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evangelio y vida
marzo ~ abril • 2016
¡Ha resucitado!
¡ Aleluya!
2a y 3a forrros e+v 01~02 16_Maquetación 1 21/12/15 14:33 Página 1
e va n g l
México D.F.
e
evangelio y vida
Cuadernos bimestrales
con reflexiones sobre el evangelio de cada día
2
Orden de búsqueda y captura
“Dieron la orden de apresarlo” (Jn 11, 57.)
Eres peligroso, Señor; si te dejamos que sigas,
puedes convencernos y atraernos y cambiarnos.
Por eso hemos reunido el Consejo. Es preciso
actuar a tiempo para evitar mayores males. Lo
preside nuestra prudencia interesada y farisaica
y los mejores abogados de nuestras excusas y
justificaciones.
Si te dejamos libre, ¿qué va a ser de nosotros?
¿Qué va a ser de nuestros ídolos, del poder de los
sumos sacerdotes
y de los políticos?
¿Qué va a ser de
los bienes que no
compartimos o de
nuestra diaria
neutralidad? Si te
dejamos, puedes
cambiarnos. Y,
si nos cambias,
tendremos per-
secuciones. Si
no aceptamos la
agenda de la ONU,
los programas de
la Unión Europea o los intereses de los
Bancos mundiales, ¿qué va a ser de nosotros?
3
De nuevo nos tratarán como mendigos del
tercer mundo o como “enfermos mentales”. Así
lo hacían, aún en los años 70s, los verdugos
soviéticos con quienes no comulgaban con el
moderno y “científico” comunismo oficial. Y
los bombardeaban con fármacos y los ataban
con camisas de fuerza. Compréndenos,
Señor, eres peligroso.
“Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron
entonces el Consejo y se preguntaban: ¿Qué
haremos? Este hombre realiza muchas señales, si
lo dejamos que siga, todos se van a entusiasmar
con él, y vendrán los romanos…” (Jn 11, 47-48). Si
contigo rechazamos el sistema y sus injustos
repartos y su abandono de los pobres, ¿qué
va a ser de nosotros? Si no comulgamos la
ideología de género, la agenda del homose-
xualismo impuesto, el proabortismo de los
partidos políticos, la perversión de los niños
y jóvenes en las escuelas, nos tendrán como
a “enfermos mentales”. A ellos les interesa
que no haya vocaciones misioneras, que
nadie se entusiasme contigo. Además, si te
dejamos que sigas, ¿qué va a ser de nuestro
catolicismo acomplejado y de nuestras
sensatas rutinas?
Por eso, Señor, decretamos apresarte en
algunas viejas oraciones, en la asistencia a
algún bautismo o una primera (¿única?)
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comunión o en el funeral de la abuela, tan
antigua la pobre. Además aún admiramos a
quienes comulgan la miseria de los pobres y
las lágrimas de las víctimas. A veces, hasta
les damos una limosna barata. Admiramos tu
Iglesia como hospital o como Caritas, pero
que se calle el evangelio y no lo esparza entre
los pobres, sería como darles explosivas
semillas radioactivas.
Somos, Señor, gentes de buena voluntad y de
sentimientos pacíficos y tolerantes. No somos
fanáticos. Comprende que tus radicalismos
nos asusten, “vendrían los romanos”, o las
huestes de los políticos y funcionarios y, si a
tu Nacimiento no le llamamos Fiestas de
invierno o a tu Pascua no le llamamos Fiesta
de primavera, nos tendrían
por fanáticos. Ya sabes, somos
gente del siglo XXI, no de
pasadas épocas. Sabemos
–escasamente, pues los medios
occidentales lo callan– de los
muchos mártires de hoy. Pero
lo resolvemos diciéndonos
que son problemas inter-
religiosos; así rebajamos su incómodo reto y
nuestro escándalo.
Somos, Señor, los sumos sacerdotes y los
fariseos del pontificado del New York Times
5
o de Hollywood y sus alevines nacionales. Y
vamos respirando, con el smog, la nueva
conciencia implantada. Comprende que nos
estorbas, que pones en peligro nuestros
intereses y costumbres, nuestra permisividad
y nuestra manera de entender a Dios (cuando
de él nos acordamos). Comprende por eso,
Señor, que hayamos decretado tu búsqueda
y captura, tu proceso y tu muerte. Comprende
que te hayamos excluido de nuestras opciones
y de nuestra vida diaria.
