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PARTE SEGUNDA
FUNDAMENTOS DE HECHO
CAPÍTULO I
§ 1. Introducción.
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Interamericana de Derechos Humanos tiene expuesto que “La práctica de los tribunales
internacionales e internos demuestra que la prueba directa, ya sea testimonial o
documental, no es la única que puede legítimamente considerarse para fundar la sentencia.
La prueba circunstancial, los indicios y las presunciones, pueden utilizarse, siempre que de
ellos puedan inferirse conclusiones consistentes sobre los hechos” [SCIDH, del veintinueve de
julio de mil novecientos noventa y ocho, Asunto Velásquez Rodríguez vs. Honduras, párrafo
130].
3 Sostiene al respecto el experto JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN –según explicó en la sesión
nonagésima cuarta– que en los crímenes de Estado la característica común es que hay un
plan o diseño en el que participan, según los casos, las fuerzas y cuerpos de seguridad, los
servicios secretos, así como –según el nivel del hecho criminal– las cabezas dirigentes del
Estado. Pero no solamente se desarrolla el plan que se pondrá en práctica, al mismo tiempo –
porque el Estado puede hacerlo– se toman las medidas necesarias para evitar o eliminar
vestigios o pruebas. El plan además puede contemplar la posibilidad de que en un
determinado momento el crimen se descubra o surjan vestigios o indicios que apunten hacia
los aparatos del Estado, en cuyo caso la experiencia histórica demuestra la existencia de
diversas formas de obstrucción de la investigación. Éstas van desde la negativa y rechazo
lógico frente a una sindicación, y ante el requerimiento de documentos la información de
que éstos no existen, han sido destruidos o que no se pueden remitir porque están
amparados en leyes de secretos oficiales; y, si inevitablemente no se ha podido paralizar la
investigación, también está calculado las consecuencias punitivas que se pudieran derivar,
que desemboca en penas simbólicas, atenuadas, y en algunos casos la impunidad derivada
de la amnistía.
4 Se reproduce lo que la Audiencia Nacional de España, en la sentencia del Caso Scilingo,
anotó con gran propiedad: “…no puede pedirse que lo que se hizo en la clandestinidad más
absoluta, con la intención y el cuidado de no dejar pruebas de ninguna clase, ni siquiera, en
muchos casos, de los cadáveres, todo ello realizado desde estructuras de poder usurpado,
de forma masiva y organizada aprovechando la estructura organizativa de la institución del
ejército y las fuerzas de seguridad, y además ocultado y protegido posteriormente de la
investigación judicial, pueda probarse en estos momentos a través de pruebas directas y
objetivas y de testimonios directos de los hechos imputados” (Sentencia 16/2005, de
diecinueve de abril, Fundamento Jurídico Segundo, literal C ‘Análisis Probatorio’. No
observada en este punto por la Sentencia del Tribunal Supremo de España número 798/2007,
del uno de octubre). Es muy difícil, apunta el experto MARTÍN PALLÍN, encontrar rasgos
documentales de una orden expresa –tal ingenuidad de un aparato de organización no se
admite–; es normal que los crímenes de Estado se cometan en la clandestinidad y en el
anonimato; es normal que con posterioridad a los crímenes de Estado las pruebas se oculten
o destruyan, por ello hay que acudir a las pruebas indirectas [sesión nonagésima cuarta].
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57°. Por otro lado, es de precisar el requisito –en puridad, criterios que deben
seguirse para la admisión de la prueba– de idoneidad –en adición al de
pertinencia– en un sistema de prueba libre como el nuestro, que consagra la
libertad de medios de prueba –libertad de elección y de empleo de los diversos
medios de prueba, que da lugar, como regla, que no se requiera para la
comprobación de un hecho en particular un medio especial o exclusivo de
5 WERLE, GERHARD: Tratado de Derecho Penal Internacional, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia,
[IT–94–1–T).
7 SSTEDH del dieciocho de enero de mil novecientos setenta y ocho, Asunto IRLANDA V. REINO
UNIDO; y, del dieciséis de septiembre de mil novecientos noventa y seis, Asunto AKDIVAR Y OTROS
V. TURQUÍA.
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8 DEVIS ECHANDÍA, HERNANDO: Teoría general de la prueba judicial, Editorial Temis, Bogotá, 2002,
páginas 126–125.
9 El requisito de legalidad del medio de prueba, apunta MARTÍN PASTOR, JOSÉ, exige que el
mismo ha de estar previsto en general por la ley, y que ésta no lo excluya en el proceso
correspondiente, atendido cuál es el objeto de éste [En: El proceso penal en la doctrina del
Tribunal Constitucional 1981 – 2004 (ORTELLS RAMOS, MANUEL – TAPIA FERNÁNDEZ, ISABEL: Dirección y
coordinación), Editorial Thomson Aranzadi, Madrid, 2005, página 508].
10 FLORIÁN, EUGENIO: De las pruebas penales, tomo I, Editorial Temis, Bogotá, 1976, página 244.
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11 GÓMEZ COLOMER, JUAN–LUIS: Derecho Jurisdiccional III Proceso Penal [con MONTERO AROCA, JUAN
y otros], Décima Quinta edición, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2007, páginas 107–108.
Cortés DOMÍNGUEZ, VALENTÍN: Derecho procesal penal, [con MORENO CATENA, VÍCTOR], Segunda
Edición, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2005, página 163. GONZÁLES NAVARRO, ALICIA:
Acusación y defensa en el proceso penal, Editorial Bosch, Barcelona, 2004, páginas 40–42.
PÉREZ MORALES, MÓNICA GALDANA: Correlación entre acusación y sentencia en el proceso
ordinario, Editorial Comares, Granada, 2002, páginas 148–149.
12 La deducción definitiva de la pretensión, sin que se pueda modificar el contenido esencial
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13 CARLOS ZAVALA LOAYZA, juez supremo y autor del Anteproyecto del Código de Procedimientos
Penales, que elaboró en 1937, y que fue estudiado por una Comisión nombrada por Decreto
Supremo de 25 de agosto de ese año, decía al respecto: “El criterio de conciencia
representa el libre examen de la prueba, la crítica reflexiva no sujeta a reglas que cohíban la
conciencia del juez, quien debe proceder conforme a su íntima convicción, pero
fundamentando sus resoluciones con las razones que lo han determinado a pronunciarse en
uno u otro sentido” (El proceso penal y sus problemas, Taller de Linotipia, Lima, 1947, página
43). El legislador –dice VÍCTOR MODESTO VILLAVICENCIO– ha querido que el juzgamiento tenga un
carácter de apreciación crítica; el criterio de conciencia, insiste el citado autor nacional,
equivale a la regla de la libre convicción del juez penal, en consecuencia, éste es
completamente libre en su convicción respecto de todo lo que se refiere a la declaración
concreta de certeza de las condiciones que legitiman, excluyen o modifican la pretensión
punitiva del Estado (Derecho Procesal Penal, Editorial Imprenta H.Z. Rozas, Lima, 1965, página
267).
14 Revista del Foro, números 7 al 12, julio/diciembre, año XXVI, 1939, Lima, página 301. Es claro
que la sentencia que le ponga término abarque o comprenda todas las pruebas que se
hayan producido oralmente, como las que hubieran sido actuadas en la instrucción y leídas
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63°. Hoy en día, sin embargo, no puede aceptarse un concepto tan amplio
de la información de hecho que puede apreciar y valorar el Tribunal
enjuiciador, y por tanto que extienda su conocimiento a las actuaciones de
la instrucción bajo el único límite de su lectura en el acto oral o de la
expresa autorización o no oposición de las partes17, pues no sería
compatible con los principios estructurales del proceso penal –contradicción
e igualdad de armas–, que integran la garantía genérica el debido proceso
en la actuación probatoria18. Menos aún es del caso hacerlo en un proceso
como el presente, en el que se ha configurado el juicio oral como el
procedimiento principal de la causa y se ha dado una extensión muy
marcada y en extremo flexible a la proposición y ejecución de pruebas en
el acto oral.
Como quiera que las normas del Código vigente no contienen límites
a esa utilización –ni siquiera directivas precisas de actuación procesal–, salvo el
de la lectura en el procedimiento del juicio oral, corresponde fijarlos, desde
prueba. No hay excepción alguna a esa regla. Sólo se incorpora al debate oral las pruebas
admitidas y actuadas en presencia del tribunal sentenciador, lo que incluye la lectura de la
prueba documental y de la prueba documentada –en los supuestos que corresponda–. Si su
lectura no se pide, aún cuando esté incorporada en los autos, no puede ser valorada, pues
se excluyó del debate procesal por decisión de las partes.
17 El artículo 253° del Código de Procedimientos Penales establece que serán leídas y
sometidas a debate las declaraciones de los testigos, entre otros supuestos, que lo soliciten
las partes y las que se considere necesarias. En consecuencia, sólo cabría un supuesto
autónomo adicional: la conformidad de las partes para leer una declaración sumarial, que
se agregaría a los supuestos de excepción que luego se indicarán. Como define la
Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ASUNTO PULLAR VS REINO UNIDO, del diez
de junio de mil novecientos noventa y seis, la actuación del defensor tiene una importancia
decisiva en el momento de valorar el respeto al debido proceso –proceso equitativo–; en
consecuencia, si no se opone –pese a que puede hacerlo– a la lectura de una declaración
testifical sumarial de quien no concurrió al juicio oral para que pueda ser aceptada y
valorada por el Tribunal, no es posible estimar que se negó al afectado por ese testimonio sus
derechos a la contradicción y a la no indefensión.
18 En cierto modo se retoma la crítica que inicialmente formulara al Anteproyecto de 1939 el
ilustre procesalista español NICETO ALCALÁ–ZAMORA Y CASTILLO. Decía el mencionado jurista que
“el juicio oral es la etapa–clave del proceso penal… y que sólo con especiales garantías, y
en casos taxativamente marcados, los datos recogidos por el Instructor pueden servir de
apoyo a la sentencia” (La reforma procesal penal en el Perú. El Anteproyecto Zavala. Revista
del Foro, números 7 al 12, año XXVI, julio/diciembre, 1939, Lima, página 345).
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65°. Una actuación sumarial –incluso realizada en los momentos preliminares por
la Policía o la Fiscalía–, en tanto acto de aportación de hechos al proceso,
podrá concedérsele valor de prueba o integrar la valoración probatoria –es
inaceptable una prohibición general21–, siempre y cuando, desde la
perspectiva interna, cumpla con los requisitos o formalidades legales que
ese acto exija en la sede en que se actúa [donde la posibilidad de
contradicción en su actuación –o determinadas exigencias de contradicción– y
atendiendo a la peculiaridad de la prueba de que se trate es vital] –requisito
objetivo–, y que por una circunstancia derivada de las nociones de
irrepetibilidad –o si se quiere, fugacidad o indisponibilidad– y urgencia no sea
posible su reproducción en el juicio oral –requisito material–, como sería el
caso, por ejemplo, de ausencia no subsanable del testigo o del perito. Es de
cuidar, en este supuesto de excepción, un conjunto de garantías mínimas
tanto en la adquisición de la fuente de prueba22 como en su conservación y
en su aportación al juicio oral –este último, es el requisito formal, que se satisface
con la lectura del acta u otro medio equivalente y en condiciones que permitan a
la defensa someter tales diligencias a contradicción–23.
21 El proceso penal está sujeto al principio de búsqueda de la verdad material, que exige que
se asegure que no se pierdan datos o elementos de convicción. No admitir que éstos se
valoren, en tanto se hayan actuado con las garantías que le son inherentes, haría depender
el ejercicio del ius puniendi estatal del azar o de situaciones dolosas contra los órganos de
prueba que le impidan su concurso en el acto oral.
22 Las dos garantías básicas de la preconstitución probatoria –el supuesto más difícil de
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§ 2. Cuestiones probatorias.
67°. El experto militar, coronel en retiro del Ejército Argentino, JOSÉ LUIS
GARCÍA, en su presentación ante el Tribunal –sesiones nonagésima quinta y
nonagésima sexta–24 sustentó parte de la información y explicaciones que
Valencia, 2008, página 252]. Otro autor destacado, CAFFERATA NORES, permite lo que
denomina “excepciones a la oralidad”, de cuya necesidad y tolerabilidad no tiene dudas,
entre las que no sólo se encuentran los supuestos de “contradicción anticipada” ante riesgos
de no poder ser reproducida o de peligros de que la actuación procesal sea enturbiada, sino
también, aun cuando no se produzca una “contradicción anticipada”, en los supuestos de
emergencia no previsibles (por ejemplo, testigo fallecido), siempre que se cumplan las
formalidades de la instrucción (Sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal de
Argentina, Sala III, del diecisiete de marzo de mil novecientos noventa y siete) [Proceso Penal
y Derechos Humanos, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2000, páginas 153/155]
24 La primera parte de su exposición está referida a la doctrina de seguridad nacional,
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68° La defensa objetó esta última afirmación, bajo el argumento de que tal
Manual no existía en los años mil novecientos noventa y uno – mil
novecientos noventa y dos. Refirió que recién en mayo de mil novecientos
noventa y seis se aprobó el Texto Original Inicial del Manual del Oficial del
entorno de seguridad para que los aparatos de inteligencia puedan realizar operaciones
especiales de inteligencia, capturar enemigos internos, llevarlos a centros de detención y
obtener información a partir de métodos ilegales (tormentos), de suerte que puede
calificarse de sinónimas las expresiones “guerra de baja intensidad” y “guerra sucia”. Esto
último constituía una política de Estado, pues de no ser así no podía funcionar; la garantía e
impunidad permite el funcionamiento de esa organización, pues de lo contrario nadie
aceptaría la misión. Expresión de esa doctrina, según el experto, serían los Manuales del
Ejército 38–20, 41–8, 41–7.
25 El experto militar hizo mención a leyes, reglamentos, directivas y manuales. Es de destacar
que los reglamentos son leyes que rigen las actividades del orden interno militar (guardia,
centinela, jefe de guardia), es lo fijo e inamovible y no admite campo de razonamiento. Para
la conducción operativa se emplea la técnica del manual, que tiene un procedimiento muy
complicado mediante instancias muy específicas, que llevan primero a ser un proyecto,
luego revisado y cuando reglamentariamente ha sido visto en distintos lugares de la
estructura de control, se edita y se manda a todos los responsables de su estudio y ejecución.
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69°. Si bien la defensa observa una determinada conclusión del informe del
experto al considerar que se sustentó en un dato falso: norma de un Manual
no vigente cuando ocurrieron los hechos, es de precisar que,
procesalmente y conforme al artículo 226° del Código Procesal Civil, las
partes sólo pueden formular observaciones contra los dictámenes periciales
–que pueden ser totales, al conjunto del informe pericial, o específicos, limitados a
un punto, tema, materia o conclusión del mismo–, cuya ponderación está en
función al mérito de la prueba pericial, y que corresponde realizar en el
momento oportuno. No cabe, por tanto, que el Tribunal se pronuncie
estimando o desestimando una observación planteada contra un ámbito
de la opinión pericial. Un cuestionamiento de estas características no da
lugar a una cuestión incidental, que merezca una decisión del órgano
jurisdiccional, a diferencia, por ejemplo, de una tacha contra los peritos,
expresamente autorizada por el artículo 165° del Código de Procedimientos
Penales. Se tendrá en cuenta, desde luego, y en función a su mérito se
acogerá o no una observación, pero siempre en relación con el análisis del
informe pericial, sin que deba merecer una decisión específica,
independiente de la valoración integral del dictamen.
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del año dos mil dos27, cuyo artículo doce dice lo que se consignó en el
párrafo quincuagésimo sexto; norma repetida en el Manual de dos mil
cinco.
En consecuencia, la afirmación del experto militar extranjero se
sustentó en un Manual que no estatuía lo que mencionó respecto del
Presidente de la República. Los Manuales del Oficial de Estado Mayor
Conjunto establecieron el primer nivel en la cadena de comando para la
defensa nacional en el dominio militar al presidente de la República a partir
de dos mil dos, con antecedente en el TOI de mil novecientos noventa y
seis. Esta consideración, empero, no elimina, por sí misma, el conjunto de la
información técnica y de la estimación personal que el experto proporcionó
en el acto oral, sólo relativiza una parte de sus análisis.
de las Fuerzas Armadas, en tiempo de paz, se denomina Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas y está compuesto por los Comandantes Generales de las tres armas, cuya
presidencia es ejercida rotativamente por uno de ellos por un período de un año.
27 Ese Manual fue incorporado en la sesión quincuagésima séptima. La Edición corrió a cargo
del Comando de Instrucción y Doctrina del Ejército – Escuela Superior de Guerra. Habría un
antecedente que sería el Manual Texto Original Inicial (TOI) “Estado Mayor Conjunto” del
CAEN, de mayo de mil novecientos noventa y seis (incorporado por la defensa del acusado
en la sesión nonagésima séptima), que es la fuente inmediata el Manual de dos mil dos, cuyo
artículo doce es exactamente igual.
