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HACER LA HISTORIA «ESTA OBRA QUIERE SER ALGO MAS. QUE UN BALANCE, ALGO DISTINTO 4 JN PANORAM* TAL VEZ UN DIAGNOSTICO SOBRE LA SITUACION DE LAr. STO RIA, TAL CO 3 LA PRACTICAN HOY HISTORIADORES ‘WO CEDENTES DE HORIZONTES DIVERS, LVITT (1970), 481-520, 8 JACQUES LE GOFF ¥ PIERRE NORA tarfa paradéjico que una obra cuyo espiritu se esfuerza por dar a espalda al europacentrismo que tanto marca la his: toria de ayer, cayera en la trampa del nacionalismo, Nos ha guiado Ja preocupacién de ser coherentes. Aunque procé dentes de horizontes diversos y pertenccientes a generacio- nes diferentes, los miembros del equipo agui reunido tradu- cen una convergencia de formacién, de preocupaciones, de Puntos de vista proximos. En una coleccion que invoca el desmenuzamiento actual de Ja historia y toma conciencia de la coexistencia de ti- pos de historia igualmente validos, no se ha querido jus- tificar, no obstante, la incoherencia’con la yuxtaposicién de muestras de estas diversas historias, sino que, por el con- trario, se han querido hacer ver las articulaciones entre las vias de la investigacion histérica de hoy. Las disciplinas de base de Ja ciencia actual experimentan una profunda muta;- cidn, las técnicas intelectuales fundamentales sufren un tra: tocno decisive, La lingtiistica, las matemdticas vivas, son las Mamadas modernas, y aunque la historia rehuse este epiteto porque en ella designa tradicionalmente un periodo, y no un tipo de historia, se da paralelamente una historia nueva. La que queremos presentar aqui. Nos parece que la novedad resulta de tres procesos: nue- vos problemas ponen en tela de juicio a la misma historia; nuevos enfoques modifican, enriquecen, trastornan los secto- res tradicionales de la historia; nuevas’ temas aparecen en el campo epistemolégico de Ja historia, Lo que obliga a la historia a redefinirse es, ante todo, la tomia de conciencia por parte de los historiadores del relati- vismo de su ciencia. Esta no es el absolute de tos historiado- res del pasado, providencialistas © positivistas, sino producto de una situacién, de una historia, Este cardcter singular de una ciencia que no dispone mas que de un sélo término para su objeto y para s{ misma, que oscila entre la historia vivida y la historia construida, sufrida y fabricada, obliga a los his toriadores que han tomado conciencia de esta relacién origi- nal @ interrogarse una vez mds sobre los fundamentos episte- moldgicos de su disciplina. La historia sufre asimismo la agresién de las ciencias so- ciales en las que reina la cuantificacién, asi como la demo- grafia o la economfa. Se convierte en el Jaboratorio de experi- mentacién de las hipétesis de esas disciplinas. Tiene que aban- HACER LA HISTORIA 9 donar el impresionismo por‘ el rigor estadistico y reconstrui se partiendo de datos numerables, cuantificables, de la docu: mentacioa. No se trata, sin embargo, de que se desvincule de un humanismo cimentado desde la Edad Media, cuando no desde la Antigtiedad griega, en lo cualitativo, sino de evaluar los beneficios y riesgos de ‘una subordinacién a lo mensura- ble que puede conllevar tantos empobrecimientos y mutila- ciones como consolidaciones y enriquecimientos. La historia nueva, que rechaza més decididamente que nun: ca Ia filosofia de la historia y no se reconoce ni en Vico, ni en Hegel, ni en Croce, y menos atin en Toynbee, no se con- tenta ya, sin embargo, con las ilusiones de la historia posi- tivista y, pasando més alla de la critica decisiva del hecho 0 del acontecimiento histévicos, se vuelve hacia una tendencia conceptualizante que corre el peligro de arrastrarla a algo ferente de si misma, ora se trate de las finalidades marxistas, de Jas abstracciones weberianas o de las intemporatidades tructuralistas. ‘Aqui se abre camino Ja provocacién maxima a que debe responder la historia nueva, ia de tas demas ciencias humanas. El campo que ocupaba en solitario en calidad de sistema de explicacién de las sociedades por el tiempo, se ve invadido por otras ciencias, cuyas fronteras estan mal definidas, y que pueden absorverla y disolverla, La etnologia ejerce aqui la atracciéa mas seductora y, rechazando la primacfa de la es- critura y Ia tiranfa del acontecimiento, arrastra a la historia hacia la historia lenta, casi inmovil, de la larga duracién brau- deliana, Refuerza Ia tendencia de la historia a sumergirse en el nivel de lo cotidiano, de lo ordinario, de las «menudencias». Los sistemas mas firmemente anclados en la explicacién histrica se ven puestos de nuevo en tela de juicio por esta dilatacién del campo de la historia. La mas global y coherente de las visiones sintéticas de la historia —en el doble sen- tido de la palabra—, e] marxismo, sufre el avasallamiento de Jas nuevas ciencias humanas. La historia social se prolonga en Ia historia de las representaciones sociales, de las ideolo- gias, de las mentatidades, Descubre en ella un juego com plejo de interacciones y desfases que hace imposible el re- curso simplista a las nociones de infraestructura y de su- perestructura. Finalmente, la provocacién mas grave infligida a Ja his- toria tradicional es, sin duda, la bosquejada por la nueva concepcién de una historia contemporanea, en busca de si misma a través de las nociones de historia inmediata 0 de P19. JACOURS LE GOFF ¥ PIERRE NORA historia del presente, que, negdndose a reducir el presente a un pasado incoativo, pone en tela de juicio la definicién bieh | consolidada de la historia como ciencia del pasado. Ademds de esas contestaciones m4s importantes, la bisto- ) ria nueva se hace mediante profundizaciones o enriquecimien- , tos que no pongan en tela de juicio Ia problematica funda mental de ciertos sectores histéricos, Se tata casi siempre } de una tendencia de los objetos de estas historias parciales ) 2 constituirse en totalidades. La arqueoiogia moderna trans- forma Ja excavacion en cafiamazo de lectura de sistemas de ) objetos, La historia econémica se anuda alrededor de nocio- ) Mes, cuales Ia de crisis, que permiten hallar de nuevo, a tra- vés de la coyuntura, Ia ordenacién y el mecanismo de un con- ) junto. © tal vez se rebase a si misma por la integracién de fa historia econsmica serial a una globalidad en Ja que inter- fieren lo politico, lo psicolégico, lo cultural, Asimismo, la his. ) toria demogréfica complica sus modelos emplazindolos de ) huevo ex conjuntos de mentalidades y de sistemas culturales. La historia religiosa, la historia literaria, la historia de las ciencias, la historia politica, la historia del arte propenden ) gvalmente hacia una historia total a base de focalizar sobre conceptos globalizantes: lo sagrado, el texto, el cédigo, el po- ) der, el manumento. ) _ En fin, Ja historia se afirma como nueva anexiondéndose nuevos objetos, nuevos temas, que escapaban hasta el pre- ) sente a su alcance y estabau fuera de su terzitorio, La bulimia actual de la historia podria habernos llevado a multiplicar los ejemplos. Lamentando el no haber podido presentar objetos tipicos de Jas nuevas apetencias de la historia, nos hemos Ii ) mitado a unas muestras significativas. Se han retenido, pues, algunos temas parad6jicos ora.en razdn de su aparente inten. poralidad, como el clima, el cuerpo, el snito, la fiesta; ora en ) Yaz6n de su inclinacién por Ia historia inmévil o camuflada: Ja mentalidad, los j6venes; ora en razéu de sus lazos con Jas siencias mievas y su desvio hacia la historia: el inconsciente del psicoandlisis, el lenguaje de la lingiiistica moderna, Ia imagen cinematogrdfica, tas sondeos de opinién publica; ora en razn de su trivialidad nuevamente promovida a la his- ) tora: la cocina, que da fe a la par de dos sectores de impor- tancia creciente ent et campo de la historia, el de la civiliza- cién material y el de las técnicas; ora, en'fin, en raz6n del yescandaloso trastorno de éptica que se [es inflige: el libro, comsiderado camo producto de masas y no como produccién HACER LA PUSTORTA it de élite, ejemplo particular de ta revolucién cuantitativa en historia, aria conchuirse de esta breve presentacion que la bis- tonia nueva es una victima de las demds ciencias bumanas cuya agresién avasalladora y destructora sufriria, (Queda adn un ferritorio propio del historiador? ¢Se convierte la historia en iJusién al anexarse por definicién el dominio de experi- mentaciéa de Jo bumano, el tiempo? ¢Més alld de la diver. sidad de las historias coexistentes, existe todavia una historia, la Historia? | . La historia —esta obra tiene que manifestarla— experi- menta hoy, no obstante, una dilatacién inaudita y, en su en- frentamiento con las ciencias hermanas, sale casi siempre reencontrada, gracias a la solidez de sus’ métodos probados, a su anclajé en la cronologia,.a st realidad. Si un peligro la amenaza, es mds bien el de perderse en este aventurismo con frecuencia demasiado venturoso. Podemos preguntarnos si et tiempo de las aperturas —que esta obra quisiera poner de manifesto en su triunfante conquista— no cedera su lugar a un tiempo de reflujo y de redefinicién discreta, E2 progreso de las ciencias se opera mediante rupturas, tanto, sino mas, que por extension, La historia aguarda tal vez a su Saussure. La historia nueva, habria que anotarlo aqui, se afirma, en todo caso, en la contiencia de su sujeci6n a sus condiciones de produccién. No es sin motivo que se interese cada vez ms por si misma y concede un espacio cada dia mayor y pri- vilegiado a Ja historia de la historia, Producto, se interroga también sobre su productor, el historiador. Este roturador, este aventurero, este conquistador que es el historiador mo- erno se mueve mal dentro de su piel. Cada dia mas espe- cializado, no ha conseguido siquiera una tecnicidad que, de un iado, lo pusiera a) abrigo de la promiscuidad de las vulgariza- dores de escaso vuelo, de los plumiferos de Ja historieta, y, de otro, lo levantara ef prestigio de los nuevos héroes cien- tiicos de la segunda mitad del siglo xx, los que manejan el Atomo, la formula magica, los coronados por e? premio Nobel. Ya no puede ser Michelet, modelo desesperante de cabo a xabo, gigante con pies de’arcilla; no puede ser (¢todavia?) Einstein. Hombre de oficio (Mare Bloch ha hecho del mismo un programa), sigue siendo demasiado un hombre de arte. Pero lo esencial no estriba hoy en sofiar en un prestigio de ayer o de matiana, Estriba en saber hacer la historia que 32 JACOUES LE GOFF Y PIERRE NORA hoy se precisa, Ciencia del dominio del pasado y conciencia | del tiempo, debe definitse, ademas, como ciencia del cambio, | de la transformacién, De'ah{ que’ esta obra quiera ser mas | que un balance, algo diferente a un balance lui diagndstico) de la situacin de Ja historia en el corazén'de auesiro pre- sente, Quiere poner de manifiesto las vias por las que se em- pefia y debe empefiarse la historia futura, Y mas que la forma f como se hace la historia, tiene la ambicién de clarificar la historia por hacer. =n PRIMERA PARTE: Nuevos problemas Jacques Le Goff Pierre Nora HACER LA HISTORIA editorial laia/barcelona , \ 3 tions Gallimard, a ea dleton oviging! fare de Phistoire, Nouveaux problems. PLAN GENERAL DE LA OBRA Presentacién por Jacques le Goff y Pierre Nora 4 20.090 ( 2%) 4 00.4. es (SSBigdho y Featizacidn