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3 Editorial Universidad de Antioquia Lorenzo de la Torre Contenido Prefacio be El origen de la relatividad LA. Corpiisculos y ondas .. 6... eee 12, Bb Stereos. ceen D2 pate . El experimento de Michelson y Morley . . La transformacién de Galileo . La constancia de la velocidad de la luz . . El principio de la relatividad . Homogeneidad del espacio y el tiempo . . El concepto de observador..... . . Transformaciones de coordenadas . . 1.10. Las transformaciones de Lorentz Propiedades del espaciotiempo . Las separaciones espacial y temporal son relativas . El intervalo es absoluto a . Clases de intervalos. . . . . La simultaneidad es relativa . . Tiempo propio . Longitud propi Comparacién de longitud propia y _ propio . Un caso de simultaneidad ..... . . ). La adicién de velocidades ... . . . ). La adicién de aceleraciones .... . . . .Gréficos . . . Més grdficos ie 2.14. El postulado de los relojes . . . . vili / Elementos de relatividad 3. Dindmica . La conservacién del momentum . . Las nuevas cantidades dindmicas . . La energia en la relatividad especial 4, El campo electromagnético . Las transformaciones de p, E,m,F . Masa y potencial electrostatic . Movimiento circular E=me.. Bae La velocidad Ifmite . La aceleracién . . . 4.1, ‘Transformacién de los campos E y B 4.2, Dos cantidades invariantes. ... . . 4.3. El campo electromagnético total 4.4. Una carga con velocidad uniforme 4.5. Un alambre recto con corriente . . . 4.6. Anulacién del campo menor... . . 4.7. La cortiente eléctrica . . . its 48. Covariancia de la electrodinémica 5. Tensores en la relatividad especial 125 5.1. Subfndices y superindices .... . . a 5.2. Los vectores . . 5.3, Otros tensores 5.4. Matrices... . 5.5. Ecuaciones tensoriales ....... 5.6. El principio de la relatividad 5.7. Hacia el principio de equivalencia a 5.8. Los tensores mp, 24, dr, U#, p#, JH, kt va es 146 50 Aan nie eo Denies 150 6. Electrodindmica covariante 6.1. El cuadripotencial A# 6.2. Las dos ecuaciones de Maxwell 6.3. La fuerza de Lorentz . . . 6.4. El tensor electromagnético bene 6.5. La transformacién de los campos . . . 6.6. Dosescalares .. 22.2... 7. Las leyes de conservacién Contenido / ix 7.1. La mube de partfculas 7.2. Otras corrientes : 7.3. El tensor de energia y momentum | OpThe= 0: -O,TE £0. nile, 172 , La cofriente de momentuiivin gla #74 178 Generalizacion .... . 179 7.7. El fluido perfecto... . 181 8. Dindmica lagrangiana 185 8.1. Teorfa lagrangiana para una particula 8.2. Teoria lagrangiana para coordenadas continuas ........ 194 8.3. El tensor energia-momentum .......-...-..0005 196 8.4. Formulacién lagrangiana del campo electromagnético .. . . . 200 9. Transformaciones generales de coordenadas 205 9.1, Subindices y superindices Transformaciones generales Los vectores Otros tensores La derivada . Matrices... 2.1 aha Coordenadas esféricas . La relatividad especial . Ecuaciones tensoriales . 219 . El simbolo de Christoffel ......... 8 . La derivada covariante . Covariancia general . . . El tensor de Riemann . . Plano y curvo ..... . Coordenadas adaptadas : . Las identidades de Bianchi ...... . » 248 . El tensor de Riemann es tinico . 250 . Obligar a guy a que tome el valor que queramos ... . . . 255 . Dos transformaciones sucesivas ee abla. a1+ereet Unejemplo................ wie faae dl ie PS x/ Elementos de relatividad 10. Las geodésicas 10.1. La ecuacién diferencial 10.2. Pardmetros afines we 10.3. Constantes del movimiento . . . 10.4. Las ecuaciones algebraicas 10.5. Derivada a lo largo de una curva 10.6. Ropw ¥lacurvatura ss 2... 6... 11. El principi . El principio de Galileo . . El postulado de las geodésicas ..... . . . Coordenadas geodésicas... 2.2.2... . El principio de equivalencia . La presencia del campo gravitatorio .. . . Pejeupeee Lee . Aceleracién # gravitacién . . . 12. La ecuacién del campo gravitatorio 12.1. El limite newtoniano Los 10 potenciales gy - oo 12.3. go) en coordenadas minkowskianas .. . . 12.4. La ecuacién de Hilbert-Einstein ... . . 12.5. Anotaciones acerca de la ecuacién de H-E 12.6. Las coordenadas ............... 18. La solucién de Schwarzschild 13.1, La métrica de Schwarzschild... 13.2, La geometria del espaciotiempo 13.3. Subespacios 13.4, Dos relojes a 13.5. Corrimiento hacia el rojo . . . 13.6. El observador en reposo 13.7. El tiempo que miden los relojes ... . . 13.8. Constantes del movimiento 13.9. Jy Den términos de r, v y vp 13.10.Las cuatro variables ¢,T,r y X . 13.11.La caida vertical . 4 13.12. Potencial efectivo » 331 263 - 263 325 Contenido /-xi 13.13.Puntos de retorno . . . . . . 362 13.14.Eliminacién del parémetro afin d. .. 365 13.15.La variableu... 2.2.2.2... : .. 366 13.16.Deflexién de un rayo de luz... ... a .. 368 13.17.La precesién anémala del perihelio de Mercurio. . . .. 370 13.18. Coordenadas temporaloides y espacialoides 374 13.19.El cono de la luz . .. 376 13.20.Singularidades . . . 378 13.21.Las coordenadas de Painlevé-Gullstrand . 380 13.22.Las coordenadas de Kruskal-Szekeres 384 A. La constancia de la velocidad de la luz 389 A.1. El principio de la relatividad 390 A.2. Transformaciones ... 2... . 302 A.3. La velocidad de laluz ..... 393 AA. Las transformaciones de Lorentz 308 A.5. Regreso al campo . 399 A.6. Conclusiones 401 Referencias bibliograficas 405 indice analitico 409 Prefacio Este libro presenta los elementos de la teorfa de la relatividad. El texto se dirige especialmente a estudiantes de pregrado; pensando en ellos, he intentado presentar la teorfa asi como yo habrfa deseado leerla cuando la estudié por vez primera, hace afios. La primera parte del libro se dedica a la relatividad especial, y la segunda parte a la general. La fundamentacién de la teorfa especial, en el primer capftulo, se apoya fuertemente en el experimento de Michelson y Morley. Esta ruta es quiz4 cuestionable desde un punto de vista histérico, pero tiene la ventaja de aprovechar las ensefianzas y sugerencias que se derivan de ese experimento y que lo hacen pedagégicamente valioso. Para algunos, la esencia de la relatividad especial esté, en las transfor- maciones de Lorentz, y la covariancia de las ecuaciones de Maxwell resulta al final, como una virtud de las transformadas. Este punto de vista tiene ventajas pedagégicas, y por eso lo he seguido en los primeros capitulos, que se dedican a mostrar la estructura de la teorfa. Pero también se puede pensar que la esencia del proyecto relativista es el empefio por extender el principio de la relatividad al electromagnetismo, es decir, que las ecuaciones de Maxwell sean las mismas para todos los observa- dores inerciales. Esta idea se cristaliza en un proyecto conereto, que consiste en resolver el problema siguiente: exigir que las ecuaciones de Maxwell sean covariantes. Es interesante que al resolver este problema se encuentran, en un paso intermedio, las transformaciones de Lorentz y la constancia de la velocidad de la luz. Me gusta este punto de vista, aunque admito que tiene dificultades didécticas. El lector interesado puede ir al apéndice, donde se ejecutan en detalle los pasos correspondientes. Las consecuencias de las transformaciones de Lorentz son inesperadas: las mediciones de espacio y de tiempo son relativas, el concepto de simultaneidad xiv / Elementos de relatividad se reforma y se establecen férmulas nuevas para la adicién de velocidades y de aceleraciones. El problema més instructivo de la relatividad especial, el que pone a prueba nuestra capacidad (0 incapacidad) para entender la teorfa, es la paradoja de los mellizos, y a ella se Ie deben dedicar todo el empeiio y todo el estudio. Esta paradoja, a la luz del postulado de los relojes, muestra el problema fundamental del atraso de éstos. Todos estos temas se tratan en el capitulo 2, como también el método gréfico. Al acometer Ja solucién de algiin problema de relatividad, es muy conveniente, antes de precipitarse a aplicar las ecuaciones de la teorfa, resolverlo aproximadamente usando el método gréfico; de esta manera se logra una comprensidn de lo que sucede y se marca la pauta para la solucién numérica exacta. La teorfa especial de la relatividad hace una critica profunda del espacio y el tiempo, pero va més alld, por supuesto, al penetrar en la dinémica newto- niana (capitulo 3). Si se desea salvar la ley de la conservacién del momentum, es necesario redefinir la masa: m = mo/1— +2/c2. Esto desencadena unas redefiniciones de la energfa y de la fuerza. La relatividad sacudié la mecéni- ca y le impuso reformas. Pero el electromagnetismo no sufrié conmociones, y la razén es muy clara: las ecuaciones de la electrodindmica son covarian- tes bajo las transformaciones de Lorentz. Esta covariancia no es manifiesta, no es evidente, sino que hay que demostrarla, La demostracién viene en la iiltima seccién del capitulo 4, dedicado a los problemas bésicos de cargas y corrientes. Las leyes més importantes y generales de la fisica deben cumplirse para todos los observadores inerciales: esto es lo que afirma el principio de la relatividad. Desde un punto de vista formal, las exigencias de ese principio se satisfacen si logramos expresar esas leyes mediante una escritura que sea manifiestamente covariante bajo el grupo de las transformaciones de Lorentz. Los estudiosos de la relatividad deben someterse a un adiestramiento en el uso de los tensores, y a esta tarea se dedica el capitulo 5. Como una aplicacién sencilla del célculo tensorial recién aprendido, la ultima seccién de este capitulo discute la aberracin de la luz y el efecto Doppler. Las bases adquiridas en el capitulo 4 son suficientes para acometer pro- blemas concretos, en situaciones particulares. Pero cuando se trata de pro- fundizar teéricamente, de abstraer y de conectar el electromagnetismo con otras interacciones, es conveniente el uso de una escritura tensorial de la electrodindémica, de modo que se preserve en todo momento la forma mani- fiestamente covariante. Esto se logra a través del cuadripotencial A” y del tensor electromagnético F#”, Este es el tema del capitulo 6. Prefacio /xv En ese momento el libro se dedica a preparar el camino para la relatividad general: as{ se comprende la presencia de los capitulos 7 y 8. El primero de ellos busca familiarizar al lector con el tensor de energfa-momentum TH” y con el significado de la ecuacién T” , = 0. Esto ser4 de primera importancia en el capitulo 12, cuando se aclare lo que quiere decir el lado derecho de la ecuacién (12.2) del campo gravitacional. El capftulo 8 también apunta a la relatividad general. Dado que el ten- sor TH” de energfa y momentum aparece en la ecuacién (12.2) del campo gravitacional, es bueno adquirir alguna soltura en el manejo de ese tensor y conviene desarrollar un ejemplo instructivo. En este capitulo se construye el T+” del campo electromagnético y se muestran en detalle todos los pasos. En este punto, exactamente en la mitad del libro, comienza el estudio de la relatividad general. Lo primero (capitulo 9) es sentar las bases del célculo tensorial asociado al grupo de las transformaciones generales de coordena- das. El lector notard en las partes iniciales de este capitulo un gran parecido con el capitulo 5. De hecho hay muchos desarrollos idénticos y cabe pregun- tarse qué sentido hay en la repeticién; he querido presentar los dos temas separadamente para que los dos capitulos sean auténomos e independientes. E] asunto central de ese capftulo gira alrededor de una dificultad, de un escollo que surge cuando se trata de simultanear las siguientes tres ideas: 1) las ecuaciones que expresan las leyes de la fisica deben ser covariantes bajo el grupo de las transformaciones generales de coordenadas; 2) la mayorfa de las ecuaciones asociadas a las leyes de la fisica contienen derivadas; 3) resulta que la derivada corriente 8,, no es una operacién covariante bajo el grupo de las transformaciones generales de coordenadas. El problema es éste: ,6mo se puede aspirar @ que esas ecuaciones tengan una forma covariante si ellas utilizan una operacién 0,, que no es covariante? La dificultad se resuclve adoptando el plan de generalizar las ecuaciones de las leyes para que se logre la covariancia. Supongamos, por ejemplo, que cierta ecuacién no es covariante; inspirados en esa ecuacién, queremos proponer otra, inventar una que sf lo sea y que se reduzca a la primera ecuacién en condiciones especiales. Para lograr esto se define una nueva operacién que se parece a 4, pero que tiene la virtud de ser covariante. Esa nueva operacién es la derivada covariante, definida en la seccién 9.11. A diferencia de las derivadas corrientes, que conmutan, las derivadas co- variantes tienen una peculiaridad: no conmutan. Justamente aquf, en la no conmutacién, aparece el tensor de Riemann R° gy). Es este un tensor de primera importancia porque é1 caracteriza la curvatura del espacio. Reser- xvi / Elementos de relatividad ‘vamos, sin embargo, para el capitulo 10, el estudio de la curvatura a partir de las lineas geodésicas. Ese capitulo se dedica también a la preparacién matemética que se re- quiere en el estudio de la relatividad general. El asunto de este capitulo es el de las Iineas geodésicas, que son las curvas en las que la accién es extre- ma. Comenzamos con la prueba més importante: a un principio variacional Ie corresponde una ecuacién diferencial (la ecuacién de Euler-Lagrange). El principio variacional se refiere a una curva total, global, que conecta dos pun- tos del espacio; en cambio, la ecuacién de Euler-Lagrange es una ecuacién diferencial, local, que utiliza un entorno infinitesimal. En cada geometria particular, las ecuaciones de Euler-Lagrange se deben integrar para produ- cir las ecuaciones algebraicas que describen las Iineas geodésicas. Esa frase es més ficil decirla que ponerla en prdctica, ya que la integracién es usual- mente muy diffcil. Con todo, hay geometrias en las que, con buena suerte © con ingenio, puede montarse un sistema coordenado que tenga una o més coordenadas ciclicas, y a cada una de éstas corresponde una constante del movimiento. En un espacio plano, dos geodésicas cualesquiera. se acercan 0 se alejan la una de la otra a un ritmo constante: la velocidad de separacién es constante. Pero en un espacio curvo la velocidad de separacién no es cons- tante, déndose una especie de aceleracién de la separacién, y aqui yace el significado del concepto de curvatura. Lo interesante es que tal aceleracién es proporcional al tensor de Riemann, y por es0 R¥q,, es el que dice si el espacio es plano 0 curvo. En el capitulo 11 comienza verdaderamente nuestro estudio de la gravi- taci nn einsteiniana. La idea principal de la relatividad general es que la gra- vitacién puede entenderse como un hecho geométrico. E] campo gravitatorio influye sobre la geometria del espaciotiempo, y esta geometria influye en los fenémenos fisicos. En otras palabras, la gravitacién influye en los fenémenos a través de la geometria del espaciotiempo. La gravitacién se manifiesta en los fenémenos de una manera indirecta: lo que ella hace es alterar las propiedades geométricas del espacio y el tiempo, y estas alteraciones afectan el curso de los fenémenos. Para desarrollar esta idea se empieza por formular dos hipétesis. La primera es el postulado de las geodésicas, que afirma que las particulas en caida libre siguen Iineas geodésicas. Utilizando ese postulado se llega a la otra hipétesis crucial, que es el principio de equivalencia: un observador en caida libre puede erigir un sistema coordenado en el que son validas las ecuaciones tensoriales de la relatividad especial. Es aqu{ donde se afirma el hecho de que la relatividad general abarca la especial. Prefacio / xvii Einstein propuso en 1911 un principio de equivalencia segiin el cual, dicho de una manera muy corta, la aceleracién y la gravitacién son equivalentes. En este libro se muestra que, aunque la aceleracién puede simular algunos efectos gravitacionales, ella no es enteramente equivalente a la gravitacién. En el fondo hay dos clases de aceleraciones: 1) la gravitacional (ésta causa atraso presente en los relojes y curva el espaciotiempo) y 2) las accleraciones producidas por fuerzas no gravitacionales —como la fuerza electromagnética, por ejemplo— (éstas no causan atraso presente en los relojes y no curvan el espaciotiempo) (véase la seccidn 11.7). Planteado el principio de equivalencia, la relatividad general ataca dos problemas fundamentales: 1) de qué manera la gravitacién afecta las ecua- ciones que expresan las leyes fundamentales de la fisica y 2) de qué manera los astros, las nubes de galaxias, la energfa en general determinan el ten- sor métrico. El capitulo 11 resuelve el primer problema, y el capitulo 12 el segundo. La presentacién de la ecuacién de Hilbert-Finstein (capitulo 12) debe ser estudiada en detalle. Asi, siguiendo juiciosamente los pasos de esa construc- cién, puede uno apreciar la elegancia y la fuerza de la teorfa. La ecuacién de campos, de Hilbert-Einstein, no resulta como un teorema; no es una conclu- sin a la que se llegue obligatoriamente a partir de principios fundamentales. Esa ecuacidn es una propuesta que se construye con argumentos razonables. Y de esa manera, al proponer la estructura més simple posible, se llega a la ecuacién de campos, que es la corona final de la relatividad general. 8nG La ecuacién de Hilbert-Einstein es Ryu — 3 9uvR = ~~ Ty, . Conviene resefiar algunas de las peculiaridades de esta ecuacién: 1) Ante todo, el T# de esta ecuacién recoge todas las formas de ener- gia y momentum, excepto la contribucién del campo gravitatorio. Por supuesto que el campo gravitacional tiene energia y momentum, pero éstos no hacen parte del T*” de la ecuacién de Hilbert-Finstein (véase el cambio de T!” por T#” en la pagina 312). 2) En la teoria electromagnética hay dos ecuaciones separadas: la ecuacin d de fuentes 9,F” = “J” y la fuerza de Lorentz “" = 4% pery,, Bn c it cambio, en la teorfa gravitacional de Einstein, la ecuacién de fuentes Rw — 4 G0R= Tw es a la vex la ecuacién de movimiento de las particulas (véase la pagina 317). xviii / Elementos de relatividad 3) En Ia ecuacién de Hilbert-Einstein, el lado izquierdo hace referencia, a las propiedades geométricas del espaciotiempo y el lado derecho se refiere a la materia, que es la causa de la curvatura. No podemos olvi- dar, sin embargo, que el lado derecho de la ecuacién también contiene referencias geométricas, como lo atestigua el hecho de que T/” puede ser funcién de gH” (véanse, por ejemplo, las ecuaciones (9.86) y (9.87). 