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SSoctALisMo Jats y a los partidos y movimientos que en Latinoamérica tiewen alinidad con ella habra de presemtarseles en el futuro la siguiente dis ‘vuntiva: si no responclen a esa creencia basi ‘a, encontraran de la region resistencias er> Cientes que anularan el terreno conquistado, Pero si reaccionan positivamente a Jas espo- ranzas que han logrado despertar, se abrina para ellos —y para las fuerzas populares del Continente— un terreno politico de extraor dinaria potencialidad. Bs por estas razones, y por otras de las que debemos privilegiar el excepcional efecto revelador quc fuv0 sobre ¢l socialismo europeo el aplastamiento mil tar de la experiencia chilena de transici6n al socialismo, que seria erronea considerar ala s-latinoamericana como una simple explici- tacién de una estrategia reformista tradicie nal a un area diferenciada, Ni por su histo ria, ni por su docttina, ni por sus propuestes concretas, las expresiones latinoamericanes de s. pueden ser identificadas con sus congé- neres europeas. Bajo la postulacién comin ce tuna democracia social y pluralista, con ple nna participacion popular, se agrupan en Amé rica Latina un conjunto de organizaciones y Ae movimiento que mantionen entre xtra diversidad notable de perspectivas y de pro- puestas transformadoras que los anos futu- "os dirén hasta qué punto pueden mantene= se unificadas en el interior de wn organismo que, come la Internacional Socialista, dista mucho de ser homogeneo y uniforme. risuncearia T. Evers (comp), Socialdemoeracia ‘en América Latina, Berlin, Forschungs-und Dokumentationszentrum Chile-Lateinamerikae. V., 1981 (mimeo. D. Waksman, La socialdemo- ‘racia y América Latina, en América Latina en el mundo actual, México, El Caballito, 1979: D. Waksman, Los partidos latinoamericanos se “internacionalizan”, en Le Monde Diplomatique en Espavil, Mexico, enero de 1980; D. Waksmat, {La Internacional Socialisia en América Late. fen El Dia, Mexico, -11 de abril de 1980. (come eornota:] socialismo wo. En lineas generales, cls. se ha definid> 101 histéricamente como programa politico de las clases trabajadoras que se ha formado en el trascurso de la revolucion industrial. La base comin de las miiltiples variantes de s, puede establecerse en la transformacion sustancial de! planteamiento juridico y econémico fun- dado en la propiedad privada de los medios, de produccion y de intercambio, en el sent: do de crear una organizacién social en la cual: alel derecho de propiedad este fucrtemente limitado; blos principales recursos economni- cos estén bajo el control de las clases traba jadoras: ¢) su gestién esté dirigida a promo ver la igualdad social (y no solamente juridi 2 0 politica), a través de la intervencién de los poderes piblicos. El término y el concep: tode s. se entrelazan desde un principio con los de comunismo (».) en una relacién varias ble que ilustraremos de manera sintética. ‘Aunque hayan sido usados alguna vez para designar el contractualismo, por parte de autores italianos del siglo xvul y prineipios del xrx F. Facchinei, A. Buonafede, G. Giulia- ni, as palabras "s." y “socialista” adquieren su sentido moderno en los programas de coo peracién obrers y de zestidn comiin de los ins trumentos de produceion, propugoados por los seguidores de Owen en los aios 1825-1830, y ampliamente difundidos en los treinta en Inglaterra yen Francia. El érgano oweniano ‘The New Moral World se consideraba a si mis mo como “organ of socialism” a finales de 1836 y en 1841 Owen escribia el opusculo Qué es el socialismo?: el sansimoniano P. Leroux contraponia el sal individualismo en clarticulo Sobre el individualism y el socia Fisiio, publicado en 1833 n la Revue Enreyelo- pédique; en estos mismos afios los seguido- res de Fourier usaban el termino "s." como sinonimo de “escuela socievaria”, En 1835 el investigador francés L, Reybaud publicaba en la Revie des Deus Mondes una serie de arti- culos que despues fueron recopilados bajo el litulo de Estudios sobre los reformadores 0 socialistas modernos (Paris, 1842-1843) y el leman L. von Stein publicaba en 1842 en Leipzig Socialismo y conuenismo en ta Fran ia actual, una obra que, si bien es critica en relacién con las doctrinas socialistas, contri buyé