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Partes de la guitarra
Partes de la guitarra española o clásica: 1. Clavijero, 2. Cejilla, 3. Clavija, 4. Trastes, 7.
Mástil, 8. Cuello, 9. Caja (clásica) o cuerpo (eléctrica), 12. Puente, 14. Tapa, 15. Tapa
armónica, 16. Aro, 17. Roseta, 18. Cuerdas y 20. Diapasón.
Tras ser encolados todos los elementos que forman la caja de resonancia, se une con el
mango y se incluyen refuerzos en el contorno de las dos tapas, en el centro del fondo y
en las uniones inferiores y superiores de los aros. Posteriormente se adhiere el diapasón.
Entre el mástil y el clavijero se coloca la cejilla que sirve para apoyar y separar las
cuerdas. La cejilla habitualmente es de marfil, hueso, plástico o incluso metálica, en
función de la calidad del instrumento.
Una vez todos los elementos que forman la guitarra han sido unidos, se procede a su
barnizado. Existen dos formas de llevar a cabo este proceso, una más costosa y trabajosa
que consiste en barnizar el instrumento a mano con goma laca; y la otra que es barnizar
con una pistola a base de poliuretano que seca rápidamente. El inconveniente de este
La caja de resonancia está conformada por el fondo, la tapa armónica y los aros laterales.
Los dos primeros son planos. El fondo está construido en madera de palosanto mientras
que la tapa puede ser de pino, abeto, cedro o, en ocasiones, de ciprés. La tapa armónica
tiene una perforación en su parte intermedia, llamada "boca" o "tarraja", y está reforzada
por siete barras finas de madera que reciben el nombre de "varetas". Estas varetas están
dispuestas en la parte interior y tienen forma de abanico. El número de varetas dentro de
una guitarra depende del fabricante de la misma. Los aros son dos piezas largas y
estrechas fabricadas con palosanto, curvadas a fuego y unidas en los extremos superior e
inferior de la caja. Su unión se asegura en el interior con dos tacos de madera colocados
uno en la base del mango y otro en la parte contraria. Los aros están reforzados a lo largo
de su parte interna con dos tiras de madera que reciben el nombre de "tapajuntas".[1]
Mástil [editar]
Guitar headstock side.jpgGuitar headstock front.jpg
Vista lateral y frontal del clavijero de una guitarra clásica.
El mástil está construido con madera de palosanto o cedro y está formado por el
clavijero, el mástil y la quilla o zoque. En las guitarras modernas las clavijas están
incluidas dentro de clavijeros metálicos, a diferencia del método empleado guitarras
anteriores que consistía en insertar directamente las clavijas en la madera del clavijero.
El clavijero está situado en el extremo del diapasón. Los clavijeros modernos tienen dos
cortes verticales y están preparados para recibir los huesos, que son las pequeñas piezas
en las que las cuerdas van enrolladas. Las clavijas metálicas quedan en la parte exterior
del clavijero y se emplean para afinar el instrumento mediante la tensión que ejercen
sobre las cuerdas. Su tensión puede modificarse para la afinación mediante un sistema de
tornillos sin fin impulsados por las clavijas, que implican pequeños rodillos sobre los
cuales se envuelven las cuerdas. Éstas pasan a continuación por el puente superior, en el
cual se cavan pequeños surcos que guían cada cuerda hacia el diapasón hasta llegar al
clavijero. El clavijero puede llamarse también pala o maquinaria; de este mecanismo
depende la afinación de las cuerdas de la guitarra.
La parte más larga del mango recibe el nombre de mástil y está cubierto con el diapasón,
que es un trozo de madera, habitualmente de palosanto o ébano, sobre el que presionan
los dedos las cuerdas de la guitarra. La quilla o zoque es la base del mango que se fija a
la caja de resonancia.
Origen
Los orígenes y evolución de la guitarra no son demasiado claros, ya que numerosos
instrumentos similares eran utilizados en la Antigüedad, por lo que es usual seguir la
trayectoria de este instrumento a través de las representaciones pictóricas y esculturales
encontradas a lo largo de la historia. Existen evidencias arqueológicas en bajorrelieves
18:17:29 O4/p4
Miguel Angel Blanco Palacios
encontrados en Alaça Hüyük 1 de que en torno al año 1000 a. C. los hititas y asirios
crearon instrumentos de cuerda parecidos a la lira —el instrumento de varias cuerdas
más sencillo y antiguo del mundo— pero con el agregado de una caja de resonancia, por
lo que serían antecesores de la guitarra. También se han encontrado representaciones en
dibujos del antiguo Egipto que se asemejan a un instrumento similar a la guitarra.
Existen dos hipótesis acerca de sus orígenes. Una de ellas le da un origen greco-romano
y piensa es un descendiente de la fidícula y la otra considera que la guitarra es un
instrumento introducido por los árabes durante la invasión musulmana de la Península
Ibérica y que posteriormente evolucionó en España.[2] Según la primera hipótesis, estos
instrumentos llegaron hasta los griegos, que deformaron ligeramente su nombre, kizára o
kettarah, que en castellano se terminó llamando cítara. Este hecho ha dado lugar a
suponer que la guitarra deriva de la cítara griega y romana, a las que se le habría añadido
un mango al comienzo de nuestra era. Muchos estudiosos y musicólogos atribuyen la
llegada de la guitarra a España por medio del imperio Romano en el año 400. La otra
hipótesis sostiene que el primer instrumento con mástil fue la ud árabe, cuyo nombre los
españoles terminaron fundiendo erróneamente con su artículo: "la ud" femenina se
convirtió en el masculino "laúd". Fueron precisamente los árabes quienes introdujeron el
instrumento en España, donde evolucionó de acuerdo a los gustos musicales de la plebe
bajo dominación musulmana.
