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PERSONAJES:
ESCENA I
(Chiche y Bombón caminan por una calle muy silenciosa en la que cada tanto se oye
algún ruido extraño que las sorprende, sobre todo a Bombón.
Texto © 2008 Alejandra Erbiti. Imagen © 2008 Cecilia Afonso Esteves. Permitida la reproducción no comercial,
para uso personal y/o fines educativos. Prohibida la reproducción para otros fines sin consentimiento escrito de los
autores. Prohibida la venta. Publicado y distribuido en forma gratuita por Imaginaria y EducaRed:
http://www.educared.org.ar/imaginaria/biblioteca
Alejandra Erbiti - El destino que intenta alcanzar...
Bombón mira desconfiada hacia todos lados, está un poquito nerviosa, mejor dicho,
un poquito asustada... mejor dicho, bastante asustada. Chiche mira a cada rato un
papelito todo arrugado que tiene en una mano, un mapa desplegado de la ciudad que
tiene en la otra y los números de las casas de la calle por la que van caminando.)
(Aúlla un perro y Bombón se abalanza sobre Chiche y la abraza fuerte, con los
ojos cerradísimos.)
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Alejandra Erbiti - El destino que intenta alcanzar...
(Chiche mira otra vez el papelito y constata los números de las casas.)
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Alejandra Erbiti - El destino que intenta alcanzar...
CHICHE: ¡No me digas!, ¡pobre!, yo no sabía que tenía problemas económicos.
¿Cómo te enteraste de que le van a rematar todo?, ¿también le van rematar la lechuza?
BOMBÓN: ¡No y no! ¡No le van a rematar nada!
CHICHE: ¿Entonces por qué me decís que está de remate?
BOMBÓN: ¡Porque está chapita, colifata, del tomate, del marote, de la cabeza,
del bonete, se chaló, se zafó, chapeó, piró, le patina el embrague, se le torció el
moño!... ¡le falta un tornillo!
CHICHE: ¡Ah!, ¿vos decís un poco loca?
BOMBÓN: ¡Sí, un poco loca!, ¡un poco loca!, ¡por fin nos entendemos!
CHICHE: Sí, nos entendemos, pero… no sé por qué decís que madame Chantillí
está un poco loca.
BOMBÓN: ¿Cómo por qué?
CHICHE: ¡Sí!, ¿por qué?
BOMBÓN: ¿No te acordás lo que estaba haciendo la última vez que me trajiste,
mejor dicho, que me arrastraste a este lugar?
CHICHE: No, ¿qué estaba haciendo?
BOMBÓN: ¡Le estaba enseñando a hablar a la lechuza!
CHICHE: ¿Y qué tiene de malo?
BOMBÓN: ¡Cómo que qué tiene de malo!
CHICHE: Sí, ¿acaso nosotras no le enseñamos a hablar a Dionisio?
BOMBÓN: ¡Pero Dionisio es un loro!
CHICHE: ¡Bueno, no a todo el mundo le tienen que gustar las mismas aves! A
nosotras nos gustan los loros y a madame Chantillí, las lechuzas.
BOMBÓN: ¡Pero los loros sí, aprenden palabras, las lechuzas, no!
CHICHE: ¡Bueno, no todo el mundo tiene la cultura que tenemos nosotras, que
miramos todo el día documentales en la televisión!
BOMBÓN: ¡Ay, Chiche, cualquiera sabe que las lechuzas no aprenden palabras!
CHICHE: Por ahí, a madame Chantillí nadie le explicó que las lechuzas no hablan.
BOMBÓN: ¡No hace falta que se lo expliquen! ¡Todo el mundo lo sabe!
CHICHE: No, señor. Si lo supiera todo el mundo, también lo sabría madame
Chantillí. ¿O acaso madame Chantillí no es parte de todo el mundo?
BOMBÓN: ¡Aunque no lo sepa!, ¿no se da cuenta de que la lechuza no aprende a
decir nada?
CHICHE: ¡Chisss…! (Mira el número de una casa y su papelito.) ¡Es acá! Ahora,
cerrá esa bocota, ¡no sea cosa que te escuche madame!
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Alejandra Erbiti - El destino que intenta alcanzar...
CHICHE: Venimos para conocer nuestro destino. ¡Ahora callate! (Vuelve a
llamar a la puerta.).
BOMBÓN: Chiche, creo que yo no quiero conocer mi destino, ¡me gusta más
la sorpresa!
CHICHE: ¡Chisss, callate, ahí viene!
