Santo Tomás de Aquino estudia la envidia en la Suma Teológica y en otras obras como la Quaestio Disputata De Malo y el comentario a la primera carta de San Pablo a los Corintios. Analiza la envidia como un vicio opuesto a la caridad que corroe, quema y tortura. Para Santo Tomás, la envidia surgió en los ángeles malos después del pecado de soberbia, ya que no podían soportar el bien del hombre y la grandeza divina.
Santo Tomás de Aquino estudia la envidia en la Suma Teológica y en otras obras como la Quaestio Disputata De Malo y el comentario a la primera carta de San Pablo a los Corintios. Analiza la envidia como un vicio opuesto a la caridad que corroe, quema y tortura. Para Santo Tomás, la envidia surgió en los ángeles malos después del pecado de soberbia, ya que no podían soportar el bien del hombre y la grandeza divina.
Santo Tomás de Aquino estudia la envidia en la Suma Teológica y en otras obras como la Quaestio Disputata De Malo y el comentario a la primera carta de San Pablo a los Corintios. Analiza la envidia como un vicio opuesto a la caridad que corroe, quema y tortura. Para Santo Tomás, la envidia surgió en los ángeles malos después del pecado de soberbia, ya que no podían soportar el bien del hombre y la grandeza divina.
temtica de la envidia es contemplada por Santo Toms de
Aquino en la II-II, qq. 23-46 de la Suma Teolgica, en el tratado de la virtud teologal de la caridad. Despus de haber versado sobre la naturaleza de esta virtud, su objeto, su acto principal y los actos consecuentes o efectos de la caridad, el Aquinate pasa a tratar los vicios opuestos. Entretanto, no es solamente en la Suma Teolgica que Santo Toms de Aquino aborda este tema. En la Quaestio Disputata De Malo, l dedica principalmente las cuestiones 8 y 10 para tratar de la envidia. De acuerdo con Lauand (2007) estas "parecen ser cuestiones disputadas en Roma durante el ao lectivo 1266-67 o, segn otros crticos contemporneos, en Pars, en el ao lectivo 1269-70. Tambin encontramos referencias sobre la envidia en el comentario a la primera carta de San Pablo a los Corintios, as como en sus explicaciones sobre el Salmo 36.
En la Catena urea, Santo Toms
compara la envidia a una polilla que corroe ocultamente las tnicas, pues dilacera el amor y, por esto, deshace la unidad (Catena urea. In Matt. 6,14). El Aquinate nos advierte que la envidia quema y tortura: "torturados de envidia, quemados de envidia" (Catena urea. In Mt cp 21 lc 4).
La envidia es ciega: "Afectados por la ceguera de la envidia" (Mt
21 lc 1). La envidia muerde: "Algunos estaban mordidos de envidia" (Mt, 20). La envidia duele: "Hay ciertos pecados que son dolores, como la acedia y la envidia" (In IV Sent. D 17, q 2. a 1, 5). La envidia en el mbito de la Teologa Moral Conviene resaltar que, de acuerdo con Garrigou-Lagrange (2007, cap. 47), hasta el tiempo de Santo Toms de Aquino la teologa moral habitualmente segua el orden del Declogo, donde los preceptos eran analizados debajo de su aspecto negativo. Entretanto, Santo Toms segua el orden de las virtudes teologales y morales, mostrando su subordinacin e interconexin. Estas virtudes l las vea como funciones de un mismo organismo espiritual, funciones apoyadas por los siete dones del Espritu Santo que son inseparables de la caridad. Para Santo Toms, la teologa moral es primeramente una ciencia de virtudes a ser practicadas y, solo secundariamente, de vicios a ser evitados. Esto es algo mucho mayor que la simple casustica o la mera aplicacin de los casos de consciencia. La teologa moral est identificada con la vida espiritual, con el amor de Dios y la docilidad al Espritu Santo, pues es la virtud de la caridad que anima e informa todas las otras virtudes. Es por esto que Santo Toms, solo despus de demostrar lo que es la virtud de la caridad, pasa a analizar los vicios que le son opuestos. Solo entonces comienza a tratar sobre la envidia. Para Santo Toms, la envidia naci con el primer pecado cometido por los ngeles que se revelaron contra Dios. Los ngeles malos solo pueden haber cometido aquellos pecados a los cuales se inclina su naturaleza espiritual. Pero la naturaleza espiritual no se inclina a los bienes propios del cuerpo y s a los que pueden encontrarse en las cosas espirituales, ya que nada ni nadie se inclina sino a lo que, de
algn modo puede estar de acuerdo a su naturaleza. Despus,
cuando alguien se apega a los bienes espirituales no puede pecar a no ser dejando de observar la regla del superior. Y en no someterse a la regla del superior en aquello que es debido, consiste precisamente el pecado de soberbia. Por tanto, el primer pecado de los ngeles malos no puede ser otro sino el de la soberbia (Suma Teolgica, I, q. 63, a. 2). Es claro en la doctrina tomista que el primero y principal pecado es el orgullo o soberbia, pues es un pecado del espritu. Solo la soberbia y la envidia son pecados puramente espirituales, por tanto, del mbito posible de los demonios: Sin embargo, por consecuencia, hubo en ellos tambin el pecado de envidia. En efecto, la misma razn que posee el apetito para desear una cosa, la posee para rechazar lo contrario. Por eso, al envidioso le duele el bien de otro, pues juzga ser el bien ajeno un obstculo al propio. Pero el bien del otro no puede ser considerado como un impedimento al propio bien que deseaba el ngel malo a no ser porque quera una grandeza nica, que quedaba eclipsada por la grandeza de otro. Es as que despus del pecado de soberbia surgi en el ngel prevaricador el mal de la envidia, porque no poda soportar el bien del hombre y el de la grandeza divina, una vez que Dios se sirve del hombre para su propia gloria.
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