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TALLER DE FORMACIÓN 1
Catequesis: Dando a conocer a Dios a los otros
tyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas 15 de mayo de 2010

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Facilitado por: Fr. Francisco Sequeira, OP y Fr. Luis Diego Segura, OP

cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq ESTE FOLLETO PERTENCE A:

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PARROQUIA LA MERCED

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EQUIPO MISIONERO SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

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uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf Santo Domingo de Guzmán,
Ruega por nosotros.

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1
Todos tenemos una experiencia de Dios desde que somos pequeños. En esta página le
invitamos a que haga un repaso de su vida, desde que tenga memoria hasta su hoy y
relate su historia con Dios. Al finalizar su relato, diga por favor cuál cree usted que es la
imagen de Dios que la Iglesia presenta a través de la catequesis.

2
CATEQUISTAS:
La palabra Dios encierra muchos significados,
COMUNICADORES DEL pero a veces creemos que sobre Dios todo está claro.
Dios es infinito, omnipotente, omnipresente,
DIOS-CON-NOSOTROS omnisciente. Sin embargo, hay que afirmar también
que la concepción sobre Dios en cada persona varía
de acuerdo a la edad. Por lo tanto no todo resulta tan
claro. De niños Dios es “bonito”; de adolescentes Dios
está más relacionado con las presiones de mi grupo
de amigos; de adulto puede ser un Dios en el que
busco “prosperidad”; en la vejez un Dios que me dé
certeza ante la muerte. Pero también puede pasar que por hablar mucho de Dios
cansemos a la gente, o puede ocurrir también que nunca hubo referencia a Dios en mi
ambiente de crianza y por tanto se puede prescindir, sin ningún problema, de Dios en la
vida.

Tampoco podemos negar que vivimos en un ambiente que por un lado valora lo
religioso, pero también lo deslegitima. Basta con ver Discovery Channel para observar
programas que se autodenominan científicos, pero que en realidad nunca presentan
pruebas contundentes, que buscan desmentir la fe cristiana (piense en aquellos
programas sobre la familia de Jesús, sobre el supuesto sarcófago que contenía los
huesos de Jesús, el descubrimiento del evangelio apócrifo de Tomás). Estos hechos a
veces hacen que la gente pierda la fe.

Sin embargo hay que afirmar que Dios sigue siendo un problema importante
para nosotros. Algo que queremos compartir con los demás. Hablar de Dios es hablar
de la razón de nuestra esperanza (1 Pe 3,15). Por eso tratamos de transmitir la fe.
Catequizar, pues, es narrar a otros la razón por la que esperamos, la fuente de nuestra
alegría más profunda.

Por eso la catequesis, como veremos más adelante, es un acto de evangelización.


Tiene como finalidad iniciar a las personas en la vida cristiana. Tiene una finalidad clara:
la vida de comunidad, y para formar parte de esa comunidad cuenta con hitos
importantes en el camino: la recepción de ciertos sacramentos. Lo que no podemos
hacer es entender la catequesis como eventos aislados que sirven para recibir
determinados sacramentos sin vincular definitivamente con la comunidad de creyentes.
El fin último es el encuentro con Cristo y la vida plena de comunidad. Supone un
camino en el que la comunidad de creyentes es fundamental. La parroquia para poder
renovarse y crear identidad debe partir de sus procesos catequéticos, porque en ellos se
juega la creación de la comunidad adulta a futuro.

Hasta aquí hemos constatado tres cosas:


1. Dios es un tema que tienen validez y sobre el cual queremos tratar.
2. Existen problemas a nivel social y familiar que dificultan el poder transmitir la
experiencia de Dios a los demás.

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3. Que esa experiencia de Dios se puede realizar a través de la catequesis, que es
un acto eclesial que implica camino y comunidad, en el cual los sacramentos son
puntos de arranque y nunca de llegada.

Pero la gran pregunta ahora es ¿Qué Dios es el que queremos transmitir? La


pregunta es fundamental porque no se puede responder de memoria. Es una pregunta
que interpela lo más profundo de la persona humana. Para los cristianos la pregunta es
mayor aún porque se trata de mantener una fidelidad firme a la Revelación de Dios que
hemos recibido en Jesucristo. La pregunta fundamental aquí no es cómo es que Jesús
es Hijo de Dios, sino ¿De qué Dios es hijo Jesús? Lo que nos llevará a descubrir que
Jesús es el primer sacramento y fuente de todos los sacramentos cuya finalidad es
llevarnos al encuentro con Dios-Trinidad.

El Dios de Jesús

Todo el Testamento Hebreo nos habla de un Dios que actúa en la historia. La Palabra
del Señor crea el universo, actúa en la vida de los patriarcas, libera al pueblo del
dominio de Egipto, que llama a la justicia, la fidelidad y la misericordia a través de los
profetas. Es el Dios de la Alianza. Es en definitiva un “Dios-para-los-hombres”. Jesús
como judío cree en ese Dios. Pero no es todo, porque Jesús es justamente “Dios-con-
nosotros”, Emmanuel. Por eso, en Jesús encontramos que palabra y obra están tan
unidas entre sí para mostrarnos que es Dios quien pasa por la historia de aquel pueblo,
y por lo tanto por nuestra propia historia. Jesús nos narra con sus palabras y con sus
acciones a un Dios que es Padre, que es bondad, perdón, justicia, inclusión, universal,
AMOR. Un Dios en quien podemos, en definitiva, poner el fundamento y la esperanza
de toda nuestra existencia.

Lea y comente los siguientes textos:

 Mc 1,15
Algunas preguntas para pensar:
 Mt 5,45; 13,31-32
 Mt 18,23-34  ¿Cuándo es el tiempo del Reino de Dios?
 Lc 7,16  ¿Qué características tiene ese Reino?
 Lc 15,2.4-7  ¿Qué Dios está detrás del Reino?
 Lc 17, 1-10  ¿Cuál será la actitud de los que creen la palabra
de Jesús?

Gustavo Gutiérrez afirma que que hay que «practicar a Dios». Porque hay que insistir:
no se trata de cumplir una ley externa y objetiva. Hacer la voluntad de Dios, más que
responder a Dios es corresponder a Dios, hacerse afín a Él y desarrollar su presencia.