En los siglos XI y XII pueden distinguirse dos tipos de "guitarres" o "guiternes". Por un
lado la morisca o mandora, con forma ovalada de media pera y que se asemeja al laúd
árabe y a la mandolina. Por otro lado la guitarra latina, una evolución de las antiguas
cedras o cítaras, de fondo plano, unida por aros con mango largo y cuyo clavijero era
similar al del violín. La primera de ellas concuerda con la hipótesis del origen oriental de
la guitarra, una especie de laúd asirio que se habría extendido por Persia y Arabia, hasta
llegar a España durante la estancia árabe en la Península Ibérica. La segunda, reforzaría
la hipótesis del origen greco-latino del instrumento. Ambos tipos están representados en
las miniaturas de las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio de 1270 aunque una
de las representaciones más antiguas que se conservan está en Europa Occidental en un
Pasionario de la abadía de Zwiefalten del año 1180.[1] [2] [3]
La guitarra latina evolucionó hasta dar lugar a dos instrumentos diferentes: la vihuela,
que estaba dotada de seis órdenes (cuerdas dobles) y que tuvo una amplia difusión entre
la aristocracia y los trovadores y músicos profesionales; y la guitarra, de cuatro órdenes y
de uso más popular.[2]
Siglo XVI [editar]
1
Norte de la actual Turquía
El tratado más antiguo sobre la guitarra española fue publicado en Barcelona en 1596 por
Juan Carlos Amat. En 1606 Girolamo Montesardo publicó en Bolonia la primera gran
obra para guitarra titulada Nuova inventione d'involatura per sonare Il balleti sopra la
chitarra espagnuola y G. A. Colonna Intavolatura di chitarra alla spagnuola en 1620.
En todo caso, parece claro que fue en España donde tomó carta de naturaleza, pues a
diferencia de las guitarras construidas en otros países y lugares de Europa, donde se
fabricaban guitarras sobrecargadas de incrustaciones y adornos que la hacían casi
imposible de tocar, la guitarra española se hacía para ser tocada y fue tan popular que
incluso Sebastián de Covarrubias, capellán de Felipe II y lexicógrafo español, llegó a
decir: "La guitarra no vale más que un cencerro, es tan fácil de tocar que no existe un
campesino que no sea un guitarrista".
Iniciado el siglo XVIII Jacob Otto agrega la sexta cuerda a la guitarra y se estandariza la
afinación moderna, el cambio más significativo sufrido por este instrumento. A mediados
de siglo, la historia de la guitarra moderna alcanza un gran apogeo con el español
Francisco Tárrega, creador de la escuela moderna y autor del cambio en el uso del
posicionamiento de las manos y la manera de pulsar las cuerdas.[3]
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, algunas guitarras usaban seis cuerdas
simples y emplearon unas barras de refuerzo debajo de la tapa armónica. Estas barras
fueron añadidas para reforzar la estructura y permitieron adelgazar la tapa para obtener
una mayor resonancia y una mejor distribución del sonido a lo largo de la tapa armónica.
Otros desarrollos contemporáneos incluyen el uso de un mástil reforzado y elevado
usando madera de ébano o palisandro, y la aparición de un mecanismo de tornillo
metálico en lugar de las clavijas de madera para afinar. Es importante destacar que el
trastero elevado ha tenido un gran impacto en la técnica del instrumento porque las
cuerdas estaban demasiado lejos de la tapa armónica de forma que había que apoyar uno
de los dedos de la mano derecha para que sirviera de soporte a los demás. Estas guitarras
serían reconocidas inconfundiblemente como las primeras guitarras clásicas.
En los comienzos del siglo XIX, en los trabajos de los españoles Agustín Caro, Manuel
González, Antonio de Lorca, Manuel Gutiérrez y otros constructores europeos
incluyendo a René Lacote y al vienés Johann Stauffer encontramos las características de
los precursores más directos de la guitarra clásica moderna. Johann Stauffer tiene una
reputación legendaria. En su tienda aprendió a construir guitarras C. F. Martin, que luego
se trasladaría a Estados Unidos y cuya firma sigue construyendo guitarras hoy en día.
También desarrolló el trastero elevado, a petición de Luigi Legnani, el guitarrista y
primer intérprete de los conciertos del violinista genovés Niccolò Paganini. Sus otros
avances en la construcción de la guitarra incluyen un mástil ajustable y reforzado con
acero y las clavijas de tornillo sin fin que todavía se usan en las guitarras modernas.
Hacia 1850 empezó el trabajo de Antonio Torres Jurado. Con el apoyo de Julián Arcas,
ambos almerienses, y sus propias y brillantes intuiciones, Antonio Torres Jurado refinó
los soportes estructurales de la guitarra incluyendo siete varas extendidas bajo la tapa
armónica. Aumentó también el tamaño de la caja de resonancia y el ancho del mástil.
Estas innovaciones influyeron en la mejora del volumen del sonido y la respuesta en los
bajos así como el descubrimiento de una técnica para la mano izquierda para el
enriquecimiento del repertorio. Ahora la guitarra ya estaba preparada tanto para las
demandas del solista como para las del conjunto instrumental. La tradición constructiva
en Almería se ha mantenido hasta nuestros días con constructores como Gerundino
Fernández García.
Siglo XX [editar]