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ESTADO, CAPITALISMO Y DEMOCRACIA EN AMERICA LATINA Atilio A. Boron & eLacso Conse Ltnnanericno de Ciencias Sates Sect Fete Ao Be ict eines Sc pn: i Gn oat Asicay Progra eG Ti ET opaan Ril ee Bey ‘impish esl htt: Jat See "rupam t CopenctearSer Cie Sy ema LASOCKOE ri ie aie en a edn Bal Gate Nore Art deAnmtrinsnry Sune eon ‘Prada iia se diin deLACSO ‘tabi. eA Fa ty Digi: pel Sees ac: Pec : ast: ge ogres ier Serie RL mage hope Halu eg Snipe og Nate. Mr np low Sd ‘hed Pote sept mei: ido at 99) Smite E07) ‘ein Os ann OC, 19) eae orilay myn CLACSO, Gon AH wo) once Latneamerns dCi Soi Conn Line aercns 8 Cn Sea ‘A Co 37 pC 103AA CdSe Suse Astin Tet (pai ost able Pac (set) aT eal cso bap © Congo tram eC Saks "eimai ire i ma an mss IntRopUCCION DesPués DEL SAQUEO: EL CAPITALISMO LATINOAMERICANO, A. COMIENZOS DEL NUEVO SIGLO "No. No acpies io hail cr cost mata. Porque tien de este, de confusion ogaizaa de hunaidd decumsnizad, naa be pare l ‘Nad debe pcr impaiie de earba ‘Beno sch Repasemos sucintamente algunas de las principales conclusiones expuestas en la primera edicidn de nuestro libro: + la lucha por la democracia en América Latina, es decir, la conquista de la ‘gualdad, la libertad y fa partcipacién ciudadana, es insastenible al margen ‘de una lucha contra el despotism del capital. Mas democracia implica, nece- sariamente, menos eapitalismo (Capital 2), ~el neoliberaismo remata en una concepcién y une préctica profundamen- te autoriteria en la gestidn de la cosa piblica, Por eso el dilema neoliberal ino es entre estado y mercado, sino entre democracia y mercada. ¥ sus Tepresentantes no vacilan en sacvficar Ia primera en aras del segundo (Capitulo 3). el predominio de fueto de los intereses de las clases dominant, derrotadas cn Ta arena electoral pero triunfantes en las “alturas" del sperato estatal, ha ‘quebrado las expectativas de justicia que grandes sectores sociales habian 10 de las nuevas democracias y el tipo de sociedad resultante de 10s procesos de ‘eestructuracin capitalista en marcha. Tal como lo heros repetido en numerosas oportunidades, ese debate ha quedadosaldado, no como producto dé ura polé= rica escoldstca sino como resultado de la vida préctica de nuestros pueblos. En efecto, ya no quedan dudas sobre cl significado y objetivo dela poiticas neo- liberals; tampoco er lo tacanta as limitaciones de la democratizaién iniciada bajo tants espearizas en los aos ochenta. Los mitos que ocultaban las verdaderesinten- cones de dichas poiticas se evaporaronen el homo incandescent de la précticahis- ‘rica, Lo que antes eran previsionesteéricasy posiciones fvertemente combatidas por los representantes de! pensamiento nico dan hora paso al penoso recwento del saqueo al Iuctuosoinventario dels vickimas que han quedado en el exmnino al desa- lentador balance del despojo de nuestrasriquezas y el robo de nuestros suefios. El 16 ‘Arua A. Boren pscudo-“reformismo” dl Consenso de Washington queda desnude, y cuando se spar fs humos de a bral las isionesfomentadas por a propaganda cifan- ida por las grandes agencis de inéotnamient ideolégico del capital lo que apa- reid ante nuestros 00s fue un paisa aterrador: un continent devasado por le pobvezs, I indigencia yl exclusén social; un medioambienteagredidoy en gran parte desir, sacrifcado en el altar de las gunancis de as grandes empress; una scieda desgarada y en axlerado proceso de descomposicibn; una esonomis ada vermis dependiente, vulnerable, extanjrizaia; una demccraca pola redocda 8 poco mis que un perio simulacr electoral, per en donde el mancsto