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Mesa Redonda
Buenas tardes, mi nombre es Juan Manuel Duarte, soy docente en psicología en la UBA
y la UNLP, y antes de empezar quería saludar la iniciativa de hacer estas jornadas como
un espacio de reflexión necesarias para poner en cuestión la situación en que se
encuentra la salud y la educación en un momento que es muy particular.
Para empezar, creo que hay que plantear que justamente salud y educación, son
sectores que, producto de necesidades internas de capitalismo, vienen siendo cada vez
más colonizadas para la valorización del capital, o sea, convirtiéndose en mercancía
y guiándose según la necesidad de maximización de ganancias, la necesidad privada de
la minoría capitalista[2]. Durante las dos décadas de auge neoliberal, esto se expresó en
la mercantilización creciente de nuevas esferas de la vida, como la salud y la educación,
y hoy estamos viendo una continuidad de ese proceso, aún más acentuado dada la crisis
capitalista en curso.
Creo que hay que preguntarse si la universidad hoy da respuesta a las necesidades y
padecimientos de las mayorías trabajadoras y sectores populares, y desde allí analizar
minuciosamente la situación y plantear una perspectiva para dar una salida de acuerdo a
los sectores populares.
Como primer definición, hay que decir que la Universidad hoy en nuestro país es la
Universidad de la LES (Ley de Educación Superior). Viene siendo moldeada desde los
mediados de los 90s[3] por esta ley que, si bien no pudo llegar a la privatización lisa y
llana, como era su objetivo de máxima dada la enorme resistencia que opusieron
estudiantes y docentes, sí avanzó muchísimo en el objetivo adecuar la universidad
pública según las necesidades del Mercado (o “el sector productivo”, según el
eufemismo), y esto en varios niveles.
Por un lado, estableció la posibilidad de que cada Facultad genere “recursos propios”,
legitimando el desfinanciamiento y abriendo la puerta para hacer de cada Facultad una
pequeña empresa (en psicología de la UBA, por ejemplo, el actual profesor titular de la
materia Psicoanálisis, tuvo el dudoso mérito de poner en pié el “Consejo asesor de
universidad y empresa”, que organizaba pasantías de estudiantes de psicología en… los
call centers de telefónica!)[4]. En Facultades como Ciencias Exactas y Naturales, esto
implica que empresas como Monsanto dirija directamente qué, cómo y cuándo se
investiga, para… terminar arrasando el suelo al servicio de los terratenientes sojeros[5].
En Medicina, ya los carteles de los laboratorios psicofarmacológicos señalizando cada
aula expresan el grado de injerencia del capital.
Por otro lado, se crea un organismo manejado por los partidos de gobierno, la
CONEAU, que es el que acredita que se moldeen las carreras de acuerdo a los fines que
señalábamos antes. Esto en toda la universidad es terrible, porque legaliza la
subordinación de la formación, que tendría que ser una usina de pensamiento crítico, al
poder capitalista de turno[7]. Elizabeth Roudinesco, reconocida historiadora del
psicoanálisis, publicó hace un tiempo un libro, El paciente, el Estado y el Analista[8],
donde plantea los peligros de la regulación estatal del campo psi, mostrando los efectos
que tuvo en Francia la regulación de las carreras por medio de la ANAES, organismo
esencialmente análogo a la CONEAU, con criterios abiertamente pro Mercado. Por
ejemplo, establece criterios como el “impact factor” como estándar de legitimación del
saber, a partir del cual el carácter científico de un artículo se determina por la cantidad
de citas que los mencionan en otros textos publicados en revistas distribuidoras de
"calificaciones"[9]. Eso sí, debe cumplir con la regla de no citar en la bibliografía textos
publicados más de cuatro años atrás. De esta manera, denuncia Roudinesco, el Estado
francés terminó imponiendo un "cientificismo policial" en base a una ideología del
peritaje generalizado, que siguiendo los criterios del DSM evalúa al psiquismo en base a
criterios pretendidamente "objetivos", "científicos", o sea estadísticos, al modo de una
mercancía más. Impulsado por la "eficientización de costos" ha llevado a la cima
los criterios comportamentalistas y psicofarmacológicos. En Medicina, por ejemplo,
es la vía regia para que los laboratorios psicofarmacológicos manejen a su antojo la
formación.[10]
En definitiva, este es un punto clave reabrir la discusión sobre el rol del psicólogo, que
se desarrolló durante los 60s, y a la cual el Cordobazo interpeló, luego clausurada por la
dictadura. Las prácticas son mínimas, y en general orientadas con una visión
individualista.
