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VIAJE

El alma... y el corazón.
Eso es lo que encierra Fars,
provincia meridional
de Irán. Su capital, Shiraz,
es una de las ciudades
más hermosas del país
y de todo Oriente Próximo.
Pero es que, además,
allí late todavía el espíritu
de la legendaria Persépolis,
el sueño colosal de unos
conquistadores ‘buenos’.

El alma del Imperio persa


POR Flora Sáez FOTOS Ángel López-Soto
Vista del Propileo y su escalera de acceso, una de las construcciones que integran Persépolis, patrimonio de la Humanidad.
De izq. a dcha.: Explanada frente al Mausoleo de Shah-e Cheragh. Mausoleo de Hamzeh.
En la página siguiente, de arriba abajo: Ciudadela Arg-e Karim Hahn. Mezquita de Nassir-ol-Molk.

t odo comenzó por Ciro. Ciro II el Gran-


de (599-533 a.C.), el hombre que supo
forjar la idea de un imperio, infundió en su
pueblo la seguridad y la confianza necesa-
rias para conseguirlo y, en poco tiempo, convirtió
sus sueños en una realidad que se extendía desde
las montañas del Hindukush (en los actuales Afga-
nistán y Pakistán) hasta el Mediterráneo. Persia co-
menzaba a ser entonces la nación más poderosa
del mundo. Pero sabido es que todo, grandeza in-
sur de Irán. Cuando uno atraviesa esta provincia siguiendo sus excelentes
carreteras, es una delicia dejar correr los pensamientos por esas vastas lla-
nuras comprobando cómo la vista puede llegar casi tan lejos como ellos.
Pero, si hay algo que puede hacer disfrutar a quienes conocen por prime-
ra vez Fars, la antigua Pars, es saber –y comprobar– que se está en la
cuna no ya de un imperio, sino de una de las culturas más ricas del mun-
do. En una de las regiones privilegiadas de un país de belleza inagotable
y origen de tantas cosas: desde la primera religión monoteísta, el Zoroas-
trismo, al sistema postal o la palabra paraíso. Por cierto: la lengua de es-
te país, el farsi, ha heredado su nombre de esta provincia.

Si hemos dicho ya que gracias a Ciro comenzó en Pasargadae toda


esta maravilla, uno de sus puntos culminantes –para muchos su cénit– se
cluida, acaba siendo polvo, y hoy del fundador de la encuentra a tan sólo media hora de camino, a unos 53 km al norte de Shi-
dinastía aqueménida no queda ni eso: los salteado- raz, en lo que los antiguos persas llamaron Takht-e Jamshid, el trono de
res de tumbas robaron sus restos, que se dice repo- Jamshid, y los griegos, Persépolis. Sólo pasear –a poder ser cuando el sol
saban en un sarcófago de oro, y nos dejaron sólo el comienza a trazar su recorrido y pinta con luz aterciopelada las piedras
recuerdo. El recuerdo y la pétrea construcción en dormidas– entre los restos palaciegos, las colosales figuras mitológicas y
forma de sólido zigurat donde reposó su cuerpo, los archicélebres relieves historiados bien vale un viaje a Irán. Fue Darío I,
una base de seis peldaños a modo de escalera y rey aqueménida que llevó los límites del imperio desde el Danubio al mar
una cámara de techo inclinado sobre el último. Aviso de Aral y desde el Nilo hasta el Indo, quien inició su construcción en el año
para los aventureros: no es posible encaramarse a 518 a.C., y las tropas de Alejandro Magno las que le prendieron fuego en
ella. La tumba, no hay otra similar en todo Irán, se 331 a.C. Entre uno y otros, Jerjes y Atajerjes magnificaron la obra del gran
eleva en Pasargadae, a 139 km al noroeste de Shi- Darío. Escribió Plutarco que a Alejandro le hicieron falta 500 camellos y
raz, la capital de la provincia de Fars, en medio de 100 asnos para llevarse sus tesoros, incluida la biblioteca, pero a nosotros
una altiplanicie donde los vientos y otras inclemen- no nos es necesario ponernos a contar para percibir la grandeza de Per-
cias soplan a su antojo a 1.900 m de altitud. sépolis. Basta situarse junto a uno de los capiteles en forma de caballo
Pasargadae es un lugar tan llano como buena parte que descansan, supervivientes de la historia, apoyados sobre el suelo, pa-
de Fars, donde las amplias extensiones limpias de ra calibrar mejor la magnitud de todo aquello. Mejor aún si, tras superar la
obstáculos que enturbien la mirada se combinan monumental escalinata por la que se accede a la terraza que sirve de ba-
con áridas pero sugerentes montañas, hasta com- se al conjunto palaciego, plantamos nuestros pies junto a los colosales to-
pletar una superficie de más de 133.000 km2 en el ros con cabeza humana que montan guardia en el acceso este de la Z
En la mezquita de Nassir ol-Molk nos sorprende el rico colorido de su cerámica
y unas vidrieras semejantes a las de las iglesias. Su constructor se prendó de ellas
en Francia y las mandó copiar. En el fondo, no es tanto lo que nos separa.
Los primeros en llegar a Irán
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dirección y su plantilla está compuesta por mujeres.
Los iraníes son
apacibles, cultos y
amables. No hay
nada como lanzarse
a las calles de Shiraz
con el escudo de
los prejuicios
desactivado para
comprobar que
desean comunicarse
con nosotros.
Arqueología y humanidad
A la dcha.: Una calle de Shiraz. En la
página anterior: Tumbas en Naqsh-e
Rostam. Mezquita de Nassir ol-Molk.
Torre del fuego en Naqsh-e Rostam.
Relieve de Persépolis.

