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Nunca ha sido ms cierto aquello de que los medios son el mensaje que
en el caso de las redes sociales, ellos en s mismos son el mensaje que
sin querer el interlocutor manda abrindole la puerta a los otros de
nuestra vida tanto pblica como privada.
El publicar "cosas" de la vida privada y no tan privada es hoy da un
lugar comn: escribimos y publicamos fotos de lo que nos gusta, nos
disgusta y hasta de lo que no nos importa, lo que genera reacciones que
van de lo sublime a lo ridculo y hasta la agresin. De alguna manera lo
que empez como prctica social de interaccin abierta se ha convertido
en una "trinchera del oprobio" donde el odio y la procacidad se
manifiestan sin control.
Qu motiva a un desconocido a insultar a otro desconocido por el
simple hecho de publicar fotos de su cumpleaos, de sus amigos o
comentar sus experiencias de viaje? Son particularmente disturbadores
los comentarios en-lnea a noticias o artculos de inters, donde las
agresiones y amenazas no tienen lmite y solo por el hecho de no estar
de acuerdo.
Si bien es cierto que el odio siempre ha existido al igual que la envidia,
sus manifestaciones se manejaban con recato, ya que el hacerlas
pblicas era objeto de control social y por lo general el agresor no quera
quedar en evidencia pblica como ese tipo de depredador. La intriga y el
bochinche eran las armas "de la canalla" como se le denominaba
peyorativamente a estos detractores de la vida pblica y privada de los
otros.
Creo que internet y las redes sociales han ofrecido un medio para
expresar esta emocin dndole al agresor la sensacin de anonimato.
No se trata de una interaccin cara-a-cara, sino travs de un medio que
facilita la ocultacin de su identidad. De esta manera se rompen
barreras sociales, y se tiene acceso a personas que de otra manera
estaran fuera del alcance por su posicin poltica o social. Por primera
vez en la historia tenemos acceso a una plataforma social que permite al
usuario crearse mltiples identidades, por medio de las cules derrama
bajo diferentes formas de abuso, su odio, envidia y mediocridad.