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De nosotros, política,

políticos, pueblos,
pobres, familia y
sociedad

“Todos los hombres se jactan del mejoramiento de la


sociedad y ninguno de ellos mejora”. –Emerson-

Política y democracia: ¿qué son?


Antes de abordar tan interesante tema, conviene definir qué es política.
Para mí, política es el arte y ciencia de gobernar, o el arte y actividad de
gobernar un país. Saber y hacer bien las cosas para que lo emprendido sea
fruto de la excelencia, sin pretender ser perfecto. La política es un arte no
porque debamos ser artistas, sino porque son infaltables la creatividad y el
ingenio. Es una ciencia debido a que trabajamos con realidades
(situaciones, hechos, personas), y aunque la vida en sí permite el ensayo y
error, hay circunstancias políticas que demandan soluciones que nos
conduzcan a feliz puerto; sin improvisaciones.
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Cuando el político no sepa qué dirección tomar, es el momento de


reconocerlo ante el altar de su ser y consultar a otros que le colaboren a fin
de ver la luz que él no ve. Pero para ello necesita una cuota de sinceridad y
humildad, ausentes en no pocos políticos. A veces será necesario el sano
sentido común y ser consciente de que dos más dos son cuatro aquí o en
China.
Antes de emprender el viaje del desarrollo de este ensayo, cabe
preguntarnos qué es democracia. Hablamos tanto de democracia y en su
nombre decimos y hacemos muchas cosas. Pero, ¿qué es democracia? El
vocablo democracia (gr. δημοκρατία) proviene de dos términos
griegos: demos que quiere decir pueblo, y krátos que es autoridad,
gobierno, fuerza. (Muchos políticos se inclinan más por el poder y la fuerza
que por el buen gobierno de sus actividades políticas; empiezan por la
política y terminan por la politiquería)
En sentido literal y teórico, democracia es el gobierno del pueblo. O la
intervención y predominio del pueblo en los asuntos políticos de su país. Es
el pueblo quien ejerce (en teoría) su soberanía a través de sus
representantes en el Estado, a quienes eligió en elecciones libres y directas.
Los gobernantes son el capitán que conduce el barco, pero el timón es el
pueblo. Cuando el capitán (gobernante) no deja que el timón (pueblo)
participe en la dirección de la nave y manipula al pueblo, hay serios
problemas. El político (capitán) en cada gran decisión debe consultar al
pueblo (timón), más si esa decisión puede perjudicar a la nación (en nuestro
ejemplo, chocarse y hundirse el barco). No sugiero que para cada decisión
los gobernantes consulten al pueblo, pues sería engorroso y demasiado
costoso, sino abstenerse de tomar medidas inconsultas. Si cree que para
mejorar las condiciones del trabajador debe reformar ciertas leyes y el
Código de Trabajo, el político deberá consultar con los sectores
involucrados y permitir que sean ellos quienes decidan junto con el
Gobierno. El gobernante no deberá imponer su voluntad. Por imponerse
nuestros gobernantes suelen meterse en dificultades; crean serios
problemas a su país y arruinan su vida pública y privada.
Por naturaleza, los seres humanos somos más dados a resaltar lo malo que
lo bueno; a tener más pendientes y ponderar más los errores que los
aciertos. Si te vistieras de blanco y tuvieras una pequeña mancha en el
bolsillo de la camisa, ¿en qué crees que el humano promedio se fijará en
primera instancia? ¿En que luces espectacular y pareces un ángel, o en que
tienes una “odiosa” mancha en el pecho? Seguro que se fijarán en la
manchita y no en tu traje de tres piezas, sombrero y zapatos blancos
finísimos. Por tal razón el político debe ser consciente de que un solo
desatino puede manchar sus muchas buenas obras, aunque entre ellas esté
proporcionarles empleo, vivienda, vestido y alimento a los pobres de su
país. Y aunque su popularidad alcance niveles nunca antes vistos. Ahí
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estriba el sumo cuidado de que el político mida bien sus pasos para no pisar
en arenas movedizas. “Las moscas muertas hacen heder al perfume del
perfumista; así una pequeña necedad, al que es estimado como sabio y
honorable”, sentencia Salomón.
¿Por qué digo que el pueblo es quien ejerce en teoría su soberanía a
través de sus representantes en el Estado? No lo digo porque no crea en la
democracia. Creo en ella y la defiendo. Pero como observador de mi propia
conducta y de la de otros seres humanos sé que la fiebre no está en la
manta, sino en el enfermo. La democracia no es mala en sí, el mal está en el
corazón humano. Como cualquier otro sistema político, la democracia es
imperfecta porque su creador es imperfecto. Esa defección se incrementa
aún más por la corrupción del corazón de la raza humana. La política no
“es sucia” como creen muchos. El mal está en el hombre y la mujer, en el
político.
Fíjate que en el principio todo era perfecto: en el Cielo y en la Tierra.
Pero como los seres creados por Dios tenían libertad de someterse a Dios o
no, se formó la pelotera. Y los efectos de un choque de voluntades nos
alcanzaron a nosotros. Hoy, casi todo el mundo quiere hacer lo que le viene
en gana. Unos quieren imponer su voluntad sobre otros. Nietzsche y Adler
hablan de “voluntad de poder”, que más adelante analizaremos.
Nuestros pueblos gobiernan en teoría debido a que en América no
gobernamos gracias a los malos y mediocres políticos que tenemos. Desde
casi nuestro nacimiento político poco ha sido lo que de veras hemos
ejercido como derecho inalienable de dirigir el destino político de nuestras
naciones.

Si no eres demócrata, eres autócrata


El verdadero demócrata permite que el pueblo gobierne a través suyo. No
toma decisiones trascendentales por sí solo sin consultar al pueblo, que al
fin y al cabo es el soberano en una verdadera democracia. Si un gobernante
toma decisiones importantes sin consultar al pueblo, no es demócrata, sino
autócrata. El pueblo (demos) no es la autoridad (krátos), sino el político,
que en este caso es un politiquero. Temo que la grandísima mayoría de
nuestros gobernantes no son demócratas, sino autócratas; politiqueros. Son
demagogos; manipulan al pueblo al distraerlo con nimiedades con el
objetivo de que pierda el interés en temas que redundan en beneficio del
país. Son el ejemplo perfecto de “pan y circo”. Estos políticos actúan como
el hombre que le endulza el oído a una bella dama y la abandona luego de
conseguir lo que quería.
Desde que tengo memoria, los políticos de cualquier país (más en los
que están en vías de desarrollo) no gozan de credibilidad (ni siquiera entre
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sus hijos). No por culpa del pueblo, sino de ellos mismos puesto que dicen
una cosa y hacen otra. Por lo general, cuando un político dice “no” es “sí”.
Y cuando dice “sí”, es “no”. Un político afirmó hace un tiempo a la prensa:
“Yo no dije lo que dije, sino todo lo contrario”. ¡La gran flauta! ¿Qué fue lo
que dijo que no dijo? “¿Cómo dice que dijo?”, diría Cantinflas. Obvio, en
nuestros países no hay ese tipo de políticos. (Me da la impresión de que al
padre de esa criatura se le cruzaron los cables por los nervios ante la
prensa, o no conectó la lengua al cerebro antes de hablar, muy típico de los
políticos)
La credibilidad de nuestros políticos está en duda desde hace muchos
años. Y ellos poco o nada hacen al respecto porque siguen jugando a la
política al prometer y no cumplir. Ahora bien -en honor y respeto a la
verdad-, una cosa es ver el partido de fútbol desde las gradas y otra muy
distinta es hacer tú los goles. Es muy fácil criticar cuando estás sentado en
las gradas viendo el partido (eres oposición al gobierno); mas, ¿qué harías o
puedes hacer cuando eres tú el jugador o el que está sentado en el puesto
político? Si las cosas son de ese tamaño, entonces, señor político, no
prometas nada de lo cual no estás seguro que puedas cumplir. Mejor es que
no prometas y cumplan, y no que prometas y no cumplas ni años. El dicho
dice: “no prometas al pobre ni debas al rico”. Y, tú que eres opositor, no
hables más de la cuenta. No todo lo que hacen los gobiernos es malo.

La excelencia política
Hay quienes no creen que un político pueda ser un excelente político,
y catalogan “demasiado ingenuos” a los que piensan lo contrario. A pesar
de los malos y mediocres políticos, estoy convencido de que un político sin
pretender ser perfecto puede alcanzar un nivel de excelencia como puede
lograrlo cualquier otro profesional. Negarle la excelencia a un político
porque el común de los políticos dejan mucho que desear sería no creer que
hay periodistas, escritores, sicoterapeutas y teólogos excelentes solo porque
hay malos periodistas, escritores mediocres, terapeutas que se enredan con
sus pacientes y teológos liberales. La perfección entre los mortales no
existe, pero la excelencia es posible en medio de la mediocridad. Bien lo
manifiesta Goethe: “El único hombre que no se equivoca es el que nunca
hace nada”. ¿Se equivocó Dios al pedirle al patriarca Abraham “sé perfecto
[hebreo tamím = sincero, intacto, íntegro] delante de mí”? Dios no se
equivoca ni se equivocó al hablarle de tal manera al “padre de la fe”, no
obstante los errores posteriores de Abraham. Si quieres equivocarte,
generaliza. Y no hagas nada si no quieres equivocarte. La vida es ensayo y
error, y es de los que se atreven, no de los espectadores ni del perro del
hortelano que no come ni deja comer.
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La Historia registra cualquier cantidad de excelentes políticos y estadistas


que en su momento engrandecieron a su país y nos legaron el ejemplo
imperecedero de sus grandes obras y pensamiento. Extensa e interminable
sería la lista de los nombres que estarían en ella.

El porqué de este ensayo


¿Por qué el título De nosotros, política, políticos, fanatismo, pueblos,
intereses, entidades de crédito internacionales, ricos, pobres, familia y
sociedad? Porque haremos un recorrido por cada uno de esos enunciados y
porque la política debe estar al servicio de nuestro país, no colocar el país
al servicio de nuestra política o partido político, como lo hemos hecho
todos estos años. John F. Kennedy dijo en cierta ocasión: “No te preguntes
qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país”.
Da pesar y vergüenza que muchos políticos secuestren, sometan y pongan
el país al servicio de sus intereses socio-económicos y de su partido. Les
preocupan más sus finanzas y salud política de su partido que el bienestar
de la tierra que los vio nacer. El país puede caerse a pedazos, siempre y
cuando no afecte sus intereses y su partido. Llenan su boca de patriotismo e
hinchan el pecho de amor por la patria, pero les interesa un pepino el país.
Son como el novio que le dice a su novia: “Amor, por ti recorrería montes,
subiría collados, escalaría montañas, ascendería picos y cruzaría ríos y
océanos... te veré el fin de semana si no llueve”. Esos señores políticos
(preferiría llamarlos politiqueros) tienen partido, mas no tienen país. Por
consiguiente, sería conveniente enviarlos a Marte o Júpiter para que por la
necesidad de sobrevivir busquen agua y descubran si hubo o no vida allí, y
así ganen el Nobel que les otorgarían por tal descubrimiento. Si no tienen
país, no pertenecen a este planeta. No son terrícolas, sino extraterrestres.
Político, sé político, no fanático. Sé racional, no irracional. Depón el amor
al dinero y preocúpate por tu nación.
De un tiempo para acá, me he propuesto aplicar la máxima de escribir
para cambiar yo primero y ayudar a que otros también cambien. Por
consiguiente, si este escrito llegara a transformar el modo de pensar y de
actuar de una sola persona para cambiar ella y ayudar a que otros cambien,
ya sea como humano o político, sentiré que no he usado mis neuronas en
vano.

‘Yo no soy político’


Con el objeto de “evitar discusiones”, algunas personas afirman ser
“apolíticas”. ¿Será verdad que hay apolíticos? No creo que alguien sea
apolítico, como no creo que haya gente que no crea en Dios. Que yo no esté
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envuelto en actividades políticas no significa que sea apolítico, “sin


política”. Que niegue a Dios no quiere decir que no crea en Él; pues solo se
niega lo que existe. Queramos o no, todos participamos directa o
indirectamente en cuestiones políticas, bien con el voto, nuestra conducta
como ciudadanos, opiniones, o bien con comentarios. “Si no te metes con
la política, la política terminará metiéndose contigo”, sentencia Lenin.

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,


guardé silencio,
porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,


guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,


no protesté,
porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a buscar a los judíos,


no protesté,
porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,


no había nadie más que pudiera protestar.

