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VICTOR JARA LOS ANOS 60 y.LA UP. Sar Wmuancipi, uefa canal : su vida @ sus’ es # RHC He erg Ten Ree er erie CL ere eee na @ el arado @ lo tinico que tengo @ casi, casi 6 lamento.borincano @ el alma Ure de banderas @ romanc lena de banderas @ romance del enamorado y la muerte @ el,cigatrito @ y los nueve temas de LA POB! Set sk Bae) ee On Ret Nae nh ee Le ene ea Werdad! lo dijo Cooperativa. Esa es su opinion, y la de cientos de miles de personas, que encuentran en Radio Cooperativa el sdlido principio de ser informados de toda la verdad, a través de un agi! equipo de profesiona- les que investiga y analiza todos los hechos que preocupan al pais. Ese es nuestro compromiso con Ud. y los miles de amigos que se identifican con nuestro estilo de hacer radio. Saber la verdad es su derecho. Decirla es nuestro deber. Radio POR ESO UD. PUEDE DECIR CON ORGULLo: Cooperativa COOPERATIVA ES MIRADIO —_EN EL 76 DE SU DIAL AM. 2 a mi canto es de los andamios para alcanzar las estrellas la elahoracién de la revista nos obliga a zi intos @ pesar de esta repentina cuesta arriba... victor jara y el movimiento por Roberto Brodsky “Murié mi eternidad y estoy veléndola” (César Vallejo b ‘CON Angel Perra, Patricio Manns, Isabel Parra y Rolando Alarcén en la Pefta de los Parra, en 1965 cultural de los afios 60 UNA CANCION ON TODOS Todos los movimientos, todas las Gpocas, todas las tentativas que de a una u otra manera valen la pena ser vividas, tienen su café: un sitio de tamafio regular, y por lo general lleno de humo y ruido de vasos, con grupos de personas desconocidas y anénimas moviéndose alrededor de otras perso- ras igualmente desconocidas pero con nombres bien propios mientras toman, discuten, planeaa, se burlan del mundo y comienzan a ser tomados en cuenta por éste cuando estin por morir 0 ya lo han hecho hace un tiempo. Le década de los 60 y el movimiento ‘cultural que se cest6 entonces en CI no fue una excepcién, aunque si tuvo su particularidad importante, el toque propio: no fue un café sino una pefia €l sitio escogido, un lugar donde los que se daban cita no iban a discutir sino a cantar y 2 escuchar. Quedaba en la calle Carmen 340 y la administraron. los hermanos Angel e Isabel Parra desde mediados de la década hasta su fin, convirtiéndola durante esos afios en un punto de encuentro permanente de cantores, attistas, intelectuales y gente de la calle que llegaba espon- tneamente, quizés intuyendo que lo que allf se daba no era un “‘envasado”, tuna presentacion musical y chao, sino que era expresion y motor al mismo tiempo de un verdadero movimiento cultural, de ideas y formas nuevas que la sociedad entera pedia y se aprestaba ‘a ensayar en lo social y en lo politico. Habja otras, claro, pero la Pefia de los Parra, asi con maydscula, fue el primer quebrantahuesos. importante de una serie de intentos que habian venido formuléndose desde la misica popular, ¥ que a su vez dio origen a cantidad de cadéveres exquisitos removiendo el interior de la momificada version de cultura popular que entregabe hasta fentonces el oficialismo gobernante. Es decir, y para terminar con la analogta, la Pefia de los Parra tuvo tanta impor- tancia para el movimiento cultural de la 6poca como el café Zurich lo tuvo para los dadafstas europeos enfadados por la querra entre sus pafses, Irénicamente, sin embargo, a esta pefia hay que entrar por un café, el Se0 Paulo de calle Huérfanos, a ries go de terminar ereyendo que diez afios son cinco y que lo que hoy es hombre unca fue nifio, hace exactamente veintisiete afios, en 1957. violeta y los otros “Victor era alumno de Pedro de la Barra en la cétedra de teatro chileno”, nos cuenta Isidora Aguirre. “Recuerdo ‘que Pedro me pidié una vez 60 pesos; estaba haciendo una colecta para Victor, a quien se le habfa quemado la pieza de