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f ' La historia politica de Chile no puede présemndir de la historia del socia: | lismo.chileno: Este es un-elemento central en Ja perspectiva social del pais durante este siglo; y dentro del deyenir dea fuewayy de la idea socialista fay un episodio que es’ punto eructal_ en su desarrollo: Ja experiencia de la Repiblica Sovialista que, en 1932, sienifico un gobier: no que proclamo y aplice durante doce dias los prineipios del socialis mo en su accion guberativa, Sin dudaun momento singular y exaltante de Ia historiografia politica chilena. A partir de esta experiencia, Ma: riyel Dinamarca cumple un itinerario hacia attas, buscanda las Lineas, 16; elementos centrales que concursieron en la conformacion del pensa- qhiento socidlistaen el pais. EL rigor de éste estudio, no exento de un productivo tratamiento cri tio0, es imdudablemente otro aporte a fa cultura historica de Chile y a la memoria escrita de su gente. Manuel Dinararca es un dirigente obrero, chiteno, que por mis de cuarenita aftas represents @ los trabaja- dores de ln construccién ante la Central Unica de Tra- bajadores (CUT), de ta cual era su Searetario General en septiembre de 1973. Después de la inrervencion militar continuo. sw ac- tividad de dirigente sindical ep ta ilegalidad a ta que ef regimen obligo a las organizaciones sociales chilenas, hasta que’ fue detenido junto a su mujer y sus dos hijos én 1975. De la carcel paso al exilio de Bremen (Re- publica Federal Alemanaj, desde donde regreso. al pats en 1984. A partir de ese alto se ineorpora a la obra de reconstuecion del socialismo chileno, det cual aenealmente es destacado dirigente, Su activided de historiadar provigue actualmente ‘en la preparacion de un nuevo texto llamado “Historia Popular de Chile”; wna nueva eoninbucion a la historio- gpafia det Chile de lov oabajadores. Manvel Dinamarea La Republica Socialista Chilena Origenes Legitimos del Partido Socialista | DP Documentas/Estudio f [ Manuel Dinamarca La Republica Socialista Chilena Origenes Legitimos del Partido Socialista EDICIONES DOCUMENTAS EDICIONES DOCUMENTAS San Antonio 427, Of. 317 Teléfono 333524 Santiago de Chile. Director General Fredy Cancino Editor Gonzalo Fuentes © Manuel Dinamarea Inscripcion N° 66.635 Diseto y Montaje Angela Muria Segunda Edicion Abril de 1987 Impreso en Chile Para aquellos audaces carmara- das que hace 50 anos escribie- ron: ;Socialismo! en la orden del dia Para los que sellaron con san- gre la historia Para los que en Chile y en el exilio prosiguen ta lucha Para todos ellos, pueblo mili- tante, convoco al pasado, las hechos y los hombres, con gratitud, admiracion y res- peto. Y naturalmente para quienes, como mis hijos, el 4 de junio de 1932, ain no habian nack do, PRESENTACION En la moderna historia politica de Chile, el socialismo ocu- pa un lugar central y de importante gravitacion social y cultu- ral.-Hoy, a la luz del trascendente momento que vive la nacibn sudamericana, esta constatacion asume un especial significado. En efecto, no es posible imaginar un futuro escenario democrd- tico sin la presencia protagénica de los socialistas chilenos, los cuales, mds alld de las actuales dificultades concernientes a su propia unidad, no pueden sustraerse a los precisos deberes que 1a lucha por la democracia, y el cuadro institucional que de ella resulte, les impone. El libro de Manuel Dinamarca, importante exponente del socialismo chileno, invita a un recorrido hacia las mds lejanas ratces de la fuerza socialista de su pais. Es un estudio riguroso ¥ avalado por ta propia larga experiencia militante del autor, estudio que agrega los fundamentos historicos de la grativacin politica a que nos refertamos precedentemente. Es un viaje ha- cia atrés que resulta fascinante al comprobar cuantos puntos en comiin hay en los albores del socialismo europeo y chileno, cuantas tradiciones son compartidas por experiencias geogrifi. camente tan distantes. Es asi como descubrimos las venas liber- arias que provienen del siglo pasado, la prictica mancomunal de una solidaridad laica, la defensa del profundo valor ético del trabajo: son ideas permanentes de la historia socialista, son influjos que se reproponen constantemente en su incesante renovacin, Hoy, cuando el socialismo chileno ha acometido decidida- mente la tarea de renovar su bagaje teorico y de modernizar ‘su praxis politica, un aporte como este libro no puede sino sig nificar otro valioso elemento para un proceso indispensable: el de rescatar » mantener vivo el patrimonio de la historia y de la mejor tradicién socialista. Porque sin sentido se revela- ra una radical renovacion que desechase la herencia de un pa- sado que ha hecho posible el presente y que otorga la propia identidad a la fuerza del socialismo, cuestion tan necesaria para su autonomia Nosotros. como socialistas italianos y, particularmente, co- mo Instituto Internacional Pietro Nenni, hemos considerado alamente valiosa esta propuesta editorial: valiosa para la cub tura politica de Chile -pais que tanto hemos amado en estos aitos de solidaridad-, valiosa para la vida democritica de esa nacion, pero més que nada valiosa para los propios socialistas chilenos y para sus apasionados (» apasionantes) procesos de reflexion y elaboracion. Naturalinente, para nosotros seré otra ocasion de profundizar acerca de una realidad que nos ha vis. fo comprometidos como socialistas y democraticos italianos Por ello, es que resulta especialmente grato el haber contribu. do a que estas paginas vieran la luz en ese Chile que tanto ne- cesita de ta palabra eserita como arma de libertad y democracia ANTONIO NATALI Presidente Instituto Internacional Pietro Nenni (Italia) UN APORTE IMPORTANTE Probablemente una de las falencias mas importantes de la izquierda chilena en general, y muy particularmente det uni verso Socialista , es la escasez de trabajos de investigacién que, buceando en los antecedentes y documentos de los ortgenes de nuestra historia, vayan abonando el terreno sobre el cual se pueda escribir un dia no lejano la historia del nacimiento y de- sarrollo de las ideas socialistas en nuestro pais y de su corola- rio organico: el Partido Socialista de Chile. Al sefalar esta carencia no queremos desconocer las impor- tantes contribuciones que han hecho Julio César Jobet, Jorge Barria, Alejandro Chelén, F. Casanueva y M. Feméndez, Euge- nnio Gonzéler, etc., pero incuestionablemente en lo que a reco- lecciin y andlisis de materiales se refiere, es ésta todavia una tarea inconclusa. Nos parece que, abandonando la tendencia de la mayoria de ‘0s investigadores y escritores de ta historia oficial que asumen como tal exclusivamente ta historia de las clases dominantes, dos deben ser a lo menos los objetivos centrales: primero, de- sentrafiar el rol que han tenido las clases explotadas desde los albores de nuesira historia, y segundo, establecer el papel que ‘han jugado las ideas socialistas en nuestro pais, sus anteceden. tes historicos, las organizaciones a que han dado origen, su in- -fluencia e