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Introducción
El texto que se presenta a continuación, incluye los elementos que, a nuestro
juicio, hemos considerado fundamentales para introducir a los alumnos de la
Cátedra en la discusión del tema de la Sociedad del Conocimiento. La idea es
que los contenidos de este primer Módulo les permitan familiarizarse con un
conjunto de conceptos, argumentos y debates que están actualmente presentes en
la literatura que ha abordado estos aspectos.
En el primer apartado se presenta la discusión sobre las formas en que se
produce el conocimiento, lo que constituye un marco importante para
comprender la relevancia que se le ha dado al conocimiento para el desarrollo
económico y social. Partimos del supuesto de que las diversas formas que ha
adoptado la investigación científica y sus orientaciones hacia la solución de
problemas concretos, está propiciando cambios importantes en las prácticas
mediante las cuales se produce el conocimiento así como en los valores de
quienes lo desarrollan. Para aclarar lo anterior, en el segundo apartado,
exponemos un conjunto de definiciones acerca de lo que se entiende por
conocimiento, información e innovación; se trata de conceptos centrales para
entender las nuevas formas de organización social y económica. En la tercera
sección se analiza el significado y el alcance del término central de esta cátedra
que es la “Sociedad de Conocimiento” o “Sociedad Basada en Conocimiento”. Se
hace referencia a diversos textos que se han generado sobre esta idea, tanto en el
ámbito académico como en el contexto de organismos internacionales. La
importancia que ha cobrado el conocimiento nos lleva a analizar cómo éste está
permeando la estructura y funciones de las universidades, por un lado y de las
empresas, por el otro. ¿Qué papel juegan actualmente las universidades en la
generación de conocimiento científico y tecnológico?; ¿cuál es su función frente
a procesos de innovación en las empresas? y, ¿cuál es la función que las
organizaciones o empresas han asignado al factor conocimiento?
En el cuarto apartado del texto se discute el significado del concepto de
capital intelectual para el desarrollo social, en particular en el sistema educativo y
en las empresas, así como las concepciones y modelos que se han desarrollado
para comprender y gestionar el recurso conocimiento en las organizaciones.
Tal como se argumenta en el quinto inciso, hay cierta ambigüedad en el
uso de conceptos tales como sociedad del conocimiento, economía del
*
Investigadora Titular e Investigador Asociado del Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.
2
Diversos autores (Cozzens, et al, 1990; Gibbons et al, 1994; Ziman, 1994), han
discutido en los últimos años que la producción del conocimiento hacia fines de
siglo XX a nivel internacional, está experimentando fuertes transformaciones.
Ziman (2000) discute el cambio de la ciencia académica a la ciencia post-
académica y Gibbons et al (1994) contraponen el Modo 1 con el Modo 2 de
producción de conocimiento. A continuación se discuten las principales
aportaciones de estos dos autores, de las que se derivan reflexiones sugerentes
para la discusión sobre sociedad y economía basadas en conocimiento.
Lo que Ziman (2000) llama ciencia verdadera (real science), incluyendo
aquélla que se desarrolla en las universidades, se está desviando cada vez más del
modo académico establecido por mucho tiempo. La investigación académica está
siendo complementada o invalidada por un “nuevo modo de producción del
conocimiento”, lo que implica un cambio estructural radical en muchos aspectos
del modelo que hasta ahora ha sido denominado como ciencia académica
(Ziman, 2000). Esto evidencia que cada vez es más difícil para los científicos
adecuarse al esquema Mertoniano2 en sus interacciones entre ellos.
Los cambios en la forma en que se produce el conocimiento científico se
deben tanto a factores externos como internos a esta actividad. Entre los
externos, Ziman, señala las presiones políticas, económicas e industriales que
actúan cada vez con mayor fuerza sobre la comunidad científica. Los internos,
que son igualmente importantes que los anteriores, se deben a que la ciencia es
un sistema dinámico y no una caja negra pasiva; tiene que adaptarse socialmente
a los tensiones acumuladas que se generan al interior de la ciencia como resultado
del rápido progreso científico y tecnológico (Ziman, 2000: 68).
1
Para un análisis más completo véase Casas (2004).
2
Merton en 1942 afirmó que el desarrollo de la ciencia está conducido por un conjunto de imperativos
normativos perfectamente identificables, codificados en normas básicas: universalismo, comunalismo,
desinterés y escepticismo organizado. Ver Merton (1942).
