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Amigos del alma Elvira Lindo liustraciones de Emilio Urberuaga Arturo y Lulai son amigos. Amigos del alma Amigos de verdad. Son inseparabies. ssta que un dla Arturo se ent con ella y le dice que se vay ALFAGUARA | cSZx ii INFANTIL Amigos del alma Elvira Lindo liustraciones de Emilio Urberuaga ALpaguara (©2000, de! texto: Elvira Lindo ©2003, des hstraciones Emilio Urbervaga ©2000, Grp Santina de Ediciones, S.A © Dees etiion Amigos del alma Aguilar Chilena de Ediciones S.A. tL SO eek eee Dr. Anal Anata 1444, Povidenca Elvira Lindo Sembee cite: Isracines de Emilio Urberuage + Grupo Santina de Eaiciones S.A. ‘Torrelaguna 6, 28083 Madd, Espa, + Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A. de CY. ‘Avia. Universidad, 167- Co, del Valle, Mico D.C. 08100. *+ Aguilar, Altea, Poors, AMfaguara S.A. de Ediciones Avda Leandro N. Alem 720, C1004 AAP, Buenos Aires, Argentina, + Santana 5. ‘Avda. Primavera 2160, Santiago de Suro, Lima, Pet + Baleiones Santiana S.A CConstitcén 1889, 11800 Montevideo, Uiguy. + Santillana S.A, Ada, Venezuela N* 276, e Mca. Loper'yEspata, Asani, Paraguay antillan de Edliones SA. Avda. Atot 2333, ene Resendo Gutinez ‘Y Beisaro Satins, La Pz, Bolvin. ISBN: 96.239.422.0 Impreso en Chie rated in Chile | Primera ici en Cie: noviembre 2005 ‘Cura edicionen Chie: mayo 2008 Disetio de acoleccn: Manuel Estrus ators: Magra Hiovexas Dee ALEAGUARA G No puede haber dos amigos mejores que Lulai y Arturo, van jun- tos a la escuela, se sientan juntos, juegan juntos en el patio y a los dos les entran juntos ganas de hacer pis. Tan amigos son que un dia decidie- ron casarse. Les casé Adrién Carro, que dijo que sab/a casar, porque su padre era concejal y ya habfa casado aun monton de gente. Y sf que es verdad que Adrian Carro sabia casar 8 Porque lo hizo mejor que cualquier cura y cualquier alcalde, con unas frases tan bien dichas que parecia que se habia pasado la vida casando ala gente, —Arturo, jquieres a Lulai por siempre y por jams en el calor y en el fifo, en enero y en agosto y hasta que después de la Resurreccién? Y los invitados que eran Pedri- to Gémez, Carbajo y Paula exclama- ron impresionados: —Coohhhhbh! Era un jOh! de admiracién, co- mo diciendo: «|Qué bien habla este cural». Y Arturo contests: —Si, si, pero jle puedo dar ya el beso a la novia, que tengo mucha Prisa? 9 No, todavia he dijo Adrian ‘O—, que la novia todavia no ha ntestado a las preguntas del inte- rrogatorio. ~Lulai —empezo Adridn—, iquieres a Arturo para casarte con ély quererle por la noche y por la mafiana una hora detras de otra aunque haya dias que no te apetezca ni una pizca? Ante tal pregunta, la novia se qued6 dudando un rato y al final contesté: Bueno, pero estaré casada un dia si y un dia no, porque si no me aburro. Y los invitados a la boda, que dieron esta respuesta por buena, no dejaron ni que Adrian Carro diera su bendicién a los novios, antes de a i | ' il 12 ilusién de besar a su novia es muy dificil volver a clase simplemente con las ganas. Pero bueno, no hay que dra- matizar, porque después de este dfa Lulai y Arturo se casaron unas cuantas veces mas y Arturo siempre intenta- ba que la ceremonia fuera rapida para llegar al beso, que era lo que a él de verdad mds le importaba. A Lulai le gustaba, pero no tanto como a Arturo, porque si fuera por Artu- ro hubieran estado todo el santo dia dandose besos y abrazos. Hasta la sefiorita Amparo tenia que intervenir algunas veces porque, por ejemplo, hab/a veces que Lulai estaba inten- tando hacer su trabajo de plastica, colorear los patos sin salirse de las Ii- neas, y de pronto, como si fuera un huracdn y sin venir a