la pension, perdiendo libros y ropa en el incendio’ Eran dias de estrechez y penuria, pero al café Sao Paulo entraban todos’ intelectuales, poetas, dirigentes poli: ticos universitarios, mdsicos. Una de las mesas solia ocuparia Violeta Parra, rodeada de amigos, foleloristas o gente que simplemente ¢reva en lo que ella hhacfa. Hasta alli llegaba Victor Jara teada vez que podfa escapar de algin ensayo 0 cuando las clases en la escue la de teatro terminaban temprano a mediodfa. Alli la conocié y trab6 amistad con ella y sus hijos Angel Isabel. Cuando se hacia tarde par tian juntos a la casa de algin amigo donde el vino y los porotos se encar gaban de alimentar el canto y la con: versacién nocturna, "Mujer poco convencional y sin la menor consideracién por las aparien: recuerda Joan Jara, “Violeta se tan. sereillamente como una campesina y, en una época en que las. de su clase lucian peinados ahuecados ‘© permanentes, ella llevaba ol pe- lo largo y casi despeinado, tal como la naturaleza lo dejaba. Era una pionera y ya habja pasado afios recorriendo a pie el campo con sus dos hijos, reco: giendo misica popular. Vivia_con los campesinos 0 actuaba en los circos pobres y desvencijados que iban de pueblo en pueblo durante los meses de verano, Cantaba segin la tradicion ‘campesina, casi mondtonamente y sin artificios; su guitarra y su voz parecian brotar de la tierra” Victor Jara, por su parte, volvia ya de su segundo viaje a Auble, adonde habia ido junto a su amigo Nelson Villagra, y comenzaba a interesarse seriamente en la mdsica popular campesina que recordaba haber escu: chado cantar a su madre en los predios de Lonquén, El contacto con raices que hacia suyas y que lo devolvian VIOLETA< fines de la década de los anos 50 migicamente a una noche poblada de estrellas en medio del campo, lo impulsabe a investigar con avider el material folcl6rico, las danzas, las canciones, el ritmo, la melodia de su propio.mundo interior guardado por afios. Fue entonces que comenz6 a trabajar con Cuncumén, un grupo de. misica popular e investigacion que le ofrecié combinar sus conocimientos teatrales y musicales dirigiendo la puesta en escena de un importante recital en el Antonio Varas, en 1959, “Cuando Victor se integr6 al gru: po Cuncumén", recuerda el actor Tennyson Ferrada, “'yo venia de Concepcién y me pidieron que ani mara un espectéculo que hacia el ‘grupo. Victor habia hecho Ja selec: cién de los temas y bailes que repre sentaban a casi todas las regiones del pais. Alli tuvimos un primer contacto, fen donde se mezclaban la masica y la escena, con ritmos y representaciones ‘en un montaje verdaderamente renova- dor’. Sin embargo, el verdadero debut teatral de Victor Jara no se produjo de Ja mano con la masica. Ese mismo afio, al igual que los anteriores, debia reali- zarse e| Festival Universitario de Tea- tro, oportunidad que los alumnos del CON Cuncumén cuarto afio de la escuela estaban a pun- to de dejar pasar si es que no trabaj ban répido una obra que fuera de fé- cil manejo para los actores, en vista del atraso que llevaban, En una semana Alejandro Sieveking escribi6 Parecido a la felicidad y cornenzaron los ense- yos con Victor como director y Bél- gica Castro como actriz invitada: "Mietor lo coordin6 todo", recer- daria despues Sievek ing; ““sacaba cosas de ti que ni siquiera sabias que poseye ras. Nos rodeaba un ambiente de tran- quilidad que permitia et desarrollo de la ereatividad de los actores, Te guiabea sin oprimirte, No tenjas la sensacion de que te empujacen a hacer algp, sino de ser orientado’ La obra fue un éxito y el inicio de una dilatada colaboracién entre Sieveking y Jara, quien continuaria dirigiendo las obras de aquél hasta muchos afios después, Mientras, Parecido a Ia felicidad se convirtié fen un suceso art(stico y al afio sit quiente la compafifa sac6 boletos para Buenos