4) Laecuacién de Hilbert-Einstein no es lineal. Esto significa que un efecto total no es la suma simple de los efectos individuales, lo que complica enormemente los asuntos gravitatorios. El tiltimo capitulo es un estudio del problema de Schwarzschild, que ha sido la escuela de la relatividad clésica. Después de encontrar la métrica de esta geometria, el capitulo se dedica al estudio de las trayectorias de partfcu- las de prueba: constantes del movimiento, potencial efectivo, la desviacién del rayo de luz, la anomalfa de Mercurio. Estudiadas las érbitas exteriores, cruzamos el horizonte para narrar lo que pasa en el agujero negro: la inver- sién del cono de la luz y el viaje inevitable hacia el origen de coordenadas. Por tltimo, se presentan dos sistemas coordenados titiles: el de Painlevé- Gullstrand y el de Kruskal-Szekeres. El indice final se puede consultar por varias rutas. Por ejemplo, alguien interesado en la desincronizacién de los relojes, puede utilizar el indice de dos maneras: 1) por la letra D, en Desincronizacién de relojes, 0 2) por la letra R, en Relojes, desincronizacién. Tengo una deuda total con los libros tradicionales de relatividad, deuda que se expresa en la bibliografia, Esta lista es, por supuesto, demasiado corta, y no hace justicia con muchos otros autores que no menciono; a ellos dirijo mis disculpas. La teorfa de la relatividad es la gloria de la fisica teérica. Si hay un lector que, iniciéndose en el camino de esa teorfa, encuentra que este libro es de alguna ayuda, yo sentiré que mi trabajo ha sido bien pagado. Lorenzo de la Torre Medellin, septiembre de 2008 El origen de la relatividad En este primer capitulo nos proponemos construir las primeras bases de la teorfa especial de la relatividad. Comenzamos mostrando algunas de las di- ficultades en que se hallaba la fisica a fines del siglo xx; es allf, en la cri del electromagnetismo, donde se encuentra el origen histérico de la relati- vidad. Antes de revisar las dificultades de la fisica en esa época, conviene que presentemos un recuento breve de la polémica ondas-corptisculos que acompaiiaba a la éptica desde siglos atrés. Para darle fundamento a la teorfa ondulatoria de la luz, los cientfficos de los siglos XvImI y XIX se apoyaron en aquella otra onda que conocfan bien, el sonido, en un intento por sacar de allf los elementos conceptuales que pudieran servirles para la luz. Ellos tenfan muy claro que la onda actistica se propaga en medios elisticos como el aire, el agua, los cuerpos sélidos, ete., y que sin el medio la onda no puede propagarse. Para trasladar este concepto al estudio de la luz era necesario suponer la existencia de un medio (al que lamaron éter) que soportara la propagacién de la onda luminosa. El concepto del éter penetré con dificultad en la fisica tedrica; para ajus- tarlo al conocimiento de la época, los cientificos tuvieron que admitir que él debfa tener un conjunto de propiedades extrafias, absurdas y contradictorias. Atin asi, los fisicos se aferraron a su creencia en el éter, ese medio curioso que cumplia una doble funcién: de un lado, supuestamente soportaba las ondas electromagnéticas, y de otro lado, era como una corporizacién del espacio absoluto en que se apoyaba la mecénica newtoniana. Era importante que la idea del éter tuviera un respaldo experimental, y el instrumental éptico 2/ Blementos de relatividad de fines del siglo x1xX contaba ya con la precisién suficiente para medir la. velocidad v que nuestro planeta supuestamente tenfa respecto al éter. El experimento de Michelson y Morley dio un resultado sorpresivo: v debe ser cero. Este resultado no es ilégico, pero sf es increfble. Nuestra presentacién se basa fuertemente en el experimento de Michel- son y Morley. Hemos preferido esta ruta didéctica porque el anélisis del experimento trae unas ventajas pedagégicas que no podemos despreciar. Tal como veremos, el estudio de este experimento dispara una variedad de ideas sugestivas que se conectan con el principio de la constancia de la velocidad de la luz y con el principio de la relatividad. No se nos escapa que nuestra presentacion es cuestionable, en cuanto los historiadores aceptan! que el ex- perimento no fue decisivo en las motivaciones que tuvo el joven Einstein en aquellos aiios de creacién de la teorfa. El principio de la relatividad, que dice que lo que ocurre para un obser- vador inercial también puede ocurrir para cualquier otro observador inercial, lo aceptaron los cientificos desde el siglo XVIII, cuando se dieron las bases de la ciencia. Pero lo aceptaban tinicamente para experiencias de mecdnica, como las que se realizan con resortes, péndulos, planos inclinados, etcétera. Habia otro conjunto de experiencias para las cuales no crefan que valiera el principio de la relatividad: las de Ia electricidad y el magnetismo. {Por qué los cientfficos anteriores a 1905 pensaban que el Principio no se aplica a los fenémenos electromagnéticos? Porque ellos crefan, equivocadamente, que el espacio y el tiempo tienen una estructura galileana. La teorfa de la relatividad encuentra la verdadera estructura y demuestra que, dentro de esta estructura, el principio de la relatividad s{ abarca los fenémenos del clectromagnetismo, asuntos que estudiaremos en los capitulos 4 y 6. Se puede pensar que la parte fuerte de la teorfa de la relatividad es encontrar la estructura verdadera del espaciotiempo y que, después, la teorfa 1 Einstein conocié antes de 1905 los resultados del experimento de Michelson y Morley. Decimos esto porque se sabe que él habia estudiado el articulo [1] de Lorentz de 1895, en el que el fisico holandés discutia en detalle los resultados del experimento. El experi- mento impresiond a muchos, pero no a Einstein. ;Por qué no? Porque él ya sabia que el resultado del experimento tenfa que ser nulo, simple y anamente porque el éter era, para, 4, inexistente. El Michelson-Morley no fue lo que condujo a Einstein hacia la relatividad, Cuando, afios después, Ie preguntaron a Einstein sobre las motivaciones que habia tenido para formular la relatividad especial, respondié que la aberracién y el experimento de Fi- zeau le mostraron el camino, y que ellos dos “fueron suficientes”. Estas dos palabras de Einstein son, segiin Pais, “la declaracién més crucial que Einstein jamas hiciera acerca de los orfgenes de In teorfa de la relatividad” [2]. El origen de la relatividad / 3 electromagnética resulta vélida para todos los observadores inerciales; este es el punto de vista que se sigue en el capitulo presente, Pero también se puede pensar que la parte fuerte de la teoria es su motivacién: que las leyes clectromagnéticas sean vélidas para todos los observadores inerciales; y que para darle cumplimiento a esa motivacién es necesario averiguar cual es la estructura verdadera del espaciotiempo. Este segundo punto de vista se sigue en el apéndice. 1.1. Corptisculos y ondas La 6ptica moderna nacié en el siglo Xvi, cuando los cientificos lograron controlar, en el laboratorio, los fenémenos bésicos de la luz. Animados por el espfritu experimental, estudiaron la propagacién rectilinea de un rayo de luz, la descomposicién espectral, la polarizacién, la difraccién y la interferencia. Esta fase inicial de la 6ptica se dio dentro de un debate intenso respecto a la naturaleza de la luz, ya que unos crefan que la luz estaba compuesta de corptisculos, mientras otros preferian pensarla como un fenémeno de carécter ondulatorio. La interpretacién ondulatoria mostré su eficacia al explicar los fenémenos de difraccién y de interferencia en léminas delgadas. La base teérica de la visién ondulatoria esta en el principio de Huygens, segtin el cual todo punto de un frente de onda origina una onda esférica secundaria, y el frente de on- da esté formado por la envolvente de las ondas secundarias emitidas por el frente anterior. La potencia explicativa de este principio se manifest répida- mente porque condujo a una visién cuantitativa y exacta de la interferencia y la difraccién, y permitié deducir, con argumentos elementales, la ley de refraccién de Snell. La interpretacién ondulatoria de la luz tuvo numerosos adeptos, aunque se debe tener en cuenta que la palabra onda no significaba lo mismo para todos. Huygens, por ejemplo, no concebfa la onda como una perturbacién continua, con longitud de onda, sino més bien como pulsos de duracién finita. Los primeros seguidores de la interpretacién ondulatoria se encontraron con un escollo que no pudieron vencer, que es la polarizacién de la luz. La teorfa ondulatoria inicial, con ondas longitudinales, no pudo explicar la po- larizacién, ya que ésta pone de manifiesto unas propiedades perpendiculares ala direccién de propagacién. En cambio, los seguidores de la interpretacién corpuscular sf tenfan al menos un intento de explicacién, propuesto por New- ton: “la luz tiene lados”, enunciado que hoy se interpreta como si él hubiera 4/ Elementos de relatividad querido decir que los corptisculos luminosos son ovalados y se pueden ajustar asi a las exigencias de las placas de polarizacién. Que la teorfa ondulatoria inicial fuera incapaz de explicar la polarizacién de la luz incomodaba a muchos, y fue lo que condujo a Newton a preferir la teoria corpuscular. Es justo anotar, sin embargo, que él nunca tomé partido decidido por ninguna de las dos teorfas de la luz, y por eso carece de fun- damento la creencia, muy generalizada, de que Newton fuera el padre de la teoria corpuscular. Uno de los seguidores més importantes de la interpretacién corpuscular fue Bradley, quien, con una serie de observaciones astronémicas, descubrié la aberracién de la luz de las estrellas. Interpretando la luz como corptisculos, el inglés explicé este efecto, midié la velocidad de la luz y demostré, por primera vez, que la Tierra se mueve anualmente alrededor del Sol. Estas observaciones astronémicas y la explicacién subsecuente aportada por Bradley, se dieron en un periodo dominado por la interpretacién corpuscular. En efecto, ésta se impuso durante casi todo el siglo XVIII. Pero en los primeros afios del XIX resurgié vigorosamente la idea on- dulatoria, debido, en parte, a la gran precisién, nunca. antes vista, que se estaba logrando en los experimentos de interferencia y difraccién. A Young se le ocurrié una idea que habrfa de cambiar radicalmente el rumbo de la 6ptica: la polarizacién se entiende fécilmente si las ondas de la luz no son longitudinales, sino transversales. Fresnel tomé esta idea y en poco tiempo reconstruyé toda la teorfa de interferencia, difraccién, refraccién y polari- zacién a partir de ondas transversales. Renovada, la teria ondulatoria fue capaz de explicar una gran variedad de fenémenos de interferencia y difrac- cin, y también pudo hacer predicciones, como por ejemplo ésta: si un haz de luz que ha pasado por un agujero bien pequeiio se dirige hacia un disco opaco, como una moneda, por ejemplo, entonces detrés del disco, en el eje éptico, no todo es obscuridad, sino que en cierto lugar deberd aparecer un punto brillante; en la zona de la sombra debe aparecer un punto brillante. Una prediccién de éstas, tan puntual y precisa, no podfa pasar desapercibida a los rivales de la teorfa ondulatoria, entre los que se contaba Poisson. Este matemético y fisico francés pensaba que no podia haber un punto brillante en la regién de las sombras y que, por consiguiente, la prediccidn debfa estar equivocada. Fresnel presenté su teoria ondulatoria a la Academia Francesa en 1815. Poisson se opuso a esta teorfa y, para atacarla, trajo a cuento la predic: del punto brillante en la sombra de la moneda. Arago recibié la objecién El origen de la relatividad /'5 de Poisson como un desaffo y se dispuso a montar un experimento para establecer si tal punto brillante verdaderamente existe 0 no; y mostré a los académicos pasmados, en una escena memorable de la historia de la fisica, el puntico brillante en medio de la sombra. Esta demostracién fue decisiva para que la teorfa undulatoria reemplazara a la corpuscular, aunque debe admitirse que a mediados del siglo XIX existfan todavia algunos cientificos que se mostraban renuentes a aceptar la teorfa undulatoria. Dejemos aqui la historia de la polémica onda-corpisculo y regresemos al asunto del éter. 1.2. El éter Anotamos arriba que el sonido era bien conocido y se le entendfa, correc- tamente, como las vibraciones longitudinales de un medio material, bien sea gaseoso, liquido o sélido. También apuntamos que los primeros épticos parti- darios de la teorfa ondulatoria trasladaron a la luz las propiedades conocidas del sonido: la luz debe de ser una vibracién longitudinal. Pero, jqué es lo que vibra en los fenémenos luminosos? Hoy por hoy se acepta que lo que vibra es el campo electromagnético, y que esta ondulacién puede darse en el vacio, pero en la cultura de los siglos anteriores la idea del vacfo era dificil de aceptar. Que el espacio entre los astros pueda estar vacfo era inadmisi- ble, porque los hombres tenfan horror a Ia idea del vacfo. Prefirieron pensar en una sustancia que rellena tal espacio, un medio a través del cual viajan Jos astros y la luz: estas son las caracteristicas principales de lo que se ha denominado? el éter.3 No hay una definicién precisa’ de en qué consiste este medio transmi- sor de la luz, el éter, pero podemos resefiar algunas de sus propiedades. El éter debe invadir todo el universo porque, de lo contrario, no podrfamos recibir la luz que proviene de las estrellas. Debe ser suficientemente rigido para transmitir las ondas con una velocidad tan grande. Un medio con es- tas caracteristicas debe causar rozamiento en los planetas, motivando asf un ? La palabra éter tiene varios significados. El que estamos discutiendo es el éter lu- mindfero. Este se debe distinguir del éter etflico, que es un gas usado en medicina como antiespasmédico y anestésico. *La teorfa corpuscular se basa en la supuesta existencia de las particulas luminiferas; dado que éstas podrian perfectamente propagarse en el vacio, la teoria corpuscular no necesita éter. Pero la ondulatoria es hermana del éter. +E] Diccionario de la Real Academia Espafiola de 1780 trae esta definicién de éter: /La esfera, 6 cielo del fuego/Se toma tambien muy fregiientemente por la substancia celeste y pura desde la atmésfera arriba, por la cual caminan los astros. 6/ Elementos de relatividad frenado, un retardo en sus trayectorias. Sin embargo, un frenado acumulado seria facilmente detectable en las observaciones astronémicas y, dado que los astrénomos no han notado el més minimo indicio de frenado, se con- cluye que el éter debe ser un gas delgadisimo, muy sutil: cuando los astros viajan en el espacio no lo notan, porque el éter se cuela a través de ellos libremente, asi “como la brisa fluye entre los Arboles con poca o ninguna oposicién”. Mientras la luz sea ondas longitudinales, el éter como un gas sutil no esta mal; pero, tal como hemos mencionado, la teorfa ondulatoria pasé de ondas longitudinales @ transversales y aqu{ hay un problema, ya que los gases no transmiten ondas transversas. Para que el éter transmita las nuevas ondas transversas de la luz, debe ser un sdlido. Y como la ve- locidad de la luz es tan alta, el sdlido debe ser muy eldstico y muy rigido. En conclusién, el éter luminifero es una sustancia que no atrae ni es atraida gravitacionalmente, inmévil, transparente, sdlida, rfgida, eldstica y se cuela entre los objetos méviles sin rozarlos. Debemos entender que un medio transmisor tan contradictorio se pres- ta a multiples interpretaciones. Se propusieron toda clase de explicaciones. Fresnel® dice que un medio éptico de indice de refraccién n, cuando se mue- ve con velocidad v, arrastra parcialmente al éter consigo y le imparte® una velocidad (1 — n~?)v, Para Stokes el éter es completamente arrastrado por un cuerpo en movimiento. Lorentz. propone que no hay arrastre de éter, sino que hay un parmetro temporal efectivo dado por t! = t—ux/c?. Planck dice que probablemente el éter es compresible y se acumula con gran densidad alrededor de los cuerpos grandes. En el siglo xIX se dan los grandes avances del electromagnetismo, no sélo en el lado experimental, sino ademés en el tedrico. A fines de ese siglo se pro- duce una compilacién de la teorfa electromagnética, una reunién expresada en las cuatro ecuaciones de Maxwell. Estas ecuaciones hacen una prediccién definitiva: debe haber ondas electromagntticas, y éstas tienen una velocidad que es la misma en todas las direcciones. Con esto queremos decir que la velocidad ¢ de un pulso de luz tiene una magnitud c que no depende de la direccién del vector c. En pocas palabras, la velocidad de la luz es isétro- pa. Pero hay un detalle crucial acerca de esta isotropfa, y es que como las * Fresnel fue quien més empefio puso en fundamentar el concepto del medio transmisor de la onda Iuminosa, y se le considera el padre de la hipétesis etérea. Fue él quien intro- dujo la idea del éter en reposo absoluto en 1818, y quien hizo los esfuerzos iniciales para someterlo a la observacién experimental. ® Véase la ecuacién (2.37). El origen de la relatividad /7 ecuaciones de Maxwell se consideraban vélidas tinicamente para un observador inercial O en reposo respecto al éter, la velocidad de la luz se consideraba, tam- bién, que era isétropa tinicamente res- A TY pecto a O: se pensaba que para los otros observadores inerciales la velocidad de la luz no podfa ser isétropa, Veamos esto. Wigiita’1.1. Tied Walocddadss Consideremos un observador inercial —¢, » y c’, tales que c= v + c!. ©’ que se mueve con velocidad v respec- to a O. Llamaremos e’ a la velocidad del pulso de luz respecto a O!. Quizas no sea equivocado pensar que c=c-v (11) Esta ecuacién implica que co? =? +07 — Qvecosb (1.2) donde @ es el Angulo que se forma entre ¢ y v. La figura 1.1 muestra los vectores c, v ye’, el Angulo 8 y el dngulo 6’ que se forma entre c’ y v. En esta figura se ve claramente que ccos @ = v + ¢ cos6’. Remplazando este valor en el lado derecho de (1.2) se llega a ch = 2 + v? — Wut c'cos6") ce? + 2vcos6'e! — (c? —v*) = 0 Esta tiltima es una ecuacién de segundo grado, y sus dos soluciones son 5 d=e [-tene zy1-3 wae | La solucién con el signo inferior da una ¢’ negativa, y por eso es inaceptable. Queda la solucién del signo superior: 8 / Elementos de relatividad z d=e [-Seoe 41-3 ost (1.3) é é Nétese que c’ depende explicitamente de 6’: la velocidad ¢’ de la luz es anisétropa, En © se cumplen las ecuaciones de Maxwell y por consiguiente la velocidad de la luz es isdtropa. En ©’ la velocidad de la luz es anisétropa, © sea que para ese observador no se deben cumplir las ecuaciones de Max- well. Hemos Ilegado a una idea importante: si la formula (1.1) es vélida, las ecuaciones de Maxwell se cumplen para un solo observador inercial. Este observador es especial, privilegiado. Seria interesante averiguar la velocidad v de la Tierra respecto a O. $i decimos que ©! es un laboratorio fijo en la Tierra, la ecuacién (1.3) podria utilizarse para medir v: la anisotropfa de la velocidad ¢’ indicarfa la magnitud de v. La gran dificultad experimental se centra en el hecho de que en (1.3) ocurre la fraccién v/c que, presumiblemente, es muy pequefia. En efecto, las velocidades involucradas con nuestro planeta son muy bajas en comparacin con ¢; por ejemplo, la velocidad de la Tierra respecto al Sol es tan sdlo 30 km/s, es decir, 104 veces més pequefia que c. Se necesitarfa un instrumental sumamente fino para averiguar la v de la Tierra a través de la formula (1.3). Ocurrfa, felizmente, que a fines del siglo XIX los instrumentos épticos ya habfan alcanzado un nivel de precisién suficiente. 