importancia en las transformaciones de la sociedad chilena hasta convertirse en el canal de expresién de las aspira- ciones y esperanzas de una gran parte de los trabajadores ma- nuales e intelectuales de Chile. A estos imperativos responde el trabajo de Manuel Dinamar- ca Hay en él un esfuerzo serio y fructifero de biisqueda, que se traduce en las pdginas de este libro en una acumulacién de antecedentes extraidos de innumerables periddicos, documen. {0s, folletos, libros, etc. que contribuyen, en forma significat- a, g allanar el camino de los futuros investigadores e historia dores. No vacilamos por ello al calificar esta obra como un porte importante a la historiografia socialista chilena. Tiene este libro, ademas, otro mérito indiscwtible. El es el trabajo de un militante surgido del seno de la clase obrera chi. tena, con cerca de cuarenta aitos de participacion en las luchas de su pueblo, Me unen a Manuel Dinamarca treinta y cinco aftos de traba- Jo en el movimiento popular y revolucionario de Chile y he si do testigo, y muchas veces participe, de sus victorias y sus de- rrotas. La constatacion de su larga actividad partidaria y de cla. Se, y su desempeno como Secretario General de la Central Uni. ca de Trabajadores de Chile fueron motivo suficiente para que {a dictadura militar que destrayé la democracia y atin aherroja @ nuesiro pueblo lo detuviera y levara, conjuntamente con su mujer y sus dos pequetios hijos, a la tristemente célebre Villa Grimaldi, donde fue brutalmente torturado y solamente fue posible salvar su vida gracias a una gran campaha intemacional en su defensa. Vinieron luego los largos arios del exilio, duran. te los cuales continué trabajando activamente por la libertad de nuestra patria, Este libro nacié en Alemania. El lector imaginaré las dificul- 10 tades que representa encontrar en un pais extranjero, los mate- riales necesarios para una investigacién seria y acuciosa, mds aun, en las condiciones de vida de un exiliado, No obstante ello, Dinamarca termind su trabajo, que fue impreso a roneo en una modesta cantidad de ejemplares. Al retornar a Chi Dinamarca volvié a las bibliotecas, para agregar antecedentes ¢ informacion que completa su ob, Pero, na vez tem surgié el problema de su publicacién. "spi de toda una vida de tala, ¥y no obstante haber ocupado cargos importantes en el movimiento popular, Dina- marca sigue siendo un hombre pobre, que subviene con dift cultad a las mas minimas necesidades familiares. En esas con- diciones, esta obra estaba condenada a permanecer por largo tiempo, quizés para siempre, en calided de inédita en nuestro pais, De alli nace la idea de consttuir un equipo de trabajo, lo ‘mas ecuménico posible en el seno del universo socialist, que se diera a la tarea de reunir los fondos necesarios para la publi cavion de esta obra. Surge asi, el denominado Grupo de los sie te, a través del cual se ha levado a feliz término esta edicicion. Pecariamos de injustos si no reconocieramos que todo ello a sido posible gracias al esfuerzo soidario y ala comprension mi litante de todos y cada uno de los companteros que dieron su contribucion 0 compraron la obra anrlolpadamente @ su edi- id dos ellos nuestro sincero reconocimieni anes esta obra, producto del esfuerzo de un valioso ¥ abnegado militante popular, que ésperamos sea un aporte importante en la reconstiucion de nuestra historia y un acica- te para que nuevos investigadores vayan profundizdndola y res- tituyéndole su verdadera dimensién. Homero Julio INTRODUCCION A LA EDICION ALEMANA El Partido Socialista de Chile conmemora el 50 aniversario de su fundacién. Cumplir medio siglo de existencia no es un hecho corriente en la vida de una institucién, Més atin cuando estos cinco decenios han estado llenos de dificultades y situa- ciones criticas. Los peligros y los conflictos no son desconocidos para los socialistas chilenos. Alin antes de nacer el Partido Socialista se tomé el Po- der y durante doce dias establecié la Repiblica Socialis ta “Chilena. Fue derrotado y su constitucién debié gestarse en medio de la represion y la clandestinidad. Hace mds de diez afios, en una alianza con otras fuerzas de izquierda, el socialismo encabez6 un gobierno popular que fue derrotado por un “putsch” militar, con la consiguiente 13 secuela de represién, exilio. En la clandestinidad de ta Patria y en el exilio vive hoy el socialismo Ia crisis mds grave y prolon- sada de su historia. Dividido en varias fracciones, aunque siem- pre en el camino de la biisqueda del reagrupamiento y de su definitiva restauracion. Pero cdénde reside la fuerza del socia- lismo para remontar las peores situaciones? ESobre qué bases doctrinarias se debe producir el inevita- ble reagrapamiento de las corrientes socialistas para no estar condenados a vivir fracciondndose y reunificindose? Me ha parecido que mi mejor contribucion a la celebracién de este 50 aniversario es buscar las respuestas reales y concre- tas. las interrogaciones planteadas. Para ello era indispensable sumirse en tos origenes mismos del socialismo chileno. Reencontrarse con sus principios y con la mision hist rica que se propusieron sus fundadores. No ha sido ésta una tarea ficil, Lejos, estén hoy las fuentes naturales de informacién, Separado por miles de kilémetros de la Patria y de aquellos viejos militantes que son el patrimonio vivo del PS. Sin embargo, he podido superar algunos de estos obsticu- los, con el apoyo directo e indlirecto de los escasos estudiosos J protagonistas de la experiencia socialista. Con una vocacisn historica de toda una vida. Y, ademds, con el vatioso material existente en distintas bibliotecas europeas donde se pueden encontrar documentos e informaciones que en Chile han hoy desaparecido. Siempre que un socialista estudie con seriedad la historia obrera y sovial chilena habré que recurrir a los traba- jos del gran maestro de los historiadores y notable teérico so- cialista, hoy fallecido, Julio César Jobet, cuyas obras pu- blicadas en varios paises constituyen un patrimonio in- valuable para el patrimonio del socialismo chileno. Asi es como me he atrevido a escribir sobre los origenes del partido donde militaron Eugenio Matte, Marmadu ke Grove, Oscar Schnake, Eugenio Gonzilez, Salva- dor Allende, Julio César Jobet. ¥ s6lo por nombrar algunos de sus historicos dirigentes ‘més importantes. Y me he encontrado con que en los origenes socialistas, bien es cierto, tienen sus antecedentes inmediatos en la 14 Revolucion del 4 de Junio; pero sus origenes primarios, sus raices doctrinarias e institucionales, son mucho mds antiguas y son las mismas del movimiento social, democritico y revolu- ‘ionario chileno. En Chile todos los partidos politicos han ido naciendo unos de otros, El Partido Socialista no nacié de ningtin otro tronco partidario. No tuvo ningin otro partido del cual renegar. Las agrupaciones socialistas empezaron a surgir en sus for- ‘mas orgdnicas en la lucha contra la dictadura del general Ibd- fiez, Sellaron de hecho su unidad en ese “Asalto al cielo” que significé para los pobres de Chile