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“Raishtal 20° erat joo 19 eaeula c : ) Vie) ETICA POLITICA DE LA ACCION COLECTIVA' Francisco Naishtat Carrera de Ciencia Politica ¢ Instituto Germani Facultad de Ciencias sociales de la UBA Resumen El presente articula analiza ta aceién colectiva en tres nivelestesricos vinculadas con Te cconsiruceidn del sujeto: a) la performatividad del sujeto ela enunciacién del nesateas camo _generacién ilocucionavia del agente colectivo; b) la relacidn entre la identidad y ta jpseidad -twnar distincién que Ricoeur trazé para la conformactén de la sukjerivided en general- en el émbito especifica de la acctén colectiva; ¢) los dos niveles de responsabilidad ent ta acctén de acuerdo con ee la “prise en charge” de la accién colectiva. Se concluye can tna articulacién det andlisis epistemolégico can ta ética politica como grit de comprensién para la racionalidad de la acelin colectiva en ef marco tedrico de la accién comunicativa 1, INTRODUCCION El disparador de este articulo es el problema de Ia demarcacién, al interior de Ia esfera de fa accién social, entre Ia accién social individual y Ja accién social colectiva. Es conocido el eélebre ejemplo del paraguas con el que Max Weber, en el cap. | de Economia y Sociedad, distingue ta accién social de la accién no social “No toda clase de contacto entre los hombres- escribia Weber- tiene caricter social; sino s6lo una accién con sentido propio dirigida a la accién de otros (...) cuando en la calle, al comienzo de una Jluvia, una cantidad de individuos abre al mismo tiempo sus paraguas (normalmente), fa accién de cada uno no esté orientada por la accién de los dems, sino que la accién de todos, de un modo homogéneo, est impelida por la accién de fa mojadura” ?. EI caricter social una accién debia asi descubrirse, para Webcr, en la orientacién del sentido subjetivo que la determina, de modo tal que la accién es social cuando este sentido se halla orientado en relacién con las acciones de ottos agentes. "Pablo Gilabert y Gabriel Nardacchioue discutieron una versién preliminar de este texto permitigndome, gracias a sus observaciones, ampliar algunos puntos en referencia a contrato social y accién colectiva. Las diferentes discusiones mantenidas con Osvaldo Guariglia sobre los actos del habla asociativos y sobre acciones ilocucionarias acotadas a un ajuste sistémica me ayudaron a ampliar mi enfoque preliminar sobre pragnnitica ilocucionaria y accién colectiva CL, [Weber, M.1984]. pag. 19. i embargo, esta demarcacién entte accién social y aceién no social, en fancidn de la orientacién del sentido de ta accién, no resulta atin suficiente para Ta stinci6n, en ef dominio de las acciones sociales, entre [a accién social individual y Ja acci6n social colectiva. Algunos ejemplos ilustran esta dificultad: fa accién ‘econdmica de un jefe de empresa, que compite en contra de otros empresarios en el mercado, es una accién social, pero no tratariamos a esta accién como accién colectiva, En cambio, la accién social de un conjunto de empresatios, unidos en un programa de presién politica para obtener un rédito en fa definicién de un plan conémico nacional, es, sin la menor duda, una accién colectiva, {Qué debemos comprender cuando decimos que “unos agentes emprenden una accién colectiva”? {Es nuevamente en la orientacién del sentido individual q hia de hallarse Jo que confiere a la accidn su carécter de accién social colectiva, 0 bien hay en las circunstancias de accién colectiva un emergente causal macrosocial itveduetible a los agentes individuales? Por tras de esta pregunta yace la disputa clasica entre realistas y nominalistas sociales, 0 si se. ptefiere, en términos popperianos, entre holistas ¢ individualistas metodolégicos’. Es sabido que Web: toma partido por ef segundo término de la allernativa, al colocar su investigacién sociolgica bajo la presctipcién ce “métodos estrictamente individualistas™. La figura teérica que le permite caplurar la acci6n colectiva sin trasponer los limites de su nominalismo es la categoria de relacién social: “Por atelaciény social debe entenderse una conducta plural- de varios- que, por el sentido que encierra, se presenta como reciprocamente referida, orientindose por esa reciprocidad. La relacién social consiste, pues, plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuaré socialmente en una forma (con sentido) indicable; siendo indiferente, por ahora, aquello en que la probabilidad descansa™®. La reduccién de los sujetos colectivos a relaciones sociales, entendidas tal ‘como Weber las define, es un tratamiento de Ia accidn colectiva que es coberente con el gito nominalista, y metodolégicamente original dentro de la gran tradi sociolégica individualista, que de Hobbes a los marginalistas austriacos de principios de siglo, denuncia la ilusién y el encantamiento que ejerce In cosificacién sobre nuestro entendimiento de Ja interaccién social. De algin modo, el desencantamiento (Entzauberung) del mundo - que alrapa la curiosidad tedrica y hermenéutica de Weber- tiene su contracara metodolégica en el desencantamiento del lenguaje Jeédrico, para el cual el programa nominalista constituye- en la mirada de Weber- un anelaje decisivo. Sin embargo, podemos preguntamos si ef mismo rigor nominalista GF, [Ropper, K., 1984], p. 151 y [Naishtat,F, 1995}. 46m 1920, aflo desu muerte, Weber escrbin en na a carta a Robert Liefinann: "Si, en defiitiva, me hice socidlogo, como fo indica el decreto de mi nombramiento, ha sido eseacinlmente con objeto de poner término a estos ejercicios a base de conceptas colectvas , euyo especto no casa de merodear. En otras palabras, tampoco la sociologla puede proceder sino de las acciones de wo, de algunos 0 de numerososindividuos separados. Por eso se encuentra obligada a adoptae métodosexrictamente individualist". CE. [Mommsen, W., 1965} cr, (Weber, M. 1984], pag. 21 aque le permite a Weber desmenuzar lo que subyace como actitudes subjetivas en In Vida social, y reconstruir en esos términos el orden y la dominacién, no le encierra ‘multéneamente- y a pesar de todas sus precauciones respecto de Ia sacralizacion de Jo metodolégico- en una “jaula de hierro” sociolégica, al impedile capturar en profundidad todo ef alcance teérico y empitico que los “Nosotros” poseen en I prictica social’. {Es posible conferir a lo colectivo un nivel de realidad y de profundidad compatible con st relevancia