1.3. El experimento de Michelson y Morley El interferémetro de Michelson esté capacitado para mostrar la supuesta ani- sotropfa de la velocidad ¢. La luz incide sobre un espejo semitransparente P colocado a 45°, de modo que en P emergen dos rayos perpendiculares. Uno de los rayos va hacia el punto A, donde hay un espejo; el otro rayo va hacia el punto B, donde hay otro espejo. Los rayos reflejados en los espejos A y B se retinen finalmente en una pantalla de observacién, como se ve en el dibujo simplificado de la figura 1.2. En la pantalla se observa la interferencia de las sefiales que provienen de los espejos que hay en A y B. Llamemos t' 4p al tiempo total que tarda la luz para recorrer el trayecto PAP, y tpgp para el trayecto PBP. La interferencia en la pantalla depende del retardo tp4p — t/pgp de una sefial respecto a la otra. Si tp —tpgp es un ntimero entero de perfodos, hay El origen de la relatividad / 9 interferencia constructiva y la pantalla B A muestra mucho brillo, alta intensidad. Y si tpap —tpgp es un niimero impar de semiperfodos, se observa interferen- cia destructiva: cero intensidad y panta- la opaca. En el experimento se usa un interferémetro cuyos brazos PA y PB tienen la misma longitud L. Si la veloci- Ss dad c’ de Ja luz fuera la misma en todas las direcciones, la luz tomarfa el mismo tiempo para recorrer los trayectos PAP y PBP, y se observarfa interferencia constructiva en la pantalla. Pero la formula (1.3) afirma que ¢ es anisdtropa y, en consecuencia, el retardo tap — tpgp también debe ser anisétropo: esto significa que el grado de interferencia en la pantalla debe depender de la orientacién que se le dé al interferémetro de Michelson. ‘Veamos el andlisis que hace un observador en reposo respecto a la Tierra. Llamamos a al dngulo formado por v y la direccién PA, como muestra la. figura 1.2. Para el recorrido PA hacemos 6" = a en la formula (1.3): » cos + 4/1 te 2 ae hee s © |-Z cosa zw sena El tiempo que demora la luz en este trayecto es L/c’: 4 5 toa = a [ Lee + yi-3 waa Para el trayecto AP hacemos 6! = a+ 7 en la formula (1.3). Para el trayecto PB hacemos 6’ = a + 7/2 y para BP se tiene @/ = a — 1/2. Llegamos a Figura 1.2. El interferémetro de Michelson. =L L\iv ve Ys 2 /1- % sen? typ = = [+Zem0 + fl- qsen’ | “1 ie aol +2seno + 4/1 gi PE (Te aide 10/ Elementos de relatividad El retardo tp4p — tppp es la diferencia (tp, + typ) — (tpg + tgp): le we : = eee ee a ee 2 tear tap = aaa Vi-3 sen’ 1-5 costa Al mirar esta ecuacién, concentremos la atencién en tres de las variables que en ella participan: tp4p — t/ppp corresponde al grado de interferencia, es la orientacién que se le da al interferémetro y v es la velocidad de la Tierra. Escogiendo un a y midiendo el grado de interferencia, deberfamos ser capaces de deducir el valor de v. El problema es que el grado de interferencia no es una cantidad facil de medir. Por tal motivo, no es aconsejable que se use un solo valor de a, sino permitir que a tome todos los valores dentro de un rango continuo. En tal caso nos interesa tomar la derivada de tp 4p—tippp respecto a a: da , da (tpap — tppp) = _ (Lv? /c8) sen 2a 1 + 1 (1.5) 1- w/e cr — 5 sen?o a Podriamos utilizar esta ecuacién si a cambiara a medida que pasa el tiempo, es decir, si el interferémetro, como un todo, se hiciera rotar con- tinuamente. En tales circunstancias el patrén de interferencia deberfa ir cambiando a medida que pasa el tiempo. Michelson y Morley efectivamente montaron el interferémetro sobre un “lago” de mercurio, lo que les permi- tié rotarlo suave y continuamente. {Qué esperaban ellos? Esperaban que, a medida que rotaran el espectrémetro, el patrdn de interferencia fuera cam- biando paulatinamente. Pero, para su sorpresa, el patrén de interferencia permanecié inmutable, sin mostrar ningtin cambio paulatino. Esto significa que la derivada (1.5) tiene que ser cero para todos los valores del éngulo a. Haciendo (1.5) igual a cero se llega a El origen de la relatividad / 11 9 wv wv v' 1- GB cosa = — 1-Gsen?a (1.6) Esta ecuacién corresponde al resultado experimental. Hay dos posibilidades: la primera es v = 0. La segunda posibilidad es v # 0; pero si v # 0 la ecua- cién (1.6) es absurda; no puede ser valida porque implica que una cantidad positiva iguale a una cantidad negativa. La unica implicacién vdlida de (1.6) es v = 0. Esta conclusidn dice que la Tierra estarfa en reposo respecto al éter; la Tierra seria ese tinico y pri- vilegiado observador en el que se cumplen las ecuaciones de Maxwell, ese observador en el que la velocidad de la luz es is6tropa. Eso es increfble. Como el andlisis de los resultados del experimento conduce a una. conclu- sidn increfble, nos vemos impulsados a pensar que alguna de las suposiciones en que se basa el andlisis est4 probablemente equivocada. Volviendo sobre los pasos del estudio recién hecho, nos damos cuenta de que la suposicién (1.1) es el paso débil, el que podemos abandonar. De ahora en adelante vamos @ pensar que (1.1) es falsa. En nuestro haber tenemos un hecho experimental y una guia tedrica: El hecho experimental: la velocidad de la luz es isétropa respecto a la Tierra. La guéa tedrica: la ecuacién (1.1) es falsa. El hecho experimental trae consigo una pregunta inmediata: jacaso el pla- neta Tierra es el tinico observador respecto al cual la velocidad de la luz es isétropa? Nos parece prudente responder de esta manera: no vemos ninguna azn que nos Ileve a pensar que este planeta es especial: si la velocidad de la luz es isétropa respecto al observador inercial 0’, se espera que también sea isétropa respecto a todos los otros observadores inerciales O", 0", ... ete: todas las velocidades c, ¢, c”, ¢", ... etc. deben ser istropas. Demos un salto adicional: supongamos que c = ¢ = c’ = e”.., El salto, en palabras, dice que la velocidad de la luz es la misma para todos los observadores inerciales. Este enunciado es el principio de la constancia de la velocidad de la luz. De otro lado, la frase escrita en bastardilla en la pagina 8 sefiala que la ecuacién (1.1) es un impedimento; si ahora adoptamos la guia tedrica recién mencionada, desaparece el impedimento y se nos abre un camino interesante: la posibilidad de que las ecuaciones de Macwell sean vdlidas para todos los observadores inerciales. 12 / Elementos de relatividad 1.4. La transformacién de Galileo El siguiente conjunto de ecuaciones: et r=r-vt (1.7) recibe el nombre de la transformacién de Galileo’. Tomando una derivada temporal se llega a la férmula galileana para la adicién de velocidades, wsu-v (1.8) y tomando otra derivada temporal, (1.9) Estas ecuaciones son tradicionales en la fisica clisica. Han tenido gran prestigio por dos razones: primero, porque la ecuacién (1.8) es cercana a nuestra intuicién, nos parece “natural” y razonable; y segundo, porque la teorfa de la mecénica newtoniana es invariante bajo las transformaciones (1.7). Nétese de paso que haciendo u = cy wu! = ¢’, la ecuacién (1.8) se convierte en (1.1), Esto muestra que en el fondo de (1-1) esta (1.8); dado que queremos abandonar (1.1), lo que verdaderamente queremos abandonar es la transformacién de Galileo (1.8). La teorfa de la relatividad repudia la transformacién de Galileo. Queremos sustituir la transformacién de Galileo por otra que esté de acuerdo con la isotropfa de ¢ que resulta en el experimento de Michelson y Morley. Para encontrar la nueva transformacién nos basaremos en estos tres postulados: 1) el principio de la constancia de la velocidad de la luz; 2) el principio de la relatividad; (1.10) 3) el principio de la homogeneidad del espacio y el tiempo. Las préximas secciones se dedican a la descripcién de estos tres postulados. ” Asf la llamé Philipp Frank en 1909. El origen de la relatividad / 13 1.5. La constancia de la velocidad de la luz La velocidad de la luz en el vacfo es la misma para todos los observadores inerciales: éste es el principio de la constancia de la velocidad de la luz. El sentido de este principio se puede entender con el siguiente ejemplo. Su- Pongamos que alguien apunta una linterna hacia el norte, la prende, y un instante después la apaga; de este modo se forma un pulso de luz que viaja hacia el norte. La velocidad de este pulso es 300000 km/s. Pensemos en un observador inercial que también viaja hacia el norte en un cohete de alta ve- locidad; si este observador mide la velocidad del pulso de luz, obtiene 300 000 km/s. Pensemos en otro observador inercial que viaja hacia el sur en un cohe- te de alta velocidad; si este observador mide la velocidad del pulso de luz, obtiene 300000 km/s. Pensemos atin en otro observador inercial que viaja hacia el oriente; si mide la velocidad del pulso de luz, obtiene 300000 kin/s. ‘Todos los observadores inerciales, los lentos, los veloces, los que viajan en esta direccidn, los que viajan en esa otra direccién, todos ellos registran que la velocidad del pulso de luz es 300000 km/s. Cualquiera que sea el estado de movimiento del observador inercial, él siempre registra que la velocidad del pulso es 300000 km/s. Si el observador persigue al pulso con intencién de darle alcance, nunca lo logra, porque el pulso se aleja con velocidad 300000 km/s. Y si el observador huye del pulso de luz, de nada le vale viajar muy rapido porque el pulso siempre tendré velocidad 300000 km/s. El principio que estamos discutiendo afirma que la velocidad de la luz es independiente de la velocidad relativa entre el observador y la fuente de luz. Si este principio es vélido, el resultado del experimento de Michelson y Mor- ley no presenta ninguna, paradoja y es enteramente entendible: la luz tiene la misma velocidad en los dos brazos del interferémetro y por consiguiente tarda lo mismo en recorrer ambas rutas, 0 sea que las franjas de interferencia no tienen por qué mostrar variaciones. No hay tal cosa como “la velocidad de la luz respecto al éter”; éste queda devaluado y se puede incluso considerar la posibilidad de erradicarlo de la fisica. 1.6. El principio de la relatividad La experiencia de viajar en automévil en Iinea recta y a velocidad constante es muy simple: no se siente nada especial. Uno puede comer, tomar café y recoger un ldpiz que se cayé, del mismo modo como se realizan esas activi- dades en casa. En realidad, las experiencias en el carro y en casa son iguales. 14/ Elementos de relatividad Estamos poniendo de manifiesto una de las observaciones més importantes de la fisica, al establecer que todos los observadores inerciales son equiva- lentes. Esto, que ningtin observador inercial es preferido, es lo que afirma el principio de la relatividad: lo que ocurre para un observador inercial también puede ocurrir para cualquier otro observador inercial. Las leyes de la fisica son las mismas para todos los sistemas inerciales. 4,Cémo se aplica este principio, de qué modo se implementa en las ecua- ciones de la fisica? Para responder esta pregunta presentemos un ejemplo: la ley de la conservacién del momentum debe ser vélida en todos los siste- mas inerciales. Esta ley de conservacién se expresa mediante una ecuacién; lo que el principio de la relatividad afirma es que tal ecuacién se cumple para todos los observadores inerciales. Més concretamente, pensemos en el choque de dos particulas, amando p, al momentum total antes del choque, y pg al momentum total después del choque. La ley de la conservacién del momentum dice que Pa = Pa (1.11) Esto es lo que registra un observador inercial ©. Ahora introducimos otro observador inercial ©’. El nuevo observador registra que el momentum antes del choque es pi, y después pj; este observador también registra que se conserva el momentum: Pi = Pa (1.12) Nétese que las ecuaciones (1.11) y (1.12) tienen la misma forma. La ecuacién que expresa la ley de conservacién tiene la misma forma para todos los observadores inerciales. Este ejemplo del choque de dos particulas nos ha servido para ver la manera como se expresa, formalmente, el principio de la relatividad: las ecuaciones que representan las leyes de la fisica tienen la misma forma para todos los observadores inerciales. 1.7. Homogeneidad del espacio y el tiempo La observacién directa muestra que la Luna da una vuelta alrededor de la Tierra en 28 dias, y ésta da una vuelta alrededor del Sol en 365 dias. Si el sistema solar en pleno se trasladara a otro lugar B del universo, allé funcio- narfa como funciona aqui, sin ninguna modificacién: la “nueva” Luna tomarfa El origen de la relatividad /15 28 dfas para darle una vuelta ala “nueva” Tierra, y ésta daria una vuelta alrededor del “nuevo” Sol en 365 dfas. Pensamos que el sistema solar funcio- narfa lo mismo en un lugar A y en otro B. Respecto al tiempo tenemos una idea similar: si el sistema solar se trasladara en pleno al futuro o al pasado, funcionarfa como funciona ahora, sin ninguna modificacién. Conviene anotar que las ideas recién expresadas se basan en la suposicién de que el sistema solar esta aislado del exterior, o al menos suficientemente aislado. En general, cualquier sistema aislado funcionarfa lo mismo si se le trasladara en el espacio, y también funcionaria lo mismo si se le trasladara en el tiempo. Dicho de otra manera, todos los puntos del espacio son equi- valentes, y todos los instantes son equivalentes: éste es el principio de la homogeneidad del espacio y el tiempo. Las interacciones que se dan entre los objetos fisicos que pueblan el uni- verso hacen que en un lugar ocurran fenémenos diferentes de los que ocurren en otro lugar: no es lo mismo pararse en la superficie de la Luna y pararse en la superficie de la Tierra. La diferencia entre estos dos lugares no indica que esos puntos del espacio sean inequivalentes; la diferencia proviene de las interacciones que se dan entre los objetos fisicos que hay en el universo. 1.8. El concepto de observador Las coordenadas (z,y, z) de los puntos del espacio se pueden establecer con relojes y pulsos de luz, como explicaremos enseguida. En un punto del espacio tenemos un reloj; enviamos un pulso de luz a otro punto donde hay un espejo, y esperamos a que el pulso regrese al punto inicial. Registramos el tiempo At que toma el pulso en el viaje total de ida y vuelta, y finalmente decimos que la distancia entre los dos puntos es } cAt. De esta manera se establecen las distancias entre todos los puntos y podemos calibrar o marcar las escalas de los tres ejes cartesianos. Todo punto en el espacio se caracteriza por medio de sus tres coordenadas (2, y, z). Ahora suponemos que en todo punto del espacio hay un reloj en reposo, formandose asf una gran red tridimensional, rigida e infinita. A esta gran malla rigida de relojes se le llama observador. Si suponemos que todos los relojes son igualmente construidos, podemos afirmar que marchan ala misma frecuencia. A pesar de que tengan la misma frecuencia, los relojes podrfan estar descuadrados, es decir, podria ser que marquen horas diferentes por haber comenzado a marchar en diferentes instantes. Es preciso sincronizarlos. 16/ Blementos de relatividad Para sincronizar dos relojes, el reloj uno envia un pulso de luz hacia el reloj dos, y mide el tiempo At que tarda el pulso en ir y regresar. Supongamos que At = 6 minutos. Més tarde, cuando en el reloj uno sean las 3:57 p. m., el reloj uno envia otra sefial luminosa hacia el reloj dos con la siguiente instrucci6n: “en el instante en que reciba esta sefial, cuadre las manecillas de su reloj en la hora 4:00 p. m.”. De esta manera se pueden sincronizar todos los relojes de un observador inercial. En lo sucesivo, siempre que hablemos de observador inercial hemos de entender que sus relojes estén sincronizados. Veamos de qué manera este observador registra el viaje de una particula puntual. A medida que transcurre el tiempo, la particula visita un punto, y otro, y otro, y los relojes de los puntos visitados registran a qué hora fueron visitados. Luego se recogen todos los registros y se reconstruye la trayectoria: la particula pas6 por tal punto en tal instante, pasé por aquel otro punto en este otro instante, eteétera. Asf se establece la posicién de la particula como funcién del tiempo. Nétese que los relojes no necesitan enviar datos a un computador central ni hay un reloj principal: el observador no es un ser humano que usa la vista, sino que es un létice infinito con un reloj en cada punto del espacio. Llamemos © a un observador inercial y ©’ a otro observador inercial que se mueve con cierta velocidad (constante) v respecto a O. Nos imaginamos dos mallas de relojes, una para © y otra para O’; las dos mallas se cuelan una a través de la otra, y cada una de ellas tiene su propio sistema de coordena- das. En cada punto del espacio hay dos relojes, uno pertenece a O y el otro pertenece O’, de manera que el de ©! se desplaza con velocidad v respecto al de ©. Podemos pensar que hay un ntimero infinito de observadores iner- ciales, y cada uno es una malla rigida de relojes; estas mallas se cuelan unas entre las otras; en cada punto del espacio hay un mimero infinito de relojes que pertenecen a todos los observadores inerciales. Todos los observadores inerciales son igualmente dignos, no hay ninguno preferido, todos registran las mismas leyes de la fisica: las ecuaciones que las expresan tienen la misma forma para todos estos observadores. Como todos los observadores inerciales estén en un plano de igualdad, ninguno es especial y se sacuden las nociones de espacio y tiempo absolutos. Cada observador tiene derecho a medir distancias y tiempos, y los resultados de sus mediciones son distancias verdaderas y tiempos verdaderos. Aqui se establece una diferencia radical con la fisica preeinsteiniana. En esa fisica, la variable t se refiere al tiempo absoluto, ese flujo imperturbable dentro del cual, supuestamente, se inscribfan las cosas del mundo. El origen de la relatividad / 17 Nota. Antes de concluir esta seccién queremos hacer un comentario acerca de la velocidad que puede tener un observador inercial respecto a otro. El lector advertiré, obviamente, que esta nota desubicada introduce un elemen- to de desorden, pero atin asf queremos presentarla desde ya, porque pronto nos ser itil. Supongamos que deseamos acelerar una particula masiva con el propésito de que adquiera la velocidad de la luz c. Tal como veremos en la seccién 3.5, cuando estudiemos la dinémica relativista, para realizar este proceso habria que darle a la particula una energia infinita, y por eso es imposible: no se puede acelerar una particula masiva hasta darle la veloci- dad c. Esta afirmacién esté de acuerdo con el hecho de que no se observan particulas masivas que viajen a la velocidad de la luz. Los laboratorios (que constan de objetos masivos, como por ejemplo poleas, resortes, relojes, re- glas, ete.) tienen velocidades que son menores que c: la velocidad relativa entre dos observadores inereiales es siempre menor que c. 1.9. Transformaciones de coordenadas Un evento es un punto en el espaciotiempo. Un evento no es un suceso, no es algo que ocurre, sino que es un simple punto en el cuadriespacio. En un evento pueden ocurrir fenémenos, como por ejemplo la desintegracién de una particula, Para caracterizar un evento, el observador © usa cuatro ntimeros (¢, x,y,z) de la manera siguiente; supongamos que una particula se desintegra en el evento (9,2,4,6); esto quiere decir que el fenémeno ocurre en aquel lugar cuyas coordenadas espaciales son (2,4,6) y que el reloj que se encuentra en ese punto marca t = 9 en el instante de la desintegracién. Asf como en la seccién anterior, pensemos en dos observadores inerciales Oy O’ tales que el segundo se mueve respecto al primero con cierta velocidad (constante) v. Un evento cualquiera, genérico, tiene coordenadas (t,-r, y, 2) en el sistema O y tiene coordenadas (t/,2’,y', 2’) en el sistema O'. Con t y t' queremos decir que en el sitio y en el instante del evento hay dos relojes que pertenecen a O y O'. Debe existir una manera de averiguar las cuatro coordenadas (t’,2’, y/, 7’) cuando se conocen v y las cuatro coordenadas (t, x,y,z). Pero —y aquf radica la importancia— no se trata de encontrar las formulas de conexién para un evento particular, sino las férmulas de conexién para todos los eventos; en términos matematicos, se debe reconocer que (t,2,y,2) y (t,2’,y/, 2’) son variables algebraicas. Las coordenadas primadas deben ser funciones de las no primadas: 18 / Elementos de relatividad Y=t(v,t,2,y,2) x'(v,t,2,y, 2) y'(v,t)2,4; 2) (1.13) z= a(v,t,2,4,2) A cualquier conjunto de cuatro ecuaciones como (1.13) se le llama trans- formacién de coordenadas. Hay, por supuesto, un ntimero infinito de trans- formaciones de coordenadas, pero solo una es verdadera. Es decir, hay solo una transformacién que verdaderamente corresponde a los registros de las dos mallas infinitas de relojes (la red primada y la no primada). En las préximas secciones concentraremos el esfuerzo en encontrar la transformacién verdadera, Ese es nuestro propésito a corto plazo. No pode- mos olvidar, sin embargo, el propésito a largo plazo, el gran objetivo del proyecto relativista: que se cumpla el principio de la relatividad: que las le- yes de la fisica se expresen mediante ecuaciones que tengan la misma forma para todos los observadores inerciales. Por ejemplo, para los observadores O y O' la ecuacién de Maxwell V - B = 0 se escribe aB, , OBy , OB. ax + By + Be OB. OBL Bt tat Ox! * dy! * Oz Debemos ser capaces de pasar de una ecuacién a la otra: que las dos ecuaciones sean equivalentes. Para que se pueda ejecutar la conversién de una de las ecuaciones en la otra, la teorfa de la relatividad debe suministrar: 1) Ja formula que permita averiguar las variables (E/,, E), E/, Bi, By, BL) cuando se conocen las (Ez, By, Es, Bz, By, Bz) (a