TRANSGÉNERO es una persona que invoca la convicción de que su
verdadera identidad genérica es la contraria a la evidenciada por su sexo anatómico, genital, (o sea: corresponde al género opuesto al evidenciado en su anatomía genital.)
TRANSEXUAL es la persona que se somete a una intervención quirúrgica
para adecuar su apariencia genital a la convicción de lo que realmente es.
LAS TG y LAS TS son de masculino a femenino. Se usa el artículo “de
destino”.
LOS TG y LOS TS son de femenino a masculino. Se usa el artículo “de
destino”.
Durante la exposición universalizaré LOS TG, como cuando hablamos de
LOS Europeos o LOS Buddhistas. (Excepto cuando sea imprescindible aclarar.)
La identidad de género constituye uno de los fundamentales aspectos de la
vida. El sexo de una persona generalmente se asigna al nacer ante la evidencia genital y, a partir de allí, constituye, además, un hecho social y legal. No obstante, un número relativamente pequeño de gente experimenta dificultades bastante angustiosas al intentar asumir los roles asignados a los miembros del sexo que registraron en su acta de nacimiento. Esto debido a diferentes motivos.
Algunos, por ahora denominados clínicamente “intersexuados”, poseen en
sus cuerpos fisiologías que corresponden tanto a los varones cuanto a las hembras y, a veces, también su genitalidad es ambigua. En esos casos se habla de hermafroditismo o pseudo-hermafroditismo. Por ejemplo, al día de hoy, a nivel clínico se aceptan, por ahora, CINCO morfologías típicas (lo que no quiere decir que, a menudo, no aparezcan otras…) 1) y 2) lo sabido: macho y hembra. 3)Hermafroditas con un testículo y un ovario. 4)Pseudo- hermafroditas con testículos, sin ovarios pero con una vagina más o menos formada. 5)Pseudo-hermafroditas con ovarios, sin testículos y pene más o menos formado.
Para otros, los problemas no son morfológicos o fisiológicos, sino que su
profunda percepción de sí mismos no se corresponde con el sexo que les asignaron en la partida de nacimiento. A estas personas se las denomina transgéneros.
La situación de los DDHH de las personas TG ha sido largamente ignorada o
descuidada, si bien los problemas que tienen son serios y específicos de este grupo. Los TG experimentan un alto grado de discriminación, intolerancia, irrespeto o “simple” violencia física. Así, los DDHH básicos les son violados en lo que hace al derecho a la vida, derecho a la integridad física, derecho a la salud, derecho al trabajo, derecho a la educación, sólo por mencionar algunos.
En esta situación inciden tanto factores coyunturales como un trasfondo
cultural heterosexista, patriarcal y machista propio del ámbito regional latinoamericano. La vulnerabilidad de estas personas se ve acrecentada por el hecho de la falta de reconocimiento de una identidad legal acorde con su identidad físico-psico-social de lo que se deriva el cercenamiento de casi todos los más elementales derechos fundamentales. El derecho a la educación, a la salud, a la seguridad, al trabajo, a la libre circulación, a gozar de una vivienda digna, todo lo cual conduce a que mucha gente no tenga otra opción de sobrevivencia que en el área del trabajo sexual, particularmente en la calle, hecho éste que, a su vez y en una nueva vuelta de tuerca, acrecienta las vulnerabilidades en el área de la seguridad personal, la extorsión policial, de la salud y de las drogas y el alcoholismo. Por todo lo cual se trata de la lisa y llana conculcación del libre desarrollo de la personalidad y del derecho a la no discriminación de estas personas.
Si bien el número de todas estas personas es exiguo en el contexto de la
población total de un país, debemos destacar que es particularmente diversa: no sólo los casos pre-operatorios y los post-operatorios, sino todos aquellos casos de gente que, por las razones más diversas y respetables, no desea ser sometida a operaciones o no tiene acceso a ellas. Lo mismo respecto a psicoterapia o TRH (terapia de reemplazo hormonal).
A fin de entender claramente el concepto de identidad de género es
crucial distinguir entre las nociones de SEXO Y GÉNERO. Mientras que “sexo” está primariamente está referido a la diferencia biológica entre hombre y mujer, “género” incluye el tema del aspecto social de las diferencias de rol, además del elemento meramente biológico.
Sigmund Freud, de mención insoslayable, se preguntaba sobre la dificultad
de qué asignar a la sexualidad (fisiológica) y qué al condicionamiento social. La sociología actual sostiene que las diferencias entre los masculino y lo femenino son absolutamente mínimas, comparadas con el inmenso territorio que comparten. Por lo que cabe concluir que tales actitudes son socialmente adjudicadas y aprendidas (los niños juegan a la guerra, las niñas a las visitas. Con sólo disponerlo podrían invertirse los roles. O no: Todos podemos jugar a lo que nos dé las ganas!…) Pero doña Rosa y el Pepe constituyen una sociedad que no admite CONFUSIÓN en lo sexual y que, al mismo tiempo, se resiste a resolver la AMBIGÜEDAD reasignando géneros.
La noción de identidad de género ofrece la oportunidad de comprender
claramente lo dicho antes: que el sexo asignado al recién nacido puede no corresponderse con la identidad de género que el niño manifestará cuando crezca. Tampoco tiene que ver con la orientación sexual (homosexual, heterosexual, bisexual,etc…) Conozco personalmente el caso de una TG que tras pasar por todas las etapas imprescindibles, accedió a la cirugía y hoy, como mujer, convive con otra mujer.
En el específico ámbito de los DDHH el reconocimiento legal de la identidad
de género es de primerísima instancia: entiéndase el cambio de nombre(s) (NO de apellido), y la consecuente emisión de los correspondientes documentos de identidad. Y con la oportuna salvedad de que este trámite no debe recargarse innecesariamente con engorrosos y humillantes gestiones burocráticas que alejen a TGs y TSs de los imprescindibles papeles que armonicen su nombre con su apariencia física. Y con la otra oportuna salvedad (sé de qué estoy escribiendo) de que nadie deberá ser forzado a someterse a esterilización, ablación de genitales o TRH como requerimiento previo para el reconocimiento legal de su identidad de género, evitando agregar penurias a existencias ya de por sí difíciles. Si el Estado así NO lo hiciere, la carencia de los apropiados documentos de identidad expondrá a esta población a discriminación y exclusión para trabajar, alojarse, desplazarse, acceder a la educación o a la salud, exponiéndolos a innecesarias situaciones de extorsión y manoseo en hospitales, fronteras, estaciones de policía y en toda institución que requiera la exhibición del documento de identidad, sometiéndolos constantemente a “justificar” quiénes son.
Todos tenemos el derecho a ser reconocidos en todo ámbito como personas
ante la Ley. Las personas de diversa orientación sexual e identidad de género deben disfrutar de capacidad legal en todos los aspectos de su vida. La autodefinición de orientación sexual e identidad de género de toda persona es monolíticamente integral a su personalidad y constituye uno de los más básicos aspectos de la autodeterminación, la dignidad y la libertad.