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¿Y si jugamos a desarmar las cosas? ¿Y si vemos que hay detrás de la cortina, debajo de la tierra, o negado en las palabras?
Escarbando y escarbando se hallan muchos pequeños “tesoros”. Solo es cuestión de seguir la cuerda del telefonito para ver
quien te habla del otro lado, y develar que las verdades legítimas y supremas de «El Mago de Oz» no son más que el escenario
recreado de un “Mundo Feliz” que esconde la administración de la violencia detrás de bellos colores y elegantes estéticas,
mientras que a la resistencia la disfraza de barbarie, satanizando la imagen del mestizaje y la negritud vista como “inmundicia”.
La película de nuestra historia, censurada, recortada, editada y muy mal subtitulada comienza a caducar cuando jugamos a
escarbar.
Jugando a escarbar recuperamos la memoria confiscada, atiborrada de luchas populares. Jugando a escarbar, le damos sentido
histórico a nuestras creencias, que dejan de ser imágenes descontextualizadas y se sumergen en nuestro largo proceso social,
en el cual las palabras dejan de ser vacías y estáticas, y pasan a ser representantes de la dinámica social de una época. ¿Y de qué
otra forma nos ubicamos en el mapa de la historia? ¿Cómo comprendemos las imágenes de nuestra cotidianidad? Basta
asomarnos por la ventana y ver que esas imágenes irradian historia; eso sí, una historia que ha buscado ser invisibilizada hasta
el cansancio. Y como ejercicio “mágico” pensamos en esa gran cantidad de barrios caraqueños rodeando numerosos edificios
en la ciudad, ya no como el producto de sectores “marginales” arbitrarios, sino como sectores marginados, donde el petróleo
tiene mucho que decir en esto, la ruina del Café y de nuestro agro, Juan Vicente Gómez, el populismo de Betancourt y el
capitalismo mundial, entre otros factores. De la misma manera, valoramos nuestra idea de actual dictadura, pensando en las
atrocidades cometidas en La Rotunda por el mismo régimen gomecista, las prácticas despiadadas de la Seguridad Nacional de
Pérez Jiménez o incluso las torturas antirevolucionarias de la Digepol en los años 60. Y recordamos que cada derecho que
nosotros disfrutamos hoy en día, sean los laborales, los del sufragio y los de participación política, han sido fruto de las tan
satanizadas luchas populares, que surgen desde las luchas de independencia batalladas por nuestros campesinos, pasando por la
huelga de los obreros petroleros de 1936, las luchas guerrilleras de los 60’s, hasta el Caracazo de 1989, que nos han llevado a
que las élites en el poder se vean en la obligación de ceder ante la presión popular.
De esta forma, las imágenes de nuestra cotidianidad, que aparecían simples, estáticas y evidentes, ahora se nos presentan muy
cargadas de significados, que se van vinculando con nuestra vida y con todos los objetos que nos rodean. Y mientras más
profundo escarbemos en nuestra realidad, más grande se hace el boquete desde donde irradian los significados que le dan un
sentido contextualizado a la misma. Es un cerco que debemos romper. Desgraciada la nación sin memoria, sin historia.
“Toda forma de
desprecio, si
interviene en
política, prepara o
instaura al
fascismo”
Muchos se dicen sabios ¿qué saben? saben
más de Homero y de Marx que de las
mariposas y los árboles...
El indio entiende que las maravillas de la “Hogar Dulce Hogar” Foto: Mariana Rodríguez
naturaleza solo pueden ser palpadas por un
espíritu puro y limpio, se compadece del
blanco que más allá de ignorar esto intenta
competir con su grandeza.
Corría el mes de febrero de de 1854 y la revolución de la oligarquía liberal (apoyada por cierto sector del propio partido conservador)
contra la hegemonía de los Monagas comenzaba a organizarse. José Gregorio había asumido hacia ya varios años (5 de febrero de
1851) y muy pocos miembros del partido liberal se hallaban contentos con la manera en que su hermano José Tadeo, literalmente,
lo impuso en el cargo.