Aires, Montevideo y, mas tarde, para Centroamériea, en tuna gira que inclufa a Cuba, recién revolucionada por los barbones del Moncada. Antes de emprender viaje, Victor Jara decidié matricularse en fos cursos de direccién teatral, luego del éxito obtenido, “En los inicios del Teatro Expe- imental”, explica la actriz Marés Gonzdlez, “todos tenian titulos de profesores. En aquellos afios no se salfa con titulo universitario de la ucla de teatro, Entonces nos sen: tYamos disminuidos respecto de los otros, En cuanto a Victor, era muy ‘curios, y la Universidad muy inhi bidora (todavia lo es); habia que imponerse, porque te creaba comple- jos que a nosotros nos costé muchos afios romper’ ‘Segin cuenta Joan, Victor nunca se sintié del todo un actor, y pensaba que como director tendria més posibilida: des de aplicar su emotividad y sus ideas, La misica, el canto, la guitar Fra y 3 vor permanecian quietos, esperando la oportunidad para dejar de ser el acompafiamiento de fondo y transformarse en el principal argumen- to de su vida. La ocasi6n se le presen- tarfa a su regreso de Cuba, donde un hombre que se les habia acercado ‘mientras. esperaban ser recibidos por Fidel grabé en su memoria més o me- nos estas mismas palabras: “Vengo decirles que lamentablemente Fidel no podrd verlos hoy, pues ha surgido un iprevisto y no puede dejar la reu- nii6n, Sin embargo, si puedo hacer al- 90 por ustedes 0 quieren que conver- Me llamo Gue- vara, pero todos me llaman el Ch Era el comienzo de la década del 60, victor y los suyos ‘Al regreser a Chile, Victor so fencontré con Cuncumén preparando tuna gira de varios meses por Europa del Este, y habja que integrarse desde ya a las grabaciones que el grupo esta- ba realizando antes de partir: “Victor particip6 en la grabacién y en la prepa- raci6n del viaje como un compafiero més del grupo", relata Silvia Urbina, integrante de Cuncumén, Junto a Ro- lando Alareén, Elia Fuentes y Juan Collados, todos en el conjunto partici- pabamos trabajando con mucha serie- dad, desde el principio, estudiando © investigando al lado de la gente que se preocupé desde siempre por la cues- j6n folclérica, No desperdiciabamos ii desprecidbamos a nadie; lo impor- tante era mostrar lo que de verdad constituia nuestro propio folcior. S6lo asi Cuncumén logré el nivel y la calidad que tleg6 a tener” Paralelamente, un grupo de actores de la misma generacion de Victor, en- tre los que estaban Jaime Vadell y Gustavo Meza, se trasladaban « Con- ‘cepcién para trabajar junto a Tenny- son Ferrada en el espacio universita- rio de esa ciudad: “Un dia vimos apa recer a la Violeta Parra, que habia sido bbecada por a Casa del Arte de Concep- ccién para realizar allf Investigaciones foleléricas” recuerda Meza. “Era una cosa insblits que en ese tiempo no se veia: pagarle @ una persona para que realice sus investigaciones, aparte de que Ia Violeta tlegaba con todas sus petacas a vivir ahi mismo, como si al quien se fuera a instalar a la facultad de Derecho con todos sus legajos”. En Santiago las cosas se movian ido: Angel e Isabel comenzaban a pprocesar en ellos mismos el trabajo que - P : Violeta iba dejando tras de si, y Cun ‘cumén ya tenia un hijo: el grupo Lon. quimay, donde Richard Rojas se fo: ‘ueaba en la composicion y creacion de masica popular chilena: “Estudié: bamos ¢ investigébamos sobre el te rreno las raices folcléricas, Primero fue la etapa de aprendizaje y después su desarrollo en los encuentros que hhaciamos: pensébamos que habia que dinamizar el folclor, darle un desarro- lio apoyandonos en las formas tradi clonaies” En cuanto a Victor, despeg6 junto ‘@ Cuncumén a mediados del 61, y la gira @ Europa signific su primera pre: sentacion musical masiva. Aunque ‘acostumbraba a tomar la guitarra y a cantar en las fiestas, entremedio de los ensayos y delante de los amigos, hasta lentonces todo habia