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Aprender y enseñar ciencia.

Del conocimiento cotidiano al conocimiento científico.

-ensayo-

LA CIENCIA, es una palabra que se escucha mucho y tal


vez muy poco y a la gran mayoría de las personas no parece importarles
demasiado, pues es una palara muy corta y que tal vez en si misma pareciera “no
decir nada”. Bueno, a una persona del común ni le va ni le viene, a muchos se les
escucha decir dejémosle esas cositas a los estudiosos, a los que se las creen de
sabios, a aquellos que son más inteligentes que nosotros, a los que se quieren
ganar la vida a punta de mentiras y descubrimientos que nadie entiende, ¡ciencia!,
que cosa tan aburrida, tendríamos que estar locos para ponernos a pensar en ello.

La gran cantidad de las personas que pronuncia algunas de esas palabras en su


mayoría son padres de familia con hijos en las escuelas, colegios y universidades,
que no saben de lo que se están perdiendo y lo mal que están interpretando las
cosas cuando se refieren a la ciencia, y por ello es muy común encontrar las
asociaciones más generales y cercanas al tema que son la de los médicos y nada
más y solo porque aprovechan lo que otros hacen para solucionarle los problemas
que en cuanto a la salud, asechan a la sociedad y lo demás ¿Qué?... la mayoría
de las personas creen eso, que los que hacen ciencia y los que poseen
conocimientos científicos son los médicos, los médicos y los médicos.

Actualmente hay que seguir reconociendo que la ignorancia ante el tema está
dada a gran escala y que muchos ni siquiera sabemos de que estamos hablando
cuando mencionamos el termino ciencia y menos conocimiento científico, por ello
se hace cada vez mas importante el aprender, para desaprender y posteriormente
enseñar ciencia.

Gracias a esto se han visto reflejados un sin número de problemas, desacuerdos y


confusiones en los sistemas de educación, que lo único que hacen es crear
desconcierto y hacer crecer mas las filas de la deserción escolar. Con la aplicación
de las metodologías antiguas se está conllevando a limitar la imaginación e
interpretación del estudiante en su proceso de aprendizaje, se sigue manejando la
teoría de la repetición de la repetidera para “formar” las nuevas generaciones sin
tener en cuenta que los tiempos de hoy ya no son los mismos de antes, ya no es
suficiente creer que se sabe algo por el simple hecho que puede transmitir un
concepto de memoria aun sin entenderlo, impresionando al que no sabe y
confundiendo al que creía saber algo.
Es impresionante resaltar la falta de actitud que se tiene en cuanto a la forma de
querer aprender nuevos conocimientos, los hábitos que los padres han transmitido
a sus hijos en parte por su ignorancia y en ocasiones porque jamás se interesaron
por investigar e interpretar lo que esta mas allá de la consecución y memorización
de un concepto, esta colmando la mente de los estudiantes y de la población de
pereza, cansancio y aburrimiento ante el deseo de aprender.

A través de la ciencia, es que nuestro mundo se encuentra dinámico, cobra


sentido e importancia y encuentra su razón de ser o al menos eso parece. En la
mente de la gente aun no cabe el reconocer que si a algo le debemos los placeres
que la vida nos otorga a diario es a la ciencia y por su puesto a los científicos y a
los conocimientos adquiridos a través de la inquietud por conocer lo que a
nosotros nos aterra con mayor claridad interpretativa.

Todo el mundo se dedica a criticar los acontecimientos que a nuestro alrededor


ocurre y a tratar de desmentir lo que otro dice con el propósito de dar explicación a
algo desconocido que nos acecha y destruye o por lo menos nos quita la
tranquilidad, pero fruto de la pereza mental es que la humanidad aun vive
equivocada y engañada dejando que lo poco y nada que saben o creen saber sea
el mínimo común denominador de su existencia.

