Você está na página 1de 9

R.

Estafador GP 76 1/26/07 9:31 PM Page 40

Cromwell,
el cajero generoso
LA DELIRANTE HISTORIA DE CROMWELL GÁLVEZ, EL ESTAFADOR MÁS FAMOSO DE
PERÚ, COMENZÓ EN 1998, CUANDO INVENTÓ UN SOFISTICADO MÉTODO PARA ROBAR
EL BANCO EN EL QUE TRABAJABA. DURANTE CINCO AÑOS, Y SIN QUE NADIE SE DIERA
CUENTA, EL CAJERO SE LLEVÓ UN MILLÓN DE DÓLARES. PERO NO HIZO FORTUNA:
DILAPIDÓ CADA CENTAVO EN LLEVARSE A LA CAMA A LAS VEDETTES MÁS FAMOSAS DE
SU PAÍS, CON QUIENES ORGANIZÓ FIESTAS INOLVIDABLES Y ORGÍAS SUCULENTAS.
ESTUVO PRESO UN TIEMPO Y, DESDE QUE RECUPERÓ SU LIBERTAD, PARECE HABER
RENACIDO. POR JUAN MANUEL ROBLES / FOTOS DE JAIME GIANELLA

E
El protagonista de esta historia me jodió la tarde. Él no lo riodista que se hace pasar por otra cosa. Mientras un efec-
recuerda, fue hace tiempo. La única vez que lo visité en la tivo de traje plomo tomaba mis declaraciones en la comi-
céntrica prisión en la que lo encerraron, Cromwell Gálvez saría del penal, pude ver, a través de la abertura de la puerta,
huyó de mí y se apresuró a decir que no hablaba con la la imagen del interno Cromwell Gálvez hablándole a otro
prensa. Le habían quitado la libertad pero la fama insistía en oficial. Asomaban sus ademanes de queja, los ojos molestos,
quedársele, no podía sacársela de encima ni dentro de los cierta indignación bajo el pelo grasiento. ¿Es que cualquier
cuatro muros de una celda. Cromwell, el hombre que había periodista entra aquí como si nada? El oficial hacía gesto de
robado un banco durante años sólo para poder acostarse con mea culpa. Era fácil entender que el interno tenía cierta clase
las vedettes más deseables de Lima, estaba finalmente preso de cercanía con él, cierta llegada o conexión que atenuaba
y las carátulas de los diarios populares seguían poniendo su la frontera típica que hay entre un preso y su celador. Años
fotografía junto a letras grandes multicolores. Yo había dado más tarde entendería que el motivo de tanta amabilidad era
su nombre en la entrada del penal diciendo que era su inocente: esos oficiales eran los mismos que, un día, le ha-
amigo, arriesgándome a lo que a veces nos arriesgamos los bían pedido al nuevo y simpático recluso Cromwell Gálvez
reporteros: a que la persona que buscas te reciba mal. que les contara eso. Eso de las vedettes.
Había guardado la esperanza de que adentro podría ma-
nejar la situación portándome cortés, pero Cromwell Gálvez Un programa de televisión difundió un video casero
se mostró nerviosamente hostil y me dijo que sólo recibía a en el que Cromwell aparecía en la cama con Eva María
familiares. No fue lo único que hizo. Se quejó ante los guar- Abad, una vedette de moda a quien él había beneficiado
dias del penal y ellos le hicieron caso: me detuvieron y me con 10 mil dólares en una cuenta bancaria. Un tercer
castigaron dejándome cuatro horas encerrado por gracioso. sujeto, apodado Coyote, completaba el trío. Todos la
No hay nada que moleste más a un uniformado que un pe- pasaban bien.

40 GATOPARDO
R. Estafador GP 76 1/26/07 7:36 PM Page 41

RED GLOBAL
R. Estafador GP 76 1/26/07 10:12 PM Page 42

CROMWELL
Y Cromwell, sonriente, les había empezado a contar la Cromwell Gálvez descansa las manos para pensar un mo-
historia que lo ha hecho famoso. La de las chicas. De mento. No está seguro de la respuesta, pero me dice que
cómo robar un banco durante cinco años sin que nadie se todo es cuestión de práctica. También dice que los dedos
dé cuenta con el único móvil de inaugurar una nueva mo- índices se usan para verificar al vuelo que cada billete sea
dalidad criminal: robo por fantasía. Disparar billetes como genuino. Vuelve a hacer el movimiento otra vez y me in-
ráfagas y así preparar orgías suculentas. Un día eres un co- dica la forma correcta de conseguirlo. El ex funcionario
rrecto empleado bancario y al día siguiente una sorpresa del banco lleva una camisa blanca. Luce flaco y, si el lector
electrónica de cinco cifras en la pantalla de la computadora levanta la mirada —y deja que las manos sigan jugando a
cambia tu vida. Luego tienes dinero. Lo gastas, lo prestas, contar billetes invisibles—, verá que en sus ojos se adivina
ayudas a la gente, eres bueno, te quieren. Te acuestas con cierta paz, la paz nostálgica usual en los que empiezan de
ellas, con todas las que imaginaste. Te diviertes como un nuevo tras una catástrofe. Cromwell Gálvez está libre.
chancho. Luego te descubren, todo se va a la mierda y sales Cumplió su reclusión por hurto agravado y apropiación