sido en familia o ‘acompafiando a un grupo. Ahora, des: pués de la gira, algo nuevo habia bro: tado en él. Como recuerda Gustavo Meza, "Victor se va a desarrollar como ‘compositor cuando nadie, ninguno de ~ nosotros, ni fo suponia, ni sabia, ni se {o imaginaba'’ ‘Aun asi, el teatro segufa siendo una verdadera vocacion para Victor: “En la gira, partieipd muy poco con noso: ‘ros en las visitas que hacfamos a las escuelas folcléricas, y por lo general siempre andaba detras de las cosas de ‘teatro, solo. Por su propia formacién y ess cosa innata que traia desde chico, ‘creo que estaba més interesado por Ia ereacién propiamente tal que por la cuestion educativa'’ De regreso a Chile, ademas de rega los para Joan, con quien viviria desde entonees, Victor Jara traia algunas ‘canciones compuestas en base @ melo- dias muy simples y transparentes, asf ‘como una reafirmacion de lo que de seaba como sociedad para el futuro “La impresion que a nosotros nos co- municaba", cuenta Silvia Urbina, “era que todo lo que estaba viendo era ex ‘traordinario, Tuyo contacto con la gente aun nivel muy préximo, casi doméstico, tangible, y todo ese contac to reafirmd sus principios; comprendia ‘que debja llegar con mas brios a traba jar por lo que se habfa planteado” Tenia que dar su examen final ‘como director y disponia sblo de dos meses. Se comunicé con su amigo Sieveking, y éste le most Animas de dia claro, una obra que habia sido montede por Domingo Tessier sin buenos resultados, Victor aplicé el mismo método que con Parecido @ a [ACTUANDO en Pa felicidad, y Mares Gonzélez dice no poder olvidarlo como actriz “Iniciamos el trabajo como un experimento de taller y result una de las cosas mas hermosas que he he cho en teatro. Le primera vez que se ‘monté Animas de dia claro, los perso: najes eran puras maquetas; pero con Victor logramos impregnarle la verdad y la ternura real del campo chileno, En 52 montaje yo me emocionaba cada vez —cosa muy rare y creo que se debja al método de Victor y a la forma como se trabaj" La obra, que apuntaba 9 un sutil y magico entrelazamiento de lo natural y lo sobrenatural, permitié a Victor uti- lizar a fondo todos sus conocimientos de la vida campesina, con su ritmo y su ingenuidad, tal cual la recordaba en sus propias composiciones musicales, y_ la presentacién resulté un éxito rotundo de piblico y critica, ingre- sando de inmediato al repertorio del ITUCH, institucién de cuyo equipo de direotores Victor habia sido nombrs: do miembro permanente. "Como director teatral”, opina Gustavo Meza, “en Victor se combi- na un gran eonocimiento y un gran res ppeto por el personaje, al mismo tiempo que una gran habilidad sensible para cido a la felicidad, de su amigo Alejandro Sieveking entregarlo, La puesta en escene era de tuna gran simplicidad, pero pléstica mente muy pertfecta” Una apreciacion similar hace Marés Gonzélez al rememorar el tipo de di feccién que aplicaba Victor Jara, donde “el respeto yy la verdad eran los pilares de su calidad de intérprete. No habia divorcio, y 1 exigia hacer las cosas de verdad, No hacia absolute: monte ninguna concesion, y s6lo asi logrébamos. crear la magia que carae: teriza al teatro. Victor Jara ha sido el Gnico director al que nunca he podido engaflar. No habia forma de hacerlo: © uno se metia 0 él paraba el ensayo hasta el otro dia, sin enojarse para na da por ello. Tenia una gran cualidad de intérprete, una gran capacidad de po- nerse al servicio de la honestidad y la pureza de la obra. Era un gran dador de sus capacidades”, Sin embargo, no todo fue llano y exento de conflictos por aquella épo: ca, Se acercaban las elecciones presi- denciales de 1964 y a Victor le habian asignado la direccién de Los invasores, de Egon Wolff, Seguro de sf mismo tras el éxito de Animas de dia clara =obra que habfa vigjado a Montevi- deo, donde Victor pudo entrar en