cuento, Arturo le daba un abrazo y le agarraba la cara con las manos para darle varios besos. ‘Arturo, Arturo, déjala que ‘trabaje, no seas pesado. —Si es que nos hemos casado en el recreo. —Me parece muy bien, pero no la atosigues. —Un rato sf y un rato no —de- cfa Lulai mientras pintaba—, yo me caso un rato sfy unratono, Arturo sufria un poco cuando Lulai decia esas cosas, pero luego se le pasaba, cuando salfan de la escue- la y Lulai se despedia diciéndole: «Eres mi gran amigo». Arturo queria entonces darle un beso antes de que Lulai se marchara de la mano de \4 su madre, pero ella alo mejor le de~ cfa ahora no, mafianaen el patio, No es que Lulai quisiera hacerle sufrir, es que, sencillamente, no le gustaban tanto los besos como a su amigo del alma. Pero, desde luego, no habia en toda la clase, en toda la escuela, mejores amigos que la nifia Lulai y el nifio Arturo, Arturo estaba perdida- mente enamorado de ella, escribia su nombre en todas partes, en los rin- cones de la habitacién donde no pu- diera verlo su madre, y en su brazo y en la barriga y en la escalera de su casa, A Lulai le gustaba dejarse querer: Pero un dia el nifio Arturo su- frid mas que nunca, porque Lulai se habia cansado de casarse siempre cen el mismo novio y dijo: 15 —Ahora que haga Arturo de cura y yo me caso con Adrian, 0 con otro, me da igual. A Arturo le costé mucho que no se le llenaran los ojos de Iderimas y dijo tragando saliva que tenia en la garganta: —No quiero hacer de cura, prefiero hacer de invitado Asi que fue a Carbajo a quien le tocé casar a la nueva pareja. Car- bajo no quiso hacer de cura, él dijo que era el capitdn del Titanic y que tenia que casarlos antes de que se hundiera el barco y se murieran todos, porque segtin Carbajo es infi- nitamente mejor casarse antes de morirse. — Por qué? —dijeron a coro los invitados. —Porque después de morirte ya no te puedes casar —Aaaaahhhh —dijeron los in- vitados, asombrados por la sabidurfa del capitan Carbajo. Entre las muchas virtudes del capitan Carbajo no estaba el don de la palabra, asf que la ceremonia fue bastante raépida. Mas o menos ast 1g —jLa quieres a ésta? —pre- gunto el capitin Carbajo al novio mientras sefalaba con un dedo a la novia. —Esté bien —dijo el novio, —Estd bien, no: tienes que decir «si> 0 «No». =I, —Pos ya estd, uno listo. Ahora, ti —el capitan Carbajo preguntaba ahora a Lulai— ;Quieres a éste? —Bueno —dijo la novia, con un tono que parecia que estaba di- ciendo: «Si no hay mas remedion. La novia no estaba loca de amor, pero el caso es que dijo que «Bueno», y mientras los invitados ti- raban la tradicional tierra sobre las cabezas de los novios, Arturo se fue solo y !loroso a la clase mucho antes 19 de que sonara la campana, porque ésa es otra, como la boda habia sido muy répida, a Adrién Carro le habia dado tiempo a darle un beso a Lulai y S6lo de pensar en ese beso a Ar turo le entraba una melancolia tan grande que hubiera deseado estar ya en su habitacion, en su cama, para quedarse dormido y olvidarse de todo aquello. Lulai se dio cuenta de que su gran amigo estaba medio triste, medio enfadado, porque no la inte- rrumpidé en ningdn momento en clase para darle los abrazos de todos los dias. Tampoco quiso estar de pa- reja con ella cuando hicieron el puzzle del cuerpo humano ni quiso ser su pareja en las adivinanzas. Lulai se cansé de que su amigo no le como. quefio Arturo cuando Ileg6 a casa y Mts: sin decir nada ni quitarse la mochila nunca a de la espalda se qued6 dormido en ra el pe- el sofa y luego no quiso casi ni cenar Dr A\ dia siguiente en el patio los nifios también jugaron a las bodas. Asi son los juegos en los patios, a alguien se le ocurre de pronto