la Reptiblica Socialista. Se fortalecié Ja voluntad unitaria en Ia resistencia a la represion ‘que sobrevino con la derrota de ta Revolucion. Y se consumd finalmente ese proceso, el 19 de Abril de 1933 con la Firma del Acta de Fundacin. Pero ni el PS, ni las agrupaciones socialistas que concurrie- ron a su fundacién, ni siquiera la Revolucion del 4 de Junio, surgieron esponténeamente. Fueron el resultado de una larga y perseverante gestacion en el seno del movimiento social chi- leno. El pueblo trabajador habia intentado muchas veces organi- zar su partido. Un Partido Socialista, popular, democritico y revolucionario. Siempre esos esfuerzos se frustraron. En el si- ‘glo pasado era, quizds, un empetto prematuro. Pero se organi- zaron partidos socialistas los cuales fracasaron incapaces de remontar los enormes obsticulos que encontraran. Desapare- cieron, pero dejaron un aporte valioso a la conformacién del socialismo chileno. Vinieron nuevas organizaciones socialistas que renuncia- ron, afios mds tarde, a sus propios origenes nacionales y po- pulares. Se deslumbraron y dejaron alienar por otras experien- cias revolucionarias triunfantes. El espacio politico que decia Uenar el Partido Socialista se mantenia siempre vacio. Y cuan- do menciono al PS estoy pensando en una gran organizacion del pueblo militante y no en pequenas sectas testimoniales de un dogmatisino obsoieto e idiota. De este largo proceso social y politico surgié el PS de Chi- le. Irrumpié simultaneamente en las fibricas, en los predios agricolas, en las universidades, en las poblaciones, en los 15 circulos de intelectuales, en los cuarteles de las FF.AA., en ‘os talleres de la masoneria izquierdista Fran trabajadores manuales e intelectuales, hombres y mu- Jeres, viejos combatientes obreros y jévenes que recién se in corporaban a la lucha social. Y cuando digo “surgié simulté- neamente”, vuelvo a negar su generacion espontinea, Los ele- mentos humanos, politicos, culturales, doctrinarios, que con- Jormaron sus cuadros y principios, se fueron sin lugar a dudas plasmando en decenas de artos de evotuciOn, huchas y experien- clas de la sociedad chilena mds avanzada, Incorporado a estos principios se encuentran naturalmente ‘as teorias y las experiencias de los clasicos internacionalistas del socialismo. La fundacién del PS su aparicién en la sociedad chilena fue una necesidad imperiosa para el movimiento revo- ucionario y social. Por eso si este partido es capaz de reencon- trarse con sus legitimos origenes y proseguir su mision histo. rica, asimilard nuevamente a todas las corrientes socialistas que estan fuera y no habré dificuttad que no pueda vencer. La divi. sion y la represion quedarin atnis, como quedaron otras divi Siones y otras derrotas, No deseo, ahora entrar mas en materia. Lo que tenga que decir frente a tos acomtecimientos pasados y recientes sera par. fe del libro. Las menciones que haga de otros autores estardn incorporadas en forma directa a la relacibn, indicéndose en ca. da caso el autor y ta obra que se citan He preferido este método directo de relaciin para facilitar Su lectura, especialmente en los medios obreros, y porque siempre me ha irritado buscar la explicacién a lo que estoy le- yendo, en otras paginas, en donde aparecen como “nots” aaisladas y sin vida, ¥ espero, como socialista, yuestras opiniones, criticas y aportes. Todas serin de gran utilidad. Bremen, Otofo e Invierno - 1982 - 1983 16 INTRODUCCION EN SANTIAGO DE CHILE i ayo de 1983 ha Fsta obra aparecida en Alemania en mayo de 1983 ha debido transitar en forma semiclandestina por las vias mds diversas. Inicid su andar por los circulos de chilenos exitiados en Europa y por aquellos admirables amigos de la solidaridad que pueden leer en castellano. as ftocopiadoras han sid el instramento para su repro- is lel orbe. Algu- in en los mas vastos e ignorados lugares ; nos empl pneraonen Amare ata yor corte tes fortaleciendo los lazos del exilio verdadero con los comba- ie 1 interior. ay harhe Y 0170s retomatos legaron a Chile las primeras copies. Prosiguid aqui el fotocopiado la petciones para que el libro sea publieado en Chile y conocido por las nuevas gene, raciones de militantes socialistas. Sin embargo la imposibil V7 dé reunir los indispensables recursos han retrasado esta segunda ediciin. Ahora lo hacemos en una edicién, conjuntamente con DOCUMENTAS, con la colaboracién de varios camaradas, de sos porfiados militantes que enarbolan hoy mds que nunca, da vigencia del Proyecto Socialista Historico. La ininterrumpi- da relacion enire las tareas democriticas de hoy y la Rept- blica Democritica de Trabajadores del mafana. En esta nueva Edicion he introducido algunas minimas y necesarias modificaciones tendientes a Precisar 0 ampliar algu- nos hechos historicos, pero que en nada cambian la linea de Ja entrega anterior, Estas pequefas modificaciones o ampliaciones se derivan de las entrevistas que he tenido con viejos cuadros del socia- lismo chiteno, algunos de los cuales iniciaron su lucha por el Pueblo atin antes de que naciera el PS. Ademis he podido en- contrarme con nuevos folleios, manifiestos, diarios y revis- tas de la época que —a no dudarlo- enriquecerin la obra A todos estos viejos socialistas, maestros de generaciones, mis agradecimientos. A los otros, los jovenes, los que decidieron apoyar este libro y enfrentar la iniciativa de su distribucién, los insto a Proseguir la tarea de los viejos combatientes, de aquellos audaces camaradas que hace mis de 50 anos escribieron ‘iSocialismo! jEn ta orden del dia!”. ¥ no olvido que esta historia del pensamiento y ta accion socialista legard a los trabajadores por la decision y el esfuer- 20 de los 7. Santiago, Marzo de 1987 18 LA REVOLUCION QUE BAJO DESDE EL CIELO Sinopsis Numerosas publicaciones editadas en Chile y en el extran- jero han entregado en estos dltimos tiempos variadas y contro- vertidas informaciones historicas destinadas a conmemorar el acontecimiento conocido como “La Reptiblica Socialista Chilena™, instaurada e| 4 de junio de 1932, hace poco mas de 50 afios. Escasos acontecimientos politicos v sociales de esta magni- tud han sido tratados por los “investigadores historicos” con mayor frivolidad. Autores de algunos de esos escritos han ca- muflado sus complejos y antagonismos para con ésta revolu- cién, presentandola a las nuevas generaciones con un estilo folklorico y perverso. Los intocables de la mitologia politica chilena de una u otra banda se concertaron consciente o inconscientemente para utes desnaturalizar la esencia y los perfiles de ese gran movimiento socialista. Dicho en otras palabras, se ha tratado de borrar de la histo- tfa popular chilena el mensaje antimperialista, democratic, humanista y revolucionario de Ia gesta” de Matte, Grove y sus entrafiables camaradas. El 4 de junio de 1932 no solo rompié la legalidad de ta burguesia dominante, sino también los esquemas imitativos que regian la politica de la izquierda. Los pequerios pero audaces grupos socialistas, coordinados con varias organizaciones sindicales en el Comité