del pueblo (palabea que, dicho seal pasar, fue desterras del Ienguaiepiblico yreemplazada Por otras ms anon, It gente por eemplo, 0 més engaoss, como le “sociedad civil” ola “ofudadani), parano hablar de sus esperanza y expetativas, son siste- _matcarentedesoldos por las soeesivasautoridades ques consiyendesputs de los comicios;y por timo, en un istado que no pretend ser exhausvo, un estado en algunas cass arbillado pr la comupciény casi siempre penosameste impotent para lidar con ls desaifo de nuestro impo y para pone coto ala vosasin etro- poligica de las monopolies, ran capil imperial ysus lids, Atrds quedaron las ilusionesprolijamentecultivades por los aparato ideol6- ‘icos del capital tal como era de esperar, el famoso “efecto derrame” (vickle- down) que sein la teoria neoliberal descargaria pridigamente sobre loshogares de los mas pobres parte dé la riqueza acumulada por los ms ricosino se produjo. En su lugar hemos visto el fenomenal aumento en la conceatraciéa de lariqueza, ‘que hizo que nuestros ricos se enriquecieran cada dfa més mientras abajo erecia ‘aceleradamente el nimero de pobres indigentes que se suman en una depriva ign sin precedentes en nuestra histori. La apertura comercial, que supuesta ‘mente seria cortespondida por una movida equivalente practicada por los paises capitalistas desarrollados,terminé siendo un gestoautists, con eatastréicas con- secuencias en los niveles de empleo de nuestas sociedsles. Las privatizaciones consagraron el saqueo egal del parimonio pablo y sutraspasoa grandes mono polios —jen muchos casos empreses estatales de las metrOpolis imperalstas!— aque de ese modo se quedaron, a precio vil, con empresas y recursos que los pai ses habian acumulado alo largo de varies generaciones. Por timo, la desregular ‘ida financiera, exaltada por el catecismo neoliberal como segura fuente de ingre so de capitales para nuestra regién, convirtié a la mayor parte de las economias cde América Latina y el Caribe en sucursales de ese gigantesco casino mundial que segtin Susan Strange es el sistema financiero internacional. [No sorprende pues constatar la creciente desestabilizacion social de nuesttos paises y Tos preocupantes signos que hablan de la debilidad de sus reconguistadas ‘emocracias. Este s un dato que suelen pasar por alto quienes se conforman con una mirada sobre ls aparienclas y los aspectos mds superfciles de la realidad. Lo cierto, en cambio, es que més aliéde los formalismos las democracias latinoame~ ricanas se han ido vaciando de contenidos. Por eso no suseitan ni esperanzas ni ESTADO, CAMTALISMOY DEMOERACIA EX AMtnica LATINA ‘expectativas,y sus promesas han caido en el vaco, No por easualidad las diversas encuestas de opinién que se pracican en la egién regstran el alto grado de frase tracién de fos ciudadanos con los desempefios de los gobiemos democriticas. El ‘escepticismo, la apatay la indiferencia ante los dispositive institucionales de la sdemocracia crecieron sin pausa en los Gltimos aes. De persist este desencanto setd apenas cuestin de tiempo antes de que el mismo se extenda desde los pabier- hos que se supone deben encamar las aspiraciones de la democraciaal régimen ‘democritico en si mismo. Este contagio serd inevitable en la medida en que los _gobiemos, con apenas ligeras diferencia entre ells, se desentendieron de la suer~ fede los ciudadanos y concentraron sus esfuer20s en complacer las demandas de las minortas y de una ripe plutocracia que se presenta como la concrecién histS- rica de las conquistas democréticasy las vides del libre mereado, La expresion politica de esta insatisfaccion