en las formas de vida, sin por lo mismo recaer en la statizacién precomprensivista del naturalismo o en un psicologismo de masas en Ia tadicién de Le Bon? Intentamos bosquejar en el presente articulo una mirada sobre la accién colectiva que trata de articular ef punto de vista de In Verstehen con ‘una sensibilidad te6rica pot los sujetos colectivos. Esta sensibilidad es un interés prictico por In cohesién de lo colectivo, en un momento histérico de plena veviviscencia individualista. Un interés que puede considerarse como una mera jnherencia valorativa (Wertbeziehung) de nivel metatedrico, en el sentido cpistemoldpico de Rickert 0 del mismo Weber, pero de contenido jnverso: mientras que Ia época y la sociedad de Weber vefan derrumbarse ante si al individuo bajo las formas burocraticas de dominacién, to que permite comprender el sesgo valorativo individualista por parte de ese humanismo ilustiado, nuestra época y sociedad de tmasas conocen cada dia mas la soledad del individuo y Ia desagregacién del lazo Social, determinadas, en parte, por condiciones de supervivencia basadas en Ia competencia individual generalizada, y en parte por ese repliegue de los valores que anticipé Weber con su metéfora “del cofie vacto”, En este contexto de serializacién a gran escala, In pregunta por la accién colectiva conecta a la teorfa social con esa filosofia social a ta que apuntaban Matx y también Dewey’, al vincular Ia investigacién social con ta preocupacién por la tiansformacién y el mejoramiento de la sociedad humana. Esta sensibilidad parece hoy estar acercdndose nuevamente a la ribera de la teorfa social, que se despierta de ‘una década de apatia por todo interés prictico explicito, habiendo transferido, sin Yemasiada manvaise conscience, dicho interés a la filosofia moral y a Ia politica, y confirmando a Dewey, cuando denunciaba en 1920 que “en teoria, nos hemos librado. Timpiamente de los particulares; los hemos situado en su categoria y bajo su titulo adeeuado; los hemos etiquetado y fos hemos colocado en un casitlero dentro de un inueble de Ia clasificacién sistemtica que tiene el rétulo de ciencia politica o in parte tal ha sido Ia crtica del socidlogo franeés Georges Gurvitch, quien, cesde wa dpc imandsta, denuineiaba en Weber “el nominalismo probabitista que le impidié asi la sociedad, los trupos, fs clases, los Nosotros, asf como sus obras directs; Ia inmensa erudicin hstrica de Webe eincluye Gurvteh-no hace mds que disimular esa denolicign” CF. (Gurvteh, G., 1958], Ver tomb tn [Gurviteh, G, 1957) larelaci6n que el autor establece entre ese nominalismo en cuanto al conerpto Geclase socal y el platonismo cultura en cuanto a fs valores: “traténdose de las eases sociales- ‘Jenuneia Gurvitch acerbamente- su platonismo de ls signifieados y de los valores no logra salvavlo” "Cf, [Dewey, 1, 1959] sociologla. Pero en Ia realidad empirica siguen siendo tan confusos, desorganizados y conturbadores como fo eran antes”. Dectamos que intentamos conectar aqui la tradicién de In Verstelen con una sensibilidad tebrica por los sujetos colectivos. Esta conexién os parece metodolégicamente viable a partir de ta obra del dltimo Wittgenstein’, es decir, invirtiendo el punto de partida sustancialista: lo colectivo no es un fantasia en ‘accién embebido tras las formas aparentes de relacién social, sino que es plenamente ‘Visible en las formas de vida mediadas por ef habla. De alli que nuestro primer paso sea dejae hablar al lenguaje, examinando en las formas pragindticas- de uso social del lenguaje- los Nosotros y la performatividad del sujeto colectivo. Desde el punto de vista pragmitico estas dimensiones piiblicas confieren un grado de realidad a to Colective que no implica ninguna fantasia ontolégica acerca de un fastasma en accién. En cambio, ponen de manifiesto la irreductit ilidad de una subjetividad colectiva que, mas allé de una psi ologia de la identidad, sirve de base a una ética poli ‘de lo colectivo, susceptible de articular lo que Ricoeur'®, después de Heidegger!! y del primer Sartre’, Hama jpseidad, esto es, Ja subjetividad qua proyecto y gua responsabilidad, I. SEMANTICA Y PRAGMATICA DE LA ACCION COLECTIVA Desde un punto de vista sendntica, es decir, de la correspondencia lenguaje- cosa, el programa reduccionista del individualismo metodol6gico es inobjetable, ya que el quiénes de un Nosotros es siempre aqui- ontoldgicamente hablando- unos cuantos individuos disotetamente dados. Poco importa que el niimero sea cinco 0 wt billén en principio cualquier totalidad de individuos humanos es dicreta, y por ende ‘enumerable en una lista de nombres propios individuales. Por ende, seménticamente, hhay siempre reduccién de las descripciones de segundo orden- en terminos de personas colectivas- a deseripciones de primer orden- en términos de individuos. Los puntos de vista del socidlogo de masas y del detective privado pueden aqui ser coincidentes: toda accién colectiva es la accién de unos cuantos individuos discretamente identificables. Seménticamente, por ejemplo, da lo mismo decir que: (1) Nosotros estamos actuando juntos, © decir que: (Il) Yo estoy actuando con Morel y Justina * Pid, p. 258-258. CL {Wittgenstein Ly 1958] CL {Rticocur, P, 1990]. 1 Cf (Heidegger, M. 1980}. Gf Sartre, FP., 1980}, pp- 487-681 Lo colectivo en la accién, semanticamente, es el ndimero de la accién. Pero el nimero no es sustancia, ni propiedad de los individuos de un concepto, como sabemos despuds de Frege", sino mera extensién del concepto in fofo: si los hijos de Pérez son cuatro, esto no quiere decir que cada hijo de Pérez es cuatro, como en cambio infeririamos si dijéramos que los hijos de Pérez. son gordos. Seménticamente yo no soy ese mimero ‘que identifica mi accién como accién colectiva, pero la Jescripetén de la accién colectiva como serie disereta de individuos muestra ese nimero como propiedad de Ia clase in foro. Lo colectivo se reduce asi a su extension yel niimero de Ia accién es otra forma de hablar de esa clase cuyos miembros somos nosotros. La clase se reduce de esta manera a Ja lista exhaustiva de sus miembros. ‘Abora bien, es en el nivel pragmético de andlisis, y no en el senintico ontolégico, que aparece una inreductibilidad de los sujetos colectivos a sus onstituyentes individuales. Pragméticamente, no hay hecho sino en el marco de un modo de desctipcién, y el hecho es solidario de este marco. De este modo, en vex de ‘buscar los