El descontento hacia los Monagas era latente por una cuestión básica: no obedecían a ninguno de los partidos que hacían vida en el
país. La manera en que José Tadeo había logrado la presidencia en 1846, siendo apoyado por Páez y luego desconociendo su
liderazgo, había terminado la dominación de la oligarquía conservadora sobre la vida política nacional (destierro de Páez incluido),
vigente desde 1830 y había colocado en la presidencia a alguien que no podía ser definido como liberal o cosa parecida. Así pues, los
Monagas eran un partido en sí mismo, conformado por la pequeña camarilla oriental que rodeaba a los hermanos.
De esta manera, llegado 1854 y estando a punto los Monagas de repetir el procedimiento de 1850 para imponer a uno de los
hermanos en la presidencia (como en efecto ocurriría con el ascenso al poder de José Tadeo elegido sin oposición en 1855), se
apresuraron las oligarquías a querer evitar iguales resultados que hacia 4 años. Ya en 1853 las oligarquías habían intentado una
revolución contra la “Dinastía Monagas” que fue repelida de manera salvaje por los cuerpos armados a las órdenes de José Gregorio.
Pero la de 1854 tenia algo diferente… uno de los puntos de su programa planteaba algo verdaderamente revolucionario: la abolición
plena de la esclavitud.
Es necesario en este punto hacer un alto y mencionar un hecho que la historia oficial elimina por completo de sus registros sobre el
proceso que lleva a la abolición. En 1852 la Diputación de Caracas (el equivalente a un Consejo Legislativo Estadal), exige al
Congreso de la Republica que firme una ley que establezca la abolición absoluta de la esclavitud. El asunto es pasado por alto en el
Congreso durante todo el año 1852 y el año 1853.
Pero al llegar a oídos de José Gregorio Monagas que parte del programa de los revolucionarios incluía este punto, este y sus
consejeros mas cercanos se apresuraron a querer robar esa bandera tan rimbombante de las manos de la oligarquía liberal,
asegurando además que, por un lado se allanaría el camino para la elección de José Tadeo al año siguiente y por otra atenuar de
alguna manera, con una medida con amplio apoyo popular (o al menos que no desagradaba), los enormes desmanes en términos
administrativos que los Monagas habían cometido durante sus ya casi 10 años en el poder.
De allí en adelante el proceso se desarrolla de manera muy rápida (y es precisamente aquí donde se inicia la cobertura de la
historia oficial, obviando parte importante del asunto). El 3 de marzo de 1854 un grupo de miembros del Congreso introduce un
proyecto de ley que planteaba el asunto de la abolición en los mismos términos en que la Diputación de Caracas los había exigido
2 años antes. El 10 del mismo mes el Presidente Monagas dirige un discurso al mismo Congreso en que los urge a encontrar una
solución al asunto de la esclavitud que no dañase los intereses de los dueños de esclavos. Finalmente, el 24 de marzo de 1854 José
Gregorio Monagas pasara a la historia como “El Libertador de Esclavos”, al firmar la ley que abolía para siempre la esclavitud
de territorio venezolano.
Pero tampoco era algo que en términos ideológicos se encontrara entre las prioridades de
ninguno de los líderes políticos de la época. Ni siquiera los más liberales. El propio Antonio Leocadio Guzmán, por lejos el líder
mas liberal de la época, consideraba que las leyes de manumisión de 1821 eran ya bastante avance y que la cuestión de la falta de
fondos para compensación era algo que no podía pasarse por alto.
Encontramos así a un José Gregorio Monagas que pasa a la historia más por un cálculo político con fines bien determinados que
por una convicción real de la necesidad de la libertad de los esclavos.
Los acontecimientos posteriores al 24 de marzo de 1854 demuestran que la cuestión de la hacienda no era una razón valida para
el mantenimiento de la esclavitud, en virtud de que muy pocos de los dueños de esclavos resultaron finalmente compensados tal
como lo pedía la ley. Simplemente los recursos no existían y de haber soportado esta tesis, la abolición no habría llegado sino
muchos años después.