Esto escribió el pastor Martin Niemöller al ser indiferente a todo y


todos, hasta que vivió la persecución y no hubo nadie para socorrerle.
Aunque no lo admitamos, las decisiones políticas de los gobernantes
afectan mi bienestar socio-económico. Cierto es que suba quien suba, o esté
quien esté en el Gobierno incidirá poco en el desarrollo como profesional o
persona en el sujeto promedio. Esto es, en su decisión de triunfar en la vida
y ser lo que quiere ser. Pero, ¿qué sobre otras políticas de gobierno
esgrimidas por los gobernantes? ¿En la seguridad social y el desempleo,
por ejemplo? Como no creo en el voto interesado o vendido, tampoco
comulgo con el abstencionismo ni el voto en blanco en las elecciones.

Familias y países partidos


por el fanatismo político
En pleno siglo XXI hay gentes que pelean y matan por cuestiones
políticas. (Hay lo adeptos del partido y los adictos al partido. Temo que los
segundos son más, pues ni siquiera saben porqué están en un partido
político o la razón por la que apoyan a dicho partido. Y es lamentable que
no pocas veces es gracias a esas personas que malos políticos o partidos
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inoperantes llegan al poder.) Familias y países que viven divididos porque


unos son de un partido y otros de otro partido. Viven partidos, y una familia
o un país partido desaparece. “Todo reino [familia o nación] dividido
contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma,
no quedará en pie”, advierte Jesús. El proceso de desaparición es lento pero
seguro si las partes en conflicto no logran un acuerdo, no hay genuino
arrepentimiento de parte del agresor, no se perdonan, no sanan las heridas y
no se comprometen a respetarse y no agredirse más. “¿Andarán dos juntos,
si antes no se han puesto de acuerdo?”, pregunta el profeta Amós. (¡Es hora
de que la palabra empeñada y los acuerdos se respeten! En tiempos de
nuestros antepasados era un honor cumplir la palabra dada y los convenios.
Era tal el respeto por tu palabra o promesa dada, que no había necesidad de
hacerla constar por escrito. Hoy, ni impresa ni certificada ni tallada en
piedra es respetada, pues es de “listos” incumplir la palabra empeñada.
¡Qué bochorno!)
Huelga señalar que la intolerancia política o religiosa ha hecho de países
ricos y hermosos campos de batalla, hambre y miseria donde solo reinan el
odio, la intransigencia, la división y la contienda. “Frutos de la carne”, diría
san Pablo. El fanatismo cualquiera sea su naturaleza es mal consejero y
pésimo pagador. Si hay una virtud cardinal digna de ser parte de la
personalidad de una persona es el equilibrio, entendido como ser de un solo
ánimo, imparcialidad al juzgar, templanza y sensatez en actos. Fácil es ser
extremista, lo difícil es ser comedido. En las artes marciales (entiendo que
también en otras disciplinas), no es la fuerza, altura ni el peso lo
fundamental, sino el equilibrio. Si en plena acción logras dar el golpe
indicado en el momento justo y el lugar preciso para defenderte (las artes
marciales son una herramienta para defenderte, no para agredir) y mantener
el equilibrio de tu cuerpo, saldrás bien librado de la agresión de tu
oponente.
Según la óptica del fanatismo político, los enemigos son mis familiares,
conocidos y amigos que abrazan distinta ideología a la mía, o no piensan
igual que yo. “Al enemigo hay que exterminarlo”, o “callarle la boca”,
proclaman. ¿Acaso no nos enseña nada el desmembramiento de países que
otrora fueron una sola nación? La obcecación lo único que ha logrado en
nuestros pueblos americanos ha sido arrojarnos al despeñadero de la
bancarrota y desespero. ¿Cómo es posible que países con abundantes
riquezas naturales y excelente potencial humano hoy estén con una mano
adelante y otra atrás? Sin embargo, otros no cuentan con muchos recursos
naturales y son pequeños en extensión territorial pero son prósperos y ricos.
El mal endémico de los países americanos es la corrupción, el desgreño
económico, la intolerancia y el desamor al trabajo honrado. Caldo de
cultivo propicio -mas no justificable- para la aparición de bandas
organizadas de delincuentes comunes, guerrilleros y terroristas y de locos
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deseos de algunos americanos (del continente americano; no hablo de


estadounidenses) de volver a los aciagos días de dictaduras militares que
defecaron en nuestro continente y se pasaron el estiércol por la cara.

¿De vuelta al pasado


de dictaduras militares?
Esos deseos irracionales de volver a dictaduras militares no son nuevos.
En varios países americanos muchos de esos militares han vuelto a las
andanzas políticas y han logrado la presidencia de la República, un escaño
en el congreso, o sus hijos y familiares han conseguido ocupar altos cargos
en el engranaje político de su país. Más, hasta el Sol de hoy existen
partidos políticos -que fueron el brazo político de los dictadores militares- a
los cuales muchos ciudadanos dan su voto y apoyo. Una de tres: 1) Lo
hacen por ignorancia; 2) más o menos saben lo que hacen, pero no les
importa porque la emoción puede más que la razón; 3) tienen fuertes
intereses económicos en esos partidos o sus esperanzas de mejorar sus
finanzas están puestas en dichos colectivos políticos.
“Los [pueblos] que no pueden recordar el pasado están condenados a
repetirlo”, asegura Jorge Santayana. Reza el dicho que “el hombre es el
único ‘animal’ que tropieza con la misma piedra”. Quitando lo de animal,
es cierto que tendemos a cometer los mismos errores. El neurótico por sus
conflictos emocionales una y otra vez vuelve al mismo círculo vicioso
hasta tanto deje de luchar con el conflicto, lo acepte y empiece a trabajarlo.
Hay que perdonar, pero sin olvidar los indecibles días de dictaduras
militares que con su cuota de violencia, abuso oficializado, muertos y
desaparecidos desterraron la justicia y la verdad, sembrando el caos, ruina y
desesperanza en nuestros pueblos.
Por mi propio bien debo perdonar al agresor, aunque no haya reconocido
sus faltas, muy típico de los militares de las ya desaparecidas dictaduras de
América. Como dice el Dalai Lama, “si no perdonas por amor, perdona al
menos por egoísmo, por tu propio bienestar”. Esto es, si no quieres o no
puedes perdonar -es natural que no sientas amor por el otro- hazlo por ti;
por tu salud emocional. ¿Quién dijo que perdonar es fácil e implica
olvidar? No es fácil, pero muy sanador. Si olvidáramos el pasado,
sufriríamos de amnesia, por decir lo menos. Perdonar es recordar sin dolor,
ni resentimiento y no exponerme a que me vuelvan a abusar. Debo poner
límites sanos, no murallas. Si pongo un muro, en realidad no he perdonado.
“Te perdono, pero ya no será igual que antes”, es la clásica condición que
pone quien no ha perdonado. La primera divisa de perdón que debo hacer
efectiva es perdonarme a mí mismo. Perdonarme por los errores cometidos
y aceptarme tal como soy. ¡Perdonémonos el pasado para poder sanar hoy!
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Por malinterpretar el perdón y exponernos a que nos sigan pisoteando,


estoy convencido de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.
Y es falso el mito de que “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Dios nunca
se ha equivocado ni se equivocará. Pero los pueblos sí se equivocan al
escoger mal a sus representantes en el Gobierno. ¿Quién inventó que “la
mayoría tiene la razón todo el tiempo”? Lo inventó un político que creyó en
la infalibilidad de las encuestas porque le favorecían. Las encuestas solo
son el reflejo del momento. Cambian como cambia el ánimo de un niño.
No me parece conveniente que el presidente de la república sea elegido
con menos del cincuenta por ciento o con el cincuenta por ciento de los
votos emitidos. Debe ser elegido con más del cincuenta por ciento para que
sepamos que en verdad fue la mayoría quien lo eligió, aunque esa mayoría
se haya equivocado. Si un candidato no lograra más del cincuenta por
ciento de los votos, debe haber una segunda ronda para decidir el futuro
presidente de la república.
De no darse, a mí en lo personal me da la impresión de que la minoría
gobernará la nación sobre la mayoría. Y, reitero, no es que crea que la
mayoría tiene la razón todo el tiempo porque no es así. Sucede que no
pocas veces es la minoría -los “ridículos”- los que están en lo cierto. Y la
mayoría está “más perdida que cucaracha en baile de gallinas”, dice el
dicho. ¿Quiénes creyeron, aceptaron y dieron su vida por el Evangelio de
Jesús? Comparados con las grandes multitudes que lo oyeron de los
mismísimos labios del Maestro, fueron un puñado de hombres y mujeres.
¿Cuántos buscan un proceso de recuperación que los ayude a resolver sus
conflictos sico-emocionales? Pocos. Y de esos pocos, ¿cuántos perseveran
hasta resolver la mayor parte de sus conflictos? Unos cuatro.

La violencia engendra más violencia

Por otra parte, los guerrilleros y terroristas con sus actos bestiales y
facinerosos se granjean la mala voluntad de los pueblos además de diezmar
la seguridad social de todos; sobre todo del ciudadano de a pie que no tiene
porqué ser receptáculo de las transferencias de ira, frustraciones y traumas
de sujetos con problemas de personalidad. Como expresaría mi abuela, “la
cabuya se rompe por el lado maluco”. Zig Ziglar les diría a los desalmados:
“No patees al gato”, pues no tiene la culpa. Somos expertos en justificar
nuestras faltas culpando al perro, al gato y al loro. Desde Adán, hemos
expiado nuestras culpas culpando a Raymundo y todo el mundo.
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Martí señala: “Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la


violencia nada construyen, porque sus simientes son de odio”. “Quien
siembra tormentas cosecha tempestades”, afirma el popular adagio. La
naturaleza en su sabiduría legada del Creador nos enseña que segarás lo
que siembras. Ni más ni menos. Y ciertas filosofías orientales hablan de la
“ley del Karma”, que al final de cuentas es lo que escribe san Pablo al
manifestar: “No te dejes engañar; de Dios nadie se mofa; pues todo lo que
el hombre siembre, eso mismo segará”. Si siembro limón, ¿cómo pretendo
cosechar mangos? Eso lo sabemos, pero la irracionalidad de la sociedad
enferma en que nos movemos la hace esperar frutos que no ha sembrado.
Sería bueno que quienes usan a Martí como caballito de batalla para sus
movimientos guerrilleros, terroristas y tiranos para someter y asolar a
pueblos enteros pusieran en práctica las palabras del prócer cubano. Obvio,
es más fácil hablar que practicar. “Del dicho al hecho hay mucho trecho”,
dice mi abuelita. “Para otros tengo consejos, pero para mí no tengo”.
Gandhi solía decir que creía en Cristo pero no en los cristianos por ver
como los supuestos cristianos hollaban a su indefenso pueblo. ¡Cómo nos
gustan las máscaras! Tenemos una para cada circunstancia de la vida. A
veces la conducta es tan obvia que la máscara ya no engaña, pues “por sus
frutos los conocerás”, señala Jesús.
A los gobernantes sugeriría yo que sopesen las situaciones antes de tomar
decisiones que más tarde pueden ser contraproducentes. Señores políticos,
es tiempo de que sus decisiones sean libres y no esclavas de intereses
ajenos al bienestar de su país. No puede ser claridad en la calle y oscuridad
en casa. A los subversivos con ansias de poder señalaría que lo busquen a
través del voto limpio de los pueblos. Es triste expresarlo, pero el común de
los guerrilleros de hoy han abandonado lo ideológico -en otros tiempos era
loable y digno de respetar a quien luchaba claramente por sus ideales,
aunque fuesen equivocados- para incursionar en el temerario camino del
terrorismo y el narcotráfico.

