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SISTEMAS CONSTRUCTIVOS EN LAS FASES INICIALES DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO: UNA NUEVA MIRADA AL EDIFICIO ROMANICO ATRAVES DE LAS _ MARCAS DE CANTERIA 4. Introduccion en as ass cons- Jennifer S. Alexander ructives Inleia- En el presente es- te les comprendi- tudo se demues> University of Warwick’ fais port gra tra La amplia ga con sus bsides ma de informa- radiales, la tribu~ ‘Therese Martin én que puede na de la givola comprender una Consejo Superior de Investigaciones a coasenss investigaciin de- ientificas (Madrid) ** eonstruccién en tallada y_ siste- el crucero junto matica de las marcas de canterfa en el estu- conlos transeptos (Fig. 1). Las capillas que se dio de un gran edificio medieval como es la han registrado dentrodel presente estudio son, catedral de Santiago de Compostela. No solo ayudan a distinguir las fases de construccién. ‘sino que desvelan la manera ds construir edi- ficios altamente ambiciosos que se enmarcan dentro de los inicios del estil> que ahora se ddenomina el Roménico. Por vex primera, en la iglesia compostelana se ha procedido a reco- pllar y analizar todas las marcas de cantero ys on We “ztatn Wions Navin /1A ree) Lem 205, 373-412 Capitulo S & 2 FeO Q ~~» 9 6 si o Boe XY Sy 4 . X B ¥ ows ee 45 ad la axial del Salvador junto con las otras capt lias de la cabecera que se desarrollaron por parejas, San Juan y San Pedro al norestey sur~ ‘esto dela girola, Santa Fe (planta hemidecago- nal) y San Andrés (desaparecida) al noroeste yy suroeste. Los absidiolos septentrionales han Ssobrevivido en estado més completo que los correlativos del lado meridional En el marco de este estudio se examinaron todos los elementos constructivos de la ca- becera, tanto interiores como exteriores, si bien las marcas ubicadas en estos tiltimos han rosistido peor el paso de los siglos debido al bs Cater (Po 2 ¢ oe es > x ot © 3.9 Go O aPRS Ceo BEYS ft * Hane Rudge desgaste de la superficle por Ia Huva, la con- taminacién y los puntuales procesos de lin ppleza. Con abjeto de contrastar los datos de Ja fase ligeramente posterior a este momento ‘constructivo de la cabecera también se reco gleron marcas procedentes de los pilares to- rales y los transeptos. Ciertas marcas se re piten a lo largo de todo el conjunto oriental pero ademas, son miitiples las que aparecen Por primera vez en el transepto como indir ‘eacion de la reanudacién de las obras después dde una interrupelén, Tales marcas revelan unas diferencias significativas entre los ele mentos orientales y accldentales tanto de aT) te WRG E gy so 4 ma og = sss 2 § B a a ok = Re a fo ge ® a} & & los pilares torales como de las dos extremos del transepto. A través del andliss de estas marcas, se constata que los extremos orien- tales del transepto Junto con los pilares to- rales orientales se elevaron en un momento ims pr6ximo ala construcciin de la cabecera, ‘mientras que la fase occidental del transepto Junto con los pllares torales oecidentales for- ‘maron parte delaconstrueciéa posterior enla aque se enmarcaron las naves. Aunque pueda cara BLao aqen oeu? CYR A heE may RR BOR WBS ge xi parecer una conclusion obvia na fue siempre el caso. En algunos edificios, a construccién ‘comienza con el levantamiento de los cuatro pilares torales ala vex para luego seguir con el presbiterio al oriente. ‘Adin teniendo en cuenta que los cambios mo- ddernas, sobre todo la reconstruccién total de algunas capil, imposibiitan recopllar el conjunto global de las marcas originales, con el sistema detallado mas adelante se r tan numero de datos estadisticamente si cante,Eltotal demarcasdocumentadasy a zadas dentro del presente estudio ha sido mis Capitulo de dos mil tresclentas. En ciertas reas, como la arqueria det coro, noes posible ver ninguna por el revoque de yeserfao la decoraciin ba- roca que encubre totalmente la construccién roménica. Sin embargo en otros elementos {que en principio parecen ocultos por una capa dle pintura, como son la capilla de San Pedro 0 los pilares torales, bajo una luz rasante se re velan algunas marcas por la profundidad del trazo en la piedra granito (Fig.2). Adem los cexteriores de cierts absidiolos como el de San Jan se han mantenido en buen estado de con- servacién.a partir de la construccién posterior de estancias envolventes, lo que posibilita el analisis de buena parte del aparejo roménico capi Con excepeln de los elementos decorativos como capiteles y molduras, se encuentran mareas en todas las superficies pétreas del templo compostelano, tanto muros curvos y isos como pllares y arcadas. Solo en las fases Iniiales de construeci6n (el ambulatorio con sus cinco capillas) se han inventariado unas cincuenta marcas diferentes que aparecen en tun total de dostientos treintay cinco sillares. 