Revolu- cionario que Girigia el joven y talentoso creador politico, Eugenio Matte Hurtado, se plantearon la “Toma del Poder” dilaciones seudotedricas. Para ello, rompieron con fuerza las amarras del sectarismo y el dogmatismo tan en boga en esos aiios y en una Alianza de hechos con las fuerzas militares pro- Bresistas y con los més valiosos intelectuales chilenos se consti- tuyeron en el primer gobierno socialista de Chile y de América Latina, Tamaia herejia doctrinaria no podia ser fécilmente asimila- da. La revolucion del 4 de junio recibié la més duras embes- tidas de los sectores retrasados de la izquierda chilena, de los grupos mds intransigentes, nacionales e internacionales. Viejos militantes revolucionarios a los cuales he entrevistado para ha- cer este libro me han reconocido con vergiienza los ataques y las calumnias de todo tipo que la “izquierda revolucionaria”” empled contra Grove y sus companeros. Habia en Chile, por esos afios, pequeftos partidos de Ia iz- quierda, alienados por su dependencia organica-politi ideol6gica, por su sectarismo y su infantilismo revolucionario, Por eso no fue extrafio para que en los primeros instantes del gobierno socialista, estos “bolcheviques” se apoderaran de Ja Casa Central de la Universidad de Chile y constituyesen alli el “Soviet de obreros, campesinos, mineros, soldados, marine- rose indios”. El gobierno de Matte y Grove les facilit6 una casa en la calle Nataniel para que el “Soviet” tuviera su propio local, abando: nando asi la universidad. Desgraciadamente, y como era posi ble el soviet se dividi6, entre bolcheviques y mencheviques, 20 entre trotskistas y stalinistas. En los dias previos a la insurreccion, Chile practicamente no tenia gobierno. Era tal el grado de incapacidad e indisci- plina entre los que dirigian el pais, que se conspiraba hasta en la propia Casa de Gobierno. Dos eran los sectores politicos que se aprestaban a tomarse el poder: el alessandrismo y el ibatis- mo. Los alessandristas aspiraban a sentar de nuevo en el sillon de los presidentes al “Ledn de Tarapaci”, siempre dispuesto a sacrificarse por el pais. El viejo caudillo de los afios 19, usaba todas las vias para su regreso al gobierno. Conspiraba a través de sus “hombres de goma”, como Aurelio Nunez Morgado, y disponia de algunas unidades militares importantes por su poder de fuego y por su capacidad para luchar en la ciudad. Contaba —ademds. para el trabajo politico legal con una cu- rigsa Federacién de [zquierdas. El ibafiismo a pesar de su derrota y la huida del dictador en 1931, controlaba poderosas fuerzas militares. Para dirigit a los trabajos conspirativos de los ibailistas lego desde EE.UU. Carlos Davila. (Fue éste un misterioso personaje muy ligado a Jos Centros de Poder norteamericanos. Varios afos después fue designado Secretario General de la OEA y fallecié en el cargo en 1955). “El ibaitismo sin Ibdiiez” disponta en consecuencia, con las fuerzas militares mds poderosas del pais, entre ellas con la Es- cuela de Infanteria que dirigia el coronel Pedro Lagos, celoso adversario de Grove Habia eso sf, un tercero en discordia. Una pequena, pero di- ligente e influyente organizacién politica socialista, denomi- nada NAP (Nueva Accidn Pblica), creada por el genio politico de Eugenio Matte Hurtado. En la NAP, militaban destacados intelectuales y dirigentes obreros, los cuales estaban conec- tados con otros grupos socialistas y con algunas organizacio- nes sindicales en el Comité Revolucionario, creado entonces. La NAP consideraba que no era impensable tomarse el poder y constituir un gobierno socialista. Esperaban la oportu- nidad y se preparaban para ello. En esos afios, el fracaso del sistema capitalista era evidente para todos los hombres de buena voluntad y en primer lugar 21 Para os obreros, para los proletarios del mundo La crisis de la economia mundial. al final de los afos veinte, golped con redoblada fuerza la débil economia monoexporta- dora chilena. A la baja de las exportaciones de salitre y cobre por la Gran Depresion, se sumaron la baja de tos precios y la competencia del salitre sintético Mas adelante se proporcionarin algunas cifras ilustrativas del desastre econémico que vivia Chile. Ahora s6lo interesa destacar sus alcances politicos y sus efectos sociales. La crisis econdmica, ademds, fue una de las causas principales de la cai- da de la dictadura del general Ibanez. La depresion trajo consigo la protetarizacion de los sectores medios de la poblacién y Ia subproletarizacién de vastos con- tingentes de la clase obrera, particularmente de las industrias exportadoras Enormes contingentes de trabajadores del salitre aventados de las oficinas salitreras circulaban hambrientos por las calles de Santiago y otras ciudades. Los cesantes santiaguinos compar- tian con ellos su comida fraternal y miserable en las “ollas del pobre” que se esparcian en todos los rincones de la capital. Por centenares fallecian los debilitadas habitantes de los conven- tillos y albergues diezmados por las enfermedades, el hambre y la “epidemia del tifus exantemdtico”. La politica hacia afios que habia entrado a los cuarteles de las FF.AA. Las ideas socialistas eran vistas con simpatia por los militares progresistas. quienes no vefan otra alternativa al capitalismo ya fracasado. Algunos meses antes se habia in- surreccionado el sector de la Marina con el apoyo de sectores militares de Valparaiso, Para entonces, las discusiones politicas eran corrientes entre los uniformados. Y las conspiraciones el pan de todos los dias. Quien paradojalmente no conspiraba en contra del gobier- No de Juan Esteban Montero, era el hombre que encabez6 la insurreccién, Marmaduke Grove Vallejos, hombre formado en las actividades de resistencia a las dictaduras y con concepcio- nes socialistas y democraticas Comandante en Jefe de la Aviacién, Comodoro del Aire, era el oficial con mayor prestigio y carisma politico en el ejército. Grove se rebel6 contra el gobierno solamente 24 horas. me cuando fue destituido sin proceso de Sus cargos militares. Ironias del destino. El gobierno de Monte- 0 ya practicamente derrumbado, humill6 y persiguié al tnico hombre que podia defenderlo, al unico militar que teméan los golpistas Apartado Grove del mando, las puertas de la Moneda esta- ban abiertas para los golpistas alessandristas e ibaiist: La inmensa mayoria de los oficiales de la aviacin se nega- ron a aceptar Ja dimision forzada de su jefe y rechazaron la de- cisién del gobierno. En esa conflictiva situacién a que se vio arrastrado, Grove antes de adoptar una decisién personal se entrevisté con Euge- nio Matte pata pedirle su consejo. No puede pasarse por alto el hecho de que Matte, a pesar de su juventud, en ese tiempo era el Serenisimo Gran Maestro de la Masoneria Chilena y que Grove también era mason. En esa reunidn relatada por el hermano de Marmaduke, Jorge Grove, por Carlos Charlin y por sus principales protago- nistas, se decidié la “insurreccién Eugenio Matte se levanté de su lecho de enfermo, tomé el teléfono y empez6 a citar a los militantes de la NAP