Cuidado como canalizamos


las emociones
Al extremismo con rostro religioso le recordaría que la dispensación (gr.
oikonomia = gobierno familiar, mayordomía) de la ley del Talión quedó
atrás y Dios hoy en el siglo XXI nos demanda a los creyentes en un solo
Dios verdadero vencer el mal con el bien. “Amar no solo al que te ama,
sino también a tu enemigo, pues haciendo esto, harás que le arda la cara de
vergüenza”, dice san Pablo. Tarea para nada fácil, pero tampoco imposible.
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Está demostrado que el amor y la pacificación (Jesús, Gandhi y otros) no


solo nos dan la victoria al final de cuentas, sino que además redundan en la
salud mental y emocional de todos, incluida la nuestra. Sabemos cómo
empieza la violencia, pero no cómo acabará. Es erróneo pensar que “la
venganza es dulce”. Aun cuando te dé un sentimiento de satisfacción no te
devolverá lo perdido, y tu conciencia espiritual te perseguirá y robará el
sentimiento de falsa satisfacción y tu paz, hasta tanto lo hayas arreglado
contigo mismo y con Dios, salvo que tengas la conciencia cauterizada (gr.
kausteriazo) y la mente reprobada (gr. adokimos). A los tres grupos:
gobernantes, grupos subversivos y movimientos religiosos extremistas vale
acotar que el fin no justifica los medios.
Una palabra más sobre el sentimiento de venganza que viene a la vida
cuando han violentado nuestros derechos. Es fácil hablar o escribir “no nos
venguemos. Dejémoslo a Dios”. Es real que aunque el ser humano escape
de la justicia del hombre no correrá la misma suerte con Dios. Pero, cuando
han pisoteado nuestros derechos, nos han robado algo o hemos perdido a un
ser amado por la acción malévola (o accidental) de otro, la sangre nos
hierve, la presión arterial sube o baja, la adrenalina se desboca y el corazón
palpita como si fuera a estallar en mil pedazos, la mente y el entendimiento
se nublan de manera tal que pareciera que el cerebro explosionará en
cuestión de segundos, ¿nos dan ganas de abrazar y bendecir al otro? ¡No!
Lo menos que deseamos es “cogerle por el pescuezo y retorcérselo como se
mata a la gallina”, así decimos o pensamos en medio de la ira.
El Maestro expresa: “Si solo amas al que te ama, ¿qué recompensa
tendrás? ¿No hacen también lo mismo los publicanos [los que no conocen a
Dios]. No seas igual a ellos”.
Debo confesar que desde hace pocos años entiendo mejor lo que enseña
Jesús sobre la ira y el no entrar en pleito con nadie. Jesús sabía muy bien
que la ira mal canalizada o acumulada contra el prójimo o el hermano es un
veneno letal con raíces capaces de crecer tan rápido como las raíces de la
palmera, hasta deteriorar la salud mental y emocional. También sabe el
Maestro que al entrar en pleito con alguien mi organismo empieza a
segregar ácidos que repercuten en mi malestar no solo físico, sino también
emocional y mental. ¿Por qué crees que no pocas personas sufren de
úlceras, acidez estomacal, hipertensión, tensión arterial, etc.? Es debido a
su mala manera de canalizar las emociones. No sugiero que nos dejemos
abusar y no pongamos límites. (Que sean límites sanos, no enfermos)
Cuando toca ponerlos, hay que hacerlo, hasta Jesús y sus discípulos los
pusieron. Empero, a veces por salvaguardar nuestra salud integral (espíritu,
alma y cuerpo) es preferible lo que aconseja san Pablo cuando dice: “¿Por
qué mejor no sufres el agravio?”. De ahí entonces la necesidad de tener
discernimiento y entendimiento para saber cómo actuar en ciertas
circunstancias de la vida. Bruce Lee en sus películas daba la impresión de
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solo reaccionar ante la agresión física. De ahí que ningún insulto o


improperio le perturbara.
San Pablo al escribir acerca de la emoción ira advierte: “Cuidado, no sea
que haya una raíz de amargura, te estorbe, y por ella muchos sean
contaminados [la iglesia, la familia, la sociedad, el país, el planeta]”. Al
inicio la ira no representa problema ya que se trata de una reacción natural.
Dios puso en nosotros las emociones para nuestra protección. Lo dañino
está en lo que hacemos en los siguientes segundos que vivenciamos el
sentimiento: ¿lo canalicemos o lo arrojamos al inconsciente sin trabajarlo y
librarnos de él? Muchos de nosotros guardamos y arrastramos verdaderos
grilletes de ira en la vida (ira contra mamá, papá, un hermano mayor, etc.),
y esa ira mal canalizada o acumulada revienta más tarde en el cuerpo en sus
diversas facetas de enfermedades corporales, o nos impele a cometer
locuras. “El que fácilmente se enoja hará locuras”, asevera Salomón. La
epidemia de nuestra civilización es la tensión emocional y el estrés. A fin
de canalizar y sacar la ira o cualquier otra emoción, está a nuestra
disposición la terapia de la raqueta de tenis para golpear el colchón, o el
saco de boxeo para darle puñetazos. Los ejercicios de bioenergética de
Alexander Lowen pueden auxiliarnos a descargar emociones retorcidas o
añejas.

El fracaso de políticas económicas


La condición socio-económica de nuestra América es caótica y
desesperante porque entre otras cosas vivimos endeudados hasta la
coronilla y pagando intereses impagables. La deuda externa se ha
convertido en eterna, y la clase media está condenada a desaparecer. Si
seguimos así, solo habrá ricos y pobres. Millonarios y miserables. Bien lo
afirma Hobbes: “El hombre es el lobo del hombre” (homo homini lupus).
Mi abuela dice que “el pez grande se come al chico”. ¿Globalización? ¿Qué
es? Sin entrar en tecnicismos y subterfugios, la resumiría en dos palabras:
¡Riqueza y miseria globalizadas! No existe término medio. Roberto Carlos
canta: “Yo no estoy contra el progreso si existiera un buen consenso.
Errores no corrigen otros, eso es lo que pienso”.
Los políticos y entidades de crédito mundiales debieran entender que una
metida de pata no corrige otra metida de pata. Si la embarraste, es lógico
que hagas lo posible por enmendar el error, pero si no se puede, es
preferible dejarlo así a meter la otra pata. En realidad, dudo que haya
buenas intenciones en ciertos fondos de crédito internacionales. Lo que más
percibo son las ansias de mantener asfixiadas y avasalladas a las naciones
para luego imponer mezquinos intereses y programas absurdos a nuestros
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países. Los tiempos de la esclavitud no han pasado. Antes colonizaban,


sometían y exterminaban a nuestros pueblos. Hoy, nos subyugan gracias a
don Mamón etiquetado con el nombre de préstamos mundiales.
Cada año las entidades financieras internacionales sacan reportes e
informes en los que comunican que la distribución de las riquezas en la
mayoría de países americanos es de “total inequidad”. Es comprensible que
nos informen de nuestros males, pero ¿qué hacen al respecto los
millonarios y multimillonarios que tienen millones invertidos en las
susodichas entidades de crédito? Comparado con lo que debieran y
pudieran hacer, pienso que poco o nada es lo que hacen. Con tal actitud son
como el profeta de mal agüero que pronostica destrucción y muerte, pero
no revela qué hacer para evitarlos o levantarnos luego de la catástrofe. ¿De
qué sirve diagnosticar cáncer o sida si al enfermo solo le proporcionamos
una pomadita para que se aplique en el lugar afectado? Critica, pero da
soluciones. Si no vas a dar soluciones, sino paliativos, sería mejor que no
abrieras la boca ni movieras tu pluma, pues vas a transmitir algo ya sabido.
Ayúdanos más bien a solucionar los problemas. Como dice la canción, “no
quiero nada regalado”. No queremos limosnas ni que nos regales el pez,
sino que nos enseñes a pescar y nos ayudes a ir donde están los peces, que
por cierto no están en un cubo de agua.
Hace unos años, un banco de préstamos internacionales y sus filiales
ubicadas en diferentes partes del mundo fue investigado por acusaciones de
corrupción en proyectos financiados por él. A estas alturas del partido, ni
los bancos de préstamos internacionales escapan de los corruptos. Si allá
llueve, acá no escampa. ¿Tocará guardar la plata debajo del colchón como
todavía hace mi abuelita? Si lo haces, ¡ten cuidado de que no te roben el
colchón! Si pasara, te quedarías sin plata y durmiendo en el piso; con lo
caro que están los antigripales y otros medicamentos. Hoy está prohibido
enfermarse y hasta morirse.

El subdesarrollo está en la mente


Es evidente e innegable que hay personas que viven en condiciones de
necesidad y falta de lo más esencial para vivir porque su actitud ante la
vida es subdesarrollada. “Tal cual es su pensamiento en su corazón, tal es el
hombre”, expresa Salomón. Dicho en otras palabras, yo soy lo que pienso
de mí. Creo que gran parte del subdesarrollo de nuestros países es debido a
nuestra mentalidad de mendigos. Si creemos que somos ciudadanos de
segunda o tercera categoría, lo seremos y se reflejará en nuestro entorno
familiar y nación, aunque tengamos los mejores economistas y
administradores del planeta. Para muchos (latino) americanos, ser latino es
sinónimo de inferior o minusválido mental. (Coloco latino entre paréntesis
14

porque muchísimos aceptan ser latinos, pero aseguran no ser americanos.


Para ellos el americano es el estadounidense. Y para los estadounidenses y
muchos ciudadanos del mundo el americano es solo el estadounidense. Hay
los que ignoran que todo nacido en el continente americano es americano y
los que se sienten inferiores al stadounidense) Es imprescindible cambiar
de actitud para empezar a ser diferente. “La pobreza se ve en los ojos”,
decía Santiaga Márquez de García, la autora de los días de Gabriel García
Márquez. Jesús asevera que “el ojo es la lámpara del cuerpo”. De manera
que mi cuerpo tendrá luz si mi lámpara funciona bien, o ve lo que debe.
Pero como el ojo es necio -lo digo no para excusar a los mirones y vida
ajena- “el ojo no se cansa de ver, ni el oído de oír”, escribió Salomón.
La otra cara de la moneda es que los partidos y políticos tradicionales
poco o nada han hecho por sus países. Más son las políticas demagogas y
pródigas que las políticas coherentes con la realidad y necesidades de los
pueblos. Casi sin excepción, los políticos americanos han sido sujetos
escasos de entendimiento y limitada visión del futuro. Han “gobernado” en
la inmediatez de sus circunstancias y la impotencia incomprensible de no
empinarse sobre los problemas. Por tal razón, en lugar de resolver
dificultades nos han legado problemas. Si parodiamos a don Quijote,
diríamos de nuestros políticos: “Casi nunca dejan una puerta abierta en los
problemas, para dar remedio a ellos”. Si esos problemas hubiesen sido
atacados de raíz y a tiempo nuestros pueblos no estuviesen en el estado
deplorable en que están hoy, y otro gallo cantaría. El sueño de Bolívar y
otros próceres americanos fuera realidad. Mas parece que “hemos arado en
el mar”, expresaría Bolívar.
La soberbia y mediocridad de un político salen a flote después de que un
excelente político y hombre de entendimiento y visión ha dejado el cargo.
Su sucesor en lugar de dar seguimiento a los grandes logros y avances mata
y sepulta lo que debió continuar a beneficio de la nación. Así nos la
pasamos en el mismo círculo vicioso sin avanzar ni un milímetro. Sí creo
en la reelección inmediata de excelentes políticos. ¿Que necesitamos
madurez política para ello? ¡Cierto! Pero yo no aprendí a nadar sin antes
tragar agua. No aprendí a manejar bicicleta sin caerme y darme
unos golpes. La vida es ensayo y error. Nadie nace sabiendo. Los que nacen
sabiendo son muy pocos y los llamamos genios. ¿Que el costo político
puede ser muy elevado? Puede que lo sea. Lo bueno cuesta y por ello hay
que pagar el precio, mas los frutos recogidos nos hacen olvidar los malos
ratos y el sufrimiento. Después de dar a luz, la mujer no se acuerda por lo
que pasó al ver la bendición que tiene entre sus brazos. Con el objeto de
superar el dolor, es insoslayable darnos el permiso de sentir ese dolor con
toda su intensidad y profundidad. Hasta tanto no lo hagamos el displacer
será arrojado al inconsciente, de donde saldrá cada vez que algo lo detone o
evoque para hacernos la vida de cuadritos. La paz espiritual y mental que
15

hoy podemos disfrutar de manera gratuita le costó al Hijo de Dios su vida


en la cruz romana. Si no empezamos a madurar hoy en medio del ensayo y
error, ¿cuándo lo haremos? Muchas veces le tenemos miedo al miedo. En
su excelente obra Miedo a la vida, Alexander Lowen habla del sujeto presa
del miedo a ser él; sin máscaras. “Un fracasado es un hombre que ha
cometido un error, pero no es capaz de convertirlo en experiencia”, asevera
Elbert Hubbard.