16 Suelen tener el aspecto de letras mayaisculas 0 de signos sencillos como flecha, cieulo 0 vo- uta, con formas tanto rectilineas como curvas ue se pueden reproducir con rapide apli- cando normalmente de uno a cinco golpes del cincel, aunque también hay marcas mas elabo- radas que habrian requerido hasta nueve 0 diez cortes adicionales, como se aprecia en las Gltimas marcas de la tabla en la Figura 1, Se puede teorizar con que fuera deliberada Ta decisién de dejar las marcas a la vista en et ‘momento de alzar la fébrica del edifcio: dado que cada bloque cuadrado tiene cinco 0 seis posibles superficies adecuadas para marcar, tun niimero alto de marcas visible indica que los canteros recibieron instrucciones sobre el lado que deberian destacar con su signo para faciltar ef montaje. O sea, una distribucién de marcas al azar dejarfaa la vista una ratio de sillares marcados a no marcados de 1:16 0 1:20. Incluso en las zonas de lacatedral con- postelana en las que se ven relativamente ppocas marcas, la ratio es mayor mientras que en las zonas cle muchas marcas, como es el ‘tramo de la tribuna que forma el nexo entre girola ytransepto, hay marcas visibles en casi ——— SC rs). todos los sillares. Por lo tanto, el hecho de ‘que estos signos quedaran alla vista no es una ‘easualidad sino el testimonio de un sistema constructive que favorecia la colocacién co- recta de los sillares, Como se a comprobado ‘en otras iglesias contemporéneas, el nimero ‘de marcas es limitado en la construecién que se puede fechar antes de 1090 pero va en au- ‘mento a partir de ese momento En Santiago, laproporeién de bloquesmarcadosen lascapi- llasy en los muros dela girola se multiplicaen laparte alta de éstay se redobla en ls pilares. del crucero y en los transeptos en los cuales (ni cassael,e) arelna, 1995 127-09), se ve una gran variedad de marcas en casi todos los sillares. De este medo resultan fia- bles los registros documentales que colacan el comienzo de la construccién de la catedral romdnica entre 1075 y 1078 al igual que los {que Indican el aio 1105 parala consagracién delosaltaresen|as capillas,selalandolapues- ta en marcha ltdrgica de la ttalidad de la ca- becera’. Sin embargo, es importante subrayar que Jas marcas de canterfa no sirven para fi jar cronologias absolutas: pera eso hay que Femitirse ala investigacién sobre los registros eseritas y visuales en los que los dacumen- tos hablan de fechas coneretas (que pueden ser ciertas ono} mientras que a través de los estilos escultéricos y la iconografia se suelen ‘ravar conexiones con ottas iglesias que cuen: tan con sus propias evidencias cronolégicas Dichos reglstros no solo se complementan sino que ptieden enriquecerse con las eviden- cias que se desprenden desde el mismo para- ‘mento del edificio, sobre toto la poca com- prendida y atin menos aprovechada marca de cantero. Detrés della no hay aimisticismos ni significados ocultos sin solo un sistema pri: tico para a construecién de edificios grandes y complejas que requerian mucha mano de ‘obra y que solfan contar con una sucesién de maestros cargo del conjunte- Sin un sistema {Gor7 taco comperslon 07H yt ate Ieinscpein tea lo 003/00 gens (hen Cnstins on ee Snes. Wii 1m toes tebingen, 1998, 2072 {ic de comprender y reproducir por obreros cen la mayoria analfabetos, hublera sido im- posible evantar un edilicto dela envergadura de lacatedral compostelana. ‘Aunque muchos estudios arqultecténicos sue- Ten hacer referencia a las marcas de canteria, todavia algunos caen en la trampa de tratar- Jas como una curiosidad que aporta poco al lnvestigador. £1 problema radica en la falta ‘de un sistema riguroso de estudio: si se limita, fa recolectar las marcas sin analizarlas segiin ‘unas variables concretas como son su ugar en tnd Went Lat Seve Burpee) ‘ructn on ton pues de ie Corona de ree (ee lab de lr mujeres bet (eae a Aig fig 2) 072 (2010, 972M Hess DIEZ oR una presencia femenina entrela mano de obra sin poderlo evidentemente airmar: Los pere- grinos también habrian hecho su parte: segiin fuenta el Liber