ciudadana ha sido muy veriada: va ese la insungencia zapatita de Chiapas hasta las fonnidables movilizaciones del 19 y 20 de diciembre de 2001 en le Argentina que detrocaron al gobierno de Femando de la Rua. Otros hitos en este sendero fueron las insurrecciones inlige= nas y campesinas del Ecuador; la protesta urbana en el Pert que precipits prime- 1 la caida de alberto Fujimori y que tiene ahora en aque al gobiemo de Alejandro ‘Toledo, bendecido desde sus inicios por George W. Bush en persona; las luchas de los trabajadores dela salud en Et Salvador; Is neva insurgencta popular bolivia- na, vinculada ala Iuche por el agua, la defensa de los culivos autéctonos y contra Jas politicas de ajuste; Ja aplastante derrta suida por el candidat del contin mo neoliberal en Brasil, José Serra, a manos de Luis Inacio “Lula” da Silva; el ‘ascenso y consolidacin de Hugo Chavez.on la presidencia de Venezuela, resis- tiendo a pie firme la conspiracién urdida, con el beneplcito de la Casa Blanca, por las sectores més reaccfonarios y carvuptos de la sociedad venezolana; la confor- macién de un impresionante movimiento de protestaen el México de Fox, “El ‘Campo No Aguanta Mis", en contra de las politicas neoliberales incitas en el [NAFTA y, finalmente, el masivo repudio que eoncitara en las elecciones presi- denciales de la Argentina, en abril de 2003, la tertativa de retomno de quien fuera el paradigma de las polticas neoliberal en la egién, Carlos Sail Menem, En las paginas que siguen procuraremos aportar una visién de canjunto, a ‘vuelo de pajaro, sobre las transformactones operadas en las sociedades latinos. ‘mericanas en los hos recientes. [NATURALBZA Y ALCANCES DEL “REFORMISMO" NEOLIDERAL La década de los ochenta fue testigo de una verdadera oleada reformista que, ‘de manera desigual,ufecté a la casi totalidad de ls paises de muestra regi6n, Antes e presentar sus contornos més sobreselientes convione empero detenerse breve- ‘mente para despejar una cvestin semntica para naa intrascendente, 8 sey ‘Ari30 A. Boros af Resuta que se ha convertido en un lugar comin hablar de “reformas” para referire a aquello que, en la tradicién del pensamiento poltico occidental, res- pponde mejor ala expresin “contra-efonma. Hemos explorado este tema en otro ugar, razén por la cual no nos extenderemos ahora en esa consideraci6n’ [Réstenos con decir que en realidad las poiticas Mevadas a cabo en nuestra _egi6n, [eos de haber introducido “reformas” -esto es, cambios graduales en una direecibn tendiente hacia una mayor igualdad, bienestar social, y libertad para el conjunto de la poblacién, tal como lo indiaria fa palabra “reform” en la tradicion dels flosofa poltica-, lo que hicieron fue potenciar una serie de transformaciones {querecortaron antiguos derechos cindadanos,redujeron dramsticamente las presta- Cones sociales del estado consolidaron usa sociedad macho més injust y desigual aque la que exsta al comianca de ln etapa “reformista”. Lo que ocurte es que la vie- toriaideoligica del neoliberalismo se expresa, ene otras cosas, por un singular des- Tizamiento semntica que hace que ls palabras pierdan su antiguo significado y ‘adopten otro nuevo y, en algunos cases, com éste,claramenteantttico, En ese sen- tido, es “reformas” padecides por nuestras sociedades en las itimas décadas son, cenrealidad, cneles “contra-reforms” y acentuados procesos de involucié social. ~ Uno de los ms militants idedlogos de ess peculiar forma de “reformismo"; ‘Sebastiin Edwards, eX-economista jefe del Banco Mundial, brindaba una versién cextraordinariamente optimista de lo acantecido desde