en la prensa. En primera plana. Una historia suficientemen- ilícita. Ahora lo visito en el estudio de su abogado defen-
te poderosa como para tener de qué hablar de por vida, o, sor, el lugar donde le han dado un trabajo temporal digi-
al menos, para hacer nuevos amigos en cualquier parte, in- tando escritos en una pantalla. Pasé todo el día pensando
cluso en la cárcel donde te encierran y donde un periodista en la posibilidad de que él tuviera algún resentimiento
faltoso te busca en pleno domingo familiar. Cromwell le contra mí por violar su privacidad, hace tres años. Pero ya
dio la mano al uniformado y subió a su celda. Los oficiales no me recuerda. Al menos, no con nitidez.
me dejaron salir del centro penitenciario recién a las nueve —No sé de dónde te he visto antes, flaco —me dijo al
de la noche, dándome la cariñosa recomendación de no re- entrar en la sala, tratando de hacer memoria achicando
gresar por allí. Un fuerte ruido, el ruido universal del por- sus intrigados ojos como quien enfoca algo.
tón de hierro de una prisión cerrándose, fue la señal de que Salí al paso:
ya estaba en la calle. Anoté en la libreta una frase que en- —¿A mí?, lo dudo. Bueno, pero yo sí sé de donde te
tonces se me hizo urgente: “Mientras escribo esta historia, he visto.
Cromwell Gálvez se acostumbra a la cárcel”. Pasarían años Para él es difícil hacer memoria. Para mí no. He visto a
antes de volver a verlo. este hombre desnudo y él lo sabe. El 29 de julio de 2003,
un día después de las Fiestas Patrias peruanas, el ex fun-

S
obre la mesa, dos manos hacen la mímica de contar cionario bancario Cromwell Gálvez llegó al clímax de la
con los dedos un fajo imaginario de billetes. Los de- popularidad mediática. Esa noche, un programa de tele-
dos anular y medio de cada mano se mueven como visión difundió en vivo y en directo un video casero en el
acariciando el aire, tan rápido que parecen las alas de un que Cromwell aparecía en la cama con Eva María Abad,
colibrí: la carne no es carne sino un holograma traslúcido. una pulposa vedette de moda a quien él había beneficiado
¿Cuántos billetes por segundo puede contar un cajero? con 10 mil dólares en una cuenta bancaria. El hombre se

42 GATOPARDO
R. Estafador GP 76 1/26/07 7:36 PM Page 43

había quitado la ropa y ahora desnudaba a la mujer. Un Pero volvamos a la oficina donde ha decidido mos-
tercer sujeto, apodado Coyote, completaba el trío. Todos la trarme la minuciosa artesanía de contar billetes. Cromwell
pasaban bien. El material fílmico probaba lo que ya era un confiesa tener mucho tiempo libre. La calle es dura cuando
secreto a voces: que las mujeres que habían recibido dejas la prisión, así que se ha propuesto capitalizar la ex-
abonos ilícitos en sus cuentas bancarias correspondieron periencia vivida. Negocia con una productora los derechos
la generosidad de Cromwell con sexo. Semanas más tarde, de una serie de televisión sobre su vida. Está en conversa-
el ex cajero se entregó finalmente a la policía y engrosó aún ciones con un director de cine para llevar a la pantalla ese
más la larga lista de portadas que los tabloides habían pu- cúmulo de noches locas y excesos que ha sido la fracción
blicado en su honor. de su existencia que nos compete. Evalúa propuestas de
Cromwell Gálvez no es un hombre guapo. Sus ojos editores para la publicación su libro biográfico. Recién sa-
caídos evidencian cierta inseguridad antigua y el hecho lido de prisión, un amigo suyo sacó un diario tabloide lla-
de que su labio superior sobresalga cuando cierra la boca mado El Mañanero de Cromwell. En cada edición, el ex