Sin embargo, tu rostro, tu entregada sangre,
tu provocadora libertad, a días aún nos interroga
y nos conmueve. ¡Sigues siendo peligroso!
Todavía hay, en esa efigie tuya de la que
estamos tatuados, como la voz de muchas
aguas. No hemos logrado rasparnos del todo
tu imagen ni tu insistente llamada.
¿Aún podremos, contigo, acoger ese
abismo de luz tan combatido por nuestras
elegidas tinieblas? Eres peligroso, Señor,
como lo es la luz para las tinieblas. Sigues
siendo el amor arrodillado que espera nuestro
consentimiento. ¿Hasta cuándo te forzaré a
que me sigas esperando?
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Sólo el perdonado puede perdonar
Dn 3, 25.34-43 | Sal 24 | Mt 18, 21-35.
Todos hemos escuchado aquello de que “nadie da
lo que no tiene”, pero en nuestra experiencia de Dios,
nadie tiene algo si a su vez no lo ha recibido.
El libro del profeta Daniel nos cuenta la experiencia
dolorosa que vive el pueblo judío; su tierra ha sido
destruida y sus habitantes deportados y hechos
prisioneros, no hay líder que les
infunda ánimos, ni príncipe, ni jefe,
m artes Q 2016
ni profeta, y los medios tradicionales
para recurrir a Dios también han
sido anulados, ni sacrificio, ni
ofrenda, ni incienso y ni siquiera
un lugar para ofrecer algo a Dios
y pedir su misericordia. Sólo queda
una cosa por hacer y un lugar al
cual recurrir: un corazón adolorido,
arrepentido y dispuesto a hacerse responsable de lo
que haya que corregir en su propia historia de vida,
para permitir a Dios reconstruir la nación, persona
por persona. He aquí la experiencia auténtica de la
cuaresma.
Esta experiencia de reconstrucción persona por
persona, es la que Jesús está haciendo con sus
discípulos, ayudándoles a observar y hacerse
responsables de su propia historia, para poder dar
el paso hacia una responsabilidad social de perdón
y reconciliación.
¿Me siento capaz de transmitir, a quien me ha
Q
1 Q mar z o
Dios he recibido?
¿Qué gana Dios con esta alianza?
Dt 4, 1.5-9 | Sal 147 | Mt 5, 17-19.
El objetivo principal de la
Ley y los profetas es garantizar
la vida, preservar al débil
frente al fuerte, y mantener la
alianza que Dios ha hecho con
su pueblo.
El libro del Deuteronomio presenta a Moisés
transmitiendo mandatos y preceptos para vivir y
poder tomar posesión de la tierra prometida, pero
también invita a que la vivencia de estos se
convierta en un testimonio de sabiduría y
prudencia ante los pueblos vecinos: ¿qué Dios es
2 Q marzo Q miércoles Q 2016
S
iempre que tengamos la oportunidad, hagamos
un alto en nuestra vida para revisar si el momento
actual que pasamos favorece nuestra amistad
con Dios y con nuestro prójimo o si por el contrario
nos aleja y hace desconfiar de Él.
El profeta Oseas nos recuerda la invitación
constante de parte de Dios a la conversión, al
arrepentimiento de nuestras maldades y la
consecuente oferta de restaurar nuestra alegría y
esperanza. Dios confía en nuestra capacidad para
reflexionar las cosas que vamos viviendo y parece
esperar de nosotros una actitud de prudencia y
sabiduría para salir renovados y fortalecidos de
cada experiencia, especialmente de las que implican
algún sufrimiento o toma de decisiones.
Por su parte, el evangelio nos permite considerar
cómo, por encima de cualquier mandamiento,
sacrificio u ofrenda, está el amor a Dios y al prójimo.
No cumplimos para quedar bien con nadie, sino
porque hemos sido amados y perdonados, y en
consecuencia, a ejemplo de Jesús, ahora deseamos
amar más y mejor.
¿De qué manera buscas conjugar el amor a Dios
y el amor al prójimo en tu vida?
Fieles al Evangelio
Transmitir la esperanza en
Dios que sostiene para siempre
nuestras vidas, especialmente a
quienes están desanimados o pasan
por momentos de enfermedad o
muerte, no es sencillo.
