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políticos, pueblos,
pobres, familia y
sociedad
estriba el sumo cuidado de que el político mida bien sus pasos para no pisar
en arenas movedizas. “Las moscas muertas hacen heder al perfume del
perfumista; así una pequeña necedad, al que es estimado como sabio y
honorable”, sentencia Salomón.
¿Por qué digo que el pueblo es quien ejerce en teoría su soberanía a
través de sus representantes en el Estado? No lo digo porque no crea en la
democracia. Creo en ella y la defiendo. Pero como observador de mi propia
conducta y de la de otros seres humanos sé que la fiebre no está en la
manta, sino en el enfermo. La democracia no es mala en sí, el mal está en el
corazón humano. Como cualquier otro sistema político, la democracia es
imperfecta porque su creador es imperfecto. Esa defección se incrementa
aún más por la corrupción del corazón de la raza humana. La política no
“es sucia” como creen muchos. El mal está en el hombre y la mujer, en el
político.
Fíjate que en el principio todo era perfecto: en el Cielo y en la Tierra.
Pero como los seres creados por Dios tenían libertad de someterse a Dios o
no, se formó la pelotera. Y los efectos de un choque de voluntades nos
alcanzaron a nosotros. Hoy, casi todo el mundo quiere hacer lo que le viene
en gana. Unos quieren imponer su voluntad sobre otros. Nietzsche y Adler
hablan de “voluntad de poder”, que más adelante analizaremos.
Nuestros pueblos gobiernan en teoría debido a que en América no
gobernamos gracias a los malos y mediocres políticos que tenemos. Desde
casi nuestro nacimiento político poco ha sido lo que de veras hemos
ejercido como derecho inalienable de dirigir el destino político de nuestras
naciones.
sus hijos). No por culpa del pueblo, sino de ellos mismos puesto que dicen
una cosa y hacen otra. Por lo general, cuando un político dice “no” es “sí”.
Y cuando dice “sí”, es “no”. Un político afirmó hace un tiempo a la prensa:
“Yo no dije lo que dije, sino todo lo contrario”. ¡La gran flauta! ¿Qué fue lo
que dijo que no dijo? “¿Cómo dice que dijo?”, diría Cantinflas. Obvio, en
nuestros países no hay ese tipo de políticos. (Me da la impresión de que al
padre de esa criatura se le cruzaron los cables por los nervios ante la
prensa, o no conectó la lengua al cerebro antes de hablar, muy típico de los
políticos)
La credibilidad de nuestros políticos está en duda desde hace muchos
años. Y ellos poco o nada hacen al respecto porque siguen jugando a la
política al prometer y no cumplir. Ahora bien -en honor y respeto a la
verdad-, una cosa es ver el partido de fútbol desde las gradas y otra muy
distinta es hacer tú los goles. Es muy fácil criticar cuando estás sentado en
las gradas viendo el partido (eres oposición al gobierno); mas, ¿qué harías o
puedes hacer cuando eres tú el jugador o el que está sentado en el puesto
político? Si las cosas son de ese tamaño, entonces, señor político, no
prometas nada de lo cual no estás seguro que puedas cumplir. Mejor es que
no prometas y cumplan, y no que prometas y no cumplas ni años. El dicho
dice: “no prometas al pobre ni debas al rico”. Y, tú que eres opositor, no
hables más de la cuenta. No todo lo que hacen los gobiernos es malo.
La excelencia política
Hay quienes no creen que un político pueda ser un excelente político,
y catalogan “demasiado ingenuos” a los que piensan lo contrario. A pesar
de los malos y mediocres políticos, estoy convencido de que un político sin
pretender ser perfecto puede alcanzar un nivel de excelencia como puede
lograrlo cualquier otro profesional. Negarle la excelencia a un político
porque el común de los políticos dejan mucho que desear sería no creer que
hay periodistas, escritores, sicoterapeutas y teólogos excelentes solo porque
hay malos periodistas, escritores mediocres, terapeutas que se enredan con
sus pacientes y teológos liberales. La perfección entre los mortales no
existe, pero la excelencia es posible en medio de la mediocridad. Bien lo
manifiesta Goethe: “El único hombre que no se equivoca es el que nunca
hace nada”. ¿Se equivocó Dios al pedirle al patriarca Abraham “sé perfecto
[hebreo tamím = sincero, intacto, íntegro] delante de mí”? Dios no se
equivoca ni se equivocó al hablarle de tal manera al “padre de la fe”, no
obstante los errores posteriores de Abraham. Si quieres equivocarte,
generaliza. Y no hagas nada si no quieres equivocarte. La vida es ensayo y
error, y es de los que se atreven, no de los espectadores ni del perro del
hortelano que no come ni deja comer.