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29 Diferente es el caso de las declaraciones prestadas en sede del Congreso. Éstas integran
un procedimiento parlamentario, no jurisdiccional, reconocido por la Constitución y
desarrollado normativamente por el Reglamento del Congreso –en especial, sus artículos 88°
y 89°, que regulan las Comisiones de Investigación y su procedimiento, y el procedimiento de
acusación constitucional–. Independientemente de que se trate de un procedimiento de
acusación constitucional conforme a los artículos 99° y 100° de la Ley Fundamental,
antecedente necesario del presente proceso penal o de otro, o de un procedimiento de
investigación al amparo del artículo 97° Constitucional, las actuaciones que llevan a cabo
adoptan la forma documental –generalmente escrita y en algunos casos audiográfica– y
como tal son enviados al órgano fiscal y, luego, al órgano jurisdiccional. Son, por si mismas,
fuentes de prueba y, como tal, han de valorarse. Cabe aclarar que no rigen las limitaciones
del artículo 261° del Código de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto
Legislativo número 983, porque no se trata de pruebas propiamente judiciales, no son en
sentido estricto pruebas personales. Su carácter documental, como ha quedado expuesto,
permite su utilización en la causa. Cuando una persona expone un hecho en una carta, en
un artículo periodístico, en una entrevista radial, televisiva o escrita, en un libro o ante una
comisión parlamentaria, lo que se incorpora –si tales documentos se traen a la causa– es el
contenido del documento –sea con soporte escrito, magnetofónico, audiovisual o
electrónico–, que contiene una o varias afirmaciones que se han hecho constar en ese
instrumento. Esa exposición no tiene por qué someterse al régimen de las declaraciones
testificales pues, conforme a su naturaleza, no lo son. Por lo demás, el Tribunal Constitucional
en la STC número 5068–2006–PHC/TC, del quince de noviembre de dos mil seis, Fundamento
Jurídico quinto, les otorgó pleno valor probatorio y con entidad suficiente para integrar el
material válido de la sentencia.
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30 En la Sentencia ISGRÓ el TEDH precisó que si el testigo es conocido por la defensa y si fue
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74°. LIBROS DE DIVERSOS TESTIGOS. También han sido ofrecidos como medio de
prueba diversos libros. Sus autores han declarado en el acto oral. Se trata
del General EP Hermoza Ríos, y de los periodistas Humberto Jara Flores y
Ricardo Uceda. La defensa sostiene que incorpora versiones, propias o de
terceros, que por tanto deben ser asumidos desde la prueba testifical, y
como tal contrastados con las demás actuaciones de la causa.
Sin duda alguna para analizar con propiedad la función de un libro
en un proceso penal debe partirse de la diferenciación entre fuente y
medio de prueba. Fuentes de prueba es un concepto extraprocesal, que
consiste en objetos o personas que, en cuanto pueden proporcionar
conocimientos para apreciar o para acreditar los hechos afirmados por una
parte procesal, pueden tener trascendencia en el proceso y constituir el
material de referencia para la decisión judicial. Mientras que medios de
31 Son particularmente ilustrativas en este punto la Sentencia de la Sala Especial del Tribunal
Supremo Español, Expediente número 617–2002, del veintisiete de marzo de dos mil tres,
Segundo Fundamento Jurídico; y, la sentencia de la Segunda Sala del Tribunal Constitucional
Español número 5/2004, del dieciséis de enero de dos mil cuatro, Undécimo Fundamento
Jurídico.
32 Así ha sido establecido en las sentencias Paniagua Morales y otros, párrafo 75; Fairén Garbi
y Solís Correa, párrafo 145; Godínez Cruz, párrafo 152; y, Velásquez Rodríguez, párrafo 146.
33 En la sentencia BÁMACA VELÁSQUEZ VS. GUATEMALA, párrafo 107, del veinticinco de noviembre
de dos mil, estableció esa doctrina, que la repitió en la sentencia TRIBUNAL CONSTITUCIONAL VS.
PERÚ, párrafo 53, del treinta y uno de enero de dos mil uno, y en la sentencia BARUCH IVCHER
BRONSTEIN VS. PERÚ, párrafo 70, del seis de febrero de dos mil uno.
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prueba son los instrumentos procesales a través de los que las fuentes de
prueba se incorporan al proceso y sólo existen dentro de un proceso,
regidos por normas procesales que establecen los supuestos y las formas en
que la fuente de prueba puede aparecer dentro del proceso34.
De este modo, un libro, una noticia o recorte periodístico o un plano
o croquis o una grabación es una fuente de prueba y como tal puede ser
introducida al proceso –si se asume un concepto amplio de documento y desde
una perspectiva dinámica, como cosa mueble o soporte material apto para la
incorporación de señales expresivas de un determinado significado: datos, hechos
o narraciones, sin duda un libro es un documento en el que se relatan hechos de
relevancia para el caso35, más propiamente es de otorgarle un valor de prueba
documental de carácter privado–. Empero, no toda declaración extraprocesal
de una persona, de un testigo, es y debe ser siempre incorporada por
medio del procedimiento de la prueba testimonial. Si se trata de un libro en
el que ha dicho algo, de una grabación televisiva que contiene una
entrevista e incorpora lo relatado por una persona, etcétera se incorporará
al proceso por medio del mecanismo más apropiado a su naturaleza,
siempre que se respete la oralidad, la inmediación y la contradicción en su
ejecución.
No es posible, por consiguiente, reducir todas las manifestaciones de
una fuente: el testigo, a declaración testifical en el juicio oral, pues ello daría
como resultado excluir de esa fuente aspectos de importancia decisiva,
pues son extraprocesales. Cualquier manifestación proporcionada por un
testigo es una fuente de prueba, valorable si se introduce al proceso
mediante cualquier medio que se adapte a su naturaleza.
Es más, en el caso de los testigos que han declarado en el acto oral y
han publicado un libro o un artículo determinado, no es el examen de ellos
en el juicio lo que se incorpora dando valor sólo a lo que sea objeto de
interrogatorio, sino el contenido del escrito. El interrogatorio no sirve para dar
valor probatorio a la información, sino para confirmar su veracidad y
garantizar la contradicción.
Los libros, incluso las entrevistas, contienen declaraciones
espontáneas, no son interrogatorios en forma; y, como no son testimoniales
no deben someterse al régimen procesal de éstas, porque conforme a su
naturaleza no lo son. No se les pude exigir los requisitos de una declaración
ni que se han de producir ante el juez o en el juicio. Las informaciones o
afirmaciones contenidas en un libro son públicas y voluntarias e implican la
manifestación de un conocimiento ante la sociedad. No pueden ser
desconocidas por entender que no son testificales, lo cual no significa que
sus autores puedan ser llamados a declarar, en cuyo caso habría dos
pruebas: la instrumental y la testifical, que significan realidades procesales
diferentes. En este último caso, por un lado estarían los documentos en que
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37 CALDERÓN CEREZO, ÁNGEL / CHOCLÁN MONTALVO, JOSÉ ANTONIO: Derecho procesal penal, Editorial
otras, las número 58/2008, de veinticinco de enero; 303/2007, del diez de abril; y, 75/2006, del
tres de febrero. En igual sentido se ha pronunciado el Tribunal Constitucional Español en la
STC número 31/1981. El aludido Tribunal Supremo en la sentencia del nueve de octubre de mil
novecientos noventa y tres anotó: “Cuando se produce una diferencia entre testimonios
probatorios sumariales y los manifestados ante el Tribunal sentenciador se puede someter a
contraste su contenido y depurar las discordancias para obtener de manera directa una
conclusión válida sobre la veracidad de unas y otras”. En igual sentido se ha pronunciado la
Casación Argentina, Sala IV, en la Sentencia número 4290, del veinte de agosto de dos mil
cuatro, en la que concluye que “…debe repararse en la suficiente libertad que debe tener el
juzgador para elegir la declaración más creíble y verosímil cuando entre ellas existe
contradicción”.
39 El Tribunal reconoce las diferentes opciones doctrinarias en este punto. Empero, se inclina
por la ya enunciada. En este sentido se invocan las opiniones favorables de ORTELLS RAMOS,
MANUEL –por razones sistemáticas en la Ley de Enjuiciamiento Criminal Española– y de VEGAS
TORRES, JAIME –por razones prácticas– [ver: Eficacia Probatoria del acto de investigación
sumarial. Estudio de los artículos 730° y 714° de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en: Revista
de Derecho Procesal Iberoamericano, número cuatro, 1977, página 245; y, Presunción de
inocencia y prueba en el proceso penal, Editorial La Ley, Madrid, 1993, páginas 253/254,
respectivamente]. Éste es el criterio sostenido en la Ejecutoria Suprema Vinculante del
veintinueve de noviembre de dos mil cuatro, recaída en el Recurso de Nulidad número 3044–
204/Lima, FJ Quinto. Debe quedar claro, como previene PRIETO CASTRO Y FERRÁNDIZ que frente a
una disparidad no aclarada suficientemente, será el Tribunal quien, a la vista del testigo y de
los resultados de las restantes pruebas, decida sobre los efectos para la sentencia de las
diferencias no aclaradas [Derecho Procesal Penal, Segunda Edición y Primera Reimpresión,
Editorial Tecnos, Madrid, 1982, página 244].
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40 Conforme: Auto del Tribunal Constitucional Español número 479/1986, del cuatro de junio,
Fundamento Jurídico Segundo. No habrá vulneración de la garantía de presunción de
inocencia si, adicionalmente, constan pruebas distintas en las que el tribunal puede basar su
convicción.
41 Es la misma conclusión a la que llega, verbigracia, el Tribunal Supremo Español en la STS
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en los mismos términos, que este derecho garantiza su no penetración y conocimiento por
terceros, sean estos órganos públicos o particulares, ajenos al proceso de comunicación.
46 GIMENO SENDRA, VICENTE: Obra citada, página 418.
47 Mayores referencias: ASENCIO MELLADO, JOSÉ MARÍA: Dictamen acerca de la eficacia y valor
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49 La transcripción, el acta que la contiene, como prevé la jurisprudencia alemana –BGHSt 27,
135–, está sujeta a la prueba documental [ROXIN, CLAUS: Derecho Procesal Penal, Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2000, página 248]. En el mismo sentido la jurisprudencia española. Dice
al respecto RODRÍGUEZ LAINZ, JOSÉ LUIS: “El Tribunal Constitucional ha llegado a definir el
contenido de lo grabado como prueba documental que como tal puede acceder al
plenario, bien como prueba documental fonográfica bien como documento escrito
mediante su transcripción, refiriéndose de forma esporádica en el Auto 196/1992, de 1 de
julio, así como en la STC 128/1988, de 27 de junio, la posibilidad de darse incluso por
reproducida si es que ninguna de las partes pidiera la audición de las cintas o la lectura de su
transcripción en la vista oral…” (La intervención de comunicaciones telefónicas, Editorial
Bosch, Barcelona, 2002, página 191).
50 En la sesión septuagésima sexta –fojas cuarenta y ocho mil ochocientos cuarenta y siete– la
Fiscalía entregó un CD, que a su solicitud oficial le fuera entregado por el Congreso de la
República. En la sesión nonagésima –fojas cincuenta y tres mil ochenta y cuatro– la Fiscalía
entregó los oficios mediante los cuales el Congreso le remitió el CD. Se trata de tres oficios: a)
Oficio número 503–2007–2008–OM/CR, del nueve de junio de dos mil ocho, mediante el cual
el Oficial Mayor del Congreso remit6e un CD rotulado “diskettes que fueron entregados por
Merino Bartet (SIN 1 al 7), recibido por la Fiscalía el doce de junio de dos mil ocho –fojas
cincuenta y tres mil veintisiete–; b) Informe Técnico número 127–2008–AGCR–DGP–CR, del
veintisiete de mayo de dos mil ocho, que informa sobre que el CD remitido es parte del
acerco documental de la Comisión investigadora sobre la actuación, el origen y destino del
dinero de Vladimiro Montesinos Torres y su evidente relación con el ex presidente Alberto
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Fujimori Fujimori, rotulado “Diskettes que fueron entregados por el señor Rafael Merino Bartet 1
al 10”; y, c) Oficio número 242–2008–MP–FN–1ra FSP, del nueve de mayo de dos mil ocho, que
solicitó al Congreso copia certificada o CDs del archivo de los diskettes de las dos
computadoras del abogado Rafael Merino Bartet, quien concurrió en el año dos mil uno a la
Comisión Towsend (archivos 002–003–004–008, principalmente).
51 La Fiscalía en la sesión nonagésima incorporó una sumilla de los documentos aportados, y
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52 TORRES MORATO, MIGUEL ÁNGEL: La prueba ilícita penal –con DE URBANO CASTRILLO, EDUARDO–,
página 380.
53 No se puede pedir una pericia electrónica pues, como está expuesto, la memoria ram fue
borrada y las máquinas desaparecidas por acción de los funcionarios del SIN que
obedecieron las ilegales órdenes de Vladimiro Montesinos Torres, al destruir un archivo oficial
sin fundamento jurídico alguno.
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54 La parte civil también ofreció la declaración de Vladimiro Montesinos Torres prestada ante
el Congreso –Sub Comisión Investigadora de las denuncias constitucionales número 132 y 134
por delitos de tortura, falsedad ideológica, asesinato, lesiones graves, secuestro y
desaparición forzada–, en la indicada sesión y en relación al mismo Tema III, corriente a fojas
nueve mil seiscientos cuarenta y cuatro.
55 Lo relevante, en lo pertinente, del conjunto de declaraciones de Vladimiro Montesinos
Torres –trece en total– estriba en lo siguiente: (1) Que durante la gestión del jefe del SIN,
general EP Edwin Díaz Zevallos, en el primer semestre de mil novecientos noventa, accedió a
las interceptaciones telefónicas que el SIN realizaba al candidato presidencial Vargas Llosa y
se las comunicó al acusado Fujimori, quien cuando fue elegido presidente dispuso la
continuación de las mismas para orientarlas a la lucha contra el PCP–SL, MRTA y el
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narcotráfico, así como en el frente externo; de igual manera se hizo lo propio con los
objetivos políticos, que incluía a personajes de la oposición –un diez por ciento de toda la
actividad de interceptación–, incluso –como parte de la red configurada con esa finalidad–
se levantó una central en Palacio de Gobierno (esa tarea era realizada por los servicios de
inteligencia de las fuerzas armadas, policía nacional y por el propio SIN, y se extendió durante
todo el régimen, actuando en cumpliendo de órdenes del presidente Fujimori –quien
monitoreaba todas las comunicaciones que se hacían en Palacio de Gobierno– y analizando
la información obtenida, en la que participó Merino Bartet –las examinaba y elaboraba las
apreciaciones de inteligencia–). (2) Que, asimismo, por orden del presidente se grabaron los
videos en el SIN, quien como jefe del organismo, que de acuerdo con la Ley del SIN
pertenecía a la Presidencia de la República; las filmaciones se realizaban con conocimiento
del Contralmirante Rozas, jefe del SIN, y se filmaban en su oficina. (3) Que por orden del
presidente Fujimori Fujimori, y con conocimiento del presidente del Consejo de Ministros y del
jefe del SIN, asumió las funciones de Jefe del SIN y administraba directamente los recursos y
otras asignaciones entregadas al SIN –con esos fondos, por ejemplo, se adquirió los equipos
para interceptación telefónica–, así como luego las partidas reservadas; también
supervisaba las interceptaciones telefónicas, y tuvo, siempre por disposición del presidente,
una participación en el crecimiento del SIN bajo a supervisión del presidente, quien
aprobaba y firmaba la documentación, con quien además despachaba directamente. (4)
Que el dinero obtenido de esa forma –transferencias provenientes de los Ministerios de
Defensa y del Interior– con conocimiento y disposición del presidente Fujimori fueron utilizados
para diversos fines: corromper a un parlamentario que presidía una comisión investigadora,
depositar fondos en el extranjero para financiar la campaña de los Congresistas de Perú 2000
y para otros que pretendían serlo perteneciente a otras tiendas políticas y, luego, una ulterior
candidatura presidencial en el año dos mil seis, pago a agencias encuestadoras para
manipular los resultados, pagos a los canales de televisión para que colaborar en la
campaña reeleccionista, gastos personales –pago de estudios de sus hijos–. (5) Que cumplió
las órdenes que el presidente le daba dentro del objetivo político trazado, se le daba una
misión y la cumplía –así, la reelección presidencial: Fujimori dio los medios y él los ejecutó–; de
otro lado, sólo sugería los cambios en las Fuerzas Armadas, el nombramiento lo hacía Fujimori
Fujimori, quien tiene su personalidad de suerte que si quería firmaba y en caso contrario no lo
hacía. (6) Que, formalmente, fue asesor de la Alta Dirección del SIN desde el uno de enero
de mil novecientos noventa y dos hasta el catorce de septiembre de dos mil, pero tenía el
manejo de las partidas uno y dos y del dinero producto de las transferencias de los Ministerios
de Defensa y Del Interior, a la par que como una de las tareas encomendadas por el
presidente fue conseguir una mayoría parlamentaria para evitar lo que ocurrió el año mil
novecientos noventa y dos que determinó la disolución del Congreso. (7) Que participó en
las reuniones de coordinación de las unidades de inteligencia –participaban los directores de
Inteligencia de los institutos armados y policiales, y en algunas oportunidades participaron el
general PNP Jhon Caro, Benedicto Jiménez y Marcos Miyashiro, así como Ketín Vidal, todos
de la Policía Nacional– y se encargó del diseño de la nueva estrategia de pacificación que
se concretó con la expedición de los ciento veintitrés Decretos Legislativos de noviembre de
mil novecientos noventa y uno; que en una reunión con el Jefe del SIN Salazar Monroe, el
director de la DINTE Rivero Lazo y el general PNP Jhon Caro conversaron sobre la formulación
de un Manual de lucha contra el terrorismo sobre la base de la documentación incautada
por la DINCOTE al PCP–SL, por lo que el General PNP Jhon Caro solicitó apoyo al SIN, lo que
se hizo efectivo bajo la coordinación del general EP Salazar Monroe; que el Manual que se
elaboró no le fue entregado; que tiene conocimiento que el SIN tenía asignado personal en
la DINCOTE, en la BREDET, para apoyarlos en su misión. (8) Que sobre el Destacamento Colina
y sus acciones guardó silencio en sede parlamentaria, alegando su judicialización.