(Crujen muchos cerrojos, se abre muy lentamente y rechinando la puerta y aparece sólo
la cabeza de madame Chantillí, mirando hacia todos lados. Tiene puesto un turbante
en la cabeza, con una gran piedra preciosa que le cuelga sobre el entrecejo y la obliga
a parpadear muy seguido, como si tuviera un tic nervioso. Enseguida, asoma el resto
del cuerpo. Es una señora enorme, altísima y con una panza inmensa. Viste ropa de
muchísimos colores muy brillantes. Trae una lechuza sobre un hombro y con la mano
del otro brazo sostiene una botella que contiene un líquido incoloro.)
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BOMBÓN: (Tomando el vaso.) ¡Gracias! Yo solamente quería saber qué era eso de
ñacu... ñacu…
MADAME CHANTILLÍ: Ñacurutú.
BOMBÓN: ¡Eso!
MADAME CHANTILLÍ: Y me parece muy bien que quieras saber.
BOMBÓN: (Le saca la lengua a Chiche.) ¿Viste?
MADAME CHANTILLÍ: Ñacurutú es el nombre de una especie de lechuza, ¡una
de las tantas especies de lechuzas que existen!
BOMBÓN: ¡Ah!
LETITBÍ: ¡Buú! ¡Buú!
BOMBÓN: ¿Y ahora qué dijo?
MADAME CHANTILLÍ: Letitbí quiere saber qué estamos haciendo acá afuera,
en la vereda. ¡Y tiene razón! ¡Adelante, chicas, pasen de una buena vez! ¡No
hagamos esperar a los espíritus!
LETITBÍ: ¡Buú! ¡Buú!
MADAME CHANTILLÍ: (Soltando una carcajada.) ¡Ay, Letitbí, vos siempre
haciendo esos chistes! ¡No le hagan caso! ¡Es una lechuza loca!
BOMBÓN: ¡Me parece que dejé algo en el fuego! ¡Y también la plancha
enchufada! ¡Y la canilla abierta! ¡Y…!
CHICHE: (Cazándola de un brazo.) ¡Vení para acá!
BOMBÓN: ¡Ay! ¡Está bien, me quedo, pero no me pellizques!
CHICHE: (Empujando a Bombón hacia el interior de la casa de madame Chantillí.)
¡Pasá! ¡Pasá!
BOMBÓN: ¡Sí, sí, ya paso, ya paso!
ESCENA II
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(Malabar deja de lavarse, maúlla y se abalanza sobre las dos chicas. Ronronea y se les
refriega por las piernas, se tira al piso patas para arriba y juega con los cordones de sus
zapatillas.)
(Sin que nadie lo advierta, mientras las chicas están distraídas, observando cómo
madame Chantillí trata de enseñarle a hablar a su lechuza, Malabar va enredando los
cordones de las zapatillas de Chiche con los cordones de las de Bombón. Después, se va
lo más pancho a su almohadón, donde prosigue con su aseo personal.)
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MADAME CHANTILLÍ: ¡Muy bien! Ahora diga “Bombón”.
LETITBÍ: ¡Buú! ¡Buú!
MADAME CHANTILLÍ: (Aplaudiendo.) ¡Bravo! ¡Bravísimo!
CHICHE Y BOMBÓN: (Siguiéndole la corriente a Madame Chantillí, para no
herir sus sentimientos, también aplauden.) ¡Bien! ¡Bien!
MADAME CHANTILLÍ: ¡Bueno, Letitbí, ahora a descansar, que mami tiene
que trabajar!
(Cada vez que Letitbí hace “¡Buú! ¡Buú!” madame Chantillí suelta una risotada.
Bombón pone caras y le da codazos a su hermana. Chiche la ignora y se ríe con
Madame Chantillí.)
MADAME CHANTILLÍ: (Respira hondo.) ¡Ah, qué risa! ¡Basta, Letitbí! ¡Ah, qué
lechuza! (Se calma.) Bueno, chicas, ahora sí, tomen asiento, por favor. (Señalando
cada silla.) Vos, Chiche, sentate en ésa y vos, Bombón, en ésa otra.
(Cuando las chicas intentan ir a sus respectivas sillas, se caen de trompa al piso.)
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BOMBÓN: El único que anduvo jugando con los cordones de nuestras zapatillas
fue… (Señala al gato.).
MADAME CHANTILLÍ: ¿Malabar?
CHICHE: ¡Pero cómo le vas a echar la culpa al gato!
MADAME CHANTILLÍ: ¡Ay, no! ¿Malabar? ¿Mi Malabarcito? ¡Imposible!