Sentido de pertenencia comunitaria


Otro elemento a considerar y que contribuye a que nos estanquemos es la
actitud egoísta y poco importa que enarbolan los moradores de una
comunidad. Algunos problemas de vecindad podrían resolverse con el
interés y colaboración de todos, pero la verdad es que cada uno se
enconcha en su mundo y pretenden luego que los gobernantes de turno den
respuesta a lo que ellos pudieron resolver unidos. El aislamiento es solo un
mecanismo de defensa ante la “amenaza” que otros representan para un
sujeto inseguro e inmaduro. En realidad, la persona promedio no se
encierra tanto en sí misma como parece. Se distrae con televisión, cine y
otras muletas para huir de sí misma y no enfrentar sus debilidades
temperamentales y defectos de carácter. No sabe vivir en silencio consigo
mismo.
Tengo la impresión que los americanos tendemos a aislarnos y “escapar”
por carecer de lo que Adler llama “sentimiento de comunidad”. Ese sentido
de pertenencia que debe existir en nosotros para que unidos como un solo
hombre enfrentemos y resolvamos las contingencias de nuestra comunidad.
En su Diccionario de psicología individual, Claudio Alarco von Perfall
comenta que Adler sostiene que “sentimiento de comunidad” es la
tendencia natural afectivo-cognitiva fundamental de la persona a vivir en
sociedad y colaborar en la comunidad para la realización de las exigencias
sociales de su hábitat. Para Adler, el afán de poder, la tendencia a la
perfección y el sentimiento de comunidad son la piedra angular de su
sicología individual. El hombre como ser social -afirma Adler- es llevado
por la vehemente necesidad de vivir en sociedad y se halla indivisiblemente
unido a ella, a “la lógica de la convivencia humana”. Todo intento de
escapar de sus obligaciones como ser social trastoca su equilibrio mental y
vida en común.

La mayoría de nuestros
16

pueblos son pobres


Nos dicen que “casi la mitad” de la población de nuestros países es pobre.
Yo no diría que “casi la mitad” de la población es pobre. Pobres son las tres
cuartas partes de las poblaciones de cada uno de nuestros países americanos
(por no hablar de los de otras latitudes que están peores que nosotros). Si
no cuentas con el dinero suficiente para cubrir tus necesidades básicas y las
de tu familia todo el tiempo, eres pobre. La grandísima mayoría de nuestras
gentes es pobre por carecer del tener existencial que le permita cubrir lo
indispensable para vivir de manera holgada. Si una gripe o percance de
última hora te saca del presupuesto, eres pobre. Si vives regateando y
quejándote de los “altos” precios de lo que a diario compras, eres pobre;
salvo que seas un tacaño empedernido. Si en una quincena tienes dinero
para cubrir solo una necesidad de dos que debes suplir, eres pobre. Si dejas
pendiente un hueco económico para tapar otro, eres pobre, aunque andes en
un automóvil de lujo y pagando onerosas letras. Si vives en una mansión,
pero tienes deudas que no puedes cubrir con tu salario, eres pobre, a menos
que creas que puede vivirse de apariencia, o eres tan pródigo que dilapidas
lo mucho o necesario que recibes. “Arrópate hasta donde te cubra la
manta”, aconsejaría mi abuela. No nos engañemos. La gran mayoría de los
habitantes de nuestros países son pobres. Y muchos viven en lo que hoy
llaman “pobreza extrema”, que antes se llamaba miseria. El hombre
moderno cree que al cambiar el nombre y la etiqueta y añadirle miel de
abejas al cianuro deja de ser letal. Eso se llama filosofía del avestruz.

La cara triste de nuestra sociedad


Mendigos, drogadictos y borrachos durmiendo en cunetas; limosneros
infantes y juveniles, sujetos con problemas sicológicos que deambulan por
las calles, niños que mueren de hambre y por enfermedades curables son la
vergüenza de una sociedad insensible e injusta y de políticas que poco o
nada han hecho por el desventurado. Por no hablar de las barriadas
formadas por verdaderas pocilgas dignas no de un ser humano, sino de
animales. Casas a punto de caerse, niños que viven con el pie en el suelo y
no van al colegio porque o bien no tienen padres o los que tienen carecen
del tener existencial para cubrir necesidades primarias.
Hace unos años tuve la oportunidad de vivir en carne propia lo que es la
pobreza, rayana en la miseria. Estuve en un barrio de una de las capitales
de nuestro continente; allí pude observar con profundo pesar cómo viven
tantas personas en tan malas condiciones habitacionales y sin el tener
existencial digno de un ser humano. En semejantes condiciones, te
preguntas cómo es posible que en ese mismo país y a pocos kilómetros de
17

allí unas cuatro familias vivan con tanta suntuosidad y derroche, cuando la
mayoría no tiene ni dónde recostar su cabeza ni qué llevarse a la boca.
Cada día para ellos no es una bendición, sino la maldita pesadilla de buscar
qué comer para no dejarse morir. Y no es que el país donde estuve fuera
pobre. No lo es; pero sus abundantes riquezas naturales están tan mal
distribuidas (hay quienes ven la mejor distribución de riquezas como
expropiación del rico: de eso no se trata en este libro; hablo de justicia
social para todos) que unas pocas familias se quedan con las abundancias
de esa nación, mientras el pueblo se come un cable y los niños y
adolescentes deambulan por esas calles de Dios detrás de migajas de pan y
pocas monedas. En lugar de resolver el problema de los niños de la calle
muchos desalmados optan por asesinarlos, abusar de ellos sexualmente o
utilizarlos como objetivo terrorista. Esa es la insensatez de muchas gentes
en los pueblos de América. Por ello digo que el rico es cada día más rico y
el pobre es cada vez más pobre.
Ahora bien, la mediocridad, las pésimas políticas de nuestros dirigentes,
la herencia latina, los factores culturales y el corazón duro de nuestra
hipócrita sociedad inciden sobre nuestra condición personal actual, pero no
son determinantes. Mi actitud es la determinante. ¿Quiero trascender las
circunstancias o seguiré llorando por la leche derramada? ¿Seguiré
berrinchando cual niño malcriado o me levantaré como poderoso gigante
dispuesto a defender y conquistar lo que me pertenece? Ya es tiempo de
actuar en consecuencia. Karl Menninger afirma que “las actitudes son más
importantes que los hechos”. San Pablo escribe: “transfórmate por medio
de la renovación de tu mente”. Mientras no cambie o formatee mi disco
duro y no reinstale nuesvo sistema operativo y nuevos programas y los
configure adecuadamente, mi vida no empezará a cambiar. Soy lo que
pienso. Ni más, ni menos. Temo que muchos precisamos una metamorfosis
-como describe Kafka ocurrió a Gregor Samsa-, ya que es imprescindible
despertar del letargo en que estamos. Es tiempo de cambiar de actitud y ser
cabeza, no una cola. No le demos más vueltas al asunto, lo determinante es
la actitud ante la vida. A menos que cambiemos de actitud, nada cambiará
para bien. Los programas y políticas cambiarán si cambiamos de
mentalidad, pues aquéllas son productos de esta.
Creo con firmeza que esas palabras de arriba son aplicables a nosotros
que gracias a nuestro interés y amor de nuestros padres aprendimos a leer y
escribir y obtuvimos uno o varios títulos universitarios, pero ¿qué de aquel
que a duras penas sabe leer y escribir o no sabe si quiera escribir su
nombre? ¿Ha de seguir en esa paupérrima situación?
Saludable y positivo es visualizar el radiante Sol que hay detrás de los
nubarrones, mas sería insensato pretender tapar el Sol con un dedo, y de
ingenuos meter la cabeza en un agujero para evadir la realidad. En nuestros
pueblos nadie honrado y con un salario promedio sale de la pobreza, a
18

menos que seas muy bueno en lo que haces y saltes a la fama. Y esos casos
son muy pocos. No todos somos García Márquez escribiendo. Con
honestidad y trabajo duro es muy difícil que salgas hoy de la maldición de
la pobreza. Con ahorros y sacrificios puedes darte ciertos lujos, pero no
salir de la pobreza. Antes era más fácil trabajar duro, ahorrar y vivir con
ciertas comodidades, pero no dejabas de ser pobre. Hoy es mucho más
difícil. Por tal razón, es inexplicable cómo ciertos personajes de nuestros
países pobres de América se enriquecen de la noche a la mañana con un
salario corriente o un negocio que si acaso da para comer y pagar
compromisos. A mi juicio, ahí hay gato encerrado. Una de tres (quizá dos):
a) Heredaron una gran fortuna; b) su riqueza es producto de ganancias
deshonestas; c) metieron la mano donde no debían. Estoy convencido de
que la mayoría de ricos y millonarios del mundo han sido deshonestos y
ostentan dineros que no les pertenecen. ¿Por qué crees que muchos se
lanzan al ruedo de la política?
Nietzsche y Adler hablan de “voluntad de poder”, que para el primero es
la fuerza primaria que da origen al desarrollo de la humanidad, al mundo y
la cultura. Esto es, da origen al movimiento en todas las esferas de la vida.
Mientras que para Adler “voluntad de poder” o “afán de poder” es el
sentimiento de inferioridad y la consiguiente tendencia a la superación de
esa emoción. Como vimos, en la sicología individual de Adler, el “afán de
poder” es uno de los tres cimientos sobre los que descansa su pensamiento
sicológico.
En mi opinión, el “afán o voluntad de poder” son esas fuerzas oscuras de
mi alma por conseguir poder y así lograr someter la voluntad de otros. En
nuestra civilización materialista el mayor medio para lograrlo es el dinero.
“Poderoso caballero es don dinero”, reza el viejo refrán. Comulgo con
Adler en que es mi sentimiento de inferioridad el que me impulsa a buscar
poder que me haga sentir más que los demás. Solo cabe añadir que si sé
quién soy y lo que valgo como ser humano; es decir, si mi autoestima es
sana, ¿por qué buscar mi valía en el dinero? ¿Soy lo que soy por mí mismo
o por lo que tengo? Si soy lo que soy por mí mismo, nadie me robará eso
aunque no tenga dinero, pero si soy lo que soy por el dinero, corro el riesgo
de dejar de ser yo si perdiera el dinero. Para ahondar el tema, sugiero el
libro ¿Tener o ser? de Erich Fromm.
Jesús tenía perfecto conocimiento de los oscuros movimientos del alma
en una persona. ¿Por qué crees que Jesús hizo tanto énfasis en no colocar el
corazón en las riquezas? O, ¿qué piensas al oír a Jesús manifestar “es más
fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al
reino de Dios”? Jesús sabía el grave peligro al que nos exponemos si
Mamón logra capturar y someter nuestra alma, que al fin y al cabo no
logrará ser saciada por las muchas riquezas que tengamos, pues la codicia
rompe el saco. En otra ocasión, Jesús dijo: “La vida del hombre no consiste
19

en las muchas riquezas que posee”. Pues ¿de qué vale ganar el mundo
entero si pierde su alma? Me dirás que Jesús no se refería a una aguja
literal, y que la plata aunque no compra la felicidad ayuda a financiarla.
Cierto es que Jesús no hablaba de una aguja literal, mas lo que enseña es
una palabra dura y reflexiva para los ricos y los que aspiran a ser ricos con
honestidad, aunque sea difícil. Como enseña la experiencia, los extremos
son malos: si no cuentas con lo imprescindible para vivir como un digno
ser humano, o con ese tener existencial del que hemos hablado, estás en
problemas. Pero, tener más dinero del necesario también causa serios
inconvenientes mentales y emocionales. El mal no está en las riquezas, sino
en el corazón del hombre. “Raíz de todos los males es el amor al dinero”,
escribió san Pablo.

Explotación del pobre


Por otro lado, hay algo difícil de asimilar: si el que menos tiene es
oprimido y explotado, menos gastará en los negocios del rico. Entonces,
¿por qué tanta opresión y explotación al pobre? Sí, es debido a la codicia y
carencias existenciales del hombre. Por la falsa seguridad que brinda el
dinero y el poder que este representa en un mundo preocupado
excesivamente por los bienes materiales. O porque las cosas materiales son
“constructoras del ego” –manifestaría Erich Fromm. Y, de igual manera, se
constituyen en una extensión de mi naturaleza enferma. Ello es innegable,
mas el explotador debiera entender que si el pueblo tiene para gastar el
primero será beneficiado como el segundo, pues en los negocios del rico
compra el pobre. Pero si el pobre no tiene para comer y mucho menos para
comprar se perjudica tanto el pobre como el rico. En tal caso, ¿por qué la
explotación al pobre? ¡Cuesta entender! No hay que olvidar, además, que la
parte enferma (irracional) del rico le hace pretender resultados diferentes
haciendo las mismas cosas. ¿Acaso nosotros no actuamos igual al pretender
prosperar haciendo las mismas actividades que no han dado buenos
resultados más allá del tiempo razonable?
Don Mamón obnubila el entendimiento del ser humano. Como
recordaremos, el mamón es un chupete o consolador que no pocos padres
hemos dado alguna vez a nuestros pequeñitos para entretenerlos y evitar
que lloren, pero su uso prolongado trae consigo daños colaterales como la
deformación de la arcada dental y la innumerable cantidad de bacterias y
gérmenes que el bebé introduce a su organismo a través del chupete. Amén
de los daños sicológicos que causa el chupón al bebé. Mamón desempeña
la misma función y causa peores daños en nosotros. “No es lo que entra al
hombre lo que contamina al hombre, sino lo que sale del hombre lo que lo
contamina”, asegura Jesús. Lo que entra por la boca pasa al organismo y es
20

transformado en vitaminas y proteínas que nutren al cuerpo, y lo que no


sirve es expulsado, pero lo que sale del corazón es lo que nos produce
terrible daño a nosotros y a los que están alrededor. La ira es un clásico
ejemplo, mas no el único.