Puerta de Todas las Naciones o de Jerjes. Quizá así podamos imaginar Fars también lo fue de todo el país. Ocurrió en la se-
mejor la grandiosidad de la construcción (columnas de 18 y 24 metros de gunda mitad del siglo XVIII, cuando el rey Karim
altura) y entender por qué esos imponentes toros híbridos miran al hori- Kham hizo de ella una de las urbes más bellas de
zonte con un poderío y una quietud propios de otros tiempos. Oriente. Mezquitas impresionantes, santos y sober-
bios mausoleos, palacios exquisitos, fragantes jardi-
Una vez atravesado el pórtico, tenemos por delante la fascinante ta- nes, bazares chispeantes… Unas calles llamativa-
rea de recorrer la Apadana (el enorme salón de recepciones proyectado mente limpias, incluso ordenadas, donde resulta có-
para albergar a hasta 10.000 personas durante la fiesta del equinoccio de modo y estimulante pasear. Y, sobre todo, unas
primavera), el Salón de las Cien Columnas, el Palacio de Jerjes, el de Da- gentes amables, cultas y apacibles. No hay nada co-
río I, o el Tripilón, la construcción donde se alojaba la guardia. Y más aún: mo lanzarse a las calles de Shiraz con el escudo de
observar con deleite y detenimiento la decoración que engalana las esca- los prejuicios desactivado para comprobar que los
leras de acceso a la Apadana, un relieve historiado de decenas de metros demás desean comunicarse con nosotros, saber lo
de longitud donde se narra con sabrosos detalles la recepción de las 23 que pensamos, deshacer la imagen de país duro,
naciones vasallas llegadas desde los cuatro puntos cardinales del Imperio fiero y hasta peligroso que pesa sobre ellos. Porque
aqueménida. Resulta divertido adivinar el lugar de procedencia de los per- pocos lugares tienen en nuestro imaginario una fama
sonajes indagando en sus facciones, sus ropas o los presentes que lleva- tan inmerecida como este. Sin embargo, basta dar-
ban. Parte del encanto de Persépolis reside, sin embargo, en algo que no se una vuelta a media tarde por los jardines que ro-
es tan evidente a primera vista, pero que también ha quedado impregna- dean la ciudadela de Arg-e Karim Kham (en pleno
do en esos famosos relieves. Darío era un rey magnánimo que no levantó centro, junto a la plaza Shohada), con sus torres de
su imperio aplastando la cultura de los pueblos que invadía, sino respetán- ladrillo y filigranas geométricas, para toparse con fa-
dola, e incluso supo aprovechar lo mejor que podían ofrecerle sus poten- milias, parejas, grupos de amigos ¡y hasta soldados!
ciales enemigos. Quizá por todo ello, porque los monarcas aqueménidas que ven pasar el tiempo con placidez sobre la hierba
se creían seguros –y porque entre sus propósitos no estaba incluir a nin- y con los que no parece ir ninguna guerra. Si tene-
gún pueblo en un hipotético eje del mal–, levantaron Takht-e Jamshid en mos suerte y nos acercamos a buena hora por el
un lugar nada recomendable desde el punto de vista estratégico, muy di- mausoleo de Hamzeh –impresionante su cúpula to-
fícil de defender militarmente. Una debilidad que Alejandro supo aprove- talmente cubierta de espejos–, es probable que los
char. Y, familiarizados como estamos con estos apasionantes y simpáti- miembros de los heyat, o clubes religiosos, nos invi-
cos soberanos, no podemos pasar por alto Naqsh-e Rostam, el enclave ten a sentarnos con ellos –eso sí, hombres y mujeres
donde están enterrados, a tan sólo tres kilómetros de allí: cuatro grandes por separado– a tomar el típico lash (pan) y ash (una
cruces excavadas en alto, sobre la roca de una montaña sagrada, en cu- sopa de legumbres aderezada con naranja). Aun-
yo interior se abren, de izquierda a derecha, las tumbas rupestres. Frente que, para tomar un respiro en nuestro periplo, quizá
a ellas, una torre del fuego, es decir, una atalaya que en su momento de- sea mejor idea hacerlo sobre las alfombras de la
bió albergar una llama permanente de las consagradas a Zoroastro. En mezquita de Nassir ol-Molk. En ella nos sorprenderá
Irán las hay que crepitan (o eso se dice) desde hace más de 3.000 años. el rico colorido de su cerámica y también unas vidrie-
Pero, si más que los antiguos vestigios lo que nos emociona es tomarle el ras a imagen y semejanza de las iglesias. Su cons-
pulso a la gente corriente y ver cómo la vida todavía puede discurrir apaci- tructor, de viaje por Francia, se quedó prendado de
ble en un ciudad de cuatro millones de habitantes, disfrutaremos especial- ellas y las mandó copiar. Y es que, en el fondo, no
mente en Shiraz. Como Pasargadae y después Persépolis, la capital de es tanto lo que nos separa. Z
Desde la infancia
Una concurrida calle del centro de Shiraz.
Es obligatorio que las niñas se cubran desde los
nueve años y algunas lo hacen incluso antes.

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DÓNDE, CÓMO, CUÁNDO


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viajes a medida. comprarse en los Qué comer: El pollo y el Como siempre, la guía de educados y afables.
Documentación: El visado aeropuertos, las alfom- cordero son siempre
se tramita con, al menos, bras son el producto más sabrosos, pero en esta
15 días de antelación. preciado. Cada región región la especialidad es
(Embajada de Irán en tiene su estilo propio. Las macerarlos en yogur y
España, de Shiraz suelen ser luego pasarlos por la
tel. 913 45 11 90) tejidas por las tribus plancha. También es
Moneda: Un euro nómadas, de nudos típico un aperitivo fresco
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