3
3
Durante el siglo XIX, se pusieron de relieve las estrechas y necesarias relaciones existentes entre el progreso
tecnológico y el avance científico. A principios del siglo XIX la interacción era absoluta, ya que tanto el aspecto
científico como el técnico se encontraban en la misma persona. Conforme avanza el siglo científicos y técnicos,
integrados en sociedades e instituciones distintas, fueron perdiendo contacto entre sí, aunque cuando esto ocurrió
la ciencia ya había progresado lo suficiente para irrumpir en el campo de la tecnología, y además con carácter de
imprescindible en todas las áreas (Bernal, 1953: 27)
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Como Stehr señala: “las sociedades del conocimiento siempre han existido; lo
que es nuevo es la rapidez a la cual el conocimiento está creciendo” (Stehr citado
por Tilak 2002). Los desarrollos socioeconómicos por un lado, y los avances
tecnológicos por el otro, han sido los principales responsables de la “explosión”
de conocimiento que hemos estado viviendo en los últimos años. En
consecuencia, una de las características que marcará a la sociedad del siglo XXI
será, no sólo el ritmo al cual se produzca nuevo conocimiento, sino también, la
velocidad a la cual se volverá obsoleto. En otras palabras, como señala Stehr, no
sólo la producción y el acceso al conocimiento son importantes, sino también la
rapidez a la cual se tenga acceso a adiciones marginales de conocimiento (Stehr
citado por Tilak, 2002).
Tilak (2002), afirma que el “El concepto de ‘sociedad del conocimiento’
está siendo dotado de una más amplia interpretación en naturaleza y alcance que
los conceptos tradicionales de ‘sociedad alfabetizada’, ‘sociedad del aprendizaje’ y
‘sociedad educada’, aunque ellos están muy estrechamente relacionados; tan
estrechamente relacionados que hay el peligro de ser tratados como sinónimos.
Idealmente, la sociedad del conocimiento presupone no sólo una sociedad
alfabetizada o alfabetizada en computadora, o incluso una sociedad educada, sino
más bien, una sociedad altamente educada, que demanda no precisamente
trabajadores calificados, sino ‘trabajadores del conocimiento’ ” (ver
Majumdar,1998, citado por Tilak, 2002). Además, una sociedad del conocimiento
está caracterizada por tres importantes atributos, a saber, capacidad creativa,
talento innovador y capacidad para determinar relevancia (Anandakrishnan,
2001, citado por Tilak, 2002). Todo esto puede ser creado y alimentado por
buena educación y sistemas de entrenamiento. La capacidad creativa es
demostrada por la generación de nuevo conocimiento y la ampliación del
conocimiento existente y el talento innovador orientado a la satisfacción de
necesidades específicas mediante el desarrollo de sistemas de conocimiento
apropiados. Mucho del conocimiento disponible, particularmente de ese que es
altamente técnico, no puede ser absorbido sin entrenamiento específico y
extenso. Ello se debe a que una gran cantidad de conocimiento es tácito y no
puede ser fácilmente comunicado, incluso por alguien que lo conoce. (Griliches,
2000:88, citado por Tilak, 2002). De ahí la importancia de efectivos sistemas de
entrenamiento y mejoras en la comunicación (Tilak, 2002: 299).
El aspecto más importante de la ‘sociedad del conocimiento’ descansa en
su sistema educativo, más particularmente en su sistema de educación superior.
Las universidades están, por naturaleza, comprometidas en hacer ‘avanzar el
conocimiento universal’ (Kerr, 1994:6, citado por Tilak, 2002). La educación y la
investigación son consideradas como bienes públicos (Hartwick, 1992, citado por
Tilak, 2002); por lo tanto, el gobierno tiene que invertir fuertemente en la
creación y diseminación de este bien público. Stiglitz afirma que el conocimiento
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se inician nuevas prácticas de las cuales se tiene duda de los resultados. Una
universidad innovadora busca activamente investigar por sí misma como está su
negocio.