El periodista no debe ser miembro


de partido político o del gobierno
Antes de proseguir, y a manera de paréntesis, debo dejar por sentado que
no pertenezco a ningún partido político ni he militado ni quiero ser
miembro de ninguno, aunque tengo aspiraciones políticas. Creo en las
candidaturas independientes y que un periodista puede aspirar a una, mas
en nuestros países para pretender un puesto político debes estar inscrito en
un partido, tener mucho dinero o aceptar donaciones que te comprometen.
Por otra parte, considero que los periodistas no deben ser miembros de
ningún partido, ni formar parte de algún gobierno, pues, como lo desarrollo
en El periodista, el medio y la verdad, en el momento en que un periodista
se enrola en el gobierno deja de ser periodista para convertirse en
relacionista público. Pierde la objetividad que debería tener. Verá solo por
medio de los ojos del gobierno que representa y de su partido. Y si gana un
escaño político independiente le será harto difícil ejercer su función de
periodista independiente. O, quizá, nunca fue periodista. La pregunta del
millón es: ¿Se nace o se hace uno periodista? Pienso que naces con la
vocación y luego la desarrollas y perfeccionas. Puedes defender tus
principios, valores, ética y moral a capa y espada, aunque te cueste la vida,
o te vas por el atajo de vender tu conciencia o sofocarla con intereses
ajenos a tu profesión.
Claro que los periodistas podemos opinar. Como ciudadanos serios y
responsables toca cumplir con el deber y derecho de votar, mas -como
manifestara- no ser miembros de partido político o del gobierno de turno.
El comunicador es deudor del pueblo para informarle la verdad, aun por
encima de sus intereses de profesional de la comunicación. Cuando los
profesionales de cualquier carrera empecemos a ver las cosas desde la
perspectiva correcta, habrá mejores profesionales. Nos debemos a quien
requiere nuestros servicios. No a don Mamón.

Libertad con responsabilidad


Unos colegas y amigos de Viktor E. Frankl lo llevaron a conocer la
estatua de la Libertad. Los anfitriones estadounidenses del sicoanalista
vienés esperaban la opinión de tan ilustre visitante. Al inquirirle una
21

respuesta, Frankl les respondió que debían erigir una estatua a la


Responsabilidad en una de las islas del frente. Nos encanta la libertad, pero
aborrecemos la responsabilidad que la verdadera libertad conlleva.
“¡Queremos libertad!”. “¡Queremos nuestros derechos!”. O: “Luchamos
por el derecho radical”. Así pregonan ciertos grupos por ahí. Pero no oses
tocarles el punto de la responsabilidad intrínseca a la libertad. Te
etiquetarán de retrógrado y puritano. ¿Tendrán idea de lo que piden dichos
grupos? Aspiran derechos sin deberes. Tan sencillo como eso. Nunca el
fundamentalismo ha sido bueno. El fanatismo significa extremismo, y los
extremos siempre serán malos, aunque estén legalizados. “Hay de aquel
que en forma de ley comete agravio”, escribió el viejo profeta. Libertad sin
responsabilidad ni límites ni deberes no es libertad, sino libertinaje. Mis
derechos terminan donde principian los tuyos. Los tuyos mueren donde
nacen los de terceras personas... Autoridad y desobediencia son
incompatibles. Como lo son poder y anarquía, o el agua y el aceite. Un
arma de fuego en manos de un niño cronológico o emocional es un
verdadero peligro. Hay niños emocionales con armas de fuego que son
más peligrosos que un loco con un machete.
¿Qué es libertad? Libertad es la facultad de hacer lo que sé que debo
hacer, y dejar de hacer lo que sé que no debo hacer. Notemos algo: la
verdadera libertad está fundada sobre el conocimiento de la verdad. De lo
que es verdad y de lo que no lo es. En el Antiguo Testamento, Dios expresa:
“Mi pueblo perece por falta de conocimiento”. Jesús -en el Nuevo Pacto-
asegura: “Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis
discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad les hará libres”. Cito
completo el pensamiento de Jesús para que no se diluya el significado de lo
que quiso enseñar. Ahora, ¿quién determina lo que es verdad o es mentira?
¿Acaso todo no es relativo, o no tiene cada uno su verdad? Ese tema lo
trato en la obra El origen del sufrimiento... Baste decir que la conciencia
espiritual (no la del alma) -libre de culpas tóxicas; es decir, con culpa sana-
muchas veces sabe por acción directa de su intuición (sin participación del
aparato síquico del alma) lo que es verdad y lo que es mentira, o lo bueno y
lo malo. Solo que algunas veces no la escuchamos, ahogamos su voz o
cauterizamos la conciencia. Que ciertas verdades sean relativas no significa
en ninguna manera que todas sean relativas. Generalizar es equivocarse.
Asimismo, es cierto que tú tienes tu verdad y que yo tengo la mía sobre un
tema equis, pero ello no invalida el hecho de que existe una verdad
absoluta acerca de ese tema, independiente de lo que tú y yo creamos. Si
esa verdad dependiera de lo que tú o yo creemos o sentimos, no fuera
verdad absoluta, sino relativa y subjetiva.
22

Los principios equivocados de


la familia se proyectan en la
sociedad y por extensión al país
Selnich Vivas en su introducción a tres obras de Kafka publicadas en un
solo volumen por Editorial Panamericana, comenta que no hay que ser
sociólogo para darse cuenta de que las sociedades y naciones son espejos
del autoritarismo, intolerancia y dominios que hay en las familias, puesto
que en ellas operan los mismos principios que prevalecen en sociedades y
estados.
Milan Kundera -citado por Vivas- afirma que el totalitarismo familiar no
diferencia entre la vida fuera y dentro de la familia. La idea que predomina
en el núcleo familiar -agrega Vivas- es que no debe haber secretos, y, por
consiguiente, la privacidad de los hijos no existe para muchos padres.
Cierto. Ejemplo clásico es el de los padres que exhiben a sus hijos delante
de sus amigos o terceras personas solo porque tienen razón en lo que
demandan. Algunos padres piensan que los hijos pequeños o adolescentes
no merecen respeto y no tiene derechos porque “solo son niños”. Con ideas
como esa en la cabeza, se viola la intimidad de los hijos y se quiebra su
espíritu. “La familia aparece como un pequeño estado policial” en el que no
se respetan los espacios y límites de los demás, asegura Kundera.
El maltrato físico grave, represión y abusos de los que fueron víctima
cuando eran niños o adolescentes son el común denominador en la mayoría
de pensadores incrédulos, escépticos y ateos, dictadores, sicópatas
criminales -responsables de los más terribles dramas humanos- y criminales
incorregibles. Si leemos la biografía de unos cuantos nos daremos cuenta
de ello. Claro, eso no es justificable pero es un elemento revelador que nos
ayuda a entender mejor su actitud ante la vida y otro ser humano. El niño
maltratado o abusado hoy es por lo general el abusador, escéptico,
anticristo, tirano y criminal de mañana. Las conductas son aprendidas y
repetidas, a menos que se rompa el círculo. No es fácil tratar con niños y
adolescentes. Pero tampoco imposible. Si necesitamos ayuda profesional,
no dudemos buscarla. Carta al padre de Kafka puede ser una voz de alerta
a los padres de hijos pequeños o adolescentes.
El siglo XX fue testigo de la reaparición, aparición y caída de sistemas e
ideologías que contenían algunos elementos válidos para la mejor
convivencia humana, pero si el hombre no cambia el corazón ni el mismo
Cielo instaurado en la Tierra será un paraíso. “El paraíso sin amor no vale
de nada”, dice la canción de Roberto Carlos. “Mas vale comer legumbres
con amor, que buey engordado con odio”, expresa Salomón. De todas las
emociones que el ser humano puede experimentar la única trascendental y
23

vínculo perfecto es el amor. Pero no el amor viciado y aguado de novelas,


telenovelas, canciones, poemas y películas de mal sabor, sino ese
sentimiento que a pesar de no ser natural puede ser vivenciado por el sujeto
que a bien quiera vivirlo. ¿Tonteras? Eso decían los espectadores de cada
uno de los grandes inventos y descubrimientos que revolucionaron el
pasado siglo, hasta que se convencieron por sí mismos.
A veces no son malos los sistemas, ideologías y leyes. Mas los conflictos
enraizados en los tres estados del yo (Padre, Adulto, Niño) de las personas
complican la transacción entre ellos. Interrelación que Eric Berne llama
“análisis transaccional” o conciliatorio, que pretende básicamente que
mejoremos nuestra intercomunicación con el prójimo. ¿Por qué Sartre
habrá considerado que “el infierno es convivir con los demás”? Sus razones
habrá tenido. La vida algunas veces se vuelve un infierno porque no hemos
aprendido a convivir primero con nosotros mismos. Agustín de Hipona nos
advierte: “El conflicto está dentro de ustedes mismos. No le teman a ningún
enemigo exterior. Véncete a ti mismo y el mundo quedará vencido”. Si no
he aprendido a convivir conmigo mismo, es muy difícil que pueda vivir con
alguien bajo el mismo techo. Nadie me garantiza vivir toda la vida con una
mujer, pero sí es seguro que viviré conmigo todo el tiempo. De ahí la suma
importancia del autoconocimiento a fin de tener el concepto correcto de mí,
autovalorarme, autoaceptarme y autorrespetarme para tener una sana
autoestima y amarme tal como soy, sin caer en el extremismo del narcisista.

La credibilidad del político


y los conflictos del ser humano
Hay ciertas características que los políticos de nuestros países deben tener
a fin de que los pueblos empiecen a creer de nuevo en ellos, pues como
están las cosas ya casi nadie les cree ni el padrenuestro. Si la nariz de un
político creciera como le crecía a Pinocho por mentiroso, ¿puedes
imaginarte cómo harían los políticos para comunicarse y convivir con los
demás? ¡No pudieran caminar por lo grande de su nariz! ¿Te has percatado
del gran abstencionismo y votos en blanco que hay en las elecciones de tu
país, por ejemplo? ¿Por qué crees que los hay? El ciudadano promedio ya
no cree en los políticos. Ha perdido la fe y esperanza en los políticos y en
las instituciones que debieran salvaguardar su seguridad y bienestar. Sin
embargo, nuestros pueblos tienen tantas ganas de volver a creer en sus
políticos e instituciones que al surgir uno de esos personajes populistas,
paternalistas y demagogos (con promesas de acabar con los partidos
tradicionales y cumplir con las promesas incumplidas de los politiqueros)
muchos votan a ciegas por él, creyendo que es la tan esperada “tercera
fuerza”. (Ahora está de moda en América lo que algunos llaman
24