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No podemos hablar del Dios de Jesús sin hacer referencia
al Reino de Dios. Las parábolas de Jesús quieren Para dialogar:
mostrarnos y ofrecernos una nueva posibilidad de relación
más abierta con Dios. Con Jesús Dios establece una
relación personal con los seres humanos. Esa relación está ¿Cuáles son las cosas que
fundamentada en el amor gratuito e inquebrantable, y no más nos entristecen hoy?
en los méritos. El Reino de Dios no traduce en lenguaje
religioso los anhelos y las esperanzas más profundos de la
gente de aquel tiempo. Y sin embargo es un tesoro ¿Qué esperamos de verdad?
escondido, es como el grano que se siembra y uno sin
¿Cuáles son mis deseos más
saber exactamente cómo ve que crece y da frutos.
profundos?
Descubrir a Dios en lo escondido, en lo pequeño, produce
una alegría sin fin en los que esperan en su Reino (Mc
4,26-29; Mt 13,45-50)
¿Con que sueñan la gente
Pero también Jesús nos muestra que a Dios lo que llega a las diversas
encontramos en el hermano. El ser humano, varón y catequesis de nuestra
mujer, es la medida de la verdadera religión (Mc 2,27; 3,3- parroquia?
4). No se trata entonces de seguir normas y preceptos en
el nombre de Dios, sino que esas normas y preceptos nos
conduzcan a Dios. Lo definitivo es siempre que la persona ¿Estamos dando esperanza
se sienta liberada, que alcance la felicidad, que se sienta
con nuestra catequesis, o
salvada no por la ley sino porque Dios está con él y con
sólo transmitimos una serie
ella a cada momento. Aferrarse a la ley por la ley, por
muy bueno que esto sea, no hace sino dar seguridad al ser de contenidos?
humano en otra cosa que no es Dios, y entonces la ley se
nos convierte en ídolo. Es sólo ante el hermano, ante el
prójimo, cuando somos capaces de escuchar su voz que
pide algo de nosotros, cuando dejamos nuestros intereses
y egoísmos para dar lugar al bien del hermano, entonces,
y sólo entonces, hay verdadera religión.

En esto se resume la Ley y los


Profetas: en amar a Dios sobre
todas las cosas y al prójimo como
a ti mismo (cf. Mt 22,36-40)

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Pero lo más original de Jesús y lo más radical en él es habar hablado con Dios
diciéndolo Abba Padre. Decir Abba es decir no sólo un modo de nombrar a Dios, sino
que expresa una experiencia profunda de Dios como alguien, como un ser personal que
genera confianza, que es cercano, es amable (que se puede amar). Así, enseñar el Padre
Nuestro no es enseñar una oración como otra más, algo que se dice rápido y de
memoria. Decir Padre Nuestro es ya una confesión de fe. Es decir que creo en Dios
como mi Padre, que lo experimento en la vida como Padre. Ese Padre no lo puedo
reducir nunca a lo que yo quiero que sea, ni que haga según mi voluntad.

Leamos: ¿Cómo entiendes esto de que Dios está contigo en lo secreto, y


Mt 6, 1-15 la afirmación que hace Isaías sobre Dios por encima de
Is 55,8-9 nosotros?

Dios es Padre, está cerca a nosotros, pero no dejar de ser misterio. Decir misterio no es
hablar de lo oscuro, de lo desconocido, de lo inaccesible. Decir que Dios es misterio es
decir que lo podemos conocer, y de hecho lo conocemos, por la Revelación de Dios
mismo en Jesús. Y sin embargo no lo podemos atar, no lo podemos poseer como un
objeto, como algo que me debe obedecer. Por eso es que somos discípulos. Vamos
tras de él, seguimos sus huellas, pero no podemos acapararlo. No es sólo “mi diosito”.
Él es Dios, Padre de todos. Cuando escuchamos a Jesús de verdad, y trasmitimos con
fidelidad la fe en Él, en el Padre y en el Espíritu no nos queda sino partir de una actitud
de profunda reverencia que nos invita a descubrir y a cumplir su voluntad, y a aceptar
sus caminos.

Tres preguntas para concluir:

1. ¿Tiene sentido hablar de este Dios en nuestra sociedad?


2. ¿Cómo logramos enfrentar los problemas que nos impiden hoy anunciar a Dios
Padre en nuestra sociedad?
3. ¿Nuestra Iglesia a través de sus procesos catequéticos nos ponen en camino
hacia ese Dios? ¿Cómo comunidad de creyentes nos hacemos “sacramentos” de
Dios para los que inician los caminos de la fe?

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ABBÁ ES…
Abbá es un niño: llamado por Jesús con una palabra de niño, cariñoso como un
niño, por eso sólo los que se vuelven como niños, entran en el Reino de Dios.

Abbá es pequeño y humilde: por tanto sólo los pequeños y humildes lo


conocen, pues él no se muestra a los sabios y entendidos.

Abbá es Santo y bueno: por eso no devuelve mal por mal, si lo abofetean en
una mejilla, presenta la otra; si le quitan la túnica entrega la capa; si lo fuerzan a
acompañar a otra persona a lo largo de una milla, camina dos; al que le pide le
da; al que lo busca le sale al encuentro y al que le toca a su puerta le abre.

Abbá ama al enemigo y reza por quien lo persigue, por eso hace salir el sol sobre
malos y buenos y manda la lluvia sobre los justos e injustos.

Abbá actúa en lo escondido: por eso ni el ayuno, ni la limosna, ni la oración


hechos por ostentación y para ser vistos, son para él un valor.

Abbá actúa en lo escondido y se encuentra con el hombre en la profundidad


del corazón.

Abbá es pobre: no anda preocupado por la vida pensando en el comer y en el


beber, su primera preocupación es el Reino y no puede ser esclavo del dinero.

Abbá es misericordioso: le duele la enfermedad de cada hombre y, más aún, le


duele el pecado, pues ve a sus hijos DES-CREADOS. Por eso desata una praxis de
misericordia para levantar a los abatidos y quiere curar y hacer un milagro, el
más grande milagro: hacer un hombre con su semejanza. Es tan misericordioso
Abbá, que prefiere la misericordia por encima de los sacrificios.

Abbá es perdón: ninguna falla humana lo asusta. Es perdón para el publicano y


para la prostituta, para el bandido crucificado y para el amigo arrepentido.

