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Análisis del discurso

“La cultura del miedo” de Noam Chomsky


Por David Ramírez

Tomé el artículo “The culture of fear”1 de Noam Chomsky2, este lingüista que ataca duramente
las políticas del gobierno de Estados Unidos y ha comentado en varias ocasiones las
intervenciones del gobierno estadounidense en Colombia, en contraposición al análisis del
discurso de Alvaro Uribe Velez, presidente de Colombia discutido anteriormente en clase.

La Cultura del miedo3


por Noam Chomsky Sunday, Mar. 30, 2008 at 10:05 PM
introducción al libro "Colombia: Democracia genocida"

(1) Dos hechos debieran resonar en la conciencia de los estadounidenses, en su lectura de la


documentación del Padre Giraldo, acerca del reino de terror en el que se vio sumida Colombia
durante la "Guerra Sucia" perpetrada por las fuerzas de seguridad del estado y sus paramilitares
asociados, desde principios de los años 80. El primero es que la "Democra-tadura" de Colombia,
como Eduardo Galeano denomina el actual laberinto de formas democráticas y terror totalitario,
ha pasado a encabezar el índice de vulneración de los derechos humanos en todo el hemisferio, en
los últimos años, lo cual es sin duda toda una proeza, vista la competencia. El segundo es que
Colombia ha contado para sus crímenes con ciertos cómplices, de entre los cuales, el gobierno de
EE.UU. se lleva la palma, si bien, Gran Bretaña, Israel, Alemania y demás han colaborado en el
adiestramiento y el aprovisionamiento de armas a los asesinos y torturadores que forman la red de
terratenientes narco-militares que gestiona la "estabilidad" de un país rico en promesas, que se
tornan en pesadilla para mucha gente. En julio de 1989, el Departamento de Estado de EE.UU.A.
anunciaba sus planes de subvencionar la venta de armamento militar a Colombia con supuestos
"fines contra el narcotráfico". La venta se "justificaba" en el hecho de que "Colombia cuenta con
una forma de gobierno democrático que no presenta indicios permanentes de violación de
derechos humanos reconocidos universalmente.
(2) Unos meses antes, la Comisión de Justicia y Paz, presidida por el Padre Giraldo, hacía público
un informe documentando las atrocidades cometidas en el primer semestre de 1988, que incluían
3000 asesinatos de carácter político y 273 campañas de "aniquilación social". El peaje humano
era de ocho asesinatos políticos al día, de los cuales siete personas eran asesinadas en sus propios
hogares o en plena calle y una desaparecía. En su alusión a este informe, la Oficina de Asuntos
Latinoamericanos en Washington (WOLA) añadía que "la gran mayoría de los desaparecidos en
los últimos años son organizadores de base social, campesinos y dirigentes sindicales, militantes
de izquierda y activistas pro derechos humanos y demás actores sociales", un total de más de
1.500 personas, en el momento en el que el Departamento de Estado elogiaba a voces la
democracia Colombiana y su consideración por los derechos humanos. Durante la campaña
electoral de 1988, 19 de los 87 candidatos a alcalde del único partido político independiente, el