el juego mas tonto del mundo y sin saber por qué los nifios juegan a él hasta que un buen dia deciden dejarlo, Arturo sabfa que el juego de las bodas era bastante tonto, y lo peor es que se le habia ocurrido a él sélo para poder casarse con Lulai. En qué hora habrfa tenido semejan- te ocurrencia, porque ahora se encontraba sentado en el suelo haciendo dibujos absurdos con un palo en la tierra y mirando de reojo y con rencor a los otros nifios que se preparaban para la ceremonia, Hoy volvia a ser Adridn Carro el ERE 23 cura porque Carbajo no habia teni- do ningun éxito. Los invitados, los de siempre, Paula, Jatima, Olivia y cinco mds que se habian apuntado: de pronto. La novia, la de siempre, Lulai, porque se habia pedido ser la novia por un mes, y el novio, Pedrito Gémez. Lo que mas le dolia a Arturo es que el novio fuera Pedrito Gé- mez, porque Pedrito Gémez era de ese tipo de nifios que le gustan a to- das las madres del mundo. Incluso la suya le decfa a veces: —{Y por qué no invitas una tarde a Pedrito Gémez que es un ni- fio tan simpatico? A Pedrito Gémez lo queria to- do el mundo. Lo querfan las ma- dres, lo-queria la sefiorita Amparo, 24 lo queria Lulai, y lo que era peor, in- cluso lo queria él, aunque le diera cien patadas querfa a Pedrito Gé- mez, porque era bueno, dejaba los lapices siempre y las bromas que hacia tenfan siempre bastante gra- cia. Tienen que ponerse en el lugar de Arturo: Pedrito Gémez el estu- pendo, se iba a casar con Lulai. Era terrible. Arturo siguié sentado en el suelo haciendo como que dibujaba en la tierra pero atento a la cere- monia. El novio dijo que si, la novia di- jo que también, se dieron el beso de rigor, y entonces los invitados echa- ron la tierra sobre la espalda de los novios. Fue en ese momento cuan- do Arturo se levants y sin saber por 23 qué, sin poder controlarse, le tird la tierra a Pedrito Gomez en la cara. Pobre Pedrito Gémez, se que- dé sin saber qué hacer, menos mal que llevaba anteojos y no se le me- tid la tierra en los ojos. Los invitados miraron a Arturo. alucinados y fue Lulai, su gran amiga, su gran amor, la que tomé cartas en el asunto, y abriéndose paso entre los invitados fue hasta Arturo y le pegd un empujén tan grande que lo tird para atrds. Arturo se levanté y la agarré del pelo y, asf enganchados el uno al otro, con la furia que de pronto tienen los nifios de seis afios, empezaron a insultarse con esa ra- bia inaudita que a veces tenemos con las personas que mas quere- mos, con nuestros mejores amigos. Los otros nifios avisaron a la Ahora era Lulai la que se habia sefiorita Amparo, y ella lleg6, los quedado muy seria, Hacia mucho tiempo que su madre no la veia tan separé y los tuvo separados hasta seria. que las clases acabaron. 28 -—jTe ha pasado algo en el co- legio? —le preguntaba. —Nada, que me he pegado un poco con Arturo, pero nada mds. Aunque su madre, adivina co- mo casi todas las madres, sabia que habia algo que a la nifia Lulai le habia partido el corazén. No quiso preguntarle demasia- do por no atosigarla y cuando llega- ron a casa vio cémo la nifia se metia en el cuarto de bafio y se quedaba dentro durante mds de media hora. iQué hacia Lulai en el bafio tanto tiempo? i ~~ Habia colocado un piso delan- ‘te del espejo y se habia subido para verse bien. Pero eso no le bastaba, queria verse la cara cerca, muy cerca, y se metid ahora dentro del 29 lavatorio. Es'muy raro pelearse tanto con un amigo, pero no con un ami- go cualquiera, con el mejor. Pero més raro todavia es que tu mejor amigo te recuerde algo que a tino te gusta recordar, algo que te pone triste, una de esas cosas en las que uno no piensa y parece que estan muy lejos y que de