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83°. El ámbito o los alcances del artículo 261° del Código de Procedimientos
Penales respecto de la denominada “prueba trasladada” han sido
precisados en el párrafo 71°. Vladimiro Montesinos Torres fue citado como
testigo en esta causa y concurrió a la audiencia –sesión septuagésima sexta–,
sin embargo, luego de contestar algunas –no todas– las preguntas del fiscal
decidió guardar silencio. Por los hechos objeto de la causa tiene la
condición de imputado en el proceso conexo seguido en la Primera Sala
Penal Especial Superior de Lima. Así este Tribunal aceptó su silencio pero,
asimismo, ante su actitud declaró sin valor ni efecto procesal alguno lo que
dijo en su breve presentación en el acto oral –véase resolución de fecha dos
de julio, de fojas cuarenta y ocho mil novecientos veintidós–. Es evidente que si un
testigo o, mejor dicho, un coimputado, se niega a continuar un
interrogatorio e impide que se cubran las exigencias del derecho a
interrogar a los testigos de cargo, que constituyen parte del núcleo del
derecho a la defensa cuya privación causa una efectiva indefensión y, por
consiguiente, corresponde al Tribunal excluir del caudal probatorio tal
declaración, en lo poco que pudo aportar.
Pero, ¿esto último significa que no puedan utilizarse las declaraciones
que Montesinos Torres ha podido brindar en otras sedes: congresales,
fiscales y judiciales? La respuesta es negativa. Dichas declaraciones son
plenamente valorables. Las manifestaciones que contienen serán objeto de
análisis, individual y con el conjunto de la prueba actuada.
El motivo por el cual se utilizan esas declaraciones es la presencia de
una causa excepcional e insubsanable derivada de la negativa a declarar
de Montesinos Torres: fue citado pero invocó su derecho al silencio. Es obvio
que cuando un coimputado decide no declarar en uso de su derecho éste
es absoluto, pero una vez que lo hace en cualquier lugar –que declara– se
entiende que ha renunciado al mismo y, por ende, su declaración puede
utilizarse. La negativa a declarar, como es fácil colegir, deja a los abogados
de las partes sin posibilidad de interrogar y contrainterrogar, pero esta
conducta no es culpa del Estado o del Tribunal, que lo llama, sino de
Montesinos Torres que se niega a hacerlo. Por tanto, el Tribunal ha cumplido
con su obligación al citarlo para someter a contradicción simultánea su
declaración; el derecho existió y se concedió, si bien el testigo se negó a
declarar.
El valor de las declaraciones de Montesinos Torres, como de todas
otras –declaraciones de otros testigos– a las que es del caso acudir, en tanto se
cumplan las exigencias ya precisadas –imposibilidad absoluta o grave dificultad
que razonablemente impide su asistencia al acto oral, esto es, ausencias
insubsanables–, es claro por la vía documental, no testifical, pues
propiamente no son testigos al no haber concurrido a la audiencia. Pero, lo
han hecho –han declarado espontáneamente– en otros procesos, que es lo
mismo, por ejemplo, que haberlo hecho en un libro, pues otro proceso es
una realidad tan extraprocesal para éste como lo otro.
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84°. DIARIO DE DEBATES DEL CONGRESO. La Fiscalía ofreció como prueba el Diario
de Debates del Senado –la cuadragésima sexta sesión, del día once de
noviembre de mil novecientos noventa y uno, y la sesión quincuagésima, del
quince de ese mes y año–, de fojas cincuenta y siete mil doscientos cuarenta
y cinco, y cincuenta y siete mil doscientos setenta y siete. Éste contiene, de
un lado, la exposición de los ministros de Defensa y del Interior, generales EP
Malca y Briones, por la matanza de Barrios Altos; y, de otro, las
intervenciones de los senadores, en especial el discurso del senador Diez
Canseco Cisneros, que dio cuenta del denominado Plan de Operaciones
“Ambulante”. También ofreció el Diario de Debates del Congreso
Constituyente Democrático de las sesiones donde se abordaron las
discusiones parlamentarias para la aprobación de las leyes 26291, 26479 y
26492 –las denominadas Ley Cantuta y Leyes de Amnistía–, corrientes a fojas
veintiocho mil doscientos doce, veintiocho mil doscientos cincuenta y ocho,
y veintiocho mil trescientos cuarenta y seis.
La defensa sostiene que lo que se plasma en el Diario de Debates son
las opiniones de los congresistas que expusieron, por lo que el medio de
incorporación debió ser la testifical. Entonces, se debió llamar como testigos
al ex senador Diez Canseco y a los demás que intervinieron.
El Diario de Debates del Congreso es un documento oficial expedido
por el Congreso de la República. En él constan lo que en las sesiones del
Pleno o de las Comisiones exponen los propios Congresistas y todo aquél
que es citado para informar o declarar, o es interpelado para proporcionar
explicaciones ante la Cámara o sus órganos. En tanto documento público –
se ha incorporado copia certificada de ellos– da fe de lo que en el Congreso
dijeron los manifestantes; esa es su eficacia probatoria. Otra cosa es, por
cierto, el contenido de las manifestaciones, respecto de las cuales el
Tribunal no está vinculado. Su valoración importará su análisis individual y su
integración con las demás pruebas actuadas.
En consecuencia, los Diarios de Debates objeto de lectura como
medio de prueba documental son plenamente valorables. No hace falta
para su valorabilidad traer al juicio como testigo a quienes expusieron ante
el Congreso. Como ya se ha indicado, no toda exposición de una persona
puede reducirse al medio de prueba testifical. En el caso del Diario de
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57 El artículo 73° del Código de Procedimientos penales prescribe, en lo pertinente: “…el juez
pude ordenar que una actuación se mantenga en reserva por un tiempo determinado
cuando juzgue que su conocimiento puede entorpecer o dificultar en alguna forma el éxito
de la investigación que lleva a cabo. En todo caso cesa la reserva cuando se ponga la
instrucción a disposición del defensor durante tres días en el juzgado para que se informe de
toda la instrucción, haya concurrido o no a las diligencias”.
58 Es de insistir que motivación suficiente es aquella que permite conocer la razón de decidir,
independientemente de la parquedad o extensión del razonamiento expresado. Asimismo,
para decidir constitucional y legalmente basta que la decisión judicial se funde en
circunstancias concretas que permitan advertir que los riesgos que la explican serán
razonablemente superados y conducirán a la recopilación de evidencias que se procuran, al
éxito de la diligencia programada, lo que en presente caso ocurrió. En estas situaciones, es
obvio, no se puede exigir semiplena prueba de la culpabilidad del imputado en la causa, no
sólo porque la medida de registro no está dirigida a él sino porque la disposición del secreto
sumarial se basa en consideraciones de seguridad y pronósticos de éxito de una obtención
de evidencias.
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89°. Es cierto que entre los ME 38–20 de mil novecientos noventa y nueve y
de dos mil existen diferencias en la páginas ocho y diez. En el ME reimpreso
en dos mil, página ocho, no aparece la palabra “secuestros” y se la cambia
por “espionaje”, aunque seguida en ambos textos de un “etcétera”, en la
que se hace mención a la realización de acciones orientadas a causar
daños al adversario como parte de lo que se denomina Operaciones
Especiales de Inteligencia, y que es común en las dos ediciones. Asimismo,
en la página diez, cuando se define el “espionaje”, en la edición de dos mil
se elimina la frase “en violación de las leyes que rigen en la zona o país” en
orden a la obtención de información secreta, aunque cabe mencionar que
la ilicitud de la medida es evidente –todo acto de espionaje referido a obtener
información secreta lo es– desde la legislación del país afectado.
Se trata, como fluye de lo resaltado, de diferencias, primero, referidas
a textos del mismo Manual publicados en fechas distintas –y el que rigió en la
fecha de los hechos, según la diligencia de exhibición, fue el Manual reimpreso en
mil novecientos noventa y nueve–; y, segundo, no sustantivas, no sólo por lo ya
comentado en relación con la definición de “espionaje” –propio incluso de
acciones en territorio extranjero–, sino porque el cambio del vocablo
‘secuestros’ por ‘espionaje’ en una definición de actividades de inteligencia
que pueden estar orientadas a causar daños al adversario, no niega la
posibilidad de realizar secuestros, aunque le quita, es cierto, un plus de
ilegalidad.
Cabe, eso sí, destacar que ambas reimpresiones –el general EP Zeballos
Portugal enfatiza que el texto que exhibió, de mil novecientos noventa y nueve, es
una reimpresión del que regía en mil novecientos noventa y uno [aunque el término
reimpresión es usado sólo en el texto de dos mil]– reconocen que para el
planeamiento y ejecución de OEI el más alto nivel de planeamiento y
decisión es el SIN; y, respecto del planeamiento del más alto nivel, las OEI
son la resultante de las necesidades que pudiera tener el gobierno para
alcanzar sus objetivos y las necesidades planteadas como producto del
Teatro de Guerra (CCFFAA).
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61El AIO SOSA SAAVEDRA, que admitió integrar el Destacamento Colina y, como tal, haber
participado en los dos delitos objeto de este proceso: Barrios Altos y La Cantuta, señaló en la
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92°. DOCUMENTOS ENTREGADOS POR MARCOS FLORES ALVÁN. El AIO Flores Alván, en
la sesión décima quinta, señaló que en mil novecientos noventa y uno, por
orden del comandante EP Rodríguez Zabalbeascoa, pasó a trabajar en el
“Plan Caballero”, que consistía en el análisis que se estaba realizando en la
DINCOTE de documentación incautada al PCP–SL; que el equipo fue
integrado por los capitanes EP Martin Rivas y Pichilingue Guevara, un oficial
de la Marina Ríos Rodríguez, otro oficial del Ejército y el comandante EP
Paucar Carbajal, y se trabajó hasta julio de ese año; que en el Galpón del
SIE se elaboró el documento, que era un Manual contra Sendero Luminoso,
de inteligencia estratégica, cuyo texto final se culminó en el mes de agosto;
que el siguiente paso fue elaborar el Plan Cipango, el cual lo tipeo siendo
sesión octogésima séptima que vio el referido Manual ME 38–20, y que es de uso de oficiales,
aunque no lo observó en los ambientes asignados al Destacamento. De igual manera, en la
referida sesión refirió que leyó el Manual ME 38–23, pero no conoce si ha sido utilizado para
preparar los operativos de Barrios Altos y La Cantuta. Esta declaración no hace sino ratificar
la existencia de ambos manuales y su uso por los miembros del Ejército.
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dictado por Martin Rivas –una copia de ese plan mecanografiado por él,
debidamente reconocida, corre a fojas ocho mil doscientos sesenta y dos–; que al
aprobarse ese Plan se conformó un Destacamento Especial de Inteligencia,
cuyo personal fue llegando progresivamente, bajo el mando del
comandante EP Rodríguez Zabalbeascoa; que su función fue tipear los
informes que se realizaban y archivar la documentación generada, así
como la labor administrativa del Destacamento; que el veintisiete de junio
de mil novecientos noventa y dos asistió a un almuerzo en la Comandancia
General del Ejército al Destacamento Colina, en el que el general EP
Hermoza Ríos dio un discurso, el mismo que grabó y transcribió, cuyo texto
fue entregado a la Fiscalía en su procedimiento de colaboración eficaz
–corre a fojas ocho mil doscientos sesenta, que fue leído y reconocido en el acto
oral–.
El citado testigo, en rigor, coimputado, se sometió al procedimiento
de colaboración eficaz en la Fiscalía Provincial que despachaba el doctor
Richard Saavedra Luján. El treinta y uno de octubre de dos mil uno entregó
numerosos documentos de los archivos del Destacamento Colina –véase
acta de fojas sesenta y tres mil ciento cuarenta y siete, reiterada a fojas ocho mil
doscientos cuarenta y ocho–, respecto de los cuales, dijo en la audiencia, que
si bien la documentación en cuestión se la entregaron para su archivo y
custodia, cuando se disolvió el Destacamento no los quemó pese a la orden
de Pichilingue Guevara y Rodríguez Zabalbeascoa.
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95°. Es cierto que los documentos presentados por Marcos Flores Alván en el
procedimiento por colaboración eficaz también fueron incorporados en
otros procedimientos penales antes de la culminación del primero. Una de
las características esenciales del procedimiento de colaboración eficaz es,
propiamente, la verificación de la veracidad de la información que
proporcione el solicitante, a partir de la cual el juez determinará la
procedencia y extensión del beneficio premial. Sin embargo, la ley no
prohíbe el aporte o utilización de documentos en general a procedimientos
en curso antes que culmine el procedimiento originario donde fueron
aportados inicialmente. Muchas pueden ser las causales o circunstancias
que determinan la utilización anticipada de esa información –la ley no
introduce limitación alguna–, pero a su vez corresponderá al juez de la causa
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96°. Sobre el “Plan Cipango” la defensa cuestiona que no tiene firma; que
su presunto autor, según el texto, debió ser el general EP Rivero Lazo pero no
lo ha firmado ni reconocido; que es una transcripción hecha con
posterioridad –Flores Alván antes de entregar el documento dio cinco
declaraciones en las que no mencionó ese Plan–; que se trata de una
transcripción hecha con posterioridad al hecho, y ha sido fabricada pues el
Plan Cipango no es uno, sino son tres; además, el Plan Cipango Uno es
incoherente.
1. El Plan Cipango corre a fojas ocho mil doscientos sesenta y dos. Es una
copia mecanografiada realizada por el AIE Flores Alván, secretario
administrativo del Destacamento Colina62. Como tal, carece de firma.
Según su tenor, el jefe de la operación es el general EP Rivero Lazo, el oficial
de control será el teniente coronel EP Rodríguez Zabalbeascoa, y los
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oficiales del caso serán los capitanes EP Martin Rivas y Pichilingue Guevara.
El jefe de la Operación mantendrá coordinación permanente con el
comandante general del Ejército, el jefe del CCFFAA y el jefe del SIN. La
DINTE estará a cargo de la dirección de la operación, cuyo directo
comando será el comandante general del Ejército, y coordinará sus
funciones con el comando del SIN. En la parte Primera “Situación” establece
la necesidad de tomar medidas activas para proteger a la ciudadanía ante
el avance de la subversión terrorista, dentro de las cuales se encuentra la
inteligencia. En la parte Segunda “Misión” indica que la DINTE realizará
infiltración sistemática de agentes de inteligencia en la ciudad de Lima,
Huaral y Huacho, con la finalidad de detectar, ubicar e identificar a los
miembros del Comité Central y Dirección Nacional del PCP–SL y del MRTA,
en apoyo de las operaciones militares y de inteligencia de la Segunda
Región Militar, el CCFFA y la DINTE. En la parte Tercera “Ejecución” precisa
que la operación tendrá tres etapas: selección y reentrenamiento de
veinticinco agentes de inteligencia, infiltración de quince agentes en las
empresas de la zona para que busquen información, y desarrollo de análisis
de información correspondiente para convertirla en inteligencia operativa.
En la Parte “Anexos” se menciona cinco anexos: personal, armamento y
munición, equipamiento, financiamiento, y croquis de la zona; la dotación
de armamento y municiones (pistolas HK–P7, FAL y otros), equipos (automóviles
y camionetas) y financiamiento para gastos de operación y administrativos,
estará a cargo de la oficina de tesorería de la DINTE.