componentes elementales que subyacen en nuestro fenguaje de la actién colectiva, el anilisis pragmatico exhibe las relaciones inespetadamente complejas gue existen en nuestra formas usuales de hablar de este tipo de aceién, Estas formas hho comportan validez universal ni necesidad ogica, y podriamos imaginar, en principio, un lenguaje que proscribiera tos Nosotros de su vocabulario'. En realidad, fos Nosotros, proceden de nuestras formas de vida, y esto es Io que ef andlisis pragmético ineorpora como punto de partia: “Lo que debe ser aceplado, lo cao, es "podsfamos decit- formas de vida” (Wittgenstein, Investigaciones Milaséficas, Uh, i) Peter Winch, retomando a Wittgenstein, resume esta diferencia enlve los niveles gemintico y pragmatico cuando escribe: “Tenemos que buscar, no lo que esti oculto debajo de nuestras formas normales de hablar, sino lo que esta oculto en nuestras formas normales de hablar””* Pero gqué es Io que esté oculto en nuestras formas normales de hablar de ta aecién colectiva? A nuestro parecer, lo que aqui esté oculto, es Ia doble performatividad de la decision. Los Nosotros, en efecto, son simultineamente ese hablante que enuncia el acto del cual es sujeto, y el resultado ilocucionario de esé enunciacién: en la decisién colectiva, 0 en la dectaracién comin de intencidn- cuando proferimos: “decidimas, nos los aqul reunidos..., 0 en el enunciado del Predmbulo de nuestra Constitueién: “Nos los representantes del pueblo de la Nacién ‘Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente (...)"%, hay una doble cE, (Frege, G., 1973] “Mfgecientemente se me coment6 el caso de una asamblea de pratesta del Departamento de Literatura Comparada de una uriversided norteamerican, en presencia del Chainnan, donde fos estudiantes, en vor de dirigitse a Ia autoridad en nombre de todos, hablaban cada uno en nombre propio y de sus Guetesingividates. Esc ejemplo banal do wna idea de lo que posta ser un enguaje sin I igure del Nosotros. Cf, (Winch, P.. 1971}, p. XVI © CE Constitucign de a Nacion Argentina, Mawis, 1994 direccién de In enuncincién que no ha sido considerada pot Ia teorfa estindar de los factos de habla’, y que se ha insinuado en ef anilisis del discurso politico, pero desde tina petspeetive diferente, vinculada no a fa aootén colectiva, sino a In palabra del enunciante politico como instituyente de una bipolaridad amigo- nemigo"®. Lo que wos interesa enfatizar aqui es diferente, a saber, In ipseidad del Nosotros como niicleo performativamente constituido de un proyecto colectivo, y no el uso retérico y perlocucionario del Nosotros como bipolatizacién estratégica del campo politico. De que no hay colapso de lo primero en Io titimo es algo que, precisamente, est dado en la forma de vida. Esta forma es In del pacto, acuerdo, promesa o decision colectiva, Sostenemios que ef uso que hacemos aqui det sujeto colective, y que sintécticament mparece en el proniombre personal (primera persona del plural, o simplemente en la conjugacidn del verbo, es pragméticamenble irreductible. Bn efecto, Ia dectaracion G Nios las personas aqut reunidas decidimos declararnos en huelgs No puede sustituirse por: (5) Yo decido daclaratme en huelga junto a (con) Pedro, Juan, Maria y Silvia La declaracién de intencién colectiva o de comin intencidn tiene que hacer aparecer, cn efecto, atta figura nueva, a saber, Ia persona del pacto, y que emerge por efecto de Ie enunciacién en el mismo sentido que con Austin o con Searle la promesa individual aperecta por efecto de su enunciacién. Esto es precisamente fo que Ihncomos al decir: damos forma visible al pacto. El pacto emerge aqul elaramente al decir In cosa, Es una figura, como decfa Austin in saying y no by saying: no es algo que hacemos por efecto del decir, sino al decir”? De este modo, el pacto- en In precisa medida en que es una decisién compattida recfprocamente por cada uno de los agentes que suscriben al mismo- tiene que dectararse simultéineamente pot todas las partes que fo sustentan muche mas, el pacto hace aparecer una nueva figura que es el colectivo que suscribe al tnisino. El colectivo establece el pacto en la exacia medida en que el pacto establece a1 colectivo: entre el pacto y el colectivo aparece una suerte de eorrespondencia biunivoca: ef colectivo no precede al pacto, ni el pacto puede preceder al cotectivo: hay emergeneia recfproca de ambas figuras. La diferencia entre ef acto ilocucionario conjupado en singular y el acto ilocucionario considerado es que, mientras que en e SF ———————_"—"———"[ Fimulténeamente al hablante y a su promesa. No lo crea como entidad empitica sino fomo persona moral del acuerdo, que es» su vex Ia arficulacién subjetiva del proyecto. No negamos que ese colectivo pottria haber tenido antes del pacio wna Tek, [Awstn, J, 19623}, [Avstn, J, 1962b}, (Austin, J, 1989}, FSeare, J, 1989}, [Hlabermas, J 1987] y {Guariglia, O., 1996). Neg. [Verdn, E,, 1987] y (Guliérver, R., 1997}. "CF, (Austin, J, 19626} forma de existencia empitica, pero esta altima es solamente en-si, es decir exterior y fictica, mientras que el pacto genera ahora su forma para si, es decir, como promesa teciproca de todos los miembros. Este paso de una modalidad empitica de Jo colectivo a una modalidad ilocucionaria encierra el pasaje de la mismidad a la ipseidad, dos formas diferenciadas de la identidad cuya distincién cobra wn lugar central en el discernimiento de la accién. La accién colectiva se instituye por ende en referencia ilocucionaria a un acto que es el pasaje de a mismidad a la ipseidad. No cabe duda de que esta consideracién tiene un referente claro en el tratamiento que Rousseau hace del Contrato Social”. Se agregan simplemente dos observaciones, a saber: a) que la nocién de voliuntad general, severamente criticada por los partidarios del individualismo metodolégico”! y por la teoria elitista de la democracia”, recibe a fa fa luz del tratamiento pragmitico una mirada aquiescente, al hhacerla pasar como fuente ilocucionaria del compromiso mucho mis que como voluntad determinada materialmente en los (érminos de una preferencia social empiriea; b) que esta figura del pacto, sin embargo, no es mera virlalidad, en Jos términos de un recurso ficcional contrafactico y ahislérico, como en’ el conttactualismo hobessiano, sino que es -como en Rousseau en relacién con la teorla de la democracia- la actual contrapartida subjetiva a las formas de accién colectiva