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este momento data el primer vuelo de esta industria, que fu

monopolizada primero por Inglaterra. En 1766 fu cuando el ca
ballero ingls Holker, obligado huir de su pas por intrigas po
lticas, introdujo en Eouen la nueva industria. Era un hombre de
mucha instruccin y gran energa, que no tuvo inconveniente en
arriesgar su vida y volver secretamente Inglaterra, permane
ciendo all bastante tiempo, para corromper algunos obreros de
las fbricas de cido que llev a Francia. Algunos aos despus
introdujo La Follie en los aparatos de Holker un perfecciona
miento radical, que consista en hacer llegar las cmaras de
plomo un chorro de vapor de agua. Ya veremos despus toda la
importancia de este detalle tan sencillo.
Se multiplicaron luego los perfeccionamientos: Clement y
Desormes, cuyo nombre est unido todas las grandes indus
trias qumicas, estudiando de cerca las reacciones que intervie
nen en la fabricacin del cido, demostraron que el oxgeno del
aire poda bastar para oxidar el cido sulfuroso en gran parte y
disminuir por tanto el consumo de nitro, hasta entonces con
siderable.
La fabricacin en grande no data en Rouen sino de 1834, y
en esta poca es cuando se instalaron los aparatos de muchas c
maras comunicantes que permitan esta fabricacin continua. El
rendimiento, aumentado considerablemente, fu mucho mayor
todava en la fbrica de Ohauny, fundada en el ao siguiente
bajo la hbil direccin de Gay-Lussac.
Acaeci en esta poca un hecho de una importancia capital
para la industria que nos ocupa. La primera materia, sea el
azufre, que haba permanecido hasta entonces un precio muy
bajo, porgue su exportacin era libre, pas de pronto de 12 fran
cos 50 cntimos 35 francos; el gobierno
napolitano, para sa
lir de algunos apuros financieros, haba concedido el monopolio
de la exportacin una poderosa sociedad marsellesa, Taix y
Compaa. Al principio, un poco desorientado por esta gran su
bida, se dirigi la fabricacin del cido sulfrico otro origen de
azufre, que eran las piritas sulfuros metlicos, con las que se
haban practicado algunos tmidos ensayos. Estos adquirieron
sbitamente una importancia de primer orden; todos los fabri
cantes trataron de seguir el ejemplo de Perret, que desde 1835
haba quemado piritas en un horno de su invencin, y se encon
tr muy pronto con que el monopolio del azufre se volvi con
tra aquellos que lo haban establecido, pues el
consumo de las pi-