2. A fojas ocho mil cuatrocientos treinta y cuatro corre otro Plan Cipango,
sin fecha ni firma. En la parte tercera “Ejecución” se insiste en que la
operación constará de tres etapas. En la primera se dice que estará
centrada en la organización y conformación más idónea de una cubierta
de inteligencia que permita una constante infiltración del personal de
agentes en diferentes organizaciones populares que les facilite la obtención
de información de carácter subversivo. Se identifica, además, como
cubierta, a la empresa CONPRAMSA. En la segunda se da cuenta de la
labor de los agentes de inteligencia para la identificación de la estructura
subversiva existente en las diferentes zonas, además de la localización y
ubicación de líderes e integrantes del Comité Central, quienes deban dar
cuenta cada vez que se tenga información importante; las especificaciones
se encuentran –menciona el documento– en el p/o ‘Colina’ anexo al P/O
Cipango I Anexo dos. También se precisa que la DINTE facilitará los medios y
recursos para llevar a cabo la presente operación (cubiertas e historias
ficticias); que el SIE proporcionará personal idóneo para el cumplimiento de
la misión y facilitará el equipo para la realización del OEI63.
63 Flores Alván refirió en la centésima vigésima segunda sesión del juicio oral celebrado en la
Primera Sala Penal Especial Superior de Lima que el Plan Cipango Dos se refería más que
nada a la formación de una empresa y que las utilidades que se adquirían era para el
personal o para pagar al personal que integraba el Destacamento, pero desconoce las
utilidades que daba dicha empresa. Reitera que ese Plan también fue mecanografiado por
él. En la sentencia de colaboración eficaz del trece de enero de dos mil seis, sexto
Fundamento Jurídico, se menciona que el P/O Cipango, a partir de su declaración de fecha
veintisiete de junio de dos mil tres, contenía la organización, organigrama, jefes operativos,
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cantidad de personal, cantidad de armamentos y material necesario para llevar a cabo ese
plan. Asimismo, que posteriormente en el Plan Cipango II se modifica a partir del punto tres
referido a ejecución.
64 El AIO Sosa Saavedra –el último de los capturados por la policía–, que reconoció integrar el
Destacamento Colina en las sesiones octogésima quinta y octogésima séptima precisó que
no tenía conocimiento de la existencia del Plan Cipango, y que sólo conoce de tres planes
Cipango, entre otros planes desarrollados con el apoyo económico de la Segunda DIENFA
del CCFFAA en los últimos meses de mil novecientos ochenta y ocho y en todo el curso del
año siguiente; planes destinados a la ubicación e identificación de elementos terroristas,
dependiendo de la zona. Esas informaciones, sin embargo, no enervan la información de
Flores Alván, pues no sólo están circunscriptas a acontecimiento surgidos al finalizar la
conformación del Grupo de Análisis –por tanto, posterior a las fechas que mencionó–, sino
que las referencias a ese plan aparecen en la documentación, también aportada por Flores
Alván, y reconocidas por oficiales de inteligencia.
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mil cuatrocientos dos–, que pide la remisión de los haberes de enero y febrero
y otros conceptos de Vera Navarrete en razón de que el cambió de
colocación a esa unidad ha quedado sin efecto.
5. En consecuencia, existió un P/O Cipango y a partir de él se constituyó el
Destacamento Especial de Inteligencia Colina, no existe la menor duda. Lo
expuesto por el AIE Flores Alván, el oficio antes indicado y el reconocimiento
del general EP Rivero Lazo y del Coronel EP Silva Mendoza es definitivo al
respecto. Esta conclusión se consolida con la documentación obtenida por
la jueza del Quinto Juzgado Penal Especial de Lima, que acredita
inconcusamente la generación de diversos documentos para la
conformación y funcionamiento de ese Destacamento.
65 Transcripción libre realizada por el AIE Flores Alván de fojas ocho mil doscientos setenta.
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66 (1) ALARCÓN GONZÁLES mencionó que a esa reunión asistieron los integrantes del
Destacamento Colina –incluidos Martin Rivas y Pichilingue Guevara–, que allí se encontraban
el general EP Rivero Lazo, el general EP Hermoza Ríos y otras autoridades (sesión décimo
sexta). (2) CHUQUI AGUIRRE reitera lo expuesto y la concurrencia de ambos generales EP, a la
vez que precisó que el general EP Hermoza Ríos los arengó, les dijo que estaban muy bien,
que el tiempo iba a reconocer sus esfuerzos, y que les daba todas las facilidades, a la vez les
pidió que continúen (sesión décimo octava). (3) SAUÑE POMAYA anotó que la reunión para el
Destacamento Colina se realizó cuando ya se habían realizado las operaciones contra la
familia Ventocilla y Pedro Yauri; que se trató de un almuerzo privado con el comandante
general, lo que es inusual (sesión décimo novena, y sesión trigésima octava en el juicio oral
del expediente 28–2001). (4) ATUNCAR CAMA dijo que el almuerzo con el comandante general
lo coordinó el mayor EP Martin Rivas, que asistieron los integrantes del Destacamento, incluso
el general EP Rivero Lazo y el coronel EP Navarro Pérez (declaración como colaborador
eficaz de fojas veinticinco mil trescientos cuarenta y una); en la sesión vigésima tercera de
este juicio oral precisó que Martín Rivas les informó del almuerzo, frente a la preocupación
que tenían por lo que ya se veía en la prensa sobre el Destacamento Colina; agregó que el
general EP Hermoza Ríos les dijo que tenían el respaldo y que se sentía contento porque
pertenecían a la élite del ejército, y que eso era de conocimiento del más alto nivel y que no
se preocupen. (5) GAMARRA MAMANI ratifica la reunión del veintisiete de junio, cuando ya se
habían producido las operaciones de Barrios Altos, el Santa, familia Ventocilla y Pedro Yauri, y
que el comandante general los felicitó por el trabajo que estaban desarrollando y les dijo
que contaban con el apoyo total (sesión vigésima cuarta); en su declaración como
colaborador eficaz insistió en la presencia del Destacamento Colina, así como del
comandante general, del director de la DINTE, del coronel EP Navarro Pérez y de los mayores
EP Martin Rivas y Pichilingue Guevara. (6) CORAL GOYCOCHEA confirma que la reunión fue sólo
para los miembros del Destacamento Colina, la cual la entendió como un respaldo a la labor
y al trabajo que venía desarrollando el Destacamento (sesión vigésima quinta); en su
declaración como colaborador eficaz mencionó que asistieron Rivero Lazo, Federico Navarro
Pérez y otros dos coroneles del entorno del comandante general Hermoza Ríos. (7) SOSA
SAAVEDRA corrobora que la reunión fue para el Destacamento Colina, que el comandante
general, según entendió, les dijo lo que él esperaba del Destacamento, y para qué había
sido conformado el Destacamento, que era un proyecto militar para acabar con la
subversión; en la declaración prestada en la sesión centésima quincuagésima octava de la
causa 28–2001 precisó que el mayor EP Martin Rivas presentó a cada suboficial al
comandante general, y después el comandante general habló. Los otros miembros del
Destacamento Colina, excepto Santillán Galdós, Pino Díaz y Vera Navarrete, admiten su
concurrencia a ese almuerzo –es el caso de Tena Jacinto, Suppo Sánchez, Hinojosa Sopla, y
Lecca Esquén–, Ortiz Mantas señaló que no asistió porque no llegó a la hora de la
convocatoria (sesión vigésima segunda), mientras que Paquiyauri Huaytalla apuntó que en la
fecha de la reunión había sido excluido del Destacamento por Martin Rivas (sesión vigésima
primera). Siguiendo su línea procesal los mayores EP Martin Rivas y Pichilingue Guevara
(sesiones vigésimo octava a trigésima) negaron esa reunión, al igual que el general EP Rivero
Lazo (sesión trigésima novena), posición inaceptable pues el propio general EP Hermoza Ríos
mencionó que la reunión se llevó a cabo, pero para todo el personal e inteligencia del
Cuartel General del Ejército, lo que permite desestimar por falsa la negativa de otros oficiales
superiores de inteligencia, como Navarro Pérez, Silva Mendoza y, tal vez, Pinto Cárdenas.
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67 Los documentos que obran en autos son los siguientes: 1. Lima 00756, del 22.1.93. Estado
20413. De la Embajada USA en Lima para Secretaría de Estado. 2. 1994 Lima 05894, del
30.6.94. 3. 1994 Lima 02372, del 15.3.94. 4. Lima 86338, del 3.6.93. 5. 1990 Lima 12513, del
23.8.90. 6. Lima 16981, del 4.12.91. 7. Estado 484511. Ref.: Lima 16981, de 12.12.91(es una
comunicación del Departamento de Estado USA a la Embajada USA en Perú). 8. Lima 17520,
del 13.12.91. 9. Lima 17982, del 24.12.91. 10. Lima 00709, del 15.1.92. 11. Lima 14540, del
9.11.92. 12. 1993 Lima 00014, del 4.1.93. 13. 1993 Lima 01451, del 6.2.93. 14. Estado 045903, del
13.2.93 (es una comunicación del Departamento de USA a la Embajada USA en Perú). 15.
Estado 172963, del 8.6.93 (es una comunicación del Departamento de USA a la Embajada
USA en Perú). 16. 1993 Lima 04372, del 6.4.93. 17. 1993 Lima 04561, del 21,4,93. 18. 1993 Lima
04656, del 23.4.93. 19. 1993 Lima 04770, del 27.4.93. 20. 1993 Lima 08845, del 12.8.93. 21. 1993
Lima 09283, del 20.8.93, del 20.8.93. 22. 1993 Lima 09590, del 30.8.93. 23. Estado 344863, del
22.10.92 (es una comunicación del Departamento de USA a la Embajada USA en Perú). 24.
1992 Lima 15602, del 5.12.92. 25. 1993 Estado 023591, del 26.1.93 (es una comunicación del
Departamento de USA a la Embajada USA en Perú). 26. Lima 06367, del 4.6.93. 27. 1994 Lima
02727, del 24.3.94. 28. Estado 001998, del 3.1.92 (es una comunicación del Departamento de
USA a la Embajada USA en Perú). 29. 101901Z. 30. s/n Perú Caída Libre ©, del 31.7.97. Del total
de estos documentos, los mencionados en los números 1, 2, 3, 5, 6, 11, 14, 22, 26 y 27 fueron
divulgados en parte; y, la gran mayoría, salvo los mencionados en los números 7, 14, 15, 23, 25
y 28 fueron remitidos por el Departamento de Estado a la Embajada USA en el Perú.
68 Los siete documentos presentados oralmente por la Fiscalía son los indicados en los
números 1), 5), 7), 20), 21), 22), y 7). A ellos es de agregar los que en el turno de contestación
planteó como contraprueba la defensa de Alberto Fujimori, –esto es, otros documentos
desclasificados y la entrevista periodística al ex Embajador Jett–, lo que es legalmente
procedente porque fueron incorporados al debate procesal al fijarse contradictoriamente
una apreciación de su contenido en relación con los documentos a los que se dio lectura
por la parte contraria.
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69 El documento en cuestión –Lima 17520, del 13.12.91– contiene un informe elevado por el
Embajador QUAINTON al Departamento de Estado USA. Dice el embajador que el trece de
diciembre, después de la graduación en la Academia Militar, conversó con el presidente, a
quien le expresó la firme preocupación del Gobierno USA, a la vez que le comunicó la
necesidad que se lleve a cabo una total investigación. Según Quainton, Fujimori parecía no
estar familiarizado con los detalles del caso pero dijo que revisaría los mismos. Similar
requerimiento formuló al primer ministro y a los generales más antiguos del Ejército –el primero
le ofreció tomar cartas en el asunto–. Comunicó también que un policía le hizo saber que
presumía que un grupo de militares y civiles que buscaban venganza por los crímenes de
Sendero Luminoso eran los responsables, que las víctimas eran senderistas, que el general PNP
Jhon Caro dijo que él incluso no descartaba la participación de miembros de la DIRCOTE,
pero estaba seguro de que la operación no contaba con la autorización oficial de alguno
de los servicios del Ejército.
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484511, ref.: Lima 16981, del doce de diciembre de mil novecientos noventa
y uno, cursado por el Departamento de Estado, que precisa que el
Gobierno es consciente y respeta el compromiso del Gobierno del
presidente Fujimori frente a la causa de los Derechos Humanos; que ha
observado que el Ejército ha tomado medidas importantes en el campo de
los derechos humanos, incluyendo conceder acceso a las instalaciones
militares al Comité Internacional de la Cruz Roja y al fiscal70. También
constituye contraprueba el documento Estado número 344863, del veintidós
de octubre de mil novecientos noventa y dos, que felicita al Gobierno
peruano por la captura de Abimael Guzmán y de líderes de Sendero
Luminoso71. Por otro lado, hace referencia a una entrevista del ex
embajador Dennis Jett, aportada en la sesión sexagésima, en el sentido de
que los archivos de la CIA no van a aclarar todo, que la información es
limitada y que no se puede llegar a la verdad por sí sola, por lo que es de
recurrir a las fuentes72. Por último, el documento número 16981, del cuatro
de diciembre de mil novecientos noventa y uno, en lo resaltado, no habla
de una doble estrategia, es una deducción de la parte acusadora73.
70 El citado documento –Estado 484511, del 12.12.91, que es una respuesta al informe elevado
por la Embajada USA en Lima materia del documento 16981–, expresa la reacción del
Departamento de Estado ante el informe de su Embajada respecto de la falta de voluntad
política para investigar el caso Barrios Altos, de ahí que requiere al embajador para que
programe una cita con el presidente Fujimori a fin de plantearle varios requerimientos a partir
del compromiso público de éste frente a la causa de derechos humanos y pese al anuncio
del Ejército de haber tomado medidas en ese campo.
71 Este documento –Estado, 344863, del 22.10.92–, en el punto tercero, Resumen, precisa que
del siete de octubre de dos mil siete, bajo el título: “Alberto Fujimori era el jefe y Montesinos su
creación” –fojas veintitrés mil seiscientos noventa y dos–. Las respuestas de Dennis Jett a las
preguntas de la periodista María Elena Castillo, son: a) que al dejar el Perú en mil novecientos
noventa y nueve advirtió una tendencia obvia de violentar la democracia y preservarse en el
poder por parte de Fujimori; b) que Montesinos sólo era un instrumento de Fujimori, quien era
el hombre más poderoso del país; c) que cualquier cosa que hizo Montesinos lo sabía y
aceptó Fujimori, pues Montesinos no podía hacer algo completamente libre, ambos
trabajaron juntos para preservar el poder de Fujimori; d) que no sabe si Fujimori tiene la culpa
de todas las violaciones de derechos humanos, y corresponde al sistema de justicia llegar a
la verdad; e) que Montesinos era el más cercano al presidente y su opinión era tomada en
cuenta, pero la decisión siempre fue de Fujimori; y f) que la desclasificación de documentos
puede ayudar a aclarar la situación, pero no se debe esperar que los archivos de la CIA van
a aclarar todo, información que normalmente es bastante limitada, pero sí podría asistir en
las investigaciones, mas no llegar por sí sola a la verdad, por lo que a estos efectos se debe
recurrir a los archivos peruanos y a las personas que estuvieron involucrados directamente en
las denuncias.
73 El citado documento es un informe enviado por el Embajador Quainton al Departamento
de Estado USA. Consta de ocho puntos. Contiene una evaluación sobre Barrios Altos a partir
de información pública; hace mención a fiscales y funcionarios de la fiscalía, respecto al
cambio de fiscales de esa investigación; invoca un contacto de la policía con gran
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74Se trata de documentos públicos, producidos por una entidad del Estado, que contienen
una información relativa a asuntos que integran parte de sus funciones, fruto de una
actividad profesional y a partir de una indagación y/o valoración realizada por alguien
actuando en capacidad oficial. Además, se han obtenido y autorizado con las
solemnidades legalmente exigibles.
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número 26.349, sentencia del dieciocho de julio de dos mil ocho, en decisión que es de
compartir no sólo aceptó el valor o la valorabilidad de los documentos oficiales
desclasificados –anotó que eran títulos de referencia válida–, sino que puntualizó que no es
del caso otorgarles un valor absoluto, el cual se da en función del confronte de sus datos,
tanto entre ellos, como con otras evidencias de la causa; su análisis debería tener presente su
propio contenido y la época de su obtención.
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77 Tampoco cabe afirmar, desde una perspectiva excesivamente formalista, que ante un
dato aportado por una persona –un oficial de la Embajada USA–, cuyo conocimiento obtuvo
por vía indirecta, de otra persona, a la que por diversas razones no identifica –razones, por lo
demás, comprensibles en un ámbito tan sensible como la inteligencia y, especialmente,
cuando se intercambia información con una fuente extranjera–, tal referencia deba ser
desestimada de plano o excluirse sin más del acervo probatorio. La solidez y atendibilidad de
la información estará sujeta, desde luego, a la posibilidad de que por otras vías ese dato
pueda corroborarse.