que toman cuerpo en fa articulacién de un Nosotros plasmado en nuestras formas hist6ricas de vida; c) que Ia voluntad general no es, por tanto, consenso en la determinacién de la preferencia, como se suele matinterpretar en la teoria de la eleccién racional, sino el acto que resulta en el acuerdo respecto de la norma que instituye la accion colectiva como ipseidad. Reparese que esto es muy diferente de una persona colectiva que nace de la declaracién de un tercero, como en el casamiento, donde ef oficiante declara a la pareja marido y mujer. Aqut es el oftciante quien realiza la declaracién, mientras que ‘en ef pacto performativamente instituido por los actores, es el colectivo quien se ‘auto-instituye. Se trata de una promesa sinwltdnea, de un juramento simulténeo y reciproco donde cada uno- como escribia Sarire- es a la vez agente y mediacién”’. ‘Ahora bien, Ia forma sintactica para esta promesa reciproca y simulténea que es el pacto (y aqui repfrese en la similitud de forma entre el pacto y Ia decisién) es el nosotros declaramos. Aqui, en su dimension progadtica y performativa, el nosotros declaramos es claramente itreductible, aun si en la descripcidn del acto, la misma figura colectiva pudiera ser reducida a sus componentes individuales. Por ende Hlegamos a la conclusién de que el nosotros es pragmaticamente irreducible, aun 1ra ser semdnticamente desagregado en st extensién serial discreta. ® pablo Gilabert me sugirié con muy buen fino fa referencin a Rousseau en este punto. Cf. Rousseau, Joly 1976], Le, cap. VI, pp. 89-104. ACE, [Naishtat, F., 1993] NEE [Schumpeter,J., 1984], cap. 21, pp. 324-343 y [Naishtat,F. y Kitzberger,P., 1995}. DCE, [Sartre LP, 1985), Libro f, parte D, pp. 361-449. III, RESPONSABILIDAD VS. COMPLICIDAD La irreductibilidad pragmatica del colectivo asume una doble faz, que queda expresada por Ia dupla responsabilidad individual-responsabitidad colectiva. Si la decisién es asumida simulténeamente por cada uno, la responsabilidad- al menos en el orden jutidico- es distribuida a cada miembro en fineién de su rango y jerarquin fen el coiectivo; pero performativamente, esta accién es asumida por todos en un sentido indivisible; en este ailtimo respecto se trata no de la responsabilidad legal por jo que cada uno hace en particular, sino de la reactualizacién del eolectivo en el responder ante otros por la accién comin: nace otra forma de la responsabilidad, a saber, [a responsabilidad colectiva. La figura de la responsabilidad colectiva deja asi aparecer la ipseidad del nosotres como algo que cada miembro react raliza en su eraccién dialégica con la sociedad. gDe qué respondo? De una accién que es adscripta simulténeamente a un conjunto de personas; me hago responsable de esa ficeidn en la precisa medida en que soy participe de In decision de ta misma, Esa aceién de la cual me hago responsable es también mri accidn aunque no es privativanente mia: es simulténeamente mi accidn y la del colectivo. Por ende mi fccién adinite dos desctipciones, como propia y como comin, Simulténeamente estoy juzgando lo que hago en particular (por ejemplo A) y fo que hacemos en comin (por ejemplo B), La misma accién es ast pasible de un doble juieio: el juicio de alcance individual y el juicio de alcance colectivo™ De este modo, si a los fines juridicos de la imputacién, lo que aparece como regla juridicamente instituida es la adseripcién y distribucién de responsabilidad @ fos miembros individuales, en Ia estructura pragmatica de Ia constituctOn del sujeto, la figuta de responsabilidad por el nosotros es insustituible. La ipseidad del sujeto colectivo es inseparable de la responsabilidad colectiva, De esta manera, performatividad, ipseidad y responsabilidad conforman una trlada que presta consistencia a la figura del sujeto, La responsabilidad tendlra por ende un doble cariz: podri desapregarse en funcién misma de la composicién del grupo a partir de una Fistiribucién de Jas cargas en relacién con la funci6n y la jerarquia de cada miembro, y simulténeamente presentaré una articulacion judicativa con fa nccién comin. Sin embargo, hay otra figura colectiva que linda con el pacto y con la responsabilidad por Ia accién comin y que es menester disociar anaiticamente: de esta tiltima mientras pretendamos caracterizar aquella institucién de ta accién colectiva que nos parece televante para la ipseidad ilocucionaria del sujeto: se trata HCL Uaspers, K., 1990} de la complicidad. En efecto, esta illima ‘obedece a la construccién de una malia de proteccién, la cual, aunque es instituyente de una forma de solidaridad y de cohesién colectivas, se disocia de Ja responsabilidad por cuanto se presenta como la suspensién de juicio”’ y la restriccién -bajo 1a autoridad del colectivo- de la decision personal, acarteando Ia inversién exacta de la figura anterior. Si la responsabilidad colectiva presupone el responder por la accién comiin en el horizonte dial6gico de Ja confrontaci6n ilocucionaria de mi juicio con el juicio det otto, la complicidad es la suspension de mi juicio y la sustraccién de mi accién a fa confrontacién con el otro, en la figura de una autoclausura que neutraliza de antemano [a interaccién dialégica. En este sentido, la complicidad es exactamente la desresponsabilizacién colectiva, que retrotrae, a término, a la serializacién, por cuanto ahoga en Ja suspensién de juicio y en la autorrestviecién del didlogo In posibitidad de ta reactualizacién iMocucionaria de Ia ipseidad del sujeto. La complicidad, en este sentido, procede de aquella dimensién trunca de accién colectiva que se artioula excluyentemente en tn mismidad empirica de una pertenencia identitaria que no logra nunca realizatse como ipseidad, es decir, como decisién reactualizada en ef juicio (es sintomético que en griego, juicio y decisién procedan de una rafz etimolégica comin: Krino, una caracteristica que tambign presenta la rafz, alemana Bntscheid). Ahora bien, a la luz-de esta oposicién entre complicidad y responsabilidad colectiva, es menester distinguir entre aquello que el pacto constrifie a cada cual y aquello que trasciende et pacto, como un todo, hacia la formacién del juicio, que es simulténeamente el limite y el inslituyente reactualizado del pacto. Esto ha sido en general ignorado por Ja tradicién contractualista anterior a Rousseau’, y sélo la feorla de Ja accién comuinicativa permite, a nuestro entender, dar aqui un tratamiento