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(Annimo)
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Cuentos de hadas espaoles Annimo
pasndole la mano por la cara, disfraz, a nuestro hroe de ngel, con una
cabellera rubia llena de tirabuzones, y le dijo:
- Vamos al palacio abandonado. Viven en l dos mujeres, que me dirn que
te deje un ratito con ellas para ensearte el castillo. Son las dos hermanas
de la reina Rosa. T me pedirs permiso, dicindome: Djame, pap! Y yo
te permitir que pases dos horas con ellas... Te ensearn todas las
habitaciones menos una... Pero t insistirs en que te enseen sta
tambin y cuando lo hayas conseguido obrars como te aconseje tu
conciencia y tu inteligencia.
Llegaron al palacio y todo sucedi como haba previsto San Jos. Dej ste
al nio all y las brujas le ensearon todas las habitaciones del inmenso
castillo, a excepcin de una, que estaba cerrada con llave.
Tomasito dijo que quera ver aqulla tambin, a lo que las brujas,
contestaron que no tena nada de particular y que, adems, se estaba
haciendo tarde, pues estaban esperando a un nio que se llamaba
Tomasito para colgarlo de un rbol.
Insisti el prncipe en ver la habitacin, empleando tantos argumentos y
caricias, que las convenci, y vio que se trataba de una cmara con paos
negros en las paredes y una mesa con tres faroles, cada uno de los cuales
llevaba en su interior una vela encendida.
- Qu significan esos faroles? - pregunt.
Y la bruja Gundemara respondi:
- Estas dos velas son nuestras vidas y aqulla es la de nuestra hermana
Espinarda, que ahora se ha convertido en la reina Rosa. Cuando se
apaguen estas velas moriremos nosotras...
No haba terminado de decirlo, cuando Tomasito, de un soplo, apag las
velas de los dos faroles juntos, cayendo Gundemara y Mauregata al suelo,
como si hubiesen sido fulminadas por un rayo. Un instante despus, sus
cuerpos se haban convertido en polvo negro y maloliente.
Tomasito cogi el tercer farol y sali a la calle, donde le esperaba el
anciano, que le dijo:
- Has hecho lo que supona... Vmonos a tu palacio.... Hora es ya de que
sepas que soy San Jos, que estoy atendiendo las splicas de tu madre.
Llegaron al palacio y por medio de un criado mand llamar a su padre.
Cuando lo tuvo delante lo dijo:
- Pap, a quin prefieres? A mam o a la reina Rosa?
El rey exhal un suspiro y respondi sin vacilar:
- A tu mam, hijo querido.
- Sopla en esta vela, entonces.
El rey sopl, apagse la vela y la reina Rosa dio un estallido y sali volando
hacia el infierno.
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