de la cublettes 20 te Suter): ‘Editorial Leia, Depésito Tegal: B. 11047-1978 JSBN: 84-7222-492.9 . Mee tnt Industsias Gréficas Marquez, Badalona (Barcelona) printed in Spain. Enid Bata retlwonte eaicion. (iclaida Ia. traduecion ¥ ‘S. A., Constitucion, ieee 18-20, ‘Barcelona-l4 S.A. - Ignacio Iglesias, 26 Primera parte: Nuevos problemas “La operacién histérica - Lo cuantitativo en historia [a historia conceptualizante Las vias de la historia antes de la escritura La historia de los pueblos sin his- toria La aculturacién Historia social e ideologias de las sociedades Historia marxista, construccién La vuelta del acontecimiento historia en Segunda part Nuevos enfoques La arqueologia La economia: “Las crisis econémicas — Superacién y prospectiva «La demografia La religion: “— Antropologia religiosa — Historia religiosa La literatura El arte Las ciencias . La politica Michel de Certeau Frangois Furet Paul Veyne André Leroi-Gourhan Henri Moniot 2 Nathan Wachtel Georges Duby i Pierre Vilar Pierre Nora Alain Schnapp Jean Bouvier Pierre Chaunw André Burguitre Alphonse Dupront Dominique Julia Jean Starobinski Henri Zerner Michel Serres Jacques Julliard + i A La operacion histdrica por MICHEL DE CERTEAU qué trabaja? go con la SO- mediacion de generales que se las extienda, capaces de ad del lugar de que hablo y de! ‘dominio borne llevo a cabo wna investigacion sta sefial es indeleble- fin el discurso en que Pongo 6 jes, tomara la forma relacién & ‘un espacio. est guna unos problemas globa PMEiotismo: mi dialecto simboliza mi acion 2 Wesio ae relaciona las ideass & Sor espacios &s precis rial que cada métods terios de el que la pertinencia. fpractica, en el ism! dor. Comprender, para él, 5 localizables el mate- 6 primero segun S ! Cuando la historia se © Mimo objeto de su reflexion, sus propios cri- ‘onvierte? para Spodra invertir el proceso de comprension que correlacion® 1 Sia esferas de renuncia a de historiografia. © sea, entiende DOr historia. pertinencia, 0, sea, OF Sea). gt resultado (um alscurse) ¥ Paire de Phistoire, en « 481-520. trabajo historico se caracteriza, POF 16 dcterminacion, de aracter pico, (como ensesara Pant esferas de Doar on éorit Phistoire, SEU NO 358.273), no POF ello ment oir las wnidades de sentido (o Rincchos») asi determi: renuincia & tne alaciones de produccia” Por 2) tanto, nuados en Hoos glncion entre productos ¥ efor ‘de produccién. Petite aiso, de una ver por todas, au STS hhistoria en el sentido ‘se aplica a ponet "ana practica (una disck scion. Cf. Michel, de CERTENS, sefigiewsen, LVITT (1970), = 16 MICHEL DE CERTEAU tun producto con su espacio’Seria un préofugo, cederia a una UoaPtada ideologica si, para establecer el estatuto de su tray bajo, recurriese a of70 lugar filoséfico, a una verdad forme. day recibida fuera de las vias por las que, en historia, todo SKéama de pensamiento se remite a unos «espacios» socia- es, econémicos, culturales, ¢tc) ‘Semejante dicotomia entre Jo que él hace y lo que dirfa de su objeto, serviria, por Jo Hewas, a Ia ideologia reinante, protegiéndola de la prdctica efectiva)Reducirfa asimismo las experiencias del historiador gion sohambulismo teérico. Mas atin, en historia, al igual que gu eualquier otra disciplina(una practica'sin teorfa acaba ne- e2coriamente) un dia u otro, en el dogmatismo de «valores Stemnos> o en la apologia de una «intemporalidad». La sos pecha no puede extenderse a todo anilisis tedrico. ‘En este sector, Serge Moscovici, Michel Foucault, Paul Vey- ne, y muchos mds, atestiguan un’ despertar epistemoldgico” Gue se manifiesta en Francia con una urgencia mueva| Pero Gio es admisible la teorfa que articula una practica, a saber in teoria que, por una parte, abre las précticas al espacio de wae Gociediad y que, por oira, organiza los procedimientos propios de una disciplina, Enfocar la historia como una ope- Picion, sera intentar, de un modo necesariamente limitado, Zomprenderla como {a relacién entre un lugar (un reclutar Ssiento, un medio ambiente, un oficig, etc.), y unos procedi- micnto. “ie andlisis (una disciplina).JEs admitir que forma parte de la «realidad» de que trata, y que esta realidad puede Piptarse «en cuanto actividad humana», «en cuanto practi: eerie esta perspectiva, quisiera poner de manifiesto que la foperacion histérica se refiere a 1a combinacién de un espacto oPeMyy de prdcticas «cientificassY Este analisis de los preli- Snares de los que no habla el discurso permitiré precisar Jas leyes silenciogas que circunscriben el espacio de Ia ope- Jas Jeyes orien, a escritura historica se construye en fun ween de este espacio cuya organizacién parcce invertir: aquélla 3. Of Serge Moscovicr, Essai sur, histoire humaine de la mature, Fleamation, 1968) Michel Foveaurr, L’Archéotogie du savoir, Gallimard, Teese Paul VevNe, Comment on écrit histoire, Seuil, 1971. ‘4, Karl Manx, Tesis sobre Feuerbach, tesis 1. §. Fi término cientifico, bastante sospechoso en el conjunto de las acienciss ‘humanase (en donde es sustituido por el término andlisis). rclencias Pinos en el campo de Tas «ciencias exactas», en la medida en Boe remitinia a unas Teves. Puede, no obstante, definirse con este Que Femi tabilidad de establecer un conjuinto de reglas que permita feonirolay nas operaciones proporctonadas 2 18 iproduccién de objetos determinados. ACER LA HISTORIA obedece, en efecto, a unas reglas propias que exigen ser exa- Sninadag por si mismas —lo que configura el objeto de otro estudio. I. Una esfera social (Toda investigacién historiogréfica se articula en uma esfe- ya'de produccién socioeconémica, politica y. cultural}pImplica in Aibito de elaboracién que las determinaciones que le son propiag civcunscriben; una profesién liberal, un puesto de veeprvacién o ensefianza, una categoria de gente de letras, etc. (Estd, pues, sujeta a una serie de restricciones, igada a unos privilegios, arraigada en una particularidadyEs en funcion de Rute emplazatniento que se instauran unos métodos, que se precisa tma topografia de intereses, que se organizan infor~ mes y cuestiones por plantear. 1. Lo que estd sin decir Hace cuarenta ajios, una primera critica del «cientificis- mo» revelaba en Ja historia de un autor, ain suponiay ©” S22 Meestvos libros,” la autonomia del lugar teoriee oa) el que se primeroran, en su senunciados, las leyes, seg6n 198 cuales desariyiscurses cientificos se forman y combinan St sistemas Hlobales. LArchéologie du savoir (1969) mares. 208 ruptura, ce emepecto, al introducir a la vez las técnicas ¢& 2% disci- Slina y los conilictos sociales en el examen as estructura DUistemolodiea, la de la historia (lo que en ymodo alguna es SP ist rmalidad,) Asimismo, cuando Paul Veyne coke de des: una cast historia Jo que el paso de R. Aron habia anges truir er en cuanto a «ciencia causals, cuando, en é el des- sae ynarniento de los sistemas interpretativos em Om polvo de: Dercepciones y decisiones personales ya no deja subsistir, en 9, Volviendo a insistir en Ja tesis weberiana semin 18 6321, social marca, me Stale ectemoldgica. Por ejemplo, se da tuna relacion Sstress, 27> quota Pilon de ios corzesponaientes (0 de tos viajes) ¥ 1a Mies 1 aerire ieeittos de wn lenguaje erudito (sobre tales correspon denen raeign entre ees retin, on Religion, érudition et eritiaue a ta fin 4 Sf Bandouty Se Sur, 1968, pp. 29), 0, entre las_easambleas» Ge ios XY Hle sBclevis Hibloteca Colbertine, de 1675 @ 1781, y la elaborach® mércoles on Jgncion histGriea (sobre tales reuniones, ct. Leopold De do una ieepinel des manuscrits de ta Biblioweque nationale, t- 1 Paris, 1868, pp. 476477). Tiss 186 Proce demucstra Ja esttecha conexién existente entre, el endbioneagno (acomplejo de ideas») ¥ estas instituciones ane, son tos Co eat vaisienses o provincianas («Encyclopédistes ef académicicnsr Beaders Pa sie dans la France du XVITTe sidcie, 1, Mouton, 197), Bo ers) eal como Sergio. Moravia enlaza el nacimiento de Ts cristo, Fe cen ya coustitucién del grupo de los eObservadores, del hospyr > Fie Oh non delfuomo nel sertecento, Bari, Laterzs, 1970, pp. 151172). Podsiamos maltiplicar los ejemplos: HACER LA HISTORIA De esta relacién entre una institucién social y la definicion de un saber, desde Bacon 0 Descartes, aparece ja figura de lo que se ha llamado una «despolitizacién» del sabio, por Ja aus fay que entender no un exilio fuera de la sociedad, sino le fandacién de un «cuerpo» en el interior de una sociedad en la que instituciones «politicas», eruditas y «eclesidsticas> se especializan rec{procamente; no una ausencia, sino un MEar, particular en una redistribucién del espacio social. Siguien’o PMmmodclo de retraimiento en lo referente a los casuntos pit blicos» y a las cuestiones religiosas (que se organizan tam- bien en cuerpos particulars) se constituye una esfera «cien- tifeas, La ruptura que posibilita la unidad social Hamada a Convertirse en «la ciencia» indica una reclasificacién global en. Condiciones de operarse. Esta ruptura delinea pues, por su fado exterior, un lugar articulado con otros en ww nuevo con: junto, y, por st lado interior, Ia instauractén de un saber jndisociable de una institucién’ social. Este modelo originario se encuentra, a partir de entonces, por todas partes, También se multiplica bajo forma de sub: Erupos o de escuclas. De abt la persistencia del gesto aue Fix: eee eribe una edoctrina» gracias a una «base institucional» La institucin social (una sociedad de estudios de...) sigue Kendo la condicién de un lenguaje cientifico (Ia revista o el Bolerin, continuacion y equivalente de las correspondencias Be Sntafto) 1A partir de los «Observateurs de homme» del siglo xvii hasta la creacién de la VI seccién de Ia Ecole Fra tique des Hautes Etudes por la escuela de los Annales (1947), pasando por las facultades del siglo XIX, cada «disciplinay con- 14. Pese a G. Bachelard, que escribia: ela ciudad clentifica ests estitiecida af margen de la sociedad socials (Le Rationatisme applique, Sor iota: b. 2s: ot. La Formation de Pesprit scientifique, 1965, pp. 3 3h. A, Royné recogia 1a misma tesis, mas para defender una «vida 3b. una historia inmanente» de la ciencla, que no «puede compres: propia, wie gue en. funcién de sus propios ‘problemas, de su, propia flere mie ctapectives sur histoire des. sciences, en Etudes d'histoire vis ores nade aotentifique, Gallimard, 1973, p. 399). Parece que aqut se de 1 PGendo a M. Weber: 1*, una confusion entre diferenclacion, ¥ aigaiendo ao si ta instauracion de una esfera «proper no esti aistenvgnds a una redistribucién general y, pues, a unas redefiniciones weiSrotas; 22, una concepeién de la shistoria de las idease que quits Tei roctvincacia a las particiones sociales, cuando las parcelaciones teikicmaldgicas ‘son indisociablemente sociales ¢ intelectuales. TS. ean GLENISSON, L’Historiographie francaise contemporaitie, en Vinsicing ans de recherche historique en France, CNRS, 1965, P. xxiv, hum. 3, 4 proposito de Annales. 