y del Comité Revolucionario Socialista para atrincherarse en el Canton £1 Bosque, junto a las tropas leales a Marmaduke. Habia que tomar Ia iniciativa politica y militar y adelantarse a los alessandristas e ibanistas Covrdinados a esta accion, lus lideres sindicales miembros del Comité Revolucionario empezaron a citar a las asamnbleas de los sindicatos partidarios, para sacar de inmediato’ a los trabajadores a la calle y respaldar a la Reptiblica Socialis. ta Qhilena y su programa de gobiemo, conocido como el Plan Lagarrige, pot ser su autor el Ministro de la Repablica Socialista y fundador del PS, Alfredo Lagarrige. Las fuerzas militares y civiles que acamparon en el Cantén el Bosque ta noche del viernes 3 al 4 de junio, permanecian atin alli la tarde del dia 4. Se vivia un clima alucinante, de dis cusiones, arengas y discursos. La situacién era compleja y muy dificil para los verdaderos revolucionarios Hay que tener siempre presente, en estos anélisis, que los 23 Socialistas eran los mds débiles militarmente. Se encontraban encabezando el movimiento, gracias al coraje y “arrastre” de Grove, y al genio politico de Eugenio Matte, hombre capaz de aprovechar cualquiera coyuntura para asegurar el triunfo de sus propésitos revolucionarios. A pesar de que el gobierno no tenia ya fuerzas militares pa- ra oponer resistencia continuaban en “Bl Bosque” las compo- nendas y as dilaciones En principio se habia dispuesto ingresar a la Moneda, sim- bolo del Poder del Estado, el dia 5 de junio, en la mafiana. Pero el Comité Revolucionario de los socialistas presion6 a Grove y a los militares més afines para que se avanzara inme- diatamente con las tropas al centro de Santiago y se ocupara el Palacio de Gobierno. En las calles ya habian empezado los choques cuerpo a cuerpo entre las “guardias blancas” organismos paramilitares de la derecha y los obreros panificadores, molineros, ferrovia- rios, de la construccién y otros gremios que defendian a la Republica Socialista Chilena. Desde las primeras horas del sabado 4 de junio de 1932, los aviones de guerra que sobrevolaban Santiago empezaron a lan- zar volantes Mamando al “pueblo trabajador” a concentrarse en los alrededores de la Moneda, para presenciar la caida del gobierno y la instauracién de la Republica Socialista Chilena, la primera en América Latina Parte del Manifiesto del nuevo gobierno impreso en los v= larites senalaba: “EI caos en que se encuentra el Pais a consecuencia de su total bancarrota econémica y moral nos ha movido a seguir Jos impulsos de nuestro patriotismo derrocando a un gobier- no nefasto de reaccidn oligdrquica que slo supo servir los in- fereses del insaciable capitalismo extranjero sin importales las urgentes necesidades colectivas, la miseria de las clases produc- toras, la cesantia y el hambre del proletariado” Y continuaba més adelante: “No nos guian ambiciones mezquinas, ni pequenos odio. slo perseguimos la liberacién econdmica del pais y el triunfo de la Justicia Social, con la instauracién de la Repiiblica Socia- 4ista Chilena, alentada por un alto espiritu de nacionalismo 24 constructivo que asegure a todos los chilenos el derecho a vivir por medio del trabajo productor. El nuevo régimen al cual damos toda nuestra adhesion, po- niéndonos al servicio de un irresistible anhelo popular, asegu- ard la organizacion de la Economia Nacional bajo el control del Estado, disciplinara las fuerzas productoras y hard surgir mediante una accién enérgica las riquecas chilenas, no para satisfacer la codicia egoista de una oligarquia corrompida sino para el bienestar y la salud del pueblo” Estos volantes redactados con 24 horas de anticipacién al estallido de la Repiblica Socialista y lanzados desde aviones de guerra, fue la mas audaz y moderna accién propagandisti- ca ejecutada hasta entonces por la izquierda chilena. Los volantes caian ya sobre las calles santiaguinas, mientras en el Bosque y en la Moneda atin se discutia Nunca se ha podido averiguar la cifra exacta de volantes Janzados desde los aviones: diez mil, cien mil, o quizés un mill6n. Lo cierto es que produjeron un efecto impactante, apotedsico. Durante afios. el autor ha conocido chilenos, no siempre de izquierda, que corrieron por las calles de San- tiago para recogerlos. Fueron los nifios, por supuesto, los que lograron el mayor nimero de ellos. Los volantes eran lei- dos a grandes voces en circulos de amigos, de vecinos y com- pafieros. Este Manifiesto redactado con la retorica de la época y hecho Megar al pueblo en condiciones politicas tan especia- les, significd un “mensaje” de esperanza indescriptible para os 600.000 desamparados que vivian en conventillos y alber- gues, 0 que dommian simplemente en la calle tapados con sacos y papeles de diario. Su autor fue el Dr. Oscar Cifuentes del Solar, Ministro de Salubridad de la Republica Socialista, fundador del PS y uno de los militantes mas “puntudo” de los aftos treinta. EI dia 4 de junio, Santiago era un infierno de rumores. Se publicaban pasquines de la derecha en los cuales se afir- maba que Eugenio Matte era el Lenin chileno y Marmadu- ke Grove el Trotsky que comandaba los ejércitos rojos. Sin embargo, las primeras medidas de oposicién violen- ta al nuevo gobierno no vinieron primordialmente de la de- ci] recha chilena ni de la ultraizquierda Fueron las grandes potencias imperialistas: ingleses, nor- teaméricanos y alemanes, los que iniciaron las primeras embestidas, los que adoptaron las. primeras medidas de fuer- za en contra de la revolucién. Las embajadas de dichos pai- ses se transformaron en los centros directivos de la cons- Piracién. Alli se planificaba, se buscaban los hombres y se entregaban los medios para el contragolpe. Los miembros de la colonia norteaméricana recibieron armas ¢ instruccién militar, y el Embajador yanky Culbers- ton, informaba al Departamento de Estado de esta nueva potencia imperialista: “que los socialistas chilenos eran los ‘mds peligrosos revolucionarios del continente y que se apres- tabana nacionalizar los bienes norteaméricanos en Chile”. Barcos de guerra ingleses y estadounidenses recibieron drde- nes de aproximarse a las costas chilenas en estado de alerta pa- ra proteger sus bienes y compatriotas de la presunta violencia de los revolucionarios. Hubieron otras groseras maniobras de presin en contra del movimiento socialista Las historias interesadas que circulan sobre la Revolucion del 4 de junio, tienden a presentarla a las nuevas generaciones como una vulgar asonada militar transcurrida en medio de a indiferencia de la poblacién civil . Nada mas falso que esta caricatura hist6rica. Existen testimonios fotogrificos, publica- dos en Chile y en otros paises que muestran las impresionantes conglomeraciones de gentes que respaldaron a los revoluciona- tios socialistas el 4 de junio y los dias posteriores. Carlos Charlin, camarada de lucha de toda una vida con Grove, relata en su libro “Del Avidn rojo a la Repiiblica Socia- lista”, escenas de esa mancomunion entre los revolucionarios y el pueblo: “Se habia esparcido ya la noticia de la