78 La Parte Civil, en la sesión centésima vigésima, al abordar el tema VIII “Existencia de patrón
mil cinco, de fojas cincuenta y un mil seiscientos veintiséis, Asunto Martin Rivas; 2) STC 679–
2005–PA/TC, del dos de marzo de dos mil siete, de fojas cincuentiuno mil seiscientos doce,
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Asunto Martin Rivas; 3) STC 4677–2005–HC/TC, del doce de agosto de dos mil cinco, de fojas
cincuenta y un mil seiscientos cuarenta y ocho, Asunto Rivero Lazo; 4) STC 3938–2007–PA/TC,
del cinco de noviembre de dos mil siete, de fojas cincuenta y un mil seiscientos cincuenta y
seis, Asunto Julio Rolando Salazar Monroe; 5) STC 8595–2005–HC/TC, del veintitrés de febrero
de dos mil seis, de fojas cincuenticinco mil seiscientos setenta y tres, Asunto Julio Rolando
Salazar Monroe; 6) STC 1805–2005–HC/TC, del veintinueve de abril de dos mil cinco, de fojas
cincuenta y un mil seiscientos setenta y seis, Asunto Cáceda Pedemonte; y, 7) STC 2798–
2004–HC/TC, del nueve de diciembre de dos mil cuatro, de fojas cincuenta y un mil
seiscientos ochenta y siete, Asunto Vera Navarrete.
80 En igual sentido se pronunció la Parte Civil. Destacó la sentencia La Cantuta de la CIDH,
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83 En el caso de la Sentencia LA CANTUTA VS. PERÚ se tiene que el treinta de julio de mil noventa
y dos se interpuso la primera petición ante la CoIDH, que abrió el caso bajo el número 11.045
el cuatro de agosto de ese año; que el informe de admisibilidad se aprobó el once de marzo
de mil novecientos noventa y nueve; que el veintidós de febrero de dos mil uno, en el marco
del centésimo décimo periodo de sesiones, la CoIDH emitió un comunicado en el que consta
que el Estado reconocería su responsabilidad; que el veinticuatro de octubre de dos mil
cinco, en el centésimo vigésimo tercer período de sesiones la CoIDH aprobó el informe de
fondo número 95/05, que concluyó por la responsabilidad internacional del Estado, y el
catorce de noviembre del indicado año pidió al Estado peruano el cumplimiento de sus
recomendaciones, pero ante su incumplimiento, demandó al Estado peruano el catorce de
febrero de dos mil seis, adjuntando prueba documental y ofreciendo prueba testimonial y
pericial; que el diecisiete de agosto de dos mil seis se dispuso la actuación de prueba pericial
y testifical, así como convocó a las partes para una audiencia y escuchar los alegatos orales
sobre el fondo; que durante el trámite el Estado se allanó a los hechos alegados pero
contradijo determinadas consecuencias jurídicas; que, finalmente, la CIDH en su sentencia,
claramente precisó que examinará y valorará los elementos probatorios documentales
remitidos por la CoIDH, los representantes y el Estado en diversas oportunidades procesales o
como prueba para mejor resolver, así como las declaraciones testimoniales y periciales
rendidas mediante affidávit o ante la Corte, atendiendo a los principios de la sana crítica.
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84 En el caso de la Sentencia Barrios Altos vs. Perú es de precisar que en los años mil
novecientos noventa y cinco, y mil novecientos noventa y seis la CoIDH registró dos
denuncias, signadas con los números 11.528 y 11.601 por los acontecimientos de La Cantuta y
la aplicación de la Ley de amnistía; que la CoIDH el siete de marzo de dos mil, durante su
centésimo sexto período de sesiones, aprobó el Informe número 28/00, transmitido al Estado
al día siguiente, mediante el cual formuló tres recomendaciones y le otorgó dos meses de
plazo; que como éstas fueron rechazadas por el Estado, el diez de mayo de dos mil la CoIDH
demandó al Perú ante la CIDH, demanda que fue devuelta por el Estado porque se había
retirado de la competencia contenciosa de la Corte, lo que originó una incidencia; que, sin
embargo, el veintitrés de enero de dos mil uno el Perú comunicó la derogación de la
resolución legislativa de retiro de la competencia contenciosa de la Corte, y el diecinueve
de febrero de ese año reconoció su responsabilidad internacional, lo que dio lugar a que la
Corte diera por admitidos los hechos y declarara la responsabilidad del Estado peruano; que
es de significar que la CIDH reconoció que el allanamiento del Perú constituye una
contribución positiva al desarrollo de este proceso y a la vigencia de los principios que
inspiran la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
85 El párrafo 56 de la STC 00679–2005–AA/TC, del dos de marzo de dos mil siete, Asunto
Santiago Enrique Martin Rivas, precisó que bajo el principio de integración en materia de
relaciones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y el Derecho constitucional
nacional, los tribunales nacionales deben reconocer la validez jurídica de aquellos hechos
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que han sido propuestos, analizados y probados ante las instancias internacionales de
protección de los derechos humanos, lo que no exime de la facultad y el deber de los
tribunales nacionales de realizar las investigaciones judiciales correspondientes, porque de lo
que se trata, finalmente, es de garantizar el respeto pleno de la persona, su dignidad y sus
derechos humanos, en el marco del orden jurídico nacional e intencional del que el Perú es
parte. Ello implica, agrega este Tribunal, que la actividad probatoria que es de realizarse en
el proceso penal será amplia y podrá incorporar toda la evidencia necesaria para resolver la
causa con justicia a partir del mayor aporte probatorio posible, la que además será
interpretada y valorada con arreglo a las reglas propias del derecho procesal penal.
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entrañan la aplicación de las normas del Derecho penal y del Derecho procesal
penal– pero de ninguna manera desconectado del Derecho constitucional
y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
110°. Ese Texto Especial fue entregado por el periodista Jara Flores en su
declaración de la sesión cuadragésima cuarta. En la sesión cuadragésima
segunda puntualizó que se lo proporcionó el mayor EP Pichilingue Guevara
y es el que aparece portando el mayor EP Martin Rivas en la entrevista,
quien señaló que basándose en dicho Manual, que establecía el marco
específico, y en el Manual Estratégico, se tomó la decisión de llevar a cabo
una guerra de baja intensidad o guerra sucia.
En dicho Texto, al pie de página, existe una nota que dice: “Este
proyecto ha sido preparado para ser sometido a coordinación y revisión por
las autoridades interesadas y por tanto no refleja la doctrina definitiva del
Ejército”. La fecha de publicación es del catorce de diciembre de mil
novecientos ochenta y cuatro. Son de destacar en el Texto los siguientes
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112°. La parte civil, siempre al abordar el tema IV, ofreció como prueba
documental el ME 41–7 Manual de Guerra No Convencional contra la
Subversión –incorporado por la Fiscalía en la sesión quincuagésima séptima–.
Sostuvo que se trataba de un esfuerzo importante de sistematización
realizado por el Ejército, que denota un cambio significativo respecto del rol
de la inteligencia militar, que tiene un papel de mayor importancia para el
desarrollo de las operaciones militares por parte de las grandes unidades
militares del Ejército, pues llega a afirmar que la guerra contrasubversiva
“…es una guerra de inteligencia en un ochenta por ciento y de
operaciones en un veinte por ciento” (página setenta y tres). Resalta la parte
civil que el Manual expresa claramente que el rol de la inteligencia militar
tiene como objetivo saber a quién se va a eliminar (páginas setenta y seis,
noventa y seis y ciento cuatro).
La defensa del acusado Fujimori Fujimori cuestionó el significado
probatorio que alcanza la parte civil del citado Manual. Afirmó que el
ochenta por ciento del Manual se refiere a una estrategia contrasubversiva
centrada en la adhesión a la población; que el autor del Manual en ese
momento fue el general EP Hermoza Ríos, comandante general del
Comando de Instrucción y Doctrina del Ejército – COINDE; que, en cuanto al
tema de inteligencia, el Manual, a partir de la página doscientos setenta y
nueve, define los objetivos de la inteligencia, entre los que no está matar
gente rendida o desarmada.
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la Fuerza Armada y de la Policía Nacional; (2) difundir rápidamente la inteligencia a todos los
niveles; (…) b. Operaciones: (7) Desarrollar tácticas contrasubversivas destinadas a: (a)
eliminar mandos y líderes, incluyendo ideólogos; (b) neutralizar los Comités Populares y Bases
de Apoyo con el despliegue de Bases de patrulla temporales y rotativas; (c) efectuar
patrullajes agresivos y dinámicos para: *Captura o eliminación de delincuentes subversivos,
incluyendo material (armamento, munición, explosivos, propaganda, abastecimientos).
88 Dice así. 78°. Período de intervención: d. Intervención en una zona roja: (4) Tercer paso:
indicadores de la insurrección; (2) obtener información sobre los subversivos, las condiciones
meteorológicas, el terreno y la población; (3) reducir al mínimo el espionaje, el terrorismo y el
sabotaje; (4) identificar las fuentes principales del descontento del pueblo; (5) identificar la
índole verdadera, las metas, el liderazgo y el curso de las acciones más probables de la
subversión; (6) identificar o infiltrarse en la estructura subversiva.
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cuando existe una zona roja hay enfrentamiento armado directo, y en ese
caso, está en el objetivo de la pacificación eliminar, enfrentar y eliminar
elementos armados, en combate.
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92 Esto último permitió sostener al experto DEGREGORI CASO, a la luz de las estadísticas
procesadas por la CVR, que si bien en esa nueva etapa las violaciones de derechos
humanos fueron menos, fueron sin embargo más planificadas que en la etapa anterior. Así, el
Perú ocupó durante varios años el primer lugar en el mundo en desapariciones forzadas de
personas.
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93Un dato significativo del documento incautado estriba en las siguientes menciones: (1) que
el Estado, ante la situación de violencia desatada por el PCP–SL delega en las FFAA, y en
forma muy particular en el Ejército, hacer frente a los terroristas; (2) que dentro del Ejército
sale a relucir en forma secreta la fuerza élite encabezada por la DINTE como dirección y el SIE
como órgano de búsqueda de informaciones y ejecutor de planes secretos; (3) que el
personal del grupo fuerza élite tiene agentes de inteligencia operativa para desarrollar o
poner en marcha algún plan secreto en contra de los grupos subversivos, uno de los cuales
es el Agente ‘Carrión’, quien ha confeccionado planes secretos e incluso los ha ejecutado;
(4) que el citado agente cumpliendo órdenes superiores ejecutó diversas ejecuciones
extrajudiciales (‘eliminar al objetivo’) a quienes eran considerados elementos terroristas –se le
consideraba un ‘eliminador’–, que el Informe detalla con cierta precisión.
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de dos mil uno, en el gobierno de Valentín Paniagua Corazao, modificado por el Decreto
Supremo número 101–201–PCM, del cuatro de septiembre de dos mil uno, en el gobierno de
Alejandro Toledo Manrique. Se conformó por doce consejeros. El mandato legal fue
esclarecer el proceso, los hechos y responsabilidades de la violencia terrorista y de la
violación a los derechos humanos producidos desde mayo de mil novecientos ochenta hasta
noviembre de dos mil, imputables tanto a las organizaciones terroristas como a los agentes
del Estado, así como proponer iniciativas destinadas a afirmar la paz y la concordia entre los
peruanos. El Informe Final fue entregado el veintiocho de agosto de dos mil tres, como se
advierte del Decreto Supremo 063–2003–PCM, del veintiséis de junio de dos mil tres.
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96 El concepto de “verdad” asumido por la CVR está explicado en las páginas 49/51 del
Tomo I del Informe Final. Se trata de una verdad práctica –en sentido ‘práctico’ o en sentido
‘moral’–, y la entiende como el relato fidedigno, éticamente articulado, científicamente
respaldado, contrastado intersubjetivamente, hilvanado en términos narrativos,
afectivamente concernido y perfectible, sobre lo ocurrido en el país en los veinte años
considerados por su mandato. Es de destacar que la CVR trata sobre hechos morales –
hechos humanos en los que están involucrados la voluntad, las intenciones y loas afectos de
los agentes–; en sus investigaciones se ha registrado los hechos de violencia, las condiciones
en que se produjeron, sus participantes directos y las secuelas que dejaron, para lo cual se
recurrió a expertos de diversas disciplinas y se utilizó métodos científicos de primer nivel; y, se
han realizado los contrastes intersubjetivos necesarios, al escuchar y procesar las voces de
todos los participantes.
97 La verdad que se define a través del Informe Final de la CVR, ha enfatizado el Doctor
DEGREGORI CASO, es, por un lado, perceptible y –en los casos judicializables– está siendo
perfeccionada en muchos de los juicios incoados, o sea es una verdad perceptible que
avanza con el tiempo y con nuevos descubrimientos; y, por otro, no tiene el objetivo de
plantearse como la única verdad. Se plantea que siempre va a haber varias verdades en
disputa, pero que la tiene que alcanzar un grado de verosimilitud es la verdad que parte de
tomar a las víctimas como epicentro de su investigación; no hay nunca una verdad única, no
es posible que en una sociedad exista una verdad única, sino es impuesta totalitariamente, lo
que va saliendo es una verdad consensual.
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98 Las normas de creación de la CVR, en lo pertinente, fijaron tres objetivos, y se les reconoció
cuatro atribuciones para cumplir el mandato que se le asignó. Sus objetivos eran: (1) analizar
las condiciones políticas, sociales, y culturales, así como los comportamientos que, desde la
sociedad y las instituciones del Estado, contribuyeron a la trágica situación de violencia por
la que atravesó el Perú; (2) contribuir al esclarecimiento por los órganos jurisdiccionales
respectivos, cuando corresponda, de los crímenes y violaciones de los derechos humanos
por obra de las organizaciones terroristas o de algunos agentes del Estado, procurando
determinar el paradero y situación de las víctimas, e identificando, en la medida de lo
posible, las presuntas responsabilidades; y, (3) elaborar propuestas de reparación y
dignificación de las víctimas y de sus familiares. Las atribuciones que les entregó eran: (a)
entrevistar y recopilar de cualquier persona, funcionario o servidor público toda la
información que considere pertinente; (b) solicitar la cooperación de los funcionarios y
servidores públicos para acceder a la documentación o cualquier otra información del
Estado; (c) practicar visitas, inspecciones o cualquier otra diligencia que considere
pertinente, ayudados por peritos y expertos; y (d) realizar audiencias públicas y las diligencias
que estime conveniente en forma reservada, al tiempo que podía guardar reserva de la
identidad de quienes le proporcionen información importante o participen de las
investigaciones.
99 Respecto de los casos judicializables, su formulación y planteamiento se hizo –precisa el
Doctor DEGREGORI CASO–, cuando la Comisión llegó a la conclusión que hay indicios
razonables, a partir de los testimonios, expedientes y los documentos analizados. La utilidad
del razonamiento e informaciones reunidas por la Comisión –insiste– corresponderá ser
evaluado por el Poder Judicial.
100 Del Informe Final de la CVR fluye que se logró recopilar directamente dieciséis mil
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son casos de violaciones de derechos humanos investigados por la CVR con el objetivo de
identificar responsabilidades individuales. Así, son casos reconstruidos y analizados con un
enfoque jurídico penal. Los expedientes correspondientes a cincuenta y cuatro de estos
casos fueron presentados por la CVR al Ministerio Público. Véase el capítulo dos: Los casos
investigados por la CVR, contenido en el Tomo VII.
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(C) La tercera parte, que lleva por título “Las secuelas de la violencia”
explica cuáles fueron las consecuencias psicosociales, sociopolíticas y
socioeconómicas de la violencia. Esta parte contiene también las
“Conclusiones Generales”, organizados en ciento setenta y uno puntos,
donde se da cuenta pormenorizada de los resultados de las investigaciones
de la CVR.
(D) La cuarta parte, que lleva por título “Recomendaciones de la CVR.
Hacia la reconciliación”. No sólo explica lo que se entiende por
reconciliación y analiza sus fundamentos, sino que propone los medios para
evitar que vuelvan a repetirse hechos de violencia similares; en
consecuencia, se proponen reformas institucionales, un plan integral de
reparaciones, un plan nacional de investigaciones antropológico–forenses y
unos mecanismos de seguimiento de lo anterior.
(E) El Informe consta de doce anexos. Entre ellos cabe destacar el anexo
dos referido a la cronología de la violencia durante el período mil
novecientos ochenta – dos mil; el anexo tres ¿Cuántos peruanos murieron? –
análisis estadístico y metodología utilizada–; el anexo cuatro denominado
‘compendio estadístico’ –informe estadístico realizado a partir del procesamiento
de los testimonios recopilados por la CVR y sistematizados en su base de datos–; el
anexo cinco referido a la ‘lista de víctimas’ –es una lista exhaustiva y
pormenorizada de todas las victimas de la violencia reportadas a la CVR que
también se agrupan por eventos de violencia y se presenta organizadas por
Departamentos y por apellidos–; y, el anexo seis, que es el “Informe de la Base
de datos para la Investigación Cualitativa (BDI)”, que es una descripción de
la metodología y el proceso de construcción de la base de datos con la
que se clasifica y procesa la información proveniente de entrevistas en
profundidad, audiencias públicas, talleres y grupos focales104.