notablemente a su difusién en Alema- nile, A finales de 1839 empezo usarse en Francia, por parte de E. Cabet y otros, el tér> ‘mino “comunismo” como equivalente des.” 1502 ‘0 de “cormunitarisma”’. Pero en los afios cus: renta las palabras “eomunismo" y"s." pasan ‘a indicar variantes distintas del movimiento ‘que denunciaba las condiciones de los obre- ros en el desarrollo de la sociedad industrial, ‘oponiéndose al liberalismo politico y econé- ‘leo ya 4 individualiomo, eon un proyecto dde relundamentacién de la sociedad sobre bbases comunitarias y promoviendo formas asociativas de diverso género (sindicales, poll icas, experimentos cooperativistas y comu- ntaries) para llevar adelante las nuevas ideas Un documento significative de este género es ladeclaracién de F. Engels en el prefacio del Manifesto del partido comenista escrito para Iacedicion inglesa de 1888 (retomado casi con Jas mismas palabras en la edicign alemana de 1890}: “En 1847 se entendia por socialistas, por una parte, los partidarios de os diversos sistemas utépicos —los owenistas en Ingle terra ylos fourieristas en Francia, habiéndose reducido ya unos y otros a meras sectas en paulatina extincién—, y por la otra, los mas variados charlatanes sociales [..] En ambos casos se trataba de gentes situadas fuera del ‘movimiento obrero y que buscaban antes bien fayuyu cure las Ulasey lusts alas’ Pur eu ces ge llamaba combinista a aquella parte de laclase obrera que se habia persuadido de la insuficiencia de transformaciones meramente politicas y exigia una transformacion total de la sociedad. Tratabase aun de una especie burda, sin labrar, puramente instintiva de comunismo; pero acerté en el punto cardinal y tuvo suliciente poderio dentro de la clase brera para engendrar el comunismo utepi- 0, el de Cabet en Francia y el de Weitling en Alemania, De este modo, en 1847 el socials. mo era un movimiento pequefoburgués, ‘mientras que el comunismo era tin movimien to de la clase obrera.” ‘Con el fracaso de la revolucion de 1848 se hizo mas lejana la perspectiva de llevar a la préctica los programas socialistas y en Ia segunda mitad del siglo xrx se puso en evi- dencia la contraposicion de signficados entre " y Hoormuniemo”; al problema prinespal era el de constituir organizaciones obreras auténomas y obtener para ellas el reconoci- Imiento de los derechos elementales de asocia- cida, de prensa, la ampliacién del derecho de ‘voto mas alla de los limites establecidos por los ordenamientos liberales, el derecho de SocIaLISMO thuelga y de contratacion sindical. “Asoc Internacional de los trabajadores” se llam6 ala Primera Internacional, fundada en 1864, ¥y “partidos obreros”, “socialistas”, "social demécratas’, “laboristas" a las organizacio- nes politicas de los trabajadores que surgic ron sobre bases nacionales a partir de los ‘ios setenta y que quedaron vinculadas a trax vés de la Segunda Internacional ereada en 1888, Con la disgregacion del frente socialista en la primera guerra mundial y con a rovolucion, de 1917 en Rusia, a contraposicién entre s.” y“comunismo"” fue ritualizada por el leninis ‘mo: el partido bolchevique asuimié la deno- rminacidn de Partido Comunista (bolchevique) en 1918, apelando polémicamente al conten: do revolucionario original del Manifiesto ya |e ruptura con las posiciones reformistas mayoritarias en los. partidos. socialistas, ccuropeos. LBL SOciLISHO"DELA UTOPIAALAcENCIA™. Hala fines de los afios 1830 se empez6 a usar, por parte de los criticos del "s.", la calificaci fe “ut6picos” para designar a los socialistas {el acercamiento entre "s." y “utopismo” se hizo probablemente por primera vez en 1839 ‘en la Historia de Ia economia politica del eco homista liberal franeés J.A. Blanqui). Sin embargo, fueron Marx y Engels los que esta blecieron en el Manifiesto ty despues en ‘muchos otvos pasajes de sus obras, sobre todo cen los eapitulos del Ants Dithring de Engels, compilados en el volumen La evolucién dei socialismo de ta utopia a ta ciencia, 1888) la ddistincién entre. "ut6pico” ys. la cual se refleja continuamente en la tradi cin marxista. Aunque la critica del Manifies ‘es bastante severa en relacién con cls saccionario” de los criticos del industria: lismo, que idealizaban la situacién histérica precedente, al “verdadero” s,filos6fico