CHICHE: ¡Claro que es imposible, los gatos no pueden atar cordones de zapatillas!
MADAME CHANTILLÍ: Además, ¿no ven que está dormidito?
(Las chicas toman asiento en sus respectivas sillas. Madame Chantillí se quita el
turbante con la piedra y se coloca el bonete puntiagudo, con las estrellas y las lunas que
brillan en la penumbra. La luz de la habitación se hace más tenue.)
BOMBÓN: (Cuchicheando con Chiche.) ¿No te dije que era una bruja? ¡Mirá el
sombrero que se puso!
CHICHE: ¡Es un sombrero de adivina, no de bruja!
BOMBÓN: ¿Qué diferencia hay?
MADAME CHANTILLÍ: (Con los ojos cerrados y una voz muy grave.)
¡Sileeeencioooo! ¡Cierren los oooooojos! ¡Reláaaaaajense! ¡No piensen en naaaada!
CHICHE: Eso es muy fácil para mi hermanita.
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Alejandra Erbiti - El destino que intenta alcanzar...
(Madame Chantillí agita tan fuerte las sonajas, que las chicas, aturdidas, se sueltan de
las manos y se tapan las orejas.)
(Las tres aguardan unos segundos en completo silencio. Madame sigue con los ojos
cerrados. Las chicas espían con un ojo y miran hacia arriba.
De pronto, se oye un tono como de teléfono ocupado.)
MADAME CHANTILLÍ: ¡Ay, no! (Arroja las sonajas por el aire.) ¡Otra vez, no!
(A Malabar le caen las sonajas tan cerca, que se asusta y se esconde debajo de la mesa.)
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MADAME CHANTILLÍ: No pierdan la concentración. Voy a probar con mi
vieja bola de cristal.
BOMBÓN: (En secreto, a Chiche.) Por lo menos ya no nos va a aturdir con
esas cosas.
CHICHE: (Entre dientes.) ¿Te podés callar?
MADAME CHANTILLÍ: (Con voz temblorosa.) ¡Sileeeencio! (Agitando las manos
sobre la bola de cristal, pero sin tocarla.) ¡Hooooola, booooooola!, ¿estás lista para
conectarnos con los espíritus del destino?, ¿Booooooola?
(La bola - que en realidad es un globo inflado con helio- se eleva y vuelve a su lugar.
Mientras se eleva se escucha un silbido en escala ascendente, mientras baja, el mismo
silbido pero en escala descendente.
Las chicas la observan atónitas.)
(Madame Chantillí levanta las manos a la altura del rostro, con las palmas hacia
afuera. Las chicas hacen lo mismo.)
MADAME CHANTILLÍ: ¡Muy bien, así! Esto funciona como antena parabólica,
¿entienden?
(Las chicas dicen que sí con la cabeza, pero no entienden mucho qué está pasando y
mucho menos, qué va a pasar.)
(La bola hace lo mismo que antes. Las chicas están muy impresionadas y se quedan con
la boca abierta.)
(Se produce un gran silencio. Madame mira hacia arriba, las chicas también. Luego,
madame cierra los ojos. Las chicas se miran entre sí y se encogen de hombros.)
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MADAME CHANTILLÍ: (Levantando la voz.) ¡Domingo!, ¡Faustino!, ¿qué pasa
con el destino?
VOZ DE OPERADORA TELEFÓNICA: EL DESTINO QUE INTENTA
ALCANZAR SE ENCUENTRA CONGESTIONADO.
MADAME CHANTILLÍ: (Furiosa.) ¿Qué? ¿Otra vez lo mismo? ¡Me tienen harta!
¡No puede ser!
CHICHE: Pruebe de nuevo, madame, a veces me pasa lo mismo con el teléfono.
MADAME CHANTILLÍ: ¿A ver? (Junta aire y grita.) ¡Domingo!, ¡Faustino!,
¡el destino!
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BOMBÓN: Se la toma, pero sobre todo, ¡se la embucha!
CHICHE: ¡Bombón!
MADAME CHANTILLÍ: ¡Tranquilas! Voy a traer una pizza que sobró de una
sesión que tuve ayer por la noche.
CHICHE: ¿Una sesión de adivinación del destino?
MADAME CHANTILLÍ: No, una sesión de pizzas a la piedra (Habla mientras va
a buscar la pizza.) Vinieron unas amigas mías y pedimos como diez pizzas. Estoy
segura de que sobró una. Debe estar en la heladera…
MADAME CHANTILLÍ: Necesito que me ayuden. Hay que sacar la bola de cristal.
