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Leonardo Castellani
-[136]-
-137-
16. La
Muchacha
Moderna
Cervantes
Valry,
Mallarme,
Mallea,
la
-Ja, ja, ja! (con carcajada cnica). Ja, ja, ja! Nosotras no lloramos nunca y al
amor lo hemos aniquilado.
-Vistindose de ese modo... -empez Sancho.
-Lo hemos aniquilado dentro de nosotras.
-Y qu es el hombre?
-El hombre es un camarada, un compaero de trabajo, un ser infecto, una
porquera, aunque sumamente -[139]- -140- til para hacer mandados. Al
hombre nosotras lo vamos a atar corto. La Revolucin Francesa proclam los
Derechos del Hombre. Nosotras hemos proclamado los Derechos de la Mujer.
[Pgina 140]
-Pero deveras, dgame la verdad, ust nunca ha llorado de amor ni por
broma, o sea, con esa maita de llorar a destiempo que tenan en mi tiempo las
mujeres?
Mirolo la interfecta llena de rabia y contest con cierta vacilacin.
-La nica vez que he llorado en mi vida fue en una conferencia que dio
Derrota Ovilla sobre el suicidio de Alfonsina Lorca.
Quedose Sancho terriblemente suspenso al or esto sin saber si le dara o no el
cargo de Inspectora General de Educacin Fsica; por lo cual todos los Cortesanos
que daron tambin suspensos, sin saber si le daran el dicho cargo. Pero en ese
instante tuvo el doctor Pedro Recio una idea genial y fue que, tomando una
mandolina, se baj al pie del alto ventanal del palacio y empez a entonar con la
atiplada voz de sus mocedades -ay! ya idas- una cancintango en brasileo del
Maestro del Cancionero Rioplatense llamado un tal Gardelito Canaro -o Canario,
que en esto no estn conformes los cronistas-, que empezaba as, si no mienten las
historias:
Se avessi un mandolino
o pure un buon violino,
mio amor te canterei, s, s,
mio amor te canterei aqu.
Ma senza uno stromento
non c'e caso di vento
e allora qu fari? s, s,
te lo f ischio cos,
te lo fischio cos----.
A cuyo dulce y tierno son apenas comenzado, empez a llorar como una
desesperada lainterfecta, con grandes goterones que le cortaban como surcos la
costra del colorete tono Rosa-Hada o Ptalo; pero lo grave del caso fue que se
precipit al Gobernador y tomndolo todo entero en sus robustos brazos empez a
decirle adorado -141- mo, mi tesoro, mi vida, mi corazn, mi todo, mi perrito,
mi pomerania, mi partner, y todo el vocabulario, que Sancho se qued
enteramente sin resuello y al principio no saba qu hacer, hasta que empez a
ordenar a los gritos:
-Cierren la puerta! Cierren la puerta! Y al primero que le cuente esto a mi