DIARIO OJO
—como el personaje de Ungenio de Condorito— con- Su fantasía era jugar con las chicas, hacer que bailaran
tribuye a darle un aspecto carente de audacia y segu- y movieran los tacos al sudoroso ritmo de un buen fajo
ridad, acentuado por esa raya al costado que usó desde de billetes, ensayar con ellas muchas posiciones y grabarlas
tiempos inmemoriales. De ahí que la prensa haya ven- con una cámara de video, por si algún día, de viejo, en esa
dido fácilmente la imagen del feo sin talento que des- ciénaga temblorosa que —lo intuía— iba a ser el futuro,
falcó un banco para resolver con plata sus problemas de le daban ganas de recordarlas.
seducción. Pero la cosa es más compleja. Hay algo since-
ramente atractivo en la forma de ser de Cromwell: un presidiario contaba los detalles de sus relaciones íntimas
tipo campechano, ameno, transparente, sin poses ni ín- con vedettes: historias edificantes para el hombre de a
fulas, que ama a las mujeres como quien ama el mar, o pie. A estas alturas, él conoce bien los atractivos de su his-
sea, de forma natural y embelesada, sin detenerse a pen- toria, siempre sabe cómo endulzar el relato y es conscien-
sar en los riesgos de los oleajes tormentosos. Se trata de te también de la regla de todo narrador de cuentos: guar-
un hombre que irradia vibraciones positivas, de esos con darse un capítulo para después. No importa todo lo que
los que te dan ganas de ir pronto a beber alcohol o a ju- escuches, él siempre habrá callado algo. Al ex funcionario
gar un partido de futbol. No es broma. Bastan pocos días le gustan los relatos. En la cárcel, acostumbraba ver pelí-
para darte cuenta de que Cromwell Gálvez se lleva bien culas en DVD. Recuerda con especial afecto Una mente
con todo el mundo, que nunca dejó de ser el punto medio brillante, la del matemático que se vuelve esquizofrénico
entre el nerd y el vivo de un salón de clases. El perfil del y ve apariciones. Le pregunto qué libros leyó en tanto
hombre generoso con la casi extinta cualidad de lograr tiempo de encierro.
que cada favor parezca desinteresado y sincero, inofen- —No, la verdad no soy mucho de libros. Siempre me
sivo. El amigo perfecto. gustaron más los números.

GATOPARDO 43
R. Estafador GP 76 1/26/07 7:36 PM Page 44

CROMWELL

E
l juego se llamaba TODI y al funcionario del Banco midos. El banco buscaba un tipo de ese perfil, y encontró
Continental le encantaba encerrarse con los amigos en Cromwell un chico empeñoso y con ambición, voca-
y las chicas a jugarlo. Siempre tuvo una afición por ción de trabajo y disposición a aprender. Las cosas le
los dados, esos cubitos–ruleta que ofrecían las mismas fueron bien desde el comienzo. Los tejedores de imágenes
probabilidades que el tambor de un revólver. Toma, suelen hacernos ver la función de un empleado bancario
obliga, derecha, izquierda: TODI. El juego consistía en como una de las cosas más aburridas y mecánicas que
lanzar el dado y, según la correspondencia numérica, hacer existen. Pero Cromwell dice que nunca hizo nada que lo
que los otros tomaran. Si te salía °, tomabas tú; si te salía ° °, divirtiera tanto.
obligabas a tomar quien quisieras. Si te tocaba el ° ° °, el —Para mí era un juego trabajar en caja. Trataba de pa-
que estaba a tu derecha debía coger el vaso. Cromwell sarla bien. Era el cajero que más encargos hacía dentro
debía estar bien abastecido de cerveza en tales ocasiones. de la oficina.
Y para eso estaba Jorge Córdova, su leal sirviente, a quien —¿Encargos?
había apodado Coyote por la afanosa celeridad con la que —Me refiero a tareas adicionales a atender la venta-
recorría hasta la punta de cualquier cerro para cumplir una nilla. No todos tienen la capacidad de hacer encargos.
encomienda. Jugar TODI sólo tenía gracia cuando había Cualquiera se raya. O cierran la ventanilla para recién
chicas ahí. Era un entremés, una distracción antes del mo- atender un encargo. Yo no.

SU ÚNICO MÓVIL ERA INAUGURAR UNA NUEVA MODALIDAD


CRIMINAL: ROBO POR FANTASÍA. DISPARAR BILLETES
COMO RÁFAGAS Y ASÍ PREPARAR ORGÍAS SUCULENTAS.
mento de rendirse a los instintos. Él y sus amigos se reu- Cromwell Gálvez describe su cerebro como una má-
nían en un departamento cercano a la agencia bancaria, un quina compleja capaz de concentrarse en tres cosas al
piso que él le pagaba a Jorge con la condición de poder mismo tiempo. Mueve los dedos de la mano derecha y re-
convertirlo, cuando le diera la gana, en su cuchitril orgiás- cuerda el tablero numérico en el que acostumbraba a ha-
tico. Había un dormitorio, y en él dormitorio una cama, y cer sumas y restas mientras su cabeza miraba a otro lado.
en la cama una frazada de leopardos tejidos. En ese cuarto No tiene ninguna duda de que sus destrezas lo iban a
—recuerda nuestro hombre— se vivieron sesiones inolvi- llevar lejos en el banco. Su carrera iba en ascenso. En
dables con las vedettes. Cuando saltó el escándalo, todas 1993, fue transferido a la oficina del aeropuerto. Empezar
negaron haber estado allí. Pero Eva María Abad tuvo ma- a trabajar allí era visto en el banco como una promoción,
la suerte: un video casero la desmintió a nivel nacional. un privilegio reservado a los mejores empleados. En 1996,
Las chicas que Cromwell recuerda en esa habitación eran fue ascendido a Cajero Back. Un año más tarde, pasa a ser
populares. Podías encontrar fotografías de sus traseros en Jefe de Atención al Cliente y en 1998 asume como Jefe de
cualquier kiosco, dando una ilusión de volumen y 3D a las Gestión Operativa. Todo iba bien, hasta el día en que
planas portadas de los tabloides. Estaban de moda, salían en Cromwell recuerda haber recibido una sorpresa de cinco
la tele. En la página web de Eva María Abad aparecía, lu- dígitos destinada a embarrar para siempre el herrumbroso
minosa, una promesa feliz: “En cuestión de minutos trans- túnel de su biografía.
formo toda la noche en una bomba de gran diversión”. Fue una tarde de verano. Al cerrar las cuentas de la
agencia, aparecieron 30 mil dólares de más en la pantalla.