El libro de la sabiduría nos
presenta cómo las fuerzas del
mal, manifestadas en los malvados, quieren ahogar la
fuerza de Dios, encarnada en la vida de los justos.
Quien quiere aprovechar así la vida, como un
momento fugaz, olvida que el fin de nuestra existencia
es la eternidad.
La burla que sufren los justos recuerda a Jesús que
pasó su vida haciendo el bien, especialmente a los más
rechazados por la sociedad, y a cambio tuvo que
comenzar a enseñar y actuar como a escondidas
porque los judíos trataban de matarlo. Sin embargo,
Jesús va preparando todo para cuando llegue su hora,
es decir, para cuando tenga que dar el máximo
testimonio de su confianza en el amor del Padre, que
lo ha enviado como rescate para todo el que lo sepa
reconocer y aceptar como su salvador, y esté dispuesto
a vivir como Él.
¿Cómo afrontas las burlas y críticas por tratar de
vivir conforme al evangelio?
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12 Q marzo Q sábado Q 2016
Jer 11, 18-20 | Sal 7 | Jn 7, 40-53.
¿Deseas a Dios con esa intensidad?
Un día, un discípulo fue al encuentro de su maestro y
le dijo: –Maestro, quiero encontrar a Dios.
El maestro miró al muchacho, sonriéndole, pero no le
dijo nada.
El joven discípulo volvió al día siguiente a hacerle la
misma petición, y así cada día. Pero el sabio maestro no
decía nada, pues conocía muy bien al muchacho.
Un día que hacía mucho calor, le dijo al muchacho que
lo acompañará hasta el río a tomar un baño. El discípulo
lo acompañó y, llegados, ambos se metieron a nadar. En
un momento dado, el maestro agarró al muchacho por la
cabeza y se la metió bajo el agua un buen rato, hasta que
el muchacho comenzó a forcejear para sacarla a flote. El
maestro lo soltó y después de un rato le preguntó:
–¿Qué es lo que más deseabas cuando estabas debajo
del agua?
–¡Aire! –respondió el discípulo.
–¿Deseas a Dios con la misma intensidad? –Prosiguió
el maestro–. Si lo deseas así, no te quepa duda de que lo
encontrarás. Pero si no tienes ese deseo, esa sed de Dios,
por más que luches con tu
inteligencia, con tus labios y con
todas tus fuerzas, no lo podrás
encontrar. Mientras no se despierte
en ti esa sed, no vales más que un
ateo. Incluso a veces el ateo es
sincero, y tú no lo eres.
A veces, en nuestra vida de fe, deseamos encontrar a Dios
y poder exclamar que Jesús es nuestro Señor y Salvador,
pero, ¿estás dispuesto a asumir su estilo de vida?
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13 Q marzo Q domingo Q 2016
Is 43, 16-21 | Sal 125 | Fil 3, 8-14 | Jn 8, 1-11.
El triple filtro
El joven discípulo de un sabio filósofo se lo encontró un
día y le dijo: –Maestro, ¿sabes lo que un amigo tuyo estuvo
diciendo de ti?
–¡Espera! –Lo interrumpió el filósofo– ¿ya hiciste pasar
por el triple filtro lo que vas a contarme?
–¿El triple filtro? –preguntó extrañado el discípulo.
–Sí –dijo el maestro–. El primer filtro es la verdad. ¿Estás
absolutamente seguro de que lo que quieres contarme es
cierto?
–No –dijo el discípulo–. En
a ti de los
QQQQQQQQQQQQQ
El que te h ab la realidad lo oí comentar a
hab la a unos vecinos.
defectos de otros, les –Al menos lo habrás hecho
s de los de fect os tu yos. pasar
los otro por el segundo filtro,
que es la bondad. ¿Es bueno
para mí lo que me vas a contar?
–No. En realidad no, más bien al contrario…
–El último filtro es la necesidad. ¿Es realmente necesario
hacerme saber lo que tanto te inquieta?
–A decir verdad, no –respondió el discípulo.
–Entonces –concluyó el sabio con una sonrisa– si lo
que quieres decirme no es verdadero, ni bueno, ni necesario,
¿para qué quiero saberlo?
Sólo si dejamos de criticarnos y juzgarnos entre
nosotros, si deja de importarnos quién es bueno y quién
no, si maduramos en el amor y dejamos de lanzar
piedras que condenan al que se equivoca, empezará el
nuevo mundo que Dios quiere.