esa f6rmula se le dice la transformacién del campo electromagnético, y la deduciremos en el capitulo 4). , , ; Y aaa 2) la formula que permita averiguar las variables ( wa =) cuan- aa ; Be’ By’ Ba): Ms Precisamento, la fSrmala que permite averiguar las variables (¢', 2/,y/, 2’) cuando se conocen las va- riables (t,2, y, 2); esta formula se llama la transformacién verdadera de las coordenadas. do se conocen las ( El origen de la relatividad / 19 El propésito 2) de encontrar la transformacién verdadera de coordenadas es vlido de por sf; pero ese propésito cobra gran importancia cuando se inscribe dentro del principio de la relatividad, que pide que las ecuaciones que expresan las leyes de la fisica sean las mismas para todos los observadores inerciales (que las ecuaciones sean invariantes). La transformacién verdadera de coordenadas deja invariantes las ecuaciones que describen las leyes de la fisica. Hay dos métodos para encontrar la transformacién verdadera de coordenadas: — Método A: acudir a las ecuaciones que expresan las leyes de la fisica y averiguar la transformacién de coordenadas que las deja invariantes (esta ruta se explora en el apéndice). — Método B: establecer un conjunto de primeros principios, como por ejemplo (1.10), deducir una transformacién de coordenadas a partir de ellos y luego estudiar si las ecuaciones de las leyes fisicas son covarian- tes: si lo son, la transformacién es muy probablemente la transforma- cién verdadera de coordenadas. En la préxima seccién seguiremos el método B. 1.10. Las transformaciones de Lorentz Einstein [3] se basa en los tres principios (1.10) para derivar las transforma- ciones de Lorentz. Aquf seguiremos la presentacién de Resnick {7], que parece més ordenada y pedagégica. Suponemos que los dos sistemas coordenados se orientan de manera que v apunte en direccién 2. Los ejes x y 2! coinciden, los ejes y y y/ son paralelos y también son paralelos los ejes z y z’, tal como muestra la figura 1.3. Es claro que en cierto instante los dos sistemas de ejes coinciden exactamente y los dos origenes coinciden: en ese instante el reloj del origen de O marca t = 0 y el reloj del origen de ©! marca t! = 0. Comencemos el estudio demostrando que las ecuaciones (1.13) deben ser lineales. Para tal efecto consideremos dos eventos (t, x,y, z) y (t +62, y, 2): nétese que para O estos dos eventos son iguales en todo, excepto en la coordenada «x. Suponiendo que éx es infinitesimal, nos preguntamos cudl es la separacién da’ de acuerdo con el observador ©’. Al tomar diferenciales 6 en la segunda de las ecuaciones (1.13), escribimos Or! Ox! Ox! Ox" bz = Bet ggiha yeu og 20 / Elementos de relatividad pero ét = dy = dz = 0, entonces te OF bal = be (1.14) Z La homogeneidad del espacio impli- ca que, para un 6x dado, el valor 62’ debe ser igual en todas las regiones del espacio, o sea que Oz! /Ax debe ser inde- Figura 1.3. Definicién de los sis- temas coordenados. Los ejes 2 y 2” pendiente de x,y, 2. As{ mismo, laho- _coinciden, los ejes y y y’ son para- mogeneidad del tiempo dice que dz’ de-_lelos y los ejes z y z/ también son be ser igual en todas las épocas, 0 sea _paralelos. La velocidad de separa- que dz! /Azx es independiente del tiem- cin v apunta en direccién 2. po. En conclusién, la derivada dz’ /dx es una constante. Consideraciones pa- tecidas, invocando la homogeneidad del espacio y del tiempo, nos llevan a afirmar que 02'/dt, dz’ /Oy, Ax'/Az son también constantes. La segunda funcién (1.13) debe ser a! = aottant+apy +as2 (1.15) con a19, a11, a12, a13 constantes, Se puede repetir este razonamiento para las otras tres funciones de (1.13), con resultados similares a (1.15): f= agot + ant + any + aogz (1.16) a = aot + aut + apy + aygz (1.17) / = agot + agz + agy + aygz (1.18) z= azot + agixr + azgy + ag3z (1.19) Aqui los 16 coeficientes a,,, son constantes. Ahora procedemos a ave- riguar los valores de estos coeficientes utilizando los tres principios (1.10). Primero vamos a averiguar los ocho coeficientes de las dos tiltimas ecuaciones (1.18) y (1.19), y luego atacaremos las ecuaciones (1.16) y (1.17). Los puntos que pertenecen al eje « (los que tienen y = z = 0) también pertenecen al eje «’, es decir, tienen y/ = z/ = 0. Formalmente, las condiciones {y=2=0} y {y’ = 2 =0} se implican mutuamente: El origen de la relatividad /21 {y=2=0} ° {y/ =2' =0} De aqui podemos concluir que ay9 = a2, = ago = a3, = 0. Los puntos que pertenecen al plano zry (los que tienen z = 0) también pertenecen al plano -'y’, es decir, tienen z' = 0. Formalmente, z=0 e Z=0 De aqui se deduce que a3 = 0. Un razonamiento similar (con el plano 2) nos lleva a que az = 0. ‘Vamos a probar que a2 = 1 al comparar estas dos situaciones: Situacién 1: en ¢ = 0 hay una varilla en reposo respecto a © parada en el eje y, con sus extremos en los puntos y = 0 y y = L; 0 sea que los. dos extremos tienen coordenadas no primadas (0,0,0,0) y (0,0, £,0). ‘Veamos de qué manera el observador ©’ registra este objeto: claramente se trata de una varilla que viaja hacia la izquierda y cuyos extremos tienen, de acuerdo con (1.18), coordenadas primadas y’ = Oy y/ = agL. Situacién 2: en ¢’ = 0 hay una varilla en reposo respecto a ©’ parada en el eje y’, con sus extremos en los puntos y/ = 0 y y/ = L; 0 sea que los dos extremos tienen coordenadas primadas (0,0,0,0) y (0,0, ,0). Veamos de qué manera el observador © registra este objeto: claramente se trata de wna varilla que viaja hacia la derecha y cuyos extremos tienen, de acuerdo con (1.18), coordenadas no primadas y = 0 y y = L/ayp. De acuerdo con el principio de la relatividad (1.10), la situacién 1 y la situacién 2 son equivalentes. Entonces axl = L/ay9, de donde ax = 1. Un andlisis parecido nos permitiré concluir que a33 = 1. Ya hemos averiguado los ocho coeficientes de las ecuaciones (1.18) y (1.19), ecuaciones que ahora se escriben 2 (1.20) Nos falta estudiar las ecuaciones (1.16) y (1.17). Comencemos conside- rando dos eventos (t, x,y,z) y (t,,—y, 2). Por la homogeneidad del espacio, ambos eventos deben tener la misma coordenada temporal t’. En vista de 22/ Elementos de relatividad (1.16) concluimos que ao = 0. Un andlisis parecido conduce a la ecuacién a3 = 0. Hasta el momento, la ecuacién (1.16) se ha convertido en t = aggt +an2 (1.21) Pensemos en los eventos del plano « = 0; de acuerdo con la ecuacién (1.21), los eventos de este plano cumplen la ecuacién t/ = agot. Para estos eventos la condicién t > 0 debe implicar que t’ > 0, 0 sea que ago debe ser positiva: ao > 0 (1.22) Sean (T, X,Y, Z) las coordenadas no primadas de un evento cualquiera en el plano 2’ = 0. Haciendo 2’ = 0 en (1.17) escribimos ayoT +anX tan +a13Z = 0 (1.23) Si hacemos T = X = 0 en (1.28), se obtiene ay2Y +a33Z = 0 Como esta tiltima ecuacién debe cumplirse para todos los (arbitrarios) valo- res de Y y de Z, es claro que aj = a13 = 0. Con este resultado regresamos a (1.23) para escribir aT +ayX = (1.24) No olvidemos que (T, X,Y, Z) pertenece al plano 2’ = 0, cuyos puntos cum- plen la condicidn X = v7; claramente la ecuacién (1.24) dice que aioT + ayvT = 0, de donde ayo = —vari. Hasta el momento, la ecuacién (1.17) se ha convertido en x! = ay(x— vt) (1.25) Demostraremos enseguida que a1; debe ser positiva. Para tal efecto conside- remos aquellos eventos que estn a la derecha del origen de 0’; esos eventos El origen de la relatividad / 23 cumplen las condiciones «’ > 0 y 2 > vt. En otras palabras, x > ut + 2! > 0. Al poner esto en (1.25) encontramos ay >0 (1.26) Hagamos un resumen de lo averiguado hasta el momento: t = agot + ager a! = an(x— vt) 1.27 y ot (1.27) gaz Hasta aqui se llega usando los principios de la relatividad y de la homo- geneidad del espacio y del tiempo. Pero todavia hay tres coeficientes desco- nocidos ao, aot, a11, 0 sea que (1.27) no es una transformacién particular, sino una familia de transformaciones. Para individualizar una transforma- cién particular es necesario dar los valores de ao9, ao1 Y a11, lo que se logra imponiendo alguna condicién suplementaria. Por ejemplo, la transformacién de Galileo (1.7) pertenece a la familia de transformaciones (1.27). Para obtener Galileo a partir de (1.27) se impone la condicién suplementaria apt = 0, ago = a1 = 1 La transformacién de Lorentz también pertenece a la familia de transfor- maciones (1.27). Einstein obtiene la transformacién de Lorentz usando, como condicién suplementaria, el principio de la constancia de la velocidad de la luz. En efecto, tal como veremos enseguida, al implementar este principio quedan univocamente determinados los tres coeficientes aog, 11, a01- Supongamos que un pulso de luz sale del origen de coordenadas cuando los orfgenes de © y O/ coinciden. Un tiempo después, este pulso llega a un evento E. Las coordenadas no primadas de E son (t,r,y, 2), y las primadas son (t/,2’,y/,z'). Calculemos la velocidad a la que se propaga el pulso de luz. Para O la velocidad del pulso es c = /e?+y?+22/t, y para O' la velocidad del pulso es cf = Vc? + y+ 2/1’. Pero ¢’ = ¢, por el principio de la constancia de la velocidad de la luz: (PrpPre c= 24 / Elementos de relatividad Estas dos ecuaciones se reescriben asi: ee etyt2) = 0 (1.28) Ce? — (a! 4 y? 4 2) 0 (1.29) Usemos ahora las cuatro ecuaciones (1.27) en (1.29) para que (1.29) quede en términos de cantidades no primadas: 2g? yz? ae eed (Cabo — vai)? — (af — ea; Ja? — y? — 2 : ; (1.30) + 2(¢’aooao1 + vay) xt = 0 Vamos a comparar, término a término, las ecuaciones (1.28) y (1.30); igualando los coeficientes correspondientes se llega a Caf —v'a?, = 2 a-ak, = 1 Pagani +vaz?, = 0 He aqui un sistema de tres ecuaciones para las tres inedgnitas apg, ani, a3. Hay dos soluciones: Primera solucién: a 1 ney = aie eo? ol ee Segunda solucién: 2 2 ofe 1 ayy = ow = SS 00 El origen de la relatividad / 25 En vista de (1.22), la primera solucién esta descartada. En consecuencia, adoptamos la segunda solucién, utilizando (1.26) al tomar la raiz cuadrada del término a3): i ve au = 900 = ae on = ~ ae Nétese el factor 1/\/1 — v2/c2, que aparece innumerables veces en la relati- vidad. Tradicionalmente se le conoce como 7: (1.31) Los tres coeficientes son, entonces, a1, = a99 = 7, a0, = —yv/c? y el resul- tado final de las transformaciones queda (1.32) Estas son las transformaciones de Lorentz. Las hemos presentado como una consecuencia directa de los tres postulados de la relatividad, y en este sentido ellas son del Ambito de la fisica tedrica. Lo importante es que ellas también son del Ambito de la fisica experimental: innumerables experimentos realizados durante el siglo Xx han confirmado, una y otra vez y sin ninguna excepcién, que las transformaciones de Lorentz son buenas. Anotemos que las transformaciones de Lorentz se confunden con las de Galileo a bajas velocidades. En efecto, las ecuaciones (1.32) se convierten en (1.7) cuando v < ¢, Esta observacién deja en claro que la relatividad especial abarca, al pensamiento newtoniano, y que este iiltimo es un caso Ifmite del pensamiento relativista. El espaciotiempo relativista es diferente del newtoniano para todos los valores de v, pero la diferencia es notoria inicamente a altas velocidades. Einstein dedujo las transformaciones de Lorentz, en el oélebre articulo [3] de 1905 en el que funda la relatividad especial. Ellas son quizé las ecuaciones 26 / Elementos de relatividad mas importantes de la fisica del siglo xx. Se conocen como transformacio- nes de Lorentz porque ellas ya habfan sido obtenidas por Hendrik Antoon Lorentz [5] unos meses antes, cuando el holandés probé la covariancia de los campos eléctrico y magnético bajo la transformacién (1.32) (sin embargo, por un error de célculo, sélo pudo probar la covariancia hasta primer or- den en v/c). Lorentz no le dio al t! de estas ecuaciones la importancia que luego habria de lograr en la relatividad; en efecto, Lorentz pensaba en 1904 que mientras t es el tiempo verdadero, la variable 1! era simplemente una cantidad auxiliar. Einstein no conocfa este trabajo de Lorentz. Si queremos expresar las coordenadas no primadas en términos de las primadas, podemos resolver las cuatro ecuaciones simulténeas (1.32) y des- pejar t, 2, y, z. Pero hay otra manera més simple, que consiste en lo siguiente: en cada una de las cuatro ecuaciones se cambia v por —v y se intercambian coordenadas primadas y no primadas: v =v? , =r +52’) a= y(a' +t’) (1.33) yay, za=2 Generalizacién. Hemos supuesto que 0! se mueve, respecto a O, con una velocidad v que apunta en la direccién del eje comtin « 2’. Enseguida escri- bimos el caso [8] general, cuando v apunta en cualquier direccién: 1 Ur Wea ean) “a (1.34) r+ (Tteraat)o t=al'+ So-r) i oF (1.35) =r +( a wea)» Los diferenciales. En diferenciales, las dos primeras ecuaciones (1.32) son At = yat— 3 Az) (1.36) Ac! = >(Ac—vdt) (137) El origen de la relatividad / 27 y las inversas proceden de (1.33): At = (Ad + 5 Aa’) (1.38) Ar = >(Ac’ +vAt) (1.39) También podemos escribir las ecuaciones (1.34) en diferenciales: At = yat~ 4 v-A) (1.40) Ar = Ar+ (5 v-Or~9At) » (1.41) Las derivadas. A partir de las transformaciones (1.32) calculamos estas seis derivadas: at oe! _ at _ a ae” re al be oy _ a2, (1.42) ao” ay Oz Ahora, la regla de la derivacién en cadena dice que a _H#9 Or! 0 dy a dz 0 a Het Oot Oy * OE Be entonces, utilizando las derivadas (1.42): a_ a a a V8” Or que escribimos cortamente 8; = y dy —7yv 9,7. De la misma manera se calculan las derivadas 2, 8y, ¥ Is: 8 = Oy — yu de 0, = 7 Oy — Ga (1.43) Oy = Oy A. = Der Propiedades del espaciotiempo En este capitulo nos proponemos estudiar las consecuencias més directas de Jas transformaciones de Lorentz. La més importante se refiere a dos eventos que son simulténeos para un observador: para otros observadores, en gene- ral, esos dos eventos no son simultdneos. Directamente conectado con esto, aparece otro efecto curioso: la longitud de un objeto cualquiera depende, en general, del estado de movimiento del observador que la registra. Las implicaciones de estos dos resultados son inmediatas. Surge un conjunto de definiciones y efectos de primera importancia: el tiempo propio, la longitud propia, el modo como se adicionan velocidades y como se adicionan acelera- ciones. Estos asuntos estan cobijados por la idea central de la relatividad, la gran idea que revolucioné el pensamiento cientifico: el espacio y el tiempo no son independientes uno del otro, sino que forman un todo espaciotemporal. Consideremos dos eventos E, y Ep. El observador © registra que estos dos eventos tienen coordenadas (t,r) y (+ At,r + Ar), respectivamente. Para ©! las coordenadas! de Ey y Ez son (t',r’) y (+ Ad x’ + Ar’). La conexién entre At, Ar, At’ y Ar’ esté dada por las férmulas (1.40) y (1.41). Supongamos que para © la separacidn entre los dos eventos es puramen- te espacial, es decir, At = 0; las ecuaciones (1.40) y (1.41) muestran que para ©’ los dos eventos tienen separaciones espacial y temporal. Asf mismo, supongamos que para © la separacién entre los dos eventos es puramente * Estamos mencionando cuatro relojes: los dos relojes de O marcan t y + At y los dos relojes de ©’ marcan t! y t' + At’ 30/ Elementos de relatividad temporal, es decir, Ar = 0; las ecuaciones (1.40) y (1.41) muestran que para ©! los dos eventos tienen separaciones espacial y temporal. Vemos asf que el espacio y el tiempo no son independientes uno del otro, Cada observador inercial puede establecer un corte, un lindero, entre su espacio y su tiempo, pero el lindero que establece © es diferente al que establece 0. 2.1. Las separaciones espacial y temporal son relativas Las ecuaciones (1.40) y (1.41) muestran que, en general, At’ # At; por esto decimos que la separacidn temporal entre dos eventos es relativa. Asi mismo, en general Ar’ # Ar: la separacién espacial también es relativa. El adjetivo relative se aplica a cualquier cantidad que, registrada por diferentes observadores, da resultados diferentes. También decimos que una cantidad es absoluta cuando, al registrarla diferentes observadores, todos obtienen el mismo resultado. Acabamos de probar que en la relatividad es- pecial las separaciones espacial y temporal no son absolutas, sino relativas. Comparando, las transformaciones de Galileo (1.7) dan th — th = t2 — th y 2,—a, # 22—2}. En palabras: en Galileo la separacién temporal es absoluta y la separacién espacial es relative. 2.2. El intervalo es absoluto A pesar de que las separaciones espacial y temporal son relativas, hay una fancién de At y Ar que resulta absoluta. Definamos As? = (At)? — (Ar)? (2.1) As? = (At) — (Ar? En palabras: el cuadrado de la separacién temporal menos el cuadrado de la separacién espacial. Enseguida probaremos que As’ = As?. Para tal efecto se eleva al cuadrado cada uno de los lados en las ecuaciones (1.40) y (1.41), obteniéndose 2 eat)? = PE (AN? + Fw An? — 27 At(v- Ar) Propiedades del espaciotiempo / 31 oad (Ar)? = -(Ar)?— a: Ar)? + 2y7?At(v » Ar) — 47v?(At)? Ahora sumar lado a lado estas dos ecuaciones: (At)? — (Ar’)? = c?(At)? - (Ar)? (2.2) Es decir, As? = As? (2.3) As? recibe el nombre de intervalo, El intervalo es la separacién espa- ciotemporal. La separacién espacial es relativa; la separacién temporal es relativa; la separacién espaciotemporal es absoluta. En las geometrfas euclidianas la definicién de distancia involucra tinica- mente signos +. Esto tiene una consecuencia importante: la distancia entre dos puntos diferentes es siempre positiva; o sea que que si la distancia entre dos puntos es cero es porque se trata, no de dos puntos, sino del mismo punto. La geometrfa del espaciotiempo no es euclidiana, porque el intervalo tiene un signo — que es crucial. En el espaciotiempo la cantidad As? puede ser positiva, negativa o cero; el intervalo entre dos eventos diferentes puede ser cero. 2.3. Clases de intervalos Cuando As? es positivo, cero o negativo, el intervalo es temporaloide, lumi- noide o espacialoide, respectivamente. Vamos a estudiar por separado cada uno de estos casos. Intervalos temporaloides. Para que As? sea positive debe cumplirse la siguiente desigualdad: eAt| > [Ar| (2.4) Este intervalo tiene dos propiedades interesantes: 32/ Elementos de relatividad a) Un observador inercial que recorra el espacio Ar en el lapso At debe registrar que los dos eventos ocurren en el mismo punto del triespacio. Escribamos la velocidad de este observador inercial: Ar oa = (2.5) Para verificar que esto es cierto, notemos que al colocar el valor v = Ar/At en (1.41) se obtiene Ar’ = 0. b jExiste acaso un observador inercial ©” para el cual los dos eventos son simulténeos? Respondamos esta pregunta averiguando la velocidad v que deberia tener ©’. Al imponer la condicién Ad’ = 0 en (1.40), se obtiene AP) wae (2.6) Sin embargo, la combinacién de (2.4) y (2.6) implica que v tendrfa que ser mayor que c, lo que es imposible (véase la frase en bastardilla en la pagina 17). En conclusién: si dos eventos tienen intervalo temporaloide, ningtin observador registra que son simultdneos. Intervalos espacialoides. Para que As? sea negativo debe cumplirse la siguiente desigualdad: [Ar] > ¢lAt| (2.7) Este intervalo tiene dos propiedades interesantes: a) Los observadores inerciales que cumplen la condicién v -(Ar/At) = c? registran que los dos eventos son simultdneos, Podemos convencernos de que esto es cierto de la manera siguiente: al poner v - (Ar/At) = c2 en (1.40) se obtiene At’ = 0. b) jExiste acaso un observador inercial 0! para el cual los dos eventos ocurren en el mismo punto r’? Respondamos esta pregunta averiguando la velocidad v que deberfa tener 0’. Al imponer la condicién Ar’ = 0 en (1.41) se obtiene Propiedades del espaciotiempo / 33 = je (2.8) Multiplicar escalarmente ambos lados de esta ecuacién por el vector v: Ar Ar} "REF - (-09- F-0?) Ar» 0 = 0 Fay (2.9) El lado izquierdo de la ecuacién (2.8) es un vector en direccién Ar/At y el lado derecho es un vector en direccién v; para que la ecuacién sea vélida, es necesario que esos dos vectores sean paralelos o antipa- ralelos, 0 sea que v - Ar/At = +|v||Ar/At|. Al poner este valor en la ecuacién (2.9), se obtiene |u| = +|Ar/At|. El signo — es inadmisible porque permitirfa que una cantidad positiva fuera igual a una negativa, Escogemos el signo +: (2.10) El problema es que la combinacién de (2.7) y (2.10) implica que |u| tendria que ser mayor que c, lo que es imposible (de nuevo, la frase escrita en bastardilla en la pagina 17). En conclusién: si dos eventos tienen intervalo espacialoide, ningtin observador registra que ocurren en el mismo punto del triespacio. Intervalos luminoides. El intervalo entre dos eventos es cero si elt] = |Ar| (2.11) Hay dos preguntas interesantes: 34/ Elementos de relatividad a) {Existe acaso un observador inercial ©” para el cual los dos eventos son simulténeos? Respondamos esta pregunta averiguando la velocidad v que deberfa tener O’. Al imponer la condicién At’ = 0 en (1.40) se obtiene (2.6). Sin embargo, la combinacién de (2.6) y (2.11) implica que v tendria que ser mayor que c, lo que es imposible. b) {Existe un observador inercial ©’ para el cual los dos eventos ocurren en el mismo punto r’? Al imponer la condicién Ar’ = 0 en (1.41) se obtiene la ecuacién (2.10). El problema es que la combinacién de (2.10) y (2.11) implica que v tendria que ser igual c, lo que es imposible. En conclusién, cuando el intervalo entre dos eventos es luminoide, ningdin observador registra que son simultdneos y ningtin observador registra que ocurren en el mismo punto del triespacio. 