Hay cinco elementos, de acuerdo a Clark, que constituyen un mínimo
irreductible de la transformación de las universidades : a) una dirección central
reforzada; b) una periferia de desarrollo extendida; c) la diversificación del
financiamiento; d) un núcleo académico estimulado y e) una cultura innovadora
integrada. Los cinco elementos identificados, obtenidos principalmente por
medio de observaciones de investigación, se convierten en el camino
generalizado de un tipo de transformación universitaria, la cual se construye
sobre la investigación e impulsa fuertemente a la institución a órbitas de ciencia y
aprendizaje cada vez más competitivas. En escenarios todavía más turbulentos,
las universidades se pueden fortalecer conforme desarrollan capacidades para
resolver problemas, construidas alrededor de un enfoque flexible. Desde esta
perspectiva, Clark propone el concepto de la periferia del desarrollo extendida, que
implica la posibilidad de transferencia recíproca de conocimientos que plantea la
intensificación de las relaciones con distintos actores de la sociedad; la universidad
aprende de las empresas, así como las compañías aprenden de la universidad.
En torno a la idea de universidades innovadoras, Clark sostiene que: “Tal
vez ‘innovar’ seguirá siendo un término negativo en la mente de los académicos
tradicionales, más aún después de que han tenido una administración dura. Quizá
seguirán pensando que ser innovador es una cruda lucha individualista,
socialmente en desacuerdo. Seguirán temiendo que una comunidad académica
tradicional -asumiendo que exista- quedará fragmentada si el comportamiento
innovador toma el poder. Sin embargo, las universidades europeas y muchas
otras alrededor del mundo, difusas en su estructura y fragmentadas en su
propósito, han tenido poco o nada de integración simbólica común y material. La
actitud innovadora colectiva vence el carácter disperso, lo que lleva hacia una
identidad más integrada”.
3.3 La orientaciones innovadoras en las empresas
Se ha aceptado casi universalmente que el cambio tecnológico y otra clase de
innovaciones son la fuente más importante del crecimiento de la productividad y
el bienestar material de las sociedades.
Entre los economistas clásicos, Adam Smith fue uno de los primeros en
estudiar los avances en la maquinaria y la forma en que la división del trabajo
estimulaba las invenciones especializadas De igual forma, Freman sostiene, que
Marx, en su análisis de la economía capitalista, atribuyó un papel fundamental a la
innovación técnica de los bienes de capital. Por su parte, Marshall no dudó en
considerar el “conocimiento” como el principal motor del progreso económico
(Freeman, 1975:20).
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Las raíces teóricas del capital intelectual se pueden trazar en dos corrientes
distintas de pensamiento, llamadas corriente estratégica y corriente de medición.
La primera, estudia la creación y el uso del conocimiento así como las relaciones
entre el conocimiento y el éxito o la creación de valor. La segunda, se centra en la
necesidad de desarrollar un nuevo sistema de información, midiendo los datos no
financieros de los tradicionales sistemas financieros (Roos, et. al.: 34). Galbraith
acuñó el término “capital intelectual” a finales de los años 1960 para explicar el
desajuste entre el valor de los activos netos de una compañía y el valor total del
mercado de la misma. Para él, capital intelectual significa acción intelectual más que
simple conocimiento o puro intelecto. Desde esta posición, el capital intelectual
puede considerarse tanto una forma de creación de valor como un activo en su
sentido tradicional (Roos, et. al.:17).
En las últimas décadas el concepto de capital intelectual se ha utilizado
cada vez con mayor frecuencia en los ámbitos académico y empresarial. Si bien
no existe una definición universalmente aceptada de capital intelectual Sthale y
Hong (2003) sostienen que éste concepto fue “creado para mejorar nuestro
entendimiento de la era competitiva de los negocios en ambientes intensivos en
conocimiento rápidamente cambiante”. Puesto que otras formas de capital
-como el capital de trabajo o financiero- no parecieron explicar o predecir
adecuadamente el éxito de las empresas y/o naciones, se ha hecho cada vez más
frecuente atribuir la fuente de éxito a la inteligencia, la flexibilidad y la capacidad
innovadora de la gente, las organizaciones y las naciones (Sthale y Hong, 2003:
177).
De acuerdo con Johnson (2002: 416-17), el modelo de capital intelectual
describe la ventaja intelectual de la firma en términos de tres distintos elementos:
capital humano, estructural y relacional (ver Diagrama). El capital de liderazgo y
de ideas representan componentes del capital humano y constituyen, por lo tanto,
el valor intelectual de los seres humanos en la firma. Dado que toda innovación
viene del intelecto es evidente que todo capital intelectual se origina primero
como capital humano. Así, las ventajas de conocimiento o ideas son la base para
el desarrollo del capital intelectual. El capital estructural consiste de elementos
estructurales con los cuales los miembros de la firma interactúan para crear más
conocimiento u obtener el trabajo requerido para crearlo. Finalmente, el capital
relacional es moderado por el capital cultural, y ambos elementos del capital
intelectual representan el conocimiento que se necesita para crear y mantener
relaciones de valor añadido con los consumidores, vendedores y sociedad en
general.