2 MICHEL: DE CERTEAU serva su ambivalencia de ser Ia ley de un grupo y la ley de una investigacién cientifica. ‘La institucién no sélo da una base social a una «doctrina». La posibilita y la determina subrepticiamente. {No porque La posibinuisa de la otral No hay que contentarse 6o” "TTT una et gaininos (convirtiéndose la infraestructura 60 sca0sty Hr Jos tori), suponiendo inmutado, entre ellos, e}, pe de re- eee ne estableci6 el pensamiento liberal cuando ‘otorgaba vee doctrinas Ta manuduccién de la historia, Lo ae shay que Jager, més bien, es recusar el aislamiento de estos ‘términos J, pox ende, la posibilidad de reducir wna correlacién a una Zonexién de causa y consecuencia. Ga ynismo movimiento organiza la sociedad y 19s «ideas» que en ella circulan, Se distribuye en reeimencs de manifes- gue en Clonémiea, social, cientifica, ete.), que constinayer fe taciee Crelones imbricadas, pero ‘diferenciadas, singin’ de Ue Sled 8 la Teatidad o causa de las dems, Ast, los siste- las cugitaeconémicos y los sistemas de simbolizacion &© S00 sae eon dentificarse ni jerarquizarse. Un cambio social €s, por esta razén, comparable a una modificacion biolégica del Por esvwumano: forma, igual que ella, un lenguale, mds pro- porcionado a otros tipos de Tenguaie (verbal, por ejemplo). Porerclamiento emédico» del cuerpo resulta de une parcela- clon interpretativa que no Hene en cuenta los pase dela Cio eet a la simbolizacién. Tnversamente, un disciese Soro ico se proporciona a un orden social, Teil que ‘todo ideolrics individual se produce en funcién de silenciouns 2 Ganizaciones del cuerpo. Que el discurso, on. conics tal, obe- ganizacioinas reglas propias, no le impide articularse en 240° flo que no dice —en el cuerpo, que habla a st ‘manera.* dee ieioria, toda «doctrina» que reprima su TelaciOn & la socal! es abstracta, Niega aquello en funcion de Jo que 4 sociedad Safre entonces los efectos de distorsién-debids Ja eliminacién de 1o que la sitta efectivamente sin que Jo diga climitepar un poder que tiene su légica; una esfore ao suib- Signde y «sostiene> una disciplina en su desplicets, Th obras tend Yor ote, El discurso «cientificor que no habla de su suction con ol «cuerpo» social no puede articular Tm. ET relacion de ser cientifico. Y este problema es central Pt al Ais. Delete Hasta relacién al cuerpo social es precisamente abla. sé EL pricoanalista incaso ai que 1a palabra ccuta y ol everng. | \ | VIACER LA HISTORIA 23 el objeto de Ia historia, Y no puede sbordarse sin ponet igual- 2 iets, tela de juicio el mismo discurso historiogréfico Te ee cRapport général» de 1965 sobre la historiogratte francesa J, Glenisson evocaba algunas de Jas articulanonts francesoy Titre un saber y un dmbito: el encuadre de Jas iy Vestigaciones por algunos doctores Hegados a fos pussies Tt periores del profesorado y que «deciden de Jas eosteuis ‘uni een eresiasei! la presién ejercida por el tabét social de 1a tesis versitariosmiat el lazo entre Ja débil influencia, de la. teorts montis y el rechutamiento social del «personal exudito °© Glepone de eétedras y presidenciasy;” los efectos de ume ins dispove Guertemente jerarguizada y centralizada en ta oe Biucion (ufiea de la historia, que resulta de una notable seanejuilidads desde hace tres Cuartos de sigho® Hay ave sub- {iWarvasimismo los intereses demasiado exchisivomen’ Oe raver oeije una historiografia replegada en querellas ineritt (peleas en favor de Febvre 0 contra ScignoDos), circunserita por el chauvinismo lingiifstico de Ta culate francesa, privi- Fogiando expediciones en las regiones més proxies Ia re- legiand toa (el mando mediterréneo, Espafia, Talia 0 ANE ferenig ina), y encima, limitada en sus medios financieros, etcétera. sees otras cosas, estos xasgos remiten el «estatuto de, Uae ciencian a-una situacién social que es lo que estd sin decir, 1o sienGieho, Imposible resulta, pues, analizar el discurso his: térico con independenci i de ia institucién en funcién de la teriee cid organizado sobre el silencio; 0 sofiar en und Tete cual ett oreNhseiplina que vendria asegurada por 1s sole vaciee eSon de sus conceptos, sin la intervencién de yne sod fonmacion de las situaciones adquiridas. Desde esis putt transforma como indican las indagaciones de Tiirgen Haber 10 eee impone una «repolitizacion» de las ciencias Runes mssveible dar cuenta de Jas mismas 9 permitir su Proureso AT, 3. GUBNSSOR, 0. C4 Pe XRT MT SUNS, Sobre estoe dos puntos, ef, Terry N- ¥. PATI T: cule, 1 Ruston et son cercles clef de Universite Trancasse (ce “Re Guana, Le Berge Sociologies, XII {1971}, 1939), estudio, perspire Te we, Piametiee grep cxterioress podian escribir. Los, autores, G°00ot el sélo, sobservadores Cvciementos esenciales: centralizacion de) Sooty ssislemay Por esta del sistema, nomero restringido de uestos iim CBNanies, imultiplicacién de funciones del patron, 19. J. GLENISSON, 0. Cy, PP- XNTXSTT, 20. td, p. Xe 24 MICHEL DE CERTEAU sin una «teorfa critica» de su situacién actual em Ia so- ciedad:! see cuestién delineada por la sociologia critica de Haber mas est, por lo demés, totalmente trazada en el discurso Mietorieo, Sin esperar las denuncias del teérico, el texto ya Uisifesa su relacion con la institucién. Por ejemplo, el nosotros Cal autor remite a una convencién (diriamos, en semistica, Gue remite a un , 9 «frentes Rees ta economia organiza el Ienguaje de la vida fran seen pice posible abordar a Rabelais como cristiano “eae ¢ hace Peatigo de un tiempo pasado—, deshacerse Je Se mone que no estén ya inscritas en la vivencia de Uo dens casor To tanto, no privilegiar ya mas a los efor, sociedad’ ¥'ig5 eristianos demécratas, en la historiogralle Po Trace) religiosa universitaria, Lo que ahi se indica, no fo ; unas concepciones mejores © mas Objetivas, sino una situa: cy MARS Gitteate, Un. cambio .de, Ja sociedad, permite. un. dis! \s-cjamientg.entre-eLhistoriador y aquello: que-se.convierte g10- Balmente en un pasado. sn pespactor'L. Febvre procede de Ja misma forma ie gus untecesores. Estos adopiaban como postulados de sont Drension la estructura y las dotado de una estabiliged snagica y muta a un “fetiche por 1a necesidad que, «de todos todos», se tiene do on fonr um poder propio del que s¢ «sabe uy bien» que ya desaparecio?® 32, CLM. de Curiae, La Culture ax plurich 018, 1974, pp. 134: “alas revolutions du croyabler. es wepolggunon, «Je sais ign, minis, auand meh; 2 Clefs pour risa on PAutre Seene,, Seally 1969, P9. 2- HACER LA HISTORTA 31 4, Lo que permite y lo que prohibe: el lugar Antes de saber lo que la historia dice de wma sociedad, importa analizar cémo funciona en ella. Sia institucion se importa ea un complejo que Je permite solo un tipo de pro- is re eo Te. prohibe otros. Tal es la doble funcicn del fuga, del ambito, Posibilita ciertas investigactoner gracias a coywnturas y problematicas comunes. Pero ‘imposibilita otras; , oscilando asi entre los des Términos de la relacién que la investigacién privilegia cade dia mas: naturaleza y cultura, Los signos se multiplican, Una orientacién que perfilaba ya, durante el perfodo de entre: guerras, el interés por la geografia y por una «historia de los hombres en sus relaciones estrechas con la tierrans* se ace ttia con los estudios sobre Is construceién y las combinaciones Ge espacios urbanos,® sobre las trashumancias de plantas a. i 38 Op. cit, pp. 7, 2. 39. Op. elt, p. 390. we Sect Laonousse, Iniroduction, en L'listoire soca wea FE tion, en L'istoire soctate, PUF, Ti 'La expresién es de Femand Bravor, Les . - nand Bri on inaugurate ax Colle- got eee ce bt Catstogne ume 1 Espagne moderne (SEVPEN Bs PT Viens Var recuerda que en el periodo de entzeguerTas wisn pul iyo more cet cn Foe ee reo eresttoTsidlon apenas ai-nos habian sido planteados ag amin uESEy Se SG yarns meson eoteosn veer en parla, Pree Guy ite te eed ot art tates TAG OD nrg egal a, iS aang a, OER,» weg te a Sisn"on the ew Urban try, Daoist (Soe, WT), fess onthe Noe Ucba ta”iidgaa por err ‘Cham, nao Coto deta fees sporaae He organi 2 34 MICHEL DE CERTEAU sus efectos socioeconémicos,* sobre la historia de las téc- Sicas sobre las mutaciones de Ja senualldnd cae Ja enfer- as Obes Tao ctonia dal euerDon medad) la medica ¥ Fe aa historia no pueden S65 4° Nase A ni oon sete em cbeios Muetos Prare eta releion del HOCUS oe 12 Necnicas que lo producen. Hay aue ‘considerar como trata Te fenfens gue lo PTO, ranereatlos em arr fo, slementon ature) Eeden in amboiacion Mera cura como, tacs Oe So efeckian om Te wien 4s is tansformaciones Se eseombros, payeles, ee pres, incluso de giaciares ¥ «nieves: eternas»,@ el historiador nace algo diferente: hace historia. ‘Artificializa la naturaleza. participa en el trabajo que transforma la naturaleza en ete Marui enol abe Sarten dot pombre, Sus, Cena toon ¥ moaifen oat Le Mary ccaactn, A itarae Ge esta practica, ya no se tropieza ‘mas con la dicotomia que ie et DE ey i coneion Ot Ue Se pans 19 tra 2a enataralizacion (@ wn =I Mznoin de is remciones oes 1. La articubacién naturaleza-cultura PD Bs indudablemente excesivo decir que ¢! nistoriador tiene gel uempo» por «materia de andlisiss © Prt objeto espect ter etiara de acuerdo con sus métodos 108 ‘objetos fisicos (papeles, piedras, imagenes, sonidos, fete.) que distinguen, en (Papel ago de To pereidido, la organizacion de una socieda se ote exw teens sea fa Pama rails eee 2 Stakes esi. 2 cae ida tine sre ge des wo bre Jcfsillo, Flammarion, 1969. : 1 i ireccién ‘pollo, Flam siieoire. ebndrate des fechnigues. wale We ‘ac Hin Ce aities PUR. 4 wo. 196529689 eg, taalos Os ereeand de Maurice Dmjcurs de’ ta Renaissance, 1964, ete, Ne (hes Inasniea pocial de «Annales BSC™, XT Co) e pur, i en enna; Biche Pooenuts, Natesance de oe de PUF, elon ot see ke Corps au dit, «Nouvel Rowse © ‘Psycho: ge lath), nah 3y TENOR, eC. se (STI), nam So Laon, Histoire du ctimar depuis Yan rl Flammarion, 1987. HACER LA HISTORTA 35 y el sistema de pertinencias propias 2 una «cienciay, Trabele yore una materia para transformaria en historia. Con ello Sfyprende una manipulacién que, como las demas, obedect # caer etulas, Parecida manipulacidn es equiparable a la fabr wnain efectuada con mineral ya refinado. Transformando, $uimero, materias primas (una informacién primaria) en Dro” vests estandard (informaciones secundarias), transporta Sa material de una reg Taw tas colecciones, etc.) a otra (1a historia). Una obra «his: Yoricay participa en el movimiento mediante el cual una setiedad ha modificado su relacién con Ia naturaleza, trans formando lo «naturals en utilitario (por ejemplo, el bosque tn explotacién) o en estética (por ejemplo, Ja montafia en paisaje) o haciendo pasar una institucién social de un esta vite 4 otro (por ejemplo, la iglesia convertida en musco). Paco cl Historiador no se contenta con ¢raducir un lene guaje cultural a otro, esto es, unas producciones sociales 2 Biiltos de historia. Puede transformar en cultura los ele ohittos que extrae de campos naturales. Desde su documen: maciga (en donde introduce guijarros, sonidos, etc.) hasta sit fibro (en donde plantas, microbios, glaciares, adquieren esti Tne de objetos simbélicos) procede a un desplazamiento de jee etieulacién naturaleza-cultura, Modifica el espacio, como to hace cl urbanista al integrar prados en el sistema de co” 10 Bicaciones de la ciudad, el arquitecto cuando ordena el Ingo en pantano, Pierre Henry cuando transforma el chirride eo na puerta en motivo musical, y el poeta que trastorng $i Windones entre ... Metamorfosea e) Jas Imo con una serie de transformaciones que desplazan las Sfonteras y la topografia interna de Ja cultura. «Civiliza la eeumaleza’—io