1 CHOMSKY, Noam. The culture of fear. [en línea]. [consultado 25 de mayo de 2008]. Disponible en
<http://www.chomsky.info/articles/199607--.htm>
2 EASTERLING, Stuart. The Noam Chomsky website. [en línea]. [consultado 26 de mayo de 2008]. Disponible en
<http://www.chomsky.info/> [Web oficial de Noam Chomsky desde dic. de 2003]
3 CHOMSKY, Noam. La cultura del miedo. [en línea]. [consultado 26 de mayo de 2008]. Disponoble en
<http://colombia.indymedia.org/news/2008/03/84077.php>. [Traducción]
UP, fueron asesinados, junto con más de 100 del resto de sus candidatos. La Organización
Central de Trabajadores, coalición de sindicatos instituida en 1986, había perdido ya a más de
230 de sus miembros afiliados, quienes aparecían muertos tras haber sido salvajemente
torturados. Pero el "sistema de gobierno democrático" colombiano salía airoso, sin tacha ni
"indicios consistentes de graves violaciones" de derechos humanos. Para cuando el Departamento
de Estado de los EEUUA publicara su informe, los tan encomiables métodos, según el informe,
se llevaban a la práctica con extraordinaria eficacia. El índice de asesinatos políticos entre 1988 y
1989 ascendía a 11 personas al día, según un informe de la sucursal colombiana de la Comisión
de Juristas Andinos. Entre 1988 y principios de 1992, 9.500 personas resultaban asesinadas por
motivos políticos, 830 personas desaparecían y se perpetraban 313 matanzas (1988-1990) de
campesinos y gente humilde.
(3) A lo largo de todos estos años las principales víctimas del terrorismo de estado han sido,
cómo no, los campesinos. En 1988 las organizaciones sociales de uno de sus departamentos
sureños denunciaban una "campaña de aniquilación total y tierra quemada, al estilo Vietnam,"
llevada a cabo del modo más vil por las fuerzas del ejército, "aniquilando a hombres, mujeres,
ancianos y niños. Hogares y cosechas eran arrasadas y los campesinos eran expulsados de sus
propias tierras." También fue en 1998 cuando el gobierno de Colombia estableciera un nuevo
régimen judicial llamando a la "guerra sin cuartel al enemigo interno," autorizando la "máxima
criminalización de toda suerte de oposición social y política," según un informe Europeo - Latino
Americano presentado en Bruselas, en el que se examinaba la "consolidación del terrorismo de
estado en Colombia". Cuando se hizo público el informe del Departamento de. Estado
Norteamericano, un año después de estos sucesos, el Ministro de Defensa colombiano reincidía
en la doctrina de la "guerra sin cuartel" desde todos los poderes del estado "en el ámbito político,
económico y social". La Guerrilla era el objetivo oficial, pero como ya observara un alto mando
militar en 1987, sus organizaciones eran de escasa importancia: "el peligro real," explicaba, es "lo
que los insurgentes han venido a denominar la "guerra política y psicológica," sus esfuerzos por
"controlar a los agentes sociales" y la "manipulación de masas". Los "rebeldes" buscan influencia
en los sindicatos, las universidades, los medios de comunicación y un largo etcétera, y el
gobierno debe atajar esta "guerra" con su propia "guerra sin cuartel en el ámbito político,
económico y social." Vista la doctrina y la práctica, el estudio de Bruselas concluye, con los pies
en el suelo, que el "enemigo interno" del aparato terrorista del gobierno se extiende a
"organizaciones laborales, movimientos populares, organizaciones colectivas indígenas, partidos
políticos de oposición, organizaciones agrarias, sectores intelectuales, corrientes religiosas,
colectivos de jóvenes y estudiantes, comunidades de vecinos," de hecho, cualquier sector o
colectivo susceptible de verse indeseablemente influenciado. "Todo individuo que, de una u otra
forma, comulgue con los objetivos del enemigo debe ser considerado un traidor y tratado como
tal," según un manual militar colombiano. El manual data de 1963. Por aquel entonces, la
violencia en Colombia se veía "exacerbada por factores externos", escribía el Presidente de la
Comisión Permanente de Derechos Humanos colombiana y antiguo Ministro de Asuntos
Exteriores, Alfredo Vásquez Carrizosa, unos años atrás, en un repaso de sus consecuencias.
"Durante el mandato de Kennedy," continuaba, Washington " se las ingenió para transformar
nuestros ejércitos regulares en brigadas de contrainsugencia, integrando la nueva táctica de los
escuadrones de la muerte." Estas iniciativas "indujeron a lo que actualmente se conoce en
América Latina como la "doctrina de la Seguridad Nacional,... no un sistema de defensa contra el
enemigo externo, sino el medio de hacer de la institución militar amo y señor de la jugada... [con]
derecho a actuar contra el enemigo interno, doctrina introducida por Brasil y adoptada en
Colombia: es el derecho de maniobra y aniquilación de los agentes sociales, miembros de
sindicatos, hombres y mujeres que no apoyan el sistema y son, por tanto, extremistas
comunistas." La "Guerra Sucia" se potenció a principios de los años 80 -- no sólo en Colombia --
conforme la administración Reagan fue extendiendo sus programas por toda la región, dejándola
devastada y repleta de cientos de miles de cadáveres de personas torturadas y mutiladas, que cabe
no apoyaran lo suficiente al sistema o, incluso, estuvieran bajo la influencia de los "subversivos."
Los norteamericanos no debieran permitirse el lujo de olvidar los orígenes de la doctrina de
Brasil, la de Argentina, la de Uruguay, la de Colombia," y algunas otras. Fueron diseñadas y
aplicadas por alumnos adiestrados y equipados aquí mismo. Las nociones básicas provienen de
los manuales norteamericanos de contrainsurgencia y "conflictos de baja intensidad".