contacto con otros directores latino- BAILANDO CUECA con Isabel Parra; avivan la cueca Angel Parra y Rolando ‘americanos— y consciente a la vez del “momento por el que atravesaba el pais, s© puso a trabajar en una in: terpretacién distinta a la que apunta- ba el autor: “La obra reflejaba una situacion politica bastante critica y aguda, y fue una pieza polémica que dividi6 a la gente", cuenta el mismo Egon Wolff, autor de Los invasores. “La obra’, dice Wolff, “donuncia la posicién dé la burguesfa rica frente a un mundo proletario, representando esto en un ambiente onirico. Hay que tomar en cuenta que Victor era miembro del Partido Comunista, un disciplinado militante, hasta donde podia serlo él como artista, porque un artista siempre disiente. La obra planteaba las deformaciones en la men- te del burgus por su terror a la iaquierda que venta, terror que yo atri- ‘buyo en parte a la culpabilidad de las clases burguesas que proyectan una imagen deformada de! presunto y po- sible gobierno popular. Por darse esa ‘obra en un perfodo politico en que el PC, aliado con el Partido Radical bajo la bandera de Salvador Allende, queria ganar el voto de la clase media chilena, mal podrfa querer proyectar una ima- gen de terror por Ia venida det gobier no popular, Entonces el PC, segura: ‘mente por alguien que leyé el texto de la obre, la consider peligrosa en ese instante y polfticamente inoportuna. \Wietor ya habia aceptado de buen gra do la direcci6n de la obra; entonces se Je produjo a él un desgerramiento in. terno entre seguir los dictados del par- tido 0 realizar un montaje que le pare: cfa interesante. Asi lo entend’ yo en. ese tiempo". ‘Ota version de la polémica que ge- rer en su momento el montaje de Los Invasores la entrega Tennyson Ferrada, ‘que segtin Wolff realiz6 “una estupen: da actuacion en el papel deel Chino’ “ “En ese momento”, cuenta el actor, "Victor habla tomado una posicién bien clara, que no era precisamente le del autor, ya que éste estaba haciéndo- les una advertencia a los suyos y Vic. tor cargé la mata a otros aspectos de! asunto. Conmigo hizo un protagonis- ‘ta, entonees en vez de ser el burgués el protagonista, fue el proletario. Los dos con Victor estébamos muy de acuerdo, entonces hicimos un proleta muy humano, carifioso, simpético”. Mientras, el canto lamaba con urgencia a las puertas de Victor Jara, Luego de dirigir algunas grabaciones de Cuncumén, habia continuado tra bajando y componiendo en forma independiente, mientras iniciaba la fundacion de una escuela de folclor en la Casa de la Cultura de Rlufioa. An- gel Parra acababa de regresar de Euro: pa para participar en todo cuanto fue- sa necesario para la campafia de Allende en 1964, y ambos cantores re tomaron vineulos, tocando juntos y ‘con Patricio Manns y Héctor Pavez en cuanto mitin hubiera, Derrotado al candidato de la iz: quierda, el movimiento cultural se reconeentr6 en sf mismo la pena de todos EI Tio Roberto Parra tiene su pro: pia y ‘particular version de lo que co: menzé a suceder a mediados de los afios sesenta con el canto popular y sus intérpretes: ““Un dia yo voy a visitar al Angel y a la Chabela a Carmen 340, donde se habian instalado, y voy Hiegando cuando me ven, y el Angel di ce: iT/o, lo estdbamos necesitando! dara qué, le digo yo. Queremos que ‘nos haga unas mesas y unos pisos por ‘que vamos a hacer una pefia aqui, t/o, Asi que yo les hice todas las mesas y los pisos y ellos empezaron a trabajar. La primera vez llegaron cuatro perso- ras para terminar con cientos y cien tos y miles después. Al. principio esta- ban solos, y después llegaron Kiko Al: varez, Victor Jara y todos los otros Ere el primer sintoma de algo que querfa comenzar a moverse, a tomar vida propia, a comunicar. Los anfitrio- nes Angel e Isabel empezaron a entre- gar los temas de otros cantores latinoa rh mericanos que habian