los afios ochenta: “A ‘mediados de 1993, los analistas y medios econdmicos internacionales recibian las reformas hacia una politica de mercado como un éxito y proclamaban que varios palses latinoamericanos iban camino de convertrse en una nueva generacién de *igres’. Los inversores extranjeros se aproximaron répidamente a la regién y los consultores y estudiosos se apresuraron a analizar las experiencias de Chile, México y A‘gentina con el fin de aprender de primera mano cémo unos paises ‘que, s6lo unos afios antes, hubfan parecido no tener esperanza, se habian vuelto tan atractivos para el dinero intemacional™. En funciOn de esta peculiar aprecia- 1, Ui explo are de soneigo de cbs reforms peace en gran pate de itera omonconl de eens scies Deno de ese coun, as vsiones mis Weids se eneuetran fis ota de Jun ©. Tor fl proces poloco de las refrmas en Aria Ltn, Buenos Aes, Eta Pads 1998 Tumi onel ibe de aie Carlos Bressec Peres, Jo M,Marnvally Aa Droowest Economie Refs fv New Denocris. A SocialDemocate 4pproech, Cari CCombege Unversity Press 1992 La hides y eutleza de sus andl no sexe, lamentable ‘pore de cour en on diziso gute el frdo trina ica, sobre tod enel as de Ter, [Rated dees plas de apse yeablizai lvadas a cab enconordncia cone cteis tna dl Consensa de Washnglen: Uns erlia sean coneepions se encunta en Ao A. Baron, Thar el Biode ines: cao conrademacracta ore! capone de nde, Butros Aes, Fon de Cuties Economies, 200 2 Vamos alent er prt os nestes de eas urs de esas categoria Toseftetos de refi con Insjor nde sus principle arctica CL. Sebasin Eewaed, Cts yrforma en Anica {tn Boones Aes, Eee, 197,17 La primera econ aprei6 como Bango Mundial América Intiney el Caribe Dies aos espns del ete de le de, Weshingion DC, Wold Bank, 133. emits stor comentario qu efechares ep lana 1 dest capa, » Bsr400, CASTALISMOY DEMOCRACIA EX AMEICA LATINA ion, Edwards procede a dividir a los pases de la regién en cuatro categorias, ‘como puede verse a continuacié’. Pionerosi pierosreformadore (elomas nia a roe 2s aos ‘Besa, Chie, ben sera ycomlenzo ce os erent) Refomstas dof sogund leads Costa Re, Easter, Janae, (relomas inane ales Gets eens) ‘ide Tabeg, Uruguay Reformagore tron retormistas asta, Bri Coli EI Salvador, ola tercora leada (otras icatas Giatarala, Guyana, Henciras, Newapea, fenles as movers) Parana Papua, Perl, eneziea No reforistas ati Reta Dowincana El tempo transcurrido desde la iniclacin de estas “reformas” permite evaluar de forma mds corapleta los méritos de los distintos “reformadores", Ya no se tata Propaade por Sebetin Edward, economia jefe ce in Oficina Ragional de Amica tna yet {Caribe cel Banco Min” Uasasela aera en reac a caso canoe evi de 1997, lle pobcad tao In expres auoris de Edwards, en sens en avers ater 12, Sein Ean, City refrme en América Ltn, Bustos Aes, Emest, 997,20, 25 ESTADO, CAPTALISMOY DEMOCRACIA ew AMERICA LATINA todo caso, preciso es reconocer que en los alos posteriares esta tendencia se rea- ‘m6 para reflejar un nuevo dinamismo nacido de las renovades condiciones en ‘que se desenvoivia la economia chilena, que habrian de persists hasta poco antes del final de la dcada del noventa Luego, las tasas de crecimiento chilenas habri- an de redueirse sensiblemente y, hasa el momenta en que se escriben estas line a5 no han podido recuperar el impulso que exhibieran en la segunda mitad de los ‘fos ochenta, El caso de Bolivia, en.cambio, oto “pionero”,es bien diferente. Este pas fue durante un cierto tiempo monitoreado y gestionado cast personalmente por uno de los maximos guries del neoliberalismo contemporineo, el economisia de