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SUMARIO
#10
Julio / Agosto
2004
DEBATES
APORTES
La actualidad de la transferencia
Angustias actuales
Por Deborah Fleischer
La angustia y la certeza
Por Ricardo Seldes
PUNTUACIONES
Lo singular en la resonancia
LA OPININ ILUSTRADA
Relaciones Perdidas
Por Carol Damian
COMENTARIOS DE LIBROS
Verdad y crueldad
La urgencia generalizada
#10
La angustia y la certeza
Por Ricardo Seldes
#10
Temporalidad en la angustia
Cul es la temporalidad de la angustia? La espera de la angustia no es de tranquilidad, es el tiempo de la inminencia. Es la
presencia del sin lmite. En los tiempos lgicos la angustia surge en el momento de concluir y ah entendemos la dimensin
del acto. Hay una dimensin temporal como en el aplogo del teatro. Es justamente en donde culmina la tensin temporal que
la certidumbre se anticipa. Sin la angustia el proceso lgico iniciado en sus escansiones no se desencadenara ni se encontrara
la salida. La angustia se inscribe sobre el sesgo del acto. Es de la libido que est presente ah bajo la forma de angustia lo que
propulsa al sujeto para el acto. En definitiva la angustia es lo que no engaa porque pone a los parltres frente a lo real. La
angustia como seal, indica que hay un acto para realizar, mejor que sea el bueno, pero es el acto el que produce el alivio.
Dosificar la angustia no es suprimirla, tal como lo proponen los que quieren encontrar sus remedios. La tica del Psicoanlisis,
que es una tica del goce no apunta a esconder que el parltre tiene un lazo estrecho e indisoluble con el goce.
Si admitimos que la creencia en el neurtico es que el Otro quiere su castracin, se explica as que habra una estrategia indirecta para hacer intiles esas defensas.
Freud tocaba el Nombre del Padre para disolver la angustia, dando un sentido simblico al sntoma apuntaba a reducir la satisfaccin real que procuraba. El sntoma puede desaparecer por la interpretacin pero la angustia continuar. Es la inconsistencia
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del Otro, su desuposicin lo que en muchos casos comanda la reduccin de la angustia. En otros simplemente su localizacin.
Dosificar la angustia tambin es suscitarla, cuando la experiencia analtica as lo requiere.