Sanct! lacobl cogian piedras callzas en Triacastela (Galicialy las levaban a Castafieda en donde se las quemaba para pre parar a cal que servia para laconstruccién de Ta eatedral En fin, esta gran obra fue fruto de muchas manos y aunque las identidades de la mayorfa se han perdido, algo se puede re- cuperar a través de un andlisis de las marcas supervivientes. fn el proceso constructivo ¢el templo com: postelano, es probable que el granito se ex trajera de una cantera cercana, se labrara & Inmediatamente se incorporara a la creciente construccién, dado el alto coste de almacenar y proteger los sillares, tanto de los dafos acc: dentales como del robo. El uso continuado de la piedra labrada més que la acumulacin de Ja misma fue una préctica recional que per- mitia el mando directo por 2arte del maes~ to de obras que suministraba los sillares al ritmo que se necesitaban para el avance de Ia edificaciin. En todas las zonas de la cate- ddral que pertenecen alas primerasfases cons ‘muctivas, se encuentra una caracteristica algo fuera de lo comin para la construecién roménica: un alto porcentaje de bloques que ‘ostentan dos marcas diferentes, Casi todos es- tos signos se encuentran también de manera individual, indicio que posiblemente sefala 4 canteros que trabajaban en equipo. Otra posibilidad seria que estamosante un sistema de control en el que un cantero aprueba la labor de otro. Ademas de estas dos opciones ‘como mas adelante se pormenoriza, se ha descubierto un uso conereto de las marcas ‘dobles en los arcos de la parte alta del hemlci- ‘lo: alt aparece una sola marca en todas las ‘dovelas de cada arco con el objeto de asegu- {B.WORALEIG,“Sentnge de Compatle le matanacon {eo aller rominico" 303), Ver or comparaclon Me at Carmen LACARRA DUCAY / Cri MONTEVERDE {he 38 rognon fo Ela Med (2909, 3 14. MORALE, "Sntago de conpostea a nstaur rar la colocacién correcta de las plezas den- tro del tramo adecuado. También figuran en las dovelas otras marcas distintas que re- alstran la labor de los canteros responsables de labrar los bloques en la cantera, Aunque se haya sospechado que sistemas constructivos desta naturaleza tendrfan que haber existido para facilitar la construccién de los grandes edificios romanicos, con este ejemplo de la Jglesia de Santiago tenemos por primera vez las prucbas fehacientes de ello, Marcas de ‘montaje han sido observadas con anterior! dad de manera aislada en mitiples construc: ciones, tanto en piedra como en madera pero aqui se constata lo nunca antes visto, sea el uso de un sistema constructive a lo largo de tuna zona integra de un edificio, en este caso el conjunto del hemiciclo de la teibuna. Tal méto- do permitia labrar los elementos de a arcada segin las medidas espectfcas de cada seccién, tres tramos parejos entre si mas el arco axial, para luego servir de gula a la hora de levan- tar cada arco. El procedimiento posibilité el répido y seguro montaje de un area arqul- tecténicamente comple. Esta concentracion ddemarcasen los arcos de la tribuna es la lave que confirma la que hasta ahora no ha sido sino una teorfa sobre fos sistemas construc: tivos de las grandes eaiicaciones medievales. Bn cuanto a la distribucion de marcas entre los picapedreros, no existe documentacion {que corresponda al momento constructive de Ja catedral (finales del siglo XTy comienzos del X11) que pudiera confirmar como se repartian fen una obra, ni para Santiago mi para ninguna otra construccién de la época. Aunque pudo haber varlaciones en distintos lugares, lo mis probable es que cada cantero mantuviera su propia marca mientras trabajara en un sitio. Si las marcas fueron distribuidas por el maestro de obra, es posible que cierta marca pasara a ‘un nuevo cantero en el caso de que quién la utilizara primero marchara oflleciers; en es- tas ereunstancias el segundo no hariael sign cexactamente como lo haba hecho su antece- sor. Esto expicarfa los easos de las marcas que ‘muestran semejanzas pero no son idénticas al reproducirse con ligeras variantes como unos golpes adicionales 9 el uso de lineas eurvas en verde rectas, Tomemos el ejemplo de Las mar~ 0 ig. 3 Plats de Ctrl ein Const conn zn de aaj ots). A BCDEFGHIIKLM NO PQRS vn Wo rd ve Ws Ts © cas que hemos denominado con las siglas 363 Y 3f4 que se asemejan alla huella de un pijaro (wer Fig. 1) y que se distinguen no solo por la ‘extensin dela linea central sino también por los lugares en donde se encuentran: aquélla ‘en la zona inferior del transepto norte y ésta ‘en la tribuna. De manera ansloga, hoy en dia «dos personas pueden compartir las mismas inictales en su nombre y apellido pera no por | __esolasescriben de mismo modo. 3. Metodologia aplicada: un sistema para ‘estudiar las marcas EI sistema desarrollado por Jennifer Alexan- der para recopilar y estudiar las marcas de canterfa posibilita un andlisis riguroso y por- ‘menorizado del paramento de un edifico. Esto permite conocer en detalle las fases construc- tivas del conjunto a través de los valvenes de Jos obreros. Se trata de unos procedimientos sistemiticos y bien documentados que se es- tablecen antes de comenzar el trabajo in seu ya que el primer paso consiste en identificar con clave alfa-numérica los espacios para es- tudiar (Fig. 3). La planta de la iglesia se di- Vide por tramos, muros, pilares, arcadas, etc dentro de cada uno de estos elementos arqui- tecténicos se recogen las marcas anotando et sillar exacto en el que aparece. Por poner un ejemplo, los pilares torales tlenen un total de veinticuatro caras entre columnas adosadas y elementos cuadrados y se conforman ademas por treinta y cinco a treinta y siete hiladas desde la base hasta el capitel Las marcas se ‘anotan segin cada una de las caras desde el suelo hasta el capil recorriend todas las su- perficies hada por hilada con fa ayuda de una fuerte uz rasante.Al encontrar unamarca,dos Personas que trabajan en equipo llevan aeabo ‘areas distintas. Una dibujala marea yanota la ubicacin exacta mientras la ota la fotografia dos veces, con una doble finaidad: localizar la marca dentro del elemento arquitectéaico y registrarlaen detalle. Para ayudar con la l= ‘alizacin se hace uso de un Kiser cuya luz roja se recoge cilmente por la efmara incluso en las zonas altas (Fig. 4). Ademés de las fotos detalladas, se fotografia el conjunto estruc- ‘ural para poder analizar el contexto amplio fenel que aparecen las marcas. Al recoger cada, marca de esta manera maltple, tanto dibu Jada como fotografiada, as campafas de tra bao quedan minuclosament» documentadas para poder analizar y descifar el significado de la marca dentro de su colceacién concreta, En los apuntes también se registran la fecha, los nombres de los Integrantes del equipo yy el niimero que pertenece a cada fotografia para poder contrastar el dibujo con la imagen digital, EI uso de un sistema de estas carac teristias garantiza la homogeneidad de infor- ‘maci6n recopilada ain variando los miembros del equipo Este método también aseguraque,ala horade volcar toda la informacién en la base de da- tos, no se produzcan equlvocaciones. La labor informatica se lleva a cabo al finalizar cada pata In stu para asegurar que no se haya saltado ningin elemento. La resultante base dde datos cuenta con quince campos que per- miten contrastar las marcas por lugar detala ‘do, nimero y forma o cualquier combinacién por nner Alsander, Therese Wat, Rosenary Ale delos mismo. través de este banco de mar= cs, se puede abservar la trayectoria completa de cada una de ellas como por ejemplo la que se asemeja a una F maykseula ralizada me- dante trazosamplios (ver Fig. 1:marea 3qf1) aque se ha documentado en las caps del Sal- vador (Fig. Sa) y de San Juan, el deambula torlo la wibuna, ambos transeptosy ls cua- tro pilares torales (Fig. 5), sumando la ele- vail cif de sesenta y siete sillares. La mar- a 4022 (ver Fig. 1) ene una distibucién semejante sobre tn total de sesenta y nueve sillares; se encuentra en las capllas del Sale vador y de Santa Fe, la trbuna, ls ranseptos Y tres de los cuatro pilarestorales. Bs intere- sante observar que la marca mds frecuente de tad el conjunto orienta, a Bat (ver Figs. Ly 16) aparece en ochenta y nueve sillares pero en zonas ms limitadas. Esta marca ha sido documentada en la tibuns, los plares to rales orientales sobre todo en las transeptos donde su presencia es excepclonalmente alta Es més, se pueden reconocer ciertas marcas en el deambulatorlo que aparecen siempre y exclusivamente en elementos arquiteetnios contiguos. Estas representan a los canteros ‘! aque rabajaban ala ver, quizéconformando un taller, con lo cual las mareas contiguas apor tan un elemento adicional sobre la exénica constructva, Ella supone wna preciada asis: tencia aa hora de desglosar la progresion del edit. 4. El proceso constructive a través det andlisis de las marcas: las capillas Procedamos entonces al anslisis