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Perdón, hasta setenta veces siente, hasta muchas veces siempre. Pero no sólo
perdona, Abbá no condena, es generoso.

Abbá es de todos: no tiene nacionalidad ni color, es del judío que sufre y del
importante funcionario que visita a Jesús en la noche; es de una mujer cananea
y es de un centurión romano que tenía fe.

Abbá es cariñoso con todas sus criaturas: cuida a todos los pajaritos del campo y
nos cuida como a las niñas de sus ojos. Por eso no debemos temer, la muerte
no tiene poder sobre nosotros cuando Abbá nos acompaña. Hasta los pelos de
nuestra cabeza están contados, y si cuida de los pajaritos, más cuida de nosotros
que valemos para él mucho más que todos los pajaritos juntos.

Abbá es paciente: siempre espera, por eso no arranca la mala semilla por temor a
arrancar también la buena. Mientras quede aliento dentro de un hombre, Abbá
sigue esperando, pues aún el último momento puede salvarlo.

Abbá es libre: nadie es su dueño, se entrega porque quiere, por amor


sencillamente. Pero como es libre, cree en nuestra libertad. Por eso sólo actúa
en nuestro interior, cuando lo queremos dejar actuar.

Abbá es Amor y el amor es lo que mejor lo define: es niño porque ama y es


pobre y humilde por amor. Actúa en lo escondido amando y es santo en su
amor. Todo en Abbá es amor, o mejor dicho todo el amor es Abbá.

Abbá es feliz: por eso sólo lo entienden los felices de Dios. No es feliz como
nosotros cuando adquiere poder, ama o dinero. Abbá es feliz en su pobreza, es
feliz cuando llora, es feliz siendo manso y teniendo hambre y sed de justicia, es
feliz porque es misericordioso y por tener limpio el corazón, es feliz luchando
por la paz y justamente por amar tanto que es perseguido. Así, siendo
inmensamente feliz.

Abbá es la luz del mundo y la sal de la tierra.

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“Catequesis: mostrando a Dios a los otros”

 La catequesis en el proceso de la evangelización

“Un judío, llamado Apolo, originario de Alejandría, hombre elocuente. Había sido catequizado
en el Camino del Señor y con fervor de espíritu, hablaba y enseñaba con todo esmero lo
referente a Jesús” (Hch 18,25).

60. La principal tarea de la catequesis, es educar permanentemente en la fe.

61, La catequesis asume una función del kerigma (del primer anuncio), de anunciar el Evangelio,
la catequesis promueve, educa y hace madurar la fe, incorpora al cristiano a la comunidad.

62. La catequesis parte de la condición que el mismo Jesús indicó, “el que crea que se
convierta”, sólo así la catequesis podrá desarrollar su tarea específica de educación en la fe.

 La catequesis al servicio de la iniciación cristiana

63. la catequesis la entendemos dentro del proceso de evangelización.

64. La catequesis de iniciación, la encontramos entre la acción misionera


(que llama a la fe) y la acción pastoral (que alimenta a la comunidad
cristiana).

La catequesis trabaja en la construcción de la personalidad del


“discípulo”. Es aquí donde vemos que la catequesis debe ser considerada
como un momento prioritario en la evangelización.

65. Entendemos la misión sacramental, comprendida dentro de la misión evangelizadora. La fe,


por la que el hombre responde al anuncio del Evangelio, reclama el Bautismo.

La catequesis, es elemento fundamental de la iniciación cristiana, vinculada a los sacramentos


de iniciación y en especial al Bautismo.

66. Finalidad de la acción catequética: propiciar una viva, explícita y operante profesión de fe.

Dicha acción parte de la revelación que Dios mismo ha hecho al ser humano por medio de
Jesucristo, está revelación se conserva en las Sagradas Escrituras y en la tradición de la Iglesia,
una tradición que es viva y activa.

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 Características de la catequesis de iniciación

67. La catequesis más que una enseñanza es una


formación orgánica integral, es un aprendizaje de toda la
vida cristiana.

La catequesis debe de ir enmarcada en propiciar un


auténtico seguimiento de Jesús, no es doctrina solamente.

La catequesis debe de encausar a todo cristiano a asumir


sus compromisos bautismales ya profesar la fe desde el
“corazón”.

68. La catequesis incorpora al cristiano a la comunidad, que vive, celebra y testimonia la fe.

 Catequesis permanente

69. La catequesis de iniciación, a penas asienta las bases de la


vida cristiana, pero el proceso de conversión de los cristianos es
permanente, para eso se necesita el acompañamiento de la
comunidad de fe, y el alimento tanto de la Palabra de Dios como
del Cuerpo de Cristo, en la eucaristía.

71. Entre las múltiples formas de catequesis encontramos:

I. El estudio y profundización de la Sagrada Escritura.


II. La lectura cristiana de los acontecimientos de la realidad social, política, cultural,
económica, etc., que desarrolla la vocación misionera de la comunidad, por medio de la
doctrina social de la Iglesia.
III. Catequesis litúrgica, que prepara a los sacramentos y favorece una comprensión y
vivencia más profunda de la liturgia. Se explica el sentido de la oración, gestos y
símbolos, etc.
IV. Catequesis ocasional: según las diferentes circunstancias de la vida personal, familiar,
eclesial y social, trata de ayudarlas e interpretarlas y vivirlas desde la fe.
V. Iniciativas de formación espiritual.
VI. La profundización sistemática del mensaje cristiano, por medio del estudio teológico,
que capacite al cristiano para dar razón de su esperanza en el mundo actual (1 Pe 3,15).

72. Es necesario que tanto la catequesis de iniciación de niños y jóvenes, como la catequesis
permanente y la de adultos, no sean tareas incomunicadas, sino más bien complementarias,
dentro de un proyecto catequético de la comunidad.

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Naturaleza, Finalidad y tareas de la catequesis

“Que toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre” (Fil 2, 11)

78. La catequesis es una acción esencialmente eclesial, quien como continuadora de la misión
de Jesucristo y animada por el Espíritu, ha sido enviada para ser maestra de la fe.

79. La Iglesia al transmitir la iniciación, la fe y la vida nueva actúa como madre de los hombres,
alimenta a sus hijos con la catequesis y los inserta en la familia eclesial.