que siempre ha querido decir que Ja , se dan unas omoloesis entre este eaicion y las matematicas. Verdad es que, & 12 cifra, oO {igo destinado a construir un , se OPone entonces el cietpoto: este, vinculado a un texto recibido, ave remite a un Serre culta en. la figura (alegoria, blasén, emblems, ete), soda Ta necesidad de un comentario autoricade Tr parte Unpligen es lo bastante «sabio> 0 profundo para recone ese de en Spero, por parte de la cifra, desde las series d¢ © sent osta los fenguajes artificiales © universales —" aparecia & de we de pasado relativo a una epistemologia, do} 7180 del seoe ee este modo, es, al parecer, fiel a su objetivo fundamen- fay MGaavia, sin duda, por definir, pero del que So puede tRtinse que la vincula simulténeamente a Je realidad y a la muerte. SF. Foret, Lihistoire qaantitative...pp. 6671 51. E Pen ocoto, las refieiones tan agudas dg Michel SERADS: pena ta comamunteation, Bd Minult, 1968, PD. 26 crabs, OF OT eontme, Maihiématiser les sciences, oe FHomme?, en Pete Siguuis, Anieropotogie et calcul, «10182, 1371+ PP- i337. HACER LA HISTORIA 41 La especificacin de su papel no esté determinada pow al propio aparato (la computadora, por ejemplo) ave sittia la historia en el conjunto de las Timitaciones ¥ [ag posibilidades Originadas de la institucién cientifica presente. La elucidacién Ge lo que es propio a la historia se excentra con respecto @ Sste aparato: refluye en el tiempo preparatorio de programa: cién que convierte en necesario el paso por el aparato, ys oehaada hacia la otra punta, en el tiempo de explotacién Gue los resultados obtenides inauguran, Se elavort of fun- ion de interdicciones que Ia maquina fija, mediante abjetos Ge investigacién por construir y, en funcién de Jo due, ese Snaquina permita, por una manera de tratar Jos productos eatandard de la informatica, Mas ambas operaciones se abt Sian necesariamente en la institucién técnica que inscribe cada investigacién en un «sistema generalizado». Tas bibliotecas de ayer desempefiaban asimismo 1e funcién de esituar» la erudicién en un sistema de investigacién. Pero So trataba de un sistema regional. De este modo los «mo- Shentos» epistemologicos (conceptualizacién, documentacién, iratamiento o elaboracién) hoy distinguidos al interior de un sistema generalizado, podian estar estrechamente mezclados en. el sistema regional de Ia erudicién antigua. T) estableci- Sniento de las fuentes (por mediacién de su aparato actual) no acarrea, pues, solo una reparticién nueva de las relaciones rar6n/real 0 cultura/naturaleza; es el principio de uns reels: Taoucion epistemoldgica de los momentos de Ia investigacion, cientifica, Lin el siglo xv la biblioteca Colbertine —o sus homélo- gas era el punto de encuentro donde se elaboraban en ¢o- Skin las reglas propias de la erudicién. Una ciencia se de- sarrollaba alrededor de este aparato, que sigue siendo la esfera fn donde circulan, a la que se remiten y se somesen los in- vestigadores. «Ir a los archivos» es el enunciado de une ley Ycita de la historia, Otra institucién esté a punto de sustituir fh este lugar central. sta impone igualmente la practica de tuna ley, pero diferente, Asf, tenfamos que considerar primero Tn institucion técnica que, cual monumento, organiza el lugar en el que circula en adelante la investigacién cientifica, antes @e analizar con mayor detalle las trayectorias operacionales gue la historia perfila en este nuevo espacio. a2 MICHEL DE CERTEAU 3, Hacer resaltar las diferencias: ‘miento del modelo al distancia: [La utitizacién de las técnicas actuales de informacién Reve [a1 historiador @ separar lo que hasta ahora iba unido & $0 UAlibbjor Ia construceién de Objetos de investigacién y. por 'e | {anto, también de unidades de comprensién: 1 acumulacion Ge datos» (informacién secundaria, 0 materiel refinado) y su oe aeesn en esferas en las que ‘puedan ser clasificados ¥ | Gesplazados; la explotacién posibilitada por las diversas ope faciones de que este material es susceptible. En esta linea, el trabajo histérico tiene Inger, hablando propiamente, en'la relacion entre los polos extrenes de la Preracion total: por una parte, Ia construccién de los mode: Seo rny otra, 1a consignacion de una significabilidad 9 “os wos pelos obienidos al término de las combinaciones infor reeves La forma mas visible de esta relacién consiste, fina) matte en hacer que sean pertinentes unas diferencias prov Poreionadas a las unidades formales anteriormente consi woth on descubrir material heterogénco técnicamente wtilisa, Gast £m “eterpretacidn» antigua pasa a ser, en funcién del piSterial producido por la constitucién de series y sus com Tinkclones, la puesta de relieve de unas distancias relatives a unos modelos. ore ucla alguna, este esquema es abstracto. Buen numero de estudios actuales hacen més captables et movimiento y el oe earn vor ejemplo, el andlisis histérico no tiene por resul- see eencial una relacién cuantitativa de Ja talla y Ia alsa" fade SSon en Jos reclutas de 1819 a 1826, ni siguicra la 4b. petaccion de wna supervivencia del Antiguo Régimen en 12 sos ttia posrevolucionaria, sino las coincidencias imprevistas, sree berencias o las ignorancias que wna tal indageci6o pone de manifesto. Lo importante no estriba en 1% combi- ponion de series, obtenida gracias a un aislamiento previo Tecimos rasgos significatives segin unos modelos preconce- 60. Bn la medida en que esté ligada al uso de 1a computadors, 1a inforindtica ofgoniza entfe uhas eentradasy ¥ unas «fac, Je orde- seeege. de simbolor en espacios reservados en, Ia menor. ¥ To. paclon Oe cae'a sunos destinos convenidos, segiin las instrucelones Pre. ate ce, Regula los emplazammientos v desplaramientas en un espsco gramebies ion que no carece de analogia con las bibliotecas de, aver. 61. E, Le Ror Laponsn-P. Dumont, «Quantities or Carthogra- phicit Exploitation of French’ Military’ Archives, 189-1926. «Daedalus» (Spring, 1971), 397-441. HACER LA HISTORIA 43 bidos, sino, por una parte, ign entre esos modelos ¥ los limites que. pone de_manifiesto sv empleo sistemitico, ¥ por otra, la capacidad de transformar e595 limites en Pro- Peeks tecnicamente abordables. Estos dos aspectos ‘estén, por De tjemas, coordinados, pues si la diferencia, Se ‘manifiesta gracias a Ia extension ‘rigurosa de modelot constituides, ©s Slanificante gracias a la relacioa que mantiene “or ellos en serie ina distancia —y de abi que conduzea 4 te vuelta wage esos modelos para corregirlos. Podriames decir que la sore eosign de ia investigacion tiene, precisamentey ‘por Gpjetive el producir «errores» —insuficiencias, fallos— cien- tificamente utilizables. cament® eder parece _tergiversar la historia. tel cual se practicaba en el pasado. Se partia de vestigios (manuscritos, Prgras raras, etc.), en mmero lbmitado, ¥ de 10 9X0 trataba plezae Tlaprimir, toda su, civersidad, de unificary © una Emprension coherente.© Pero el valor de wha semejante tota- compen mductiva dependia, asf, de la cantidad de informacion recogida, Se tambaleaba cuando subase ‘documental se vefa Tomprometida por los datos recogidos en nul investiga- eee la investigacion —y su prototipo, la tesit-— tendian § prolongar indefinidamente el tiempo ds 1a informacién, para rear el momento, pese a ser fatal, en que UNOS elementos retrasar eos zaparfat, su base. Monstruoso a veces, €or desconoelrritativo de la caza de documentos acabale Pe wicoducit en el mismo trabajo, convertide on interminable, Inigy que lo heria de caducidad tan pronto estas terminado. 1a Tey que Tao un umbral, mas alla del cual se trastorne ¢o see easel crecimiento cuantitativo de acuerdo, SO) (20 See) stable, se pasa a cambios de modelos inces.antes. Tel ofecto, cl estudio se instaura hoy, desde st principio, on vaidades ‘que define por si mismo, en la medida &% Ae SE yuelve, y debe volverse, capaz de fijarse aprioristicamente Sijetos, niveles y taxonomias de andlisis: 1% coherencia es eet La cantidad de informacién abordable n funcidn de inicio rinas se ha convertido, con la computadors, &° inde- esas no nvestigacién cambia de frente. Apoysndose, fo finide, ies formales establecidas decisoriamente, s¢ conve totalidetiseancias que las combinaciones légicas de series reve" 2, Bn, realidad, 1a «sintesisn mo era terminal; se, elaborste, al ene eee atipiacion de los documentos. Asimisme, Tone ‘inal- qurso, de 2 "gistanciamiento con respecte a Ine ideas ‘preconcebidas mente 8 jutica de los textos Fevelaba y desrla a oe on ‘de ope aise Ja prictica eylop también, por una disciplina institucional tn 44 MICHEL DE CERTEAU tan. Se despliega en los limites. Recogiendo. vocabulario antiguo que ya no corresponde @ st Reva ‘trayectoria, dirfa- mos que ya no parte de «rarezasr (restos del pasado) para Hlegar a una sintesis (comprensiéa presente), sino que parte eeeha formalizacion (un sistema presente) pars dar cabida oe Nos arostos» (indicios de limites y, por ends, de un «pasa do» que es producto del trabajo). "aie eS Piniento lo precipita, indudablemente, © empleo de In compttadora, que le ba precedido —al igual que ‘una ge anizacion técnica precede a la computadora, 9° es un Organ rads de la misma. Hay que constatar, en efecto: 4 fe- sintome extrafo en Ja historiografia contempor4nea- El histo- Rewor ba dejado de ser hombre que pued> constituir un Haeetio. No aspira ya al paraiso de una historia global. Cir- imperin. odor de racionalizaciones adquiridas. Trabe ja por {oa margenes. Al respecto, se convierte en um merodeador. Jos mSgociedad dotada para Ia generalizacién, dotada de poderosos mnedios centralizadores, se dizige hacia fos peldafios Retgrandes regiones explotadas. «Establece Wns distancia» en. oe ere a la brujeriag® 1a locuras las fiestasi® te Mcrae popular, el mundo olvidado del ‘campesino,” Occitania ete, fodas ellas zonas sileniciosas. 63. Of, Robert Maxonou, Magistrats et sorciers on Francs. 00 xVITe wis, Soe bee, y la sbundante Titeratura Mistrica@) Peotit: cle, Pleo, Modo desde Michel Fouciuit, Histoire de ta folie & rage elattique, Pion, 1961, reed. Gallimaré, 1972 scion Mig particular, Mona Ozour, De Thermider 2 brunre, les aioe acta Revolution sur ellermame, on Au spcle, des, ety discowrs Aes Sor ists, v Le Cortece ot laville, Lee Ht erg, SEVPEN, ores Mbvotutioninaires, «Anates ESC», XXVI (7), 889.916. ms des ss Dmamum, Le Conte populaire francais, J, nO wnincSt Dein cudtere populaire en France use XVIte 6) TIS sie Manone Pe ieee Genevieve Bowie, Tes Almanschs, Porm, gc juise TeNtze, Introduc- XV et a de fa literature orale: Te conte, «Annales ToC, xxIV Hot eetfag, por, no hablar de los trabaios, Tis, “ter Na de (96, eto (Len Contes de Perrault, Gallimard, 1964) 0 <6. Mikekail Mare somOeuvre de F. Rabelais ef la culture populaire-» ‘Gallimard, Mite et XVIIle sidctes, Mouton, 1 1970), ete, 2), ete Jos campesinos, ef. ante todo las publicaciones ae 1 Ge tos pobres, los trabajos de Jacques Roy LADURIE, OF. face dies afios, Tas «Recherches sur les, pauvres ct le Rov LapuRre, op. cif. Acerca Te Gcute Gu Moyen Ager dirialdas por Michel Moist. verte Mobert Laront, Renaissance dit Sud, Gallimard, 4570, Si oni ARIE Lagaac, Décotomiser Phistoire ovettane, Les emps qodernes» (nov. 1971), 676-696. HACER LA HISTORIA 45 Estos nuevos temas de estudio atestiguan un moimnicny que se perfila desde hace varios afios en, las estrategias de Ja Gee Ss Poas{ Fernand Braudel ensefiaba cémo tos estudios, sobre las «Areas culturales» tienen interés en situarse, a part sobre Mora, en los puntos de trénsito, abt donde pueden: sr octirse fendmenos de «fronteray, de «préstamer © de «ret caver ul interés cientifico de tales trabajos esté < la chazors que mantienea con unas totalidades impucsias & Ot Tuestas —-euna coherencia en el espacio>, cunt ‘permanencia Puestlempo>—, y en los correctivos que permiten ‘aportatlas. ae are murspectiva semejante hay que tomar en ene ‘bue- hha parte de las Investigaciones actuales. La misma pibliogratia Te empesa el papel de una distancia y de un margee propor: ofonados @ unas constracciones globales. La investigacion se Groporciona unos objetos que tienen Ia forma: de su practica: propoilitan el medio para poner de manifieste diferencias ve eiivas a las continuidades o a Ins unidades de las que parte el anilisis. 