Y me descubra entonces, con la mirada puesta en sus ojos; unas veces,
apenado, volteaba la mirada haca cualquier otra parte y otras veces,
tomando la fuerza de sus ojos, escudriaba ms all de su hermoso color atrevindome a buscar respuestas a las preguntas que frecuentemente me hacan divagar noches enteras, pero generalmente me encontraba, no con una respuesta sencilla como yo quera sino, con una compleja pregunta que ella tena y por cuya respuesta miraba tambin directamente a mis ojos