(4) Estos tecnicismos son simples eufemismos del terrorismo de estado, práctica ampliamente
extendida en América Latina. Cuando el Arzobispo Oscar Romero se dirigió por escrito al
Presidente Carter en 1980, poco antes de su asesinato, pidiéndole en vano que pusiera fin al
apoyo de E.U.A. los estados terroristas, éste comunicaba al rector de la Universidad Jesuita,
Padre Ignacio Ellacuria, que se veía atado al "nuevo concepto de estrategia de guerra especial, la
cual consistía en la supresión de cualquier intento de organización popular bajo acusación de
Comunismo o terrorismo..." De modo que el Padre Ellacuria informaba, poco antes de ser
asesinado por la misma mano negra, una década más tarde, que los hechos revestían la década
asesina de un simbolismo tan espeluznante como eficaz.
(5) "Estos agentes terroristas del estado reciben adiestramiento de EE.UU. para garantizar su
debida asimilación y orientación para con los objetivos norteamericanos", comunicaba el
Secretario de Defensa Robert McNamara al Asesor del Consejo de Seguridad Nacional,
McGeorge Bundy en 1965. Este es un asunto de particular relevancia "en el ámbito cultural de la
América Latina, donde se reconoce al ejército el poder de destituir a los gobernantes de sus
cargos, si, a juicio de los militares, su conducta es injuriosa para con el bienestar de la nación. Es
derecho del ejército, y de aquellos que se encargan de proporcionarle la debida orientación, el
privilegio de determinar el bienestar de la nación, y no de las bestias de carga que duramente
trabajan, sufren y mueren en sus propias tierras.
(6) Cuando el Departamento de Estado hizo público el envío de una nueva remesa de armamento
como recompensa a los logros de Colombia en el terreno de los derechos humanos y la
democracia, sin duda tenía acceso al historial de atrocidades recopilado por la principal
organización pro Derechos Humanos en Colombia. Tenía pleno conocimiento del papel de los
EE.UU. en la implantación y el respaldo de un régimen de terror y opresión. El ejemplo,
desgraciadamente, sigue un típico patrón que apenas varía, además de ser perfectamente
verificable. Conforme la "Guerra Sucia" de la década de 1980 fue alcanzando su cada vez más
fatídico peaje en vidas humanas, los EE.UU.A. fueron estrechando su colaboración. Entre 1984 y
1992, 6.844 soldados del ejército colombiano eran adiestrados bajo el auspicio del Programa
Internacional de Adiestramiento Militar estadounidense. Más de 2.000 colombianos eran
adiestrados entre 1990 y 1992, periodo en el que la violencia alcanzaba niveles sin precedentes",
bajo la presidencia de César Gaviria, según informes de la Oficina de Asuntos Latinoamericanos
de Washington, corroborando las conclusiones de diversos observatorios internacionales pro
Derechos Humanos. El presidente Gaviria era un predilecto de Washington tan admirado que la
administración Clinton lo impuso como Secretario General de la Organización de Estados
Americanos, en un juego de poder que suscitó gran resentimiento. " [Gaviria] Ha mostrado una
gran visión de futuro en la creación de instituciones democráticas en un país en el que, en
ocasiones, resulta peligroso hacerlo," manifestaba un representante de OAS -- sin ahondar, no
obstante, en la causalidad del "peligro". El programa de adiestramiento dirigido a los oficiales del
ejército colombiano es el más importante de todo el hemisferio, y la ayuda militar que
proporciona EE.UU. a Colombia actualmente constituye la mitad del total destinado al
hemisferio. Y se ha incrementado con Clinton, según un informe de Human Rights Watch, que
añade que planeaba incrementar su capacidad de emergencia de endeudamiento ante la
eventualidad de que el Pentágono pudiera resultar insuficiente dada la necesidad de incremento.
La tapadera oficial para la colaboración en el delito es "la guerra contra los grupos insurgentes y
los narcotraficantes". En su informe de nuevas ventas de armamento de 1989, el Departamento de
Estado se basaba en sus propios informes sobre los Derechos Humanos, en los el monopolio de la