Finalmente, existen dos grandes mitos que la historia ha colocado sobre la cuestión de la abolición. Por una lado uno que reza
que para 1854 esta ya era una medida poco necesaria en la medida en que eran pocos los esclavos que aun quedaban en esa
condición en Venezuela, especialmente a consecuencia de las leyes de manumisión de 1821. Por otro lado un mito que expresa
que la abolición solo represento un mero acto legislativo que poca trascendencia tuvo en la vida de aquellos que servían como
esclavos hasta ese momento.
Ambos mitos quedan desmontados al revisar como, por ejemplo, cuestiones como el tráfico, comercio e introducción de esclavos a
territorio venezolano se continuaron practicando, aunque de manera más solapada, aun después de ser prohibidas por ley en
1823. Se tienen registros de tráfico de esclavos aun después de 1940 a territorio venezolano (cuestión a la que ayudaba el hecho de
que en Brasil la esclavitud no es abolida sino hasta 1888). El acto legal del 24 de marzo del 54 cuando menos dio fundamento
jurídico a la abolición absoluta. Aunque no deja de ser cierto que la situación de los liberados por la ley del 54 no fue muy
diferente a la de antes de marzo de ese año.
Como vemos, la historia conocida obvia por completo las verdaderas aristas del proceso que
lleva a la abolición de la esclavitud en territorio venezolano. No fue un proceso llevado a cabo
por una verdadera convicción política de la época o por un convencimiento de amplios sectores
de la población de la necesidad de la abolición. Fue parte del cálculo político de la camarilla
oriental de los Monagas para asegurarse el poder y evitar un juicio más fuerte por parte de la
historia… y vaya que lo lograron. La abolición como hecho fundante de esta etapa, viene a
esconder una gran cantidad de errores y desaciertos que desembocaran en la Guerra Federal.
Quizás sea por el hecho de que la abolición de la esclavitud no llegó como parte de un verdadero convencimiento por parte de
quienes lo llevaron adelante, que la conquista de los verdaderos derechos como iguales de todos aquellos afrodescendientes libres
por ley desde 1854 haya sido una lucha aun mas larga, que muy seguramente no ha terminado, pero que definitivamente no
quedo saldada ese 24 de marzo en el Congreso nacional con la firma de José Tadeo Monagas.
La escuela necesaria
Por Doralice Aya
Después de la
tormenta,
siempre viene
la “Historia
Oficial”
En los últimos años, no hay acontecimiento más trascendental para la historia nacional como lo fue el denominado
«Caracazo», que no sólo tuvo incidencia en la realidad del país sino también de Latinoamérica y así como en el proceso de
mundialización del capitalismo global. Dicho suceso se incubaría en la mal llamada “era democrática”, en un proceso de
ensanchamiento de la brecha entre las clases sociales producto de la modernización periférica y dependiente de nuestro
capitalismo rentístico, en el cual por un lado se monopolizaba el acceso al poder económico y político por parte de una
minoritaria élite social, y por el otro se construía un imaginario de vida norteamericano que la gran mayoría de los venezolanos
no sería capaz de conseguir, generando una peligrosa frustración generalizada en los sectores empobrecidos.
Los medios de comunicación, que ya estaban en manos de las familias de los grandes monopolios comerciales
nacionales, comenzaban a erigir la gran maquinaria del discurso hegemónico de consumo, que se encaminaría a la incitación
de deseos y la manipulación del pueblo a costa de los mismos. El ideario de “ser” y “tener” tal y como dice la televisión,
reflejando una idealización estética, de clase y de raza, chocaría con la triste realidad de miseria de una población que llegaba a
rondar el 80% en situación de pobreza para esta época.
Hubo sí, un par de antecedentes de aquella explosión social. Uno de ellos fue la muerte del estudiante Luís Carvallo
en la ciudad de Mérida, a manos de un abogado, por estar el joven orinando frente a su casa. Hubo infinidad de
manifestaciones y saqueos que prácticamente habían paralizado la ciudad. La impotencia residía en que la gente sentía que
aquella muerte quedaría impune, debido a que la justicia no funcionaba y menos sobre los personajes influyentes. El otro de
los detonantes fue la conocida masacre de El Amparo, un vil asesinato de 14 pescadores en la comunidad de aquel nombre,
que fueron asociados a guerrilleros por parte de la seguridad estatal del gobierno de Lusinchi, siendo acribillados por estos.
