Você está na página 1de 2

Cuando la Municipalidad Metropolitana de Lima, era gobernada

por el extinto Alberto Andrade, las municipalidades provinciales


vieron mutilados sus recursos por una serie de normas
emanadas desde el Ejecutivo; presidida entonces por el Ing.
Alberto
Fujimori.
Ese aparente problema fue tomado por Andrade como una
condicin y por ende como una oportunidad, y en lugar de
ponerse a llorar como lo hizo su antecesor Ricardo Belmont,
inici una Reforma Tributaria Municipal que concluy con la
creacin del Servicio de Administracin Tributaria; el famoso SAT
de
Lima
en
el
ao
1996.
La reforma le permiti recaudar ingresos propios, lo que a la
larga le facilit hacer una gestin reconocida por la poblacin
con
su
reeleccin.
Desde esa fecha las municipalidades de Piura, Trujillo, Chiclayo,
Ica, Huancayo, Cajamarca, y Huamanga, entre otras han creado
sus SATS, la consecuencia de esta ola de reformas dadas en los
ltimos quince aos ha sido el incremento sostenido de la
recaudacin
municipal.
Tal es as que, el modelo ha sido estudiado por varias
organizaciones europeas como una experiencia de xito en las
administraciones
tributarias
subnacionales.
Sin embargo, el modelo debe ser institucionalizado y
perfeccionado a efectos de evitar la intromisin poltica y la
desprofesionalizacin de estas instituciones. De no hacerlo se
corre el riesgo de caer en el mal de la mayora de
municipalidades que no han pasado por la reforma. Es
pblicamente conocido que las gerencias de rentas o las que
hacen sus veces, con honrosas excepciones, no han demostrado
tener altos estndares de eficiencia, por la falta de autonoma y
transparencia de sus procesos. Pero sobre todo por la injerencia
poltica para dotarles de recursos humanos sin los perfiles
adecuados.
Con ello las municipalidades slo han logrado alentar la falta de
conciencia tributaria, precarizar las polticas tributarias
municipales y caer en la pereza fiscal, resignndose a mal usar

en gastos corrientes, las transferencias del Foncomun,


sacrificando la velocidad de desarrollo de sus pueblos o
prestando
servicios
pblicos
de
bajsima
calidad.
Es hora de que los polticos hablen con claridad y le digan a la
poblacin, que si se quiere calidad de vida, esto tiene un costo y
que la prestacin de servicios municipales con altos estndares
implica el pago de tributos a la municipalidad, como son los
arbitrios,
el
impuesto
predial,
entre
otros.
Pero para que la poblacin se sensibilice debe haber gestos que
pasen por la profesionalizacin de las administraciones
tributarias municipales y por elevar el estndar de calidad de los
servicios pblicos municipales

Você também pode gostar