2.4. La simultaneidad es relativa Consideremos dos eventos que aparecen simulténeos para el observador O. Haciendo At = 0 en (1.40) encontramos At = -3 -Ar (2.12) Si v- Ar # 0, entonces At’ # 0, lo que constituye una propiedad de primera importancia: dos eventos que aparecen simultdneos para O pueden aparecer simultneos o no simultdneos para 0’, dependiendo de la direccién de la velocidad v. Aparecen simulténeos para todos los observadores ©! que tengan v perpendicular a Ar, y aparecen no simulténeos a todos los O' cuya v no sea perpendicular a Ar. Vemos asf que la simultaneidad no es absoluta, sino relativa. Desincronizacién de relojes. También podemos entender la ecuacién (2.12) en téminos de desincronizacién de relojes, valiéndonos de la nota sobre los relojes escrita al pie de la pagina 29. Los dos relojes de O estan marcando la misma hora; por ejemplo t = 3:29 a. m. Pero los dos relojes de ©! estén marcando horas diferentes; por ejemplo, el reloj primado en el primer evento marca t, = 3:27 a. m. y el reloj primado en el segundo evento marca t, = 3:31 a. m. Propiedades del espaciotiempo / 35 E] observador © dice que todos sus relojes (los no primados) estén de acuerdo, es decir, estén sincronizados; el observador 0! también dice que todos sus relojes (los primados) estén sincronizados. Pero © registra que los relojes de O! estén desincronizados y ©! registra que los de © estan desincronizados. 2.5. Tiempo propio Al estudiar los intervalos temporaloides vimos que la separacién espacial aparece nula para aquel observador ©’ que tiene una velocidad dada por (2.5). Veamos ahora cuél es la separacién temporal At’ que registra ese observador ©’. Utilizando el resultado (2.5) en (1.40) se obtiene At! = y(At— = - vAt) = (1 — v?/c?)At. Este At! se llama tiempo propio y se denota por medio del simbolo Av. En conclusién, Ar = 0 (2.13) Ar = Atyi-v7e (2.14) < At (2.15) La ecuacién (2.2) se reescribe asf: Ar? = (At)? — (Ar)? + (Ar’)? En el lado derecho tenemos Ar’ = 0 y (Ar)? > 0, y esto implica necesa- riamente que Ar? < At?: el tiempo propio es el menor de los tiempos. Las formulas (2.13), (2.14) y (2.15), que son de primera importancia, dan pie a las siguientes observaciones: 1) El tiempo propio r es un concepto que se aplica tinicamente a intervalos temporaloides. Dado un intervalo temporaloide, existe un observador que registra que los dos eventos ocurren en el mismo tripunto y con una separacién temporal Ar. Otros observadores registran, en general, que los dos eventos ocurren en lugares diferentes y con una separacién temporal mayor que Ar: el tiempo propio es el menor de los tiempos. 36 / Elementos de relatividad 2) Regresemos a la nota al pie de la pagina 29. En general se trata de cuatro relojes, pero el caso del tiempo propio es especial, ya que O! usa solamente un reloj. Es claro que para el observador primado los dos eventos ocurren en un punto fijo del triespacio, y los dos tiempos ty t+ Af’ los registra aquel reloj primado que ocupa el tripunto. Llegamos asf a una clave que puede ser titil en momentos de confusién: el tiempo propio r lo mide un solo reloj. 8) El concepto de tiempo propio, expresado en la ecuacién (2.14), es sim- Ple, elemental e irreducible. El esté en la esencia de la relatividad. Medicién de 7. Supongamos que los relojes se construyen con dos espejos paralelos separados una distancia 6 y un pulso de luz que se refleja una y otra vez en los espejos, como muestra la figura 2.1. En cada tripunto de 0’ se encuentra, fijo, un reloj de estos. De acuerdo con ©, el tiempo que el pulso de luz tarda en regresar a uno de los espejos es At == c Suponemos que este reloj tiene sus espejos paralelos al plano z'z'. Para O el viaje del pulso de luz es como en la Ifnea punteada de la figura 2.2; el recorrido total es dos hipotenusas: 21/6? + (}vAt)’, o sea que At viene dado por 24/62 + (AvAt)? Ap avelavelle c Despejamos (At)? para obtener (at? = dete me: Propiedades del espaciotiempo / 37 Figura 2.1. Un reloj consta de Figura 2.2. El mismo reloj de la dos espejos paralelos y un pulso figura 2.1, segiin lo registra otro de luz que se refleja en ellos repe- _observador © que se mueve respec- tidamente. El dibujo representa el to al reloj. Para O, la salida y el registro hecho por un observador _regreso del pulso ocurren en pun- © en reposo respecto al reloj. tos diferentes. Los dos eventos (salida y regreso del pulso) se registran de manera di- ferente por los dos observadores. Para © los dos eventos ocurren en puntos diferentes, o sea que los registran relojes diferentes. Para O’ los dos eventos ocurren en el mismo punto, o sea que los registra el mismo reloj: se trata entonces de tiempo propio. Particula libre. Veremos en la seccién 3.5 que las partfculas masivas tienen velocidades inferiores a ¢; por eso los eventos de sus trayectorias tienen inter- valos temporaloides y, en consecuencia, se les aplica el concepto de tiempo propio dr. Si la partfcula es libre, dr es el tiempo que mide un reloj atado a Ia particula, que la acompafia en todo instante: dr = J1i-wW/eat (2.16) Aqui, u = jul es la magnitud de la velocidad de la particula, Una cantidad finita de tiempo propio se obtiene integrando: T= / dr (2.17) = [vi — w/e at (2.18) 38 / Elementos de relatividad 4 " fa Twat) (2.19) Vi-W/et + k (2.20) donde k es una constante de integracién. r es el parémetro natural que ca~ racteriza los eventos de la trayectoria de la particula masiva libre. Llamemos (T,X, Y, Z) alas coordenadas de esos eventos; la idea es que cada una de las cuatro coordenadas (T,, X,Y, Z) es funcién de r, lo que nos permite escribir T=T(r), X = X(r), ¥ =Y(r) y Z = Z(r). Supongamos, por ejemplo, que cuando 7 = 23 la particula ocupa el evento (5,6,7,8); en este caso decimos que T(23) = 5, X(23) = 6, Y(23) = 7 y Z(23) =8. ‘Ya hemos anotado que el tiempo 7 lo mide un solo reloj. Hay un sistema coordenado inercial para el cual la particula est siempre en reposo; en estas coordenadas el intervalo ds” entre dos puntos de la trayectoria es puro tiem- po, y es c’dr?, Llegamos asf a una férmula de gran utilidad en el estudio de las trayectorias de las particulas libres que tienen masa diferente de cero: ds? = Pdr? (2.21) La discusién del tiempo propio que hemos presentado es vélida para la partfcula libre, que tiene un observador inercial que la acompaiia en todo instante. Pero si la particula no es libre, es decir, si tiene aceleracién, un ob- servador acompaiiante también estarfa acelerado, no seria inercial y estaria por fuera de la relatividad especial. El estudio del tiempo propio de una particula acelerada es delicado y demanda una hipétesis adicional, asunto que reservamos para la seccién 2.14. De otro lado, es conveniente mencionar las partfculas de masa cero, como los pulsos de luz. Ellas viajan con velo- cidad ¢, y por esta razén los eventos de sus trayectorias tienen intervalos luminoides, para los cuales no se aplica el concepto de tiempo propio: las, particulas de masa cero no tienen tiempo propio. Tiempo de vida media. Un electrén aislado sigue siendo electrén indefini- damente, y por esto decimos que es estable. Otro ejemplo de particula estable es el protén. Pero la estabilidad es una propiedad escasa, ya que casi todas las particulas tienden a desintegrarse, El tiempo de vida media se define co- mo el tiempo que tarda una poblacidn de particulas idénticas en reducirse a Propiedades del espaciotiempo / 39 la mitad.? Nos interesa en este momento resaltar que el enunciado “tiempo que tarda...” es ambiguo porque es relativo. Deberfa definirse el tiempo de vida media en términos absolutos, no relativos. Se ha convenido en que “el tiempo que tarda una poblacién en reducirse a la mitad, aproximadamente” significa lo siguiente: el que registra un observador en reposo respecto a las particulas. Veamos por ejemplo los piones no neutros, que en el 99.98770 % de las veces se desintegran ast: mt ty Tm > wo, 7+ = 26x10-8s: vida media El significado de 7, desde un punto de vista experimental, es el siguien- te. Supongamos un conjunto de 700 piones que se encuentran en reposo respecto a un observador ©’; cuando en los relojes de este observador ha- yan transcurrido 2.6 x 10-® segundos, la poblacién de piones seré de 350 aproximadamente. Supongamos ahora que este grupo de piones tiene una velocidad de 0.99c respecto al laboratorio, y nos preguntamos: segiin el reloj del laboratorio, jeudnto tiempo ¢ (el que marca un reloj del laboratorio) se demora la poblacién de piones para pasar de 700 a 350? Para responder esta pregunta utilizamos la ecuacién (2.14): es t= ae (2.22) 2.6 x 1078s V1 — 0.992 E] trayecto recorrido por los piones antes de desintegrarse es ut: = 18.43 x 10-*s vt = 0.99ct = 54.74m: relatividad Si en vez de usar las transformaciones de Lorentz, se usan las de Galileo, el resultado es bien diferente. De acuerdo con las ecuaciones (1.7), las can- tidades At y At’ serfan iguales, y el trayecto recorrido por los piones antes ? En verdad, y debido a la incertidumbre esencial que asiste al proceso cudntico de la desintegracién, deberiamos decir “aproximadamente la mitad” 40 / Blementos de relatividad de desintegrarse serfa vAt = 772m Galileo, muy diferente a 54.74 m. En el laboratorio, el experimento da 54.74 m y no 7.72 m: la relatividad especial confirmada. 2.6. Longitud propia Para medir fotogréficamente la longitud de un avién en vuelo se debe tener en cuenta que el diafragma de la cdmara fotogréfica se abra por muy poco tiempo; porque si se abre durante mucho tiempo, la fotograffa queda corrida © borrosa, y no sirve: en general, para medir la longitud de un objeto, se deben registrar los dos extremos simultaneamente. En el caso especial en que el avién esta en reposo, los registros de los dos extremos no tienen que ser simulténeos. Supongamos pues que el avidn esta en reposo en O', y lamemos Lo = |Ar’| a su longitud para ©’. Esta Lo recibe el nombre de longitud propia. La ecuacién (2.2) se escribe (At')? — 13 = (At)? - (Ar)? (2.23) Utilizamos ahora la ecuacién (1.40): t 2 oP (ae- a” ar) — 13 = (At)? — (Ar? Queremos que |Ar| sea L, la longitud del avidn segiin la registra O. Tal como acabamos de explicar, para medir esta L se deben registrar los dos extremos en el mismo valor de t, es decir, At = 0, En consecuencia, L 2 ey (3e-t) -B=-i O sea que Propiedades del espaciotiempo / 41 2 B= P+ 3 (vb? (2.24) Esta f6rmula sirve en general, cualquiera que sea el éngulo formado por el avién L y la velocidad de separacién v. La estudiaremos en dos casos: cuando L y v son perpendiculares y cuando L y v son paralelos. Si son perpendiculares, se cumple la ecuacién v-L = 0 y, en consecuencia, L = Lo: las longitudes perpendiculares a v no sufren ningiin cambio. De otro lado, si Ly v son paralelos, la formula (2.24) da In = L/ Vive (2.25) >L (2.26) La ecuacién (2.23) se reescribe asi: 13 = (Ar)? — 2(At)? + 2(Ad)? No olvidemos que At = 0 y (At’)? > 0, lo que implica necesariamente que 13 > (Ar)? : la longitud propia es la mayor de las longitudes. Volumen propio. Dado que las longitudes perpendiculares a v no sufren cambios y que las longitudes paralelas a v se afectan por el factor 7-1 = 1—v?/c?, la forma de los objetos tridimensionales depende del estado de movimiento del observador que los registra: la forma es relativa. Veamos un ejemplo de esta deformacién, suponiendo que en 0! hay, en reposo, un cubo con sus aristas paralelas a los ejes x',y’ y 2’, respectivamente. Llamemos Io ala longitud de las aristas, segiin ©’. Nos preguntamos en seguida de qué manera este cuerpo es registrado por O; claramente, las aristas paralelas a los ejes y y z son de longitud Lo, pero las aristas paralelas al eje « tienen una longitud contrafda Lo\/1—v?/c?. Vemos asf que para © no se trata de un cubo, sino de un paralelepfpedo recto rectangular —es decir, un “cubo achatado”— de aristas Lo, Lo, Loy/1—v*/c*. Esto repercute en el volumen, ya que mientras el volumen es L3 para O', el volumen es Lj\/1—v?/c? para O. Ahora supongamos un cuerpo de cualquier forma; es claro que O' lo puede considerar como la yuxtaposicién 42 / Elementos de relatividad de muchos cubitos, y cada uno de estos cubitos aparece deformado para ©. Lo importante es que todos los cubitos se ven afectados por el mismo factor de deformacién 4/1 —v?/c, y en consecuencia la relacién entre los voliimenes es (2.27) donde Vo = 3. En esta ecuacién, hablamos de cualquier cuerpo tridimensio- nal que tiene velocidad u respecto a O. La cantidad Vj es el volumen propio, es decir, el que registra un observador para el cual el cuerpo esté en reposo. Densidad propia. Consideremos una nube de particulas. El observador O registra que en un punto r y en un instante ¢ la velocidad de la nube es u. Pensemos en un pequefio volumen V alrededor de r, que en el instante t tiene la misma velocidad u: claramente este volumen V esté acompafiando a las particulas. Si dentro de V hay n particulas, la densidad de particulas por unidad de volumen es n/V. Y si cada particula tiene una carga eléctrica q, para el observador © la densidad de carga por unidad de volumen es n ar,t) = (2.28) Seguidamente estudiaremos lo que registra otro observador inercial 0! que, en el instante ¢, tiene velocidad u: es claro que para este observador el volumen mencionado en el pérrafo anterior esté en reposo, y en vez de ser V, es Vo, de acuerdo con la ecuacién (2.27). El volumen Vo también contiene ‘n particulas de carga q, 0 sea que para el nuevo observador,? la densidad de carga por unidad de volumen es ng (r,t) = 2.29 poltst) = (2.29) La cantidad po recibe el nombre de densidad propia de carga por unidad de volumen. En vista de la ecuacién (2.27), * La carga eléctrica q es la misma para todos los observadores inerciales. En efecto, se han realizado suficientes pruebas experimentales que muestran confiablemente [9] que q no depende de la velocidad de la particula: la carga eléetrica es invariante bajo las transformaciones de la relatividad especial. Propiedades del espaciotiempo / 43 p= (2.30) La ecuacién (2.30) dice que po Ar porque O registra los dos eventos en tripuntos diferentes; asf mismo, Lo > L porque ©’ registra los dos eventos en instantes diferentes. 2.8. Un caso de simultaneidad La dilatacién del tiempo, la contraccién de la longitud y la relatividad de la simultaneidad son los efectos més dramaticos de la relatividad. En las dos Uiltimas secciones vimos cémo se miden el tiempo propio y la longitud propia, y es justo dedicarle también a Ja simultaneidad un ejemplo y una discusion. Sean A y B dos puntos en reposo* en el sistema ©’, como en la figura 2.3. En el punto medio se emite un pulso de luz. Para ©’, las dos sefiales llegan a +A y B no son eventos, sino puntos en el espacio tridimensional. 44/ Blementos de relatividad A y B en los instantes t!, y ty, respec- (aaa pamee acae WW © que se desplaza con una velocidad v respecto a ©’, y la direccién de esta velo- cidad es hacia la izquierda. O registra que las dos sefiales Iuminosas legan a A y B Figura 2.3. Para el observa- : : dor ©! los puntos A y B estén en los instantes ta y tp, respectivamente. an lees, Dade dei ae, La formula (1.38) da dio se envian dos sefiales lumi- nosas hacia Ay B. Vi-v/e ‘Vemos asi que la llegada de las dos sefiales a A y B es registrada de manera muy diferente por los dos observadores ya que, mientras ©’ afirma que son simulténeas, para O no son simulténeas. Este andlisis relativista puede parecer, como todo en la relatividad, un poco extrafio. Pero debemos admitir que tiene un elemento muy simple: no hemos tenido necesidad de aclarar si la fuente de luz se est moviendo o no, respecto a ninguno de los dos observadores. Hemos utilizado el principio de la constancia de la velocidad de la luz (1.10), que afirma que la velocidad de la luz es independiente del estado de movimiento de la fuente de luz. La simplicidad del andlisis relativista esta ausente en el andlisis prerrelativista; en efecto, en este tiltimo es necesario decir cdmo se mueve la fuente de luz, © de lo contrario faltan datos para resolver el problema. 2.9. La adicién de velocidades Consideremos un punto mévil, que tiene velocidad u respecto a O, y tiene velocidad u’ respecto a O’. De acuerdo con la fisica galileana (1.7), se tiene usu'+v (2.38) Veremos enseguida que en relatividad especial la regla de adicién de veloci- Propiedades del espaciotiempo / 45 dades no es tan simple como (2.83). La ecuaci6n (1.38) es dé = 7(dt'+ da"); en el lado derecho se saca dt’ como factor comtin, para obtener dt = o(145 oe) a 1 v1 z= = a (2.34) 1+ Repitamos el proceso para la coordenada z. La ecuacién (1.39) es dz = a (da! + vdt!) = 7 at ») dt!: = (ul, + v)dt! (2.35) Ahora multiplicamos lado a lado las ecuaciones (2.34) y (2.35), para obtener (2.36) Observaciones 1) Notemos que ul, = c => uz = c: un punto mateméatico que tenga velocidad ¢ para O’ también tendré velocidad ¢ para todos los otros observadores O. Esta es una generalizacién del postulado (1.10) de la constancia de la velocidad de la luz. 2) Siu, < cov 1 en todos los instantes. En el caso importante de un pulso de luz, la trayectoria es una linea recta con {pend| la trayectoria es la bisec- triz del dngulo formado por los ejes ct y x. La figura 2.4 muestra cuatro tra- yectorias: la linea recta de 45° de in- clinacién es para un pulso de luz. Las Figura 2.4. ‘Trayectorias de cua- tro particulas. De izquierda a dere~ otras tres curvas representan trayec- cha: part{cula en reposo, particula torias de particulas masivas: la recta ——-masiva libre, pulso de luz y partfcu- vertical corresponde a particula en re- _la forzada. poso; la recta con inclinacién >45° es para particula libre y la linea curva para particula forzada. Es importante notar que en esta tiltima trayectoria la pendiente es >1 en todos los instantes. Minkowski escribe con grandilocuencia. A la totalidad t,x, y,z la lama el mundo. Al principio de la relatividad (1.10) le dice el principio del mundo absoluto, un evento (t,2,y,z) es un punto en el mundo y la trayectoria de una particula es una linea en el mundo. Es 61 quien introduce en la fisica las palabras luminoide, espacialoide, temporaloide y cono de la luz. La vi- sién geométrica de Minkowski est llena de contenido conceptual, aunque no siempre se aprecié asf. El mismo Einstein tardd afios en reconocer su impor- tancia. En un principio consideré que el trabajo de Minkowski era redundante y carecfa de profundidad; finalmente, en 1912, llegé al convencimiento de que la relatividad general debfa ser planteada en términos geométricos, y pudo apreciar el trabajo de su antiguo profesor. La causalidad. La figura 2.5 muestra un evento Ey y las Iineas en el mundo de dos pulsos de luz que pasan por Ey: uno viaja hacia la izquierda y el otro hacia la derecha. La trayectoria del pulso que va hacia la derecha tiene pendiente 1, y la trayectoria del pulso que va hacia la izquierda tiene pendiente —1. La unién de las dos rectas se lama el cono de la luz del evento Ey. Las dos rectas que pasan por £; cortan al mundo en cuatro partes: izquierda, derecha, pasado y futuro. Las partes izquierda y derecha estén fuera del cono de la luz; el futuro y el pasado estén dentro del cono de 52 / Elementos de relatividad Figura 2.5. El cono de la luz Figura 2.6. Los intervalos AE, est comprendido entre dos pulsos. AT y AL son espacialoide, tem- de luz; uno viaja hacia la izquierda _poraloide y luminoide, respectiva- y el otro hacia la derecha. mente. la luz; también decimos que los eventos que estén en las dos rectas estén dentro del cono de la luz. Las sefiales energéticas pueden tener masa cero como el pulso de luz, 0 masa diferente de cero; sus trayectorias tienen |pend| > 1, de donde conclui- mos que las trayectorias de las seiiales energéticas que pasan por un evento Ey estén completamente dentro del cono de la luz de Ey. Einstein pensaba que si un suceso (que ocurre en el evento Ey) es causa de otro suceso (que ocurre en el evento £2), es porque hay una sefial energética que va desde Ei hasta E». Como esta seiial esté dentro del cono de la luz de Ey, es claro que también Ey tiene que estar dentro del cono de la luz de Ey. En conclusion: lo que ocurre dentro del cono de la luz de E; puede tener una conexién causal con lo que ocurre en Ej. Lo que ocurre en la regién del futuro puede ser efecto de lo que ocurre en Ey. Lo que ocurre en la regién del pasado puede ser causa de lo que ocurre en Ey. Lo que ocurre en la regién del futuro puede ser efecto de lo que ocurre en la regién del pasado. La causalidad einsteiniana es una conexién entre el pasado y el futuro.” 