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Rizos Largos
Haba una vez un rey y una reina, cuyo mayor deseo era tener
un beb. Despus de muchos aos su sueo se hizo realidad
y tuvieron una hija. La llamaron Rizos Largos y les pareca la
nia ms preciosa del mundo.
era sentirse solo. Pero Rizos Largos lo mir por encima del
hombro y ni tan siquiera le salud.
Lo mejor de Rizos Largos era su pelo castao: sus mechones
rojizos eran tan brillantes como las hojas del otoo. Las
nieras intentaban peinar sus tirabuzones todos los das,
pero ella nunca se dejaba y montaba una gran pataleta.
Simplemente porque a Su Alteza Real no le gustaba que le
tocaran el pelo. No os imaginis los escndalos que armaba!
Gritaba y pegaba a las nieras como una loca.
A la hora del cepillado, la reina intentaba por todos los
medios que su preciosa nia se dejara peinar. Le compraba
los vestidos ms bonitos, los zapatos ms primorosos y
chocolates de los que hacen la boca agua. Pero nada era
suficiente. La princesa se retorca, se revolva y daba
patadas en el suelo. Como veis, tena un genio terrible.
Una maana, cuando las nieras intentaban peinar su cabello
real, la reina le trajo a Rizos Largos una mueca preciosa. La
princesa, que como siempre estaba gritando malhumorada,
agarr la mueca y la arroj por la ventana. Justo en ese
mismo momento, una abuelita pasaba junto al palacio y la
mueca cay a sus pies. La abuelita (que en realidad era una
hada disfrazada) se inclin para recogerla.
-Pero antes promteme que vas a ser una nia buena contest el hada.
-No! No pienso prometerte nada -grit la princesa.
-Muy bien, entonces me quedar la mueca y a ti te lanzar
un maleficio.
Rizos Largos estaba a punto de decir una grosera cuando de
repente la abuelita se transform en hada. La princesa se
sobresalt. Saba que se trataba de un hada de verdad, con
sus alas y su varita mgica.
La princesa estaba a punto de preguntar al hada qu tipo de
hechizo haba arrojado sobre ella cuando, como suelen hacer
las hadas, desapareci.
Al principio, Rizos Largos hizo como si no le importara lo que
haba sucedido.
-Hada tonta -pens.- Seguro que ni siquiera sabe hacer
magia.
A la hora del desayuno todo segua igual. En la comida no
haba nada diferente. Pero a la hora del t, cuando la
Desde