violencia se atribuía a los grupos insurgentes y a los narcotraficantes. Así es como EE.UU.
"justificaba" su suministro de equipamiento y adiestramiento militar a los torturadores y
exterminadores de masas. Un mes más tarde, George Bush anunciaba el mayor envío de
armamento jamás autorizado, en virtud de las disposiciones de emergencia contempladas en la
Ley de Ayuda Internacional. El destinatario de las armas, no obstante, no era la Policía Nacional,
actual responsable de la práctica totalidad de las operaciones contra el narcotráfico, sino el
ejército. Los helicópteros y los aviones de transporte, como ya se apuntara en el momento, son
inútiles en la guerra contra las drogas, aunque, no para otras finalidades. Los grupos pro
Derechos Humanos puntualmente informaban del bombardeo de aldeas y demás barbaries.
Resulta insólito también que Washington no estuviera al corriente de que las fuerzas de seguridad
a las que apoyaba estuvieran estrechamente implicadas en operaciones de narcotráfico, y,
textualmente, como claramente reconocen sus líderes, el objetivo fuera el "enemigo interno",
susceptible de apoyar o, de una u otra forma, dejarse influir por los "subversivos".
(7) En una conferencia sobre el terrorismo de estado organizada por los Jesuitas en El Salvador y
celebrada en enero de 1994, se advertía de a la "pertinencia de investigar... el peso que la cultura
del terror ha tenido en la domesticación de las expectativas de la mayoría con respecto a
alternativas que no fueran las de los poderosos." Este es el punto crucial, cuando tales métodos se
emplean para subyugar al "enemigo interno." La física israelí Ruchma Marton, quien forma parte
de la vanguardia en la investigación de los métodos de tortura empleados por las fuerzas de
seguridad de su propio país, apunta a que, dado que las confesiones obtenidas bajo tortura
carecen de valor, el verdadero propósito de la tortura no es la confesión, sino que es más bien el
silencio, "el silencio inducido por el miedo." "El miedo es contagioso," proseguía, "y se extiende
a los demás miembros del grupo oprimido, silenciándolos, paralizándolos. La inducción al
silencio mediante el suplicio es el verdadero objetivo de la tortura, en su sentido más profundo y
fundamental." Lo mismo atañe a todos los demás aspectos de las doctrinas que han sido urdidas y
aplicadas, con o sin orientación y apoyo, a base de una serie de procedimientos fraudulentos. La
imposición del silencio del enemigo interno es vital en las democracia-duras que la política de
Estados Unidos de América pretende imponer en sus dominios, desde que "asumiera, en base a
sus propios intereses, la responsabilidad del bienestar del sistema capitalista mundial", según
profería el diplomático e ilustre historiador de la CIA Gerald Haines, en un debate sobre la
invasión norteamericana de Brasil en 1945 -- e incluso antes, lo cual habría de tener también
importante repercusión interna. Es vital imponer el silencio, máxime, en la región donde se dan
las mayores desigualdades del mundo, gracias, en gran medida, a las políticas de la superpotencia
que prácticamente la controla. Es necesario imponer el silencio y hacer que cunda el pánico en
países como Colombia, donde el selecto 3% de la elite posee más del 70% de la tierra cultivable,
mientras el 57% de los campesinos más pobres subsisten con el 3% --, en un país donde el 40%
de la población vive en la "más extrema pobreza", incapacitado para cubrir sus necesidades de
subsistencia más básicas, a tenor de un informe oficial del gobierno de 1986, y el 18% de sus
gentes vive en la "absoluta miseria" sin posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas de
nutrición. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar calcula que cuatro millones y medio de
niños menores de 14 años, la mitad de los niños del país, son pasto del hambre. Recordemos que
se trata de un país de enorme potencial y recursos, que cuenta con "una de las economías más