80. Finalidad de la catequesis: “es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en
intimidad con Jesucristo”, ayudar a reconocer mejor a ese Jesús, su mensaje del Reino de Dios,
las exigencias y las promesas contenidas en su mensaje evangélico.

82. Es importante que la catequesis vincule la confesión de fe cristológica: “Jesús, es Señor”,


con la confesión trinitaria: “Creo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo”.

83. Al fundir su confesión de fe, en la Iglesia, el cristiano, asume la misión de ésta: ser
“sacramento universal de salvación”, para la vida del mundo.

84. La catequesis sigue la pedagogía de Jesús, en la manera como formaba a sus discípulos
les daba a conocer las diferentes dimensiones del Reino (Mt 13, 11), les enseñaba a orar
(Lc 11, 2), les inculcaba las actitudes evangélicas (Mt 11,29) y les iniciaba en la misión
(Lc 10,1).

El Concilio Vaticano II expresa la tarea de la catequesis: “la formación catequética ilumina


y robustece la fe, alimenta la vida según Cristo, lleva a una consciente y activa
participación del misterio litúrgico y alienta la acción apostólica”.

 Tareas fundamentales de la catequesis

i. Propiciar el conocimiento de la fe, la comprensión paulatina de toda la verdad del


designio divino, al conocimiento de la Tradición y de la Escritura.
ii. La educación litúrgica, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la
acción litúrgica, celebrar su presencia salvífica en los sacramentos, especialmente en la
Eucaristía. Educar a los discípulos de Jesucristo, para la oración, la acción de gracias, la

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penitencia, la plegaria confiada, el sentido comunitario, la
comprensión adecuada del significado de los símbolos.
iii. Formación moral, la conversión a Jesucristo implica caminar en
su seguimiento, y ojo, no se refiere, el directorio, a sólo
realizar juicios morales culpabilizadores, la catequesis no se
puede basar sólo en señalar “lo bueno y en lo malo”. Es
inculcar a los discípulos las actitudes propias de Jesús, un
espíritu según las “bienaventuranzas”. Invitando al cristiano a
dar un testimonio de su fe, con las consecuencias sociales de
las exigencias evangélicas.
iv. Enseñar a orar, carácter contemplativo de Jesús, orar con los
mismos sentimientos con los que Jesús se dirigía a su Padre
(adoración, alabanza, súplica, confianza filial, admiración), esto lleva a la catequesis a
una profundidad, en la acción de Dios en nuestras vidas.
v. Educación en la vida comunitaria, recogida en los evangelios, sobre algunas actitudes
básicas que Cristo propone, por ejemplo la opción preferencial por los pobres, por los
más débiles, la corrección fraterna, el perdón mutuo, y el amor mutuo (Jn 13,34).
vi. La catequesis tendrá una dimensión ecuménica, en la medida que sepa suscitar y
alimentar el “verdadero deseo de unidad”, estimulará actitudes fraternales hacia los
miembros de otras iglesias.
vii. La iniciación a la misión, se trata de capacitar a los cristianos para saber estar presentes
siendo fermento, en la sociedad, en la vida profesional, cultural y social. Se les
preparará, para cooperar en los diferentes servicios eclesiales, según la vocación de
cada uno(a).

 Catecumenado bautismal; estructura y gradualidad

a. El precatecumenado en se da la primera evangelización en orden a la conversión y se


explica el kerigma.
b. El catecumenado destinado a la catequesis integral, en cuyo comienzo se entregan los
Evangelios.
c. Tiempo de purificación e iluminación preparación más intensa a los sacramentos de la
iniciación.
d. Tiempo de la mystagogia experiencia de los sacramentos y la entrada a la comunidad.

 Algunos aportes para la catequesis desde el magisterio latinoamericano (Documento de


Aparecida)

297. Los desafíos que plantea la situación de la sociedad en América Latina y El


Caribe requieren una identidad católica más personal y fundamentada. El
fortalecimiento de esta identidad pasa por una catequesis adecuada que
promueva una adhesión personal y comunitaria a Cristo, sobre todo en los

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más débiles en la fe. Es una tarea que incumbe a toda la comunidad de
discípulos.

298. La catequesis no debe ser sólo ocasional, reducida a los


momentos previos a los sacramentos o a la iniciación cristiana, sino
más bien “un itinerario catequético permanente”. Por esto, compete a
cada Iglesia particular, con la ayuda de las Conferencias Episcopales,
establecer un proceso catequético orgánico y progresivo que se
extienda por todo el arco de la vida, desde la infancia hasta la
ancianidad.

299. La catequesis no puede limitarse a una formación meramente doctrinal sino que ha de
ser una verdadera escuela de formación integral. Por tanto, se ha de cultivar la amistad con
Cristo en la oración, el aprecio por la celebración litúrgica, la vivencia comunitaria, el
compromiso apostólico mediante un permanente servicio a los demás. Para ello, resultarían
útiles algunos subsidios catequéticos elaborados a partir del Catecismo de la Iglesia Católica y
del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, estableciendo cursos y escuelas de
formación permanente para catequistas.

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CATEQUESIS Y
La fe sólo es posible en el ser humano, y en este abierto
DESARROLLO para el encuentro con otros seres humanos y con Dios. La
DE LA PERSONA afirmación puede parecer obvia pero es fundamental para
entender todos los procesos catequéticos. Si la catequesis
tiene por objetivo iniciar a las personas en la fe cristiana e
involucrarlas en la comunidad, entonces ¿cuándo hacemos
esto? ¿En qué momento de la vida se debe iniciar la
catequesis? Esto toca temas fundamentales a la catequesis:
¿a qué edad es conveniente la recepción de los
sacramentos? ¿Cuándo ha de terminar la catequesis? ¿Qué hacer con las personas con
una iniciación cristiana truncada? ¿Podemos hablar de catequesis para personas de la
tercera edad?

Un dato fundamental de la fe cristiana es la afirmación de que en Jesús el Verbo Eterno


del Padre se encarnó (cf. Jn 1,14), tomó un cuerpo y se hizo en todo igual a nosotros
menos en el pecado (cf. Heb 4,15), y que se desarrollaba igual que todos los demás
seres humanos pues crecía en santidad y sabiduría ante Dios y los hombres (Lc 2,51-52).
A partir de esto podemos afirmar entonces que Dios se manifiesta también en los
procesos del ciclo vital que todos experimentamos. No se trata sólo de nacer, crecer y
morir. Sino de que a lo largo de la vida vamos madurando paulatinamente y con ello
nuestra imagen de Dios se va aquilatando como oro en el crisol (Sb 3,6).