aprendido en sus viajes, y a invitar a tocar a Rolando Alarcén, Patricio Manns y Victor Jara, ‘quien pasarfa a formar parte del elenco habitual de la Pefla de los Parra duran- te los cinco afios siguientes. El contac: to habitual con un piblico cada vez ims exigente estimulaba a los composi- tores a seguir en su trabajo, y uno de los resultados inmediatos de las actua- ciones de Victor Jara en la Pefia fue la posibilidad de grabar su primer single y aleanzar un circuito de difusion que poco @ poco tenfa que ser abierto por el canto popular. “Era toda unahermandad inmensa’’, recuerda el T(o Roberto, ‘‘una pefia hhecha con inteligencia. Hab/a una so la de discos, mantas surefias, trabajos del norte, céntaros de greda... Todos los artistas que ven‘an a Chile tenfan que pasar por le Peita’’ ‘Aparte de convertirse en un impor: tante contro para la expresin de un nuevo tipo de cancion, la Pea so ‘ransformé en un punto de reunion y encuentro de todos aquéllos que soli- darizaban con la Revolucion Cubana, descrefan del gobierno reformista de Frei o simplemente sentian que lo ver- dadero estaba en ese ritmo golpeado, duloe y firme a la vez, que los intérpre- tes sacaban de sus guitarras. “Lo que nos interesaba’ explica Ri: chard Rojas, “era dar a entender que era posible Una nueva proyeccion del canto. Mucha gente no crefa en esto. Le formula era bien clara: apoyarse on las formas tradicionales y aportarle un contenido nuevo. En este desarrollo se fue adquiriendo el compromiso de que a través de esta cancién podiamos de: cir algo, y no quedarnos en el paisajis- mo 0 en Ia cota fotogréfica. El lengua: Je mismo tenfa que ser nuestro. Pensé- bamos que e! amor debfa cantarse co- mo lo viviamos en verdad, y no con cebollas”, Integrado totalmente a estos propé- sitos, Victor Jara segu’e componiendo Y participando destacadamente en la Pefia, donde su popularidad crecfa y su calidad se afirmaba: “Victor era més completo porque tenfa la cosa musi- cal y teatral juntas, Su obra era redon: da. No era una cancién improvisads. Un tema lo desarrollaba de tal manera que ten‘a la calidad musical, la calidad Poética, y su contenido elarisimo...” Mas efusivo en sus recuerdos, el Tio Roberto les saca punta’a las ‘actuaciones de Victor Jara en la Pea, donde trabsjé junto a é) durante siete afios: “Yo acompafiaba a la Chabela y al Angel con la guitarra, y siempre le decia: oye Victor, ti eres lo mejorcito que hay aqui. Nooo, tfo Roberto, me decia él, si aqut todos somos iguales, usted dice es0 porque me quiere y Porque somos amigos. Pero yo s6.que 61 era lo mejorcito de la Pefia. Buen mésico, buen poeta, buen artista, buen amigo... Las tenfa todas el Victor’ Su actividad teatral, en todo caso, no disminuta, y La remolienda, una nueva obra de Sieveking, le ofrecié la ‘oportunidad de realizar un montaje auténticamente campesino, sin os cl ‘chés que solfan desrrealizar la vida rural en el momento de su presentacién. Junto con agregar una buena cantidad de detalles que enriquecian el ambien: te, Victor escribié la musica y les ensefié a los actores las danzas y bal- les folcl6ricos que habia aprendido en. su trabajo con Cuneumén. “@uando Victor hizo La remolien- da”, cuenta Tennyson Ferrada, “puso todos sus conocimientos en juego para hacer un gran sainete, como lo califi- qué yo entonces, sin que cayera muy bien esta definicién. Un gran sainete Chileno con los trazos gruesos y todas b las cosas que parectan exageracionss y que sin embargo Victor las hizo per: fectamente creibles. Dificilmente esa puesta en escena ha sido superada’’ La obra fue un éxito, y le vali un eodiclado premio como mejor di: rector del afio, y una invitacién a Es- tados Unidos e Inglaterra que harfa efectiva en el 68. Victor Jara parse encumbrarse en el teatro y la cancion ‘como un solo intérprete, sin fisura El ejemplo de ta Pefia de los Parra cund’a