4, El trabajo sobre los limites Esta estrategia de Ia préctica histérica la. prepara port ung teorizacign mas de acuerdo con Tas posibilidades ofreci- Gas por las ciencias de la informacion. Podria Ceres el caso Ge que especificara cada vex mas, no sélo tos métodos, sino oe a ie funcion de Ia historia’en el conjunto de as ooo tambicfuales, Sus métodos no consisten ya, en efecto, en PE clas actietos autenticos» al conocimiento: stl PPS) social cura msigte ya (salvo en Ia literatura especulay Hamada de Julgarizacién) en proporcionar representaciones globales de su Muwesis a Ja sociedad. La historia ya no ocupa, Coe en el Siglo xix, este lugar certtral organizado por Une epistemologia Gue, perdiendo Ia realidad como sustancis. ontolégica, queria que, Pertraria como mcrza historica, Zeitgeist y deveniy oculto reoneOfnterioridad del cuerpo social. No tiene ya 12 funcién em aiizante que consistia en relevar a la flosofia en sit fun- cién de enunciar el sentido. n ti Soria interviene en calidad de experimentacion ort ties de modelos sociolézicos, econémicos, psicolégicos © cultu- @. Litistoire des civitisartons: le passé expligue le Pras, np an Bog estate MMe dologicos mis importantes de, Fernand, Bee de Jos, esta re Gur histoire, Flammarion, 1969, pp. 25534 (Wes Sobre todo, 292-296). 46 MICHEL DE CERTEAU rales, Se dice que utiliza un «instrumento tomado de preste: Tos (P. Vilar), Es cierto, Pero ella lo experimmenta, lo pone & Gracba, precisamente gracias a una transferencia de Se Praca. optal a terrenos diferentes, al igual como se «experi msi tae un turismo haciéndolo funcionar en pisias de carte: Ms, a velocidades y condiciones que rebasar sus nOTmES. La jusioria pasa a ser una esfera de «control». Ahi se ejerce Woe veeuon de falsificacin».” Ah{ pueden evidenciarse wnos Heeneien Significabilidad relatives a los «modelos» que ta diets wa censayando» por turmos en campos ajenos al de su elaboracién. Jeeefuncionamiento puede sefialarse, a modo de ejemPk en dos de sus momentos esenciales: uno mira a la relacion £ eor Sealidad a titulo de echo histérico; el otro, el empleo nace J amodeloss recibidos y, por 10 tanto, ta relacion de Ya fitosia con wna razén contemporanea. Interesan més, uno: histone ganizacion interna de los procederes historicos; el 3 vo, a su articulacién en campos cientificos, distintos, 1. “Los hechos han encontrado su campeén, Paul Veyne, marivilloso amputador de cabezas abstractas. Como ¢& nor matevanta la bandera de un movimiento que le precedio. Ne mig porque todo verdadero historiador no. deja de spr Wn oct del detalle y jueza incesantemente, al igual que el cote Pekcon Tos mil arménicos que una pieza rara despicrta en 0% 1a con Conocimientos, sino sobre todo porque los formalis; red Gian hoy una nueva pertinencia al deralle que constituye Taeepeldn. kn otras palabras, este retorno a los bechos Ne Guede reclutarse en una campafia contra el monstae del Put ciusalisino», ni ponerse al servicio de una regresion ses Sieologias © practicas anteriores. Sc inscribe, por el saci i eeolon Ta linea del andlisis estructural, mas como de contrflo, Pues el Verdad es que po puede, oat Una forma objetiva a estos exémenes més que combinando los modelos con los dems sectores de su documentacién, ee rea de una sociedad. De ahi st paradoja: hace intervenir aceree GCiuaciones cientificas que adopta para ponerse & prueba, con los objetos no cientificos en 10s practica {al prueba, La historia no deja Por ‘ello de preservar Ja fun- tay Prune cjerciera a 1o largo de los siglos con respers, & cion ave. Glien diferentes, ¥ que interesa a cada una de as Goncias constituidas: Ia. de ser una erftica. 5. Critica ¢ historia Este trabajo sobre el mite podria seflalarse en ofa Pare tes, y no solo donde se hace recurso a los shechoo hist6ricos tes, HO in tratamiento a base de «modelos» tedricos No coetante, si se aceptan, estas pocas indicaciones ¥a nos Coe fan hacia una definicién de 1a jnvestigacién total. La estrate- gia de la préctica histérica implica un estatlo de Ia historia. Se oe tiene, pues, de extrafio que la naturaleza de we ciencia sea el postulado que debe exhumarse de S ‘procedimientos ee port que sea el medio para preciser éstos. 0° Sto cre eeeaa disciplina seria identificable a una esencia de la que ce presummiria que se instaura en sus aviare ‘técnicos ae Shide, que sobrevive (vaya uno a saber donde) em cada sucesie ells, y que slo ticne con la préctica una relacion accidental. ldental examen de st préctica parece permitir precisor tree agpectos conexos de la historia: 1a mutacin 4°) eo tido» 0 de lo «reals en ta produceign de distancias significa. tivas; la posicién de lo particular como limite dg lo pensable; ties Aposicién de un iugar que instaura en el presente la Figuracion ambivalente del pasado y del futuro fo. «A fold of Eplstemological Enquiry» escribe, Gordon Lary (Hs, son gt Sound, University of Alabama, rose, YO. Fa Soa Sse dada excanS oo educe chem Pith Rens Evansdoal Rhein re ep ate original de Joh wun oi), que epracbas sucesivameste aries Ho, Lote Mek pret Paraoas): hace del proves Piso is Campin comes Seat ‘ae anna. More en & Uiag campsites ctetarTy method (op. cit» p. 165) el medio de verifies Silo pt) Aiea mee oe Ge" cas tone a JEACER LA HISTORIA st 1, BI primer aspecto supone un cambio de rumbo del conuicimiento histérico desde hace un siglo: Hace cien afios, Sepresentaba una sociedad a mode de uk reflexion global de rePhevenir. Verdad es que la historia, se habia fragmentado Sewn pluralidad de historias (bioloeica®. econémicas, line Giifsticas, etc.) Pero entre estas positividades evidenciadas, Somno enire 10s ciclos diferenciados que Caractedizaban a cada como Cponocimiento histérico restauraba 1 Tdentidad por su we a comen a una evolucion. Empalmaba LO de nuevo, veins discontinuidades recorriéndolas come, figuras sucesivas estts.aistentes de un mismo sentido (eso de una orienta: og) 'y manifestando en wn texto mas 0 Mets tcleolégico 1a Cmidad interior de una direccién © de um ‘devenir.? Actual: Wente, se la juzga, mas. bien, por Si capacidad para medir Metamente unas distancias —no solo ‘cuantitativas (curvas Ge poblaciones, de salarios 0 publicaciones) sino también cua: Stativas (diferencias estructurales)— ¢r relacién con unas Mtatimucciones formales presentes. En orto, ‘términos, tiene Sor conclusion Io que era Ja forma de) incipit en los antiguos Por fon historicos: wAntafo, las cosas 70 S70 como hoy>- Feliglicamente cultivada, esta distancia (eno Tay. >) ha pa seve cacser el resultado de la investigacion, °F jugar de ser sac@oatulado y su tema. Asimismo, 86 i climinado, por hiv jpotesis, el esentidos de Jos campos Gientificos a medida que Petes estitufan. El conocimiento histérico, Pubs pone de ma- se eore no un sentido, sino las excepciones Ae hacen apare- nee ia aplicacion de modelos econmicos, Gemogriificos 0 So Golgicos a diversas regiones de 12 docummentacién. El traba- So consiste en producir algo negative, ¥ Qe ‘sea significative. O Sepecializa en Ia fabricacion de estas diferencias pertinen se ore permiten «salir» de un rigor mayor CP las programa- Sones y su explotacién sistematica 3° Broximo a este primer aspecto, el segundo afecta al a1. Cf, las reflexiones préximas de Michel Toe LiHistoire (en ettigcet of tes ekoses, Db» 378385) sobre ol VDE entre fa desmulti- Les MGn de la Historia en historias positioes, ‘particulares (de Ia nats puicacion. 6 Biquera o del Jenguaje) v su condicion comin de posibili- plers, Cc jotoricidad o la fimitud del homore: a a ses tiempo va, historiadores ¥ tedricos, Sesriem manifesta cone etinchns ante el uso wpeligrosos de las Bors ‘de rom. sus domes en historia. Cf. Patrick Ganon, Theories of History, 9g, siemifigance e Mnce Press (1959), 1967, PP: 8 ty I ‘c, Dato, Nueva cat Philosophy of History, Cambridge University Press, 1965, pp. 78; ete: 52 MICHEL DE CERTEAU [elemento del que se hace, con razén, la especialidad de la historia: lo particular (que muy justamente distingue G. R. El- ton de lo «individualy.) Si es verdad que lo particular espe- cifica a la vez la atencién y Ia investigacién histéricas, no lo es tanto en cuanto es objeto pensado, sino, al contrario, en (cuanto es timize de to. pensable, Solo lo universal es pensado. EI historiador se instala en la frontera en que la ley de una inteligibilidad llega a su limite como aquello que ella no deja de tener que superar desplazindose, y aquello que ella no deja de volver a encontrar bajo otras formas. Si la «com: prensién» histérica no se encierra en la tautologia de Ia le- yenda, ni se escapa hacia Ia ideologia, tiene por rasgo no hhacer pensables, primero, unas series de datos seleccionados (por mas que esta ah{ su ebases), sino en no renuneiar nunca @ la relacién que estas «regularidades» mantienen con unas «particularidades» que se les escapan. El detalle biografico, una toponimia aberrante, una cafda local de salarios, etc.: todas estas formas de la excepcién, simbolizadas por la im- portancia del nombre propio en historia, renuevan la tensién entre los sistemas explicativos y el «eso» atin inexplicado. Y designar a eso como un «hecho» no es més que una forma de nombrar lo incomprendido; es un Meinen, no un Verste- hen, Pero también es mantener como necesatio lo que toda- via es lo impensado.® Sin duda hay que vincular a esta experiencia el pragma- tismo que acecha en todo historiador, y que tan pronta- mente le Neva a reducir la teorfa en ridiculo. Pero seria ilusorio creer que la mera mencién de «es un hecho» 0 de cha ocurrido», equivalga a una comprensién. La crénica 0 la erudicién, que se contenta con afladir algunas particulari- dades, ‘ignora sélo Ja ley que la organiza. Este discurso, como el de la hagiografia o de Ios «sucesos»" no hace mas que ilustrar en mil variantes las antinomias generales pro- pias de una retérica de lo excepcional, Cae en Ja insipidez de la repeticién, En realidad, la particularidad tiene como resorte el interferir sobre el fondo de una formalizacién explcita; por funcién, el introducir en ella un interrogante; por significacién, remitir a tnos actos, a unas personas, y a 82. CE M, de Cunmmu, L’Absent de histoire, Mame, col. «Sciences humaines, idéologies», 1973, sobre todo pp 171 ss.: «Altérationsm. 