detallado de Ia cabecera a través de sus marcas. Cuarenta y sels signos distintos aparecen més de una ver en las once zonas en las que se ha dividido la cabecera’: cuatro capillas (serfan cinco si se conservara la suroccidental dedicada a San ‘Andrés, actualmente sin restos roménicos) miss Ios ocho tramos que conectan los absidio- Tos entre sf (ver Fig, 3). A lo largo de estas we == Scop Sr (Pr ecient (ater tr ‘reas de a planta bajade a cabecera,la marca ‘que aparece en mayor ndmero, en forma de tuna Amayiscula, se encuentra en ocho de las once zonas, sea en las cuatro eapillss mis cuatro tramos del muro (Fig. 6; ver Fig. 1: Sav). Las restantesdreas son las mas esca- sas de paramento roménico conservado, por Io tanto es posible inferir que esta marca se habria encontrado en toda la cahocera baja si estuviera el edifiio en su estado original Otras marcas (Sqfl: ver Fig. 5; 162) se lo= g¢ rh el rama Ua (tr, red de disteibucién de las marcas de este can- tero, junto con las de otros trabajadores que Figs. 20-21), Si seguimos esta Iinea vertical hhacia abajo, vemos que se puede reconocer un antes y un después en las marcas de la girola {que se multiplican a partir de este punto con Ia adscripeién de nuevos canteros en la cap: Ia de Santa Fe, Ya en la tribuna, tres de las antiguas marcas fueron elegidas como signos fle ensamblaje para los arcos del hemiciclo, Jo que parece sefialar la dedicacién de cier tos canteros a un trabajo de supervisién en la Jabra de plezas para la arcada superior hasta la conclusién de esta seccién de tan complica- do trazo, Bl sistema de marcas de ensamblaje {que se implanta en la tribuna desde el tramo recto oriental (ver Fig. 3, tramo indicado por las letras R-S), se mantiene a lo largo de la arcada del hemicielo. Con claridad se diferencia este sistema del que se registra en el tramo occidental de la tribuna (ver Fig. 3, 10 indieado por las letras Q-R) y por lo tanto se conecta con la construecién del cruce- ro, sefialando que la parte oeste de la tribuna pertenece a una fase ligeramente posterior a Ja del hemiciclo, las arcadas de la tribuna varian en tamaio pero son bastante regulares de norte a sur. Por ejemplo, la pareja de arcas marcados en 1 plano de la Figura 3 con las letras ST norte (ig. 9) y $7 sur-miden 0,793 em. y 0,806 em, respectivamente mientras que la siguiente pareja, T-U norte y T-U sur mden 1,141 em, y 1,170 em. En la tribuna se levantaron de ‘manera simulténea cada una de las tes pare jas de tramos con sus arcos, er progreso con- secutive desde el oeste hacka e! este, o sea ST primero, seguido por Ty después VV, para {erminat finalmente con el tramo axial, Cada arco, tanto del orden menor o interior como {del mayor que lo rodea, lleva marcas dobles en Jas dovelas, a veces juntas en una sola superti- cle, otras veces en caras contlguas del blogue. Corresponden aun signo del cantero que alld la pleza y otra marca de ensamblaje, epetida sta en todas las dovelas del misma arco (Fig. 10), Porsu parte,lamareademontaje también se aprecia en las impastas que abren y clerren cada arco (Fig. 11). A diferencia de las mar- cas que funcionan como “firmas” del cantero, repetidas estas con gran precisién y exacti- ‘ud, las de montaje varfan en tamafto y forma sogtin el cantero, como se aprecia en la figura 110. La marea de montaje, que en ef dbaco dela Figura 11 se parece a una pajarita (ver Figura 11; 4b1), toma tantas formas diferentes en las ddovelas como canteros las cincelaron junto a sus propias marcas: unos con Iineas rectas 0 ligeramente curvas, otros con terminaciones entas puntas extremas, etc Se revela como un sistema légicoy claro que habria permitido la construccin répida y precisa del hemicilo a pesar de las referidas medidas variables de cada tramo, Alo largo det hemiciclolaslleria de los pilares esté conformado por hiladas continuas hasta Jas impostas, lo cual indica que los soportes de la arcada se levantaron a la vez desde el banco continuo hasta el arranque de los arcos. Sin embargo, entre los dos arcos enmarca- dos dentro de cada tramo las hiladas no son continuas, un detalle que revela que se com- pletaron primero os rcos menores interiores seguides por los arcos superiores, siempre avanzando hacia el este por parejas de tramos norte-sur: Los das arcos de cada tramo cuen= tan con sus propios shacos en los que se ven Jas marcas a seguir en la construccién del mis ‘mo, como en las Figuras 10 y 11. Este sistema se repite