Este hecho impactó a la sociedad venezolana y tuvo revuelo internacional.
Así pues, a pocos días de haber tomado posesión del cargo, el presidente Carlos Andrés Pérez, resuelve aplicar una
serie de medidas de corte neoliberal basado en las «políticas de shock», en las cuales prevalece el retroceso del estado en las
regulaciones, el aumento proporcional de los precios de algunos servicios públicos y una serie de privatizaciones. La medida
que fue el detonante fue el aumento de 30% del pasaje de transporte público, lo cual llevó a que tanto en Guarenas como en
la estación de Nuevo Circo se encendieran focos de protesta que se generalizarían por toda el área metropolitana y que se
prolongarían durante los días del 27, 28 y 29 de febrero de 1989. Las manifestaciones se tornarían en saqueos, destrucción de
módulos policiales, barricadas y protestas en múltiples puntos. Ante la situación, el presidente Pérez se dispuso a suspender las
garantías, momento a partir del cual comenzaría un férrea represión que dejaría una gran cantidad de heridos y muertos, que
hasta la fecha se desconocen con exactitud, o la información real no se ha hecho pública (se habla de 3000 muertos).
Poco a poco, los puntos ciegos comenzaron a visualizarse: las imágenes de este estallido social penetraron en toda la
relación de imágenes de la sociedad y esta combinación produjo una nueva conjunción visual que entraría en antagonismo
con la propia sociedad representada. Las nuevas expectativas creaban vacíos que debían ser llenados. El rol de los
invisibilizados, aquellos que “no existían” antes del 27 de febrero de aquel año y que salieron a la calle para entrar en escena
y no volver a salir, debía ser protagónico.
Así, se daba el fortalecimiento del nuevo imaginario colectivo venezolano, el progresivo desmoronamiento del
establecido y el surgimiento de un proceso revolucionario, sostenido en las
imágenes del «Caracazo» como recordatorio del nuevo poder de participación
popular, que planteaba los nuevos y frágiles límites de tolerancia institucional, y
una guerra con el pasado que reestructuraría la distribución del poder hasta
nuestros días. La vieja sociedad política moría con la estocada popular del 27-F,
que sería el primer eslabón de la nueva cadena de sucesos del proceso
revolucionario que pasaba por dos intentonas de golpe de Estado, el
enjuiciamiento de Carlos Andrés Pérez, el fin del pacto de Punto Fijo con la
victoria del “chiripero”, la ingobernabilidad del país con Caldera y la llegada del
gobierno popular de Chávez.
Para muchos, «El Caracazo» representa la primera manifestación popular antisistémica-antineoliberal del planeta,
que sería seguida por una serie de movimientos populares tanto en los países industrializados en forma de movimientos
altermundistas (Seattle, Génova, entre otros), como en la periferia del sistema-mundo capitalista, en forma de estallidos
sociales de hartazgo (Buenos Aires, Chiapas). Sus consecuencias a lo interno de nuestro país y a nivel sistémico tuvieron
grandes repercusiones tanto en la lucha contra la imposición del modelo neoliberal/global, como en nuestra cotidianidad
nacional.
¿NEOLIBERALISMO?
LAS HUELLAS DEJADAS POR EL MODELO NEOLIBERAL EN
LATINOAMÉRICA, SE EVIDENCIARÍAN EN ESTALLIDOS
POPULARES ANTE LAS MEDIDAS ECONÓMICAS INHUMANAS.
LA “LIBERTAD” DEL NEOLIBERALISMO ES HAMBRE PARA
LOS PUEBLOS.
En el imaginario colectivo el hecho de un golpe parece ser más significativo y repudiable que las agresiones
verbales; cuando ambos hechos indudablemente afectan la integridad y salud de un individuo o grupo. Pareciera que las
lágrimas por un golpe son más sentidas que las de un malestar constante o una depresión por un insulto. De ninguna
manera pretendemos justificar la violencia en estos dos sentidos, al contrario queremos que tomemos conciencia de lo
perjudicial que es la misma, venga de quien venga y de la forma que sea.