84, Cf, Roland BaRtams, Stracture du fait divers, en Essais oriti- ques, Seuil, 196%, 0 M. de Cuntsu, La Production de Vhistoire, Galli- thard, cep. 6: «Le discours hagiogt=phique». . HACER LA HISTORIA 53 todo cuanto sigue siendo atin exterior tanto al saber como al discurso. 3. La eéfera que Ia historia crea al combinar el modelo con sus distanciamientos 0 interfiriendo en las fronteras de Ja regularidad, representa un tercer aspecto de su definicién. Mas importante que la referencia al pasado, es su introduc ign en calidad de una distancia tomada. Una grieta se in- Sina en la coherencia cientifica de un presente, ¢y cémo podria serlo efectivamente sino por algo objetivable, el pax Jado, que tiene por funcién significar la alteridad? Incluso si Ia etnologia ha relevado en parte a Ja historia en esta tarea de instaurar una puesta en escena. del otro en el presente “azén por Ja que dos disciplinas mantienen atin relaciones estrechisimas—, el pasado es, ante todo, el medio de repre- sentar wna diferencia. La operacién histérica consiste en parcelar el dato segtin una ley presente que se distingue de tu «otro» (pasado), en tomar distancias con relacién a una situacion adquirida y marcar asf, mediante un discurso, el cambio efectivo que ha permitido un tal distanciamiento. sta tiene un doble efecto. Por una parte, historizar lo actual. Hablando propiamente, presentifica una situacion vivida, Obliga a explicitar la relacién de la raz6n dominante Tespecto de una esfera propia que, en oposicién a un «pasa dos, se convierte en el presente. Una relacién de recipro- cidad entre la ley y su limite engendra simulténeamente 1a diferenciacién de un presente y un pasado. ‘Pero, por otra parte, la figura del pasado, conserva su valor primero de representar fo que falta, Con un material que, por ser objetivo, est4 necesariamente ahi, pero es con- hotative de un pasado en la medida en que, ante todo, remite una ausencia, esa figura introduce también la grieta de un futuro. Un grupo, ya se sabe, no puede expresar lo que tiene ante si —lo que atin falta— mds que por una redistribucion de su pasado, Igualmente, la historia es siempre ambiva- jente: ¢l lugar que delimita al pasado es igualmente una manera de dar cabida a un porvenir. Como vacila entre el cxotismo y la critica en razén de una puesta en escena del otro, osciia entre el conservadurismo y el utopismo por su funeién de significar una carencia. Bajo sus formas extre- mas, pasa a ser, en el primer caso, legendaria o polémica; en el segundo, teaccionaria o revolucionaria. Mas tales ex- cesos no deberfan hacer olvidar lo que est4 inscrito en su practica mas rigurosa, Ia de simbolizar et limite, y por ende, hacer posible una superacién, un ir mas alla. El viejo eslo- 54 MICHEL DE CERTEAU gan de las «lecciones de Ia historias vuelve @ tomar. esta BePepectiva, un significado si, dejando de lado wna idcoie Lo cuantitativo en historia” , Per ie herederos, se identifica la «moral de la historias com Ste “tersticio ereado en Ta actualidad por la representacion por : de diferencias. PRANGOIS FURET La historia cuantitativa esta actualmente de moda, asi en , Eurdpa como en Estados Unidos: en efecto, desde hace, casi FUIRD siglo asistimos al desarrollo répido del empleo de fuer sree antitativas y de procedimientos de recuento y cuantt ya $S.Gon en la investigacién histérica. Pero, como todos les \ Seeing de moda, el de «historia cuantitativay ha acabado | Eon una acepeién tan amplia que casi recubre cualquier cosa: \ Seeds cl empleo critico de un simple recuento, hecho por los {EMiSeticos politicos del siglo xvir, hasta el empleo sistema i uo de modelos matematicos en la reconstitucién del pax > $ado, la historia cuantitativay designa un montén de cosas: serum tipo de fuente, ora un tipo de procedimiento, y 1 CRanpre, de una forma u otra, explicitamente 0 no, un 8p Se conceptualizacién del pasado. Yo diria que, pasando de i fo general a Jo particular, y buscando In forma de cefiir te : Wpeelficidad del saber historico con relacién a Tas ciencias Sekisles, pueden distinguirse tres conjuntos de problemas A relativos a la historia cuantitativa. 7 - 1. Un primer grupo de problemas se reficre a Tos pro- cedimientos para tratar unos datos histéricos cuantitativos: Z Geoblemas de composicion de las diversas poblaciones. de Fatos, de la unidad gcogrfica en el interior de la cual estén SSunidos, los limites que diferencian los grupos en el inte- Bor de una misma poblacién, los célculos de correlacién en Tae dow series diferentes, del valor de los diferentes tipos de UNalisis estadistico respecto de los datos, de la interpreta cién de las relaciones estadisticas, etc. isos problemas dependen de'la tecnologia de Ia inves- (4) Antieulo sparecido bajo el titule L’histoire quantizative fie , IL construction du fait historiaue, en «Annales ESC», XXVI, ntim, 1 (1971), 37 56 FRANCOIS FURET tigacién en ciencias sociales. Verdad es que pueden recu- brir, también, problemas metodolégicos: no sélo porque nin- guna técnica es eneutra», sino porque, mas especificamente, todo procedimiento estadistico plantea necesariamente el problema de saber si, y en qué medida, el conocimiento histérico © sociolégico es compatible con, o agotado por, una conceptualizacién matemitica de tipo probabilista. Pero ni la discusion técnica, ni el debate tedrico son especificos de la historia: afectan al conjunto de las ciencias sociales, y a historia cuantitativa no presenta, al respecto, ninguna di- ferencia de naturaleza con lo que, por ejemplo, se lana hoy Ja «sociologia empirica> que, desdé esta perspectiva, no es mds que una historia cuantitativa contemporanea. 2. El término «historia cuantitativay designa igualmen- te, por lo menos en Francia, 1a ambicién y los trabajos de ciertos historiadores economistas:! se trata de acer de la historia una econometria retrospectiva? o sea, de rellenar, en los siglos anteriores a los nuestros, y sobre el modelo de nuestras contabilidades nacionales actuales, todas las colum- nas de un cuadro imaginario de input-output, Los defensores de esta historia econométrica abogan, pues, en favor de una cuantificacién total y sistematica: esa es, segtin ellos, Ia con- dicién indispensable de Ia eliminacién ‘de lo arbitrario en Ja elececién de los datos, y la del empleo de modelos ma- tematicos en su tratamiento, a partir del concepto de equ librio general tal como puede importarse boy de la economia politica a la historia econémica. La verdadera historia cuantitativa seria asi, segtin Ja 1 gica de esta concepcién, el restiltado de una doble reduiccién de la historia: reduccién, cuando menos provisional, de su campo a la economia, y reduccién del sistema descriptive ¢ interpretativo al elaborado por la ciencia social mas riguro- samente constituida de hoy: la economia politica. Por Jo de- més, podria hacerse el mismo anélisis acerca de la demo- grafia y de la historia demogréfica: una ciencia conceptual- mente constituida indica sus datos y proporciona sus in: trumentos a una disciplina histérica particular que, a partir de este momento, pasa a ser como su subproducto de ia dis ciplina principal cuyos problemas y conceptos transpone sen- cillamente en el estudio del pasado. Histoire quantitative de économie francaise, bafo la dircceién sp, Maneatis "Pris, TSEA, elie, sobre fowio ‘el somo jistoire quantitative, buts et méthodes, de |ARCZEWSKI. . 2. El término es de Pierre Vilar, Ge 3, Manezews HIACER LA HISTORIA 57 Todavia importa, claro est4, que los datos existan para el pasado, como existen para el presente: existan 0, por lo. mo- Mos, puedan existir, eso es, ser elaborados con la. suficiente precision, y quien dice elaborados, dice reconstituidos, 0 ex frapolados. Este imperativo fija un primer limite a la cuantifi- tacion integral de los datos histéricos: ésta, suponiendo que Sea posible antes del siglo x1X, no puede remontarse mas all Gel recuento estadistico o protoestadistico, que coincide con la Sentralizacion de los grandes estados mondrquicos europeos. No obstante, la historia no empieza con Petty o Vauban. Por lo demas, no hay razén ninguna para que el historia: dor acepte, siquiera de forma provisional, Ia reduccién dé Su campo de Investigacion a la economia o a la demografia. En efecto, o 1a historia no es mas que el estudio de un campo previamente definido como tal sector limitado del. pa: sado, al interior del cual se importan modelos mateméticos Sstablecidos por ciertas ciencias sociales para testarlas, po- Sitiva 0 negativamente —en tal caso, volvemos a caer en la Sconomfa politica contempordnea, que, a mi juicio, es la dni fa ciencia social que dispone de tales métodos; y la historia Solo aparece ya como un campo adicional de datos, y nada maés—; 0 bien tomamos, Ja disciplina histérica en su _acep- ion inés amplia, eso es, en su indeterminacién conceptual, Bia multiplicidad de sus niveles de andlisis, y trabajamos ’ Saf en ia descripcién de esos niveles y en el establecimiento, | Ge simples lazos estadisticos entre si, a partir de hipdtesis Que, originales 0 importadas, no son mas que Jas intuicio- nes del investigador. 3 Ello hace que no pueda rehuirse, por més que se aiiada el calificative «cuantitativo» a la historia, lo que cons” tituye el objeto especifico de la investigacidn historica: el estudio del tiempo, de Ja dimensién diacrénica de los fend- fnenos, Pues bien, desde esta perspectiva, la ambicion a la par mas general y mas clemental de la historia cuantitativa Reiriba en constituir el hecho histérico en series tempora: Jes de unidades homogéneas y comparables, y poder asi me~ dir su evolucién por intervalos de tiempo dados, general mente anuales, Esta operacién Idgica fundamental define la historia serial, segin expresién de Pierre Chaunu:* condi- 3. P. Chaunu ha defendido y empleado esta terminologia en pume, ross trabajos, Véase en particular: Histoire quantitative ou histoire TEnlelte, «Cahiers Vilfredo. Pareto» (1968); Likistoire sériette: bilan et SGronettives, articulo aparecido simulténeamente en «Revue Histori Pues (std) y «Revue Romaine d'Histoire», 3 (1970). , 58 FRANGOIS FURET HACER LA HISTORIA 59 , cién necesaria, pero no suficiente, de la historia estricta ) clon necesary pore 2? gaan mas arson Pues i heme, tat ver fundamental: Ja bistoria seal aPO", “2D toria serial presenta la ventaja decisiva, desde el punto, de seen arocedimientos precisos para MeCis C2 cambio, mas ¢en , Mista clentifico, de que sustituye el incaptable «acontecimien- qué medida permite pensar 1a Noutaciones? Por naturaleZa, : Yo» de Ia historia positivista, Ia repeticion regular de datos Sele comporta unidades idénticamente ‘constituidas, para Seleccionados y construidos en funcién de su cardcter com- 1a ser parables: 1a variacién temporal & lore plazo de es- parable, Pero, sin implicar ni pretensién a 1a exhaustividad Ser coMdades, cuando perfila unos ciclos, remie © Jo que po- fel conjunto documental descrito, ni sistema de interpreta, tas unidstamar el cambio en 1a estabilidad. y. Tor Jo tanto, cidn global, ni formulacién matemédtica, puesto aus, Por el Crim ndlisis en términos de equilibrio; Pero cuando la va- , contrario, la parcelacién de ta realidad histérica en series fiacién temporal de una o varias: series perfila un trend de , Geja al historiador frente a un material descompuesto en Tietimiento indefinido, eso es, acumulaltv™ Ja descomposi- niveles, en subsistemas, cuyas articulaciones internas puede Gién de este trend en unidades ‘yelativamente pequefias (anue, ‘ proponer 0 no libremente. clon Se Gocenates, por ejemplo) oscurece, Te definicion del limite a partir del cual se da \ransformacion de la estruc ‘Asi definidas, historia cuantitativa ¢ his limite 2 ESfemporalidad y ritmos de cambio: de abi los te- a toria serial apa- recen como diferentes, al mismo tiempo que entrelazadas. i Pow tienen en comtn algo elemental que las asienta a am- tura de 1 emas de fecha y periodizacion. Ror 1 demas, 1a: : Pex ja sustitucién del acontecimiento por Ja serie, eso es mibles pretijorica decisiva puede no estar insert nin Ia construccién del dato histérico en funcién de un andlisis guna serie endégena 2 um sistema ‘dado, sino resultar, ora de’ ) probabilista. Ala pregunta clisica: gqué es un hecho Dist6- guna Serie gn de 1a. que ninguna contabilide’, ete ba : Prep aportan ambas una respuesta mucva que transforma Majade huellas, ora de un factor exSgene, Oy trasiorna ¢h ico? Tfustoriador 1a constitueién de su material de andlisis, Gelade folpturisecsiar del sistema: estos Prone metode-; 4 riscouliro de Ta discusion actual sobre él Pree , el tiempo. Es acerca de esta transformacién interior que qui- légicos ocups 1 siera adelantar algunas ideas. alee isma del despegue industrial.’ ‘En otros términos, si €s verdad que ninguna metodologia es jnocente, la historia se eile Wal, al privilegiar el largo plazo y el equilibrio de un sis- Afiadiré, para evitar todo equivoco, que este articul no wal, al povtroce que da wha especie de PDS & la com implica ninguna pretensién normativa: la historia serial 5 Servacion: he abi un buen corrective & Ja identificacion de ; sulta ser, desde hace diez o veinte afios, uno de los cami {istoria-cambio, tal como nos Ta lezara, el siglo XIX, y en esta Sos mas fecundos del desarrollo del conocimiento histéricos historiarcais etapa capital en 1a constitucion °° Ie historia ofrece, ademas, la tremenda ventaja de proporcionar a esta tn calidad de saber; sélo resta, eso ‘si, percibir asimismo antiquisima disciplina que es Ja historia, un rigor y una, efi Sus presupuestos y limites. Gacia superiores @ las que presenta la metodologia cualita- ‘Niu este problema de los"Iimites de 1a historia serial, que tiva, No obstante es impotente, por naturaleza, pare tratar & no puede examinarse en el marco de et articulo, no debe i Gncluso abordar, por razones de circunstancias “(qusencia irre- Servir de coartada a la perez Yntelectual o la tradicién: si, Fas ee tetbs) ode fondo (naturaleza cualitativa itre- servir de, coat aco en todas partes, la histories Sood dei | t ctible del fenémeno examinado), im] elati ‘bordar unos problemas, se debe en gran parte Es , importantes sectores relato para abordar nes P! a t> ja realidad histérica; ello explica, por ejemplo, que iene ‘a Ja modificacién de los elementos “jel rompecabezas a par t riadores de la Antigiiedad, que trabajan sobre "datos muy dis. fir de los cuales reconstituye ‘aquélla Jas imégenes del pa i Eontinuos en el tiempo, o los especialistas de la biografia ado, Gracias a la historia Merial, el historiador de hoy se ' Shiclectual, que dan Ja primacia alo que Ja creacién implica sado, Gracinte un nuevo paisaje de datos, y ante wna nueva / de tinico ¢ incomparable, sean més raramente sensibles @ las { sedueciones de ta historia seal a, oa moderna. 1k ver sobre todo; B. Deave-W; Ap Cos, Bes Wo See ectaan ras agrarias de la Europa moderna. 16881935, Trends and, Siructure, Cambridge, 1962; D- @ste punto de vista quedaria otro problema pen- seas i9s9, Tren aeridige Univers PFE, LO San, "angle. 7 terre et France au ‘XViIle siecle, «Annales "ESC» (1966), tim. 2. r KA [Leomparable a través de una unidad-tiempo. Toda la concep ( 60 FRANCOIS FURET toma de conciencia de los presupuestos de su quehacer. Es probable que no hayamos agotado atin sus virtudes. El historiador y sus fuentes En Ia medida en que Ja historia cuantitativa supone la existencia y la elaboracién de largas series de datos homo- géneos y comparables, el primer problema que se plantea 6 SSrinincs nuevos es el de las fuentes. En general, los archi- Vos europeos se constituyeron y ordenaron en el siglo XIX de acuerdo con unos procedimientos y unos criterios que Te- flejan las preocupaciones ideolgicas y metodolégicas de la historia de entonces: predominio de valores nacionales ¥, POF ende, prioridad a las fuentes polftico-administrativas,. Eso por una parte, Pero tambign conservacion w ordenacion del Focumento correspondiente a una finalidad restringida y pre- Giea de la investigacion: el archivo esta constituido para dar feetimonio del acontecimiento més que de la duracin. Debe establecerse y criticarse por si mismo, no como elemento de Gina serie, Su punto de referencia es externo: es el checho» histérico de los positivistas, ilusorio punto de anclaje de la conciencia ingenua en lo que se supone ser lo real con rela- Cidn al testimonio, secuencia inapresable, discontinua, par ticular, al interior de un acontecer indefinide o de una cro- nologia preestablecida en siglos, en reinos, en ministerios. Total, el archivo constituye Ja memoria de las naciones, como, ‘@escala de una vida, las cartas que conservamos dan tes: timonio de Io que nuestros recuerdos han elegido. ‘En cambio, los datos de la historia cuantitativa no re- ‘miten a una inapresable parcelacién externa del «hecho», Sino 2 criterios de coherencia interna: el hecho no es ya el Econtecimiento seleccionado, porque mide los tiempos fuer. {es de una historia cuyo «sentido» ha sido previamente de~ finido, sino un fendmeno escogido y eventualmente cons- jmuido en funcién de su cardcter repetitive, y por Jo tanto SSon de la archivistica se ve radicalmente transformada en €l instante mismo en que sus posibilidades téonicas quedan Snultiplicadas por el tratamiento electronica de la informa: ion, Este encuentro de una revolucién metodoldgica y de {ina revolucién técnica, por Jo demas no ajenas una a otra, permite considerar la constitucién de archivos nuevos, con: Pervados en cintas perforadas, que remiten no |sélo a un. HACER LA HISTORIA cistema nuevo de clasificacién, sino sobre todo 2 una cried Sistemeatal diferente de la del siglo xix. El documentor cocaine existen ya por si.mismos, sino en relacion con i oat die Tos precede y 10s sigue; es su valor relative 1) te See se Spjetivo y no su relacién a una incaptable sistance deviene oPieuieds desplazado, a la pat, el viejo problema oe [reales ean Hel documento historico. La critica «extemmar He la “Ctablece ya a partir de wna credibilidad fundada 0% la Se raparacign con unos textos contemporéncos de indole di- coer acino a partir. de wna coherencia com un texto, Ge la creme’ qaturaleza situado diversamente en la serie, temper wal, o sea, antes o después. La critica «intemar queda ast ral, © SGe cimplificada que muchas operaciones, de «}imPre" fante clos datos pueden dejarse a la memoria de 1a comPur tadora. Tn coherencia se instituye primero, en el momento det andlisis, 0 puesta en fichas de un documento, Por 1 amt andlisis, © Trmalizacion del mismo, de modo que pucdan Tuoncontrarse, en un largo perfodo de tiempo ¥ Dare cada seer tiempo, Ios mismos datos, en Ia misma sucesion 16 fica. Desde este punto de vista, la utilizacién de Ja compu erGora por parte del historiador no ¢s sélo wn Progreso prac tadors pongo, dada la ganancia de tiempo que permite (so, Hee todo cuando el andlisis de los datos, como | ° el bre todo cctutier’ se hace verbalmente, al magnet6fono} ra toegn resulta ser una restricci6n tedrica muy til, en la jnedida en que Ja formalizacién de una serie documental ed aeaa a ser programada obliga de antemano al bistorit | gestitenunciar a su ingenuidad epistemoldgica, a constr Cor pet de investigacion, a reflexionar en sus bipdtests, 7 pasar de Io implicito a lo explicito. Bl segundo trabajo ork pasar cfomo éste, consists en testar la coherencia Ge 105 veeinos datos, con respecto a.los que les anteceden o Sigel mists. en eliminar los errores: asi aparece como uns SSE 50 SS Snsecuencia del primero y puede, por lo demés, sof Sinpliamente automatizado por los procedimientos Prog jnados de verificacién de los datos, ‘Muy naturalmente, la historia serial «artesanal» comenzd utile las series ‘histéricas mas fécilmente manc}ab|e% uelizange, documentos econdmicos, fiscales o demogrsfices $50 €S Tocign aportada por la computadora en Ja coleccién 5. M. Covrunmm, Vers une nouvelle méthode mécanographique, «An nales ESCs, mam. 4 (196). a 2 FRANCOIS FURET y tratamiento de los datos ha ido multiplicando prosresivt i las posibilidades de exploracién de estas series numé- : Teas, Actualmente, se extiende a todas las clases de datos Iuktéricos reductibles a un lenguaje susceptible de progra- pracion: no s6lo listas fiscales o tarifas de mercado, sino tam- bien series de cuerpos literarios relativamente homogéne>s, oamo eartularios de Ja Edad Media o las Memorias de los estades gencrales de la Francia mondrquica, ‘Ast se precisa la primera tarea de la historia serial, © aperativo de su desarrollo: es la constitucién de! material hae enalisis. La historiografia clasica se ha construido @ par’ {i de archivos elaborados y tratados de acuerdo con las rer Has eriticas que nos legaran Jos benedictinos mauristas del sito Vin y los historiadores alemanes del xx La historic” weltta serial de hoy debe reconstituir sus archivos en fun fi €ién de la doble revolucién metodolégica y i? transformado los procedimientos y las regl i plina, i Mas, en tal caso, tenemos el derecho de plantearnos, el problema de la existencia aleatoria de este material history vey de los riesgos de su conservacién, de su destruccion par soiG de su desaparicién total. No estoy seguro de que este problema separe, tan tajantemente como se pretends 2 ve" Pee. la historia de las demds ciencias del hombre cuyo ob fer estd mas especificamente definido, Pues la historia se iete eteriva, en realidad, por una elasticidad extraordinaria ¥ cariSinmitada de sus fuentes, Inmensos sectores «dormidos»: Seeugcumentacion se descubren a medida que 1a curiosidad Gel investigador se desplaza: ¢qué historiador, en el siglo #06 see einteresado por estudiar estos registros parroquiales, Gue son hoy en Francia y en Inglaterra particularment®, une que so tases mas seguras de nuestros conocimientos sobre 1a antigua sociedad preindustrial? Sorte demés, fuentes ya explotadas en el pasado pueden volvorse a emplear para otros fines, si el investigador les CSnfiere un significado nuevo: descripciones de movimientos Ge precios pueden Ilevar a anailisis sociolégicos o politicos, $ st pasa de Avencl a Labrouse. Series demogréficas, esty. Ysaaae, por ejemplo, desde el punto de vista del desarrollo seis chtracepeién conyugal, pueden iluminar problemas de oe Malidad o de practica religiosa® Actas notariales, @ con 6. B Le Rov Lapuam, Révolution francaise et contraception, dos, siccy Einguedociens, «Annales de démographie historique» (1966). ¥ JTACER LA HISTORIA 63 dicién de contabilizar las firmas, pueden permitir estadisth Gicione alfabetizacion. Biografias’ sistemdticamente reunidas cS coecidn de criterios comunes, a