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El triunfo del artificio

Marcus Hurst
En la era de los eufemismos, la verdad se oculta a las personas a quienes supuestamente
otorgamos la soberana para poder cambiarla.

El pasado 17 de junio, los lderes del G8 descendieron sobre el condado de Fermanagh

(Irlanda del Norte) para celebrar su encuentro anual. A los polticos locales de la zona
no se les ocurri mejor forma de esconder las penurias econmicas que estn pasando
que colocando fachadas de postn en comercios cerrados.
En lugar de un ventanal con el cartel se alquila, los presidentes, primeros ministros y
miembros de sus comitivas se encontraron con lujosas charcuteras y tiendas de muebles
de diseo en las fachadas que antes estaban vacas. Es improbable que tuvieran tiempo
para verlas desde sus coches blindados pero el comercio delicatessen tiene incluso una
puerta abierta para animar a los viandantes a entrar.
Es ciruga cosmtica para esconder heridas muy graves. Estn cuidando a los bancos
en vez de salvar a los buenos negocios, declar Kevin Maguire a Reuters, un hombre
desempleado de 62 aos que no encontr consuelo en el maquillaje urbano. Las mismas
quejas se repiten en todo el mundo pero en distintos idiomas.

Todos nos encontramos con situaciones en nuestras vidas en las que intentamos ensear
nuestra mejor cara. Es natural, humano e incluso necesario. Pero llega un momento en
el que ensear esa mejor cara se convierte en un ejercicio de profundo autoengao. Un
pretexto para no cambiar y que todo siga igual. Bombas de humo para distraer la
atencin de lo que verdaderamente importa.
Los ciudadanos empiezan a sentirse profundamente incmodos con los eventos
utilizados como pretexto para reforzar la marca pas. Un pas no es una marca. Un
pas est compuesto por personas y no es un commodity que se pueda definir en tres
palabras. Mirad lo que est pasando en Brasil para comprobarlo.
Por cierto, el hotel de cinco estrellas donde se alojaron los polticos durante el encuentro
irlands lleva quebrado desde el ao 2011.
FOTOS: RTE NEWS