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Revista electrónica El
Espectador [en línea]. 03 de octubre de 2009.
http://www.elespectador.com/opinión/editorial/articulo164713-los-vacios-de-
ley-de-justicia-y-paz.
ARTÍCULO
Estaba advertido desde los vacíos de aplicación en que la ley fue cayendo con el
curso de los acontecimientos. A tropiezos pasó el examen jurídico en la corte
constitucional en 2006, donde afortunadamente se hundió por errores de forma la
columna que sostenía el objetivo de las autodefensas de lograr su expedito
tránsito a la política. La sedición como comportamiento, también atribuible al
paramilitarismo, que tampoco acabó de convencer como argumento de fondo.
Después llegó la parapolítica, que puso contra la pared tanto a los jefes
desmovilizados obligados a decir la verdad, como a un alto número de dirigentes
políticos que aún se discute si obraron como soporte de su expansión electoral y
militar. Los comandantes de las autodefensas no rompieron del todo sus
tentáculos con el narcotráfico y en medio de las ambigüedades de un proceso de
paz sujeto a manipulaciones y chantaje terminaron extraditados.
Hoy el escenario no puede ser más escéptico. En el interior del país la Ley de
Justicia y Paz sigue a la espera de que se produzcan sentencias y que se
masifique la divulgación de las confesiones para fortalecer el objetivo de la verdad;
mientras en el exterior avanza a la zaga de lo que buenamente la justicia
norteamericana facilite a los investigadores de Colombia, sin perder nunca su
norte esencial: que los extraditado del paramilitarismo salden sus cuentas de
narcotráfico.
La Ley de Justicia y Paz continúa en un limbo extenuante, eternamente sometido
a los cíclicos escándalos de aquellos desmovilizados que equilibran el juego de
sus confesiones con descontextualizados y oportunistas señalamientos en los
medios de comunicación; o los desesperados anuncios de algunos jefes
paramilitares extraditados a Estados Unidos que ya no quieren colaborar con la
justicia colombiana.
Sin embargo, no es tarde para que la Ley de Justicia y Paz recobre su importancia
en escenarios de reconciliación y verdad. Como instrumento jurídico aporta
elementos válidos par la desmovilización de combatientes y ya existe un camino
andado que será de mucha utilidad en términos de reconstrucción de memoria.
Pero necesita líderes que la fortalezcan y dinamicen antes que apurar su advertido
fracaso. Y los promotores ideales no pueden ser otros que quienes hoy imparten
justicia.
1. ¿Cuál es el objetivo del texto? Identifica la intención del autor del texto.
Resaltar los acontecimientos y las causas principales que han llevado a que la Ley
de Justicia y Paz no se cumpla.
5. Evalúe el texto. ¿La tesis contribuye al objetivo? ¿La tesis está bien
argumentada? ¿Qué le aportó el texto a la luz de sus conocimientos previos
y qué nueva información o ideas le permitió comprender?
Estaba advertido desde los vacíos de aplicación en que la ley fue cayendo con el
curso de los acontecimientos. A tropiezos pasó el examen jurídico en la corte
constitucional en 2006, donde afortunadamente se hundió por errores de forma la
columna que sostenía el objetivo de las autodefensas de lograr su expedito
tránsito a la política. La sedición como comportamiento, también atribuible al
paramilitarismo, que tampoco acabó de convencer como argumento de fondo.
Después llegó la parapolítica, que puso contra la pared tanto a los jefes
desmovilizados obligados a decir la verdad, como a un alto número de dirigentes
políticos que aún se discute si obraron como soporte de su expansión electoral y
militar. Los comandantes de las autodefensas no rompieron del todo sus
tentáculos con el narcotráfico y en medio de las ambigüedades de un proceso de
paz sujeto a manipulaciones y chantaje terminaron extraditados.
Hoy el escenario no puede ser más escéptico. En el interior del país la Ley de
Justicia y Paz sigue a la espera de que se produzcan sentencias y que se
masifique la divulgación de las confesiones para fortalecer el objetivo de la verdad;
mientras en el exterior avanza a la zaga de lo que buenamente la justicia
norteamericana facilite a los investigadores de Colombia, sin perder nunca su
norte esencial: que los extraditados del paramilitarismo salden sus cuentas de
narcotráfico.
Sin embargo, no es tarde para que la Ley de Justicia y Paz recobre su importancia
en escenarios de reconciliación y verdad. Como instrumento jurídico aporta
elementos válidos par la desmovilización de combatientes y ya existe un camino
andado que será de mucha utilidad en términos de reconstrucción de memoria.
Pero necesita líderes que la fortalezcan y dinamicen antes que apurar su advertido
fracaso. Y los promotores ideales no pueden ser otros que quienes hoy imparten
justicia.
La Ley 975 de 2005 o Ley de Justicia y Paz fue creada para la solución de
conflictos armados.
La morosidad judicial, las confesiones a retazos y la poca voluntad del
paramilitarismo han llevado al decaimiento de esta ley, incluyendo algunos
acontecimientos como la parapolítica y la alianza de las autodefensas con el
narcotráfico.
La Ley sigue en problemas de escándalos por los desmovilizados o los
paramilitares extraditados, pero la Fiscalía y la Corte Suprema son quienes tienen
la alternativa de que la desmovilización del paramilitarismo no se convierta en un
proceso a la deriva.