satisfactorio. La responsabilidad se ha entendido generalmente como la responsabilidad individual por fo que incumbe a cada cual en los términos del pacto, ¥ la responsabilidad colectiva se ha diluido en la figura de una desresponsabilizacién individual. Sin embargo, es el punto de vista contrario el que asumimos aqui: Ia responsabilidad colectiva no s6lo no es la destesponsabilizacién individual, sino que ‘es la tinica forma de responsabilidad que permite reactualizar el sujeto colectivo y fijar sobre el mismo una mirada critica, es decir, aquella mirada que preserva el juicio individual. La figura de la responsabifidad colectiva, al obligarme a responder sobre el grupo, me obliga simulténeamente a mantener sobre ese grupo la mirada critica que preserva a mi persona individual de cualquier falacia de obediencia debida. Supdngase que mi accién en mi grupo de referencia es iocucionara. Pero resulta ahora que este grupo, pongamos G, es susceptible de operar estratégicamente Y no ilocucionariamente, Ahora bien, jen qué téeminos hemos de describir mi Accién? Yo actito con arreglo al entendimiento, y por ende ilocucionariamente, al interior del grupo G, peto la accién de G, tomada in roto, es ahora estratégica y con cr, (Poulain 1, 1993} % Con ia excepcién de Spinoza: CF. (Spinoza, B, 1965] arreglo a consecuencias maximizadoras? {En qué términos he de juzgar mi propia accidn? ,Cual es aqui mi responsabilidad? Internamente, estamos frente a una accién hormativa, ya que procede del pacto. Pero extemamente, considerando ahora al grupo in (ofo estamos frente « una accién estratégica. {Cua es ahora el alcance de mi responsabilidad? Fs ésta simplemente una responsabiliodad por el seguimiento de Ia hotma procedente del pacto? £0 cubre también los efectos que produce el grupo G? Estas preguntas rozan, en efecto, ef tristemente conocido problema de obediencia debida: los agentes que actiian reglamentariamente al interior de wn pmupo que externamente produce efectos no directamente vinculados a mi intencién, Notese que el efecto de abediencia debida no necesariamente debe pensarse en funcién de drdenes, a partir de una jerarquia instituida, Tenemos exactamente un problema semejante cuando en vez de drdenes nos encontramos frente a decisiones, promesas, acuerdos colectivos. Bl efecto dle abediencia debida sobrevenia cuando el agente subordinado tenia que obedecer una orden que por otra parte juzgaba inmeral Peto esta es la forma mas clara y explicita del efecto en cuestién. Supéngase una estructura mas indirecta: que en virtud del acuerdo A yo actiio realizando la accién ‘A’, y que la suma de accjones A’ produce el efecto moralmente indeseado E, {Debo considerar solamente Ia accién A’, la cual accién, individualmente, es inocua y catente de efectos inmotales directos, o debo considerar la accién de mi grupo in foto, la eual accidn posee efectos secundarios moralmente indeseados. Los ejemplos abundan y dan pie a lo que podrfamos llamar tia amano invisible invertida. IV LA ESTRUCTURA DE MANO INVISIBLE INVERTIDA En la tradicién de lo que la filosofia politica Hamé a partir de Adam Smith e/ efecto de mano invisible, y que Hegel rebauti2s como astucia de fa razén, se daba forma conceptual a aquella fabula de Mandeville” sobre las abejas resumida por la expresién bien conocida de vivios privados y virtudes piiblicas, es decir, cada uno: con sus motivaciones egoistas produce sin embargo un efecto social, procedente de la competencia reciproca, que es globalmente dptimo para el conjunto de la sociedad. Podriamos llamat en cambio virtudes privadas y vicios piiblicos al efecto procedente de la mano invisible invertida: cada cual actuando reglamentariamente (moralmente) en casa (es decir er su grupo o comunidad) produce sin embargo efectos globales que son moralmente perversos. Una figura matemélica de este esquema de interaccién es cl dilema de prisionero, donde de In racionalidad maximizadora individual de cada agente resulta no obstante un resultado socialmente subéplimo. Blster llama también ‘a este efecto “‘contrafinalidad”, tomando la expresién de Sartre”. Desde las acciones anti-ecoldgicas hasta los actos racistas los ejemplos de “mano invisible invertida” abundan. Durante ef régimen del Apartheid cada miembro CL, (Hegel, G., W., F., 1965} ™ CH [Elster, J, 1980}, [Sartre, LP, 1985] y Naish F., 1997} de la ciudadanta blanca procedia al interior de su comunidad sein una regla que no sntendia poder aplicar para medir las acciones de su grupo en relacién con In poblacion negra. Este caso es muy diferente de la perforacién de I capa de ozone pot uso de aerosoles y otros menesteres individualmente inofensives. Pero en ambos pogos se muestra un déficit de responsabilidad colectiva sellado por una suspensién del juicio en relacién con la accién comin. fn el caso del racismo institucionalizado hay una estructura de complicidad social que analizamos precedentemente como figura inversa a ka responsabilidad colectiva (Ia complicidad puede estar sellada por fa religidn, como en el caso de las misiones espatiolas ¢ inglesas durante: Ie colonizacion de las Américas, pero aun asi, cuando Ia religibn da un manto de ‘dad a la accidn comin, hay una desresponsabilizacién procedente de no considerar los efectos que se infligen al otro con el mismo ctiterio de medida con ef que se considerntian esos efectos en caso de estar infligiéndose a uno mismo) Mienttas que In bibliogratia sobre justicia enfatiza en general la responsabilidad individual de cada agente, ha de buscarse dar forma a una teorfa de la responsabilidad colectiva respécto de Ia accién social del grupo qua grupo, o ain de for efectos globales que Ja suma de las acciones individuales reglamentarias es susceptible de producir. El siguiente esquema ilustra fa situaci6n AGENTE INDIVIDUAL ~ GRUPO: ----OTROS, ACCION CONSECUENCIAS COMUNICATIVA PERVERSAS V. CONCLUSION Notese, en primer término, que las descripciones rivales de una accién no poseen todas el mismo rango, la misma prioridad: Los ejemplos van de fo obvig ao srenos obvio “Mover el dedo” es la descripcién de una accién que también admite tomo descripeién “disparar el arma”, “Asesinar a Juan”; aqui el ejemplo no deja argen de vacilacién: no juzgamos a S pot mover el dedo; lo juzgamos por asesinar wan. Las descripciones se ordenan segin cierto indice de prioridad y de precedenbcia. Pot ende, si Pedro se encuentra “reparando la nave” para “salvar al Fimigo”, es salvar al amigo fo que subsume prioritariamente la accién instrumental. Nuestro problema aparece frente a aquellas acciones comunicativas que @ su ver, tomadas como Ia accién de un grupo G, aparecen como accién estratégica. curren aqui dos cosas: a) si la accién “comunicativa” es simplemente una accién de ajuste medios-fines realizada colectivamente, entonces esta accién, incluso al interior del grupo, es una accién ilocucionaria pero instrumentalmente orientada, Por ejemplo, In accidn de un comité de banco que tiene que ajustar colectivamente su " La validez que rige los argumentos de los G es de indole instrumental: adaplacién y ajuste a objetivos dados, 0 mejor: pre-dados. Por ende, no hay aqui ef menor atisbo de discusién sustantiva. Dicho de otto modo, no hay una generalizacién de [a deliberacién, de la accién comunicativa, para tratar de la identidad del grupo como tal. De allf que su accién sea exclusivamente estratégica. Es el tipo mismo de accién estratégica que tiene que usar - presuponer- cierta dosis de accién Ja cooperacién y el entendimiento intemo del grupo. Esto quiere decir que fa demarcacién entre accién estratégica y accién conunicativa no estriba simplemente en orientacidn al entendimiento vs. orientacién al éxito”, Esta antitesis es relativa: en efecto, los G estén orientados al éxito, y por ende su accién es teleolégicamente mediada, pero resulta que estos G tambign tienen que ponerse de acuerdo entre sf, porque la accign de uno no es suficiente, Tienen por ende que cooperar. Su acci6n, de esta manera, es también, internamente, comunicativa. Pero lo estratégico tiene precedencia sobre lo comunicativo en Ia medida en que los G no pueden trasponer dialdgicamente los limites que definen las finalidades estratégicas de su grupo. Lo comunicativo en ellos se reduce al ajuste de planes sobre fa base de fines predados. Y esto es lo que da a la descripcién estratégi precedencia sobre la descripcién comunicativa. Otra manera de decir lo mismo es afirmar que los G estén determinados sistémicamente. No pueden, por ejemplo, gencralizar su deliberacién a cuestiones de orden moral, normative, politico general, etc. Si tuviesen el poder de hacerlo, si pudiesen incursionar en un terreno sustantivo de deliberacién, entonces pasarian el umbral de los estratégico hacia lo connunicativo critico, sin limite en la deliberacién. de su accién Un ejemplo eritico en este sentido es ef de la accién del hombre de ciencias, La ciencia teérica sirvié de paradigma a Habermas pata extraer su modelo de accién comunicativa. Pero los cientificos no deliberan sobre (odas las cosas, y en particular jams deliberan sobre cuestiones de identidad, fines, sentido global de su accién, ‘etc. La ciencia pareceria también- a stt vez- sistémicamente pautada como unidad de produccién de cierta cosa, (Maxime en ef mundo actual donde ef trabajo intelectual se encuentra estratégicamente ordenado, donde, para tomar el ejemplo del lenguaje de un neurofisiologista - “je travaille sous les ordres du patron”, el conocimiento hha ingresado en Ia cadena de procduccién; méxime cuando el vocabulario empleado otro tiempo en las fabricas, pasa a integrar el vocabulario de las ciencias, convertidas en unidades de produccién, performance, rendimiento, competencia, etc.) mn de ‘Aqui pazece haber todavia una salida élica definida a partic de la noc confianza en un sentido andlogo al giddensiano”’: los cientificos oforgan confianza a los sistemas normativos de fos cuales ellos forman parte. La confianza normativa, es decir, no s6lo una confianza instrumental en fos términos en que Anthony Giddens se refirid a los sistemas expertos tecnolégicos (aviones, miquinas, etc.) sino la Como sugiere Habermas en (Habermas, J., 1987). 2 Expresi6n tomada de una conversacién informal con wn ncurofisiologiata del CNRS- Francia, GF, [Giddens, A., 1994). estrategia frente a un cambio de situacién (coyuntura)- lo que oouste cotidianamente en las asambleas directivas de empresas- es accién estratégica, aun si estos individuos operan entre s{ comunicativamente. Por cierto, tales acciones parecen otientadas al entendimiento, al acuerdo; los miembros de tal asamblea estan deliberando en regla. Pero su deliberacién se encuentra tan acotada por las premisas, que definen la fancién de ese comité, que la desctipcidn estratégioa de la accidn de ese gtupo parece revestir prioridad sobre las desctipciones comunicativas. Es bien cierto que cada miembro de Ia asamblea actia- en Ia asamblea- de manera ilocucionaria. Por ende, ta accién es ilocucionaria y no perlocucionaria. Esto querria decir que actuar estratégicamente no siemppre significa actuar estrafégicamente con el lenguaje; es decir, actuar perlocucionariamente. Pareciera ast que podemos obra con arreglo al entendimiento y no obstante, deste olra perspectiva, encontrarnos, actuando estratégicamente. El ejemplo mas radical seria el siguiente: los miembros de un grupo G que constituyen un grupo de propaganda politica, se encuentran en reunién para ajustar los procedimientos de propaganda de su patlido, la cual propaganda- como ocurré en general- apela a efectos perlocucionarios. Estamos frente a miembros que actian ilocucionariamente para definir un fenguaje perlocucionario, {Es su accién ilocucionaria o perlocucionaria? Podemos decir que aqui hay efectivamente rivalidad entre varias descripciones: (A): “Los G estin (acordando) ajustanco Ia propaganda del candidato C” (Descripeién de la busqueda de acuerdo, de entendimicnto). (B) “Los G estén decidiendo os términos de su propaganda” (Desoripcién de ta biisqueda de decision) (C) “Los G estin definiendo fos términos de su esteategia electoral” (Nuevamente, descripeién de una deliberacién). (D) “Los G estén produciendo propaganda electoral” (descripcién de una accién de propaganda). Ahora bien: en la medida en que G es un grupo estratégico cuyos limites se encuentran claramente definidos por unos objetivos y unos métodos, la accién de los G- aun cuando tuvieran que atravesar momentos deliberativos, es accién estratégica. Los G, en efecto, no pueden criticar su accién més allé de ciertos aspectos técnicos de ajuste medios fines. Por ende, en la precisa medida en que todos los cénones que rigen Ia accién de los G son cénones técnicos, instrumentales, se trata aqui de accién estratégica. Que haya alli accién comunicativa, es relativo solamente a que los individuos- los