¿Qué tipos de noticias son las que comunicas y
qué te mueve a hacerlo?
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14 Q marzo Q lunes Q 2016
Dn 13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62 | Sal 22 | Jn 8, 1-11.
El monje y la mujer
De camino hacia su monasterio, dos monjes budistas
se encontraron con una bellísima mujer a la orilla de un
río. Al igual que ellos, quería ella
cruzar el río, pero éste bajaba
demasiado crecido. De modo que
uno de los monjes se la echo a la
espalda y la paso a la otra orilla.
El otro monje estaba totalmente
escandalizado y por espacio de dos
horas estuvo censurando su
negligencia en la observancia de
la Santa Regla. ¿Había olvidado
que era un monje? ¿Cómo se había
atrevido a tocar a una mujer y a transportarla al otro lado
del río? ¿Qué diría la gente? ¿No había desacreditado
la santa religión?
El acusado escucho pacientemente el interminable
sermón. Y al final estalló:
–Hermano, yo he dejado a aquella mujer al otro lado
del río. ¡Eres tú quien la lleva ahora!
Cuando las personas religiosas no dejan de darle
vuelta a los pecados de los demás, uno sospecha que
esa insistencia les proporciona más placer del que el
pecado proporciona al pecador.
¿Dónde están los que te acusaban? ¿Quiénes son
a los que tú acusas?
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Santa Luisa de Marillac (1591-1660)
Nm 21, 4-9 | Sal 101 | Jn 8, 21-30.
Luisa de Marillac vive de 1591 a
1660, en Paris, Francia. Su vida es un
itinerario litúrgico: de Cuaresma
hacia el Misterio Pascual, pasando por
Pentecostés y luego a continuar la
Misión y la Caridad del evangelizador
de los pobres.
La Cuaresma de Luisa abarca su
infancia y adolescencia, no se conoce
a su mamá, y su papá, Luis de Marillac,
un noble, hace lo más que la condición del nacimiento de
la niña le permite. Es formada en un colegio dominico,
luego pasa a un pensionado más modesto; se siente atraída
hacia las capuchinas, por poca salud no es admitida; la
casan a los 21, tiene un hijo y su matrimonio dura tan solo
12 años. 15
La Pascua de Luisa es la crisis que vive cuando su esposo
En el nombre de Jesucristo
En el evangelio de Lucas leemos el relato de dos
discípulos, que tras la muerte de Jesús, regresan
desilusionados a su aldea, pues las cosas no han
salido como ellos lo esperaban, ni en el tiempo que lo
deseaban. Sin embargo, Jesús les sale al encuentro,
a pesar de que ellos no lo reconocen, y por el camino
les va explicando las Escrituras y cómo logran su
cumplimiento en el Misterio Pascual de Cristo. Ya
en su destino, Jesús parte el pan. Entonces ellos le
reconocen y vuelven inmediatamente a Jerusalén
para anunciar lo ocurrido.
Vivir la Pascua de Jesús, nos enseñan los Hechos
de los Apóstoles, es sentir, pensar y actuar como
Jesús lo haría si estuviera en nuestra situación.
Pedro y Juan, que presenciaron infinidad de señales
curativas y evangelizadoras de Jesús, sanan a un
paralítico invocando el nombre de Jesucristo y
actuando como Él actuaba, con la confianza de
que el Espíritu del maestros está ahora con ellos.
¿Descubres la presencia de Dios en los momentos
difíciles de tu vida? Ve a misa y después, en la comida,
comparte con los tuyos lo que la reflexión del relato
del Camino de Emaús te ha sugerido.
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La lección del fuego Hch 3, 11-26 | Sal 8 | Lc 24, 35-48.
Un hombre que regularmente asistía a las reuniones de sus
amigos, sin ningún aviso dejó de participar en las actividades
del grupo.
Después de algunas semanas, uno del
grupo decidió visitarlo. Era una noche
muy fría, y el amigo lo encontró en la
casa, solo, sentado frente a la chimenea
donde ardía un fuego brillante y
acogedor. Adivinando la razón de su visita, después de darle
la bienvenida, el anfitrión lo condujo a una silla cerca de la
chimenea. Se hizo un grave silencio. Los dos hombres sólo
contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos
de leña que ardían.