ale rm, al s. “burgués” de Proudhon (por su reformismo), Marx y Engels reconocieron la funcin positiva desempenada por el."s. ¥ ‘comunisme eriticnsstépire” —sobre todo con Saint-Simon, Fourier y Owen—, al determi nar las contradiceiones fundamentales de la sociedad industrial y al delinearel Faturo pro- yecto social (eliminacion del contraste entre ‘Gudad y campo, abolicién de la familia jun- tocon la propiedad privada, transformacién SOCIALISMO del estado en simple Organo de administra cin de la produccién, unificacién de la ins truccién y de! trabajo productivo, etc). Sin embargo, consideraron parciales e inmadur +s dichos intentos en relacién con el escaso desarrollo del proletariado industrial y con las luchas de clase, por lo que este tlpo des ‘acabé fermando “sistemas” y "sectas” que "no descubren en el proletariado ninguna fun cin histérica auténoma o ningdin movimien topolitico que le sea propio". Eleardcter cien- tifico de la nueva tearia socialista de Marx > Engels consiste, segin sus autores: alen el hecho de que el. olrece un programa racio- nal de reconstruceién de la sociedad que se dirige indistintamente al sector intelectual y al proletariado, en cuanto portador histor: co de la tendencia objetiva a la resolucion ‘comunista de las contradieciones econémi ‘co-sociales del capitalismo (especialmente la ‘contradiccién entre propiedad privada y ere ciente socializacién de hecho de los medios y procesos de produceién); en este sentido el §.pretende ser “ciencia” de la revalucién pro- Tetaria; b}en el hecho de que els. ya no se pre- senta como un “idea!” sino coma una necest dad historica derivada dela inevitable deca dencia del modo capitalista de produccion, que se puede entrever objetivamente en las crisis cada vez mas agudas y frecuentes que va encontrando; cJen el hecho de que els empieza a emplearun “método cientifico” de anlisis de la sociedad y de la historia, que tiene sus puntos fuertes en el “materialisme histérieo", con la teoria de la sucesién hist&- rica de los modos de produccion, yen la “ere tica de la economia politica”, con la teoria del plusvalor como forma especifia de exploti cidnen la situacién de capitalismo industria Dichos aspectos estan vineulados tno con el otro, pero son en parte diferentes. Mientras que hasta finales de los cincuenta en las obras de Marx y Engels el acento recaia sobre la his torin en cuanto terreno de las luchas de cla. se y en la caraterizacion del proletarindo como clase auténomamente revolucionaria, Ke agpenive que atatten a le nexesida wlio: tiva del desarrollo econémico fueron senals. dos de mode peculiar despues del fracaso de la revolucién de 1848, cuando, enfrentando- sea la impaciencia revolucionaria, Marx puso clacento.en el axioma de que “wna formacion social jams perece hasta tanto no se hayan 1503 desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficien te" (Prologo de 1859 a Contribucién a la cri ca de fa economia potitiea) La imagen de un Marx cientifico y antiut6pico, investigadar de las contradiceiones y de la caida necesaria del sistema capitalista, estuvo muy presente en els. de la Segunda internacional, sobre todo en la obra de eiaboracion y construccién sis- tematica del marxismo llevada acabo por K. Kautsky y por el centro “ortodoxo” del Par tido Sovialdemécrata aleman; pero en este esfuerzo de Mars y Engels por transformar els. en ciencia y por suprimir su contenido utépico y ético, concretindolo desde el pur to de vista historico y econémico, se perdia en parte la dimension de proyecto, no garan tizada por los acontecimientos, acerea del planteamiento futuro de la sociedad. Mars entendio su investigacién fundamentalmen- tecomo “critica cientifica” del modo de pro dduccion burguéscapitalista y rechazé la idea de formular “recetas de cocina para el bode 26n del porvenir” (Epilogo de 1873 al primer libro de £7 capia). Solamente en un aspecto dio indicaciones precisas: el paso del proyecto undado en la propiedad privada a la socie dad comunista se configurara después de la toma del poder por parte del proletariado, ‘como un periodo de transicién caracterizado ‘en el nivel politico por la “dictadura del pro- tetariado” y en el nivel econémico por la supervivencia parcial dela forma mercaneia, de los productos y del trabajo, con