7 Bohr pensaba que la causalidad einsteiniana no es la xinica posible; él admitfa la posibilidad de que hubiera también unas correlaciones cuénticas que no estén mediadas por sefiales energéticas. El danés crefa que dos sucesos en Ey y Ep pueden estar correlacionados sin necesidad de una sefial energética que viaje desde un evento hasta el otro. Bohr y Einstein tenfan que chocar, y asf lo hicieron en un debate que duré treinta afios. Propiedades del espaciotiempo / 53 Clases de intervalos. Supongamos dos eventos cuyo intervalo es tempora- loide. Trazamos una recta que pase por los dos eventos; entonces, de acuerdo con la desigualdad (2.4), esta recta tiene |pend| > 1. Asf mismo, utilizando las formulas (2.7) y (2.11) legamos a que la recta que une dos eventos con intervalo espacialoide tiene |pend| < 1, y la recta que une dos eventos con intervalo luminoide tiene |pend| = 1. La figura 2.6 muestra cuatro eventos A, E, T, y L. El intervalo AE es espacialoide, el intervalo AT es temporaloide y el intervalo AL es luminoide. El cono de Ia luz corta en cuatro partes al espaciotiempo. En general, los. eventos con intervalo espacialoide estan fuera del cono de la luz, los que tienen intervalo temporaloide estén dentro del cono de la luz y los que tienen intervalo luminoide estén justo en el cono de la luz. 2.12. Mas graficos Ya que hemos construido los ejes ct y x del mundo de ©, procedemos a dibujar los ejes ct’ y 2’ del mundo de ©’: queremos trazar los ejes (ct’, 2") en el plano (ct, x). Es claro que la condicién z! = 0 identifica al eje ct; haciendo 2! =0 en (2.50), encontramos cafe (2.55) que es una Iinea recta con pendiente c/v > 1. Vemos asi que el eje ct! se representa por medio de una recta que pasa por el origen y que hace con el eje ct un éngulo <45°. El eje a’ se caracteriza por la condicién ’ = 0; haciendo ¢/ = 0 en (2.51) se lega a v t= or (2.56) Esta es la ecuacién del eje 2’. Este eje es una recta de pendiente v/c < 1, © sea que hace con el eje z un éngulo <45°. La figura 2.7 muestra los ejes. (ct’, 2") dibujados en el plano (ct, x) para una velocidad v/e = 1/2. Una vez trazados los ejes primados, procedemos a calibrarlos, es decir, a marcar el 0, el 1, el 2,... en los ejes ct’ y 2’. Tomemos el eje 2’: jdénde ponemos la marca 1? La respuesta a esta pregunta es: en aquel evento P 54 / Elementos de relatividad Figura 2.7. El observador O' se Figura 2.8. Para 0’, la distancia mueve respecto a © con velocidad OP es 1. Replicamos esta medida v =c/2. Bl Angulo entre los ejes@ en el eje 2” para marcar aquellos y a! es arctan (1/2) = 26.56". eventos cuyas coordenadas prima- das son (0,2), (0,3), (0,4), ete. cuyas coordenadas primadas son (0,1). Para ubicar este evento en el plano no primado es preciso averiguar las coordenadas no primadas de P, lo que se hace colocando los valores ct’ = 0 y 2’ = 1 en las ecuaciones (2.52); de esta manera se llega a que las coordenadas no primadas de P son (w/c, ). Marcamos el evento P y luego, con una regla graduada, medimos la distancia de P al origen; replicando esa distancia sobre el eje a’ se ubica la marca 2; replicando de nuevo se ubica la marca 3, etc. Ya tenemos calibrado el eje a’. Para calibrar el eje ct’ se piensa en un evento —lo llamaremos Q— cuyas coordenadas primadas son (1,0). Para ubicar este evento en el plano no primado es preciso averiguar las coordenadas no primadas de Q, lo que se hace colocando los valores ct! = 1 y x’ = 0 en las ecuaciones (2.52); de esta manera se llega a que las coordenadas no primadas de Q son (7,7v/c). Marcamos el evento Q y luego, replicando sobre el eje ct’, se localiza la marca 2; replicando de nuevo se localiza la marca 3, etc. Asf se calibra el eje ct’. La figura 2.8 muestra claramente que la calibracién de los ejes (2’,ct!) es diferente a la de los ejes (x, ct). Para averiguar la coordenada ct’ de un evento no se traza una perpen- dicular al eje ct’ sino que se traza una linea paralela al eje !: alli donde esta paralela corta el eje ct’ queda marcada la coordenada ct’ del evento. Propiedades del espaciotiempo / 55 Figura 2.9. Para averiguar la “Figura 2.10. La linea puntea- coordenada ct’ de un evento, se traza una linea paralela al eje all{ donde esta paralela corta el eje ct’, queda marcada la coorde- nada ct! del evento. da vertical es la trayectoria de una partfcula que esté en repo- so respecto al observador ©. La otra Ifnea punteada es para una particula que est4 en reposo res- pecto a 0’. De la misma manera, para averiguar la coordenada 2! de un evento no se traza una perpendicular al eje x’, sino que se traza una paralela al eje ct’. En a figura 2.9 hemos usado esta prescripcién para marcar los eventos cuyas coordenadas primadas son (0, 1) y (3,2). Particulas en reposo. La figura 2.10 muestra, en lineas punteadas, las trayectorias de dos partfculas. Una esté en reposo en O’ y la otra esta en reposo en O. Relatividad de la simultaneidad. En la figura 2.11 aparecen tres eventos A, By C. Los eventos A y B son simulténeos para © pero no son simulténeos para ©. As{ mismo, B y C'son simulténeos para 0! pero no son simulténeos para el observador O. Contraccién de la longitud. La figura 2.12 muestra, en trazo grueso, una varilla en reposo en ©’; segtin este observador, ella mide 2 metros. Las Iineas punteadas son las lineas en el mundo de sus extremos. Para medir la longitud de la varilla, el observador © registra los dos extremos simulténeamente y obtiene una longitud menor que 2. 56 / Elementos de relatividad Figura 2.11. Los eventos A y B son simulténeos para O; pe- ro O! registra que B ocurre an- tes que A. As{ mismo, B y C' son simulténeos para 0’, pero O re- gistra que C ocurre antes que B. Figura 2.12. El trazo grueso re- presenta tina varilla en reposo en ©’; segtin este observador, ella mide 2 metros. Para O la longi- tud es menor que 2. Figura 2.13. El trazo grueso representa una varilla en reposo en O; segiin este observador, ella mide 2 metros. Para 0’ la longi- tud es menor que 2. Figura 2.14. El trazo puntea- do es la linea en el mundo de un reloj en reposo en el origen de ©. Este reloj marca un tiempo (propio) de 2. Para ’ el tiempo transcurrido es mayor que 2. Propiedades del espaciotiempo / 57 Figura 2.15. El trazo punteado Figura 2.16. El observador 0! se es la trayectoria de un reloj en re. —_mueve hacia la izquierda respecto poso en el origen de O'. Este re- a ©. Comparese con la figura 2.7: loj marca un tiempo (propio) de en ambas grdficas el eje ct’ apunta 2. Para O el tiempo transcurrido hacia el futuro y el eje «’ apunta es mayor que 2. hacia la derecha. De igual modo, la figura 2.13 muestra, en trazo grueso, una varilla en reposo en O; segiin este observador, ella mide 2 metros. Las lineas puntea- das son las Ifneas en el mundo de sus extremos. Para medir la longitud de la varilla, el observador ©’ registra los dos extremos simulténeamente y obtiene una longitud menor que 2. Dilatacién del tiempo. En la figura 2.14 aparece, en trazo punteado, la Imea en el mundo de un reloj en reposo en el origen de ©. Este reloj marca un tiempo (propio) de 2. Para ©’ el tiempo transcurrido es mayor que 2. As{ mismo, en la figura 2.15 aparece, en trazo punteado, la linea en el mundo de un reloj en reposo en el origen de 0’, Este reloj marca un tiempo (propio) de 2. Para © el tiempo transcurrido es mayor que 2. Cuando ©’ viaja hacia la izquierda. Pensemos que 0’ se dirige hacia la izquierda, pero sin invertir la direccién del eje 2’. Es decir, los ejes a yo! apuntan en la misma direccién. En estos casos los ejes primados se dibujan como en la figura 2.16. El eje ct! hacia arriba y el eje 2’ hacia a la derecha. Pensemos en el cono de Ja luz referido al origen de coordenadas y las cuatro partes en que queda cortado el espaciotiempo. Un vistazo a las figuras 2.7 y 2.16 nos 58 / Elementos de relatividad muestra una constante: el eje ct’ siempre apunta hacia la regién del futuro y el eje a’ siempre apunta hacia la parte de la derecha. Relaciones relativas. Con base en la figura 2.6, es claro que existe un observador O’ (con cierta velocidad v) cuyo eje 2’ pasa por E, 0 sea que para este O! los eventos Ey A son simultdneos. Todos los otros observadores con velocidad < v registran que E ocurre més tarde que A, y todos los observadores con velocidad > v registran que EB ocurre més temprano que A. Aprendemos asf una cosa interesante: cualquier evento que esté fuera del cono de la luz aparece mas tarde que A para unos observadores y més temprano que A para otros observadores. O sea que para estos eventos la relacién pasado-futuro no es absoluta, sino relativa. De nuevo con la figura 2.6, existe un observador 0! (con cierta velocidad v) cuyo eje ct! pasa por T, o sea que para este ©! los eventos T y A ocurren en el mismo lugar. Todos los otros observadores con velocidad < v registran que T esté a la derecha de A, y todos los observadores con velocidad > v registran que T est& a la izquierda de A. Aprendemos asf algo interesante: cualquier evento que esté dentro del cono de Ia luz aparece a la derecha para unos observadores y a la izquierda para otros observadores. O sea que para estos eventos la relacién izquierda-derecha no es absoluta, sino relativa. Relaciones absolutas. Regresando al evento E del pentiltimo pérrafo ano- tamos que no es posible conseguir, ni con la figura 2.7, ni con la figura 2.16, un observador inercial para el cual B aparezca a la izquierda de A. Es decir, los eventos que estén fuera del cono de la luz tienen una relacién izquierda- derecha absolute, Similarmente, en referencia al evento T del pemtiltimo pérrafo anotamos que no es posible conseguir, ni con la figura 2.7, ni con la figura 2.16, un observador inercial para el cual T ocurra antes que A. Aprendemos asf que los eventos que est4n dentro del cono de la luz tienen una relacién pasado- futuro absoluta. Los nombres izquierda, derecha, pasado y futuro que les hemos dado a las cuatro regiones son adecuados: los eventos de estas regiones estan, respecto al vértice del cono, absolutamente a la izquierda, absolutamente a la derecha, absolutamente en el pasado y absolutamente en el futuro. Propiedades del espaciotiempo /59 2.13. La paradoja de los mellizos La paradoja de los mellizos es el problema més intrigante de la relatividad especial, y a conti- B nuacién nos proponemos estudiarlo. El dia en que 6 nacen los mellizos (é1 y ella) son separados: ella se queda en la Tierra y él es embarcado en un cohete 5 3 que se aleja a velocidad constante v. Un tiempo i. as 4. después, él salta a otro cohete que se ditige de regreso a la Tierra con velocidad constante v. La 3 2 teorfa especial de la relatividad predice que al fi- nal, cuando los mellizos se retinen, ella esta més 2 vieja que dl. Lo primero que debemos hacer es explicar, a partir de la relatividad, por qué él queda més jo- 0 ven que su hermana. La figura 2.17 muestra tres Figura 2.17. La eventos O, Ay B. El nacimiento ocurre en O. El . Lal radoja de los mellizos, segmento OA es la linea en el mundo del primer para v = 0.8¢. La tra, cohete, aquél que se aleja de la Tierra. En el even- yectoria de ella es OB to A el mellizo salta al otro cohete, el que vieja —-y ‘Ia de él es OAB. de regreso a la Tierra, y cuya linea en el mundo es Cuando los mellizos se el segmento AB. En el evento B se retinen los dos _—Tetinen, en B, ella tiene 6.67 anos de edad y él . Dé enta dé linea — hermanos. Démonos cuenta de que la Ifneaen el O67 aos de mundo de ella es el segmento recto OA, mientras que la Iinea en el mundo de él es la linea quebrada OAB. Suponemos que en el viaje de ida, desde O hasta A, hay un reloj (pri- mado) que acompafia al mellizo; este reloj marca que el viaje OA dura un tiempo Atg 4. Ahora, mientras él viaja de O hasta A, los relojes (no prima- dos) que estan en reposo respecto a ella dicen que ha transcurrido un tiempo Atoa. Es crucial que entendamos que para medir el lapso A¢ se utilizan dos relojes (no primados), mientras que para medir Atj, 4 se utiliza solamente un reloj (primado). Ya habfamos mencionado en la seccién 2.5 que al tiempo propio lo identifica el hecho de que para medirlo se utiliza un solo reloj. De esta manera se llega a la siguiente conclusién: At( 4 es tiempo propio, es el menor de los tiempos y podemos reescribir la ecuacién (2.14) asf: Atoa = V1- 0/2 Atoa 60 / Elementos de relatividad Suponemos que en el viaje de regreso, desde A hasta B, hay un reloj (doblemente primado) que acompafia al mellizo; este reloj marca que el vi AB dura un tiempo At/,,. Repitiendo los argumentos del pérrafo anterior se llega a Atiy = V1—W/e Atap Sumando lado a lado las dos tiltimas ecuaciones escribimos Atoa + Atha = 1-0/2 (Atoa + Atan) En el evento B, cuando los hermanos se rerinen, la edad de él es Aty4 + Athp y la edad® de ella es Atoa + Atap y, en consecuencia, la tiltima ecuacién dice que edad de él Vi-v/e que es lo que querfamos demostrar: ella queda més vieja que él. La figura 2.17 es un gréfico de precisién para un valor de la velocidad dado por v = 0.8¢. En el evento final B, ella tiene 6.67 afios de edad y él tiene apenas 4, Cuando decimos que los mellizos tienen diferentes edades no estamos hablando metaféricamente. Ella es verdaderamente més vieja que él. Ella, que ha tenido un desarrollo normal, mide 1.20 metros de estatura, pesa 22 kilos, sabe usar los cubiertos, habla perfectamente, va a la escuela y esté aprendiendo a escribir. El también es un nifio comtin y corriente: mide 1.03 metros, pesa 17 kilos, todavfa no habla bien y hay que darle la comida. La ecuacién (2.57) es valida para todos los valores de v. Lo que més nos interesa en este momento es que edad de ella = (2.57) edad de ella > edad de él (2.58) Hemos derivado esta desigualdad suponiendo que él usa dos cohetes, y que éstos tienen la misma velocidad v. Si pensamos, en general, que para ® Como los dos cohetes, el de ida y el de vuelta, tienen la misma velocidad y recorren Ja misma distancia, es claro que el tiempo At'p debe ser igual a Ato, y que Atap debe ser igual a Atoa. Propiedades del espaciotiempo / 61 ir del evento O al evento B él salta a varios cohetes, y que éstos tienen diferentes velocidades, también se obtiene la desigualdad (2.58). Asf se lle- ga [11] al principio de mécimo envejecimiento: cualquiera que sea la ruta de él, ella terminard més vieja que él. Ahora, la diferencia entre ella y él es crucial: ella esta en reposo respecto a un observador inercial; en cambio, para acompafiarlo a él se necesita un observador no inercial. Vemos asf que al ob- servador inercial de la relatividad especial lo caracteriza esta propiedad: este observador sufre envejecimiento maximo. Podemos incluso voltear esta frase y definir al observador inercial de la relatividad especial de la manera si- guiente: observador inercial es aquél que tiene envejecimiento maximo. Todo esto es vélido en la relatividad especial, que es sin campo gravitacional. En presencia del campo gravitatorio, no se debe usar la relatividad especial, sino la general. Es interesante anotar que el principio de envejecimiento méximo se aplica también en la relatividad general, como veremos en la seccién 11.2. Cuando se revisan los pasos que conducen a (2.57), se ve fécilmente que el problema de los mellizos gira alrededor de la ecuacién (2.14): este problema es, en el fondo, el problema del tiempo propio. Ya decfamos en Ia pagina 36 que el asunto del tiempo propio esté en la esencia de la relatividad. Podemos afirmar ahora que el problema de los mellizos esté en la esencia de la relatividad, y asf lo atestigua el hecho de que este problema ha sido el més famoso, el més intrigante y el més pedagégico en la historia de la relatividad especial. Es justo reconocer que fne el mismo Einstein quien llamé la atencién sobre el problema de los mellizos en el artfculo [3] central de 1905. El problema de los mellizos ha venido tradicionalmente acompafiado de esta pregunta capciosa: dado que ella y él estan en condiciones similares, ieémo se explica que terminen con edades diferentes? Esta es una pregun- ta potente que usualmente produce una sensacién de desconcierto. Por esa sensacién de desconcierto, porque parece haber una contradiccién, el proble- ma que estamos estudiando se conoce bajo el nombre de la paradoja de los mellizos. La paradoja se resuelve de la manera siguiente: no es que la teorfa de la relatividad sea inconsistente; la que es inconsistente es la pregunta. En efecto, la pregunta se basa en el enunciado falso “dado que ella y él estén en condiciones similares”. Ese enunciado es falso, sin lugar a dudas: ya hemos seiialado que los dos mellizos no estan en las mismas condiciones, por- que mientras ella esté permanentemente en reposo respecto a un observador inercial, é1 no permanece en reposo respecto a ningiin observador inercial. 62 / Blementos de relatividad 2.14. El postulado de los relojes Ha llegado el momento de atacar el asunto del tiempo propio de una particula acelerada. Tal como advertfamos en la pagina 38, un observador que acom- paiie a una particula acelerada no serfa inercial y, en consecuencia, estarfa por fuera del contexto de la relatividad especial. Para tratar a la particula acelerada vamos a partir su trayectoria en un mimero muy grande de tramos muy pequefios, de modo que la velocidad u(t) es aproximadamente constante en cada tramo. Pensamos que, para cada tramo, hay un observador inercial diferente que acompaiia a la particula, o sea que para la trayectoria total de la particula se usa un conjunto muy grande de observadores que se suceden, que se reemplazan. La cuestién se plantea de la manera siguiente. Sean A y B dos eventos que pertenecen a la trayectoria de la particula, de modo que tg—ta es la duracién total de acuerdo con el observador ©. La trayectoria en- tre A y B se fracciona en m tramos de duraciones At), Ata, .., Atm, .... Atm, o sea que tg —ta = At; + Ato+...