Al cabo de unos minutos, el visitante se levantó y
cuidadosamente con un palo seleccionó una de las brasas que
se habían formado, la más incandescente de todas, y la
empujó hacia un lado, fuera del fuego. Sin decir nada.
Al poco rato la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta
que sólo fue un pequeño brillo y luego su fuego se apagó. En
poco tiempo lo que antes era una fiesta de color y luz, ahora
no pasaba de ser un frío y muerto pedazo de carbón.
Ninguna palabra fue dicha entre los dos. Antes de irse, el
amigo empujo de nuevo la brasa hacia el fuego. se volvió
inmediatamente a encender, alimentada por el calor y la luz
de los carbones ardientes en torno a él.
Cuando el visitante llegó a la puerta para irse, su anfitrión
le dijo: –Gracias por tu visita y por el bello sermón. Regresaré
al grupo de amigos que tanto bien me hace.
Infórmate en tu parroquia o en tu comunidad
sobre dónde y cómo profundizar tu fe en Jesucristo.
31 Q marzo Q jueves Q 2016
“Anunciaban en la persona
de Jesús la resurrección de
los muertos”
Hch 4, 1-12 | Sal 117, 1-27 | Jn 21, 1-14.
Los jerarcas del pueblo –sacerdotes,
jefes de la guardia y saduceos– estaban Juleon Schins
indignados ante este anuncio. ¿Y cuándo no, mis amigos?
Así sigue sucediendo. La resurrección de Jesús es el hecho
mayor de la historia, pero también el más revolucionario,
y la razón de la esperanza. Los manipuladores de las
ganancias de este mundo no pueden llevarse bien con la
v i e rnes * 2016
Resurrección. Caerían en contradicción. Algunos de los
ateos actuales se les parecen, pero “ganan un dinerillo
bastante interesante por escribir tonterías acerca de un
dios que (según ellos) no existe” (La afirmación se la
debo a Juleon Schins, biofísico, doctor en física molecular
y, profesor de nanotecnología en la Universidad de
Delf –Holanda).
Siete de los amigos de Jesús, dirigidos por Pedro, se van
a pescar. Pero –aquella noche– no pescaron nada. Y eran
los técnicos en pesca. Amanecía ya, y un desconocido les
dice: “Echen la red a la derecha”. Lo hicieron así y no
podían con las redes de tanos pescados capturados. El
discípulo amado le dice a Pedro: “¡Es el Señor!”
Jesús les preparó el desayuno. No les echó en cara el
haberlo dejado solo en la pasión, bien escondidos en su
miedo. Él los reconcilia con ternura y sin reproches. El
Resucitado –para ellos, para ti y para mí– sigue siendo el
que nos busca, nos ayuda, nos perdona y nos sigue dando
de su pan y de su vida.
1 * abr i l *
2 * abril * sábado * 2016
Hch 4, 13-21 | Sal 117, 1-21 | Mc 16, 9-15.
“Se apareció primero a María Magdalena”
Pedro y Juan habían curado a un hombre tullido. Y, en los
jefes judíos, aparecieron el miedo y sus hijas, las amenazas.
Los muertos no curan a nadie. Si Jesús fue muerto,
crucificado y enterrado, ¿cómo puede seguir dando vida?
Los jefes se alarmaron. Pedro les dice: “Ha sido curado por
el nombre de Jesucristo, a quien ustedes crucificaron y a
quien Dios resucitó de entre los muertos”. Todos conocían
al tullido, no podían negar su curación. Pero los jefes,
amenazándolos, les prohibieron seguir hablando de Jesús.
¡Qué tolerantes!
Hoy, a muchos católicos, (¿soy de esos?) no es preciso
amenazarlos ni prohibirles hablar de Jesús. No lo necesitan.
Ni se les ocurre hacerlo. Se suman sumisos a la autocensura
de los medios de comunicación, que sólo saben hablar del
cristianismo si encuentran algún escándalo. Hace ya algún
tiempo (27, julio, 2013) nos decía el Papa Francisco:
“Estamos llamados por Dios –con nombre y apellido– cada
uno de nosotros, llamados a anunciar el Evangelio y a
promover con alegría la cultura del encuentro”. ¡Como
María Magdalena!
Recuerdo a aquel africano, de la
tribu de los pel, a quien sus familiares
le quitaron todo por hacerse cristiano.
