Un joven de 22-23 años entraba a una casa en Santiago, Chile en julio de 1850. Su vestimenta y modales eran diferentes a los de los residentes de la capital, revelando que era un provinciano visitando Santiago por primera vez. Vestía pantalones, chaleco y sombrero que recordaban modas antiguas, poco comunes en la capital en ese entonces.
Un joven de 22-23 años entraba a una casa en Santiago, Chile en julio de 1850. Su vestimenta y modales eran diferentes a los de los residentes de la capital, revelando que era un provinciano visitando Santiago por primera vez. Vestía pantalones, chaleco y sombrero que recordaban modas antiguas, poco comunes en la capital en ese entonces.
Un joven de 22-23 años entraba a una casa en Santiago, Chile en julio de 1850. Su vestimenta y modales eran diferentes a los de los residentes de la capital, revelando que era un provinciano visitando Santiago por primera vez. Vestía pantalones, chaleco y sombrero que recordaban modas antiguas, poco comunes en la capital en ese entonces.
A principios del mes de julio de 1850 atravesaba la puerta de calle de
una hermosa casa de Santiago un joven de veintids a veintitrs aos.
Su traje y sus maneras estaban muy distantes de asemejarse a las maneras y al traje de nuestros elegantes de la capital. Todo en aquel joven revelaba al provinciano que viene por primera vez a Santiago. Sus pantalones negros, embotinados por medio de anchas trabillas de becerro, a la usanza de los aos de 1842 y 43; su levita de mangas cortas y angostas; su chaleco de raso negro con largos picos abiertos, formando un ngulo agudo, cuya bisectriz era la lnea que marca la tapa del pantaln; su sombrero de extraa forma y sus botines abrochados sobre los tobillos por medio de cordones negros componan un traje que recordaba antiguas modas, que slo los provincianos hacen ver de tiempo en tiempo, por las calles de la capital Fragmentos de Martin Rivas , A principios del mes de julio de 1850 atravesaba la puerta de calle de una hermosa casa de Santiago un joven de veintids a veintitrs aos. Su traje y sus maneras estaban muy distantes de asemejarse a las maneras y al traje de nuestros elegantes de la capital. Todo en aquel joven revelaba al provinciano que viene por primera vez a Santiago. Sus pantalones negros, embotinados por medio de anchas trabillas de becerro, a la usanza de los aos de 1842 y 43; su levita de mangas cortas y angostas; su chaleco de raso negro con largos picos abiertos, formando un ngulo agudo, cuya bisectriz era la lnea que marca la tapa del pantaln; su sombrero de extraa forma y sus botines abrochados sobre los tobillos por medio de cordones negros componan un traje que recordaba antiguas modas, que slo los provincianos hacen ver de tiempo en tiempo, por las calles de la capital Fragmentos de Martin Rivas , A principios del mes de julio de 1850 atravesaba la puerta de calle de una hermosa casa de Santiago un joven de veintids a veintitrs aos. Su traje y sus maneras estaban muy distantes de asemejarse a las maneras y al traje de nuestros elegantes de la capital. Todo en aquel joven revelaba al provinciano que viene por primera vez a Santiago. Sus pantalones negros, embotinados por medio de anchas trabillas de becerro, a la usanza de los aos de 1842 y 43; su levita de mangas cortas y angostas; su chaleco de raso negro con largos picos abiertos, formando un ngulo agudo, cuya bisectriz era la lnea que marca la tapa del pantaln; su sombrero de extraa forma y sus botines abrochados sobre los tobillos por medio de cordones negros componan un traje que recordaba antiguas modas, que slo los provincianos hacen ver de tiempo en tiempo, por las calles de la capital
La Vestimenta de Los Esclavos en El Buenos Aires Posrevolucionario: Un Análisis A Través de Los Avisos de Fugas y Extravíos Publicados en La Gaceta Mercantil de Buenos Aires (1823-1831)