A
l estudiante de ingeniería Cromwell Gálvez siempre Cromwell se extraña. Hace llamadas, le dicen que eso es
le gustaron los números. Ingresó a trabajar en el imposible, que todo ha sido cuadrado normalmente. Du-
Banco Continental de Lima el lunes 27 de junio de da. Deja pasar los días. Vuelve a dudar. Y entonces ocurre:
1988. Tenía veintiún años. Había sorteado satisfactoria- decide coger los 30 mil dólares y para camuflarlos hace un
mente un riguroso proceso de selección: de cien postulan- abono en una cuenta bancaria de su madre, doña Rebeca
tes quedaron cuarenta; de cuarenta, veinte; de veinte, tres. Florián. Piensa que tomará sólo mil dólares. Pero pensar
Dos afuera, él adentro. No fue una sorpresa. Cromwell no eso es como cuando le dices a un amigo que sólo tomarán
era un chico disperso en clases ni trajo nunca mayores com- un par de cervezas. En cuestión de meses, Cromwell se ha
plicaciones a casa. Estuvo entre los seis mejores alumnos de gastado todo el dinero. Un año después de que la extraña
su promoción de colegio, y siempre dedicó su tiempo libre cifra llegase para perturbarle la vida, le informan lo que se
a los deportes: preselección de futbol, selección de básquet. temía, que hay un saldo negativo de 30 mil dólares en la
Dice que sólo abordaba a una chica si tenía la seguridad de central. Ooops. Para evitarse problemas, el funcionario ex-
que ella iba a corresponderle: la coartada típica de los tí- trae 30 mil dólares de la caja y los envía a la persona que

44 GATOPARDO
R. Estafador GP 76 1/26/07 7:36 PM Page 45

lo está molestando. ¿Listo? No, ahora hay un forado virtual los casilleros al mismo tiempo sino que a las 10 am revisará
de 30 mil dólares en Caja. Cromwell trata de calmarse. uno y las 6 pm el otro? Si eres honesto, no pasa nada. Pero
Ha trabajado diez años en el banco, es jefe de Gestión también puedes hacer esto: coges mil dólares, te los tiras, y
Operativa, y es experto en resolver problemas con núme- luego rotas el fajo de mil dólares de uno a otro casillero, to-
ros que no encajan. Así que decide actuar. Se pone a jugar dos los días, religiosamente, sin falta. ¿Es posible pasar mu-
con los casilleros virtuales. En todo banco hay una cuenta cho tiempo así? Cromwell Gálvez vivió en ese plan cinco
virtual llamada Caja, pero además hay otros casilleros vir- años de su vida. En todo ese lapso, sus vacaciones eran
tuales internos. Uno se llama Teleproceso y el otro, Reme- raras: los compañeros lo veían visitar la oficina, brevemente,
sas Interoficinas. Estas dos últimas cuentas suelen estar en por la mañana y por la noche.
movimiento permanente, pues corresponden a transac- El descubrimiento fue maravilloso para él. Si podía ca-
ciones diversas y constantes de montos virtuales. Cromwell muflar electrónicamente un hueco de 30 mil dólares, nada
Gálvez pensó: “¿Qué pasa si saco 30 mil dólares de Tele- le impedía hacer lo mismo con una cifra más elevada. Lo
proceso y los abono en Caja?”. Así lo hizo. Como por arte único que había que hacer era teclear los números que se
de magia, la caja estaba nuevamente en orden: los 30 mil le antojasen. Tenía el método, de ahí en adelante, el cielo
dólares habían vuelto. Ahora el hueco estaba en Telepro- era el límite.
ceso. No podía dejar pasar demasiado tiempo. Decidió en-