¿Cómo se llevó adelante el plan de la LES? Hubo una política para crear y cooptar una
camarilla que aplicó estos planes, que dirigió y dirige la universidad de la mano de los
gobierno de turno (Menem, De la Rua, Kirchners). La lucha por la democratización de
la UBA desnudó a estos sectores, que se habían puesto de acuerdo para poner a un
funcionario de la dictadura, Atilio Alterini, al frente de la UBA, y que, ante la lucha
estudiantil y docente, consensuaron un rector ligado al gobierno K, elegido de forma
escandalosa, con la ayuda de la represión de la policía federal acá enfrente en el
congreso.
Para finalizar, porque creo que me extendí un poco, quería plantear algunas reflexiones
sobre cómo revertir esta situación, qué programa de transformación llevar adelante, y
cómo.
Acá creo que es necesario pensar de conjunto, Universidad y Salud, en el sentido que
planteaba al principio, teniendo en cuenta el lugar que ocupan en el capitalismo hoy, al
tiempo que analizamos sus particularidades. Yo creo que un punto importante es
plantear un programa de transformación de la universidad, que vaya más allá de la
defensa de la universidad tal cual es hoy, como decía, moldeada por la LES, sino que
plantee la anulación de la Ley, de la transformación operada (posgrados arancelados,
etc.). O sea, la pelea, y esto vale también a la hora de pensar el sistema de salud mental,
no puede estar acotada al modo en que los diferentes gobiernos capitalistas conciben la
educación –y la salud-, sino que tiene que ir de la mano de un cuestionamiento
anticapitalista, o sea, contra la mercantilización.
Esto implica una pelea por la democratización del gobierno de la universidad, “una
persona, un voto”. Barrer a las camarillas que aplicaron de la mano de los diferentes
gobiernos (desde Menem hasta los K) estas reformas.[13] Una asamblea universitaria
constituyente democrática, y con participación de organizaciones obreras y sociales
combativas, para discutir la universidad sobre nuevas bases sociales.
Por último, como decía al principio, la pelea es por terminar con la mercantilización de
la educación y la salud, lo que no es otra cosa que cuestionar al capitalismo como único
horizonte posible, y plantear un programa concreto que vaya en este sentido. Y para
esto es necesario dejar de lado todo corporativismo y pensar cómo poner la universidad,
y también la salud, al servicio de los intereses de la mayoría de la sociedad, de los
trabajadores y sectores populares. O sea, un programa anticapitalista y ligado a la clase
trabajadora.
[2] Paraun análisis más detallado sobre esta cuestión y la fisionomía del capitalismo
puede leerse http://www.ft.org.ar/Notascft.asp?ID=4536
[3] La LES se vota, frente a una gran resistencia estudiantil y docente, en 1995, como
parte del plan imperialista de reforma del Estado estipulados por las políticas
neoliberales conocida como “consenso de Washington”, que aplicaron en nuestro país
los partidos peronista y radical.
[4] Para más información al respecto ver Funes, Juan, “El caso Sara. La avanzada privatista en
Psicología” en Revista Cuestionando desde el Marxismo nº3, disponible on line en
http://www.enclaveroja.org.ar/spip.php?article555. Para un análisis más detallado y un programa político
para poner la universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo, ver el Manifiesto por la anulación de
la Ley de Educación Superior. Por una universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo, disponible
en http://www.enclaveroja.org.ar/spip.php?article597
[7] Lo cual lejos de ser cuestionado por los sucesivos gobiernos, viene acentuándose. En
particular, el proyecto K de aplicar una reforma política proscriptiva de la izquierda, no
haría más que acentuar la subordinación de la universidad, vía CONEAU, a los dictados
del capital.
[10] Al respecto, ver Pereda, Silvina. “El Psicólogo de las jaulas. Juventud y sistema penal en el
marco de la crisis”, en Revista Cuestionando desde el Marxismo nº4, Setiempbre de 2009.
[11] Podríamos hablar de tantas otras discusiones, de gran urgencia social, que tienden a
silenciarse: por ejemplo, el padecimiento que ocasiona el trabajo en instituciones
desbordadas por una demanda imposible de satisfacer, como la de los enfermeros en los
hospitales públicos. O también, el fetichismo de la mercancía, y sus efectos subjetivos.
Cuestiones para las cuales las herramientas teóricas del marxismo son indispensables.
[12] http://www.elpsitio.com.ar/Noticias/NoticiaMuestra.asp?Id=1741