Decía: Ahora soy libre, y voy por
todas partes anunciando a mi Señor,
y si paso una semana sin hacerlo, me
parece que mi lengua está reseca y
me sabe a paja mojada. ¿Estaría loco
o enamorado?
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“Les mostró las manos y el costado”
Hch 5, 12-16 | Sal 117, 2-27 | Jn 20, 19-31.
El Jesús resucitado no es lo
mismo que antes, pero es el mismo.
Ahora ya no está sometido a las
tinajas del tiempo y del espacio. Y
se presenta a sus discípulos sin
pedirle permiso a las puertas, ni a
los muros que nosotros levantamos.
Les da la paz, la misión y el Espíritu
para perdonar los pecados. Pero
aquel atardecer, Tomás no estaba con sus compañeros,
no hacía comunidad con ellos. Y era el primer domingo
de la historia.
3
A
sí nos recuerda la primera lectura de hoy. Y Jesús
le dice a Nicodemo en el evangelio: “Tienen que
nacer de nuevo (y de lo alto)… el Hijo del Hombre será
levantado para que todo el que crea en él tenga vida”.
Los bien pagados funcionarios de la ONU o de este y
el otro país o unión de países, promoverán el pensamiento
único y la sumisión general a sus agendas anticristianas.
Mi familia o tus vecinos desatenderán la fe y su Buena
Noticia. O serán seguidores clandestinos o acomplejados
como Nicodemo. Es posible y acaso no infrecuente.
Pero, frente a ellos y también por ellos, como por ti y
por mí, está Jesús y nos asegura que hemos de nacer de
nuevo y creer en él para tener la vida. Y, en consecuencia,
“proclamar la palabra con valentía”. Al mismo tiempo,
«quien quiera influir en el mundo actual, tiene que
amarlo: ¿Cómo puede alguien comprender y consolar
a los demás si nunca ha sido destrozado por la tristeza?”
(Jutta Burggraf).
Sé, Señor Jesús, y tú sabes qué difícil es nuestro
tiempo y sus circunstancias. Nunca ha sido fácil vivir
confiados y coherentes. Pero lo que tú nos pides es para
bien nuestro. Y, si te acogemos, nos irás dando la gracia
para hacerlo vida diaria. Quiero fijarme más en ti que
en las dificultades. Sé que las agendas contrarias también
nos dan la ocasión para ser misericordiosos, pedir por
los demás y no dejar que nada ni nadie nos saque de tu
Camino. No queremos salvarnos sin los demás, ¡sálvanos
con todos!
5 * abril * martes * 2016
Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo
Hch 5, 17-26 | Sal 33, 2-9 | Jn 3, 16-21.
¿Hay algún resumen mejor de la
Buena Noticia que es Jesús? “Tanto
amó Dios al mundo, tanto lo ama,
que le dio a su Hijo único… Y este
Hijo se entregó del todo, sin límite,
sin pasarnos recibo, sin condiciones.
“¡Tanto amó Dios al mundo…”, y lo leo o lo escucho y
sigo, como si lo hubiera entendido. ¡Tanto me puede
enfermar la costumbre!
Me imagino los ojos de Nicodemo al oír a Jesús. Él
había ido a verlo con precauciones. ¿Era de verdad el
Mesías o era un nuevo maestro, aunque con más
autoridad? Nicodemo acepta que Jesús viene de parte
de Dios por las obras que hace, pero ¿es posible dar un
6 * abril * miércoles * 2016
T
abril. Hoy nos fijamos en los últimos versículos).
ú sabes, Señor, que te quiero”... Sabes que
“ quiero quererte, y te lo pido. Cuando me fijo
en ti, todo cobra un nuevo sentido. Hasta los
sufrimientos y los propios pecados. Es como si viniera
la primavera vistiendo de flores el campo. Tu cruz y
tu amor resucitado saben a libertad, a esperanza. Ya
no hay muros, ni hados, ni fatalidades, y Dios no es
una ecuación, ni el resultado de nuestras deducciones.
Tú lo llamabas Abba –Padre– y te jugaste la vida
confiándosela. “El Hijo de Dios ha venido ya y nos
ha dado inteligencia para conocer al Dios verdadero”
* * * * * * * * * *
66
29 * abril * viernes * 2016
Hch 15, 22-31 | Sal 56, 8-12 | Jn 15, 12-17.
evangelio y vida
marzo ~ abril • 2016
¡Ha resucitado!
¡ Aleluya!