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Los signos del cristiano.

El cristianismo tiene sus raíces en la fe judía. El Antiguo Testamento contiene las


profecías de un. Mesías (el Salvador). Los cristianos creen que estas profecías se vieron
cumplidas con el nacimiento y la vida de Jesús, quien, según la fe cristiana, es el Hijo
de Dios. Sus enseñanzas, recopiladas en los evangelios del Nuevo Testamento,
enfatizan el amor fraterno y la compasión, y son muy ricos en significados simbólicos.
Desde su nacimiento, hace dos mil años, la Iglesia cristiana se ha dividido en múltiples
grupos, pero todos coinciden en la creencia de que Cristo murió para redimir los
pecados del mundo y que su resurrección significa la salvación.
Los primeros cristianos vivían en medio de una sociedad hostil. Desde la
persecución de Nerón (64 después de Cristo) se consideraba que su religión era “una
superstición extraña e ilegal”. Los paganos desconfiaban de los cristianos y se
mantenían a distancia, sospechaban de ellos y los acusaban de los peores delitos. Los
perseguían, los encarcelaban y los condenaban al destierro o a la muerte.
Como no podían profesar abiertamente su fe, los cristianos se valían de
símbolos que pintaban en los muros de las catacumbas y, con mayor frecuencia,
grababan en las lápidas de mármol que cerraban las tumbas.
Como a todos los antiguos, a los cristianos les agradaba mucho el simbolismo.
Los símbolos expresaban visiblemente su fe. El término “símbolo” se aplica a un
signo concreto o a una figura que, de acuerdo con la intención del autor, evoca una idea
o una realidad espiritual. Los símbolos más importantes son el Buen Pastor, el “orante”,
el monograma de Cristo y el pez. El arte cristiano, desde sus orígenes, cumple una
función religiosa de evocar en nuestro espíritu, con elementos sensibles, las verdades
de la fe y las realidades sobrenaturales —invisibles— que nos envuelven.
Hay, en él, una representación tangible de lo intangible —un signo— que busca, en
definitiva, hacer crecer la llama de la fe, ponerles en contacto con el misterio de lo
divino. Esta es la razón de ser de las imágenes religiosas y de otros signos, que han
enriquecido el arte cristiano.
Unas veces las imágenes tienen la misión de meros símbolos que presentan
visiblemente lo invisible para hacer más fácil la plegaria. A través de ellas se adora a
Dios, o se venera a los Santos. Otras veces, su misión es más ilustrativa: nos representan
escenas bíblicas o pasajes sagrados para que evoquemos vitalmente esos
acontecimientos que sucedieron o que sucederán, y, con esa evocación, estimular el
fervor. En uno y otro caso, el fin de la imagen es acercarnos a lo sobrenatural; pero en el
primer caso predomina la liturgia, mientras que en el segundo predomina la doctrina.
Pero el valor religioso del arte no se reduce a las imágenes. Las artes figurativas no
pueden sino representar impropiamente al Dios incorpóreo y a las verdades
sobrenaturales que son irreductibles a figura. Tradicionalmente el arte figurativo ha
representado a Dios —que no tiene figura— recurriendo a símbolos o alegorías: el
triángulo equilátero con un ojo en el centro, el trébol, o el rayo de luz perforando
celajes.
El Padre Dios se representa como el anciano de copiosa barba blanca que irrumpe
poderoso de entre nubes, o como el Monarca sentado en su trono. Y para el Espíritu
Santo se suele recurrir a la paloma blanca o a las lenguas de fuego. Aunque todo ello
sean signos eficaces cuyo valor se ha probado y reforzado con el paso de los siglos, son
signos premiosos, porque las artes figurativas no pueden nunca representar con
propiedad a lo que por su propia naturaleza está fuera de toda figuración.
Los templos pueden facilitar la devoción (significar la presencia de Dios) por su
adecuación funcional, ya que son el lugar donde los fieles se congregan en comunidad

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de amor. La devoción puede ser estimulada también arquitectónicamente por un tipo de
signo ambiental diferente, como es la creación de un espacio grandioso que muestre,
con su riqueza, la majestad de Dios.

* Ejemplos.
El Buen Pastor con la oveja sobre los hombros representa a Cristo salvador y al alma
que ha salvado. Este símbolo se encuentra con frecuencia en los frescos, en los relieves
de los sarcófagos, en las estatuas, así como grabado sobre las tumbas.
El orante: esta figura, representada con los brazos abiertos, es símbolo del alma que
vive ya en la paz divina.
El monograma de Cristo está formado por dos letras del alfabeto griego: la X (ji) y la
P (ro) superpuestas. Son las dos primeras letras de la palabra griega “Cristos” (Jristós),
es decir, Cristo. Este monograma, puesto en una tumba, indicaba que el difunto era
cristiano.
El pez. En griego se dice “IXTHYS” (Ictus). Puestas en vertical, estas letras conforman:
“Jesús Jristós, Zeú Uiós, Sotér" = Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. Es un símbolo
muy difundido de Cristo, emblema y compendio de la fe cristiana.
Otros símbolos son la paloma, el Alfa y la Omega, el ancla, el ave fénix, etc.
La paloma con el ramo de olivo en el pico es símbolo del alma en la paz divina.
El Alfa y la Omega son la primera y la última letra del alfabeto griego. Significan que
Cristo es el principio y el fin de todas las cosas.
El ancla es el símbolo de la salvación, símbolo del alma que ha alcanzado felizmente el
puerto de la eternidad.

La Virgen María.
En las iglesias católicas, tanto la romana como la oriental (griego-ortodoxa), María, la
madre de Jesús, es por sí misma un símbolo de culto. Ella intercede entre los hombres y
Dios, y a veces se la denomina Madre de Dios. El culto a María es similar a otros
dedicados a las diosas madre, y surgió de la necesidad de una Figura materna
El cordero de Dios.
El cordero sacrificado es un símbolo de Cristo. Juan Bautista lo describió como «el
cordero de Dios que quita el pecado del mundo». En este báculo (cayado del obispo), el
cordero representa la salvación del fiel creyente.
El pez.
El pez es otro símbolo de Cristo, porque las primeras letras de la palabra Jesucristo,
Hijo de Dios, el Salvador, forman la palabra griega ichthui o pez. La imagen de tres
peces entrelazados representa la Trinidad: et Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Crucifijo
La imagen de Cristo en la cruz es un objeto de la devoción cristiana. Es el símbolo más
importante del cristianismo, un recordatorio de que, aunque Jesús muriese en la cruz,
triunfó sobre la muerte.
Paloma
Juan Bautista vio cómo el Espíritu Santo se le presentaba a Jesús en Forma de una
paloma.
La Iglesia.
La palabra «iglesia» designa dos conceptos: el del conjunto de los cristianos y el lugar
donde se congregan para adorar a Dios La nave de una iglesia lleva en latín el nombre
de barca.

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