la corres pondiente distribucion del ingreso seein las desiguales cantidades de trabajo; en una ‘segunda fase, con la completa extincion de la division de clases y de Ia forma mercancia, cualquier dominio politico desaparecera en tuna sansimoniana “"administracion de las cosas” y la distribucién del producto social se producird segin las “necesidades''(Escri- tos sobre la Comuna, 1871, y Critica del Pro grama de Gotha, 1875). Bl punto tesrico que mantiene unidas la eritica del estado y la del ‘modo eapitalista de produceion es en Marx el hecho de que la aboticion del trabajo asa: lariado requiere la apropiacién y el control "directo" por parte de los productores sobre las condiciones de trabajo y sobre todo el apa- rato que regula la reproduecién social ‘Lo que Marx llamé "tases" de la sociedad ccomunista, tomé después en la tradicién mar- xista los nombres de “s." y “comunismo” Asignando als, el significado de sociedad tran. sitoria hacia un modo de produccién integra: mente comunista. “La formaeién de un movimiento palttice de wnizado con vistas la gee fen del earndn ya In centralioncian de la ene noma (clejando aparte la cuestion de come lle- gara.este resultado, si por via pacificao revo- dependiendo ello de las eircuns tancias historicas concretas) fue el motivo principal de la divergencia y de la cerrada lucha deniro de la Primera Internacional entre els. de Marx y Engels y el anarquismo fen sus diversas formas. En el periodo de for- ‘macién de los partidos socialistas en los tlti- mos decenios del siglo x1x, el punto de vista del s. mavxista adquiere el eardcter de mayo- ritario y plenamente consolidado, mientras que els. libertario" de signo anarquista fue ‘excluido explicitamente de la Segunda Inter ‘nacional en 1886. IMLTENDENCIAS DEL sociaLisMo, Dentro del s. de la Segunda Internacional se van delineando las principales tendencias politicas que van a cocxistir con la roctaldemocracia clasiea hasta la primera guerra mundial y que carac- terizarén, al menos en parte, las orlentacio- nes divergentes del s. posterior. Las diferen cias de posicion que van determinandose a partir dela discusién sobre el “revisionismo” 4 principios de este siglo arraigaran en par- teen la historia anterior dels. (por ejemplo, un conilicto entre reformistas y revoluciona ros ya se habia producido en Francia en 1848) yen parte serdn provocadas por la cada vez ‘mas amplia insercién del movimiento soci lista en la lucha politiea y sindical eotidiana dentro del marca de as estructuras politicas liberal-demecratas de los grandes estados Industriales y por el aplazamiento de la cri- Sis final de un capitalismo que después de la gran depresién iniciaba una nueva fase expan Siva. La dificultad real la capto R. Luxem- burg, cuando escribia que la voluntad revo: Iucionaria ‘no se puede venerar en las masas sino en la lucha continua contra el orden exis. tente y en la cuspide del mismo. La union de Jas grandes masas populares con un objetivo ‘que va mas alld del orden actual, en una lucha cotidiana por la gran reforma del mundo, es ‘lgran problema del movimiento socialdemé- sociauiso cata, el cual en el curso de su desarrollo avanza siempre entre dos obstaculos: el aban: dono del caraeter de masa yel abandono del ‘objetivo final, recaer en la Secta o cristalizar fen un movimiento reformista burgués” (eReforma social 0 revolucidn?, 1899), Ta gran division se produjo entre el s.decla- wdamente reformista —que al considerar el sistema capitalista profundamente eambiado bbuscaba la integracion del movimiento obre: ro a las estructuras politicas y econémicas capitalistas, con un programa de transforma: ign gradual en sentido socialista por Ia Via emocratica parlamentaria— y els. que no vela que se hubiera superado el modelo ana- litico det eapitalismo elaborado por Marx y la perspectiva de la erisis general del siste ma y de Ia revolucién. La primera posicion ‘tuvo la elaboracion teérica mas notable en el “revisionism” de E, Bernstein (Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemor racia, 1899), Aunque rechazado formalmen- te en el plano de las decisiones congresistas del Partido Socialdemécrata aleman y de las resoluciones de la Internacional, ol reformis- ‘mo “revisionista’ iba adquiriendo consisten- ia organizativa y espacio