El capital intelectual
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CAPITAL
INTELECTUAL
CAPITAL CAPITAL
HUMANO ESTRUCTURAL
Dimensión
epistemológica
Conocimiento
explícito
Dimensión
ontológica
Conocimiento
tácito Individual Grupal Organizacional Interorganizacional
Nivel de
conocimiento
Fuente: Nonaka y Takeuchi, 1994
Diálogo
Socialización Exteriorización
Interiorización Combinación
Aprender haciendo
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MODULO 1, TEMA 1
“SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO, CAPITAL INTELECTUAL Y
ORGANIZACIONES INNOVADORAS”
Burton Clark, es quizá uno de los estudiosos más importantes del análisis
organizacional comparado, de los sistemas de educación superior En este
trabajo, el autor da a conocer los resultados de una investigación sobre un
pequeño grupo de universidades europeas, que durante los años 1980 y
principios de 1990, llevaron a cabo una serie de acciones con objeto de volverse
más innovadoras y emprendedoras. El estudio se centró en la búsqueda
39
Este libro editado por Charles Edquist profesor del Departamento de Tecnología
y Cambio Social de la Universidad Linköping de Suecia, constituye uno de los
principales aportes teóricos y empíricos a la literatura sobre sistemas de
innovación. En esta reseña solamente se hace referencia a la introducción de este
libro, que presenta un interesante estado del arte, sobre los enfoques al estudio de
los sistemas de innovación.
Esta introducción discute los principales problemas conceptuales
asociados al enfoque de sistemas de innovación. Se aborda la forma como
emergen estos enfoques, los orígenes teóricos de este concepto y las diferentes
acepciones que se han dado al mismo. En esta primera sección también se
elaboran definiciones del concepto de innovación y del concepto de sistema.
Posteriormente, en la segunda sección de la introducción se discuten las
características comunes de los enfoques de sistemas de innovación, entre las que
se incluyen las siguientes: la innovación y el aprendizaje como centro de los
diferentes enfoques; la interdisciplinariedad y el carácter holístico de los
enfoques; la perspectiva histórica en estos enfoques que deviene en algo natural
para comprender los procesos innovativos; las diferencias entre sistemas, cuando
se consideran distintos países regiones y sectores; el énfasis en la
40
Aunque este artículo fue publicado en español hace diez años, los autores que
son catedráticos de la Universidad de Aalborg en Dinamarca, hacen un análisis,
que aún está vigente, sobre el concepto de Sistemas Nacionales de Innovación.
Explican que la relevancia que ha adquirido este concepto en el discurso político
radica en que se centra en los límites y las oportunidades del aprendizaje
institucional internacional, proceso de gran importancia para algunos de los
problemas contemporáneos más graves, tales como el subdesarrollo, crecimiento
sostenible, integración europea, postsocialismo y relaciones de la tríada Estados
Unidos, Europa y Japón.
La experiencia de estos dos autores, que han fungido, el primero como consultor
de la Unión Europea y el segundo como funcionario de la OCDE, se vierten en
41
Fans van Vught es un conocido investigador del Centro para el Estudio de las
Políticas de Educación Superior (CHEPS, por sus siglas en inglés), de la
Universidad de Twente, en los Países Bajos. Una de las principales
preocupaciones intelectuales de van Vught, ha sido el estudio de las innovaciones
y reformas en la educación superior, a partir de una perspectiva organizacional.
El trabajo que aquí se sugiere, fue el resultado del Foro de la EAIR, realizado en
San Sebastián, en septiembre de 1998. En este artículo, van Vught discute –
con base en los trabajos de Burton Clark, otro experto en educación superior--
algunas de las características que comportan las universidades innovadoras, y
proporciona un marco conceptual para su análisis e interpretación. Con base en
la idea de que el conocimiento se ha vuelto el principal factor de producción, en
un contexto de cambio del Modo1 al Modo 2 (Gibbons, et. al.), van Vught
examina algunos de los principales retos que enfrentarán las instituciones de
educación superior, sobre todo en lo que se refiere a la producción de
conocimiento. Este autor sugiere la necesidad de que tales instituciones se
vuelvan más innovadoras y empresariales en tres importantes áreas: investigación,
enseñanza-aprendizaje y transferencia de conocimiento.