con mayor 0 menor homogeneldad enttodos los tramos al oriente dela linea R del plano (ver Fig. 3), es0 es, el hemicielo més el tramo recto oriental dela tribuna, Resulta claro por la seleccién de mareas en varios abacas que todos los elementos del sistema constructivo que se plasmaron en la tribuna fueron planificados antes de poner en marcha la elevactén de los arcos del hemiciclo. ‘Tomemos el caso de los arcos interiores det mentado tramo recto (R'S norte y sur): mues> tran en sus davelas la misma marca de ensam- capitulo biaje con la forma de una B (ver Figura 1; '3b5), tanto al lado norte (Fig, 12a) como al ‘sur (Fig. 12b), Asimismo en los arcos into- lores de siguiente también se utiliza en los dos lados de la tefbuna una sola marca de rmontaje, esta vez la parecida a una N (ver Figura 1; 3n). En la cantera se habrian pre parado simultineamente todas las dovelas parapoder asegurarque cada tramo ueradel ‘mismo tamao que su pareja del eje norte- sur, atin pudiendo haber existido bastantes diferencias con el tramo contiguo este-oeste la repeticién de marcas de montafe también sirve para demostrar lo variable que podian hhacerse las referencias al ensamblaje en las ‘manos de milliples canteros. Cuando un ‘antero dibujaba su signo de identificacion, lo reprodueia de manera casi idéntica cada vyez. Sin embargo, las marcas de montaje rmuestran mucha diversidad entre si segtin el que manejaba el cincel: vemos por ejemplo Taamplia gama de formas que toma la marca que recuerda ala letra B en el tramo RS que permiten percibir este detalle con nitidez {ver Figs. 12a, b)-La heterogeneidad es una elas caracteristicas queayudan a distingulr entre marcas de montaje y signos individua- les de los canteros. Sin embargo el hecho de que hubiese un mé= ‘todo constructivo en la tribuna no significa que se ejecutara cada seccién del hemicilo de manera perfecta. Mis bien se pueden dis- cernir ciertos ajustes que hubo que hacer a la hora de levantar los arcos. La correlacin entre la marca de montaje en el abaco y las de las davelas del mismo arco no siempre es precisa, un suceso que sugiere que los can- {eros constructores responsables de Tevan- tar los arcos tuvieron que evaluar las plezas para determinar las que mejor encajarfan, Con esto se observa que tuvieron la capaci- dad de utilizar su propio juicio para asegurar la buena construccién. Esta caracteristica ‘demuestra la lexibilidad del sistema en el due las dovelas que se prepararon en a can tera luego se sometian al discernimiento de otra persona que actuaria a modo de apare- Jador. De hecho el método se desvela con ‘maxima elaridad en dénde no se prosigue perfectamente: en los arcos del tramo axial £15 Pro suocientl (€lsltimo en levantarse}, acontinuacién del Abaco en las primeras dovelas se repite la ‘marca maestra presente on ello pero segtin, se van alzando hacia el centro delarco, as il- timas en colocarse son las dovelas en dénde se ven otras marcas diferentes (Fig. 13). En teste ejemplo del tramo axial, la imposta del arco Interior lleva como marca de montaje tuna simple cruz de brazas iguales (ver Fig, 1, 2t1), Las primeras cinco dovelas a siguen. correctamente al ostentara marea en forma de una cruz, sin embargo la sexta lleva una marca diferente, la que pertenece al arco exterior del mismo tramo como se aprecia tanto en el Abaco vecino como en las dovelas, (ver Fig. 43922), No debe de extrafiar que laplanificacin que se habfa hecho en la can terano siempre pudolllevarsea cabo sobre la, ‘marcha, por lo tanto serian los constructores con mayor experiencia los que se pusieron al trabajo de sopesar los bloques mas ade- ceuados para poder levantar con garantias la ccomplicada arcada de este hemiciclo, El progreso constructivo en la tribuna, que procedia desde la linea R hacia el este antes dde empezar con la fase que comprendé tanto el tramo Q-R occidental como el cru cero y los transeptos, revela que hubo cierta, experimentacién a la hora de desarrollar las, zonas altas de la cabecera. Los tramos R-S de los lados norte y sur fueron los primeros en construirse y no solo se diferencian leve ‘mente entre si, sino que también difleren notablemente de los tramos contiguos del je este-oeste. En el momento de levantar dichos tramos inicales, afin no se habia laborado del todo el sistema de marcas de tensamblaje coordinadas entre sbacos y dave- las; esto arranca con plena medurex en los si- gulentes tramos hacia el