CHICHE Y BOMBÓN: ¡Sí!
BOMBÓN: ¿Dónde la ponemos?
MADAME CHANTILLÍ: No sé, pónganla por allá, donde puedan.
(Las chicas forcejean con la bola de cristal, pero no pueden quitarla de la mesa.)
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BOMBÓN: ¿Y si explota, como la bola de cristal?
MADAME CHANTILLÍ: No tengas miedo, lo único que puede hacer esta pizza
es indigestarte, pero como la única que la va a comer soy yo…
BOMBÓN: El que come y no convida tiene un sapo en la barriga (Saltando en la
silla.) ¡Ay!
CHICHE: ¿Qué te pasa?, ¿por qué gritás y saltás así? ¿Tenés un sapo en la barriga?
BOMBÓN: (Asustadísima.) ¡Nn… n… no sé!
CHICHE: ¿Qué?
BOMBÓN: (Con voz quebradiza.) Se… se… sen… sentí algo que me rascó
las piernas.
MADAME CHANTILLÍ: ¿Qué les dije? ¡Nunca me falla! ¡Son los espíritus de la
pizza que ya están haciendo contacto!
CHICHE: (Saltando en la silla.) ¡Ay! Cre… cre… quecre… creo que yo también
sentí algo en las piernas.
CHICHE Y BOMBÓN: (Saltando a la vez.) ¡Aaaaaaaay!
BOMBÓN: (A punto de llorar.) ¡Estos espíritus me hacen cosquillas!
CHICHE: (Mete una mano debajo de la mesa y pone caras raras.) ¡Y son muy
peludos!
BOMBÓN Y MADAME CHANTILLÍ: ¿Peludos?
MADAME CHANTILLÍ: No se asusten, me parece que ya sé lo que está
pasando acá.
BOMBÓN: ¡Apúrese, madame, que los espípi… los espípi… los espíritus de la
pizza mes… mes… me están lamiendo la rorro… la rorro… la rodilla!
CHICHE: ¡A mí también!
MADAME CHANTILLÍ: ¡Tranquilas! Contamos hasta tres y juntas levantamos el
mantel de la mesa.
CHICHE Y BOMBÓN: Bubu… bubu… ¡bubueno!
MADAME CHANTILLÍ: ¿Están listas?
CHICHE Y BOMBÓN: Sí.
MADAME CHANTILLÍ, CHICHE Y BOMBÓN: ¡A la una!... ¡A las dos!... y a
las… ¡Tres! (Levantan el mantel y Malabar queda al descubierto.)
MALABAR: ¡Miauuuu!
MADAME CHANTILLÍ, CHICHE Y BOMBÓN: ¡Malabar!
BOMBÓN: ¡Ah, menos mal que era el gato!
CHICHE: Sí, reconozco que yo también me asusté un poquito.
BOMBÓN: (Burlona.) ¿Un poquito?
MADAME CHANTILLÍ: Bueno, esta experiencia no ha sido en vano, ¿saben
por qué?
CHICHE Y BOMBÓN: No.
ME CHANTILLÍ: ¡Porque yo ya estoy viendo el destino!
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Alejandra Erbiti - El destino que intenta alcanzar...
CHICHE Y BOMBÓN: (Sorprendidísimas.) ¿De veras?
MADAME CHANTILLÍ: ¡Sí, por supuesto que ya lo estoy viendo! ¡Ahora mismo
lo estoy viendo frente a mis ojos! ¿Les gusta la pizza fría?
BOMBÓN: ¡A mí me fascina!
CHICHE: ¡A mí encanta!
MADAME CHANTILLÍ: Y a Malabar y a Letitbí y a mí… ¡ni les cuento! Así que
voy a buscar unas servilletas de papel y ya mismo le damos un buen destino a esta
grande napolitana.
CHICHE Y BOMBÓN: ¿Qué destino?
MADAME CHANTILLÍ: ¡El mejor destino que pueda tener!
(Cada cual se sirve una porción de pizza y antes de dar el primer mordiscón, Madame
Chantillí propone un brindis.)
MADAME CHANTILLÍ: ¡Brindo por nosotros y por todos los que se animan a
inventar el destino que más les gusta! ¡Salud!
CHICHE Y BOMBÓN: ¡Salud!
MALABAR Y LATITBÍ: ¡Salud!
CHICHE Y BOMBÓN: ¡Hablan!
TELÓN O APAGÓN
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