104 La CVR ha creado o producido siete documentos, que han servido de sustento para la
elaboración del Informe Final. Su característica común es que provienen de una fuente oral
–las declaraciones se grabaron, fueron transcritas fielmente y se trasladaron a un formato
digital–, y son declaraciones hechas sobre cómo se vivió la violencia política desde diversos
sectores. Los documentos son: audiencias públicas de casos, grupos focales, entrevistas en
profundidad, eventos, notas de campo, talleres y testimonios (páginas 18/19).
105 La violencia no solo se expresó en atentados con resultado de muerte, también incluyeron
la tortura y los tratos crueles, inhumanos o degradantes, y la violación sexual contra la mujer.
Los registros de la CVR permiten precisar –de un total de 35,229 crímenes, que incluyen
asesinatos, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y violaciones sexuales–
que el 17.2% de casos registrados corresponden a torturas y 1.4% a violaciones sexuales.
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106 La cantidad de muertos y reportados a la CVR cuyo presunto responsable grupal son
Agentes del Estado en los años 1990 a 1993, son: 1990: 602 personas; 1991: 483 personas; 1992:
574 personas; y, 1993: ciento setenta y cuatro personas.
107 El método estadístico que se utilizó –ampliamente documentado y explicado en el referido
Anexo tres–, por lo demás utilizado en los conflictos de Guatemala y Kosovo, es el conocido
como Estimación de Múltiples Sistemas (EMS), y además se recurrió a las herramientas de
otras técnicas estadísticas.
108 El concepto de desaparición forzada utilizado por la CVR está descripto en la página 70
del Tomo VI. “Es la desaparición y privación de libertad de una o más personas cometida por
agentes del Estado o por quienes actúen con su autorización, apoyo o tolerancia, así como
por particulares o miembros de organizaciones subversivas. Dicho acto es seguido por la falta
de información o la negativa a reconocer la privación de libertad o de informar sobre el
paradero de la persona. Tal ausencia de información o negativa impide el ejercicio de los
recursos legales y de los mecanismos procesales pertinentes. La definición comprende a las
víctimas cuyo paradero continúa desconocido, aquellas cuyos restos fueron encontrados y
aquellas que recuperaron su libertad”.
109 La cantidad de casos de desaparición forzada, en los que se involucra a agentes
estatales, fueron, en los años 1990 a 1993, los siguientes: 1990: 331 personas; 1991: 266
personas; 1992: 256 personas; y, 1993: 82 personas.
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110 Los pasos de la desaparición forzada que se han podido reconstruir comprendieron la
individuales o colectivos, perpetrados por Agentes del Estado, fuerzas privadas, particulares,
grupos paramilitares u otras fuerzas bajo su control, por orden de un Gobierno o con su
complicidad, tolerancia o aquiescencia fuera de un proceso judicial. Incorpora en ese
concepto las “masacres”, que importan la ejecución arbitraria múltiple o asesinato múltiple
–de cinco o más personas– cometido con gran crueldad contra personas en estado de
indefensión en forma concurrente con otras modalidades de violación de los derechos
humanos [páginas 142/143, Tomo VI].
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112 En este extremo es de compartir la posición de la sentencia argentina número 13/84, del
nueve de diciembre de mil novecientos ochenta y cinco, 3° Considerando “Introducción al
tratamiento de los casos y consideraciones generales sobre la prueba”, punto f) El valor de lo
actuado por la Comisión Nacional sobre desaparición de personas.
113 El Tribunal Tercero de Sentencia Penal, Narcoactividad y delitos contra el ambiente de
Guatemala, en la sentencia C–5–00 Of. 3ro., del tres de octubre de dos mil, en el acápite V
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De los razonamientos que inducen al Tribunal a condenar o absolver, numeral III Prueba
Documental, punto 14 Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH)
Guatemala, Memorias del Silencio, precisó lo siguiente, que esta Sala Suprema asume en lo
pertinente: “[nos] sirven para conocer la historia contemporánea y su contenido nos permite
conocer que fue lo que ocurrió durante el conflicto armado…”. Asimismo, para la prueba de
los elementos contextuales, como anotó la Audiencia Nacional, Sala de lo Penal, Sección 3°,
número 16/2005, del diecinueve de abril de dos mil cinco –Caso Scilingo–, FJ Segundo A),
“…La Sala necesariamente ha de partir, para la prueba de dichos elementos contextuales,
del material existente resultado de las investigaciones extrajudiciales y judiciales llevadas a
cabo… en años posteriores a la dictadura. Nos estamos refiriendo en específico al informe de
la CONADEP y a lo investigado y declarado probado en la sentencia de la Causa 13/84”.
Similar base de referencia puede hallarse en la Sentencia del TEDH número 2000/112, del
veintiocho de marzo de dos mil, Asunto Kilic contra Turquía, que sustenta un ámbito
contextual de los hechos a partir de un Informe de una Comisión Gubernamental
independiente, el denominado Informe SUSURLUK. Así, en el párrafo 68° dice: “El Tribunal no se
basa en el informe para establecer que ningún funcionario del Estado estuviera implicado en
ningún crimen concreto. El Informe, sin embargo, facilita importantes pruebas para
manifestar que, en aquella época y desde entonces, grupos “contra–guerrilla” o terrorista
apuntaban a individuos que se creía actuaban contra intereses del Estado con la
aquiescencia y posible ayuda, de los miembros de las fuerzas de seguridad”. Por último, la
justicia federal estadounidense, Distrito Sur de Florida, en la sentencia número 07–21783–CIV–
JORDAN, del cuatro de marzo del dos mil ocho, recaída en el proceso civil por daños y
perjuicios seguido contra Telmo Ricardo Hurtado Hurtado, al amparo del Acta de Protección
de Víctimas de Tortura de mil novecientos noventa y uno, 28 U.S. § 1350, sustentó la
declaración de hechos contextuales en el Informe de la CVR; dijo: “…Como indican los
informes de la Comisión de la Verdad peruana y una Comisión Investigadora del Congreso,
los residentes de Accomarca estaban atrapados entre, los miembros de Sendero Luminoso
que no vaciló en exterminar a todo aquel que se le opusiera, y los militares quienes estuvieron
envueltos en todo lo concerniente a la erradicación del grupo terrorista usando cualquier
método posible” [Parte I. Hechos, primer párrafo).
114 En el pie de página sesenta y cinco señaló las sentencias Cantuta, Castro Castro, Baldeón
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definición castrense de equilibrio estratégico que avala las conclusiones expuestas y que
permiten rechazar tal pretensión. Refirió que equilibrio estratégico desde un punto de vista
estrictamente castrense se presenta cuando dos oponentes tienen una capacidad similar
para efectuar operaciones militares, disponen de una estructura de comando, de apoyo de
combate, logística, etcétera, que los habilita para enfrentarse y el resultado favorable de ese
enfrentamiento puede estar tanto en una parte o del otro lado. Por eso hay equilibrio
estratégico, porque el resultado final del enfrentamiento depende de circunstancias
aleatorias.
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después de ser detenidos por las FFOO. Que se ofreció una Comisión
Nacional que garantice el respeto por los derechos humanos, pero tal
Comisión no se concretó. Que, igualmente, se registraron trescientos casos
nuevos de desaparición de personas detenidas, de ellas ochenta y nueve
quedaron en libertad, veinticuatro fueron halladas muertas, y de las demás
no se tuvo noticias. Que también se recibieron informes frecuentes de malos
tratos y torturas, así como violación de campesinas, sin que se hayan
emprendido investigaciones oficiales al respecto.
3. El Informe de Amnistía Internacional de mil novecientos noventa y dos
señaló, además de una serie de hechos individualizados de violación de los
derechos humanos, que más de trescientos personas desaparecieron y al
menos sesenta fueron ejecutadas extrajudicialmente por las FFOO o por
grupos paramilitares; se denunciaron decenas de casos de torturas y malos
tratos, y el gobierno siguió sin esclarecer miles de violaciones de derechos
humanos documentadas desde mil novecientos ochenta y tres. Que en el
mes de setiembre el Gobierno dictó una directiva presidencial sobre respeto
de los derechos humanos en la que reconoció que se habían reportado
cinco mil desaparecidos desde mil novecientos ochenta y uno. Empero no
se apreciaron resultados efectivos desde la perspectiva del esclarecimiento
y la sanción de los agentes del Estado comprometidos con esas acciones
ilegales –sólo se comunicó escuetamente de cuarenta y ocho militares
sancionados–, pese a los llamamientos y exhortaciones internacionales –lo
que importaba que las FFOO disfrutaban de una impunidad casi total, a pesar de
los abrumadores indicios de su responsabilidad–.
4. El Informe de Amnistía Internacional de mil novecientos noventa y tres
detalló que al menos ciento treinta y nueve personas “desaparecieron” y al
menos sesenta y cinco fueron ejecutadas extrajudicialmente por las FFOO;
también se recibieron informes de torturas y malos tratos generalizados. Que
grandes regiones del país continuaban bajo el control militar. Que se
continuaron reportando casos de desaparición forzada y ejecuciones
extrajudiciales, sin resultados para su esclarecimiento. Que los pedidos de
Amnistía Internacional para el esclarecimiento de hechos específicos, como
las muertes en el Penal Castro Castro y de la Cantuta, y para investigar los
numerosos casos de violación de derechos humanos, no se aceptaron.
119 CAFFERATA NORES, JOSÉ: La prueba en el proceso penal, Tercera Edición, Editorial Depalma,
Buenos Aires, 1998, página 175.
120 Se trata, propiamente, si se sigue la propuesta de DEVIS ECHANDÍA, HERNANDO, de un
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133°. Las declaraciones del Ingeniero Máximo San Román Cáceres, sobre los
aspectos cuestionados, son las siguientes: 1) En la declaración ante la
Fiscalía, dijo que recibió una Nota Informativa en octubre de mil
novecientos noventa y dos, que constaba de tres a cuatro hojas
fotocopiadas, la cual mencionaba a los integrantes del Destacamento
Colina y daba cuenta de la matanza de Barrios Altos, documento que
repartió a los medios de comunicación, a la vez que dio una conferencia
de prensa. 2) En la declaración ante el Congreso reiteró la fecha y forma en
que recibió el documento arriba descrito, respecto del cual no comentó
nada con el presidente Fujimori Fujimori. 3) En la declaración sumarial ante
el Vocal Instructor puntualizó que ese documento fue dejado debajo de la
puerta de su domicilio; que, por otra parte, sobre Montesinos Torres, indicó
que se le hizo llegar información escrita sobre sus antecedentes, de lo que
conversó con el presidente Fujimori Fujimori, quien sin embargo le contestó
en tono bastante descortés que no tenía que dar explicaciones porque
Montesinos Torres no era funcionario público sino su asesor personal. 4) En la
declaración plenarial acotó que el veintidós de marzo igualmente en su
despacho del Senado recibió anónimamente la Nota de Inteligencia
“Montesinos y Barrios Altos”, la cual la entregó a Fujimori Fujimori –pidió cita
con él, quien se la concedió dos días después–, y el uno de diciembre de mil
novecientos noventa y dos convocó a una conferencia de prensa en base
a esa Nota; que sobre la Hoja Informativa número 001–SIE, del trece de julio
de mil novecientos noventa, referida a los antecedentes de Montesinos
Torres, ésta llegó a su Despacho en el Senado en la primera quincena de
agosto de mil novecientos noventa –era una Nota dirigida al almirante AP
Panizo–, documento que también entregó personalmente al presidente.
La Nota de Inteligencia número 0028–SIN –de fojas cincuenta y dos mil
cuatrocientos noventa y nueve–, sin firma, bajo el asunto “Capitán EP Vladimiro
Montesinos Torres y la matanza de Barrios Altos” da cuenta de la matanza
de Barrios Altos, que se atribuye a un grupo de eliminación de agentes de
inteligencia del Ejército, destacados al SIN, a la vez que menciona los
nombres del Equipo de Planeamiento y Conducción y del Equipo de
Aniquilamiento –respecto de alguno de ellos las pruebas de cargo son evidentes,
pero de otros no existe, hasta la fecha, base probatoria que los vincule–. Como
conclusiones destaca los errores de planeamiento y ejecución de esa
operación, a la vez que resalta los esfuerzos de Montesinos Torres para
desbaratar la investigación del Congreso presidida por el Senador Roger
Cáceres Velásquez.
La Hoja Informativa número 001–SIE, del trece de julio de mil
novecientos noventa –de fojas treinta y nueve mil trescientos veintisiete–,
contiene la relación de antecedentes de Vladimiro Montesinos Torres y no
tiene firma. Como conclusión precisa, de un lado, que Montesinos Torres
tiene suficientes antecedentes negativos como para que las FFAA y en
particular el Ejército sigan manteniendo dudas sobre su lealtad al país y al
Ejército; y, de otro, que no existen garantías sobre su influencia en el
Presidente de la República.
El Diario Gestión del dos de diciembre de mil novecientos noventa y
dos –de fojas cincuenta y dos mil seiscientos cuarenta y nueve–, incluyó la noticia
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121 Es de precisar que según el Informe de Investigación número 001–SIN.03/14.04, del once
de febrero de mil novecientos noventa y dos –de fojas dos mil trescientos veintiocho–, la
referida Nota de Inteligencia es de fecha veinte de febrero de mil novecientos noventa y
dos, y que había estado circulando por algunos medios y personas. Ese Informe concluye
que esa Nota de Inteligencia no fue formulada por la jefatura del SIN ni por ninguna
dirección de esa institución. Es más, la pericia grafotécnica número 250/92, del ocho de
febrero de mil novecientos noventa y dos –de fojas dos mil trescientos cuarentas y tres–,
concluyó que la firma estilizada suscrita a nombre del General EP Salazar Monroe no
proviene de su puño gráfico, y ha sido falsificada por un proceso imitativo “servil”. En el oficio
número 005–92–SIN–01, del ocho de febrero de mil novecientos noventa y dos, el jefe del SIN
remite copia de la aludida Nota de Inteligencia al comandante general del Ejército. El oficio
cursado por el comandante general del Ejército al jefe del SIN del diez de febrero de mil
novecientos noventa y dos, y el Informe del director de la DINTE al comandante general del
Ejército, de esa misma fecha, se insiste en la falsedad de esa Nota de Inteligencia número
0028–SIN–01, del veinte de diciembre de mil novecientos noventa y uno. Todas estas
comunicaciones y pericia apuntan a negar que miembros del SIE y otros altos jefes del
Ejército y del SIN están vinculados con la matanza de Barrios Altos; sin embargo, y esto es lo
esencial en clave probatoria, las pruebas acopiadas en el curso del proceso acreditan lo
que en esos documentos se niega: existencia del Destacamento Especial de Inteligencia
Colina, vinculación con los aparatos de inteligencia militar y del SIN, y el grado en el que
están involucradas las más altas autoridades de ambos instituciones. Además, revela un dato
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123 El Coronel EP Silva Mendoza fue jefe del SIE en mil novecientos noventa y uno, y
Montesinos Torres lo llamó por teléfono y le dijo: “tú te vas a la DINTE como segundo”.
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125 Declaración del Coronel EP Pino Benamú prestada en la sesión trigésima quinta.
126 El análisis pormenorizado se realizará en el Capítulo referido al Atentado de La Cantuta.
Las declaraciones en el acto oral de los Tenientes EP Portella Núñez y Velarde Astete se
produjeron en las sesiones vigésima octava y trigésima séptima. El General EP Pérez Documet
se negó a declarar en el juicio oral, pero se asume, entre otras, su declaración en el juicio oral
conexo, expediente número 03–2003. El general EP Rivero Lazo ha mantenido una línea de
absoluta negación sobre los hechos y un radical rechazo de las declaraciones que lo
comprometen –sesiones trigésima octava, trigésima novena y cuadragésima–, pero las
evidencias son contundentes.
127 Montesinos Torres en su continuación instructiva de fojas doce mil ochenta, en la causa
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128 Una fórmula de autocomposición de conflictos es admisible en el proceso penal. Así, por
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129 En el caso del AIO Gamarra Mamani en su declaración inicial rechazó haber intervenido
en el crimen de La Cantuta –el AIO Chuqui Aguirre lo sindicó–, pero firmó el acta de Acuerdo
de Colaboración y Beneficios y en la audiencia judicial no contradijo ni se opuso a los cargos
por ese crimen. Como se ha dejado expuesto, la ley permite la no oposición a los cargos y su
inclusión para la sentencia condenatoria que otorga beneficios premiales. La base es la
existencia e indicios de criminales respecto de ese crimen; y, sobre esa premisa, en función a
la información corroborada que presentó, se dilucide el alcance premial del beneficio.
130 El cuestionamiento en función a la “uniformidad del dicho”, a partir del cual se niega
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131 Cabe aquí agregar un dato probatorio adicional que confirma el valor incriminatorio de lo
aportado por los colaboradores eficaces. Se trata de la pericia grafotécnica número 1095,
practicada sobre el memorando número 5114–B.4.a., del veinte de agosto de mil
novecientos noventa y dos, inserta a fojas novecientos setenta y tres, del cuaderno de
colaboración eficaz del encausado Suppo Sánchez, incorporada de oficio por este Tribunal.