Revolucién Socialis- ta de Grove y el Pueblo se habia tanzado sobre el centro de la ciudad para expresar su adhesion y jibilo por aquello que tan- to habia esperado. No habia temor para los habitantes ni abu- 26 ss contra la propiedad y la vida de los ciudadanos. Era una sana alegria que se expresaba en millares de rostros proleta- ios, Grupos de multitudes se aglomeraban en los cruces de las arterias importantes: Arturo Prat y Avenida Matta, San Diego » Alameda, Estacion Central y Exposicion, etc. Las federacio- nes sindicales fijaban reuniones extraordinarias para esa misma tarde..."" EL padre del autor, dirigente sindical de los panificadores, recuerdo, me relaté cuando era un nifo de 7 aflos, aspectos de esas movilizaciones las que se han quedado grabadas para toda la vida (Por lo demés, los juegos de nifios proletarios, recogian dichos y consignas de manifestaciones socialistas de los afos treinta; he aqui algunas de ellas: ;Quién manda el buque? |Marmaduke...!jH+1-J-K, el nacismo moriré! jCon- tra reaccion y fascismo! ;Socialismot...). Entre los relatos familiares mi padre destaca por su conteni do proletario la Gran Asamblea realizada por los panificadores la tarde del 4 de junio en el local del Sindicato NO 1 ubicado, para entonces, en la popular calle Victoria, casi esquina de San Diego. (En el centro de Santiago). Se juntaban como siempre, desde muy temprano, los panaderos cesantes que iban “a me- ter la mano a la redondilla”, (sortear a los que podrian trabajar esa noche en los reemplazos). Se encontraban los obreros pam: pinos que dormian en el local, donde recibian el pan fraternal de sus hermanos de clase. Se fue juntando mas y més gente. Empezaron a Hlegar incluso obreros de otros gremios y simples vecinos. En la presidencia de la Asamblea, junto a Dinamarca, se ubicaron el dirigente de junta central Isidoro Godoy, y el dirigente obrero, companero de Recabarren, fundador y Se- cretario General de la FOCH (Federaciin Obrera de Chile) durante muchos aftos, Carlos Alberto Martinez. Se discutié un solo punto Apoyo 0 no! a la Repiiblica Socialista. El informante era Carlos Alberto Martinez, miem- bro del Comité Revolucionario. Entonces, desde los conven- tillos que poblaban los barrios empezé a salir gente a las calles y se ofan gritos que se transformarian en las consig- nas populares por esos dias y en los proximos afios: [Viva 27 a Repiiblica Socialistal jQui'n manda et buque? ;Marmadu- kel Contra ef pulpo imperialistal jRevolucion Socialista... La alegria se desbordaba ya en el Centro. La gente, todos Proletarios de esos barrios, se abrazaban en las calles como si fuera el Afto Nuevo. EI sindicato de panaderos y Jos dirigentes de la junta im- posibilitados de proseguit la discusién, por la presién de los hechos que estaban aconteciendo, acordaron por ovacién su- marse ala Revolucion. Esta vez votaron levantando sus pufios hasta los mirones. No tenian tiempo para largas discusiones -Solamente doce dias... ;Y todo un mundo por hacer! Uegan a mi memoria los testimonios de los diarios y re- vistas de la época. Decenas de miles de trabajadores y estu- diantes marcharon por las calles de todo Chile, en respaldo del gobierno socialista y de su programa. En los primeros dias de la Revolucion eran simplemente pueblo... Después, pueblo militante. Ya el 11 de junio se habia organizado la “‘Alianza Socialista Revolucionaria. de Trabajadores” donde concurrieron entre otros, la Asociacién de Profesores, la Federacién de Choferes, la Confederacién de Sindicatos Indus ttiales, la Federacién Nacional de Trabajadores, el Sindicato de Comunicaciones, la Confederacion Nacional de ‘Cooperativas, de Duefios de Mejoras (pobladores), el Comité de la Construccion, la Federacion de Panificadores, la Federacion Ferroviaria. Participaban también en la Alianza, organizaciones politicas, como los diferentes grupos socialistas (més adelante describidos), el Partido Comunista (fraccién trotskista) y la mayorfa del Partido Democritico. Era una confusa mezcla de organizaciones politicas y sindi- ales, reflejo fiel del torbellino desencadenado por Grove y sus compafieros, La Alianza demostré a pesar de todo, una gran capacidad de movilizacién. con s6lo dias de vida, reunié a de- cenas de miles de trabajadores en los actos de apoyo al gobier- no. Cien mil en una ocasién, marcharon en forma organizada. Fue la manifestacién politica mas grande realizada hasta tn. tonces en la historia de Chile, y que se pens6 bastaria para poner fin a las maniobras contrarrevolucionarias. El méri 28 to més importante de la Reptiblica Socialista Chilena fue la transformacion de la “masa” en “pueblo organizado. El salto masivo a la actividad politica de los pobres de la ciudad y del ‘campo; sus consignas de: iAlimentar al pueblo, vestir al pueblo, domiciliar al puc- blo; tuvieron un efecto mas movilizador que mil discursos y elucubraciones tedricas Sus realizaciones efectuadas a un ritmo vertiginoso (y que veremos més adelante) desmienten categoricamente a los cri ticos de pacotilla que ain reprochan a los revolucionarios socialistas, no haber nacionalizado el salitre y el cobre, de no haber hecho la reforma agraria, etc. Acciones que estaban en el Programa Socialista, pero que no fue posible realizar en d. ce dias. El valor de esta Revolucién derrotada hay que medi lo en sus reales dimensiones y perspectivas historicas. Ya no fueron cientos, o algunos pocos miles de trabajadores ¢ intelectuales los que simpatizaban y luchaban por el socialis- mo. A partir de la gesta socialista, las actividades politicas y sit dicales que planteaban la abolicién del sistema capitalista y la construceién de un socialismo humanista y_revolucion: rio, atraian a decenas de miles de trabaiadores manuales e inte- lectuales, mujeres, estudiantes, campesinos y pobladores. Quizas el logro més importante de la Revolucién del 4 de junio, aunque fuera desrotada, es iniciar en Chile con mé- todos nuevos, con estilos nuevos, con honestidad, creatividad y coraje, un movimiento popular de vastas proporciones capaz de alcanzar objetivos estratégicos. Este movimiento popular se veria més tarde frustrado, in capaz de proseguir su diea y su dindmica de desarrollo, de- bido a que su vanguardia, el Partido Socialista, cay6 atrapado en la marana de la politica frentepopulista, y con ello, en la colaboracién de clases con sectores no socialistas y hasta reaccionarios. Fue una alianza indtiljinnecesaria, que desna- turaliz6 al Partido y. en consecuencia, al movimiento social chileno. EI PS gan6 ministerio y embajadas a costa del abandono de su misién histérica como pueblo militante. Los resultados de esa politica fueron catastréficos para el socialismo chileno y 4.) se necesitaron muchos aitos para su recuperacién. Pero el cami- No ya estaba extraviado. Pero volvamos al tema que hemos ele- gido. Cuando se leen las escasas, muchas veces panfletarias y pro- selitistas “Historias del Movimiento Obrero”, cuesta encontrar antecedentes fidedignos de la Revolucion Socialista de los do- ce dias. Existen, sin embargo, algunas obras, ademés