saludables y florecientes de América Latina," según aseguraba el experto en la materia, John
Martz, en Current History, loando este triunfo del capitalismo en una sociedad con "estructuras
democráticas", que, al margen de sus inevitables defectos, figura entre los más consolidados del
continente," modelo de "una bien instituida estabilidad política" --, conclusiones que no
resultarían desacertadas, si no fuera por el sentido que se les pretende dar.
(8) Los efectos del adiestramiento y la venta de armamento de EE.UU. no se limitan a Colombia.
El historial de los horrores está plagado. En el diario Jesuita América, el Reverendo Daniel
Santiago, sacerdote radicado en El Salvador, informaba en 1990 de la historia de una campesina
que, un día, al llegar a casa, se encontró a su madre, hermana y tres hijos sentados alrededor de
una mesa, en la que sus cabezas seccionadas yacían frente a sus mutilados cuerpos y sus manos
colocadas sobre sus propias cabezas, "cual si estuvieran dándose palmaditas." A los asesinos de
la Guardia Nacional Salvadoreña les había resultado difícil conseguir que las manos del bebe de
18 meses se mantuvieran en su sitio, de modo que las habían clavado en su cabeza. Un enrome
cuenco de plástico repleto de sangre presidía el centro de la mesa. Dos años antes, el grupo
salvadoreño pro Derechos Humanos, que se mantenía al pié del cañón pese al asesinato de sus
fundadores y directores informaba de la aparición de 13 cadáveres en las dos semanas siguientes,
de los que la mayoría presentaba signos de tortura y entre las que se hallaban dos mujeres que
habían sido colgadas del pelo a un árbol, siéndoles seccionados sus pechos, y sus rostros pintados
de rojo. Los hallazgos son el pan de cada día, pero el momento resultaba significativo puesto que
Washington se hallaba a punto de concluir con éxito la cínica exención de sus criminales clientes
de los términos de los acuerdos de paz de Centro América, proclamando la "justicia, la libertad y
la democracia" imperante, "el respeto por los derechos humanos," y las garantías de "integridad e
inviolabilidad de toda forma de vida y libertad." El historial es interminable e interminablemente
asolador. Tan macabras escenas, raramente reflejadas en la prensa convencional de los EE.UU.,
están diseñadas para la intimidación. Más adelante Santiago describe que "los escuadrones de la
muerte no sólo asesinan a la gente -- la decapitan y luego los empalan en altas estacas que luego
utilizan para ornamentar el panorama. La Guardia del Tesoro Salvadoreño no se contenta con
destripar a los hombres, sino que tiene que seccionar sus genitales y rellenar con ellos sus bocas.
La Guardia Nacional no sólo viola a las mujeres salvadoreñas, sino que les extrae sus úteros y los
utiliza para cubrir sus rostros. No les es suficiente con asesinar a los niños, los arrastran sobre
alambre espinoso hasta que se les desprende la carne de sus huesos, mientras sus padres son
obligados a presenciarlo. La estética del terror en El Salvador es religiosa. El propósito es
asegurarse de que el individuo quede totalmente subordinado a los intereses de la Madre Patria,
razón por la que, en ocasiones, los escuadrones de la muerte son denominados por el partido
gobernante, ARENA, "Ejércitos de Salvación Nacional". Lo mismo ocurre en la vecina
Guatemala. En la tradicional "cultura del miedo", el experto en asuntos latinoamericanos Piero
Gleijeses escribía, "la paz y el orden se garantizaban mediante una feroz represión, y, sus
coetáneos, siguen el mismo curso: "Al igual que a los indios se les tildó de bestias salvajes para
justificar su explotación, también los grupos sociales son tachados de terroristas, traficantes de
drogas o como quiera que sea el término artístico actual. La razón fundamental, no obstante,
sigue siendo la misma: las bestias salvajes pueden caer bajo la influencia de los "subversivos"
que cuestionan el régimen de injusticia, opresión y terror, que debe reinar al servicio de los
intereses de los inversores extranjeros y de los privilegios nacionales.