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Por otra parte, los guerrilleros y terroristas con sus actos bestiales y
facinerosos se granjean la mala voluntad de los pueblos además de diezmar
la seguridad social de todos; sobre todo del ciudadano de a pie que no tiene
porqué ser receptáculo de las transferencias de ira, frustraciones y traumas
de sujetos con problemas de personalidad. Como expresaría mi abuela, “la
cabuya se rompe por el lado maluco”. Zig Ziglar les diría a los desalmados:
“No patees al gato”, pues no tiene la culpa. Somos expertos en justificar
nuestras faltas culpando al perro, al gato y al loro. Desde Adán, hemos
expiado nuestras culpas culpando a Raymundo y todo el mundo.
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La mayoría de nuestros
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allí unas cuatro familias vivan con tanta suntuosidad y derroche, cuando la
mayoría no tiene ni dónde recostar su cabeza ni qué llevarse a la boca.
Cada día para ellos no es una bendición, sino la maldita pesadilla de buscar
qué comer para no dejarse morir. Y no es que el país donde estuve fuera
pobre. No lo es; pero sus abundantes riquezas naturales están tan mal
distribuidas (hay quienes ven la mejor distribución de riquezas como
expropiación del rico: de eso no se trata en este libro; hablo de justicia
social para todos) que unas pocas familias se quedan con las abundancias
de esa nación, mientras el pueblo se come un cable y los niños y
adolescentes deambulan por esas calles de Dios detrás de migajas de pan y
pocas monedas. En lugar de resolver el problema de los niños de la calle
muchos desalmados optan por asesinarlos, abusar de ellos sexualmente o
utilizarlos como objetivo terrorista. Esa es la insensatez de muchas gentes
en los pueblos de América. Por ello digo que el rico es cada día más rico y
el pobre es cada vez más pobre.
Ahora bien, la mediocridad, las pésimas políticas de nuestros dirigentes,
la herencia latina, los factores culturales y el corazón duro de nuestra
hipócrita sociedad inciden sobre nuestra condición personal actual, pero no
son determinantes. Mi actitud es la determinante. ¿Quiero trascender las
circunstancias o seguiré llorando por la leche derramada? ¿Seguiré
berrinchando cual niño malcriado o me levantaré como poderoso gigante
dispuesto a defender y conquistar lo que me pertenece? Ya es tiempo de
actuar en consecuencia. Karl Menninger afirma que “las actitudes son más
importantes que los hechos”. San Pablo escribe: “transfórmate por medio
de la renovación de tu mente”. Mientras no cambie o formatee mi disco
duro y no reinstale nuesvo sistema operativo y nuevos programas y los
configure adecuadamente, mi vida no empezará a cambiar. Soy lo que
pienso. Ni más, ni menos. Temo que muchos precisamos una metamorfosis
-como describe Kafka ocurrió a Gregor Samsa-, ya que es imprescindible
despertar del letargo en que estamos. Es tiempo de cambiar de actitud y ser
cabeza, no una cola. No le demos más vueltas al asunto, lo determinante es
la actitud ante la vida. A menos que cambiemos de actitud, nada cambiará
para bien. Los programas y políticas cambiarán si cambiamos de
mentalidad, pues aquéllas son productos de esta.
Creo con firmeza que esas palabras de arriba son aplicables a nosotros
que gracias a nuestro interés y amor de nuestros padres aprendimos a leer y
escribir y obtuvimos uno o varios títulos universitarios, pero ¿qué de aquel
que a duras penas sabe leer y escribir o no sabe si quiera escribir su
nombre? ¿Ha de seguir en esa paupérrima situación?