oriente. Dentro del primer tramo RS, las dovelas manifiestan certo empleo de los dos tipes de marcas ya deserts, un signo repetido para identificar todas las piezas que pertenecen a un arco y ‘otros variados segiin el cantero que labro ‘cada dovela. Sin embargo las mareas sobre los ‘Abacos muestran unas variantes que Indican ‘que el sistema global ain quedaba por desa- rrollar del todo. Aut algunos dbacos llevan marcas de montaje, otros no exhiben ninguna marca, mientras que tres Sbacos ostentan una pluralidad de marcas, entre ellas algunas que se asemejan a mimeros romanos (Fig. 14) Los supuestos nimeros no cfrecen ninguna conexién obvia con las dovelas de sus respec- tivos areas por Io cual resulta difcl entender el propésito con el que se inszribieron en es- tos contadas abacos. No hay nada semejante ‘a continuacién hacia el este ni tampoce en la posterior construccién del crucero o el tran septo. Parecen ser un residuo en un sistema que se ahandoné después detallar ls sillares destinados a este tramo doble de la tribuna, quiza porque se habia marckado el maestro de abras que lo habia ideado. A partir de este gran tramo cuadrado, se implanté la referida +egla de marcas correspondieates en Sbacos y davelas en toda la arqueria del hemicicl, 6.8 crucero y los pllares torales Los pilares torales también revelan la le sada de nuevos canteros que se juntaron a la gran obra de la catedral en un momento clave de la construccién: la elevacion del cru cero con sus imponentes pilares junto con el acabado de la zona occidental de la tribuna. Aproximadamente la mitad de los miembros del equipo original que trabsjaba en las 20- sues press mime (org 14). bac nas bajas orientales de la eabecera segutan fen esta fase constructiva mientras que los ‘otros se ocuparon con los sillares destina- dos alas partes altas de la teibuna. Al primer ‘grupo se juntaron diez canteros adicionales ‘eyyas marcas aparecen por primera vez en. Jos pilares torales. Estos también ejercian mas tarde su oficio en la terminacién de la tribuna y en los transeptos. En total, unos cincuenta canteros prepararon dos @ mis sillares para los pilares del crucero, junto con otros veinte a treinta canteros adicionales que dejaron su marca una sola ver en estos ssectores dela catedral. De ellos, siete se es pecializaron en los pilares, dejando ejemplos fe sus marcas en més de diez bloques cada luna, La més ubleua se encuentra sobre diecio- cho sillares de os pilarestorales (Fig. 15; ver Fig, 1: marca 218). Con su signo en forma de tuna cruz hecha a través de golpes fuertes del tincel can el fin de crear una marca profunda, este cantero fue uno de los que se incorpo: raron en el momento de erigit el cucero; su ‘marca aparece a continuaci6n en la fase cons tructiva en la que se abareé el lado oriental dol transepto y la terminacién occidental de latribuna, Las marcas de los pilares torales orientales indican que estos se elevaron en Ia misma ‘campafia que los muros altos anexos del coro junto con los extremos orientales del tran- septa. Tomemos el ejemplo de la marca que recuorda a una almohadilla (Fig. 16; ver Fig, ‘marea 8q1). Figura solo en la tribuna, las zonas altas del transepto y las biladas supe Flores de los pilares torales orientales, todos ellos al mismo nivel constructiv. La con- cordancia entre pilares y muros refuerza la twor'a de que los sillares se cortaron en el momento en el que se necesitaban para la construccién de cada zona especifica en vez de prepararlos con antelacién. Esta altima ‘marca también es representativa de la cons= truccién de los pilares torales que se erigle= ron por parejas, los del este antes que los del oeste. Al igual que ocurre con esta mar- , se encuentran con frecuencia las mismas ‘marcas repetidas en los pllares orientales u ‘occidentales, slendo ésta una indicacién de {que se elevaron de dos en dos desde el orien- Capitulo 1V te, Bntre todas las marcas diferentes que se ven en los pilares del crucero -unas setenta y seis en total-tnicamente dos aparecen en. todas los cuatro pilares mientras que tan solo cineo pueden verse en tres de los cua tro, 7.Conclusiones A través del presente estudio de las marcas de canter‘a documentadas en toda africa de las onas orientales dela catedral de San- tiago de Compostela, incluso el més antiguo pparamento de la capa de San Salvador jun- to con los muros aledafios, se confirma que se produjeron varios cambios de planes du rante la edificacin