partir de una hipétesis Se trabajo dada, pueden constituir series documentales que SSauever completamente uno de los mas antiguos «géncros> del relato histérico. por otra parte, el historiador apenas si se ha fundad®, haste hoy, mas que en las uellas escritas de la existencia se tes hombres. Sin duda la interrogacién oral, que tantos Gatos ofrece a la sociologia empirica, se le escapa part sete jamés, por lo menos en todo cuanto no se refiers al Seriodo contemporneo. Pero, por otro lado jcuantos ‘cs Pinonios no escritos bay, cuyo inventario y descripcion 5is° fimehices estén por hacer! (El bébitat rural, a disposicion {iMac tierras, la iconografia religiosa o profana, la organ’ se Jon Gel antiguo espacio urbano, la ordenacién interior de aensas... la lista seria interminable si tomdramos todos los UeSmentos de civilizacién cuyo inventario y clasificacion mic cligsos permitirian la constitucién de series cronolégicas puevas y pondrian disposicién del historiador un material PUSito, reclamado por la ampliacién conceptual de Ia disci plina, Pues no son las fuentes la que definen su problemé} Rica, sino su problematica la que define las fuentes; Yndudablerente, no podemos Mevar este tipo de arg mentacion demasiado lejos, Existen en historia, frente a las tuigencias documentales de ciertas ciencias sociales conten eusineas, lagunas irreparables: no acabamos de ver qué Rounies de sustitucién o qué extrapolaciones podrian relle- seenias colummas de un cuadro de inputoutput de Ja econo: na jBxacesa de tiempos de Enrique IV, por no hablar ya de Zpocas mas lejanas, Pero esto significa, sobre todo, que, con. , sclera idea, de, que esos acontecimientos_son Uni. \ oe aerate ece len 9c as a a eee por aos e imposibles de integrar en una distribucion estadistica, | adas de orefjentes administrativas o judiciales df. a0 ha- Gos eels acouiecimiento unico es el material por exceles 4 ejemplo ae que_este acontecimiento_tnico €s €° 9a jor _excelen: | lamps més arriba, o incluso, los vestigios iconogrAficos, tes- ¥, (Nea historia. Por ello este tipo de historia viene me { tigos de fidelidades desaparecidas . Sido, ala ver y contradictoriamente, por el corto plazo y por ) "Bila no es obice para que, en todo caso, Qe ante ee rep epectaculo del devenir, De abs que el estuctte his- todo, ot cen mas parecido con el esfuerzo filoséfice ave oe Lorie ten gientifco, La historia explica, menos de '° ait explicita. Bjemplos de una tal empresa de ‘tematizacién: 1a praxeologia y cl andlisis de lo que podriames Hamar los co- Pea eos tna guerra, una sociedad, una mentalidad; Por ejem- pio, la supuesta mentalidad primitiva), PAUL VEYNE I gPuede la historia ser objeto de ciencia? Y, caso de gue no,“gqué podria hacer mejor? Respondiendo Ja pilmet reaction, ditia que resultaria sorprendente que las pretensio caesiie tos historiadores a la ciencia sean més elevados que res oe ioe. fisicos. Ahora bien, estos uiltimos no pretenden Were ‘Gl curso de la naturaleza, por determinado que sie, 2% Ais entero objeto de ciencia, sino sélo que ciertos aspecrrs Por erterorgo, los que son necesarios, se prestan a Ja expli- Se ee a a prediccion cientificas. Las ciencias explican tos Cort junto de acontecimientos cada uno de los cuales es eters jimjo, pero que sélo algunos de ellos son objetos de ciencia. Y mae otal es tan ca0s que no es mas «cientifico» que e) con funto de los fenémenos fisico-quimicos que se produces, ue junto G6 intervalo dado en el interior de un perimetro dado sane superficie terrestre. Un fisico se interesaré s6lo Por Tos Gspectos necesarios de tales fenémenos; los dems Jos dejara, atts que un historiador, que se interesa por todo cuanto ons alge vino se siente con vocacién para parcelar unos acontect: vee Jios cortados a medida de la explicacién, cientifica, 90 podrd hacer: no tiene el derecho de retener sélo ta recesin Retlox7, en lo referente al Frente Popular, recesién cuya © Slicacién cientffica se conoce hoy. La frontera que separ la piltacia y la ciencia no es la de lo contingente y lo necesario, sino Ja del todo y lo necesario. Al ger la historia el curso entero del mundo, hallamos er ta aieen todo cuanto la filosofia distingue en el curso del 1 Mio. Primero, 1o necesario, 1o que infaliblemente sucede: saeneipos cacn a a misma velocidad en el vacio, el valor se i siliza de acuerdo con los margenes en concurrencia per Sept atamos en el dominio de.la fisica 0 de la economia {ebnia. Luego encontramos lo «que sucede con mayor frecuen: cian, Os ‘ini <6 nod: el cabello blanquea hacia los cuarenta, cia Vac grandes ciudades modernas disponen de unos barrios todas Meiales, e1 modelo de Harrod ensefia que, a falta de HACER LA HISTORIA 11 ahorro o de propensién a invertir, el indice de crecimiento sesibie no se alcanza nunca plenamente; estamos en ot 00° Ponio de la macrocconomia o de la medicina! En fin, encon: wrinle cio paramente accidental: Juan sin Tierra paso por t2) lhann, de camino hacia Atenas unos piratas me desvian Pacis [uina, En ef fondo, la historia esta hecha de mucha accider talidad, con algunos micleos de necesario y de ws ert 0 ROMY; ia Wetoria del Frente Popular es una secuencia de accidentes, 12 Distezelados con algunos hechos que caen bajo teoremas enengmicos, y otros conformes a 1 que vernos se produts ccOiarismente en politica; lo que un Tucidides consideraba creme el siya cg dei del Frente Popular y que un moderne fiamaria sociologia, Solamente las relaciones necesarias y Jas (uulse producen con mayor frecuencia dan lugar a silogismos” gee Sestan 2 una ciencia; el paso de Juan sin Tierra no puede Se PeSpsumide bajo una premisa mayor; en cambio, si Puc: Se explicarse historicamente: se diré que Tuan tenfa zaz0n¢s sera jucrer pasar por tal sitio, que se vio obligado a hacerlo 5 que pasé casualmente por él. Ne Pietoria, luego, no es solamente Jo que escapa a ta ciendia sin oponerse ‘a las ciencias: zeudl es Ta explicacion fictorica de Ia recesion de 1937, sino la verdadera explicacién, pista, la explicacin macroeconémica? La historia renter Sues,"a la ciencia, pero solo remitira-a ella parcialment, Duegue la mayor parte de su curso, no por estar determinade pordMmos accidental, y remite a ‘una necesidad puramente os Medial» en el sentido aristotélico del vocablo? En palabras Sev Raymond Aron, «los sistemas y acontecimientos sociales Cavan el sentido cpistemoldgico del término, indefinidos: © som te Gividos por los individuos, observados por los histo- MEIones o los sociélogos, no estén parcelados de por si mi cede gubsistemas definidos, ni reducidos a un pequefio wenere de variables susceptibles de ser organizadas en un Conjunto de proposiciones ligadas unas a otras; de ninguna Soot puede ‘educirse como conseciencia necesaria Ia. con: teovia Piuerte industrial de millones de judios por los hitle- 1. Sobre cl lugar de la macroeconomia, a medio camino entre Jo evitiden To “uformals, en una. praxeologia comprensiva, véase RB; AON, Coreen Phistorien dorit Vépistémologie, «Annales» (1971), p, 1337. an cromuss, Anal. prior., 1, 13, 32b, 3; Anal. posterior, 1, 30, 8Tb. 19 ver Ge Tamek, Ut Alstorien’ dans te sublunaire, «Critiquer (Julio 1971), p. 658. 2 Gi fe Bios», Logigue et méthode chez Aristote, Vrin, 1970 p. 90; cf. p. 78, 8 nom. 3, 87. B PAUL VEYNE rianos» Pues,'si todo esté determinado, no todo es determi. vail, El pesar del historiador consiste en no poder nune® nable’ han en elo duro de Jo blandos. Y es verdad, puesto Sue la historia implica islotes de necesidad, que todo presirs) de Ia Miencias, humanas o de otro tipo, podra ser beneficioso para la historia; ello no quita que tales beneficios serén sien Par yimitados. No se dara una disgregacion general de la historia en beneficio de las ciencias. Voriact es que toda pagina de historia esta subtendida pov silogiamos implicitos, dondequiera que explica en {near de silogismes yique la retrodiccion, que etapa los agujeros> de coat rientacion, supone asimismo inferencias a partir d¢ premisas mayores: el empirismo légico lo ha dicho unt © mil premises wp Ia mayoria de esos silogismos se apoyan sencila: veers. pnelo que sucede con mayor frecuencia», ¥ nada tiene mente eiico; y en eso Ja historia no se distingue de ta vide oe cio icel dias. Se apoyan ora en la idea de una naturalezs feet (clos hombres hacen de necesidad virtud mAs a me seyant G rebelarse contra su condicion»), ora en el espacte nude Queue que ocupan costumbres y codigos: rosa designa consis una rosa, 10s romanos comen tendides. A partie de sit ee procede a hacer deducciones (<...como ese roman aan ePtal romano ha tenido que tenderse para comers). & come; Chduceiones («este romano medio esta tendido, este haceTng medio come, luego todos los romanos comerian Ket eae vig bacer abdueciones que van, de la mayor ¥. le dado) Jaa la menor y que son Ia «ldgica del descubrimien conetesinferencia de la encuesia policial © histérica® (“est tor deo esta representado tendido en este bajorneliens, ¥ Sr Toman or los textos que los romanos comian, tendidos, fe Gue significa que este romano esta representado en actitud de comer»). La historia no se reduce a las diferentes ciencias, salvo en peauieha parte, No existe tampoco una ciencia de 1 histo- cpPaana clave del devenir, un moror de la historia Atribuir 4. R. Anos, Quest ce qu'une théorie, des relations, internationstes: oe aN ee te science politiques, XVI (1967), 848: sefialames et ABSiie interes episternologico de este articulo: orm intensge ia alsduccion en Ja Iogica de Peirce, ver por ejemio et cian WStostiches Worterbucte der Philosophie, bajo ta drecien ¢& gt gran Historichmienea a publicar la, Wissenschattliche Buchgese!ls- thaft (vol. TAC, 1971), P. 3. af (wo itiea del primer motor en historia se debe a R, ARON, Irt7o- duction la philosophic de histoire, p- 246, cf. 202. HIACER LA HISTORTA 79 cl papel de motor a los datos materiales o a It economia, es Sadar’ con eqquivocos: zes el molino de agus, le Cues de la ingot ud, 0 el hecho de emplear este molino? “0 primer xismo, Slemmuede comportar potencias; si es del orden de lo Posible antes de ser, si es acontecimiento, ¥5 £° materia de posible uae y no es primero. La «personalidad de bas! segin Ota ease mejor las instituciones primarias que 19 Qc0cr eran) no son la clave de una cultura, pues pueden explicarse, mana Poutas, a partir del Testo de Ja sociedad y de J histo- lamin esta red de interacciones que constituye 1a Distoriay eal Thotor estar dondequiera que se le coloque. Hore eetg, desde el momento en que una categoria C¢ So cag ee Sietuta del privilegio de ser un primer motor, Jenne’ Sitede, a favor de las circunstancias, fracasar 9 Cou de otros Puede, 2 ee ce revelan més poderosos en tal o cual, Cova Taetirent es donde interviene a idea de variable estratégica, {a presencia de un agente patogeno mo. basta, Pate ‘provocar La Prestnmedad infecciosa; es necesario que el terreno Oe Bigste y el microbio se tendrd a raya si el enferine tiene una Prtga ge bierro; por coridceo que sea el capitalisme puede Seaperse «por el esiabdn mas débil de la cadenae: ‘cuerpo romeo, por poderoso que se quiera, siempre podré ser dete- 7, CL Lavonr, Notes critiques sur ta méthode de Kardiner, Cahiers jateinationaux de sociologies, X (1951), 17.

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