(9) Durante estos espeluznantes años, no ha habido nada tan inspirador como el coraje y la
dedicación de todos aquellos que han luchado por superar la cultura del miedo en sus
atormentados países. En el camino han caído abatidas las voces de las víctimas silenciadas por el
poderoso -- un crimen tras otro. Pero han recogido el testigo de la lucha y la excelente labor del
Padre Giraldo, cuyas elocuentes palabras no sólo debieran servirnos de aliento, sino de fuerza de
inspiración para actuar y poner fin a estos actos de terror en la medida de lo posible. Su
testimonio aquí constituye una "urgente petición". Debiera hallar una respuesta, pero no ha de
quedar sólo en eso, porque nuestras responsabilidades van mucho más allá. El destino de los
colombianos y de mucha otra gente depende de nuestra disposición y capacidad para reconocer y
atajar este tipo de actuaciones.

Análisis del discurso

Macroestructura

Título: La cultura del miedo.


Referente principal: El terrorismo de estado en Colombia.
Párrafos: 9.
Tipo de discurso: Escrito.

Tiempo: Desde principios de los 80's hasta 1996 cuando fue escrito el discurso.
Espacio: Colombia y la influencia Estadounidense en Latinoamérica.

Aspectos del referente y resumen:

1. Estados Unidos hace propicia una guerra en Colombia. Párrafo 1.


2. Estados Unidos elogia la consideración del estado colombiano por los derechos humanos
mientras habían asesinatos y desapariciones por parte de las fuerzas del ejército. Párrafo2.
3. En Colombia existe el terrorismo de estado, se ve materializado en la llamada “Guerra sin
cuartel al enemigo interno” donde se criminaliza a la oposición política, económica y
social y el enemigo interno resulta ser cualquier opositor, al que se le otorga el título de
terrorista y traidor, actualmente se conoce en América Latina como la “doctrina de la
Seguridad Nacional”. Párrafo 3.
4. Estados Unidos provee las nociones básicas de contrainsurgencia y conflictos de baja
intensidad de la “Guerra Sucia” actualmente conocida en América Latina como la
“doctrina de Seguridad Nacional”aplicada en paises como Brasil, Argentina, Uruguay y
Colombia. Párrafo 3.
5. “Contrainsurgencia” y “conflictos de baja intensidad” son eufemismos de Terrorismo de
estado, apoyado por Estados Unidos. Párrafo 4.
6. Estados Unidos garantiza que los agentes de estados latinoamericanos trabajen en pro de
los objetivos norteamericanos mediante el entrenamiento que reciben y tienen la facultad
de destituir a los gobernantes que no sigan dicha orientación favorable para el gobierno
estadounidense. Párrafo 5.
7. La colaboración del gobierno Colombiano hacia Estados Unidos en su mandato repercutió
en la amplia inversión del pais norteamericano en ayuda militar a Colombia, donde se
autorizaron el mayor envío de armamento jamás autorizado para el ejercito colombiano
para combatir grupos insurgentes y narcotraficantes, armamento que no sirve para la lucha
contra las drogas pero si para el bombardeo de aldeas como lo confirmaron gropos pro
derechos humanos. Párrafo 6.
8. Estados Unidos sabía que apoyaba a fuerzas de seguridad implicadas en operaciones de
narcotráfico. Párrafo 6.
9. Según Ruchma Marton, dado que las confesiones obtenidas bajo tortura carecen de valor,
el verdadero propósito de la tortura no es la confesión, sino que es más bien el silencio,
“el silencio inducido por el miedo. El miedo es contagioso, y se extiende a los demás
miembros del grupo oprimido, silenciándolos, paralizándolos.”Párrafo 7.
10. Estados Unidos necesita la imposición del silencio del enemigo interno en sus dominios.
De aquí se deduce que Colombia es dominio estadounidense. Párrafo 7.
11. Las riquezas estan mal distribuidas. Muchas personas viven en la absoluta miseria,
muchos no pueden satisfacer sus necesidades básicas de nutrición en un país con “una de
las economías más saludables y florecientes de América Latina”. Párrafo 7.
12. Estados Unidos no solo propicia la guerra en Colombia, sino en toda Latinoamérica.
Brutales torturas y masacres se presentan a las personas para mantenerlos temerosos,
Estados Unidos hace gala de una doble moral al proclamar la justicia, libertad,
democracia y el respeto por los derechos humanos, la integridad e inviolabilidad de toda
forma de vida y libertad mientras macabras escenas son vistas a causa de su régimen de
injusticia, opresión y terror. Párrafo 8.
13. A pesar del miedo infundido hay quienes superan la cultura del miedo. Hay que actuar;
reconocer y poner fin a los actos de terror. Párrafo 9.

Nota: Indymedia traduce modificando el discruso de Chomsky en el párrafo 5:


"Estos agentes terroristas del estado reciben adiestramiento de EE.UU. para garantizar su debida
asimilación y orientación para con los objetivos norteamericanos", comunicaba el Secretario de
Defensa Robert McNamara al Asesor del Consejo de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy en
1965.
En el sitio de Chomsky se lee:
The agents of state terror are the beneficiaries of U.S. training designed to ensure that they have
an "understanding of, and orientation toward, U.S. objectives," Defense Secretary Robert
McNamera informed National Security Adviser McGeorge Bundy in 1965.
lo que sería
Estos agentes terroristas del estado reciben adiestramiento de EE.UU. para “garantizar su debida
asimilación y orientación para con los objetivos norteamericanos", comunicaba el Secretario de
Defensa Robert McNamara al Asesor del Consejo de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy en
1965.
Chomsky no asegura que Robert McNamara mencione a los “agentes terroristas del estado” en su
comunicación con McGeorge Bundy, refiriendose a los agentes que recibieron entrenamiento
estadounidense como terroristas del estado. Las comillas modificadas por el traductor de
Indymedia cambiaron el significado del párrafo. Esto puede ser indicio de los intereses de
Indymedia.