G- no tratan dle engailarse entre si. Pero desde otro punto de vista jiduos se encuentran limitados claramente en sus mérgenes de decisién: es esta limitacién fo que hace de su accién una accién estratégica. No tienen que emplear mucho més que argumentos técnicos; en ningin momento es necesatio que recurran a argumentos de otra indole. sustantiva y normativa, entonces su accién es instrumental. El cardcter instrumental © comunicativo del consenso alcanzado por los miembros del grupo depende de las restricciones que tenga el debate al interior del mismo, esto es, en definitiva, del ejetcicio del juicio al interior del grupo. Nétese que los griegas arcaicos comenzaron con el logos ~ al decir de Marcel Detienne™ en las asambleas ...militares, Una palabra que Destienne Hlamé “laica”, y que pata el autor precede a la palabra filoséfica, por su relacién con Ia ilocucién, con su libertad respecto de In autoridad religiosa. Sin embargo esto es todavia logos técnico. No es logos filoséfico. Pues pareciera que para que la accién sea genuinamente comunicativa tiene que poder tocar en algin punto al logos filoséfico, esto es, una discusién realmente irrestricta, y por ende, filoséfica. Por consiguiente no es suficiente con que haya toma de decisién mediada deliberativamente para que exista genuina accién comunicativa: todavia es necesario que la decisién sea tomada bajo conciencia del derecho a decisién filosdfica. Derecho a considerar Ja situacién normativa y sustantiva del grupo en cuestién. Y aqui encontramos Ia célebre oposicién entre utilitarismo de casos y utilitarisme de reglas: debe poder deliberarse sobre normas. Todo esto define la macro-situacién del grupo y el nivel critico o aleance critico de la deliberacién. A suponer que haya alcance critico irrestricto, entonces necesariamente estamos frente a una deliberacién comunicativa, aun cuando resultaran de la misma planes. estratégicos. Por consiguiente es el alcance y el limite de la deliberacién lo que define ta calidad instrumental o comunicativa de la misma”. Muchas veces es el consenso normativo, o bien el consenso sustantiva, lo que acota la discusién a fos medios (écnicos. Fenémeno semejante a lo que sefiala Aristételes: “el médico no delibera sobre si ha de curar...". En fa sociedad moderna Jos ‘subsistemas descansan sobre macro sistemas normativos que son objeto de consenso- en ef mejor de los casos. Por encle hay epojé, suspensién del juicio erttico. Ciettas cosas “estén fuera de discusién”. Pero porque son objeto de consenso. En consecuencia desembocamos en la necesidad de la democracia como mediacién para el cardcter comunicative genuino de toda deliberacién, porque si el macrosistema es autoritario, entonces los consensos regulados por ese macrosistema también los son. Esto quiere decir que para que una situacién de accién colectiva sea comunicativa tiene que existir la posibilidad de una deliberacién irrestricta susceptible de tocar las raices notmativas ¢ identitarias del grupo en cuestién. Dicha discusién debe poder alcanzar incluso Ia naturaleza de la accién del grupo como un todo respecto de otros en la sociedad; no puede dejar de lado Ia responsibilidad del grupo en relacién a otros grupos sociales. En caso contrario tenemos la situacién que hemos llamado “de mano invisible invertida” 0 de complicidad. er{Detienne, M,, 1979}. 3 Aqui debo sefialar que debo a Pablo Gilabert el haberme indicado que no slo debe tenerse en cuenta qué y e6mo se discute, sino quiénes fo hacen. Los miembros del complemento de G, que sean afectables por lo debatido por los G, deben poder participar de alpiin modo en el juego comunieativo. Is confianza moral en los sistemas normativos de los cuales formamos parte, Mediando esta confianza, los cientificos podrian descansar normativamente eu ciertos sistemas ya definidos y concentrarse en aquellas acciones que les conciers en”, Se trata de una ‘clara suspensién de juicio, de una epojé: suspensin del juicio ético-politico en relacién a la accién de mi grupo. Algo semejante a lo que encontranios en los sistemas axiomidticos: no podemos discutir ni dudar de todo simultineamente, Deben separarse y discriminarse los ffems en discusién y susceplibles de ser tratados deliberativamente. Pero si esto es asi, pereciera que nuevamente caemos en la salvaguardia de fos grupos que actiinn estratégicanente al exterior, Quizé su accidn no sea inmoral, aunque pudiera ser amoral, y mucho més: estratégica y orientada al éxito- en la medida misma en que hay una suerte de escudo moral (un “paraguas” ético) definido a partir det sistema normative en el que descansa, y en la posibilidad de los miembros de volver en todo momento sobre tal o cual aspecto cuando Hegase a considerarse que el grupo G inftinge- quebranta- con su accién las pautas normativas superiores sobre Jas que descansa el grupo, y que presuponen el consenso normativo de los participantes. Una accién comunicativa itestricta es por cierto impracticable, pero conocer que en todo momento existe Ja posibilidad de volver sobre ciertos puntos, conocer, pongamos, que existe la posibilidad (virtual) de criticar ciertas cuestiones juzgadas sustantivas (discutir la identidad 0 los fines- por ejemplo), equivale a saber que Ia accién que se encuentra a mi alcance no esti limitada a to fnieramente instrumental, Habrfa un potencial de accién comunicativa critica que teforzaria mi accién rutinaria de una calidad moral, 0 cuando menos, no cestrictamente instrumental, La capacidad de juicio, de critica permaneceria asi como tuna potencialidad. Una apertura potencial sobre Ja dimensién comunicaliva. Mucho més: una apertura sobre lo que Jacques Poulain Hama ef derecho al gjercicio del juicio™. (Por ejemplo: sobre universidad: escuchamos hablar del sistema de evaluacién: se evalda: un conteo: citéntas entradas; cvantas salidas, etc. referido obviamente a las publicaciones {Pero hay alguna discusién sustantiva sobre el destino de ese conocimiento? Eso no hay. No hay una discusién sobre los fines mismos de la instituci6n y la préctica académica). Entonces Ja situacién que tenemos: Ad Initio, un grupo G, con tareas pre- definidas. Los G-agentes sin embargo deliberan periédicamente para ajustar los planes a partir de la definicién de los fines y de los métodos del grupo. La accion de Jos Geagentes es instrumental si no pueden tocar con su discusién la definicién normativa y sustantiva del grupo: aquello que hace a su identidad sustantiva. Si los G-agentes carecen de medios simbélicos para criticar al grupo en su estructura 2 Debo en parte esta apreciacién a una serie de conversaciones de tabajo con el Dr, Osvaldo Guatiglia sobre sistemas y responsabilidad que tuvimos en Paris en marzo de 1997. PEt Poulain, J, 1993) perjudiciable de la accidn. Hay que producir un salto en la linea de argumentacién que consiste en pasar del punto de vista individual al punto de vista colectivo. Sélo Ia contextualizacién social de estas acciones hace fracasar el intento de universalizacién: Estas acciones son asi privadamente virtuosas y publicamente nocivas, porque sélo el pasaje a lo pablico produce el cambio de descripcién susceptible de hacer aparecer el conjunto serial y su efecto social nacivo. Una vez producido el cambio de perspectiva e introducido el horizonte de t © del colectivo en si, cabe la pregunta: Es suficiente omitir el datio individual para alcanzar una satisfaccién moral? Estas situaciones sociales no admiten puestas individuales que sean moralmente satisfactorias, Si omito cometer ef daiio ecolégico atento subjetivamente mi incomodidad de escala individual, pero gdle qué vale este acuerdo si compruebo que el colectivo que produce el daiio permanece intacto en su estructura serial? gDe que vale este acuerdo personal conmigo mismo relativo a mi omisién de cometer un davio cuando el efecto positive 0 negalivo de mi accidn aislada es marginal? Esta conclusién consiste sobre In étioa misma, e ilustra la debilidad de la posicién monolégica introspectiva. A su vez, un individuo no puede asumir en el mundo una accién reparadora por cada daiio social que causan los otros. eDénde yace entonces fa solucién? Pensamos que parte de la respuesta consiste en el gjetcicio piblico del juicio. Tal es el pasaje que hemos intentado caracterizar bajo la forma de Ja responsabiulidad colectiva, saliendo del caso de figura tradicional en que la politica implica fa ética, para ingresar en el caso de figura en que fa ética implica la politica deliberativa. La conclusién es que las situaciones de mano invisible invertida no se restablecen moralmente con respuestas individuales, sino que a su vez exigen una respuesta publica, politica. Volvamos ahora a los “efectos de mano invisible invertida” y de “cesponsabilidad colectiva”. Los G-agentes- declamos- tealizan individualmente aociones “legales” gl, g2,...,8n, pero producen una accién global H (efecto global?) que es socialmente perverso y moralmente indeseado. H no es ttecesariamente intencional. Tampoco es necesario que este tipo de situaciones pertenezca a grupos positivamente formados: es parte de cualquier colectivo en si, Ejemplo: consumidores de aerosol y capa de ozono. Aqui hay responsabilidad colectiva, Hay efecto global indeseado. Pero no hay accién colectiva, ya que cada uno consume individualmente. Es una pica situacién de colectivo serial. En cambio, esta siluacién puede invertitse en una accién militante colectiva en contra de ese efecto. La capa de ozono es asi un efecto de mano invisible invettida, ya que cada consumo individual de aerosol es perfectamente inocuo. Con la capa de ozono hay solamente un colectivo en si. No existe todavia una accién colectiva Se trata entonces de examinar el paso de ese colectivo en sf a un colective para si. Ocurte lo siguiente: el colectivo, al inicio, es una ficcién, una mera categoria légica como “consumidores de aerosol”. Se me dice: “tii agujereas la capa de ozono” Yo replico: “el efecto de mi aerosol es despreciable”. Contrarréplica: “pero tu aerosol yel resto de los aerosoles perforan la capa de ozono”. Lo cual significa que Ia fuerza argumentativa del ecologista no reside en Ia universalizabilidad usando argumentos de tipo kantiano. Porque individualmente mi accién es despreciable. Aqui no es Ia maxima individual, sino de responsabilidad colectiva lo que define [a necesidad de tuna accién social, Aqui juegan los efectos globales. Mientras yo no reconozca un colective tal que Ia omisién de consumir aerosol es susceptible de sanear la capa de ozono, esto es, de tener wn efecto, no me veo en dificultad moral. Se me pregunta- con Kant-: “Puedes ti desea que tu méxima: usar desodorante en aerosol: sea uuniversal?”. Mientras no aparezca el plano de los efectos causales de mi accién, no hay contradiccién moral en usar desodorante en aerosol. Ahora bien: los efectos causales no pueden aparecet si no se pasa a una forma del colectivo. Llamamos a esta situacién “de mano invisible invertida”, 9 mejor: “virtudes privadas y vicios piiblicos”, invirtiendo la frase de Mandeville y su fibula de las abejas La situacién de mano invisible invertida es la siguiente: cada accién de una serie, tomada aisladamente, es moralmente indiferente; por otra parte el efecto de Ia serie de estas acciones es globalmente perjudicial para el conjunto de la especie humana Desde ef punto de vista de cada accidn aislada, su méxima no choca contra el imperativo categérico: sea a maxima: “Apueba toda accién cuyo dafio es marginal y cuya utilidad individual es provechosa”. Sélo si considero la serie de estas acciones, © mejor, la suma, puedo descubrir un efecto global que es perjudicial. Pero fragmentadamente, cada accién en particular produce un dafio que es marginal. Si no hay un cambio de perspectiva y una percepcién cle Ia serie, no se descubre el efecto 0. Para las acciones de mano invisible invertida el punto de vista monolégico no es suficiente: hay que saltar a Ja serie para hacer aparecer el aspecto moralmente 16 [Simpson, T., 1973]: Semantica filoséfica: problemas y discusiones Aires, 1973 [Spinova, B., 1965]: Lraité théologico-politique, Gamier-Flammarion, Paris, 1965. [Verdn, B., 1987): “La palabra adversativa. Observaciones sobré la enunciacion, politica”, en Veron comp., El discurso politico. Lenguaje y acontecimientos, Buenos Aires, Hachette, 1987. [Weber, M.,1984]: Economia y id, FCE, México, 1984, [Winch, P. et al., 1971]: Estudios sobre la filosofia de Wittgenstein, Eudeba, Buenos: Aires, 1971 [Wittgenstein, L., 1958]: 18, Macmillan, New York, 1958. ilosophical Investigatic BIBLIOGRAFIA lytique, Cahiers de [Austin, J., 1962a]: “Performatif-Constatif, en, La Philosophie As Royaumont, Philosophie N° 4, Minuit, Paris, 1962, pp. 271-282. (Austin, J., 1962b]: How fo do things with words, Harvard Univ. 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