E
tonces sacar 30 mil dólares de Remesas Interoficinas para l hombre que traga un sándwich de chorizo delante
cubrir el forado de Teleproceso. ¿Qué hacía ahora con el de mí sustrajo unos dos millones de dólares del banco
hueco de Remesas Interoficinas?, ¿es que iba a buscar otra en el que trabajaba. Lo hizo durante cinco años, sin
cuenta interna de donde sacar 30 mil dólares y luego otra y que nadie se diera cuenta, mediante transferencias ilícitas
otra y así hasta el infinito? No. ejecutadas con destreza y precisión. El dinero le servía
—Lo que pasa es que Teleprocesos es una cuenta para gustos mundanos: nigth clubs costosos, un equipo de
“bachera”. futbol amateur propio, una orquesta, karaokes, ternos,
—… pero sobre todas las cosas, para llevar a la cama a las ve-
—Es decir, una cuenta que se refleja al día siguiente, dettes más cotizadas, jugar a disfrutarlas, hacer que bai-
a diferencia de Remesas Interoficina. laran y movieran los tacos al sudoroso ritmo de un buen
—¿O sea? fajo de billetes, ensayar con ellas muchas posiciones y gra-
O sea que cuando vinieran a hacer el control verían la barlas con una cámara de video, por si algún día, de viejo,
información del día anterior de Teleprocesos. No impor- en esa ciénaga temblorosa que —lo intuía— iba a ser el
taba lo que hiciese, la cuenta aparentaría estar saldada. ¿Y futuro, le daban ganas de recordarlas.
Remesas Interoficinas? ¿No había quedado un hueco allí? —El banco me preparó muy bien, eso no lo puedo
Sí, pero Cromwell Gálvez se levantaría muy temprano, y negar. Hay gente que no aprovecha los momentos que el
llenaría el hueco de Remesas Interoficinas dejando un fo- banco te da para que aprendas. Yo sí lo hice.
rado en Teleproceso. Y no importaba hacer un forado en Eso dice Cromwell con la boca llena, y con una mirada
Teleprocesos, porque el reporte que se vería en pantalla parsimoniosa recorre en dos segundos los casi siete años
correspondería al día anterior: era una cuenta “bachera”. que han pasado desde la fecha en que el expediente poli-
En cambio, Remesas Interoficina mostraba su reporte en cial registra su primera transacción ilícita, la primera de 376.
línea. Esta diferencia de un día en el reporte de ambas fue Es la tercera vez que me encuentro con él y mi libreta de
fundamental. El resultado: Caja, Remesas Interoficina y apuntes se ha llenado de dibujitos para entender bien sus
Teleprocesos aparecían sin irregularidades. Naturalmente, transacciones. Hemos decidido venir al Prince Pub Karaoke,
por la noche Cromwell debía volver a cubrir el hueco que un lugar que le trae muchos recuerdos de sus días de gloria.
había dejado en Teleproceso por la mañana, para que el Él no había vuelto aquí desde antes de entrar a la cárcel,
reporte del día siguiente muestre la cuenta en orden. Y la a pesar de que el local se halla a pocas cuadras de su do-
mañana siguiente tendría, otra vez, que hacer un forado micilio. Este barrio no queda muy lejos de aeropuerto. Es
en Teleproceso para cubrir Remesas Interoficina. Y así su- aquí donde Gálvez creció, un sitio de clase media que, visto
cesivamente. Cromwell debió pensar más que nunca que desde el cielo, es dominado por la presencia elefantiásica de
trabajar en un banco era un juego. los campos verdes de una universidad y del parque zooló-
La explicación del modus operandi es complicada, así gico. A comienzos de los años noventa, la caótica liberali-
que aquí va la versión preescolar. Tienes dos casilleros. En zación económica y el shock de inversiones comenzaron a
cada uno guardas un fajo de mil dólares que no es tuyo. verse, quizá más que en ningún otro lugar de Lima, en esta
Cada día, viene un inspector a abrir los casilleros y veri- zona. La avenida principal, La Marina, empezó a poblarse
ficar que el dinero esté allí. Dos mil dólares en total ¿Pero de centros comerciales, KFC, McDonald’s, pollos a la
qué pasa si el inspector decide un día que ya no revisará brasa, casinos luminosos, discotecas, y karaokes, night clubs

GATOPARDO 45
R. Estafador GP 76 1/26/07 7:36 PM Page 46

CROMWELL
y los consiguientes hostales de paso. Todo un culto al delictiva. Durante los primeros dos años, creyó con since-
goce efímero, a la paz recobrada, al libre mercado, porque ridad que todo estaba bajo control. Su idea era utilizar sus
el libre mercado en América Latina siempre viene en nuevas facultades para hacer préstamos y cobrar comisiones
forma de neón. por ello. Algún día —pensaba— iría saldando el monto
—Esto está gigantesco. ¿No quieres la mitad? debido y podría olvidarse de todo, voltear la página y se-
Cromwell es un hombre solidario, desprendido, servicial. guir su carrera ascendente, pues incluso hoy, mientras co-
Una vez que supo cómo sacar dinero, comenzó a prestarlo. me la mitad de un sándwich, está convencido de que él iba
Transfirió su generosidad natural al ámbito de la actividad a llegar lejos. Muy lejos.
El empleado bancario no era bueno. Era magnífico.
¿Tenías un problema?, ¿necesitabas ayuda? Cromwell
Gálvez hacía un depósito en tu cuenta en menos de 24
horas, sin firmar papeles ni atar tu preciado cuello a las
fauces de ese monstruo que es el sistema bancario. No te
preocupes, yo te voy a poner la plata. Págame cuando
puedas, hermano. Para eso estamos. Si eras chica, mucho
mejor. Su fama fue creciendo. Su atractivo con las mujeres
llegó a niveles inéditos. Un coreógrafo del mundo de las
vedettes dice que hubo quienes ofrecían dinero sólo por
que les presentaran al misterioso Cholo Cromwell, ángel
benefactor en mangas de camisa. Tuvo poder. Cumplió sus
deseos de diversión. Las mujeres no eran mujeres, eran
moscas atraídas por los dólares–azúcar. Él era el rey. El
Romeo de Chollywood. Podían ser las tres de la mañana,
pero si él las llamaba por el celular, las chicas tenían que
ir. “Cuando tú tienes un poder y te rodeas de gente guapa,
te sientes el rey del mundo”, dice. Todas llegaban: sabían
DIARIO OJO

