Tras el golpe de estado sangriento cometido en Chile por el Gral. Augusto Pinochet contra el gobierno democráticamente electo de Salvador Allende —a quien asesinó junto a otros miles de víctimas—, decenas de miles de defensores de la libertad, la democracia, el gobierno constitucional y los cambios económico-sociales iniciados por Allende y la Unidad Popular chilena, fueron encarcelados en el Estadio Nacional, en cuarteles y en otras mazmorras del régimen que se iniciaba. Por esos mismos días, sin embargo, uno de esos presos políticos logró crear y enviar al exterior de su prisión (el Estadio convertido de escenario deportivo en un gran calabozo) el presente poema de profundo amor y forzada lejanía, dolido pero esperanzado, fraterno y optimista, aun en aquellas duras condiciones de la cárcel.
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Tras el golpe de estado sangriento cometido en Chile por el Gral. Augusto Pinochet contra el gobierno democráticamente electo de Salvador Allende —a quien asesinó junto a otros miles de víctimas—, decenas de miles de defensores de la libertad, la democracia, el gobierno constitucional y los cambios económico-sociales iniciados por Allende y la Unidad Popular chilena, fueron encarcelados en el Estadio Nacional, en cuarteles y en otras mazmorras del régimen que se iniciaba. Por esos mismos días, sin embargo, uno de esos presos políticos logró crear y enviar al exterior de su prisión (el Estadio convertido de escenario deportivo en un gran calabozo) el presente poema de profundo amor y forzada lejanía, dolido pero esperanzado, fraterno y optimista, aun en aquellas duras condiciones de la cárcel.
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Tras el golpe de estado sangriento cometido en Chile por el Gral. Augusto Pinochet contra el gobierno democráticamente electo de Salvador Allende —a quien asesinó junto a otros miles de víctimas—, decenas de miles de defensores de la libertad, la democracia, el gobierno constitucional y los cambios económico-sociales iniciados por Allende y la Unidad Popular chilena, fueron encarcelados en el Estadio Nacional, en cuarteles y en otras mazmorras del régimen que se iniciaba. Por esos mismos días, sin embargo, uno de esos presos políticos logró crear y enviar al exterior de su prisión (el Estadio convertido de escenario deportivo en un gran calabozo) el presente poema de profundo amor y forzada lejanía, dolido pero esperanzado, fraterno y optimista, aun en aquellas duras condiciones de la cárcel.
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y estoy lejos de ti; el dolor de no verte se incrusta en mi cerebro y ahonda este vaco la ausencia de las hijas. Ya son muchas las horas sin tu luz compaera, pero tu nombre ha sido antorcha cada instante de sombra en que el miedo se col por las rendijas del espritu y me ha fortalecido como una coraza. Tu recuerdo: la dulce simetra de tu cuerpo, tus parajes de greda torcida torneada entre mis manos, tus ojos de paloma asustada y la morena cascada de tu pelo, tus agrietadas manos de aguja, olla, artesa, hechas para la caricia y el trabajo, olor a sopaipillas en invierno y en el calor a refrescante ocano. Tus senos, cntaros de vida, y tu santuario vientre desgarrado de amor y de promesas. Toda t ests presente, mujer, y esta ausencia nos acerca, y aunque no estoy contigo y con las hijas no estoy solo, ests conmigo en la nostalgia de todos mis hermanos. Te veo en sus miradas solidarias y amigas, tu voz y tu sonrisa revolotean en sus labios cuando reciben noticias de sus casas. La fuerza de tu espritu est en sus manos fuertes y en su aliento fraterno y compartir sus ansias, su anhelo de libertad, su espera, es como estar contigo y hoy, junto a ellos, comprendo que estoy de ti ms cerca.
*Santiago de Chile, Estadio Nacional, octubre de 1973.