de a gran jglesia. Lo que se despronde de tal distribuctn de marcas, ‘camiin en todas las reas estudiadas, es que a pesar de las interrupciones en el trabajo éstas no habrian durado Jo suficiente como para dispersar totalmente la mano de obra Mas bien, el anilisis sistematico de ciertas ‘marcas representantes de un grupo esta ble dentro det conjunto ampli de canteros, revela que las detenciones causadas por las modificaciones en los planes no podrian haber sido muy largas ya que no se paré de- finitivamente el trabajo en la cantera. Aunque los cambios estilisicos y arqul- tect6nicos, como se ha explicado en el capi tulo anterior, Indican que los escultores y maestros de obras que trabajaron en la fase Injcial de la cabecera se habrfan marchado después de acabar las tres capillas orien- tales, quiza levando consigo un mimero de canteros, otros obreros se quedarian en los alrededores de Santiagoala espera de que el ritmo intensive de la obra se reanudara, Por su parte, un niimero més pequefio de can- ‘eros habrfan seguldo con sus labores tanto fen la cantera como en la edificacion de la ‘atedral. Los nombres de estos operarios se han elvidado pero sus marcas nos permiten descifrar los valvenes de la actividad en un eadificio ambicioso del periodo romnico y sirven para contrastar la informacién que se recoge en los registros escrito. i Alproseguircon una metédicaeatalogacion e Incerpretacin delas marcas, se puede deter minarquelasfasesconstructivasdelaszonas orientales de la catedral de Santiago habréan sido las siguientes: 1), el comienzo de cons- ‘trucci6n en la capilla del Salvador seguido por las dos capillaslaterales de San Juan y San Pedro; 2), las zonas occidentales de la cabecera inculdas las capillas de Santa Fe y San Andrés (esta ltima completamente per- dida}ylagirola;3),lateibuna (menoseltramo occidental), tanto el tramo recto oriental ‘como las arcadas del hemiciclo que se eleva- ron por parejas desde occidente hacia orien te; 4), el comienzo de los pilares torales orientales; 5), los tramos en forma de L. de enlace de la ibuna de la girola junto con el crucero y el extremo este del transepto, En definitiva, la presente investigacién per- ‘mite discern la disposicién del trabajo de un multitudinario taller vomanico através de lasmareas dejadas porsuscomponentes. Por vez. primera, se ha podido consignar ef mé: todo constructivo de una elevacién compleja como es el hemicicla superior de a cabecera compostelana,Hastala fechasehabiaespecu- Jado mucho sobre la manera de construir los templas medievales de envergadura sin aportar las pruebas imprescindibles para la comprobacién de las subsigulentes teorias En Santiago, el estudio del gran niimero de ‘marcas desplegadas en la cabecera, sujetas a un analistsriguroso y sistematico, ha posi: bilitado deseubeir y documentar los pro- esos de organizacién que subyacen en el trasfondo de la elevacién de un gran edificlo plenomedieval. 16 rb, rae a ort tra) Capitulo 1V 6 ae ® te libro forma parte de a Biblioteca Cintifiea del Consorclo de Sentago alien cienttica José Lais Senra ‘© Delos textos: los autores icin: ‘este Ediclons | www czflocomunicacioncom CConsorcio de Santiago | ww-consoreio-sandago.org Fundaclén Catedral de Santiago | wurcatedraldesontiggo.es Maquetacén y Disoio ‘Teéfile Comunicacion Ise: 978-04-942006-0-5 bu POs16-2014 Prohibida la reproduced total o parcial de esta obra sin permiso ehidernente atrizado y por escrito de propetarin del copyright ‘A Mari Carmen Rodriguez Gonzslez Medlievalista Compaiers Quot sunt hore et quot more, quot annorum spati,. “cuantsson lashorary cents is tempos, wana logitd alas as 7 egal daca Indice PRESENTACION. 1 4, ELEPISCOPADO IRIENSE DEL PRIMER DON DIEGO: CONTEXTO, FUENTES Y PERFIL BIOGRARICO. José Miguel Andrade 2. CULTO Y CULTURA EN LA CATEDRAL COMPOSTELANA EN EL SIGLO X1. Mercedes Lopez-Mayén 4 3, CONCEPTO, FILIACION Y TALLERES DEL, PRIMER PROYECTO CATEDRALICIO. José Luis Senra 89 4, SISTEMAS CONSTRUCTIVOS EN LAS PASES INICIALES DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO: UNA NUEVA MIRADA ALEDIFICIO ROMANICO A TRAVES DE LAS MARCAS DE CANTERIA. Jennifer Alexander y Therese Martin us 5. LAICONOGRAFIA DEL PRIMER PROYECTO CATEDRALICIO: UN ‘TRANSITO DE PERFECCION HACIA EL HOMBRE ESPIRITUAL. José Luts Senra 165, BIBLIOGRAFia. INDICE ONOMAsTICO. INDICE TOPONiMICO, CREDITOS FOTOGRAFICOS. 205, 235 259 Indice

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