que si no le hacían caso, perdían sus privilegios y que-


daban fuera. Y era en el mismo karaoke donde ahora to-
mamos una cerveza —el sándwich de chorizo procesán-
dose en nuestros estómagos— donde solían reunirse todos
para cantar y ponerse alegres. Ellas hacían la vida más li-
gera. Ellas eran el mejor deporte, el único capaz de acabar
con la afición de jugar futbol los fines de semana.
Pero ellas también fueron su perdición.

E
l banco en el que trabajaba Cromwell Gálvez trajo a
Lima a Claudia Schiffer. Fue para promocionar la
tarjeta de crédito Visa Oro. Poner a una top model como
la imagen de la campaña publicitaria de un dispositivo
creado para el consumo hiperbólico es un tanto irrespon-
sable. Científicos de la Universidad de Windsor hicieron
el siguiente experimento. Mostraron a un grupo de hom-
bres fotografías de mujeres. Al otro grupo, no. Luego les
ofrecieron a ambos grupos elegir entre recibir inmediata-
mente 50 dólares o recibir una cantidad mayor en el futuro.
Los hombres que habían sido expuestos a las fotografías
DIARIO OJO

de chicas eligieron los 50 dólares inmediatos en abruma-


dora mayoría. O sea, los hombres adoptamos conductas irra-
cionales cuando nos vemos expuestos a la imagen de una
Cromwell estuvo tres años en la cárcel, un periodo en el mujer. Qué novedad. No pensamos en el futuro. Cromwell
que aprendió a controlarse. Cuando llegó al penal todos lo Gálvez no recuerda la llegada de la modelo alemana, pero
respetaron de inmediato: no sólo debido a la fama de la que sí recuerda el anuncio publicitario en que la Schiffer pro-
venía precedido sino, sobre todo, por lo de las vedettes. mocionaba la tarjeta. Lo recuerda muy bien porque un

46 GATOPARDO
R. Estafador GP 76 1/26/07 7:36 PM Page 47

día, de la nada, le ofreció la tarjeta dorada a Martha el expediente policial me enteraría de que ése era sólo uno
Chuquipiondo, una amiga a quien había conocido poco de los siete tatuajes. Le molestaba hablar de Cromwell.
tiempo atrás: una mujer menuda, la frente ancha, de pelo Apenas alcanzó a decir que el ex empleado bancario pa-
largo y negro, que en el ambiente era conocida como La recía un poco tímido, pero eso era sólo hasta que entraba
Mujer Boa: una bailarina que se subía al escenario con el en confianza. Se encontraron 32 mil dólares en su cuenta
cuerpo semidesnudo y una culebra rodeándola. Era muy bancaria. Ella dijo que eran por presentaciones privadas,
liberal y ambiciosa. Al parecer, tenía muchas ganas de y que no tenía los recibos correspondientes.
una tarjeta de crédito. —¿En qué consistían las presentaciones?
—Ella se emocionó mucho. Me dijo que si le conseguía —Hago jugar al público, coreografías, juegos.
la tarjeta, se acostaba conmigo. Así de simple, imagínate. Maribel Velarde nunca pudo justificar el dinero de su
Pensé que estaba bromeando. Para mí no era difícil darle cuenta bancaria. Durante el tiempo en que había recibido
una, por ser empleado del banco. Pero ella hizo la oferta. los abonos, ella se compró un auto y un terreno de 200
Cromwell dice que La Mujer Boa siempre le pareció metros cuadrados en una zona exclusiva de Lima. Después
una chica extremadamente abierta, y que por eso no le de haber negado a los cuatro vientos algún contacto físico
sorprendió el ofrecimiento. Decidió aprovechar. Su versión: con Cromwell, en el juicio se vio obligada a decir que sí
le dio la tarjeta un martes y a los dos días ya estaban en un había tenido encuentros sexuales con el ex empleado. Tuvo
hotel. Se hicieron amigos cariñosos, y se acercaron más que admitirlo pues era lo que más convenía para justificar
cuando Martha sobrevivió a un accidente de avión que le el dinero recibido. Al fin y al cabo, no es delito recibir
dejó cicatrices que luego serían descritas en el expediente abonos a cambio de servicios íntimos. No es delito vender
policial. Cuando Cromwell empezó a hacer movidas para tu cuerpo. Aun así, Maribel fue encontrada culpable, pero
el desfalco, Martha comenzó a pedirle préstamos. Fue la que su pena fue demasiado leve como para ir a la cárcel.
más dinero recibió: 224 mil dólares. Construyó una casa

