; la segunda, porque el tra-
desvelado una nueva forma de capitalismo, tan opresor o más que bajo asalariado, como ya he mencionado varias veces, se mantiene
el anterior a los treinta gloriosos, cuyos aspectos más llamativos como pivote central de la construcción de la sociedad, y la extrac-
son la exclusión social y el empobrecimiento generalizado de la ción de plusvalías, o el incremento de la tasa de beneficio de las
mayoría de la población de la Tierra. El segundo es el amplio movi- empresas sigue siendo un objetivo básico del bloque hegemónico
miento de liberación nacional que provocó el fin del modelo clá- que se alcanza gracias a la explotación de la clase trabajadora. Al
sico del imperialismo y la aparición de numerosos estados que mismo tiempo se mantiene una articulación estable y bien organi-
exigían tanto su propia soberanía como el reconocimiento de su zada que canaliza la intervención en ambos ámbitos. Los partidos
propia manera de ver los acontecimientos propios y globales; políticos, aunque con indudables problemas, siguen siendo organi-
aunque muchos consideran que el modelo del Estado nacional está zaciones poderosas que mantienen el juego de la representación
obsoleto, nunca en la historia de la humanidad han existido tantos social en las democracias parlamentarias; los sindicatos, también
estados nacionales. El tercero es la aparición de potentes movimien- aquejados de muchas insuficiencias, siguen encuadrando y encau-
tos sociales que buscaban una nueva manera de actuar e incidir en zando las aspiraciones de la clase trabajadora.
la sociedad e intentaban responder a problemas nuevos surgidos en Los movimientos sociales muestran, por el contrario, unas
las sociedades del capitalismo avanzado. De todos esos movimien- características muy diferentes. De entre todos ellos, sólo el movi-
tos, tres son los que adquieren un cierto protagonismo: el feminis- miento ecologista ha conseguido una estabilidad casi parecida a
ta, que quiere ir más allá del simple reconocimiento de la igualdad la que tienen partidos y sindicatos. Es decir, posee una estructura
de voto en las democracias formales; el pacifista, que observa con bien organizada, con personas dedicadas a tiempo completo y
preocupación creciente el peligro de un enfrentamiento militar de voluntarios a tiempo parcial; los más importantes poseen también
consecuencias devastadoras; y el ecologista, que denuncia con fuer- sedes, aparato burocrático y fondos holgados para llevar adelante
za y movilizaciones directas la degradación del medio ambiente sus propuestas. En algún caso, además, han llegado a constituirse