bolivarismo) Y van a las urnas como el cordero al matadero. Para luego


despertar en medio de una horrible pesadilla de mentiras y represión.
Las cualidades que los políticos deben tener en su haber son: honradez,
deseo de servir al país, franqueza, realismo, sentido del humor, asertividad,
amigabilidad, tolerancia, humildad, experiencia. Emerson asevera que
“todos los hombres se jactan del mejoramiento de la sociedad y ninguno de
ellos mejora”. ¿Será posible mejorar la sociedad si los miembros de la
sociedad no cambian? ¿Será factible construir una nueva nación si la
familia sigue en crisis? ¡De ninguna manera! La sociedad está formada por
familias, y ellas por seres humanos de carne y hueso que muchas veces ni
saben que tienen conflictos que arrastran desde la niñez. Mientras esos
conflictos no se trabajen y superen, la familia, la sociedad y por extensión
el país seguirá enfermo.
Eso en cuanto a las emociones y mente del hombre, o lo que se llama en
sicología sique (gr. psuque). Pero, ¿qué en cuanto al espíritu (gr. pneuma),
la parte más pura de una persona dada directamente por el Creador? Si en
la sique llueve, en lo espiritual no escampa. La ciencia de la conducta
humana ha descubierto y sostiene que tenemos una parte enferma que urge
tratar. El Evangelio -fundado y sustentado en hechos ocurridos en tiempo y
espacio reales- revela que el hombre natural está “muerto en sus delitos y
pecados”. Nacemos con el espíritu muerto, apagado, desinflado (del
vocablo pneuma -espíritu- proviene el término neumático). Como vemos,
tanto la conducta humana como el Evangelio coinciden acerca del estado
integral del ser humano. No se excluyen sino que se complementan. De
manera que se equivocan quienes como Watson aseguran que los conceptos
filosóficos y teológicos han obstaculizado el progreso de la sicología.
Confundir teología cristiana -cimentada en el estudio de hechos reales
producidos por un Ser real- con la filosofía que busca la verdad de esos
hechos, es errar el blanco por decir lo menos. Antes de impedir su
desarrollo, el Evangelio colabora con la ciencia de la conducta humana al
plantear aquél la imperiosa necesidad de un cambio radical en el hombre
como prefacio al bienestar integral de éste. Tal como lo dijera Einstein: “la
ciencia sin religión es tullida, la religión sin ciencia es ciega”. La fe bíblica
no contradice a las ciencias naturales, y estas a su vez confirman lo que la
fe ha proclamado desde hace muchísimos años. Ni la fe es anticientífica, ni
las ciencias naturales son antibíblicas. Quienes crean que la Biblia es
contraria a las ciencias naturales y que estas contradicen a la Biblia no
están ni tibios.
Antes de analizar los requisitos que los políticos deben cumplir, una
palabra a la gente joven de nuestros pueblos: Joven, forma tu criterio
político tú solo o asesorado por gente independiente e imparcial que de
verdad quiere y puede ayudarte a fin de no ser llevado de aquí para allá por
cualquier viento político. Luego de tus análisis y palabras de amigos de
25

verdad decide sin presiones de nadie ni intereses de tu parte. Sé tú mismo,


no seas el eco del pensamiento y sentir de otros. No votes ni apoyes a
político alguno por conveniencia familiar, económica, presión de grupo o
por cara bonita, sino porque al examinar a los candidatos de elección o ya
en el poder estás convencido de que es la mejor opción para tu nación. No
cambies ni vendas tu conciencia por un plato de lentejas. Los jóvenes y los
que ya no somos tan jóvenes no debemos permitir que políticos
deshonestos, sin vocación de servir al país, insinceros, irrealistas,
amargados y conflictivos, faltos de entendimiento, pendencieros,
intolerantes, soberbios, ineptos y con un pasado político o privado oscuro
continúen ocupando un puesto político o lleguen a ocuparlo.
Más que lamentable, es una tragedia que desde hace muchísimos años los
intereses partidistas, socio-económicos y políticos sean los que impelen al
común de las gentes que pueblan este planeta. El amor por el país no es el
que manda ni ocupa la prioridad en los intereses de nuestros
pueblos. Oscuros intereses son el dínamo que mueve al gran generador de
casi todas las naciones de la Tierra. Vivimos en países con personas muy
egoístas e insensibles a las necesidades del desventurado.
Pues bien, las cualidades que los políticos han de poseer son al menos
diez. Las presentaré sin orden alguno. Fue así como vinieron a mi mente
después de ver debates televisivos entre candidatos a la presidencia del país
donde resido.

Honradez: Es lamentable decirlo, pero el término honradez no aparece


en el diccionario de la mayoría de los políticos. Más que políticos son
politiqueros. ¡Ladrones! ¿Quién no sabe que casi siempre el político entra
pobre o con algo de dinero al ruedo político y sale rico, muy rico? Y, peor
aún, después de dejar el cargo público hace alarde de lo que hurtó,
burlándose del pueblo y de los que deberían investigarle por su
enriquecimiento ilícito. Como diría Cantinflas: “Si yo fuera presidente,
todos esos pillos estarían detrás de las rejas y sin lana”. Hay que
investigarlos, meterlos presos y devolver esos dineros al Estado. De nada
vale encerrarlos si después salen a disfrutar lo que hurtaron. Por lo visto, es
muy difícil que un político sea honrado. Cuando encontremos a alguien
honrado, y tenga, además, los atributos que aquí mencionamos, no lo
dejemos pasar de largo, y démosle al país la oportunidad de que se lo sirva.
Bueno sería permitirle a un excelente político que pudiera ser reelegido a
un segundo período consecutivo. A uno con virtudes comprobadas, no a un
sinvergüenza y ladrón que lo único que persigue es enriquecerse y
vanagloriarse del poder.

Servidor: Quien llegue a un puesto público deberá ser un sujeto con


vocación de servicio a su país, que no crea que todo el mundo debe rendirle
26

pleitesía y ser su alfombra. Que prometa y cumpla. Cuando los políticos


(léase politiqueros) están en campaña prometen hasta lo que no les piden,
pero cuando suben se les olvida hasta su nombre, no cumplen ni años y no
te dan ni la hora. Un político arengaba a un pueblo de la siguiente manera:
“... Y cuando yo llegue a ser presidente les construiré un puente”. Los que
lo oían le dijeron: “Pero, señor, si no tenemos ni río”. A lo que replicó este
artista de la mentira y traficante de las palabras: “Pues también les
construyo el río”. El presidente de la República como cualquier otro
servidor público (me gusta llamarlos así para que recuerden lo que deben
ser y hacer) debe ser un ser-vi-dor preocupado y ocupado en servir a su
país y al más necesitado. “Si yo, el Señor y Maestro, he lavado los pies de
ustedes, ustedes también deben lavarse los pies los unos a los otros”,
enseña Jesús. El servicio a los demás no empequeñece al ser humano sino
que lo engrandece. “Si quieres ser el mayor, has de ser el servidor de
todos”, dice Jesús. “Dormía [...], dormía y soñaba que la vida no era más
que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir [...] y el
servir era alegría”, expresa Rabindranath Tagore.

Franqueza: No leo la mente ni soy Dios, pero no percibo sinceridad en


muchos de nuestros candidatos políticos a puestos de elección. Al observar
a algunos hablar o sonreír me da la impresión de que veo a uno de esos
muñecos que usan los ventrílocuos para realizar su función. Los muñecos
no hablan, no se mueven ni sienten. Todo lo hace quien los maneja y
utiliza. ¿Cuántos de nuestros políticos hablan, ríen, sienten y son ellos
mismos? La franqueza o transparencia es imprescindible en toda persona,
más en aquel que pretenda ser vocero del pueblo. Bien lo ha dicho alguien:
“Al hombre transparente se le ven los colores del alma”. Ya está bueno que
los políticos tengan doble discurso: uno, el que escribe él o se lo redacta
otra persona, y el otro que oculta en el corazón. Discurso que pondrá en
ejecución si logra lo que pretende. No creo que la mentira, las medias
verdades y la insinceridad sean saludables para la credibilidad de una
persona. La mentira es el primer eslabón de la cadena que más temprano
que tarde nos atará y llevará a la ruina moral, engañándonos a nosotros
mismos, pues “no hay nada oculto, que no haya de ser manifestado; ni
secreto que no haya de saberse”, asegura Jesús. Si un político anda con
mentiras y medias verdades no debe sorprenderse de que surjan
bochinches, rumores y hasta mentiras en su contra. Y que la mala prensa
invente. Me gustan los dichos, refranes y pensamientos porque muchos
encierran la sabiduría de los pueblos. Hay uno que asevera: “Más rápido
cae un mentiroso que un cojo”.
Hace muchísimos años, cuando un potencial comprador estaba interesado
en adquirir una vasija para contener alimentos lo primero que pedía al
vendedor era que le vendiera una vasija “sin cera”, porque si estaba pegada
27

con cera al exponerla al calor perdería la vasija y los alimentos. De ahí el


origen de la palabra sincera o sinceridad, que en latín es sin-ce-ri-tas.
Seamos personas sin-ceras, de una sola pieza, no pegados, ni almidonados.
Anaxágoras dijo: “Si me engañas una vez, es culpa tuya; si me engañas dos
veces, es culpa mía”. Y el panameño Rubén Blades canta: “Se ven las
caras, se ven las caras, pero nunca el corazón”. No nos dejemos secuestrar
por el verbo florido y cara bonita de los políticos, no sea que se vuelvan y
nos hagan trizas.

Perdonar no significa olvidar


Cabe la posibilidad de que un político joven, con cualidades aquí
señaladas y todavía sano en lo político tenga buenas intenciones al aspirar
un cargo político, pero los que están detrás de él y el partido que lo postula
no son precisamente un dechado de virtudes por tener una hoja de vida de
corrupción, desapariciones y gobiernos que fueron pesadilla para el país.
No sería equivocado pensar que tal político está en el partido equivocado.
Por tanto, sería un gravísimo error apoyar esa candidatura por mucho que
simpaticemos con esa figura política, pues sus copartidarios no le dejarán
ejecutar sus funciones como ese novel político quisiera, más si de tratara de
la presidencia de la república.
Hablemos claro: no se trata de vivir en el pasado como acusan los que en
ese pasado reciente hicieron y deshicieron. Es muy cómodo decir “no vivas
en el pasado” cuando no fuiste tú el reprimido, perseguido, ultrajado y
encarcelado, o no desaparecieron o asesinaron a un familiar tuyo. Recordar
el pasado es bueno no para vivir en él, pero sí para aprender de él y no
cometer los mismos errores. ¿Patria nueva sobre chanchullos, robo, hurto,
despilfarro, abuso de autoridad, tiranía, falta de arrepentimiento y sobre los
huesos de los cadáveres de muchos compatriotas y familiares? ¡Ridículo!
Perdonar no significa sufrir de amnesia sino recordar sin dolor. Y en la
memoria de mucha gente -en especial los ultrajados y familiares de
desaparecidos- estarán muy vivos los malos recuerdos de un pasado
desventurado. Como creyente en Cristo y observador de la conducta
humana sé que el mejor paso para sanar y resolver conflictos es perdonar.
Mas cuando no eres tú el ultrajado ni el perseguido ni familiar de un
desaparecido te es muy fácil dar discursos y escribir al respecto. El dolor y
pesar se incrementan al ver tú cómo tu agresor o verdugo del pueblo no
muestra ni pizca de arrepentimiento. Además de pavonearse desafiante y
capaz de hacerlo de nuevo si tuviera la oportunidad. Algo más, hay
ocasiones en que son tantas las veces en que te agraden y piden perdón (en
el caso que nos ocupa no habido petición en ese sentido) que llega el
momento en el perdón que quisieras dispensar se sofoca de tal manera que
28

aunque quieras perdonar no puedes. No se trata de no querer perdonar, que


sería una falla en tu aparato volitivo, sino de no poder por las tantas
agresiones y mentiras que te han dicho que ya no crees nada en lo absoluto.
En mi calidad de cristiano, me duele en suma manera que ciertos
cristianos apoyen a un candidato miembro de un partido que nació en los
cuarteles y fue el brazo político de los militares. Mi gratitud hacia un
benefactor no debe entenebrecer mi entendimiento para no ver la realidad
en toda su magnitud. Hacerlo sería polarizarme y actuar como el avestruz.