Harvard Jefliey Sachs. Fiel a su conviceiéa de que cuslquier actividad que cmprengiera el estado en la vida econdmica es contraproducente, defiitaria en ‘érminos de cosios y una permanente tentacin para la corrupcién, Sachs no aho- 1 esfuerzos pare lograr que el gobierno pusiera en marcha un programa econd- ‘mico que respondiers puniualmente a cada uno de los mandamientas del catecis- ‘mo neoliberal”. No obstante ello, Is tasa de crecimiento del PIB per eépita en el pais andino fue de apenas cl 0,7% anual pars el periodo 1987-1992", al paso que _ datos mas recientes dela CEPAL, que abarcan el devenio 1991-2000, eflejan que dca tasa para todo este periodo fue del 1,2% por afio, muy inferior & la regis- ‘sada por uno de los paises que Edwards califca como recalcitrantemente "no reformador”, lz Repablica Dominicana, cuya tasa de crecimiento del PIB per ‘pita para la década fue del 4% anual’ Comentario similar podria hacerse en relacién con México, uno de los pri- ‘meros reformadores ¥, en cierto sentido, uno de los ejemplos que permanente- mente exhiben los economistas vineulsdos al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. El pas azteca sale de la gran crisis de la deuda de 1982, _alillada precisamente porel default mexicano de agosto de ese a, con una tase de crecimiento del PIB per cépita para el perioda 1987-1992 del 1% anual, Pese las optimistas expectativas de Edwards, durante el resto del decenio el compor- tamiento de la economia mexicana hizo bien poco para avalar la presunta sensa- tez de las recetas neoliberaies. Si en el periodo 1987-1992 el crecimiento mexi= ‘cano fue sensiblemente inferior al experimentedo por des paises hasta entonces refractario al reformismo, comio Colombia y Venezuela, con tasas del 2 y 1,6% por ao, las ciftas del pesfeio 1991-2000 iustran de forma aiin mis contundente las dimensiones de esta devepcién. Fn efecto, ya pesar de las grandes expectati- ‘vas abiertas con [a conformacin del NAFTA, el desempefio de la economia ‘mexicana apenas alcanzé una tsa del 1,8% por aflo, que contrasta desfavorable- mente eon la de otros paises mucho més escépticos ante las préicas del pensa- 15 En ecnsreciareprecra qu Sac a aud de ss aig coviciont, 14, Sehstii Edvard, Qs y rar an Aira datna,Busnos hie, Eee 957,18 15.CEPAL, AnurioEvaisco 2007, Santiago de Chile, 2002, Cua 8 26 ‘Anu0 A. Boron ‘miento tnico, como la Republica Dominieana, que erece en ese mismo perfado a ‘una tasa del 4%, Panamé, con el2,7%, y Uruguay, en donde un plebiscito popue lar puso coto a ls politica de privatizaciones, con una tesa del 22%. En conelusiGn, los datos que surgen de la experiencia reciente respaldan ple- nnamente las tesis de Tos eriicos del neoliberslismo, En este sentido cabe sefalar ue el pobre desempefio econémice dela era neoliberal dilfcilmente pueda ser considerado como sorprendente. Rail Prebisch advirié, en un penetrante trabajo Publicado en 1982, que lo que aparecia como una gran innovacidn en el terreno de la teoria y la politica econémica no era sino una reedicién de afejas fmmulas ya ‘ensayadcsy fracasedas ene! pasado. Decfa el fundador de la CEPAL que después de dévads de haber sido marginadas deta escena publica mundial, estas teorias regresaban al primer plano catapultadas por la ersis del keynesianismo. En su pri- mera encarnacién estas tsis se condensaban en tes verdaderos “articulos de fe" hay una divisin internacional del trabajo producto del libre juego de ta eco- nnomia infemacional y al cual deben adecuarse los paises de la perifria, ‘Versidn contemporines de esta teoria: la globalizacién, fenémeno “natural” € imesitible ante el cus! los gobiemos sensatos y realistas no tienen otra —opeién que inetinarses— — = += el estado debe ser prescindente, absteniéndose de interferr en la vida eco- némica salvo algunas intervencianes puntuales en infrestructura. Versién actual de la teoria: privatizaciones, reducci6n del gasto piblico, desregula- cidn de las mereadas; + el patrdn oro, en Ia actualidad reemplazado por el patron dblary, en el caso argentino, por a convertbildad sobre Ia base del “uno a uno”. ‘La crisis de 1929 puso fin al predominio entonces indisputado de la ortodo- xia neoclisic Ast lo reconocié con excepeional agudeza John M. Keynes unos alos antes del estallido de la crisis en un articulo notable, “El fin del daissez- faire”, Para superar la criss os gobiemas acudieron al protecionismo, del que ‘ya no se puda volver; y se redefinieron radicalmente las funciones del estado, ‘sisténdove a una verdadera “estatficaciéa” del proceso de acumilacién capita- lista, Prebisch" advertia que seria funesto tratar de regresar aun modelo de ges- {i6n macroecondmica que habia demostrado su radical inadecuacibn para enfren- tar los problemas del desarrollo ya en Ia década de 1920 y que adewts compor- taba ingentes costos sociales y politicos que mal podian imponerse Ia poblacién ‘en un contexto democratco sin infligir graves dafios ala trama misma dela socie- dad y a la legitimidad del régimen democratic, 16, Rail Prebisc "El retoro dea erodoxn’, en Peosamlome Iberoomerizono(Mésica) N,N, 1982, 73-73. 17. Soon M. Keynes “The end flee” en Beas Persuasion, New York al Landon W. W. Nexon, 1991 (1926) Estaba, CARTALISMOY BEMOCRACIA EN AMERICA LATINA EL HOLOCALSTO SOCIAL PROVOCADO POR LAS FOLITICAS NEOLIBERALES Con relacin a est tema, Ia evidenciahistrioa offece un veredicto no menos ccontundente Lejos de ser portadoras del progreso social, las politicas neoliberales precipitaron un holocausto social sin precedenes en la historia de América Latina, Esto se tratyjo en un aumento dramético de la exclusién social, la pobreza y Ja vulnerabilidad de amplios sectores de las sociedades Istinoamericanas" En efecto, en el marco de fas pollticas neoliberales implementada cast sin excepci6n en toda la region en los afos ochenta y novente se observa una inten siflcacin sin precedentes de la exclusién social y la pobreza. En su servil obe- iencia alos dictatos del imperialismo y sus perros guardianes, nuestros gob 1s no se contentaron con establecer una economia de mercado sine que, yendo ‘més lpjos, dieron paso alo que Pierre Mauro denominara una “sociedad de met= ccado”, es decir, una sociedad en la cual los derechos ciudadanas son redefinidos desde una logica mereantil, produciendo por esa via la desproteccién de grandes ‘masas de muestra poblaciones. El paso de una a otra esti mediado nada menos ‘que por la capitulacién estataly la bancarrota de sus capacidades de intervencin Y gestion, lo que coloce objetivamente 2] estado y ala sociedad como rehones de mercado, y a éste en condiciones de desarrollar hasta el limite el darwinismo social que permite seleccionar a los mds apros y eliminar a los que no lo son: nos, vies, enfermos, adultos no reciclableslaboralmente, etcster, [No hace falta aportar demasiados antecedentes en esta materia: los datos sobre ia exclusin social, Ja injustciay 1a explotacién imperantes en las socieda- ds latinoamericanas han conmovido inclusive @ algunos de los espiritus més reposados y las burocracias intemacionales més conservadoras, como la del Banco Mundial, por ejemplo. La insatistaccida ante los decepcionantes resulta- dos del ajuste