Siempre habrán daños y agraviados por lo tanto es repudiable. Somos victimas de violencia cuando la directiva
de la escuela después de casi cuatro meses del Referéndum, no toma una acción a favor de los resultados del mismo;
entendemos esto como un tipo de agresión y violencia política, utilizando un aparataje institucional, en contra del 62%
de los profesores(as), estudiantes y obreros(as) participantes en esta consulta, y en general a toda la escuela, porque
se vulneran los procesos de democratización y participación de los cohabitantes. Por otro lado tenemos una directiva
que menosprecia los esfuerzos de los compañeros estudiantes (algunos de estos han llegado a movilizar a más de 100
personas), en búsqueda de las reivindicaciones educativas.
Somos victimas de violencia cuando un compañero habla de irresponsabilidad, con aquello de la eficacia,
refiriéndose a sacar buenas notas, y meter la carga académica completa, para graduarse en los cinco años, sin tomar en
cuenta las condiciones sociales de los estudiantes, (ejemplo: los que no pueden hacer esto porque sus trabajos no se lo
permiten), ofendiendo a otros compañeros y el profesor permite o apoya esta situación y no le explica las causas
socioeconómicas, justificadas por demás, por las cuales compañeros tienen que trabajar y estudiar. O cuando un
compañero se refiere a otro grupo, como aquellos que tienen malos promedios, también consideramos que existe
violencia primaria, ya que esta situación es permitida por los profesores.
Queremos dar a entender que la violencia en todos sus aspectos y sentidos es dañina, que constantemente
somos agredidos por la violencia de las autoridades que tras un escudo jerárquico nos atropellan haciendo,
escuchando y decidiendo lo que desean y les conviene. Queremos decir que muchos compañeros con las formas de
expresar aquello que consideran como “su verdad” o su realidad, hieren tanto o más que un golpe en la cara, que la
manipulación de los hechos es un delito tanto legal como moral, que escuchar y tratar de entender al otro debe ser
nuestro constante compromiso. No estamos llamando a evitar el debate, ni a esconder posiciones
políticas, sino a que los profesores y estudiantes realicen la discusión con responsabilidad, evitando las
discriminación de otros compañeros, que puedan desencadenarse en otros hechos de violencia.
Al mal
tiempo,
Nadie se da cuenta “Seguridad
de que hay alguna Nacional”
gente que gasta
excesiva energía
simplemente para
parecer normal
Por: Maria Carolina González Chirinos
El parque arquitectónico de Carlos Raúl Villanueva le hace merecer a la ciudad Universitaria de Caracas,
como “Patrimonio Mundial de la Humanidad” de la UNESCO, sin embargo esta hermosura arquitectónica se
ve manchada por el burocrático y colonizado modelo universitario que hace vida dentro del cascarón.
Durante el año 2000 la fundación UCV llegó al estadio olímpico con la finalidad de mercantilizar el espacio
para su supuesto mantenimiento y mejoramiento, cosa que durante diez años de cogobierno universitario no
se ha visto y la universidad, ha decaído al puesto número 7 a nivel deportivo universitario, siendo
antiguamente una de las primeras en todo el país.
En su historia la Universidad Central de Venezuela había sido vanguardia deportiva y ejemplo de las otras
universidades, el actual Director de Deportes Pedro Agulira había informado a la comunidad que tenia un
plan estratégico que seria ejecutado en el 2008 de rescate deportivo dentro de la universidad y que para el
año 2009 entrarían en servicio los centros Deportivos para niños desde los seis años de edad, previa
aprobación de pruebas que los califiquen como potenciales atletas de alta competencia en sus respectivas
disciplinas:
Para sorpresa de muchos ya el actual director estaba planificando más de 15 conciertos en el estadio donde
lograría no solo el decaimiento de la moral deportiva de la UCV sino el destrozo total de nuestro único
Estadio Universitario, cabe también destacar y recordar que en el momento que los estudiantes protestaron
sabían el daño que le ocasionarían estos conciertos al engramado y al “tratan” (Pista de Atletismo), en ese
caso el actual Director, quiso seguir los pasos del Director anterior (esconderse) y no se rindió cuenta a los
entrenadores, atletas y personal de todo el dinero que se recaudó en los eventos anteriormente mencionados.