¿Quién dijo que lo nuevo siempre


es mejor?
Una idea muy extendida entre los mortales es que siempre lo nuevo es
mejor que lo viejo. Y ello no es necesariamente verdad. Entre los
orientales al anciano y las canas se los tiene en gran estima por la sabiduría
que por lo general representan. En cambio, en Occidente al anciano se le
relega a un cuarto o asilo de ancianos, como si fuera un mueble viejo.
Cierto es que a los políticos jóvenes hay que darles la oportunidad de servir
a su país, pero ¿qué hay de la sabiduría y experiencia del anciano político?
¿Quién dijo que lo nuevo siempre es mejor?
Roboam era el sucesor de su padre en el reino, y el joven rey pidió
consejo de los ancianos que habían servido de asesores al padre de aquél. Y
también solicitó consejo de los jóvenes que se habían criado con él. Los
ancianos le aconsejaron a Roboam, diciéndole: “Si tú te haces hoy servidor
de este pueblo y les hablas buenas palabras, ellos te servirán para siempre”.
Los jóvenes le dijeron al rey: “Así hablarás a este pueblo que te ha dicho:
‘Tu padre hizo pesado nuestro yugo, mas tú disminúyenos algo’. Esto
debes responderle: ‘El menor dedo de los míos es más grueso que los
lomos de mi padre. Ahora, pues, mi padre les cargó de pesado yugo, mas
yo añadiré al yugo de ustedes; mi padre les castigó con azote, mas yo les
castigaré con escorpiones’”. ¿Cuál crees que fue el desenlace de esta
insensatez de Roboam? Perdió el reino y tuvo que huir del enardecido
pueblo.
Por otro lado, bien sabidas son las renuencias injustificadas que hay
muchas veces a los cambios, basadas a veces solo en el miedo natural a lo
novedoso. William James escribió: “Si algo demuestra la historia de la
humanidad es la lentitud extrema con que la mente académica y crítica
reconoce la existencia de hechos que se le muestran desordenados, sin
casillas ni comportamientos, o de hechos que amenazan romper el sistema
establecido”.
29

Realismo: Los candidatos a puestos políticos deben tener los pies puestos
en la tierra. Las casas en el aire solo son posibles en canciones, poemas y
películas de ficción. Los castillos en la arena los derrumban las olas. Los
narcisistas al no hacer contacto con la realidad crean su mundo de fantasía,
pero no de realismo-mágico, sino de irrealidad total. Y los sicóticos por
estar en peores condiciones mentales no solo no viven la realidad, sino que
también están recluidos en instituciones siquiátricas. Realismo no es
sinónimo de pesimismo ni fatalismo, sino llamar las cosas por sus nombres,
sin aumentarlas ni minimizarlas. Muchos de los problemas de los países en
desarrollo no son fáciles de resolver, pero tampoco es imposible
encontrarles solución, o por lo menos parte de la solución, sin ser un
paliativo. No se trata de dorar la píldora o colocar pomada cuando lo que
toca realizar es una extirpación de cáncer. La corrupción y el poco importa
nos han hundido en el mar de la indulgencia. ¡No a la desidia! ¡No al dejar
hacer, dejar pasar!

Sentido del humor: ¿Por qué será que no hemos aprendido a sonreír y a
reírnos aun de nuestros errores? Es porque cuando éramos niños no
validaron nuestras emociones de manera correcta, y aprendimos a reprimir
nuestros sentimientos más genuinos a fin de que no nos rechazaran más y
poder así sobrevivir. Qué bello y saludable es reírnos de nuestras
equivocaciones (no burlarnos de nosotros, pues sería una risa maníaca),
corregir y sacar provecho de ellas. A fin de cuentas, los errores nos enseñan
a ser mejores seres humanos. Bien lo manifiesta Neruda: “El triunfo del
verdadero hombre surge de las cenizas del error”. En estos tiempos
modernos, hemos invertido el orden de las cosas: lo serio lo tomamos en
broma y muy a la ligera, y lo divertido lo tomamos muy en serio. En el
cine, noto que pocos son los que ríen a carcajadas al ver una excelente
comedia. Y muchos los que apenas ríen. ¿Dónde se supone que están esos
espectadores? Dudo que se hayan percatado de sus reprimidas emociones.
El político con poco o nulo sentido del humor sufrirá por las críticas
exacerbadas de otros políticos o por la censura de la prensa. Si tomas muy a
pecho las bromas que no rayan en irrespeto, pierdes. Pierdes el control y
perderás las amistades. Creo que buenas y saludables son las bromas que
guardan el respeto y la dignidad de las personas, incluidos los políticos.

Asertividad: Aun cuando no seamos buenos oradores y nos trabemos en


casi toda frase, ser asertivos es de gran valía en tiempos de equivocaciones
y contradicciones. Podemos ser sinceros en lo que creemos, tener pico de
oro y ser un Demóstenes y ganar premios de oratoria, o lograr el Óscar a
mejor actor, pero es probable estar sinceramente engañados, o ser el peor
de los mentirosos. Temo que no pocos políticos más que oradores son
declamadores. Al oírlos, te da la impresión de que recitan algún poema
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aprendido en su segunda infancia, o bien te dan ganas de llorar no por lo


que dicen, sino por el tono tan “cándido” en que lo dicen. ¡Cuidado con la
manipulación y demagogia! ¿A quién quieren engañar, o qué oídos
pretenden endulzar? Tratan de convencer a los desprevenidos y a los más
jóvenes. Pues bien, la asertividad nos libra de comunicar tonteras y hacer el
ridículo.
Una cosa es ser inteligente y otra ser entendido. El inteligente conoce (gr.
ginosko) pero no ve más allá de sus narices. El entendido conoce (gr.
epiginosko) en el sentido que denota observar, discernir y percibir a
plenitud. El primero goza de inteligencia natural, mas carece de
discernimiento y percepción plena. El segundo además de ser inteligente ve
más allá de sus narices; tiene un reconocimiento directo de las personas,
objetos, hechos y sucesos. Uno ve con luces cortas. El otro, con luces
blancas, largas y penetrantes. La inteligencia natural es buena. El
entendimiento es mejor. La inteligencia la traemos todos; el entendimiento
es propiedad exclusiva del sabio y sagaz. Prefiero no ser muy inteligente,
pero sí disfrutar de pleno entendimiento para discriminar y entender
situaciones y sobrellevar a las personas. El entendimiento está
entrañablemente ligado a la inteligencia emocional.

Amigabilidad: Pocas son las personas de veras amigables, porque -entre


otras cosas- creen que ser amigable es símbolo de debilidad. ¡Nada más
falso! “El que tiene [y quiere] amigos, ha de mostrarse amigo”, escribió el
sabio Salomón. ¿Quién no recuerda la canción “Un millón de amigos” de
Roberto Carlos, quien es, a mi juicio, el cantautor secular más completo por
ser autor de no pocas canciones de sano romanticismo y sensibilidad
humana? Nuestros políticos deben ser amigos del pueblo y de la nación. (Y
llevarse bien con la prensa) Ante todo del que menos tiene y pasa penurias.
Ya es tiempo de que nuestros políticos y gobiernos hagan política seria y
responsable a favor de la familia, la niñez, la juventud, la mujer, los
ancianos, salud, educación y empleo. Sin familias sanas y provistas del
tener existencial no habrá nación sana y satisfecha. ¿Te has percatado de la
tormenta que se forma cuando tocan el estómago de los pueblos? ¿O por
qué crees que los césares romanos daban pan y circo al pueblo? Tócale lo
que tú quieras a una nación, pero no te atrevas a tocarle la olla.

Familias enfermas = sociedades


y países enfermos
Nuestra sociedad está enferma porque la familia está enferma. La familia
-sana o enferma- es la base de la sociedad. Si la familia se destruye, la
nación caerá. ¿Por qué nos cuesta creer esto y actuar al respecto? Considero
31

que se debe a que no queremos que se nos tache de cursis, débiles o


idealistas, mucho menos de religiosos. Pero sí de científicos e intelectuales.
¡Cómo nos gustan las máscaras! Otra causa es que resulta mucho más fácil
aplicar parches o remiendos que hacer las cosas bien desde el principio, o
cambiar los cimientos podridos. Los políticos no deben olvidar que se
deben al pueblo, y ese pueblo proviene de incontables familias. No hablo
de dejar a un lado los temas económicos y políticos para atender a la
familia, sino de poner las cosas en su lugar, dar a cada tema su justo precio
y medida. Las dos áreas son importantes. Debe haber gente capaz dedicada
en una y en otra.
¿De dónde salen los políticos? ¡De las familias! ¿Por qué hay tanta
corrupción y crisis en la política? Porque algo grave había en las familias
de los que hoy están en la política. Muchas familias viven de apariencias y
preocupadas por el “qué dirán”. No son genuinos; no hay sinceridad. Son
fábricas de cera, máscaras y cosméticos. Viven de máscara en máscara.
Usan no su propia cara, sino una más-cara. Una cara más. Y los niños lo
perciben -aunque los adultos no nos percatemos-, y en su adultez lo
pondrán en práctica sin darse cuenta de que están repitiendo los mismos
mensajes y actitudes de mamá y papá o de quien estuvo en su defecto.
Mensajes parentales que se archivan en su “inconsciente individual” (Jung)
para salir al consciente cada vez que alguna situación actual la estimule,
evoque o detone; círculo que se repetirá hasta tanto el conflicto no sea
trabajado y resuelto. La mayoría de políticos son corruptos porque en sus
familias hubo corrupción, malos ejemplos, doble moral y discurso. “Haz lo
que digo, no lo que yo hago”. A veces los padres somos inconsecuentes en
nuestras palabras y conducta. Al llamarle la atención a uno de mis mellizos
cuando tenían 7 años, por decir una palabra castiza, el chico me reprochó:
“Papá, tú también la dices”. Quedé mudo.
También está el caso del niño bien criado y que se desenvolvió en un
ambiente sano y genuino, pero al crecer se apartó del camino derecho. Esos
son los pocos. Esa no es la regla, sino la excepción. “Instruye al niño en el
buen camino, y cuando sea viejo no se apartará”, asevera Salomón.
“Corrige al niño y no castigarás al adulto”, reza el sabio dicho.

Mamá a casa
Sin temor a que me etiqueten de fundamentalista, machista o idealista,
debo afirmar que soy partidario de que mamá vuelva al hogar a criar y
atender a sus hijos pequeños y adolescentes. Los problemas de los hijos en
particular y de la familia y del país en general se han incrementado gracias
al abandono y descuido de que es víctima nuestra niñez por parte de mamá,
en primer lugar y a la ausencia de una paternidad responsable. Hombres
32

que por machismo e irresponsabilidad no han querido responder a su deber


de padres. Y a leyes machistas hechas por hombres de igual actitud mental.
La familia -a pesar de lo que digan Lewis H. Morgan, Engels y otros-
surgió del corazón de Dios, y Él mejor que nadie sabe lo que le conviene.
Dios -como fundador de la familia- estipuló un orden y función para cada
uno de sus miembros, mas hemos hecho lo que nos ha dado la gana y ahora
estamos cosechando lo sembrado. Pero no todo está perdido. Podemos y
debemos empezar a sembrar bien para luego segar excelentes frutos.
La mala distribución de las riquezas de un país, la explotación del
hombre por el hombre y la esclavitud moderna en que gobiernos,
industriales, empresarios y comerciantes someten al trabajador han
impelido y obligado a mamá a salir del entorno familiar para aportar al
sostén de su familia. No obstante, una cosa no justifica a la otra. Errores no
corrigen otros. Mamá por ser la que mayor influencia ejerce sobre el
carácter de los hijos pequeños es la que más debe sacrificar en los tiempos
cruciales del niño. Pero con la colaboración, consideración y amor de su
marido. El niño promedio de hoy es criado por la sirvienta doméstica, la
abuelita, el televisor y/o los juegos de video. ¿De qué vale ganar el mundo
entero y perder a los hijos? El dinero y bienes pueden perderse y
recuperarse, pero el tiempo que no pasé con mis hijos nunca volverá muy a
pesar del remordimiento y lágrimas de sangre de los padres por querer
recuperar el tiempo pasado. Amén del sentimiento de abandono, rechazo,
frustración, rabia, baja autoestima y otros conflictos existenciales que ello
origina en los hijos. Si dudamos, preguntémonos ¿a qué se deben esos
sentimientos de abandono y rechazo que vienen cuando fracasa un negocio,
se deteriora o rompe una relación sentimental, o perdemos algo que estaba
adherido al corazón? El común de nosotros ha sido víctima del abandono
y/o rechazo físico y/o emocional de nuestros padres. No soy culpable de lo
que pasó en mi infancia o adolescencia, pero sí soy responsable de mi
recuperación hoy.
Una palabra a los padres de hijos pequeños y/o adolescentes: la mayor
bendición que Dios le puede dar a una mujer o a un hombre son los hijos.
El tiempo que no pasé con ellos por “estar ocupado” nunca volverá. Y el
daño que se les hace a los hijos es muy difícil de subsanar. Por
consiguiente, disfrutaré de mis hijos hoy para no llorar mañana. Si mis
hijos el día de mañana no reconocieran mi sacrificio por ellos, me dolería
pero me quedaría la satisfacción de que les di mi amor, palabra de
orientación y tiempo mejor.
Cuando los hombres comencemos a cumplir con nuestro deber de padres,
los gobiernos dejen de ser complacientes y alcahuetes de empresarios y
comerciantes explotadores y mamá vuelva al núcleo familiar y atienda a los
hijos, veremos renacer a nuestros países con ciudadanos que respetan los
derechos de los demás. Políticos honrados preocupados por dar lo mejor de
33

