Córdoba en el siglo XII era una ciudad donde convivían pacíficamente judíos, cristianos y musulmanes. Aunque los árabes gobernaban, en la vida cotidiana las personas de las tres religiones se mezclaban sin distinción y compartían espacios públicos y festividades. La ciudad promovía la tolerancia religiosa y una sensación de comunidad entre sus habitantes.
Córdoba en el siglo XII era una ciudad donde convivían pacíficamente judíos, cristianos y musulmanes. Aunque los árabes gobernaban, en la vida cotidiana las personas de las tres religiones se mezclaban sin distinción y compartían espacios públicos y festividades. La ciudad promovía la tolerancia religiosa y una sensación de comunidad entre sus habitantes.
Córdoba en el siglo XII era una ciudad donde convivían pacíficamente judíos, cristianos y musulmanes. Aunque los árabes gobernaban, en la vida cotidiana las personas de las tres religiones se mezclaban sin distinción y compartían espacios públicos y festividades. La ciudad promovía la tolerancia religiosa y una sensación de comunidad entre sus habitantes.
Qu legado nos dej la ciudada de Crdoba y Al ndalus?
Qu legado nos dej la ciudada de Crdoba y Al ndalus?
La Crdoba de las tres religiones
Habla Maimnides, clebre filsofo judo (1135-1205)
La Crdoba de las tres religiones
Habla Maimnides, clebre filsofo judo (1135-1205)
Ciertamente, los rabes eran los amos y seores, y Al, el nico,
reinaba en el cielo. Crdoba no tena eleccin. Se hizo rabe en la lengua y el modo de vestirse. Las costumbres, las almas permanecan puras. Al fin y al cabo Dios no ocupaba necesariamente el puesto que 5 la tradicin le asignaba. Aquellos nios que jugaban a la pelota en el camino de sirga, aquellos hombres que cruzaban el puente romano o se detenan ante las cestas de mimbre de los vendedores, aquellas mujeres que caminaban con paso rpido y menudo a lo largo de las fachadas blancas, qu eran?: judos, cristianos o musulmanes? 10 Nadie hubiera podido decirlo. A nadie le preocupaba. Eran cordobeses, aunque acabasen de llegar de Tetun o Zaragoza.
La ciudad dibujaba tres semicrculos concntricos junto al ro : en el
contorno los mozrabes espaoles, en el medio los rabes musulmanes, en el centro la Judera. Pero las calles eran parecidas, 15 las casas idnticas, la gente intercambiable y jams tuve le impresin de franquear la frontera cuando cruzaba la ciudad de punta a punta ; nunca me sent desterrado, fuera de mi ambiente.
La ciudad dibujaba tres semicrculos concntricos junto al ro : en el
contorno los mozrabes espaoles, en el medio los rabes musulmanes, en el centro la Judera. Pero las calles eran parecidas, 15 las casas idnticas, la gente intercambiable y jams tuve le impresin de franquear la frontera cuando cruzaba la ciudad de punta a punta ; nunca me sent desterrado, fuera de mi ambiente.
Un tercio de la ciudad descansaba el viernes, un tercio el sbado, y
un tercio el domingo, sin que nadie tuviese nada que objetar. Incluso 20 habamos convenido con los castellanos que jams nos pelearamos durante aquellos tres das, y no recuerdo que tal acuerdo se quebrantase nunca. Con motivo de las grandes fiestas que sealaban el final de las cosechas todos los pueblos se mezclaban armoniosamente en las plazas al son de los tamboriles y las guitarras. 25 Mltiple y una a la vez, Crdoba gozaba de su libertad.
Un tercio de la ciudad descansaba el viernes, un tercio el sbado, y
un tercio el domingo, sin que nadie tuviese nada que objetar. Incluso 20 habamos convenido con los castellanos que jams nos pelearamos durante aquellos tres das, y no recuerdo que tal acuerdo se quebrantase nunca. Con motivo de las grandes fiestas que sealaban el final de las cosechas todos los pueblos se mezclaban armoniosamente en las plazas al son de los tamboriles y las guitarras. 25 Mltiple y una a la vez, Crdoba gozaba de su libertad.
Herbert Le Porrier, El mdico de Crdoba, 1975.
Herbert Le Porrier, El mdico de Crdoba, 1975.
Ciertamente, los rabes eran los amos y seores, y Al, el nico,
reinaba en el cielo. Crdoba no tena eleccin. Se hizo rabe en la lengua y el modo de vestirse. Las costumbres, las almas permanecan puras. Al fin y al cabo Dios no ocupaba necesariamente el puesto que 5 la tradicin le asignaba. Aquellos nios que jugaban a la pelota en el camino de sirga, aquellos hombres que cruzaban el puente romano o se detenan ante las cestas de mimbre de los vendedores, aquellas mujeres que caminaban con paso rpido y menudo a lo largo de las fachadas blancas, qu eran?: judos, cristianos o musulmanes? 10 Nadie hubiera podido decirlo. A nadie le preocupaba. Eran cordobeses, aunque acabasen de llegar de Tetun o Zaragoza.