Leamos: 1 Cor 13,11-12.

¿Qué le dice a usted sobre la relación entre fe y los procesos de desarrollo


de la persona?

Para no olvidar:

El acontecimiento de la Encarnación nos enseña que

 Dios asume la historicidad del ser humano.


 Dios se adapta a las personas.
 Dios toma en serio la vida humana: individual y comunitaria
 Es en la vida humana donde Dios se manifiesta y actúa.
 La vida humana es el lugar de encuentro con Dios.
 Dios habla desde la vida y responde a nuestra situación existencial.

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ETAPAS DE DESARROLLO

En este apartado nos centraremos en el desarrollo de los niños y niñas entre 6 y 12 años
pues es la edad promedio en la que se inician los diversos procesos catequéticos.

Los Niños y Niñas de Seis Años

A esta edad los niños ya conocen que son una persona. Quieren que los consideren y
los traten como tal. Comienzan a dominar sus impulsos y son capaces de ir tomando
responsabilidades que exigen pequeños sacrificios. Están creciendo notoriamente, han
dejado de ser bebés y eso los llena de orgullo. Presentan un progreso notable en
coordinación motora; son capaces de hacer casi todos los movimientos de un adulto.
Son inquietos, les gusta que se les cambie de actividad y que haya movimiento en
dichas actividades.

A nivel intelectual tienen poca capacidad de atención y su pensamiento se basa en lo


concreto principalmente. Se esfuerzan por comprender lo que se les explica. Ya captan
el sentido del humor, gozan con los chistes simples. También pueden representar
mentalmente cosas y hechos, les encantan las historias y los cuentos y entienden las
motivaciones a corto plazo, no a largo plazo.

En cuanto a lo efectivo están centrados y gobernados por sus sentimientos, la razón no


tiene gran influencia en sus actos. Tienen un corazón lleno de cariño, entusiasmo y
alegría. Se conmueven fácilmente con los que sufren. Desean ayudar. Son muy
expresivos: brincan, lloran, ríen, se enojan y necesitan adquirir confianza en sí mismos.
La imagen que tienen de ellos mismos depende de la opinión de los adultos. Quieren
agradar y triunfar. Cuando hacen lo que se espera de ellos se sienten muy orgullosos.

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A esta edad están empezando a salir de sí mismos para interesarse por amistades fuera
de la familia. Comienzan a dar sus primeros pasos hacia la independencia. Se despierta
la conciencia del "nosotros", la conciencia de ser grupo. Niños y niñas se separan
aunque estén en grupo mixto. Quieren sobresalir y eso puede ocasionar envidias,
acusaciones y críticas. Son serviciales, pero no distinguen claramente entre el bien y el
mal. Tienden a repetir lo que les dicen sus padres y maestros. Si distinguen lo propio de
lo ajeno. Su sentido de justicia se limita a la reciprocidad: "Tú me das y yo te doy." Son
dados a inventar historias para llamar la atención. Tienen una gran imaginación.
Quieren ser obedientes, pero sus actos suelen adelantarse a sus intenciones.

Para el niño a esta edad es fácil creer. No necesitan grandes explicaciones para
entender que Dios da la vida, que nos hizo, que nos quiere. Se relacionan con Dios a
nivel de sentimientos y según se lo indican sus mayores. Ya son capaces de hacer unos
momentos de oración en su interior y habitualmente les gustan las clases de Catecismo.

Cuando uno trabaja con niños de esta edad conviene utilizar: Juego. Canto. Dibujo.
Colorear. Franelógrafo. Actuación. Pegar. Recortar. Pintura dactilar. Seguir líneas
punteadas. Moldear con plastilina o con arcilla. Dibujos con naturaleza muerta. Posters.
Láminas. Lectura de la Historia Sagrada. Escuchar relatos, narraciones. Porras.
Escenificaciones. Trabajos manuales.

Los niños de siete años

A esta edad, los niños ya tienen una idea clara de ellos mismos;
saben que son distintos a los demás y todo lo ven en función de
ellos y de sus intereses. Son el centro de sus pensamientos y
conversaciones. Son muy inquietos, por lo que se distraen y
molestan constantemente. Sus períodos de atención cortos, les
gusta cambiar de actividad con frecuencia. Tienden a ser curiosos
y entusiastas. Todavía les cuesta trabajo captar lo abstracto, por ello les gusta no sólo
oír la idea, sino gritarla, cantarla, actuarla, y son muy dados al dibujo, la lectura y la
música.

A nivel afectivo tienen una sensibilidad muy viva. Aún necesitan adquirir confianza en sí
mismos. Se sienten orgullosos cuando hacen lo que se espera de ellos, quieren agradar
y triunfar. Quieren ser niños buenos, ser admirados y valorados. Todo lo ven en función
de ellos y sus intereses y suele gustarles las colecciones.

En esta etapa hacen amistades con facilidad y defienden a sus amigos, lo que quiere
decir que ya saben trabajar con otros en equipo pero No les gusta perder. Ya pueden
distinguir claramente entre lo bueno y lo malo en ejemplos concretos: Saben que es

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malo robar, desobedecer y mentir entre otras cosas. Ya son capaces de valorar
actitudes. Aprecian la virtud de la verdad. Aceptan los castigos si están justificados,
pero se rebelan si se consideran inocentes y demuestran interés por el dinero.

Tienen una fe espontánea pues perciben que hay un ser superior a ellos. Van formando
su imagen interna de Dios y gustan de su relación con Él. Dios es para ellos una fuerza
misteriosa. Es su protector. Su religiosidad está más a nivel imaginación que realidad.
No distinguen aún la realidad de lo que sucede en su imaginación, por lo cual tienden
todavía a atribuirle intenciones a las cosas como si estuvieran animadas. Dios es una
fuerza misteriosa para ellos y rezan como si Dios fuera una lámpara mágica. Les gusta
repetir las palabras y los gestos de los ritos religiosos, aunque no le encuentren sentido
ni los entiendan. Les gusta oír historias de la Biblia y representarlas o dibujarlas.