E
en una zona campestre, compró una camioneta nueva y l futuro llegó sin avisar, como un tsunami que se ca-
se hizo una operación de aumento de busto. Hubo un mufla en la borrosa quietud del horizonte: parpadeas
factor determinante en que la amistad con Martha haya y mueres. Cromwell podía olerlo. Objetivamente, no
sido tan sólida y fructífera: las amigas que ella tenía. La había ningún contratiempo: las transferencias seguían su
Mujer Boa estaba en el ambiente, conocía a muchas ve- silenciosa rutina, dos empleados habían detectado las
dettes. Se convirtió en el contacto de Cromwell con esas irregularidades pero prefirieron ser cómplices: permane-
mujeres, es decir, se hizo indispensable. Ella sabía bien cían con la boca callada a cambio de obtener sus propios
cuál era la debilidad de aquel hombre de billetera gorda. beneficios. Cromwell dice con orgullo que ellos jamás se
Y un día le presentó a una atractiva y delgada vedette enteraron de cómo hacía él para llevar a cabo su jugarreta
llamada Maribel Velarde. electrónica. Sólo sabían que sacaba dinero, pero no la
Maribel decidió darme la entrevista en un parque soli- forma. Todo parecía en calma. Pero fue en la segunda
tario. Llevaba gafas oscuras, un jean que le sentaba mara- mitad de 2002 cuando el funcionario se dio cuenta de que
villosamente bien, tacos aguja y un polo que dejaba ver su había prestado demasiado dinero. Según Jorge Córdova,
espalda descubierta. Tenía expresión inofensiva, una mi- La Mujer Boa lo presionaba para que él le hiciera depó-
rada infantil que contrastaba con el cuerpo, un cuerpo tra- sitos. Había perdido el control: ya no era él quien ponía
bajosamente contenido en el breve espacio de su vestimen- las condiciones. Eran ellas. Sus reuniones con las chicas
ta. Una imagen que era fácil revestir con la otra imagen ya no eran tanto de placer: eran más bien un escape, una
del mismo cuerpo, semidesnudo en ciertas galerías de in- forma de olvidar la gigantesca bomba que cada mañana
ternet. Cuando nos encontramos, Cromwell estaba a punto tenía que desactivar, como un súbito MacGyver latino.
de entregarse, pero aún permanecía prófugo. Maribel negó No importaba que se quedara bebiendo hasta las cuatro
haber tenido encuentros sexuales con el ex cajero, sólo ad- de la mañana, al día siguiente debía levantarse a la seis y
mitió que Cromwell y ella eran amigos. hacer girar la máquina invisible. En las reuniones,
—¿Coqueteaba contigo? Cromwell se deprimía con las chicas y les decía que todo
—Como cualquier hombre. Todos tenemos algo de co- iba a acabarse. Una vez —cuenta— estuvo con Maribel
quetos. Hombres y mujeres. Yo tengo algo de coqueta. Tú hablando de eso.
tienes algo de coqueto… —Chola, creo que mi reinado se va al diablo.
Traté de no perder la compostura. Años después Crom- —¿Qué dices?, ¿por qué hablas así?
well me diría: “Estas chicas saben hacer sus cosas, son —Porque ustedes no me van a devolver la plata. Y vas
muy hábiles”. A Maribel, la tarde soleada le sentaba bien. a ver como mañana más tarde me voy a quedar solo.
Las líneas negras de dos pegasos en celestial cabalgata de- —Mentira. Vas a ver cómo tus amigos van a estar ahí.
finían sus trazos oscuros en la piel clara de la espalda. En Yo voy a estar ahí.