+ Atn +... + Atm. Se supone que m es un ntimero muy grande y que todos los intervalos At, son muy cortos. En el n-ésimo tramo la velocidad de la particula es un, el observador iner- cial que la acompafia momentneamente tiene también velocidad un, y ese observador registra un tiempo de acompafiamiento At, = \/1— u2/c? Aty. La suma total es im Atm = Sv ~ w/e At n=l n=1 En el limite m — 00, Atn —+ 0, se llega al integral ™ tn Am if Vin w/e at n=1 ta Y a este integral lo lamamos T: r= if °° a WOTe at (2.59) ta Asi se define el tiempo propio r de una partfcula que tiene velocidad u(t) variable. Ahora, la definicién (2.59) procede de las mateméticas. La fi- sica debe declarar cudl es el objeto fisico que corresponde a esa definicién Propiedades del espaciotiempo / 63 matemética. En concreto, jcudl es el reloj que es capaz de medir la cantidad 7? En este punto la fisica tiene que suponer algo, tiene que asumir algo que no se puede probar. Llegamos asf a la siguiente hipstesis: el r de la ecuacién (2.59) es el tiempo que mide un reloj atado a la particula, que la acomparia en todos los instantes de su viaje acelerado. A esta suposicidn se le dice la hipdtesis de los relojes, o también el postulado de los relojes. Podemos incluso prescindir de la particula no inercial a Ja cual esta ata- do el reloj. Por sencillez pensamos simplemente en un reloj que tiene una trayectoria no inercial: ademds de sus mecanismos para marcar el tiempo, este reloj tiene una velocidad de traslacién u(t), y nos preguntamos endl es la relacién entre el tiempo 7 que marca este reloj no inercial y el tiempo t que marcan los relojes del observador O. Supondremos que la relacién entre 1 y t esté dada por (2.59). Aunque las ecuaciones (2.18) y (2.59) se parecen, hay diferencias sefiala- bles: en (2.18) la velocidad ues constante y T lo mide un reloj en movimiento inercial, en cambio en (2.59) la velocidad u(t) es variable y 7 lo mide un reloj que tiene movimiento traslacional acelerado. Lo que més nos interesa apuntar en este momento es esto: en (2.18) se presenta el diferencial exacto V1 = w/e dt = d(/1— w/t), en cambio en (2.59) no hay un diferencial exacto. Esto quiere decir que el integral (2.59) depende de cudl es la ruta, depende de cual es la trayectoria que conecta los dos eventos A y B. Porque para conectar el evento inicial A con el evento final B hay un ntimero infinito de ineas en el mundo posibles, y en cada una de ellas se produce un tiempo propio 7 diferente. Esto puede ponerse de la manera siguiente. Pensemos que hay dos relojes idénticos en A. Estos relojes se separan y cada uno de ellos toma su propia linea en el mundo. Pensemos ademés que, aunque las dos leas en el mundo son diferentes, los dos relojes se retinen mds tarde en el evento B. La ecuacién (2.59) afirma que cuando los relojes se retinen en B, es posible? que ellos marquen tiempos diferentes: es posible que uno de los. relojes esté atrasado respecto al otro. Deciamos, en la historia de los mellizos, que el nifio utiliza dos cohetes inerciales y salta del primero al segundo en la mitad del viaje. En este mo- mento, armados con el postulado de los relojes, podemos generalizar y aclarar esa historia. Pensemos que a dos nifios gemelos les ponen en la muiieca dos relojes idénticos en el instante del nacimiento. Pasan los aiios y los gemelos siguen vidas separadas, en diferentes paises, con Iineas en el mundo diferen- °Si el integral (2.59) da resultados diferentes en las dos trayectorias. 64 / Elementos de relatividad tes. Mucho tiempo después, cuando estén adultos, se retinen y comparan lo que aparece en sus relojes; es posible que los dos relojes estén! en desa- cuerdo: es posible que uno de los relojes esté adelantado respecto al otro: es posible que uno de los mellizos esté mas envejecido que el otro. Esto es lo que se predice cuando a Ja teoria especial de la relatividad se le agrega el postulado de los relojes. El factor de atraso \/1— u2/c? se desarrolla usando la férmula del bino- mio de Newton de la manera siguiente: /T—u()*/@ = (1 — u2/c2)'? = — dut/e? — Lut/ot +--+, y si las velocidades son suficientemente bajas, 3 y i Solemon'aptaiaas TZ a JE ~ 1 — 4u?/c2. La formula (2.59) queda aproximadamente te tT. [ (1- bur ) at ta 7 te 2 = tg-ta-— Bota 5 I u(t)? dt ts Lee (ty? at (t)? dt Definiendo la cantidad promedio u? = , la iltima ecuacién da “Ep Et _, = Botan Gacta)init agg El lado izquierdo de esta ecuacién da cudnto tiempo se atrasa el reloj mévil en comparacién con los relojes de O. Procedemos a aislar el factor u2: a @ = 2¢1 Cada at (2.60) tp—ta © sea que para medir la velocidad cuadrada promedio, basta medir los dos lapsos tg — ta y 7. Es curioso que para una medicién de velocidad sea sufi- ciente medir tiempos, sin necesidad de medir longitud: bastan tres relojes *°Tgualmente, si el integral (2.59) da resultados diferentes en las dos trayectorias. Propiedades del espaciotiempo / 65 La aceleracién. La ecuacién (2.59) es en el fondo dr = V/1-u(t)?/e? dt (2.61) Esta cantidad es el atraso presente, el que ocurre en el instante presente. El 7 de la ecuacién (2.59) es el atraso acumulado desde ta hasta ty. Es importante que se noten las diferencias entre estos dos atrasos. La ecuacién (2.61) muestra que en el atraso presente hay una tinica causa, que es la rafz cuadrada /1— u(#)?/e2, y aqui el término decisivo es la magnitud de la velocidad u(t) = |u(£)|. Ni la posicién r(t) ni la aceleracién a(t) ni las derivadas de a(t) producen atraso presente. Lo tinico que produce atraso en el instante presente es la velocidad presente u(t). Pero en el atraso acurnulado pueden intervenir aceleraciones que ocurrie- ron en el pasado. En efecto, si en la definicién a = du/dt integramos ambos lados, se lega a u(t) = [ a(t) dt’ + u(t) y el atraso acumulado (2.59) es y * a(t!) at! ta) [° r= [" 1 — Le ate) dt + ule) (262) ta Nétese que las aceleraciones a(¢’) que ocurrieron en instantes pasados ¢/ sf pueden ocasionar atraso acumulado, aunque no causen atraso presente. De hecho lo que pasa en la paradoja de los mellizos es atraso acumulado: el nifio sufre aceleraciones, estas aceleraciones afectan la velocidad y la ve- locidad acumula atraso de acuerdo con (2.59). Pero las aceleraciones son el resultado de la aplicacién de fuerzas (electromagnéticas, débiles, fuertes), © sea que las interacciones (electromagnéticas, débiles, fuertes) no causan atraso presente, aunque sf pueden causar atraso acumulado. Esta afirmacion tiene una sélida confirmacién experimental. Mencionemos, por ejemplo, el célebre experimento [13] con muones de velocidad u ~ 0.9994 en un anillo de 7 metros de radio, en el CERN. Estos muones tenfan una aceleracién centripe- ta de 10'%g, aproximadamente, donde g = 9.8 mseg~? es la aceleracion de la gravedad en la superficie terrestre. Lo que el experimento mostré es que 66 / Elementos de relatividad la duracién t de los muones, medida con relojes en reposo en el laborato- rio, cumplia muy fielmente la ecuacién t = r//1— 2/2, que es la misma ecuacién (2.22) que utilizamos para particulas que viajaban inercialmente en Iinea recta. En otras palabras, para. los relojes de un laboratorio, los mesones en trayectoria circular o en trayectoria recta tienen la misma duracién t, si tienen la misma velocidad. Esto demuestra que la aceleracién centripeta de los mesones en trayectoria circular —una aceleracién enorme, de 10'®g— no influye en la duracién t. Einstein lanzé la hipétesis de los relojes en su articulo inicial [3] de la relatividad especial, aunque fue Minkowski [10] quien publicé la ecuacién (2.59) por vez primera. Los fisicos han confiado en la validez del postulado de los relojes, algunos tAcitamente y otros de forma explicita. Se piensa [12] que la hipétesis de los relojes es tan importante que, si se hubiera demostrado que es falsa, la relatividad especial habria sido repudiada o al menos modificada en su estructura esencial. El lector habré notado que no mencionamos las fuerzas gravitatorias, y as{ debe ser porque la teorfa especial de la relatividad se refiere a situaciones en las que no hay campo gravitacional. Cuando los relojes se encuentran en un lugar donde hay fuerzas gravitacionales, algunos de los enunciados de esta seccién se vuelven falsos. En particular, dejan de ser ciertas las férmulas (2.59) y (2.61), y la afirmacién “la aceleracién presente no causa atraso presente” deja de ser verdadera. Esto serd evidente en la ecuacidn (13.49). 3 Dinadmica Si la relatividad ha cambiado nuestro entendimiento del espaciotiempo, de- bemos estar preparados para indagar y asimilar los efectos de esos cambios. Se espera que, una vez aceptadas las nuevas propiedades del espaciotiempo, tengamos que introducir modificaciones en los estudios de la dinémica, la mecdnica ondulatoria, etc. Este capitulo explora la primera de las repercu- siones, que es el efecto de la relatividad en la dindmica. Veremos que la nueva dinémica trae sutilezas tedricas y efectos sorprendentes que la separan de la vieja mecdnica! newtoniana. El momentum es el primero de los conceptos que la relatividad refor- ma. De acuerdo con el principio de la relatividad, la ley de la conservacién del momentum debe ser vélida en todos los sistemas de referencia inercia- les, Pero la relatividad muestra, para nuestra sorpresa, que si se mantiene la definicién de momentum p = mu con m constante, la ley de la conser- vacién del momentum no se cumple para todos los observadores inerciales, violéndose asf el principio de la relatividad. Hay tres caminos para salir de esta crisis: abandonar el principio de la relatividad (no queremos abandonar- lo), o abandonar la ley de la conservacién del momentum (tampoco queremos abandonarla), o modificar la vieja definicién de momentum p = mu. En la seccién 3.1 tomaremos el tercer camino; propondremos p = m(u)u, don- de m(u) es alguna funcién desconocida de la magnitud de la velocidad u, nos preguntaremos cémo debe ser la funcién desconocida m(u) para que la "Cuando decimos “mecénica newtoniana” nos referimos no sélo a la mecénica que Newton formulé, sino ademés a los aportes que los fisicos hicieron en los dos siglos siguien- ‘tes: las formulaciones lagrangiana y hamiltoniana, las aplicaciones a los cuerpos celestes, oteétera. 68 / Elementos de relatividad conservacién del momentum sea vélida en todos los sistemas de referencia inerciales, y descubriremos que m(u) = m(0)/./1 — w2/e2. El nuevo concepto de masa conduce a uno de los hallazgos més impor- tantes de la relatividad, que es la asociacién masa-energia, expresada en la ecuacién E = mc. Esta férmula dice que el contenido de masa de un obje- to es una medida de su energfa total. La seccién 3.4 trae una discusién de este asunto y luego, en la seccién 3.5, mostramos que una particula masiva no puede llegar a tener la velocidad c. La seccién 3.9 trata, como un caso particularmente interesante, el movimiento circular. 3.1. La conservacién del momentum Nos proponemos estudiar [7] la colisién eléstica de dos particulas de igual masa. La figura 3.1 muestra el choque segiin lo registra un observador O que esté en reposo respecto al centro de masa. La particula A va de derecha a izquierda y la partfcula B de izquierda a derecha. La figura incluye las cantidades positivas tz y uy, que tienen el siguiente significado: la particula B tiene una velocidad horizontal wz hacia la derecha en todo instante; pero su velocidad vertical es u, hacia abajo antes del choque, y es ty hacia arriba después. En forma similar, la velocidad horizontal de A es ug hacia la iz- quierda en todo instante; y su velocidad vertical pasa de ser u, hacia arriba antes del choque a ser uy hacia abajo después. Con una mirada a la figura, nos damos cuenta de que, para el observador O, el momentum total es cero. Lo que més nos interesa por el momento es que el momentum total se conserva: e] momentum ganado por la particula B es igual al perdido por A. De hecho, las cantidades escritas en la figu- ra fueron expresamente definidas para que, en ©, se cumpla la ley de la conservacién del momentum. Ahora, por el principio de la relatividad, que- remos que la ley de la conservacién del momentum también se cumpla en los otros observadores inerciales. Nos proponemos analizar la colisién de estas dos partfculas desde el punto de vista de otro observador inercial O' que se mueve, respecto a Q, con una velocidad v hacia la derecha: vamos a exigir que en ©’ se cumpla la ley de la conservacién del momentum. Uno podrfa, de entrada, definir el momentum de una particula (intentar por ejemplo la definicién newtoniana mu) y luego indagar si la conservacién del momentum se cumple en todos los observadores inerciales. Nosotros va- mos a seguir la ruta contraria: exigir que la conservacién del momentum valga Dinémica | 69 Figura 3.1. El choque de dos particulas segiin Jo registra un observador © que est en reposo respecto al centro de masa. La partfcula A va de derecha a izquierda y la partfcula B de izquierda a derecha. uz y uy son cantidades positivas. en todos los sistemas de referencia inerciales y, a partir de esta exigencia, averiguar cémo se debe definir el momentum de una particula, Comencemos con una propuesta bien general; digamos que si una particula tiene velocidad u, su momentum es m(u)u, donde m(u) es una funcién (desconocida) de la magnitud de la velocidad u. Vamos a exigir que la ley de la conservacién del momentum se cumpla en todos los observadores inerciales. Veremos que esta exigencia es suficiente para averiguar la funcién desconocida m(u). La figura 3.2 muestra de qué manera el observador © registra el choque de las dos particulas. Para la partfcula B, el momentum vertical después del choque es m(u'g)u/y, ¥ antes del choque es —m(u'y)ujp,. Entonces el momen- tum vertical ganado por B es 2m(u'g)u'p,. De otro lado, wp = y/ui, + wip, , © sea que el momentum vertical ganado por B es am ( wig, + uB, ) Uy « sf mismo, el momentum vertical perdido por A es 2m (\/u/, + ulZ,) wy. La ley de la conservacién del momentum dice que el momentum vertical perdido por una partfcula es igual al ganado por la otra: m (ue + 0,) way =m (fuld, Fe, ) wy (3.1) En este momento debemos expresar las cuatro variables w/,,, u/s), Ups Y uly en términos de las cantidades nos primadas uz, uy y v, y esto se hace con las férmulas de la adicién relativista de velocidades. Téngase en cuenta 70 / Elementos de relatividad que las ecuaciones (2.41) y (2.42) no pueden usarse directamente, porque hay una confusién en la notacién: en Ba, las formulas (2.41) y (2.42) las ur, uy son variables algebraicas (que pueden tomar valores positivos 0 negativos), en cambio en la presente seccién las Ur, Uy, Wag, Wyys SON cantidades po- sitivas. Con esta advertencia en mente procedemos a usar, para la particula B, las ecuaciones (2.41) y (2.42): Figura 3.2. El mismo choque de Ja figura 3.1, segiin lo registra otro observador ©” que viaja hacia la derecha con velocidad v. a e § I Asi mismo, para la partfcula A las ecuaciones (2.41) y (2.42) dan —Ur—v —u, = Vay = Llevemos esta ecuacién al limite uy — 0: Dindmica /71 [ue + | Uuz jie st oe De todos los observadores inerciales, escojamos aquel que tiene v = up: Qu o L+02/e (a) = ™O T3728 m(0) Para simplificar la escritura de esta ecuacién haremos estas dos sustitu- ciones: m(0) su: 1 Ce ieee (u) = “2 (3.2) os 1— u/c? Esta es la ecuacién més importante de la mecénica en la teorfa especial de la relatividad. La masa de una particula no es una constante, sino que es funcién de la velocidad u de la particula; he aqui una modificacién esencial en el concepto de masa. Nota, Releamos las palabras que siguen a la ecuacién (3.1). Si en vez de usar la adicién relativista de velocidades hubiéramos empleado la adicién galileana (2.33), jadénde habriamos llegado? Para responder esta pregunta apliquemos la {rmula (2.33) a las particulas A y B, con lo que legamos a: Wty, = te = 0, Up, = Ue — 0, Uy = Uy ¥ Wp, = Uy. Al poner estas cuatro ecuaciones en la. férmula (3.1) se obtiene m( (uz +0)? + U3) = m( (us — 0)? +B ) Si esta ecuacién ha de cumplirse para valores arbitrarios de uz, Uy y v, se con- cluye que m no puede ser una funcidn, sino que tiene que ser una constante. 72/ Elementos de relatividad De esta manera hemos llegado a un viejo resultado de la fisica newtoniana: cuando se usan las transformaciones de Galileo y se define p = mu con m constante, la ley de la conservacién del momentum resulta vélida para todos los observadores inerciales. 3.2. Las nuevas cantidades dindmicas En la fisica newtoniana, el momentum, la fuerza, el trabajo y la energia cinética se definen as{: p = mu, F = dp/dt, trabajo = JF - dr, energia cinética = el trabajo que se realiza para llevar a la particula desde el reposo hasta velocidad u. La dinémica relativista conserva estas definiciones, pero todas con la nueva masa m(u). En general, siempre que escribamos m, debe entenderse m(u): p = mu (3.3) (3.4) F (3.5) a _ fap _dr abajo = [Pear = [Pode = fap 4 fan) sea que trabajo = Hl (mdu-u+dmu’) (3.6) De otro lado, elevando al cuadrado ambos lados de la ecuacién (3.2), se obtiene m? (1- Tomar diferenciales en ambos lados: age 2m dm — 2m dmv? /c? — Im 0 Dinémica /73 de donde mu-du+dmuw =edm Esto en la ecuacién (3.6) da (3.7) Esta formula establece una nueva interpretacién del trabajo: en Ia rela- tividad el trabajo es el cambio de masa. La energia cinética K (que es, por definicién, la energia que hay que invertir para llevar una particula desde el reposo hasta velocidad u) es un trabajo muy especial: el que se necesita para cambiar la masa desde mo hasta m: K = 2 fam Imo me? — moc” (3.8) De la ecuacién (3.8) se sigue que K + moc? = me* (3.9) La energia mecénica, total de la partfcula, que representamos mediante la letra E, es la suma K + moc?: E = me?+K (3.10) = me (3.11) {Por qué llamar energfa a la cantidad me? A primera vista parece apre- surado Hamar energfa a una cantidad recién encontrada; ya tendremos oca- sin de justificar este nombre en la seccién 3.3. De otro lado, queremos utilizar la ecuacién (3.2) en (3.11) para egar a 2 E a (3.12) 74/ Elementos de relatividad Figura 3.3. La masa como fi cién de la velocidad. La. versi newtoniana tiene la marca n y la einsteiniana tiene la marca e. Figura 3.4. El momentum como funcién de la velocidad. La ver- sién newtoniana tiene marca n y Ja cinsteiniana tiene marca e. Esta ha sido una presentacién répida de las cuatro cantidades dinémicas m, p, K y EB, tal como quedan redefinidas en la relatividad especial. Las figuras 3.3, 3.4, 3.5 y 3.6 muestran estas funciones einsteinianas marcadas con la letra e; se deben comparar con las curvas newtonianas que aparecen marcadas con la letra n. Claramente las cuatro cantidades dindmicas B, K, p, u son redundantes, si mo esté dada: conocida una cualquiera de ellas se pueden averiguar las otras tres. Hallemos por ejemplo algunas de esas relaciones. Para expresar u en términos de p, elevamos al cuadrado cada uno de los lados de la ecuacién (3.4) y despejamos u?/c?: mac ye eee toca tle mee? + p? (3.13) Para expresar u en términos de E, podemos elevar al cuadrado cada uno de los lados de la ecuacién (3.12) y despejar u?/c?: Zo 2/2 = 1 — OC (3.14) Igualar los lados derechos de las ecuaciones (3.13) y (3.14): Bam +pe (3.15) Dindmica / 75 Figura 3.5. La energia cinética Figura 3.6. La energia total como en funcién de la velocidad. La ver- _funcién de la velocidad. La version sin newtoniana tiene la marca n _newtoniana tiene la marca ny la y la cinsteiniana tiene la marca e. _einsteiniana tiene la marca e. En forma similar se hallan todas las conexiones entre las cuatro variables: 2 = 24K= Pp prey he Oe E = me +K = Vm)? +p et mer a K = B= moe? = JG)? + pe — moe? = ya — ann 1 1 5 mou b= ERP = LV RP a = Masa cero. Para partfculas de masa cero (piénsese en un pulso de Iu) el momentum se denota por medio de la letra k, y su magnitud es k. Las formulas anteriores se simplifican considerablemente: k= E/e para masa cero. (3.16) Bajas velocidades. El factor 1/,/1— w/e se expande usando la férmula 76 / Elementos de relatividad del binomio de Newton: 2) -3 a Vie = (1-3) fo i4 Bo au ee 8 ct Sila velocidad os sufiientemente bajo, podemos desprecar los términe del we orden de eS En este caso, 1/./1 — u?