El memorando en cuestión fue firmado por el director de la DINTE, general EP Rivero Lazo y
dirigido al AIO Suppo Sánchez, por la que le comunica su destaque a la 18° DB (G–2), una de
cuyas copias es distribuido al Destacamento Colina. La pericia en cuestión establece que la
firma atribuida al citado general EP en el memorando y en un recibo de entrega de dinero
provienen del puño gráfico del general EP Rivero Lazo, es auténtica. Tal pericia, memorando
y recibo de entrega de dinero acredita la existencia del Destacamento Colina, la
pertenencia a él de Suppo Sánchez, la recepción de dinero por actividades de inteligencia,
y la adscripción administrativa del Destacamento Colina a la DINTE. Otras pericias
grafotécnicas, como ya se mencionó al tratar el cuestionamiento a la diligencia sumarial de
exhibición de documentos, en ese caso de la firma atribuida al mayor EP Martín Rivas en tres
memorandos internos del Destacamento Colina, corroboran aún más las conclusiones que se
sostienen respecto a la realidad y funcionamiento del aludido Destacamento Especial de
Inteligencia.
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132 La referida Nota de Información, elaborada por personal de la DINTE, de fojas cuarenta y
cinco mil doscientos noventa y cinco, contiene, en lo relevante lo siguiente: i) que a raíz de la
captura de la terrorista Martha Huatay Ruiz por la DINCOTE se le encontró una serie de
documentos del PCP–SL, entre ellos uno referido a las actividades de la DINTE, y otro de
reglaje a personal de inteligencia militar, determinándose que el PCP–SL tenía un
colaborador al interior de la DINTE, bajo el pseudónimo de “El Centinela”; ii) que el
colaborador era el técnico de tercera AIO Mesmer Carles Talledo; iii) que, con las
evidencias obtenidas, se capturó e interrogó al citado AIO, quien aceptó ser “El Centinela” y
que proporcionó un setenta por ciento de la documentación incautada a la terrorista
Huatay Ruiz; iv) que entre la información que facilitó está la identificación del Destacamento
Colina y diversos detalles sobre las actividades de inteligencia de la DINTE, así como
mencionó que quien lo captó fue el suboficial de segunda AIO Clemente Alayo Calderón,
alias “Henry Charriere”, que existe un grupo de oficiales del Ejército que colabora con el PCP
– SL, al que esa organización denomina “Colina–M “ –Comando de Liberación Nacional –
Militar–.
133 La defensa oralizó el Reglamento de Formulación, Trámite y Registro – ME–340–10; el
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puso a disposición al AIO Carles Talledo al Jefe del SIN, quien a su vez
ordenó al Jefe de Contrainteligencia del SIN la realización de las
investigaciones correspondientes –véase Memorando número 019–92–SIN, del
uno de diciembre de mil novecientos noventa y dos–. Asimismo, el SIN elaboró el
Atestado Número 002–SIN–08, del tres de diciembre de ese año –por delito de
traición a la patria en agravio del Estado–, en cuya sección VII Anexos adjuntó
la Nota de Información número 043/C –véase fojas cuarenta y cinco mil
doscientos setenta y una–, a la vez que reiteró que el AIO Carles Talledo fue
intervenido el veintiocho de octubre de mil novecientos noventa y dos por
personal EP. Ese Atestado fue remitido por el jefe del SIN al Tribunal Especial
de la Segunda Zona Judicial del Ejército –véase fojas cuarenta y cinco mil
doscientos setenta–.
134 Según se dio cuenta por Secretaría –sesión centésima sexta– lo que remitió la justicia militar
a la jurisdicción penal ordinaria fueron copias certificadas. Así consta de cuarenta y cinco mil
doscientos noventa y cinco vuelta. A fojas sesenta mil trescientos noventa y tres vuelta
aparece el sello de certificación del Secretario General del Consejo Supremo de Justicia
Militar. A fojas sesenta mil trescientos noventa y siete esa misma Nota, en el reverso, aparece
autenticada por el fedatario del SIN y certificado por el Secretario Letrado de la Segunda
Zona Judicial de Ejército. Existen copias reiteradas en otros folios del expediente.
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Sosa Saavedra por la reportera de La República María Elena Castillo, iv) los
videos ochocientos ochenta y ochocientos ochenta y uno, v) el video que
contiene la entrevista a Jesús Sosa Saavedra por la periodista de Canal
Nueve, programa “Día D” Mabel Huertas –hizo lo propio con el audio que
contiene la entrevista de la periodista Maria Elena Castillo–, vi) el video que
contiene las declaraciones del general EP Hermoza Ríos a la salida del
Congreso, vii) el audio entrevista del periodista Raúl Vargas al acusado
Fujimori propalado en Radio Programas del Perú, viii) los vladivideos
ochocientos ochenta y ochocientos ochenta y uno, y ix) el video que
contiene la entrevista del periodista Guillermo Gonzáles Arica al AIO José
Luis Bazán Adrianzén.
¶ 1. Objeciones probatorias.
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la certeza de que los Tribunales militares vamos a ser drásticos y duros”; y, b) “¡los
tribunales militares vamos a ser drásticos y duros!”–.
En el documental de “La Ventana Indiscreta” aparecen no sólo
momentos previos a la entrevista, sino unos pasajes que no están en la
edición de archivo, en los que el general EP Picón Alcalde, sin perjuicio de
desmentir que conversó con el general EP Robles Espinoza, sostiene que la
denuncia pública de dicho general EP –compañero de promoción y compadre
espiritual–, según piensa, no es cierta, que en el Ejército no pueden haber
asesinos ni sicarios, y que está convencido de que en el Ejército no existe un
grupo de asesinos –esos términos habrían sido cuestionados por Montesinos Torres
para dar paso a las afirmaciones de una actuación severa y drástica de los
tribunales militares–. Además, en un momento de la entrevista dijo que había
conversado con anterioridad de estos hechos con el general EP Robles
Espinoza, entre febrero y marzo.
La defensa cuestionó el video alegando, primero, que fue adquirido
ilegalmente, no lo proporcionó Panamericana –legalidad de la posesión del
documento–; y, segundo, que se trató de un documento creado
exprofesamente, con ocasión de la declaración del general EP Robles
Espinoza en este juicio, carece del requisito de extraneidad.
135 También, desde la regla de exclusión que se postula, es menester enfatizar que en el video
cuestionado no está en juego los derechos fundamentales del justiciable Fujimori Fujimori, a
cuyo beneficio funciona la exclusión probatoria. Por tanto, sólo quien haya sido víctima de
un procedimiento ilegal tiene legitimación para cuestionarlo [así la regla standig –
legitimación procesal– establecida por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Estados
Unidos en los casos BROWN contra Estados Unidos (1973), JONES contra Estados Unidos (1960),
ALDERMAN contra Estados Unidos (1969) –referido precisamente a grabaciones reputadas
inconstitucionales– y RAKAS contra Illinois (1978).
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Dos–A: conversación entre el general EP Rivero Lazo y los AIO Sosa Saavedra
y Carbajal García. Estos diálogos se realizaron el día veintidós de marzo de
mil novecientos noventa y cuatro, en el Cuartel Simón Bolívar donde todos
ellos cumplían carcelería –salvo el coronel EP Oliveros Pérez– [las cuatro últimas
cintas fueron disgregadas de los audios Uno–A y Uno–B].
Del conjunto de audios fluye que los detenidos conversan entre sí y
con el coronel EP Oliveros Pérez, indistintamente, y tienen muy claro de la
ley de amnistía ofrecida –especulan acerca de la fecha de su promulgación, de
su forma y de los efectos que podría ocasionar– y de los pagos que durante su
estadía en prisión les entrega el Ejército; mencionan que están protegidos
por la institución –dicen incluso de diálogos que mantienen y no sólo respecto del
proceso militar; es más, el general EP Rivero menciona una conversación con el
general EP Nadal Paiva, director de la DINTE–, que dispuesta la amnistía no van
a ser expulsados del Ejército –a lo más, serían invitados al retiro, lo que no los
perjudicaría económicamente– y que ellos han sido leales y han cumplido con
la institución –su silencio y tranquilidad es su mejor carta y por eso los va a ayudar
el Comando del Ejército y el gobierno–.
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156°. VIDEO “ENTREVISTA DEL PERIODISTA GUILLERMO GONZÁLES ARICA A JOSÉ LUIS BAZÁN
ADRIANZÉN”. Fue aportado por la Fiscalía de la Nación desde que interpuso la
denuncia en cumplimiento de la acusación constitucional dispuesta por el
Congreso, y su lectura fue propuesta por la Fiscalía Suprema. Contiene una
136Una cinta grabada no debe considerarse como prueba testifical por el solo hecho de que
contiene la declaración de una persona. En la medida que ésta perpetúa determinados
sucesos –toda grabación implica una cosa mueble apta para la incorporación de señales
expresivas de un determinado significado– se rige por las reglas propias de la prueba
documental, lo que exige su reproducción en juicio y que el tribunal las haya visto o
escuchado directamente.
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137 Sostiene Bazán Adrianzén que Martin Rivas vivía prácticamente en el SIE, frente a la oficina
y habitación del jefe del SIE, cerca de donde se construyó un mini departamento en el que
se había instalado el acusado Fujimori Fujimori, entre los años noventa y uno a noventa y tres;
que Montesinos Torres llegaba con frecuencia, por los noches, a visitar a Fujimori Fujimori,
pero antes se entrevistaba con Martin Rivas, y luego de conversar con el Presidente
regresaba nuevamente; que escuchó que Montesinos Torres decía que todo está aceptado,
acordado –los Colina le decían que el acusado Fujimori Fujimori y Montesinos Torres
autorizaban sus acciones–; que, además, ha sido testigo presencial que cada acción del
Destacamento Colina, ha sido testigo del pago en efectivo que Martin Rivas hacía a los
Colina, en los años noventa y dos y noventa y tres.
138 La testimonial de Bazán Adrianzén en sede de Vocalía de Instrucción de fojas seis mil
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158°. VLADIVIDEOS SIGNADOS CON LOS NÚMEROS 880/881. Es una filmación de una
reunión realizada en el SIN –el veintinueve de abril de mil novecientos noventa y
ocho– que consta de dos momentos: el primero, una conversación de Luisa
María Cuculiza, Juan Briones Dávila y Vladimiro Montesinos Torres; y, el
segundo, una conversación entre los tres antes citados con Alberto Fujimori
Fujimori139. La señora Luisa María Cuculiza indicó que el primer momento
demoró hora y media aproximadamente y el segundo media hora. En la
primera parte de la reunión se conversa sobre temas de actualidad y en el
transcurso de la misma Montesinos Torres dice: “La Cantuta, Barios Altos, la
Leonor, la Zanatta, todos son del SIE y que no tienen que ver con el SIN,
nada”. Luego, Montesinos Torres señala el asiento, en el que más tarde
ocupó Fujimori Fujimori cuando se integró a la reunión, y exclama: “…todo
sale de acá”140.
da cuenta de la información que sus integrantes, los AIO, le proporcionaron sobre Barrios
Altos y La Cantuta. Adujo en esa ocasión que Martin Rivas recibía órdenes de Montesinos
Torres; que en dos ocasiones vio cuando Montesinos Torres, luego de salir del Departamento
utilizado por Alberto Fujimori Fujimori, se dirigió a la habitación de Martin Rivas, y al despedirse
escuchó que Montesinos Torres decía que todo estaba autorizado, en referencia al
presidente Fujimori Fujimori; que los Colina le mostraban el dinero que les entregaba Martin
Rivas por cada operativo que realizaban; y que la orden de la matanza de Barrios Altos,
según les dijeron los Colina, partió de Fujimori Fujimori como consecuencia de un atentado
en el que murieron varios integrantes de la guardia de Palacio de Gobierno.
139 Los videos numero ochocientos ochenta – ochocientos ochenta y uno han sido transcritos
en el Tomo II del Libro “En la Sala de la Corrupción”, editado por el Congreso, páginas
1337/1412. En la página 1337 se precisa que la reunión grabada es del veintinueve de abril
de mil novecientos noventa y ocho. En el recuadro de presentación de la transcripción se
dice lo siguiente: “Esta entrevista tiene la singularidad de la presencia de Alberto Fujimori en
la parte final de la cita. Se trata de uno de los pocos videos que registran al ex presidente. En
esta reunión el objetivo es reclutar a Luisa María Cuculiza para el oficialismo aconsejándola
sobre cómo dejar a Andrade […]. Por su lado, VMT ofrece otra muestra de su estilo ejecutivo
de trabajo al resolver inmediatamente por teléfono una traba burocrática de la
Municipalidad de San Borja”.
140 Después de abordar varios temas, sobre el Alcalde Andrade, diversos personajes de las
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160°. Por otro lado, desde el significado probatorio la defensa afirma que se
trata de un diálogo en el que no se menciona al presidente Fujimori Fujimori,
y cuando Montesinos Torres señala la mano aparentemente a una silla y
dice “todo sale de acá”, no hay certeza que se refiere a Fujimori Fujimori y,
menos, que él sería el autor de la guerra sucia.
Al respecto, es claro que se trata de un diálogo fluido entre
Montesinos Torres con Briones Dávila y Luisa María Cuculiza; que al referirse a
los asuntos de Barrios Altos y La Cantuta menciona expresamente al SIE y
descarta al SIN; que igualmente señaló la silla donde se sienta la máxima
autoridad –que es el lugar que ocupó y se sentó el acusado cuando ingresó a la
Sala– y mencionó con énfasis “todo sale de acá”, siendo claro que en todas
sus expresiones descartó la autoría del SIN, luego, es posible que esa
expresión designaba al acusado y al Sistema de Inteligencia. Sin embargo,
se trata de una frase o una sindicación no muy clara respecto a la autoría
de la orden para los dos hechos criminales o todos los que citó Montesinos
Torres en la reunión. En todo caso esa frase y ese gesto al no ser unívocos
respecto a que el acusado Fujimori Fujimori habría dado las órdenes
criminales, participado o en ellas o conocido del curso de los
acontecimientos –admiten varias interpretaciones, como las que se han dado por
los participantes en la reunión, el Fiscal, la parte civil y la defensa– requiere para su
consolidación de otras evidencias que en su momento será del caso
analizar; como prueba única no es suficiente ni categórica en su mensaje
de cargo, de prueba incriminatoria.
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161°. VIDEO DENOMINADO “LOS SIAMESES”. Fue ofrecido por la Fiscalía para su
lectura en la sesión centésima vigésima novena. Se trata de una crónica
periodística, a partir de declaraciones del acusado Fujimori Fujimori como
presidente de la República en relación con Montesinos Torres realizadas en
diferentes fechas de su mandato, difundida en el programa sétimo día de
reporte semanal de canal dos, el día veintitrés de septiembre de dos mil
siete. De su contenido fluye lo siguiente: que respecto de los delitos de
Montesinos Torres, comentó “lamento que esto haya ocurrido a espaldas
mías, pero Montesinos es Montesinos y sus delitos son sus delitos”; que en el
año mil novecientos noventa y siete afirmó la honorabilidad de Montesinos
Torres, y el año anterior destacó que ha contribuido enormemente en la
pacificación del país, a la vez que es un asesor en materia legal sobre todo
en asuntos personales, no obstante que en mil novecientos noventa y dos
expresó que no era un asesor sino un abogado en determinados asuntos y
empleado civil del SIN; que en abril de mil novecientos noventa y nueve
anotó que Montesinos Torres fue clave en el diseño y la estrategia de la
incursión en la residencia de la Embajada del Japón, y en diciembre de mil
novecientos noventa y nueve acotó que tiene un poder total sobre los
mandos militares. Montesinos Torres, a su vez, expresó ante la televisión que
trabajó junto con el presidente cumpliendo la estrategia de pacificación
diseñada por este último.
La defensa, desde el juicio de conducencia, sostiene que no se
visionó la filmación original y completa, procedente del master del
programa de televisión respectivo. Por otro lado, sólo se trata de frases
aisladas del acusado que no permiten constituir prueba indiciaria de alguno
de los tres hechos acusados.
Las objeciones de conducencia deben desestimarse, porque lo
relevante en estos casos son las fuentes de las que proceden las escenas
filmadas. Éstas son públicas, de fuente periodística de conocimiento
ciudadano porque se propalaron en diversos noticieros televisivos, incluso
de señal abierta como es el canal dos Frecuencia Latina. Lo que interesa, es
de insistir, son las declaraciones del acusado, no los agregados y
comentarios periodísticos. Estos permiten advertir el contenido de lo
manifestado por el acusado en un momento determinado –no hay
posibilidad de confusión al respecto, ni riesgo serio de tergiversación–. Además las
imágenes y frases han sido reconocidas por el acusado. Por otro lado, es
obvio que unas frases respecto de quien sirvió en su régimen desde su
instalación deben ser valoradas con el conjunto de la prueba actuada y, en
su caso, determinar su fuerza de convicción y valor indiciario de cargo.