Conclusión del texto:

Estados Unidos hace propicio un ambiente de guerra para beneficiar a sus inversores,
intimidando a aquellos quienes deberían tener acceso a los recursos que el país norteamericano
esta explotando. A pesar del miedo infundido hay quienes superan la cultura del miedo y se
propone actuar; reconocer y poner fin a los actos de terror.

Palabras clave:
América Latina, asesinatos, capitalismo, Colombia, comunismo, democracia, derechos humanos,
desapariciones, Estados Unidos, fuerzas armadas, guerra, imperialismo, manipulación, oposición
social y política, opresión, organizadores de base social, rebeldes, silencio, terrorismo, terrorismo
de estado, tortura, totalitarismo, victimas, violencia,

Análisis del realismo social y realismo simbólico:


Colombia es un pais con gran variedad y cantidad de recursos. No es de sorprender que por causa
del silencio muchos estén muriendo en la miseria absoluta. Este discurso va en contra de aquellos
que para beneficio de intereses subjetivos presentan una realidad alterada donde las cifras
muestran el crecimiento del país y una mejoría en el estilo de vida de sus habitantes. No tenemos
acceso a educación, tampoco a salud. ¿Por qué si Colombia es uno de los países con mayor
riquesa hídrica del mundo, 12 millones de colombianos no tienen acceso a agua potable4?

Estamos siendo saqueados. Noam Chomsky muestra cómo es más fácil controlar a un pueblo sin
educación, asustado y engañado para beneficio de terceros. Somos las bestias de carga que
duramente trabajan, sufren y mueren en sus propias tierras sin poder pensar libremente por temor
a represalias.

Confrontación de la ideología con la realidad:


Colombia sigue sumida en el terror. Doce años han pasado desde que se escribió “La cultura del
miedo” y todavía se acusa a opositores del estado de traidores5 como las personas que trabajan
por la libertad de secuestrados por entablar dialogos con “el enemigo interno”. En la red pueden
encontrarse frases como “Uribe no está planteando grandes cambios frente a las tendencias
iniciadas en el decenio del 90: por el contrario, las refuerza y comienza a aplicar de manera más
drástica.”6. Lo que nos hace ver que el discurso de Chomsky no es un discurso obsoleto.

4 SENADO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA. 12 millones de colombianos no tienen acceso al agua potable.


[en línea]. [consultado 26 de mayo de 2008]. Disponible en
<http://abc.senado.gov.co/prontus_senado/site/artic/20080520/pags/20080520183824.html>
5 ANNCOL. En Colombia gobierno pretende judicializar a opositores. [en línea]. [consultado 26 de mayo de
2008]. Disponible en <http://anncol.eu/index.php?option=com_content&task=view&id=736&Itemid=2>
6 MEDIOS PARA LA PAZ. “El embrujo autoritario” y la respuesta de Uribe Velez. [en línea]. [consultado 26 de
mayo de 2008]. Disponible en <http://www.mediosparalapaz.org/index.php?idcategoria=1678>
Conclusiones:

Noam Chomsky mantiene una postura en contra del gobierno de Estados Unidos y analiza no
sólo la situación del gobierno colombiano, sino también la de muchos otros paises que se han
visto intervenidos por el pais norteamericano. Chomsky no tiene ningun interés particular en
Colombia lo que da cuenta de la imparcialidad de su discurso que se produce por su interés en el
papel social que el mundo académico tiene sobre la política. Este académico ha estudiado las
políticas estadounidenses desde la guerra de Vietnam.

Noam Chomsky no tiene necesidad de mostrar la realidad colombiana mediante eufemismos, por
lo que presenta la cruda realidad tal como es. Me parece un discurso bastante confiable y las
páginas donde se comenta que la situación no ha cambiado mucho revelan que las políticas del
estado se mantienen. Solo queda entender que hay personas que están beneficiandose del silencio
generado por el miedo, del cual no podemos ser presas si queremos mejorar nuestra actual
situación. No debemos cambiar el mundo, sólo hacer nuestra parte. Como dicen: Piensa global,
actúa local.

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