neoliberal se revela ya entre sus més deeididas partidarios, Hacia finales dela década de los noventa Joseph Stiglitz, ala sazén uno de los viee-pre~ sidentes del Banco Mundial, proclamaba la aecesidad de fundar un consenso “post-Washington™. Pocos afos mi tarde este mismo economista, répidamente 24, Adin Vera, “Los aretions,tsatsocs con Ta fcc dei amcrai, en La Nat, ‘Buenos Ares 23 de Seite, 200, 7. a Basnch ¥ oopes EsraD0, CARTALISMOY DENOCRACIA BX AMERICA LATDA polhcas, Estas itimas son tipcas dela vida pica de Estados Unidas, y efos te ser rasgos circunstancales,obedecen al diseRo constituconalfajado por fos pours fundadores dela consiuciGn neteamericane que no ahorraron argumes 10s para deslentar,o imped, la partcipacién dela plebe en los asuntos pb os Ast, Estados Unidos esl nico pats del mundoenel que ls elecianes -pre- Sdenciales, lepsltivaso de goberasdores~ se realizan en dlas Iaborales, No hay feriado que fit la participaién fudadana ene act electoral. En el caso lt- soamericano, el desalento a la paticipaién potca tiene que ver en primer Jar con la satanizacién experimentada por el esado y, junto é, por todo lo perleneciente al esferapblica. Le propaganda neoliberal ha cosechado un gran xo al hacer que Ia esfea publica sea persia como un émbito en donde pre- valecen a corrupcin, la venaldad, la imesponsbilidad y la demagogia. Un lugar, en sintsis, en el que ninguna persona honesta deberis preocuparse por esta. Este proceso contrastavivament con la siméircaexaltacién de las vires del mercado y, pesteriormente, de a “sociedad civil", concebida ésta sin ninguna e las diferenciaciones cassis, sexistas y racists que ls marvan indeleblemen- te en Jos capitalismos contempordneas® Allo anterior habria que agregar dos consideraviones adicionales: el hecho de ue las estrategias colectivitas de intervencidn politica hayan eafdo igualmente en desgraciaen favor dol acérrima individualismo que prevalece en los mercados, y Ie hanalizacidn de la politica y de tas instancias participativas dela civdadania “ejemplificados en la ditadura de los mercados y en el hecho de que éstos, como lo recordaba George Soros, “votan todos los diss", lo que termin6 por ahuyen- tara los ciudadanos de los comicios y promover la “privatizacin” de sus acivi- ‘dades, Si todos los partidos elaboran un mismo discurso si todos pretenden cap- tar un supuesto “centro” politico e ideoligico, si nadie quiere diferenciarse y ‘exponerse a la condena de los dueios del dinero, y si todos Se empeitan en gober- nar en funcién de ls dictados de] mereado, zpara qué molestarse en buscar infor- rmacidn, registrarsee ira votar? En suma: dfcilmente podria sostenerse que un “paraiso neoliberal” de las caracteristcas que conocemos en nuestra rezidn sea demasiado propenso al des rrollo de una sociedad integraday sin exclusiones, ol sostenimtiento de la dema- cracia politien y laparticipacién ciudadana en la vida plies. Mas bien pareceria ser el escenario propicio para el resurgimiento de nuevas formas de despotismo politic. En consecuencia las insusianciales democracias de América Latina estén suffiendo los embates no Ya de las “reformas orientadas al mercado”, como eute- misticamente se las lama, sino de una autéatica contrarreforma social dispuesta a llegar a cualquier extremo con tal de preservary reproducir las estructuras de ta desigualdad social y econ6mica de nuestra region, con todos los privilegios que 25, Pam una excelente dacin sobre a ered eo ont Ellon Mesins Wood, Denceraco conta ceptolime, Wexico DF, Sipe XX Eatores, 2000 (19), x we AmI0 A. Boron ells representan para los grupos