Dejando atrás esta pequeña introducción, pretendo darle paso al mensaje que
según mi manera de entender nos quieren hacer llegar los autores Juan Ignacio
Municio y Miguel Ángel Gómez Crespo. Debido a la manera errónea como se está
llevando a cabo los procesos educativos que en vez de orientar a los estudiantes a
la búsqueda de nuevos conocimientos lo único que está trabajando es la continúa
repetición de conceptos y conocimientos que mal interpretados e impartidos están
confundiendo a la sociedad e imposibilitando que salgan a explorar el mundo que
los rodea.

Ya basta de dejar que el conocimiento común nos obligue a decir que “las cosas
pasan porque tienen que pasar” o que “así es la vida” o “tan sólo Dios, sabe
porque pasan tantas cosas” “el mundo es así y nadie lo podrá cambiar” “lo
importante es que nuestros hijos pasen los exámenes”, así no entiendan lo que
están aprendiendo o para que lo aprenden; o dicho en otras palabras sin siquiera
saber para que asisten a una escuela, un colegio o una universidad.

Lo que el mundo requiere ahora es un sistema dinámico de aprendizaje donde


más que memorizar datos lo que se busque es hacer que los estudiantes y
sociedad en general los comprendan y a través de ellos se generen nuevos
conocimientos gracias a la inquietud que se genera cuando te interesas por
conocer algo que te causa impresión y demasiados interrogantes.
Se está buscando que nos dejemos de llamar ignorantes cuando lo que existen es
millones de herramientas que están a nuestro alcance para conquistar el mundo a
pedacitos si eso es lo que nos interesa y comprender todo lo que en el sucede.

No se pretende desconocer que el conocimiento cotidiano o común haya perdido


su importancia, lo que se quiere dar a entender es que si lo que pretendemos es
tener una idea clara sobre los fenómenos que ocurren en el universo lo que
tenemos es que profundizar en ellos para pasar a llamarlos conocimientos
científicos, que son concebidos gracias a la exploración, experimentación y cruce
de interrogantes constantes, que nos incentivan a aprender mucho más de lo que
ya creemos conocer dando por sentado de que ya todo está dicho en la vida y que
“lo que fue, fue”

En verdad, nada de lo que está a nuestro alrededor sería posible, sino se hubiese
creado la ciencia y si no se hubieran interrelacionado el conocimiento común o
cotidiano con el conocimiento científico o como se podría decir la máxima
expresión del pensar del hombre común hecho ciencia. Tal vez en este momento
sea muy difícil cambiar de mentalidad a todos aquellos que dedican su tiempo y la
vida entera a compartir conocimientos, conceptos y procedimientos para hacer de
los sistemas educativos un marco de teoría memorística y repetitiva, pero si desde
ya nos interesamos por hacer parte del mundo globalizado y dinámico al cual
pertenecemos, esteremos abonándoles el camino a las futuras generaciones, para
que hagan de los sistemas de aprendizaje un mundo donde la exploración, la
comprensión y el análisis sean los motores que impulsen al ser humano a la
interpretación y conocimiento del mundo que nos rodea y a la generación de
nuevos conocimientos, que son acentuados desde el pensar cotidiano, hasta el
conocimiento científico que nos permite trascender y adueñarnos del mundo.

Cuando la sociedad y el mundo entero comprenda que el conocimiento es la


base fundamental del poder y no las armas, tomaremos conciencia que el
fortalecimiento del los sistemas educativos dedicados al aprender y enseñar,
nos darán más satisfacciones que la conquista de una tercera guerra
mundial.

Solo basta con cambiar de mentalidad y arriesgarse a la exploración,


comprensión, análisis y generación de nuevos conocimientos tomando como
referencia los fenómenos ocurridos en el mundo que nos rodea, sin temor a caer
en equivocaciones. Y así pasaremos del conocimiento común al conocimiento
científico y a vivir en el maravilloso mundo de la ciencia.

FABIÁN GARZÓN MARTÍNEZ.

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