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Yo pienso en ti
Yo pienso en t[Expandir]
San Juan
El suicidio
Al Volcn de Agua
YO PIENSO EN TI
Yo pienso en ti, t vives en mi mente
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lobrega y yerta fantasa
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol enva
a traves de una boveda sombria
al roto mrmol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazn se embarga y se enajena
y all en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrpito del mundo
la meloda de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afn y sin lamento,
sin agitarme en ciego frenes,
sin proferir un solo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
y pienso en ti!
RUSTICATIO MEXICANA
Oh salve, Patria, para m querida,
mi dulce hogar, oh salve Guatemala!
T el encanto y origen de mi vida.
A Cunto, tierra bendita, se regala
el nimo evocando de tu suelo
las prendas todas, de natura gala!
Me acuerdo de tu clima y de tu cielo,
a tus fuentes me asomo, y se pasea
por tus henchidas calles ay! mi anhelo.
En tus templos mi vista se recrea,
y a la sombra encontrarme de tus lares,
a ti volando el corazn desea.
A veces me parece los pinares
divisar tus montes, y las frondas
que esmeraldas semejan a millares.
Ver por las mieses tus campias blondas,
campias en perenne primavera
a las que riegan cristalinas ondas.
Con frecuencia la imagen placentera
surge en mi mente, de tus muchos ros
que huyendo van en rpida carrera
en torno de los mrgenes sombros;
o bien el interior de tus hogares
ver me figuro lleno de atavos.
Vuela despus mi mente a otros lugares,
y sorprende jardines matizados
de Venus por las rosas singulares.
Mas a do se encaminan exaltados
mis pensamientos, cuando an los tapices
de seda evoco en oro recamados,
y el purpreo velln...? Firmes races
el patrio amor en nuestras almas echa,
al refrescar memorias tan felices.
Memorias en que, al verse por la flecha
el infortunio herido, luego ufano
en ellas paz el nimo cosecha.
Pero me engao; que injuriosa mano
vino a agitar mi sosegada mente,
y mi nimo a burlar ensueo vano.
Ay! la ciudad que ayer fuera esplendente