Saludable y positivo es visualizar el radiante Sol que hay detrás de los
nubarrones, mas sería insensato pretender tapar el Sol con un dedo, y de
ingenuos meter la cabeza en un agujero para evadir la realidad. En nuestros
pueblos nadie honrado y con un salario promedio sale de la pobreza, a
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menos que seas muy bueno en lo que haces y saltes a la fama. Y esos casos
son muy pocos. No todos somos García Márquez escribiendo. Con
honestidad y trabajo duro es muy difícil que salgas hoy de la maldición de
la pobreza. Con ahorros y sacrificios puedes darte ciertos lujos, pero no
salir de la pobreza. Antes era más fácil trabajar duro, ahorrar y vivir con
ciertas comodidades, pero no dejabas de ser pobre. Hoy es mucho más
difícil. Por tal razón, es inexplicable cómo ciertos personajes de nuestros
países pobres de América se enriquecen de la noche a la mañana con un
salario corriente o un negocio que si acaso da para comer y pagar
compromisos. A mi juicio, ahí hay gato encerrado. Una de tres (quizá dos):
a) Heredaron una gran fortuna; b) su riqueza es producto de ganancias
deshonestas; c) metieron la mano donde no debían. Estoy convencido de
que la mayoría de ricos y millonarios del mundo han sido deshonestos y
ostentan dineros que no les pertenecen. ¿Por qué crees que muchos se
lanzan al ruedo de la política?
Nietzsche y Adler hablan de “voluntad de poder”, que para el primero es
la fuerza primaria que da origen al desarrollo de la humanidad, al mundo y
la cultura. Esto es, da origen al movimiento en todas las esferas de la vida.
Mientras que para Adler “voluntad de poder” o “afán de poder” es el
sentimiento de inferioridad y la consiguiente tendencia a la superación de
esa emoción. Como vimos, en la sicología individual de Adler, el “afán de
poder” es uno de los tres cimientos sobre los que descansa su pensamiento
sicológico.
En mi opinión, el “afán o voluntad de poder” son esas fuerzas oscuras de
mi alma por conseguir poder y así lograr someter la voluntad de otros. En
nuestra civilización materialista el mayor medio para lograrlo es el dinero.
“Poderoso caballero es don dinero”, reza el viejo refrán. Comulgo con
Adler en que es mi sentimiento de inferioridad el que me impulsa a buscar
poder que me haga sentir más que los demás. Solo cabe añadir que si sé
quién soy y lo que valgo como ser humano; es decir, si mi autoestima es
sana, ¿por qué buscar mi valía en el dinero? ¿Soy lo que soy por mí mismo
o por lo que tengo? Si soy lo que soy por mí mismo, nadie me robará eso
aunque no tenga dinero, pero si soy lo que soy por el dinero, corro el riesgo
de dejar de ser yo si perdiera el dinero. Para ahondar el tema, sugiero el
libro ¿Tener o ser? de Erich Fromm.
Jesús tenía perfecto conocimiento de los oscuros movimientos del alma
en una persona. ¿Por qué crees que Jesús hizo tanto énfasis en no colocar el
corazón en las riquezas? O, ¿qué piensas al oír a Jesús manifestar “es más
fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al
reino de Dios”? Jesús sabía el grave peligro al que nos exponemos si
Mamón logra capturar y someter nuestra alma, que al fin y al cabo no
logrará ser saciada por las muchas riquezas que tengamos, pues la codicia
rompe el saco. En otra ocasión, Jesús dijo: “La vida del hombre no consiste
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en las muchas riquezas que posee”. Pues ¿de qué vale ganar el mundo
entero si pierde su alma? Me dirás que Jesús no se refería a una aguja
literal, y que la plata aunque no compra la felicidad ayuda a financiarla.