Conviene usar con ellos: el dibujo. Modelado con plastilina o con arcilla. Dramatización.
Entrevistas sencillas. Trabajos de recortar y pegar, iluminar. Lecturas sencillas de vidas
ejemplares. Escuchar relatos, narraciones. Escenificaciones. Trabajos manuales.

Los niños de ocho años

A esta edad los niños se caracterizan por tener una mayor


conciencia de sí mismos: saben que valen, pueden, tienen, aman.
Entran a la edad de la razón.

Les gusta estar en movimiento: correr, saltar, perseguir, luchar y


jugar incansablemente. Controlan más sus manos y sus ojos que
en edades anteriores. Pueden permanecer en una misma postura
más tiempo que a los siete años. Les gusta el dibujo y demuestran interés por la música
y la lectura. Comienza la edad de la razón y ésta va tomando importancia sobre los
sentimientos. Comprenden razones y les gusta que les expliquen el por qué de cada
cosa. Tienen capacidad para memorizar las cosas: aprenden verdades, poesías y cantos
con facilidad. Entienden lo que se les explica y recuerdan lo que se les pide que
recuerden. Tienen mucha imaginación. Entienden y sienten imaginando.

Sus Períodos de atención son un poco más largos que a los siete años. Saben seguir
una historia o un pensamiento. Ya no es tan necesario actuarles las historias o ayudarse
de elementos palpables como un año antes, pues ya son capaces de visualizar el
sentido de las puras palabras. No por eso deben eliminarse los materiales visuales.

Son niños y niñas que necesitan expresarse y gozan haciéndolo. Temen el fracaso.
Tienen ganas de agradar y de triunfar en sus tareas. Les gusta ser admirados. Les gusta
obedecer, ser responsables y autónomos. Pasan del egoísmo pasan al altruismo. Tiene
ganas de ayudar y hace con gusto todo lo que le piden.

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Ellos tienen gusto por sus compañeros e interés por su grupo. Están más integrados
como grupo que antes. Hacen favores con gusto. Saben esperar su turno para hablar y
son capaces de escuchar a otros. Traducen su amor en actitudes y acciones de la vida
diaria. y ya saben lo que está bien y lo que está mal. No les gusta que los critiquen ni
que los traten con desprecio, burla o con bromas.

Se están formando una imagen interna de Dios que la visualizan a partir de los símbolos
y cultos que frecuentan. Su religiosidad sigue siendo antropomórfica, animista, mágica y
ritualista. Se debe evitar llevarlos a ceremonias religiosas demasiado largas, pues esto
deformaría su imagen de Dios, convirtiéndolo en un Dios aburrido. Ya comprenden que
el amor a Dios se expresa en el amor a los demás. Pueden concentrarse en la oración
en un lapso breve de tiempo.

Actividades más adecuadas para esta edad: El dibujo. Modelado con plastilina o con
arcilla. Dramatización. Entrevistas sencillas. Trabajos de recortar y pegar, iluminar.
Lecturas sencillas de vidas ejemplares. Loterías del tema. Dominóes del tema. Juego del
maratón de temas del libro.

Los niños de nueve años

A esta edad, los niños ya pueden comprender las actitudes humanas, las fuentes del
bien y del mal. Comprenden que en su corazón hay fuerzas buenas y fuerzas malas y
que deben combatir las malas y favorecer las buenas.

Necesitan movimiento, acción. Les gusta mucho jugar. Ya no les agrada que les pongan
ejercicios motrices como aplaudir y subir y bajar las manos pues los sienten para bebés.
Se acercan a la preadolescencia, algunos niños pueden comenzar a presentar cambios
físicos y emocionales en su persona. Pierden la espontaneidad y se convierten en
personas muchas veces introvertidas y conflictivas.

Atienden y entienden lo que se les enseña. Se pueden concentrar en el tema y retener


ideas si es que les parece interesante y valioso.
Tienen una imaginación viva y más real, no tan de
fantasía. Gustan de las comparaciones, las
historias y los ejemplos. Relacionan ideas para
solucionar problemas. Son curiosos, quieren
saber más cosas.

Son cariñosos, espontáneos, extrovertidos, felices.


Intervienen en las conversaciones y expresan sus
emociones fácilmente. Generalmente están
contentos. Son seguros de sí mismos, de su

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persona y de sus reacciones. Independientes y con conciencia de sí mismos. Su imagen
de ellos mismos ya no depende de lo que digan los adultos, pues ya son capaces de
defender sus posturas y sus reacciones ante los
acontecimientos.

Los niños suelen pelearse entre ellos y las niñas tienden a la


crítica. Suelen separarse niños y niñas. Sus amigos son muy
importantes para ellos, les son solidarios. Son serviciales; si se
les da una responsabilidad, la quieren cumplir.

Tienen conciencia de lo correcto e incorrecto y de la doble


tendencia hacia el bien y el mal de los seres humanos. Quieren
ser honestos, caritativos, respetuosos, sinceros, obedientes y se dan cuenta de que
muchas veces no lo son. Captan mejor lo que es el mal que lo que es el bien. Si actúan
mal, sienten necesidad de confesar sus faltas. Son capaces de juzgar, juzgarse y juzgar a
otros. Se forman las bases de un criterio. Pueden ver causas y consecuencias de un
hecho y captan que las personas pueden ser buenas o malas según las decisiones que
toman. Les cuesta trabajo el sacrificio.

Ya comprenden, viven y gozan los símbolos religiosos. Les gustan las oraciones
comunitarias y las misas participativas. Pueden concentrarse en la oración personal uno
o dos minutos. Continúan formando su imagen interna de Dios.

Actividades recomendadas para esta edad: Periódico mural. Dramatización. De las


siguientes respuestas, ¿cuál es la correcta? Comentar textos de la Sagrada Escritura.
Redacta con tus palabras. Investigar en el Catecismo. Juego de preguntas y respuestas.
Hacer encuestas. Escribir una oración. Lluvia de ideas. Localizar en el mapa. Presentar
lista de. Escribir en el cuaderno. Describe lo que significa para ti.

Los niños de diez años

A esta edad los niños viven sin presiones ni conflictos, no tienen problemas. En esta
edad se les educará para que valoren la conciencia, que se ha ido formando en años
anteriores, como guía de su conducta.