dominantes. Esta contrarzeforma tene por objeti- vvo declarado hacer que los rigores del mercado tien eam inoertives para moti= ‘var conductas supuestamente ms racionale einnovadoras de ls agentes ecand- imicos. Esta es la lines fundamental de los razonamientos de F. von Hayek, y su intransigente prédica en contra de igualtarismo y el colectvismo™ (Hayek, 1944). En sus propias palabras: “la designaldad,insoportable para tantos, ha sido nevesa- ria para lograr el nivel de reotas reativamente alto de que hoy disfrutan en ‘Occidente la mayoria de las personas™. Por eso no eabe la menor duda de que, tal ‘coma lo ha observado Gosta Esping-Anderstn en repetidas ocasiones, un buen indi- cador de la mayor 0 menor justica social existenteen un pas est dado por el grado de “desmercanttizacion” de la oferta de bienes y servicios bésices requeridos para satsfacer ls necesidades de los hombres y mujeres concrefos que constituyen una ‘comunidad. La "desmercantlizacion” sigifiea que una persona puede sobrevivir sin depender de ls caprichosos movimmentos del mercado, Ella “fortalece al taba- jador y debit I autoridad absolta de los empleadores. Esta es, exactamente, la raz por Ia cual [os exipleadores siempre se opusieron aella™, Alli donde la pro- visiOn de la educactén, la salud, la vivienda, la recreacin y la seguridad social para citar as instancias mas corientes- se encuentre iberada de los sesgos cla- sistas y excluyentesintroducidos por el mercado, seré posible contemplar los con tomnos de una sociedad mis justay de una democracia mas robusta. La ota cara de Ja mereantlizacin es la exclusién, porque ella significa que slo quienes tienen ero suficiente podrin adquiirbienes y servicios que en otras sociedades son inhorentesa In condicign ciudadana, Por el contraro, all donde aquellos dependan del desigual acceso de sus habitants en funcién de sus recursos econdmicos ~es decir, ya no més concebidas como derechos cudadanas de universal adjudicacién ‘ropezaremos con la injusticiay todo el reperiorio de sus aberrantes manifestacio- nes: indigencia y pobreza, desintegracion social y anomia, igorancia, enfermedad, Jas maltples formas de Ia opresin y sus deplorables secuelas. Los pases eseandi- naves y América Latins muestran los cntrastantesalcances de esta dicotomis: por una parte, una ciudadani politica efeciva que se asienta sobre le universalidad del acceso a bienes y servicios bisicos concebidos como una suerte de innegociable “salaro del ciudadano” ya incorporado al “contcato social" de los paises nérdicos xy, de manera un tanto mis ciluida al de as farmasiones sociales europeas en gene- ‘a. El *salario del ciudadano” significa, en buenas cuenta, un certficado en con- tra de la exclusidn social porque gurantza por vi politica e institucional el dis- {ute de cierto bienes y servicios que, ante la ausencia de tal institut, deben adqui- tren el mercado aquelos sectores cuyos ingresos los facultan a ello”. Por el con- 25. Frerich A. von Hayek, The Rod Serffom, Chicago, The Univers of Chisago Pres, 984 21 Fredich A. von Hajek, Democracies Saiaena, México, Duna Hayek, 1978, 53 28. Gon sping Andean The Tiree World of ire Copan, Princeton, Prnsegn UnNesty res, 990,22. 2, Samuel Bowles y Herbert Git, “Te criss of ies denver capitis: te case of he United Snes" en Pater ard Seta, NL HI, 1982, 70-7, a ve EstAD9, CAPIAUISMOY DEMOCRACIA BN Avice Lares trario, las “nuevas democracias latinoamericanas", con su mezcla de incansecucn~/ tes procesos de ciudadanizacién politica cabalgando sobre una ereciete “desciu-

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