sí por su pueblo. La corrupción ya no será la regla en los gobiernos, sino la


excepción. La delincuencia juvenil reducirá notablemente; las cárceles
dejarán de estar atiborradas de sujetos deudores de la sociedad; las
multitudes que visitan confesionarios, oficinas pastorales, consultorios de
sicólogos y siquiatras aminorarán y los pacientes de sanatorios mentales
serán solo unos pocos. ¿Imposible? No lo creo. ¿Es solo un sueño?
Tampoco lo creo. Langston Hughes aconseja: “Sueña, porque el que no
sueña es como el pájaro con las alas rotas que no puede volar”. Debemos
soñar pero con los pies en la tierra. El dicho reza: “A Dios rogando y con el
mazo dando”. Oro a Dios, pero no pretendo que él haga mi parte. “Dios no
te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de
convertir tus sueños en realidad”, asegura Héctor Tassinari.
¿Qué decir de la madre soltera? Ahora sí parió la puerca. La problemática
de mamá soltera es una honda herida en nuestra sociedad machista e
irresponsable. El problema de la madre soltera es similar al moribundo que
necesita suero, un transplante de órgano, oxígeno y transfusión de sangre.
Los gobiernos con la colaboración de la empresa privada, las iglesias
cristianas, templos, gentes de buena voluntad y ayuda financiera
desinteresada de países amigos deben crear fondos de asistencia social con
el objeto de asistir -no alcahuetear- a las madres solteras para que trabajen
aunque sea medio tiempo y ganen sustento para ella y sus hijos. Pero no
salarios de hambre. Mientras esas madres trabajan, que otras mujeres
amantes y capaces de lidiar con niños cuiden de ellos. Además, niños y
jóvenes deben recibir educación sexual de boca de personas idóneas y
libres de prejuicios y ataduras sexuales. Asimismo, nuestros hombres y
mujeres del mañana han de ser informados acerca de un programa de
control de natalidad que sea efectivo. Es imprescindible que el control de la
natalidad no sea secularizado para no incurrir en faltas contra la moral,
buenas costumbres y lo establecido por Dios, ni que tampoco sea
satanizado. Parodiando un viejo refrán, diría sobre el sexo: “Dime cómo es
tu vida sexual y te diré quién eres”. ¡Qué difícil es ser equilibrado! Difícil
mas no imposible.

Cuidado con abusar de


la libertad de expresión
Por otra parte, siempre habrá quien censure y critique a los gobernantes
de turno. Ello más que nada depende de su gestión, aunque hay personas
que critican por criticar; lo hacen solo por hacer mala política, querer robar
protagonismo, o simplemente no tienen tema para hablar o escribir. Una
palabra al periodista y al comunicador que desconocen los límites: si se
meten en las arenas movedizas del irrespeto y faltas a la dignidad del
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político o de cualquier otra persona no se asombren de que les demanden;


tampoco traten de justificarse diciendo que “no hay libertad de expresión”.
La libertad conlleva responsabilidad. Mi derecho de informar termina
donde comienzan los derechos de la persona. Hazte esta pregunta y
respóndela con honestidad: ¿Soy periodista, terrorista de la pluma o
paparazzi? Por ser responsable, el comunicador es admirado y respetado
por muchos, a pesar de que a veces no estén de acuerdo con lo que
comunica. El terrorista de la pluma es odiado por infundir terror y sembrar
el caos con lo que transmite. El paparazzi es un oportunista y traficante de
información.
Algo importante de recordar es que toda comunicación tiene dos
elementos clave: contenido y forma. Tú puedes tener toda la razón del
mundo, pero si tu manera de decirlo es equivocada, ten por seguro que
habrá problemas y los ruidos en el canal impedirán que el mensaje llegue.
García Márquez afirma que el periodismo es “el oficio más bello del
mundo”. ¿Por cuál derrotero lo estamos llevando para que siga siendo “el
oficio más bello del mundo”?

Tolerancia: Nuestros representantes en la presidencia y demás


instituciones gubernamentales deben ser personajes tolerantes, dueños y
señores de sí mismos y de sus emociones. Recién llegado a la ciudad donde
resido veía en los vehículos de los policías de tránsito las palabras
“Controle sus emociones”. Sería saludable que esas palabras estuvieran
inscritas no solamente en el tránsito, sino también en todas las instituciones
de gobierno, y hasta en los dinteles de nuestros hogares. Los políticos
deben ser personas con inteligencia emocional, no niños emocionales que
cualquier cosa los saca de sus casillas. No han de ser susceptibles a las
críticas, pero tampoco indiferentes que no prestan atención a ellas. No
deben reaccionar a la acción y/o reacción de otro. Deben accionar, no re-
accionar. Acciono por mí mismo, por mi voluntad. Re-acciono por la
acción o reacción y voluntad de otro. ¿Soy causa o soy efecto? ¿Están
condicionados mis reflejos tal como lo descubrieron Pávlov y Bechterev en
sus investigaciones con animales? Al accionar por mi voluntad conservo mi
poder. Al re-accionar por la voluntad de otro he cedido mi poder, mi
voluntad. No es fácil accionar, pero tampoco imposible. “Mejor es el que
tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su temperamento,
que el que toma una ciudad”, escribió el proverbista. La autora de mis días
cree que “la razón no quita [o no debe quitar] el entendimiento”. A veces
algunas de las críticas que nos hacen es la voz de nuestra conciencia que
nos habla. Varios de mis mejores escritos han sido forjados en el calor de la
crítica. De hecho, agradezco a todos los que no piensan igual que yo.
35

Humildad: ¡Qué poco humildes somos! Nos enseñaron mal al decirnos


que si somos humildes abusarán de nosotros. Considero que es posible ser
humildes pero conservando nuestros sanos límites (a veces los límites que
ponemos están enfermos, y en lugar de mejorar nuestras relaciones las
empeoran porque colocamos murallas que nos aíslan de las personas).
Límites que a veces toca recordar a personas que creen que porque somos
provincianos o del pueblito tal, o porque no fuimos a un centro de estudios
superiores somos menos que ellos. O que somos tontos porque tenemos
cara de tonto. Humildad también para reconocer de corazón que nos hemos
equivocado, pero que enmendaremos el error y no volverá a ocurrir. De
igual manera, humildad para reconocer y dar los créditos aun a quien nos
adversa.
La soberbia es una lacra y sale a relucir aunque la ocultemos con cera,
máscaras o cosméticos de falsa humildad. ¿Quién no conoce casos de
personas que por su conflicto con la humildad han arruinado su carrera
política y profesional? A mi mente vienen dos casos recientes: uno, de un
sujeto que por soberbio pasó a un segundo o tercer plano político después
de estar en lo más encumbrado que un ser humano pudiera anhelar. Y el de
otro que pierde la reelección presidencial porque su soberbia le llevó a
tomar decisiones contra la voluntad mayoritaria del pueblo.
Salomón en sus tiempos fue considerado el hombre más sabio. Aún hoy
día se lo tiene como uno de los hombres más sabios que ha existido. Ese
sabio escribió muchos proverbios y refranes que son de mucha bendición
para aquel que tenga a bien leerlos y ponerlos por obra. Escribió Salomón:
“Delante del quebrantamiento [humillación] va la soberbia, y delante de la
caída, la altivez de espíritu”. No olvidemos que “el que se humilla será
enaltecido, pero el que se enaltece será humillado”, asevera Jesús. La
humildad es el don más preciado que el ser humano puede tener después
del amor genuino por sí mismo, el prójimo y por Dios. A los políticos y a
los que no son políticos les recomiendo el libro de Proverbios de Salomón,
que es un caudal inagotable de sabiduría.

Experiencia: En este punto, tal vez salten aquellos que no tienen


experiencia, señalando que quien hoy tiene experiencia fue el inexperto de
ayer. Cierto. Al gobierno debe ascender aquel que sea apto para
desempeñar el cargo al cual está postulado o han designado, puesto que a la
presidencia de la República o a cualquier otro cargo político no se va a
improvisar ni a terminar de madurar ni a ser manipulado por los que están
detrás, sino a hacer bien las cosas. Como señalara, si hay algún político que
sabemos que es un caballero de la política, un excelente profesional y un
ser humano a carta cabal, toca darle la oportunidad, primero, al país que tal
hijo le sirva, y, segundo, que dicho individuo ponga sus talentos a los
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“pies” de su país. Recordemos que para conseguir hoy un político como ese
hay que buscarlo con la lámpara de Diógenes y a pleno luz del día.

Algunos puntos son negociables


Bueno, hagamos algunas concesiones: supongamos que el político que
apoyamos no tiene experiencia en ningún cargo público, no es muy asertivo
que digamos, no tiene sentido del humor, es poco realista y amigable y no
es muy tolerante. Si así fuese, pienso que eso es negociable. Lo que de
ninguna manera es negociable es que no sea honrado, no tenga vocación de
servir al país, no sea transparente en la manera de conducirse políticamente,
ni sea humilde. En la carrera política como en cualesquiera de las
profesiones encontraremos malos, mediocre, buenos y excelentes
profesionales. Sin pretender justificar debilidades temperamentales y
defectos de carácter, es bueno tener pendiente que nadie es perfecto. Por
tanto, toca analizar y decidir a quien apoyar no por emociones ni intereses
ajenos a nuestro país, sino a conciencia.
Si estamos hastiados del gobierno de turno y queremos castigarlo por el
mal gobierno que ha hecho, que nuestro voto “castigo” no sea impensado ni
irracional. No sea que llevemos al poder a personas que no tienen las
cualidades insoslayables y que no son negociables para gobernar un país, o
a personas que pueden hacer peor gobierno que el de turno, y que
pretendemos castigar. ¡Cuidado nos sale el tiro por la culata! Un error no
corrige otro.

Al César, lo que es del César,


y a Dios, lo que es de Dios
Es falso que tener mucho dinero vacuna contra la tentación de la avaricia
y el hurto. Bien sabido es que el ser humano siempre quiere más y más.
Más tiene, más quiere. Es un ser insatisfecho por sus vacíos existenciales y
conflictos. Y no se trata de que al apoyar a alguien que tiene las cualidades
aquí mencionadas es solo “tu opinión”. Ese no es el punto central de lo que
tratamos, aunque es obvio que esta es mi opinión y puedo estar equivocado
en algo por lo falible que soy, sino que debemos “dar al César lo que es del
César, y a Dios lo que es de Dios”. (Hay quienes lo del César lo dan a Dios,
y otros que lo de Dios lo reparten al César. Y los terceros que no dan ni a
César ni a Dios)
Con estas cualidades a su favor el político debiera trabajar en beneficio de
su país, no para su bolsillo ni su partido, que nos ha sumido en la desgracia
de tener muchos partidos inoperantes y politiqueros que nos han privado de
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vivir en una mejor nación. ¡Ojalá aprendamos la lección del pasado para no
volver a vivir lo vivido! Neruda lo manifiesta así: “No olvides que la causa
de tu presente es tu pasado, y la de tu futuro tu presente”.
Alguien dijo: “La vida es un proyecto que haces tú mismo. Tus actitudes y
las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual vivirás
mañana”. Debo prestar atención sobre qué estoy edificando mi casa y cómo
lo estoy haciendo, no sea hallado edificando sobre arena y construyendo
con materiales combustibles. ¡Cuidado se prende el rancho!

Solo yo labro mi destino


No creo que el determinismo de Freud y el conductismo de Watson sean
determinantes en la conducta del ser humano. No obstante, es innegable
que el pasado irresuelto afecta el presente, y que soy influenciado por los
movimientos del presente. Pero soy yo el único labrador de mi destino.
Ortega y Gasset define al ser humano como un “ser que consiste no tanto
en lo que es como en lo que va a ser”. Yo soy tanto lo que soy como lo que
quiero ser. Quien lo decide o determina soy yo, no es ni el pasado ni el
presente, aun cuando estos tengan gran injerencia en mi estilo de vida.
Robert Schüller manifiesta que “serás lo que tú quieras ser” ¿Quieres ser
príncipe o mendigo? ¡Tú decides! Dios nos ayude a querer ser mejores
seres humanos a fin de trascender el pasado y las circunstancias del
presente. ¡Así sea!

Todos los derechos están reservados y protegidos por leyes internacionales.


Copyright Jorge Enrique Cáceres-Arrieta. Panamá, 2008. El Copyright cubre desde
el año en que este ensayo fue publicado por primera vez en la Internet.

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