GATOPARDO 47
R. Estafador GP 76 1/26/07 7:36 PM Page 48

CROMWELL
Pero nadie estuvo, naturalmente. En febrero de 2003, Cromwell soportó el adiós de su novia, recibió la noticia de
un error de rutina comienza a desmoronar el castillo de la muerte de su abuelo, obtuvo su sentencia y recibió la vi-
naipes. Cromwell Gálvez recibe un cheque de Telefónica, sita de Maribel para la celebración del día del padre. Ella
traído por quien supuestamente era un empleado de la lo sacó a bailar y le quitó la camisa mientras los otros
empresa. Siguiendo una práctica común, deja cobrar el presos alentaban el número preparado por la vedette.
cheque sin pedir los requisitos reglamentarios. Es uno de A Cromwell Gálvez siempre le gustaron los números.
los tantos favores que se hacen en la agencia para no com- En el Prince Pub Karaoke, una mujer prueba el micró-
plicarse la vida. Pero el hombre es un estafador. Desaparece fono y canta muy mal. Cromwell Gálvez dice que el lugar
del mapa y Telefónica acusa al banco de negligente. Crom- está igualito, aunque la última vez que yo vine, hace tres
well Gálvez pierde su trabajo por la falta cometida. Pero años, alguien había escrito en el baño algo muy feo sobre La
sabe que se viene lo peor. Mujer Boa, y eso ya no está. Una nueva bebida energizante
Y así, al cabo de cinco años, el banco detectó el desfalco va a entrar al mercado y le han ofrecido un trabajo de pro-
sistemáticamente perpetrado en su agencia bancaria del moción en ventas. Ningún banco le permite abrir una
aeropuerto. Antes de iniciar acciones penales, llaman a cuenta de ahorros, aunque Cromwell cree que los bancos no
Cromwell Gálvez y le dan la oportunidad de devolver el deberían cerrarle las puertas pues él podría serles útil pa-
dinero robado. Cromwell Gálvez toma su celular y em- ra detectar las cochinadas internas de sus empleados. Tiene
pieza a hacer llamadas. Es hora de que sus amigas y mucho tiempo libre. Por las tardes entra a internet para co-
amigos respondan por la deuda adquirida, por el dinero nocer gente. Su página de Hi5 dice: “SOY UNA PER-
que él no dudó en obsequiarles. SONA ALEGRE, EMPRENDEDORA, A LA QUE
Nadie le contestó. SIEMPRE LE GUSTA LLEGAR A SUS METAS,
ME GUSTA LA MUSICA, EL CINE, PRACTICO

E
l ex empleado bancario se lamenta del mal que hizo EL DEPORTE, FUTBOL, BÁSQUETBOL, MO ME
mientras bebe un sorbo de cerveza. La vanidad con GUSTA LA NEGATIVIDAD… ME ENCANTAN
la que ha estado hablando de sus habilidades banca- LAS MUJERES”. Suele conectarse al MSN con el nick “El
rias se ha ido apagando poco a poco, como un fluorescente trabajo dignifica al hombre”. Aunque ahora es eso precisa-
antiguo que comienza a parpadear por el uso. Ahora re- mente lo que anda buscando, porque lo que ha hecho hasta
cuerda la cárcel. Fueron tres años que le enseñaron a con- ahora es confeccionar joyas y eso no da para comer: co-
trolarse y estar tranquilo. Una vez que llegó al penal, todos llares, pulseras, aretes. Son joyas de fantasía.
lo respetaron de inmediato, no sólo
debido a su imagen mediática y a la
fama de la que venía precedido, sino
ALGUNOS OFRECÍAN DINERO SÓLO
también a su habilidad para jugar pe- POR CONOCER AL MISTERIOSO CHOLO
lota. También era rápido con las ma-
nos. Ganó un campeonato de fut-
CROMWELL, ÁNGEL BENEFACTOR EN
bolín de mesa. La cárcel tenía una or- MANGAS DE CAMISA.
ganización política interna y a Crom-
well le tocó estar en la cima. Fue Delegado de Fiscalización, Las cosas han cambiado en estos años. Eva María Abad
Delegado de Economía y Delegado General de su pabe- está prófuga y vive en Estados Unidos. Maribel Velarde
llón. Prohibió las apuestas en los deportes, porque eso des- fue condenada a libertad condicional, y ha debutado como
virtuaba el espíritu de competencia sana. “La gente se actriz en el teatro, mostrando más que tatuajes en la obra
quería matar por una moneda”. Conoció a peces gordos del Baño de damas. Después de haber pasado casi tres años
Grupo Colina —los asesinos paramilitares de la época de huyendo de la justicia, Martha Chuquipiondo se entregó
Fujimori—, a los hombres de Montesinos y a timadores, y y está en la cárcel de mujeres del distrito costeño de Cho-
se refiere a todos como gente de la que guarda el mejor re- rrillos. Su salud no es buena. Pesa 47 kilos y vomita lo que
cuerdo. Conoció también a un colombiano que estafaba a come. Desde la prisión, ha llamado por teléfono a su ex
incautos haciendo depósitos de mentira en cuentas banca- amante Cromwell Gálvez. Quería decirle “Feliz Navidad”.
rias: eran préstamos artificiales que aparecían en una pan- Ahora pido la cuenta. Pago con dólares y me entregan
talla pero que nunca llegaban físicamente. El hombre co- un billete de 20 de vuelto. El local está oscuro, no veo
braba su comisión y se hacía humo. Cromwell habla de él bien, y en esta ciudad hay que ser desconfiado con los dó-
con un inocultable respeto, aunque apunta que una cosa es lares. Sobre todo en esta zona de casinos y neón. Le doy
trabajar con el respaldo de una mafia internacional y otra el billete a Cromwell. “¿Está bueno?”. Cromwell hace una
muy distinta es hacer las cosas solo. En la cárcel donde un caricia fugaz con las yemas de los dedos. Sonríe.
día fui a verlo arriesgándome a que me recibiera mal, —Está perfecto. II

48 GATOPARDO

Você também pode gostar