/c? + 1 +i = 5 Con este resultado legamos a 1 K > 5 mow m= mo(1+i5) + mo eee E > moc (+8) — moc? 3.3. La energia en la relatividad especial El momentum newtoniano es mou y el relativista es mu. La redefinicién ‘mou — mu se hace con el propésito expreso de que la ley de la conservacién del momentum se cumpla para todos los observadores inerciales. De la mis- ma manera, la energfa relativista se define como en (3.10) para que la ley de la conservacién de la energia se cumpla absolutamente. Esta presentacién podria parecer extraiia, pero es sana: en vez, de probar que el momentum y la energia se conservan absolutamente, se definen el momentum y la energia de una manera que garantice que las dos leyes de conservacién sean absolu- tamente vlidas. En la seccién 3.1 vimos que el momentum se conserva ab- solutamente si se define como p = mu; el propésito de esta seccién es probar que la energfa se conserva absolutamente si se define como E = moc? + K. Estudiemos [7] la colisién de dos objetos que tienen la misma masa en Teposo mo. Pensemos que uno de los objetos es una piedra y el otro es de algtin material blando como barro; los objetos se escogen as{ para que la colisién sea completamente ineldstica segin un observador O que esta en Dinémica /77 Antes Después oy mo Reposo no oo -~e e@ A B Mo Figura 3.7. El choque de dos partfculas de masas iguales, de acuerdo con un observador O que estd en reposo respecto al centro de masa. Antes del choque, las partfculas tienen velocidad u. El choque deja como resultado un cuerpo final en reposo de masa Mo. Claramente la energia cinética final es cero: para © la colisién es completamente ineléstica. reposo respecto al centro de masa. La figura 3.7 muestra, segtin O, las situa- ciones antes y después del choque: los dos cuerpos, Ilamados A y B, tienen velocidad u antes del choque. Como resultado del choque queda, al final, un solo cuerpo, en reposo, cuya masa en reposo es Mo. Nétese que, como este cuerpo final queda en reposo para O, este observador registra que la energia. cinética se ha perdido por completo: para © la colisién es completamente ineldstica. Ahora consideremos otro observador ©! que se mueve, respecto a ©, con velocidad u hacia la derecha. Es claro que para ©’ la particula A esté en reposo antes del choque; la particula B tiene una velocidad que Hamaremos u’. La figura 3.8 muestra las situaciones para 0’, antes y después del choque: claramente el cuerpo final Mo tiene velocidad u. ‘Veamos cuél es, segtin 0’, el momentum total antes del choque: i! mu! = —ou 1-w/e y el momentum después, también segiin /: Mou 1—w?/c? Mu= Para ©’, la ley de la conservacién del momentum dice que 78 / Elementos de relatividad Antes Después “e Mo Figura 3.8. El mismo choque de la figura 3.7, pero ahora desde el punto de vista de un observador O' que se mueve hacia la derecha con velocidad u. Para ©’, antes del choque el cuerpo A est en reposo y el cuerpo B tiene velocidad w’ hacia la izquierda. Después del choque, el cuerpo final Mg tiene velocidad u hacia la izquierda. Mou mou! 1a w/e Lau? /e ” a Yl-w/e 0 no “awe Queremos expresar w’ en términos de u, para que en la ecuacién (3.17) aparezca una sola velocidad u. Notemos que el objeto B tiene velocidad w segiin O y tiene velocidad wu’ respecto a ©’; como estas u y wu’ se refieren al mismo cuerpo, deben satisfacer la ecuacién (2.41). Haciendo u!, = —w’, Uz = —uy v =u, la ecuacién (2.41) es (3.17) (-u') = 140 /e Al poner este valor de w en la ecuacién (3.17), se llega a (3.18) Dinémica 79 La masa en reposo inicial es Mo y la final es 2mo. La ecuacidn (3.18) dice que la masa en reposo total no se conserva. El cambio de masa en reposo es Peep ay | ( (3.19) ee Calculemos ahora el cambio en la energia cinética, de acuerdo con un observador inercial cualquiera O” que se mueve, respecto a O, con una ve- locidad arbitraria w. Para el observador ©”, los cuerpos A y B tienen velo- cidades u's, y uf, y el cuerpo final de masa Mp tiene velocidad U". Para la transformacién entre los observadores O y O” usamos la formula de adicién de velocidades (2.41): Ahora calculemos la energfa cinética perdida en la colisién, segiin O”, Utilizamos la ecuacién (3.8) para calcular la energia cinética antes y después del choque: 1 Kixntes Kh+ KB = (myc? — moc?) + (mis 2 — moc?) saya : ge? SS = moe? | + | Se - mo? i-wgye ) Ze : ) Kvepuin = ME — Myc? = Moe? (os : Kites &8 Entonces el cambio de energia cinética AK” = K/yuea — Kites 80 / Elementos de relatividad ” después ~ Kentes = Moc? ( ) (3.21) 2 : moe 2 TS 0] - | —— - 0 ( J ) (5; —ugy/e } Al poner las ecuaciones (3.20) en la ecuacién (3.21) se obtiene 1 Kaespués — Kantes = —2moe? { ————— - 1 (3.22) 1-w/e Nétese que en el lado derecho de esta ecuacién no aparece la velocidad w del observador ©”, lo que quiere decir que el cambio en la energfa cinética es el mismo para todos los observadores inerciales: es absoluto; por esta razén hemos borrado la doble prima en K”. Si multiplicamos ambos lados de la ecuacién (3.19) por c? se llega a rs (3.28) 1-w/e Pasamos ahora a sumar, lado a lado, las ecuaciones (3.22) y (3.23): (Mo — 2m) c2 = 2moe! Kaespués ~ Kanes + (Mo ~ 2mo)c? 2moc* + Kanres = Moc? + Kacopués La tiltima ecuacién se escribe también de esta forma sugestiva: (ge? + Ka, anes) + (moc? + Kp, antes) = Moc? + Kacspuss (3.24) Consideremos un sistema fisico formado por cuerpos que chocan, En cualquier instante el conjunto consta de cuerpos cuyas masas en reposo son Dinémica /81 mo,1,™0,2,Mo3,-» ¥ Cuyas energias cinéticas son Ki, Ko, Ks,... La formula (3.24) dice que la. cantidad mo 2 + Ki) (3.25) es una constante del movimiento. Queremos recalcar que la velocidad w del observador ©” no aparece en (3.24), 0 sea que la ley de conservacién (3.24) no es relativa, sino absoluta. En otras palabras, (3.24) cumple el principio de la relatividad (1.10), y podemos afirmar que la cantidad conservada (3.25) debe ser importante. La Ilamamos energéa total o también energia mecénica. La energfa total de una particula es su energia cinética més su masa en reposo multiplicada por c”. Asi justificamos, a posteriori, que a la cantidad (3.10) le hubiéramos dado el nombre de energia. 3.4. B= me” La palabra inercia se usa para denotar aquella oposicién que presentan los cuerpos cuando se intenta acelerarlos. De una manera gréfica podemos decir que la inercia de un cuerpo corresponde a la presién que sentimos en las manos cuando lo empujamos; al empujar una naranja o un camién sentimos muy diferentes grados de presién en nuestras manos, y decimos en conse- cuencia que el camién tiene més inercia que una naranja, Siguiendo una tradicién de muchos siglos, la cantidad fisica que se asocia a la inercia de un cuerpo es la masa. Respecto al choque ineldstico que estudiamos en la seccién anterior, el aumento de masa en reposo Mg — 2mo es un aumento de la energfa total interna. En efecto, Mo — 2m es igual a la energia cinética perdida; en el choque, esta energia cinética se ha convertido en movimiento rotacional y vibracional de las moléculas, es decir, calor. Todo este calor es energia inter- na, es masa, es inercia. Un cuerpo puede contener, albergar, muchas clases de energia: masa en reposo de las particulas que lo componen, energia cinética, de ellas y toda clase de energfas de interaccién entre ellas. La suma de todas, estas energfas internas se manifiesta como masa; la masa del cuerpo es una medida de la suma de todas esas energfas internas. La relacin entre masa y energfa, dada por la ecuacién (3.11), fue, en palabras de Einstein, “el pensamiento més feliz de mi vida”. El articulo 82 / Elemenios de relatividad en el que publicé este resultado [4] tiene una extensidn de menos de tres paginas, y él lo presenta como una continuacién del articulo principal [3] de la relatividad. Para deducir la relacién entre masa y energfa, calcula la energia cinética de un cuerpo que emite dos pulsos de luz. Esta es, claramente, una referencia a la masa inercial del cuerpo; habrian de pasar seis afios para que se diera cuenta de que cuando un cuerpo sufre un cambio en su masa inercial, también sufre un cambio en su masa gravitacional, y que ambos cambios tienen exactamente la misma magnitud. Conviene resaltar que aunque la masa y la energfa estén conectadas por una relacién tan simple como E = me”, esto no significa que masa y energia sean conceptos idénticos. De hecho, puede haber la segunda sin que haya la primera: el pulso de luz tiene energfa, mas no masa. Afirmamos arriba que la masa de un sistema fisico es una medida de su energfa interna. En términos de mecdnica cudntica, la masa es mayor cuan- do el sistema ocupa un estado excitado que cuando ocupa el estado basico. Para ilustrar lo que estamos mencionando, supongamos una molécula for- mada por dos dtomos idénticos; si los dos dtomos estén en el mismo estado cudntico, podemos afirmar que tienen la misma masa y por consiguiente el centro de masa de la molécula est en el punto medio de la Ifnea que los une; pero si uno de los Atomos est en un estado excitado y el otro no, el primero tiene mayor masa que el segundo y en consecuencia el centro de masa de la molécula no queda en el punto medio de la Iinea que los une. Energia de enlace. Cuando Einstein publicé su ecuacién E = me?, dijo claramente que “la radiacién transporta inercia”. Decenios de experimenta- cién en fisica nuclear y en particulas elementales habrian de corroborar la validez de esta afirmacién. Para verlo con claridad introducimos a continua- cién el concepto de eneryia de enlace, valiéndonos de un ejemplo de la fisica nuclear. EJ deuterén es una particula formada por un protén y un neutrén. Las masas en reposo de estas tres particulas son my, = 938.27 MeV/c? (3.26) my = 939.57 MeV/c? (3.27) mq = 1875.61 MeV/c? (3.28) Répidamente nos damos cuenta de que mp + mn # mq. La energia de enlace es, en este caso, (mp + mn)e? — mac? = 2.23 MeV. Cuando un fotén Dindmiea / 83 incide sobre un deuterdn, puede desintegrarlo, produciéndose un protén y un neutrén. Para que esto ocurra, la energia del fot6n debe ser igual o mayor que 2.23 MeV. Asf mismo, un protén y un neutrén libres pueden formar un deuterén; cuando esto ocurre se emite un fotén de energia 2.23 MeV. Algo similar también ocurre con otros nticleos livianos: nticleo liviano 1 + micleo liviano 2 —+ nticleo 3 + fotén (3.29) ‘Ya que el fotén porta energia, es claro que la masa en reposo del micleo 3 tiene que ser menor que la suma de las masas en reposo de los micleos 1 y 2. El proceso general (3.29) se llama fusién nuclear y es lo que ocurre en el Sol, donde cuatro hidrégenos se pueden fusionar para producir un Atomo de helio. De otro lado, en los nticleos pesados es frecuente la reaccién: nticleo pesado — niicleo 1 + miicleo 2 + fotén (3.30) Como el fotén porta energfa, la masa en reposo del micleo pesado tiene que ser mayor que la suma de las masas en reposo de los mticleos 1 y 2. El proceso general (3.30) se llama fisidn nuclear, y es lo que ocurre en las plantas de energfa nuclear. 3.5. La velocidad limite La ecuacién K = moc”/,/1 — u?/c? — moc? que aparece en la pagina 75 dice claramente que K — co cuando u — c. En palabras, para levar un objeto masivo desde el reposo hasta que tenga la velocidad de la luz, es necesario afiadirle una cantidad infinita de energfa. Como es imposible acumular y usar una cantidad infinita de energfa, concluimos que ningtin objeto masivo se puede llevar hasta la velocidad de la luz. Un sistema de referencia es un cuerpo de reglas y relojes, y por consiguiente no puede ser Ilevado desde el reposo hasta c. Esta es la raz6n por la que escribimos la frase en bastardilla en la pégina 17. 3.6. Las transformaciones de p, E,m,F Consideremos una particula de masa en reposo mo sobre la cual se ejerce una fuerza, Las cantidades fisicas que registra O son p, E,m,F, y las de 0! son p’, E’,m',F’. Nos proponemos encontrar las ecuaciones que expresan las 84 / Elementos de relatividad cantidades primadas on términos de las no primadas. Antes de ejecutar esta tarea es conveniente que demostremos una formula que seré utilizada varias veces en la presente seccién: (3.31) Para deducir esta ecuacién, elevamos al cuadrado cada uno de los lados de las ecuaciones (2.38), (2.39) y (2.40), para llegar a 2_ (ute) ig _ (l= v?/e*)up ig ts vul, 2” v vue, a ab 14 142 (EF as st ne tae (145 Ahora sumamos estas tres ecuaciones, lado a lado, y se llega a ut uy ur = 5 [lus +o)? + (1-0? /c?) (ul? +0?) En el lado izquierdo identificamos u2 + u2 + u2 = identificamos ul? + wi? = u!? — ul?: ; en el lado derecho i, +-v)? + (1 — v?/c?) (u'? — Observemos los dos tiltimos términos del numerador; si sumamos ¢? se com- pleta el cuadrado: Dindmica / 85 (1 — v?/e2)(1 — u!?/e2) gh vu, (145%) Ahora dividamos ambos lados por c?: (=v? /2)(1— w'?/e2) vul,)? (0 oa a ) y de aqui se sigue la formula (3.31), que es lo que querfamos demostrar. Ya estamos en condicién de calcular la transformacién del momentum. Comen- cemos con p,, que es 1l-w/2 = En el numerador usamos la ecuacién (2.38) y en el denominador usamos la ecuacién (3.31): mou, moe? ov Vi-w7a * Ji=wya 2 86 / Elementos de relatividad eee w/e Con procedimientos similares se encuentra que p, = py y que pz = pi. Ataquemos ahora la transformacién de la energia: moc? vi-w/e En el denominador usamos la ecuacién (3.31): irae! rai, a (72a : a) E' +p, Vi-w/a Reunamos las transformaciones obtenidas hasta el momento: E = (E' +p) (3.32) v pe = 7 (+5) (3.33) Py = Pys Pr = PL (3.34) A partir de estas cuatro ecuaciones se obtienen las transformaciones inversas cambiando v por —v e intercambiando variables primadas con no primadas: E' = y(E- pe) 1 (pe 3B) (3.35) Py = Py, PL = Pe Dedujimos las transformaciones de E y p estudiando una particula cual- quiera, de masa mo. Debemos anotar, sin embargo, que estas transformacio- nes tienen validez general, ya que se aplican a cualquier sistema fisico. Pen- semos que las tiltimas ocho ecuaciones son las formulas de transformacién Dinémica / 87 de la energia y el momentum de cualquier sistema (una nube, un planeta, etc.). Las cuatro ecuaciones (3.35) son como las cuatro ecuaciones (1.32), si se admite la correspondencia E/e ++ ct, pe 2, Dy + y, pz + 2. Mas concisamente, (7 : ») © (1) (3.36) La asociacién (3.36) se dice, en palabras, asi: (E/e , p) transforma como (ct, r); asf se definen los vectores, asunto que trataremos en detalle en el capitulo 5, dedicado a los tensores de la relatividad especial. De otro lado, estamos a un paso de definir el momentum del fotén y deducir las formulas de la aberracién de la luz y del efecto Doppler; pero aplazamos esta tarea hasta la seccién 5.9. La transformacién de la masa se obtiene muy fécilmente si se reescribe la ecuacién (3.32) de la manera siguiente: me* = y(m'c? + m'vut,) de donde vu, m= y¥ (14 a ) m (3.37) _ Ue mi = v(t =) m (3.38) Todavia queda por calcular la transformacién de la fuerza, Comencemos con F,. Escribimos F, = P= y usamos la ecuacién (2.34): dt -1 a-itri dg B= vu, dei 14+ é Ahora utilizamos la formula (3.33): F, = Be a L_ (de, , » ae 14% di!" c2 dt? oe 88 / Elementos de relatividad qj En el paréntesis del lado derecho reconocemos que Y= = F! y que E’ = dt’ mc? ; entonces , dm! Bee ag eo Ge 1472 ¢ : i dm! Ahora, Ia ecuacién (3.47) dice que ™ = 1 Vey on Fy = 7 (Fi+3F'-w) 1472 2 Repitamos este andlisis para Fy: -1 on 57 apa a =p,y team R= F, tad Pero py = p,, ¥ Gir = Fy entonces F, = 1 Fy para F, un resultado 14+— 2 é similar. Bn conclusién, Pot Sur R= 4 (3.39) 14 ue 2 -1 x R= (3.40) 1+ a yt pS ma Ee (3.41) 1473 Estas ecuaciones dicen claramente que F’ = 0 <> F = 0: si una particula aparece en equilibrio (en otras palabras, la particula es libre) para un ob- servador, también aparece en equilibrio para todos los otros observadores Dinémica / 89 inerciales. Ademés F” 4 0 < F # 0: si una partfcula no aparece en equi- librio para un observador, todos los otros observadores inerciales registran que la partfcula no esté en equilibrio. En otras palabras: la condicién de equilibrio es absoluta, y la situacién de desequilibrio también es absoluta. Las recfprocas de las tiltimas tres ecuaciones son (3.42) (3.43) (3.44) Ya hemos sentado las bases de la nueva mecénica, relativista. En este mo- mento el capitulo cambia el rumbo que trafa, para dedicarse al estudio de ejemplos y casos particulares. Comenzamos con el estudio de una particula cargada que viaja en una regién donde hay un potencial electrostatico; lue- go planteamos el problema general de la aceleracién relativista y finalmente aplicamos este estudio al caso importante de la particula cargada que, por la accién de un campo magnético, describe una trayectoria circular, Es bien sa- bido que las cargas eléctricas aceleradas emiten radiacién electromagnética, y todo estudio riguroso deberfa tener en cuenta esta pérdida de momentum y energia. El andlisis detallado de esta radiacién es intrincado y, de seguirlo, podria distraernos de nuestro propésito principal, que es describir la ideas esenciales de la mecénica relativista. Por este motivo, para simplificar los cAlculos, nos olvidaremos de la radiacién. Sabemos que de esta manera se cometen errores esenciales, pero lo hacemos en aras de enfatizar los aspectos relativistas de la mecénica. 3.7. Masa y potencial electrostatico Estudiemos el movimiento de una particula cargada que se mueve en una region donde hay un potencial electrostético V. Para simplificar el andlisis supongamos que el movimiento de la particula es en la direccién x. El campo 90 / Elementos de relatividad eléctrico es —dV/dr, la fuerza es —qdV/dz y el trabajo que realiza.el campo, cuando la partieula se desplaza de, es (-qdV/dx) dx = —q dV. Escribamos el trabajo total cuando la particula pasa de un punto donde el potencial es V; a otro punto donde el potencial es Vj: trabajo wid [a =-ay-¥) = -aav G8) ™% Obsérvese que si q es positiva y AV es negativo, el trabajo es positivo: la carga positiva gana velocidad a medida que desciende en el potencial electrostético. Gana energfa cinética, es decir gana masa. La masa que gana la particula es —gAV/c?. JEs la masa ganada —gAV/c? grande o pequefia? Para responder esta pregunta debemos comparar —gAV/c? con alguna otra masa, y lo més natu- ral es compararla con mp. El problema es altamente relativista si -gAV > moc? y no es relativista si —gAV < moc”. Por ejemplo, en el caso del electrén se tiene moc? = 0.511 MeV; el régi- men altamente relativista es eAV > 0.5 MeV, es decir, AV > 0.5 MV. Esto significa que para llevar un electrén al régimen altamente relativista se nece- sita que la diferencia AV sea mucho mayor que 0.5 megavoltios. As{ mismo, cuando AV sea mucho menor que 0.5 megavoltios, podremos confiadamen- te pensar que el régimen no es relativista. De aqui se saca una ensefianza: cuando la energia cinética de una part{cula es mucho mayor que su masa en reposo, el régimen es altamente relativista. Y si la energia cinética es mucho menor que la masa en reposo, el régimen no es relativista, es decir, no se notan los efectos relativistas. Apliquemos el criterio establecido en el tiltimo pérrafo al caso del electrén en el dtomo de hidrégeno. Las energfas tipicas del dtomo son electronvoltios; esto quiere decir que la energfa cinética es del orden de 1 eV. Para comparar esta energfa cinética con la masa en reposo formamos el cociente, asf: Como 10-5 es bastante menor que 1, podemos afirmar que en el dtomo de hidrdgeno no son prominentes los efectos relativistas. Por eso la solucién no relativista que Schroedinger le dio a este 4tomo en 1926 funciona bien. Debemos apuntar, sin embargo, que los efectos relativistas en este dtomo, aunque pequefios, pueden notarse con instrumentos de alta precisién.

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