Você está na página 1de 1

R evivo cada amanecer, por el solo hecho de tu presencia.

E nciendes las llamas del amor, para que nunca me falte el calor.
I nmenso mar de placeres y deseos, donde suelo perder el rumbo.
N avego en tus aguas, saboreando cada gota de tu cuerpo.
A lucinar es ver y sentir cosas increbles, contigo soy adicto.
Sensibilidades y moneda tibia,
o muerta encarnacin de la memoria,
fuerte es el peso de la propia conciencia,
insistencias y multitud rubia.
Antenas y observacin propicia.

Você também pode gostar