pronto, cuando alguien te las recuerda, te vuelven a doler como si acabaran de suceder. Entre todos los insultos que se habian lanzado el uno al otro, a Ar turo se le habia escapado el mas feo de todos los insultos del mun- do. Después de que Lulai le dijera que ya no iba a ser su novia nunca més, Arturo le dijo a Lulai que por él como si se iba a China y no vol- via nunca. Lulai lo recuerda, se acerca un poco més al espejo y de sus ojillos pequefios e inclinad algunz légrimas. Lula China. Ni tan siquiera la mufeca tiene en su cuarto, una mufie- ca que mamé le re nun kimono, le hace pensar se acuerda muy aes i 32 a su casa. Sabe, porque se lo ha con- tado su madre, y también su padre, que no salid de la barriga de mama, como todos los nifios de su clase, sabe que no estuvo aqui desde el primer momento, pero nunca habla de es0, y los nifios nunca se lo pre- guntan porque la conocen desde que empez6 aira la clase. Sélo cuando viene aiguno nuevo y le dice: « Y td por qué eres china si tu ma- dre no es china?», sdlo entonces Lu lai contesta una respuesta que le en- sefid papa para estos casos: «Porque mis padres hicieron un viaje muy lar- go hasta alli para buscarme». Hace tiempo que los recuer- dos més antiguos de su pequefia vida no volvian a su cabeza, pero ahora, sin poder evitarlo, se acuerda del . om primer dia en que vio a sus padres Le parecieron raros, casi de otro planeta: con las narices muy gran des, con los ojos saltones. Nunca habia visto una mujer con el pelo de otro color que no fuera negro, asi que el pelo de color claro de mamé le parecié horrible, y tam- bién le parecid horrible aquel hom- bre que tenia pelos en la cara, Se acuerda ahora, como si todo vol- viera a pasar y ella no pudiera bo- rrarlo de la mente, de que lloré mucho, de que gritd, llord todo el rato durante aquel viaje tan largo con aquellos seres extrafios que le hablaban aunque ella no entendie- ra nada de lo que le decfan, y que la-besaban aunque ella se tapara la cara. ta ciudad era tar vf porque t RS 36 que su madre le parece la madre mas linda del mundo. No es porque 1d piensé ella, es que es asf, es la mds linda. Lulai‘se mira al'espejo y abre mucho los ojos. Le gustaria tenerlos grandes, le gustaria tenerlos rectos, le gustaria parecerse a ella. Ahora es Lulai la que se siente rara en medio de todo, el mundo, La madre de Lulai llama a la puerta: —{Qué haces, carifio? —Nada, ahora salgo. —jTe pasa algo? —Nooo —pero le sale un «no» bastante triste. La madre de Lulai entra en el cuarto de bafo y Ia ve all, tan me- nuda, tan pequefia que casi podria’ Aa | 37 dormir como un gato acurrucada en el lavatorio. —{Qué le pasa a mi nifia? Y sin esperar una respuesta, la mamé toma en brazos a la nifia y la lleva al salén. La tiene abrazada duran- te un buen rato, sin decir nada, dan- dole besos en el pelo y a Lulai se le escapan algunas ldgrimas silenciosas. —Lulai Violeta —le dice la ma- dre mientras la besa—. Qué suerte tener dos nombres, no todo el mun- do puede presumir de tener dos nombres, {Tui cual prefieres? —Violeta —contesta la nifia muy bajito. —Pero cuando te llamo Viole- ta no respondes. —Porque se me olvida, Lulai no me gusta. 