Cierto es que Jesús no hablaba de una aguja literal, mas lo que enseña es
una palabra dura y reflexiva para los ricos y los que aspiran a ser ricos con
honestidad, aunque sea difícil. Como enseña la experiencia, los extremos
son malos: si no cuentas con lo imprescindible para vivir como un digno
ser humano, o con ese tener existencial del que hemos hablado, estás en
problemas. Pero, tener más dinero del necesario también causa serios
inconvenientes mentales y emocionales. El mal no está en las riquezas, sino
en el corazón del hombre. “Raíz de todos los males es el amor al dinero”,
escribió san Pablo.
Realismo: Los candidatos a puestos políticos deben tener los pies puestos
en la tierra. Las casas en el aire solo son posibles en canciones, poemas y
películas de ficción. Los castillos en la arena los derrumban las olas. Los
narcisistas al no hacer contacto con la realidad crean su mundo de fantasía,
pero no de realismo-mágico, sino de irrealidad total. Y los sicóticos por
estar en peores condiciones mentales no solo no viven la realidad, sino que
también están recluidos en instituciones siquiátricas. Realismo no es
sinónimo de pesimismo ni fatalismo, sino llamar las cosas por sus nombres,
sin aumentarlas ni minimizarlas. Muchos de los problemas de los países en
desarrollo no son fáciles de resolver, pero tampoco es imposible
encontrarles solución, o por lo menos parte de la solución, sin ser un
paliativo. No se trata de dorar la píldora o colocar pomada cuando lo que
toca realizar es una extirpación de cáncer. La corrupción y el poco importa
nos han hundido en el mar de la indulgencia. ¡No a la desidia! ¡No al dejar
hacer, dejar pasar!
Sentido del humor: ¿Por qué será que no hemos aprendido a sonreír y a
reírnos aun de nuestros errores? Es porque cuando éramos niños no
validaron nuestras emociones de manera correcta, y aprendimos a reprimir
nuestros sentimientos más genuinos a fin de que no nos rechazaran más y
poder así sobrevivir. Qué bello y saludable es reírnos de nuestras
equivocaciones (no burlarnos de nosotros, pues sería una risa maníaca),
corregir y sacar provecho de ellas. A fin de cuentas, los errores nos enseñan
a ser mejores seres humanos. Bien lo manifiesta Neruda: “El triunfo del
verdadero hombre surge de las cenizas del error”. En estos tiempos
modernos, hemos invertido el orden de las cosas: lo serio lo tomamos en
broma y muy a la ligera, y lo divertido lo tomamos muy en serio. En el
cine, noto que pocos son los que ríen a carcajadas al ver una excelente
comedia. Y muchos los que apenas ríen. ¿Dónde se supone que están esos
espectadores? Dudo que se hayan percatado de sus reprimidas emociones.
El político con poco o nulo sentido del humor sufrirá por las críticas
exacerbadas de otros políticos o por la censura de la prensa. Si tomas muy a
pecho las bromas que no rayan en irrespeto, pierdes. Pierdes el control y
perderás las amistades. Creo que buenas y saludables son las bromas que
guardan el respeto y la dignidad de las personas, incluidos los políticos.
Mamá a casa
Sin temor a que me etiqueten de fundamentalista, machista o idealista,
debo afirmar que soy partidario de que mamá vuelva al hogar a criar y
atender a sus hijos pequeños y adolescentes. Los problemas de los hijos en
particular y de la familia y del país en general se han incrementado gracias
al abandono y descuido de que es víctima nuestra niñez por parte de mamá,
en primer lugar y a la ausencia de una paternidad responsable. Hombres
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“pies” de su país. Recordemos que para conseguir hoy un político como ese
hay que buscarlo con la lámpara de Diógenes y a pleno luz del día.
vivir en una mejor nación. ¡Ojalá aprendamos la lección del pasado para no
volver a vivir lo vivido! Neruda lo manifiesta así: “No olvides que la causa
de tu presente es tu pasado, y la de tu futuro tu presente”.
Alguien dijo: “La vida es un proyecto que haces tú mismo. Tus actitudes y
las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual vivirás
mañana”. Debo prestar atención sobre qué estoy edificando mi casa y cómo
lo estoy haciendo, no sea hallado edificando sobre arena y construyendo
con materiales combustibles. ¡Cuidado se prende el rancho!