Se acercan a la preadolescencia. Algunos pueden presentar cambios físicos y


emocionales en su persona. Siguen siendo muy dinámicos, necesitan acción. Gustan del
juego. Les interesan las historias reales, quieren comprender lo que pasa con las
personas que los rodean y el mundo en el que viven. Tienden más a la acción que a la
imaginación. Tienen gran capacidad de memoria: aprenden ejemplos, historias, puntos
concretos y breves en resúmenes.

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A nivel afectivo ya hay cierto equilibrio entre sus pensamientos y sentimientos. Ya se
puede empezar a hacerles pensar antes de actuar y a pedirles que expliquen las razones
de sus sentimientos. Es más fácil controlarlos pues ya son capaces de dominar sus
impulsos si se les explican las razones para hacerlo. Son capaces de reflexionar sobre lo
que sienten y lo pueden expresar. Sienten remordimiento cuando actúan mal. Expresan
emociones positivas, suelen estar contentos. No les gusta ser regañados enfrente de
otras personas.

A esta edad tienen grupos de amigos que suelen


ser como palomillas pero sin objetivos. Se sienten
seguros de pertenecer a un grupo de amigos y les
gusta pasársela bien con ellos. Las niñas pueden
presentar un deseo de exclusividad en la amistad:
mi amiga para mí. Los niños pueden ser crueles
con algunos de sus compañeros que no se saben
defender. Los líderes del grupo son los que tienen
más iniciativa y simpatía. Es importante recordar
que niños y niñas no se gustan, suelen jugar por
separado y criticarse. Tienen gran capacidad crítica: son capaces de juzgar a las
personas que los rodean (si son tímidas, abiertas, inseguras, etc.). Juzgan mejor a otros
que a sí mismos. Las niñas manifiestan su egoísmo queriendo ser las primeras, hacer lo
mejor y tener lo mejor, y en los niños, en hacer o tener lo que se les antoja, sin pensar
en los demás. Quieren ser fuertes, populares, ingeniosos.

Usualmente pueden juzgar no sólo las buenas o malas acciones, sino las buenas o malas
intenciones. Antes, lo bueno y lo malo era lo que decían sus papás; ahora ya saben
descubrir el por qué. Son sensibles a los valores vividos y dispuestos a identificarse con
personas valiosas. Toman conciencia de lo verdadero y lo falso, lo justo e injusto, lo
bueno y lo malo. Aplican esto a su vida y la de otros. Saben lo que deben ser y lo que se
espera de ellos. Gustan de las normas prácticas, claras, y breves. Les gusta cumplir con
sus deberes. Quieren ser buenos, honestos, caritativos, respetuosos y sinceros. Suele
haber inquietudes sexuales entre los alumnos.

Captan que lo que Dios quiere de ellos se manifiesta en su conciencia. Su conciencia es


la voz de Dios que vive en ellos y quiere iluminar su mente y su corazón, para que vivan
como Él quiere. Si se dirige la oración, se pueden mantener concentrados más de dos
minutos. Les gustan las oraciones recitadas todos juntos y también la oración personal.
Tienen una fe espontánea para creer y gustar de la relación con Dios, de las experiencias
y acercamiento a la vida cristiana.

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Actividades para esta edad: Comentar textos de la Sagrada Escritura. Buscar citas en la
Sagrada Escritura que vayan de acuerdo con el tema. Escribir una oración. Hacer una
encuesta. Lluvia de ideas. Dramatización. Escribe en tu cuaderno. Investiga en el
Catecismo. Periódico mural. Localizar en un mapa. Presentar lista de.... Describe lo que
significa para ti. De las siguientes respuestas cuál es la correcta. Redacta con tus
palabras. Escenificación. Reflexión. Rompecabezas. Loterías y dominóes de los temas del
libro. Juego de preguntas y respuestas con los temas del libro.

Los niños de once años

A esta edad los niños están pasando por una serie de


cambios a nivel físico y emocional. Comienza una etapa
conflictiva, que genera sufrimientos. Se termina la edad
de la tranquilidad, de la estabilidad.

Ya muchos presentan cambios en su cuerpo y con el


crecimiento acelerado, generalmente están cansados y
sin ganas de hacer nada. Los cambios físicos y
emocionales provocan sentimientos nuevos, dolorosos e
inexplicables, por lo que pueden presentar un
comportamiento insensato y agitado. Tienen una mayor
capacidad de concentración si el tema les interesa (una hora y más). Comprenden
explicaciones elaboradas y razonamientos profundos. Pueden retener en su memoria
gran cantidad de material. Ya no son tan necesarios los objetos visuales y palpables:
una buena explicación usando el pizarrón es suficiente para que entiendan los
contenidos. Su mente está inclinada no a la teoría, sino a la práctica. Tienen una
imaginación creativa: de los elementos de la realidad buscan sacar partido para
construir o divertirse. Esta imaginación los puede llevar a las exageraciones. Suelen
tener una incoherencia entre el pensar y el actuar. Saben que es buena la sinceridad y
dicen mentiras; saben que es bueno obedecer, pero desobedecen; saben que es bueno
ser pacientes, pero se pelean.

Piensan siempre en sí mismos. Les interesa lo que consideran útil para sí mismos.
Tienden al desorden, a la irresponsabilidad, a copiar y hacer trampa en los exámenes.
Comienzan a ser rebeldes, irritables y agresivos, pero al mismo tiempo se arrepienten
con sinceridad, se proponen ser mejores y algunos son muy generosos. Son seguros e
inseguros: Se expresan con más seguridad al pensar y juzgar, pero se nota que algunos
pierden la seguridad frente a los adultos y ante algunas situaciones. Pueden llegar a
sentir temor y angustia. Quieren respeto y son irrespetuosos: Exigen respeto en su
espacio, en su tiempo y en sus pertenencias porque tienen necesidad de éste para su
estima y su seguridad, pero a la vez, no respetan nada de lo ajeno. Quieren ser libres y

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todavía necesitan dependencia: Necesitan decidir y organizar ciertas cosas, pero
necesitan de una guía para que todo funcione bien.