de las de- dicadas al tema (Charlin, Jorge Grove y otros que seftalo en la bibliografia) y que se expresan con respeto por la verdad ¥ con rigor histérico con los hechos que se comentan, En primer lugar Jas obras del maestro, gran historiador y teérico socialista, Julio César Jobet. Sus libros y sus ar- ticulos de investigacion publicados en diferentes paises cons- tituyen uno de los mis valiosos patrimonios del socialismo chi- Jeno y una fuente ineludible de consulta para los nuevos in- vestigadores. También, en las bibliotecas de universidades y centros cul- turales de Europa y América se encuentran Optimos ensayos y documentos sobre la Repablica Socialista Chilena, carac- terizéndola como una de las més audaces y positivas acciones tevolucionarias del perfodo en América Latina, La otra aseveracin falsa que se desea enfrentar de inme- diato en esta sinopsis, es la clasificacion de Ia insurreccién co- mo: “la asonada militar del coronel Grove”. Ya se ha teiterado que la participacion de Grove como jefe del alzamiento militar fue decisiva para asegurar su éxito; pero Grove ademds de jefe militar era un lider politico innato. Se preocupo desde el Primer instante de hacer prevalecer la presencia civil en el go- ierno y en la calle. El jefe indiscutido de la Junta de Gobierno ¥ después del Consejo de Estado fue Eugenio Matte. El general Puga, militar en retiro, précticamente no particips. Todos los ministros —con la excepcién de Grove, Ministro de Defensa, fueron civiles, con amplia mayoria de la NAP y los otros srupos socialistas, y en segundo lugar del Partido Democré- tico. El rol de los militares, exceptuando nuevamente a Gro- ve y a los militares socialistas, fue mas bien disuasivo y coreo- Brifico. Esto explica en parte la debilidad militar de la Repiblica Socialista, 30 El verdadero Estado Mayor de la insurreccién fue el Comi- té Revolucionario que dirigfa Eugenio Matte. En él partici- Paban algunas de las figuras con mayor trayectoria en el mo- vimiento social, democrético, y revolucionario chileno. Eran cuadros representativos de las diferentes corrientes socialist emergidas de la clase obrera y la intelectualidad chilen Junto a los ya nombrados, Eugenio Matte, Carlos Alber- to Martinez, el Dr. Oscar Cifuentes, podemos mencionar a Ramén Alvarez Jabalquinto presidente de la Federacion F rroviaria y Ministro del Trabajo de la Republica Socialista, Oscar Schnake, protagonista de las principales actividades de la izquierda chilena en esos affos, antiguo presidente de la FECH (Federacién de Estudiantes de Chile), ditigente y fundador de la IWW, Secretario General de la ARSCH, Se- cretario General de los primeros aflos del PS, quien tuvo que conducirlo desde la clandestinidad debido a las per- yecusiones a que fue sometido por el gobierno de Alessan- dri; Eugenio Gonzélez gran dirigente socialista y eminente educador, organizador de la educacién superior en otros paises, Ministro de Educacién de la Repdblica Socialista, mas tarde senador, Secretario General del PS, Rector de la Uni- versidad de Chile; Augusto Pinto, obrero zapatero, fundador y lider méximo de la TWW, autodidacta de gran cultura, pro- veniente del socialismo libertario, fue fundador del PS, inte- grante de sus primeras direcciones; René Frias Ojeda, abogado, militante en los primeros afios del Partido y después militants del PC, intendente de Santiago en el corto perfodo en que este Partido participé en el gobierno de Gabriel Gonzilez Videl el dirigente obrero Zacarias Soto, enlace del Comité Revo- lucionario con los sindicatos, fundador del PS, proveniente de la Accién Revolucionarfa Socialista y muchos otros. Estos hombres, y algunos que ahora se han debido omitir, bor ejemplo, Rolando Merino, Alfredo Lagarrige, tuvieron en sus manos la méxima responsabilidad de la Revolucion Socia- lista del 4 de junio y de las Ichas posteriores que condujeron €1 19 de abril de 1933 a la fundaci6n del Partido Socialista. No era una tarea facil organizar a los sectores civiles tras las banderas de la Revolucién Socialista. La izquierda se encon- traba atomizada en una serie de pequefios grupos testimonia- 31 les y que estaban a su vez, mas enajenados por el dogmatismo Los stalinistas habian dividido los sindicatos en rojos y blan- cos. La politica era una actividad reservada para grupos selec- tos de iniciados en la doctrina “marxista”. La constitucién de a Alianza Revolucionaria de Trabajadores con sus millares de hombres y mujeres movilizados tras un programa real y con- creto, significé una superaci6n cuantitativa y cualitativa en ese panorama desolador. La Alianza se encontraba en un perfodo de desarrollo y for- talecimiento cuando sobrevino la contrarrevolucién. Y es este Pueblo Militante el que se enfrenta a la represion que trajo consigo la derrota de la Republica Socialista de 1932. Cuando los dirigentes han sido ya asesinados, estan en el des- tierro, en la cércel o en la clandestinidad el Pueblo Militante paraliza las principales actividades de Chile en una huelga gene- ral de tres dias de duracién. Los trabajadores y estudiantes en- frentan a las tropas en las calles de Santiago. Valparaiso y otras ciudades. Se crean los primeros gérmenes de autodefensa popu- Jar que culminarén algin tiempo después en la constitucién de las milicias socialistas. Oscar Schnake dirige desde la clandes- tinidad la resistencia. Se constituyen los niicleos socialistas an- tes que exista Partido, Son principalmente, estas movilizaciones las que impiden el asesinato de los jefes revolucionarios prisioneros en 1a Isla de Pascua. Salvar las vidas de Matte, Grove (Marmaduke y Jor- ke), de Charlin, Milln y de centenares de detenidos en cdrce- les, islas remotas, lugares inhéspitos, fue una de las tareas de agitacién solidaria més importantes del periodo, desconoci- da por las nuevas generaciones. Es el pueblo militante el que proclama su candidato a pre- sidente de Chile al lider popular Marmaduke Grove La consigna “Grove al poder” moviliza a los pobres de Chile. Durante toda la campafia electoral Grove permane- ce prisionero en la Isla de Pascua. Las elecciones se realizan el 30 de octubre de 1932, triun- fa Alessandri, pero Grove vence en Santiago y Valparaiso, las més grandes ciudades del pafs. Son éstas ademés las ciudades donde los comités grovistas pueden ejercer algin tipo de con- trol sobre los escrutinios siempre amaftados por las clases 32 dominantes. Marmaduke Grove, Eugenio Matte, Jorge Grove, Carlos Charlin y Carlos Millin desembarcan en Valparaiso el 30 de octubre de 1932, a las 18 hrs. En esos mismos momentos se efectian los escrutinios de las elecciones. Eugenio Matte ha sido elegido senador con la primera mayoria por los tra- bajadores de Santiago. En Valparaiso ha sido elegido sena- dor el Dr. Hugo Grove hermano de Marmaduke. El dirigen- te obrero Carlos Alberto Martinez, Rolando Merino y otros socialistas han sido elegidos diputados. Ha sido una limpia y heroica campafla socialista, realiza- da”con sus propios medios, sin contubemios electorales y sobreponiéndose a la més brutal represién