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fue mal asesorado por Jara Flores –dice que fue inducido por él a cometer
errores– y lo único que pretendía era defender a su institución y defenderse
personalmente de las acusaciones que se estaban realizando.
En ese ‘mensaje’ el mayor EP Martin Rivas expresa que los hechos que
se le atribuyen: Barrios Altos y La Cantuta, constituyeron una decisión
gubernamental, pues de no ser así no se podría explicar la Ley Cantuta, el
paseo de los tanques, las leyes antiterroristas, de amnistía, y menos que se
hiciera tanto sólo para defender a un mayor del Ejército; que las leyes de
amnistía, no lo protegían a él, sino que protegían a los del gobierno y a los
responsables de la política de Estado implementada, responsabilidad que
recae, en todo caso, en el presidente de la República como comandante
en jefe y supremo de las FFAA y en su asesor que gobernaba con él:
Vladimiro Montesinos Torres.
La defensa cuestiona ese video porque se trata de una declaración
extrajudicial, y las declaraciones de una persona se introduce al proceso vía
la prueba testifical; además, éstas no pueden reemplazar la declaración
plenarial de Martin Rivas.
No existe ninguna duda de la autenticidad de la filmación en
cuestión. El propio Martin Rivas la ha reconocido. El argumento de que fue
engañado y de que se trató de un simple ensayo no resiste el menor análisis.
Martín Rivas sabía que estaba siendo filmado y que tal filmación sería
utilizada por el periodista Jara Flores141 –así lo ha declarado en el plenario el
mencionado periodista–. Sus expresiones son contundentes y meditadas, y
van enderezadas no sólo a explicar un sucedo gravísimo sino a defenderse
frente a los cargos que se le atribuían.
Por lo demás, se trata de un documento fílmico. Como tal se somete
a las reglas del reconocimiento y juicio de autenticidad, superados con
éxito en este caso. Ya se ha dejado sentado que como tal no sólo sirve para
enjuiciar la credibilidad de su versión plenarial, sino en su caso puede
reemplazarla si las pruebas del caso así lo determinan –los argumentos ya han
sido expuesto abundantemente en este Capítulo–.
La objeción se desestima.
163°. AUDIO QUE CONTIENE LA ENTREVISTA DE LA PERIODISTA MARÍA ELENA CASTILLO, DEL
DIARIO “LA REPÚBLICA” AL AIO JESÚS SOSA SAAVEDRA. En esas declaraciones Sosa
Saavedra menciona que el Destacamento Especial de Inteligencia
cuestionado si existió, aunque no con el nombre de “Colina” sino “Lima”,
pero reconoce que así se lo denominaba, incluso hay documentos bajo esa
denominación –fue Martin Rivas quien le puso ese nombre–; que la primera
operación fue Barrios Altos y la ordenó Montesinos Torres, a quien le dieron
parte del trabajo cumplido –fueron Martin Rivas, Pichilingue Guevara y Rodríguez
141 La doctrina procesalista, bajo la denominada “teoría del riesgo” ha mencionado que si el
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164°. VIDEO QUE CONTIENE LA ENTREVISTA AL AIO SOSA SAAVEDRA POR LA PERIODISTA
MABEL HUERTAS DEL PROGRAMA “DIA D” DE CANAL NUEVE. Se produjo el día siete de
abril de dos mil ocho. Sosa Saavedra expreso, respondiendo las preguntas
de la periodista, que la orden de la primera misión, Barrios Altos, la recibió
del mayor EP Martin Rivas, no sabe si a éste le ordenaron matar o detener;
que la formación que le dan en el Ejército es neutralizar, capturar y eliminar
a los enemigos que se puedan encontrar en el camino; que si el presidente
tiene responsabilidad en los hechos sólo puede decirlo el comandante
general del Ejército.
El AIO Sosa Saavedra no autorizó la entrega de ese reportaje, pero
reconoce que es él a quien entrevistan y lo que allí aparece, así como que
probablemente se editaron –se cortaron– las imágenes y declaraciones que
dio.
La defensa, desde la conducencia, cuestiona que al tratarse de la
declaración de un testigo, la forma válida de incorporarla es a través de la
prueba testimonial. Además, Sosa Saavedra en el juicio oral ha mantenido
otra versión acerca de los hechos.
El Tribunal ya definió el carácter de prueba documental de una
entrevista periodística filmada y grabada. También, como tal, puede
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142 En el tomo cuatro del Libro “En la Sala de la Corrupción – videos y audios de Vladimiro
alocución que realiza, explica –ésa es la palabra que utiliza– la estrategia en términos
generales frente al terrorismo. Mencionó que cuando se combatió al terrorismo había cuatro
ejes centrales. El primer eje era la decisión política, que le corresponde al presidente de la
República, sin la cual nada funcionaba –critica los regímenes de Belaunde Terry y García
Pérez atribuyéndoles ausencia de decisión política, sin la cual nada se organizó–. El segundo
eje era la construcción de un marco jurídico –el andamiaje jurídico era el propio para una
situación de paz y convivencia pacífica pese a ser atacado en forma de guerra irregular–,
por lo que, por ejemplo, se impuso la condena en ausencia de los terroristas; la legislación
diseñada se creó para superar una situación de guerra interna, incluyéndose tribunales de
excepción, jueces sin rostro, tribunales militares, procesos sumarísimos. El tercer eje o
elemento era el trabajo de inteligencia coordinado, pues antes no había integración ni
conducción central –todo se orientaba por inercia–, el cual debía dirigirse a la cúpula de la
organización terrorista. El cuarto eje era la participación ciudadana, a través de las rondas
campesinas, comités de autodefensa, la organización fuerza de la ley, la CONFIEP, los
empresarios. Estas cuatro vigas centrales, según Montesinos Torres, dieron resultado [paginas
2073/2076].
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166°. VIDEO QUE CONTIENE LAS DECLARACIONES PÚBLICAS DEL GENERAL EP HERMOZA
RÍOS. Se trata de una conferencia de prensa del general EP Hermoza Ríos
realizada el día veintiuno de abril de mil novecientos noventa y tres. Fue
difundido por el programa “La Ventana Indiscreta” en diciembre de dos mil
siete.
En lo pertinente, el general EP Hermoza Ríos, al culminar su
presentación en el Congreso, expresó, en relación a las informaciones y
cuestionamientos al Ejército por los acontecimientos de La Cantuta:
“…están montando una campaña que pretende desprestigiar y agraviar al
Ejército y a las Fuerzas Armadas; no lo vamos a permitir bajo ninguna
circunstancia”. Se trató de un texto que se encontró en la computadora de
los asesores del SIN y aportado por Rafael Merino Bartet.
La defensa cuestiona la vía de la prueba videográfica cuando
correspondía la prueba testimonial, así como denuncia la ausencia del
requisito de extraneidad. Esas objeciones, empero, carecen de
consistencia. Es indiscutible el carácter de prueba documental de los
videos, y lo fundamental en ellos, sujeto a reconocimiento, es la declaración
del general EP Hermoza Ríos. No se ha discutido, siquiera, su autenticidad, y
su contenido y mensaje es muy claro: enfrentó los cuestionamientos públicos
y los realizados en sede del Congreso, los tildó como un agravio a la
institución castrense, y anunció que no lo iba a permitir. De ahí, como es
público y notorio, siguió una reacción castrense, que incluyó paseo de
tanques y manifiestos públicos de apoyo al Alto Mando, pese a los indicios
de criminalidad respecto a la autoría de los graves hechos denunciados.
La objeción se desestima.
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mientras que si lo que interesa son las frases y diálogo habido entre Fujimori
Fujimori y Montesinos Torres, y éstos han sido claramente incorporados en el
documental, no puede prosperar la primera objeción.
144 Destaca ese mensaje que desde el veintiocho de julio de mil novecientos noventa se
actuó de manera distinta en la lucha contra el terrorismo, con el uso preeminente del servicio
de inteligencia; que en las últimas semanas, completando un proceso, el SIN, en
coordinación con las FFAA y la PNP, se ha seguido de cerca los pasos a los cabecillas del
PCP–SL y se ha logrado capturar a miembros de su entorno; que la estrategia implementada
no es inocua.
145 El acusado informa al país de las medidas legales adoptadas contra los terroristas. A la vez
dijo:”…aquellos que desangran a nuestros país, que matan a los niños y que destruyen
aquello que no han construido, para esclavizar el Perú van a ser eliminados, ellos y su veneno.
Ese es mi compromiso”.
146 Fujimori Fujimori anuncia el aislamiento dispuesto a los terroristas en las prisiones; que en el
Establecimiento Penal de Castro Castro se planeaban muchos atentados terroristas; que las
medidas adoptadas son parte de una estrategia de lucha integral contra el terrorismo; y, que
se está tomando el control de los centros terroristas –hace mención, también, a las
universidades–.
147 El acusado dice que Dyer Ampudia es narcotraficante y menciona que ningún medio de
caso La Cantuta, están detenidos, recluidos en una prisión militar, para la investigación
correspondiente; que entre ellos está el mayor EP Martin Rivas y han sido sometidos al
Consejo Supremo de Justicia Militar. Sobre la pregunta de una periodista acerca de la
inmediata denuncia del Ministerio Público acerca de los hechos, se limita a decir que espera
que dentro de poco se inicie el proceso –.no contesta acerca de la intervención de la
jurisdicción penal ordinaria–.
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149El acusado expresa que, tal como ha sido practicado durante su Gobierno, el presidente
es jefe supremo de las FFAA, él manda a las FFAA y lo hace de una manera vertical; que las
FFAA no son un poder paralelo, existe un mando del presidente sobre las FFAA. Por otro lado,
respecto de Vladimiro Montesinos Torres, precisa que él ha estado en la lucha contra el
terrorismo y el narcotráfico, y en buena hora que lo haya hecho; que el SIN, del cual formaba
parte Montesinos Torres, participaba en el seguimiento de los capos del narcotráfico.
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150 Sobre este punto, desde ya, es del caso tener presente la diferente naturaleza de las
grabaciones hechas bajo los cauces legales de investigación con aquellas que realizan los
particulares extra proceso. Estas últimas son fuentes de prueba generadas de forma
absolutamente privadas y no sujetas a condiciones de legalidad propias de las primeras, ni
por el momento de su de su realización ni por su finalidad –las grabaciones fuente no fueron
realizadas para producir efectos específicos en proceso alguno, su objeto fue informar a la
opinión pública–. La pretensión de tratar uniformemente ambos tipos de grabaciones:
instrumentos privados nacidos fuera del proceso y en confluencia de voluntades
estrictamente privadas, respecto de actos estrictamente procesales supondría, si se sigue tal
planteamiento, desechar todo tipo de documentos que por su naturaleza se crean al
margen del proceso.
151 La explicación que en ese sentido formula el periodista Guerrero Torres acerca de la
“edición de archivo” y del hecho que las grabaciones que se filman en la escena del suceso
no se conservan.
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171°. La defensa del acusado ofreció tres pruebas audiográficas: i) visita del
Ex presidente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos –el extracto fue
entregado por el periodista Jara Flores, y se tomó del programa 90 segundos del
Canal Dos–; ii) Mensaje a la Nación del día veinticuatro de julio de mil
novecientos noventa y dos; iii) Mensaje a la Nación del siete de febrero de
mil novecientos noventa y uno. Las dos últimas ya habían sido ofrecidas por
el Ministerio Público; por ese motivo, de conformidad con lo postulado por
las partes, no se visualizaron.
Respecto de la primera filmación la periodista informa de lo que
expresó el presidente en las afueras de la Universidad de San Marcos. Se
observa un fuerte contingente policial y militar. Los soldados están listos con
latas de pintura y brochas, preparados para comenzar la jornada de
limpieza y pintado de la Universidad, mientras varios estudiantes lanzan
piedras, no obstante lo cual el acusado –que observa e inspecciona– dicta
medidas para iniciar el repintado de las paredes de la Ciudad Universitaria,
lo que en efecto se hace.
172°. La defensa sostuvo que, pese a los problemas del video, éste –junto con
otras pruebas ya aportadas por su parte– permite acreditar el propósito del
gobierno de recuperar a las Universidades, que estaban infiltradas o
dominadas por el terrorismo, para lo cual dictó una serie de medidas, entre
ellas el pintado de las mismas, y que las medidas dictadas buscaron liberar
las universidades del terrorismo y recuperar sus ambientes.
Según la parte civil las escenas filmadas corresponden al veintiuno de
mayo de mil novecientos noventa y uno –no al mes de junio como se alegó por
la defensa–, y dan cuenta de una operación contra subversiva a partir de
una orden que el acusado dictó a la DIFE. La Fiscalía destaca el
ofrecimiento de una prueba que antes cuestionó.
Ahora bien, el Tribunal ya fijó el carácter valorable de videos como
los que ofreció la defensa. El hecho de ser extractos y tomados de un DVD
entregados por el periodista Jara Flores en nada vulnera requisito o norma
152 La STC número 979–2001–HC/TC, del seis de mayo de dos mil dos, mencionó, tratándose
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153 Si las cintas se aportan correctamente al proceso, y si sólo se oyeron o visionaron parte de
ellas, existiendo las cintas inicialmente incorporadas a los autos, ello en modo alguno puede
importar indefensión para el imputado. Él o su defensa son conocedores de su contenido, del
que podría derivarse un resultado probatorio posiblemente de cargo, y si no se defiende de
ellas por falta de diligencia o por haber elegido una determinada estrategia procesal, no
puede prosperar una queja de indefensión [coincidente, al respecto, la STCE número
128/1988, de veintisiete de junio].
154 Las constancias de fojas ciento setenta y seis – ciento setenta y ocho, cuatro mil
seiscientos setenta y nueve, cuatro mil seiscientos ochenta – cuatro mil seiscientos noventa y
dos, cuatro mil setecientos setenta y tres, diecisiete mil quinientos treinta – diecisiete mil
quinientos treinta y cinco, dieciséis mil ochocientos treinta y cinco – dieciséis mil ochocientos
treinta y seis, dan cuenta de lo expuesto. El Congreso citó al denunciado para que ejerza su
derecho de defensa y éste no se presentó, en ninguna de las etapas del procedimiento.
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Comisión Permanente y ante el Pleno del Congreso”; (ii) el artículo 89° del
Reglamento del Congreso, que prevé tres etapas básicas del procedimiento
de acusación constitucional, que reconoce que en ellas el denunciado
puede ser asistido o representado por abogado, y que dispone que el
debate de la acusación constitucional ante el Pleno no se suspenderá por
la inasistencia injustificada, calificada por la Mesa Directiva, del acusado o
su defensor, oportunidad en que, previa verificación de los actos procesales
que acrediten la debida notificación al acusado y su defensor, se debatirá y
votará la acusación constitucional155.
155 Las tres etapas del procedimiento de acusación constitucional, legalmente previstas –ex
artículo 89° del Reglamento del Congreso–, son las siguientes: a) la primera, ante la Sub
Comisión de Acusaciones Constitucionales –que es una Comisión ordinaria prevista en el
Cuadro Orgánico de Comisiones, cuyos miembros son designados anualmente–, en cuyo
seno se califican las denuncias constitucionales y se realizan los actos de investigación,
previa definición de las pruebas e indicios, los mismos que se actúan en una audiencia
pública –entendida como unidad en la tramitación de diversas actuaciones probatorias,
según la STC número 03593–2006–AA/TC, del cuatro de diciembre de dos mil seis–, con la
intervención activa del denunciante y del denunciado; b) la segunda, ante la Comisión
Permanente del Congreso, destinada a evaluar y votar sobre el informe elevado por la Sub
Comisión de Acusaciones Constitucionales, que si es aprobado renombra una Sub Comisión
acusadora para que exponga los cargos ante el Pleno del Congreso; y, c) la tercera, ante el
Pleno del Congreso, que escucha a la Sub Comisión acusadora y a la defensa del denuncia,
para luego votar lo conveniente.
156 STC número 0006–2003–AI/TC, del uno de diciembre de dos mil tres, Fundamento Jurídico
I.3. Como privilegio funcional de los altos dignatarios del Estado, el antejuicio político tiene
como objeto, la proscripción de ser procesados penalmente sin haber sido previamente
despojados de la prerrogativa funcional en un procedimiento seguido en el seno del
Legislativo [doctrina reiterada en la STC número 04747–2007–PHC/TC, del uno de octubre de
dos mil siete, Fundamento Jurídico 4].
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158 Ante la inactividad procesal del emplazado, del denunciado y, luego, acusado, en sede
parlamentaria, cabe aplicar la doctrina sentada por la SCIDH del treinta y uno de enero de
dos mil uno, Asunto Tribunal Constitucional vs. Perú. En el párrafo 60° dijo lo siguiente: “…la
inactividad procesal no genera una sanción contra las partes, en sentido estricto, ni afecta el
desarrollo del proceso, sino que, eventualmente, les acarrea un perjuicio al decidir
voluntariamente no ejercer su derecho de defensa en forma completa ni llevar a cabo las
actuaciones procesales convenientes para su interés, de conformidad con la máxima audi
alteram partem”.
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