Quieren relacionarse y temen hacerlo: existe un deseo de compañerismo y amistad, de


pertenencia, pero al mismo tiempo sienten miedo de ser rechazados y se aíslan. Se
reúnen con los amigos para estar juntos, para pasarla mejor y divertirse. Son buenos
compañeros, los pleitos se resuelven más fácil entre los niños que entre las niñas.
Reciben influencia no sólo de sus padres sino de sus maestros, amigos y líderes de
moda. Algunas niñas muestran interés por el sexo opuesto y algunos niños tienen
inquietudes sexuales.

Les es difícil obedecer por el desarrollo de la libertad, pero al mismo tiempo les es
atractivo seguir caminos de virtud y heroísmo. Suelen ser presa de sus antojos y
pasiones y se dejan llevar por los impulsos de su temperamento, pero son capaces de
sacrificios y esfuerzos para superarse. Perciben los valores y los antivalores.

No sólo saben que Dios es bueno, sabio y poderoso, que


nos muestra su amor con todo lo que nos ha dado, y que
nos habla a través de su palabra y de nuestra conciencia,
sino que Dios quiere que seamos santos. Brota la
devoción a la Virgen María con naturalidad. Tienen
capacidad de concentración para la oración, no por
mucho tiempo, más bien poco (dos o tres minutos). Les
gusta participar en la liturgia leyendo, llevando las
ofrendas, interviniendo en algo. Tienen sentimientos
encontrados: fidelidad a su vida junto a Cristo y el ir a la
aventura por otros caminos que no son del Evangelio.

Actividades recomendadas: Dramatización. Mural. Póster. Audiovisual. Fotopalabra.


Comentar palabras del Evangelio. Comparación de textos. Grabar encuestas en
audiocassette y vídeo. Investigaciones en enciclopedias o libros. Juego de la búsqueda
del tesoro con preguntas. Juego de maratón con preguntas. Dominó de los temas del
libro. Concursos.

Los niños de doce años

A esta edad los niños necesitan afirmar su personalidad comprendiéndose a sí mismos y


con relación a otros. Esta afirmación la realizan por medio de la oposición y la rebeldía.

Empiezan francamente con los cambios físicos y psíquicos propios de la


preadolescencia. Cuando están inquietos tienen una energía desbordante, sobre todo
los hombres a quienes les gustan los juegos duros, de competencia. Les gusta el

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deporte al aire libre y todo aquello donde haya movimiento. Son amantes de la
naturaleza, de los animales.

Tienen capacidad para responder preguntas que los hagan pensar. Esto les da la
oportunidad de sentir que ellos mismos han descubierto algo. No les gustan las
explicaciones largas y confusas Para ellos "saber" significa entender y recordar. Se
debe utilizar un lenguaje claro y aclarar todos los conceptos. Relacionar con ejemplos
todo lo que se va aprendiendo. Evaluar constantemente. Necesitan saber que lo que se
les va a enseñar es valioso; esto les suscita interés por la materia. Les gusta competir y
triunfar.

A nivel afectivo, no se dejan dominar por sus sentimientos delante de otros. Les gusta, si
se presenta la ocasión, que les pregunten sobre sus sentimientos con seriedad y
respeto. No les gusta que los critiquen ni que se burlen de ellos. Tienen un gran apego
a sus cosas. Tienen actitudes negativas, afán de contradecir, pelear, criticar y molestar.
Son poco sensibles a los sentimientos de otros. Comienzan a desarrollar su
independencia y a tomar sus decisiones. Tienen conflicto entre lo que se les antoja y lo
que les dicta su conciencia.

Les encantan las reuniones para pasarla bien con otros amigos. Tienen una relación con
sus amigos, no muy profunda pero muy importante, pues con ellos aprenden a
adaptarse, comportarse, considerar, decidir. Para las niñas las relaciones con sus amigas
son más afectivas y complicadas. Les gusta el trabajo en equipo. Muestran interés por
el sexo opuesto. Es normal que se gusten, pero no es recomendable que empiecen con
noviazgos prematuros. Adoptan actitudes excéntricas para llamar la atención y ser
distintos a los demás.

Tienen un vivo sentimiento del bien y del mal. Pueden dar juicios de valor al juzgar
actitudes humanas y casos de moral sencillos. Piensan poco: su conciencia está llena
más de sentimientos que de razón y está muy influida por los juicios de sus padres y
maestros. Saben que las causas del bien y del mal están en el corazón del hombre, y
que el remedio al egoísmo es el amor. Son capaces de sacrificio y esfuerzo para
superarse. Se desalientan cuando caen en la cuenta de sus fallas o limitaciones.

Se entusiasman por el camino que les presenta el sacerdote o el maestro. Les puede
gustar un Retiro. Conservan el gozo de seguir a Cristo pero las tentaciones los ponen
en un conflicto. Les cuesta ir a la Iglesia, están menos interesados por las oraciones y
devociones. Ya no están dispuestos, como un año antes, a participar y ayudar en las
celebraciones. No es recomendable obligarlos a que ayuden más allá de lo que piden
los mandamientos. En algunos se pueden presentar dudas de fe.

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Actividades más adecuadas para esta edad: dramatización. Mural. Póster. Audiovisual.
Fotopalabra. Comentar pasajes del Evangelio. Comparación de textos. Grabar encuestas
en audiocassette y vídeo. Investigaciones en enciclopedias. Juegos organizados:
dominóes, loterías, búsqueda del tesoro, maratón, dígalo con mímica, ahorcado.
Concursos por equipos.

ORACIÓN DEL CATEQUISTA

Señor Jesús:
Aquí me tienes para servirte
y colocar a tus pies la labor en que estoy empeñado.
Tú me escogiste para ser catequista,
anunciador de tu Mensaje a los hermanos.
Me siento muy pequeño e ignorante,
soy a menudo inconstante,
pero sé que Tú me necesitas.
Gracias por confiar en mí, pequeño servidor tuyo.
Estoy pronto a cumplir esta hermosa tarea
con sencillez y modestia, amor y fe.
Quiero ser instrumento tuyo
para despertar en muchos hermanos:
cariño por tu persona,
confianza en tus promesas,
deseos de seguirte como discípulo.
Bendice día a día mis esfuerzos;
pon tus palabras en mis labios,
y haz que, en comunión con mis hermanos,
pueda colaborar en extender tu Reino.

María, tu que seguiste siempre con fidelidad


las huellas de tu Hijo,
guíanos por ese mismo camino.
Amén.

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