en contra de los re- volucionarios del 4 de junio. ‘Ninguna de las dos fracciones en que se encontraba dividido el PC quisieron apoy ar la eandi- datura presidencial de Grove. Los socialistas eran para Jos co- munistas stalinistas “los socialfacistas de Grove”. Este no era ni siquiera un apodo original: socialfacistas fueron llamados también los socialistas en Espafia, en Italia, en Alemania. Y fueron, precisamente, esos métodos divisionistas y provo- cadores los que permitieron el triunfo del facismo en el pais de Marx, de Gramsci, de Iglesias. EI PC oficial con Lafferte como candidato presidencial no alcanz6 a obtener 2.000 votos. Faltaria agregar en esta sinopsis, que incluso el barco en donde regresaron los dirigentes socialistas al continente, fue adquirido y fletado por la solidaridad popular, y su tripulacion fue integrada por voluntarios. Cerca de una década se iba a mantener ese calor popular en torno a las actividades del socialismo chileno. Estos son algunos de los aspectos més trascendentes de la Revolucién del 4 de junio. El mas importante de sus resulta. dos, fue la creacién algunos meses después de la derrota, el 19 de abril de 1933, del Partido Socialista. “Partido de? Pueblo Militante” como le llamaron sus més ilustres fundadores. En los préximos capitulos se presentara en forma relativa- mente cronolégica, acontecimientos y hombres, ideas y accio- nes que fueron conformando en decenas de aftos de vida y ex- eriencias, los rasgos esenciales del socialismo chileno. 33 Se quiere analizar con mayor profundidad, también, la Repiblica Socialista Chilena, su proyecci6n, programa, accion de gobierno, y conflictos con sus adversarios de derecha e “iz- quierda”. Habra que examinar con mayor puntualidad, espera mos, sus profundos errores y sus correctas dimensiones y pers- pectivas histéricas, tratando de desprender de esa extraordina- ria experiencia lo quecontribuye al patrimonio politico ¢ ideo- l6gico permanente del Partido Socialista. 34 CAPITULO PRIMERO LOS QUE ABRIERON LAS PRIMERAS ALAMEDAS En defensa de la identidad socialista La trayectoria del socialismo chileno, su patrimonio histéri- co, inspira y fortalece la defensa de su Identidad. Nunca como ahora habia experimentado el Partido una ne- cesidad mayor de recurrir a las propias fuentes de su origen p- ra asegurar su supervivencia y remontar la crisis y Ia division interna. El partido de Eugenio Matte, de Marmaduke Grove, de Sal- vador Allende ...conmemora 50 aftos de vida y de combates, enfrentado a uno de Jos conflictos més profundo y vasto de su historia Sobre él se ejercen Jas més diversas presiones y maniobras Para destruirlo o desvirtuarlo, “refundarlo”... EI socialismo chileno dispone, sin embargo, de las fuerzas morales, doctrinarias y humanas, necesarias para superar la crisis. 37 Aquel 19 de abril de 1933, cuando los mids esclarecidos combatientes de la Revolucién Socinlista del 4 de junio firme: ron el Acta de Fundacion, se propusieron dotar a los trabaja. dores transitoriamente derrotado de una podeross y_ vital organizacion politica capaz de subreponerse las mis di situaciones. Este partido nacié y se desarrollé en el seno del Pueblo, des- de sus primeros afios, petseguido por la prepotenciay la repre. sidn de los gobiernos burgueses de tumno Su mistica y sus principios revolucionarios legados por sus precursores y fundadores le permitieron emerger siempre de las persecusiones atin mas fuerte y compenetrado de su misis historica Nunca Chile, sin embargo, habia conocido una represion ms violenta, criminal y prolongada que la iniciady con el putsch del 11 de septiembre de 1973 La Dictadura Militar que Ileg6 al poder se planted desde el Primer instante como uno de sus objetivos estratégicos y prio- Titario la destruccidn, la eliminacin fisica del partido més importante de los trabajadores chilenos. Niicleos y direcciones completas en todos los niveles de la organizacién fueron exterminados, encerrados en campos de ree tracién o lanzados al exilio. arecia que el pa Ta is ct once Partido no podria jams recuperarse de los Mas no fue asi. Desde Arica a Magallanes, los viejos militan- tes y lus nuevas generaciones, asumieron los puestos de mayor responsabilidad, de mayor peligro, que iban quedando vacante por la represin. Las minas, los predios agricolas, las fabricas, las universida- des, las poblaciones proletarias han sido canteras inagotables de nuevos cuadros socialistas, Destruir al Pueblo Militante fue una tarea imposible de cumplir ain para la fuerza tertorista hecha gobierno. Las organizaciones politicas de izquierda, las trincheras so- ciales y populares siguen de pie La tepresion en contra de los socialistas y del movimiento Popular, esta inscrita histéricamente en la violencia permanen te descargada por las clases dominantes en contra de los traba: iles n 38 indores, los democritas y los revolucionarios. En las Iuchds sociales y politicas de nuestra Patria han muerto mas chilenos que en todas las guerras libradas por nues- io pais durante toda su historia. Siempre las victimas de esta violencia han sido los que pe- dian un pedazo més de pan, un poco més de libertad. “EL color de la sangre no se olvida’’ , escribid Héctor Barreto el joven escritor de 19 afos de edad, comba- tiente militante de la Federacién Juvenil Socialista, asesinado por los “grupos de asalto”” nacis, organizados en Chile al estilo de la Alemania hitleriana. Algin tiempo después las Milicias Socialistas barrfan de las calles y caminos de Chile a la “bestia parda”, implantando de hecho, el derecho a defenderse de la violencia reaccionatia EI pueblo y el partido encontrarén también ahora los me- dios para barrer con la dictadura que averguenza a Chile. Para ello es mas necesario que nunca un partido consciente de su Identidad, desalienado y unido en tos principios y en la misién histrica que se propusieron sus fundadores. Esta [dentidad y estos principios se ven hoy amenazados por una invasién orgénica, politica e ideolégica destinada a destruir la esencla misma del socialismo chileno. Este “asalro” al Partido Socialista se ha realizado con el res- paldo de organizaciones ‘externas, nacionales y extranjeras, coincidentes ideol6gicas con los elementes divisionistas. Un sector “invasor”, autocalificado de marxista-leninista, llegé a plantear, incluso, que la propia existencia del Partido Socialista constitufa un error histrico: ya que si el Partido Comunista no hubiera sufrido en los aftos treinta una crisis de sectarismo y dogmatismo, no tendria ningin sentido la creacin de un partido socialista independiente del movi- miento comunista intemacional. Estos “‘leninisias"” presentaron en el momento més digi do de la dictadura y la represin un Proyecto Politico que significa lisa y Nanamente la liquidacién del Partido. (“Do: cumento de Marzo” de 1974 presentado a parte de la mili- tancia por la llamada direccién cooptada). Dicho proyecto fue rechazado, en primer lugar por los militantes obreros del partido. Después fue promovido en el 39

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