en otros ambitos y ciudades, y Ya era posible distinguir no s6lo figu: fas en el canto popular, sino todo tun movimiento que surgfa, definiendo lineas de trabajo esponténeamente, ereando nuevos espacios, conectan’ do con otras realidades que empezs- ban a conmoverse en la sociedad chi: lena. René Largo Farfas inauguraba Chile Rie y Canta, un proyecto més ‘masivo que el iniciado en el reducido espacio de Carmen 340, y de Vilia y Valparafso llegaban noticias de nuevos ‘grupos que comenzaban a integrar el ritmo de los Beatles y de los Rolling ‘Stones al espacio propio. Los hivas ‘mezolaban la guitarra con la trutiuca, y los Blops ensayaban una misica ur: bana ligada a las nuevas realidades que el gobierno demécratacristiano desnu- daba sin lograr_modificarlas, Las universidades organizaban pefias'y fest: vales para recaudar fondos, y las inquie- tudes por una mayor participacién, un presupuesto adecuado para la inves- tigacion y la extension, as como por una remocién de los arcafsmos que fen su interior persistian, alimentaban la idea de una reforma, “A su regreso de Europa”, cuenta Joan, “Violeta encontré floreciente y firmemente arraigada la iniciativa de sus hijos. Aunque hab/a cantado con ellos allf cuando llegd en 1965, estaba planeando la realidad de un proyecto que siempre habfa sofiado. Finalmente ‘obtuvo el apoyo de la municipalidad de La Reina, donde vivia, para levan: tar una carpa de circo que convirti6 en su propio centro cultural, dedicéndolo al folclor, las artesanias y el arte popular. La earpa de circo atrajo a un BUblico distinto del de Carmen 340, Reouerdo una ocasién en que encon- tramos a Violeta cocinando en una pri- mitiva cocina al aire libre, preparando todo para la sesion nocturna. La otra vez fue durante las Fiestas Patrias, fe cha en que los cantantes folcloricos se reunfan instintivamente en torno a Violeta. Pero la carpa era un lugar enorme y frio que carecia de la intimi: dad de la Pefia. El nombre y la fama de Violeta Parra no bastaron para Nenarla" ‘Sus afios de Investigacion comenza. ban a hacerse sighificativos en el te reno de los j6venes compositores, mientras que el reconocimiento pibli- co s6lo Hlegaria en 10s ciltimos afios de su vida, La actividad febril que ca- racterizaba al movimiento cultural de la época tuvo que hacer un alto forzo- socuando Violeta Parra se suici- dé en la carpa de circo de La Reina, ¥ fue entonces cuando el canto popular reconoci6 en ella a su principal artifice. Tiempo antes de partir a Inglaterra, \Vietor Jara habfa tenido la oportuni dad de graber sus primeras composicio- res en un single, y gracias al interés de tun locutor radial convencido de la im- portancia del nuevo tipo de canto que corria en Carmen 340, las radios ha- fefan sonar poco a poco Ei cigarrito y La beata, canci6n que desat6 un tem poral de protestas pot lo que se consi deré un insulto a la Iglesia y a los cu- ras. Las radios decidieron sacarla de 0 circulacién y la Peta se repletd de ‘gente que pedfe escucharla: ““Recuer- do que tenia un estigma con ese can- cin’, dice Carlos Necochea, ex-inte tgrante del grupo Los Curacas que ac- ‘tuaba en Ie Pefia: "Victor decia que habfa que darle @ la gente las can: clones que uno quiere entregarle, Y no hacer sentir al piblico que tiene derecho @ hacer y a deshacer con el artista en el escenario. La beata se la pedfan todos los dias, y él estaba sburrido de cantarla, pero sab/a que no se podia ya desligar de ella; en. tonces, cuando terminaba y le pedfan repeticiones, él se paraba entremedio {el piblico y empezaba a mirar con los coos desorbitados y 3 preguntar qué pasaba: m2 >Om Onr e noe 37a & GUITARRAS MESKO ESTUDIO CONCIERTO FUNDAS ESTUCHES REPARACIONES INSTRUMENTOS DE CUERDA EN GENERAL Sen Francisco 378 - Fonos 31342 380074 Santiago -CHILENO mco—Acow roz—-

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