Además muchas disciplinas presentaron problemas durante los JUVINES 2007, puesto que los derechos a
entrenar en el olímpico fueron cedidos al colegio EMIL FRIDMAN y no precisamente a los hijos de los
trabajadores y atletas ucevistas a los que ni siquiera se les puede asegurar una alimentación balanceada
debido a que no disponemos de un comedor digno. Existen innumerables maneras de denunciar la
burocracia, la corrupción, la privatización descabellada, la inhumanización, la discriminación y exclusión de
la actual (y moribunda) Universidad Central de Venezuela, pero sólo será tocando los corazones de los
verdaderos estudiantes, profesores y trabajadores, que se levante para dar el cambio de una buena vez por
todas.
La Política, esa que se escribe con “P” mayúscula y que es enseñada maquinalmente en facultades académicas, se encuentra
muerta. No es necesario encontrarnos con ningún filósofo que en su descenso de una montaña nos los haga saber, la
evidencia está por doquier.
El fracaso rotundo de esa Política no es cualquier cosa, la crisis de la sociedad tradicional le otorgó a ella la función de
recomponer la unidad perdida tras el escepticismo sobre o hacia la Religión como eje estructurador de la sociedad
(Lechner). La tarea era demasiado grande, sobretodo en una sociedad que cada vez más se percataba de la imposibilidad
de tener una estructura permanente y definitiva (entendida ésta como ese algo que está en el centro, como eje ordenador,
y al mismo tiempo fuera, como eje de referencia). Una estructura ficticia se le otorgó a través de la esperanza iluminista de
alcanzar la felicidad humana en el desarrollo separado de las racionalidades cognitivo-instrumental (ciencia), moral-
práctica (moral) y estético-expresiva (arte). Fue un fraude, después de cierto tiempo la razón instrumental había copado
todos los espacios y al mismo tiempo los había vaciado de un sentido en sí mismo, de una razón con arreglo a valores
(Weber). La política dejó de interrogarse por el orden deseado y por la posibilidad de la construcción de un Nosotros,
preguntas que le daban sentido, cubrió en definitiva con un halo de naturalidad el orden existente y creó un nosotros
falso. Se volvió así gerencia, y por tanto trivial, comercial, mass mediática.
Subsiste sin embargo una política (de p minúscula) que encuentra en los intersticios de la banalidad espacio para re-hacer
la preguntas que en principio dieron sentido a la política, para resignificar las zonas carentes de sentido. Esta resignificación
es simbólica y toma la forma de la vida cotidiana. Solo así es posible entender en toda su dimensión el valor de un zapato
(¿qué más cotidiano que él?) arrojado al rostro del presidente del país más poderoso del mundo.
El zapato no sólo sirve para cubrir el pie, sino para dar estabilidad en determinados terrenos. Lanzar el zapato por tanto
no es nada más el acto de un hombre desestabilizado, sino de una política desestabilizada, carente tanto de los anteriores
gestos heroicos (de Política mayúscula), como de sus héroes (los sujetos racionales). El monumento que se levanta al
zapato en Irak (y que omite al sujeto-héroe que lo lanzó, personaje central de los anteriores monumentos modernos) es al
mismo tiempo un monumento a la subversión simbólica y a la política (en minúsculas) de lo cotidiano.
Al mal
tiempo,
Paquetazo
Neoliberal
Zapatos Humanos
Hay zapatos de toda clase
Zapatos santos
que antes montaron sobre Ángeles gamados
Zapatos ocurrentes
de los niños de Pereira pobre
y zapatos oportunistas del Pereira show
Zapatos campesinos
como los chocatos de Jose Antonio
comunero caminando por la libertad
y como los huaraches de Gabino, el mismo
que gritaba ¡Viva Zapata!
cobardes y valientes
¡Humano a tu zapato…
zapato internacional y humanitario!
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