38 —A mi sf. A mime gusta que tengas tu nombre antiguo y tu nom- bre nuevo. Casi todas las madres son adivinas, esté claro, porque Lulai en- pieza a sospechar que mamé se ha dado cuenta de cudl es el motivo de tanta tristeza. —jAlguien te insulté en la es- cuela, alguien te ha dicho algo que no te ha gustado? —Si, pero'no me importa. —jQué te dijo? —No me acuerdo. —Bueno, si alguna vez te acuerdas, me lo dices. El padre de Lulai llega a las nue- ve, como todas las noches. Mientras ella esta bafidndose sus padres ha- blan mientras preparan la cena. No 39 sabe de lo que hablan, pero le gusta oirlos de fondo. Después vendré el momento de las vitaminas, y aunque a Lulai no le gustan nada las pastillas, se las tiene que tomar porque si no, no habrd pestre. Ella sigue callada, sin saber qué hacer para que ese pensa- miento triste se vaya de su cabeza. Después de cenar papa la lleva en brazos a la habitaci6én, con un solo brazo porque Lulai pesa me- nos que una pluma. Alli en la, cama le cuenta el cuento de los tres cer ditos, y le dice: «Hasta mafiana, corazén». Todas las noches Lulai corrige a su padre porque su padre: nunca se acuerda del cuento a la Perfeccién, como a ella le gusta que se cuenten los cuentos, sin cambiar ni una palabra, y todas las noches le insis a que le cuente més, pero esta noche la nifia ni co- me gu rrige ni pide mas. tan linda, jte lo he dicho 0 no te lo El padre de Lulai le da dos be- sos; uno en cada uno de sus ojos. Lulai dice que sf con la cabeza. 42 —Nada en el mundo es mas bonito que los ojos de mi nifia. Si al- guien te dice algo alguna vez que no te guste, si alguien te insulta, promé- teme que te vas a acordar de esto que te dice papd. {Me lo prometes? Lulai dice que si con la cabeza. Entonces su papd apaga la luz y en- ciende una pequefia ampolleta que hay en el enchufe para que a la nifia no le dé miedo tanta oscuri- dad. Ella sabe que antes de que se haya quedado dormida del todo entrard su madre a darle el ultimo beso del dia. Lulai siente ahora una extrafia felicidad. Es extraiia porque sigue un. poco triste por todo lo que pasd en el patio, pero se le cierran los ojos oyendo a sus padres hablar en el 43 cuarto de al lado. No sabe de lo que hablan, pero sus voces parece que la acunan, que la ayudan a entrar en el sueno. A la mafiana siguiente se en- cuentra mucho mas alegre. Toma las vitaminas, bebe el vaso de leche hasta el fondo y da un beso de des- pedida a todos sus mufiecos antes de marcharse. Pero cuando empie- zan a bajar las escaleras, piensa que Arturo no estard esperandola en el portal. Estd bastante enfadada con él, pero la idea de ir todos los dias sola con su madre al colegio no le gusta. Cuando ve a Arturo y a su ma- dre esperando en el banco de la ca- lle, el corazén se le pone en la gar- ganta. No sabe qué hacer, si pasar 44 de largo o decir «hola». Menos mal que no le da tiempo a decidirlo por- que la madre de Arturo dice: —Creo que Arturo tiene algo muy importante que decirte, Lulai. Arturo mira al suelo muy serio. —jQué querias decirle, Artu- ro? —Que me tiene que perdonar —dice sin dejar de mirar al suelo. —No —dice su madre—, que te tiene que perdonar, no, que le pi- des que te perdone. —€so —dice Arturo. —Bueno, pues diselo. —Que te tengo que decir que te pida... —se ha enredado con la frase—, no, que te pido que... me perdones. iY qué mas? 45 —Que no te volveré a insultar mas. —Dile algo —dice la madre de Lulai—. jLe perdonas? Lulai dice que si con la cabeza mirando a cualquier sitio menos a los ojos de su amigo. —Pero ella me empujé —dice Arturo. —Pero fue sin darme cuenta —dice Lulai, mintiendo un poco. —Ah, bueno —dice Arturo. Y los dos nifios echan a andar delante de sus madres. No se dicen nada, andan silenciosos mirando al suelo, rumiando cada uno la recon- ciliacién, pero por dentro son tre- mendamente felices. Si alguien pu- diera leerles el pensamiento y el corazén en estos momentos, sabria 46 que no puede haber dos amigos mejores que Lulai y Arturo. RE libro se rerminé de imprimir en lel mes de mayo de 2008, en os talleres de CoC Impresores Lida, ubicados en San Francisco 1434, Santiago de Chile.

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