en la prasis real del movimiento obrero de todos los paises indus: trialmente avanzados y en Inglaterra, donde el marxismo nunea Tuvo una gran difusion, se convirtio en teoria oficial de Ia Fabian Society (G.B. Shaw v5, Webb, Ensayos fabia- nos sobre el socialism, 1899) y de la parte mayoritaria del Partido Laborista y del movi :iento sindical (eabe recordar que los prime- ros ensayos revisionistas de Bernstein fueron elaborados en Inglaterra y en estrecha refe rencia a la situacién inglesa). Observando el enomeno en un periodo muy largo, el. refor- mista, que valora la edspide institucional del estado liberal demécrata como el mejor terre no para la afirmacién de los objetivos de las, clases trabajadoras y que considera —técita fo explicitamente— el "fin ultimo’ de la abo Ticion de la forma mercancia de los produc tos del trabajo y del trabajo mismo (el prin- cipio mas fundamental del macxista) como ‘una utopia que se debe abandonar, se ha con vertido en la alternativa ampliamente predo- minante en el s, occidental. La alternativa marxista “ortodoxa”, que predominé en la socialdemocracia “elasica’ el partido aleman y de la Segunda Interna SSoctALISMo ional, y que tuvo en K. Kautsky el tedrico mas sistematico en el periodo anterior a la primera guerra mundial, intent6 acomodar la Tetra del s. marxista, aceptado formalmente cn su globalidad, a una concepcidn distinta y con valoracion positiva "del estado moder- hho, dela funcion del parlamento y de as liber tades politicas y civiles heredadas del libera- lismo burgués, del caracter insustituible de tun aparato administrativo-burecratico cen- tralizado (en abierta polémica con Ia ‘legisla cion directa’, del significado de la democra cia politica como metodo de conocimiento de la realidad y de verifieacioa de la voluniad del cuerpo social” (M.L. Salvadori). B] objetivo final dels, era continuamente aplazado o pro- yectado a una situacién histériea, siempre inactual, de maduracion decisiva de las con- diciones objetivas y subjetivas del sel ndcleo teorico radical se salvaguardaba al procio de lun continuo aplazamiento de la praxis corres. pondiente, hasta que las opciones de fondo fueron ineludibles en el periodo de la guerra y de la aguda crisis social de la porguerra, ‘cuando la sintesis que se habia elaborado por parte de la mayorfa de la socialdemocracia Mctisica" entre “ortodonia” forual y “ev sion” sustancial ya_no podia sostenerse, abriéndose ast un periodo marcado por rup- turas, no solamente entre los sequidores de la Segunda Internacional y los de la nueva Internacional leninista, sino tambien en el campo dels. no leninista(v. también revisio. tnismo, soclaldemocracl Las otras dos alternativas que se constitu yeron con fisonomia propia en el campo del pensamiento socialista fueron las posiciones revolucionarias de izquierda que tuvieron a sus tedricos mas notables en R. Luxemburg y VAL Lenin. En ambas tendencias el nexo tentre las tareas inmediatas del movimiento obrero y la revolucién social se define en pri: cipio como subordinacion de toda experien: cia del movimiento obrero al fin de la conguis tay dela prictica directa del poder politice: fen ambas cl estado liberal democritico se fentiende en su significado original, marxoen- golsiano, de estado de clase ("el estado, o sea la organizacion politica, y las relaciones de propiedad, o sea la organizacién juridica del capitalism, mientras se convierten, a medi dda quo se deserrollan, en algo cada vez mds ‘apilalistay menos socialista, epresentan dos dificultades insuperables a la teoria de la ins {tauracion gradual del socialismo”, afirma R Luxemburg en ¢Reformta social 0 revolucion?, ‘yes conocida la teoria de Lenin sobre la rup- tra revolucionaria del estada burgués y st sustitucién por el "estado-comuna”, en base 4 os textos marxistas sobre la comuna de 1871, teorla contenida en Estado y revolucion, 1917), Sin embargo, en la obra de R. Luxem- ‘burg esta presente, transerita en términos marxistas, la tendencia “economicista-revo Iucionaria” del sindicalismo revolucionario. y del anarco-sindicalisimo con su programé- tica continuidad entre lucha econémiea inme- dita y lucha politica revolucionaria y con el predominio de Ia accion directa de los orga: nismos de base que surgen esponténeamen- teen los periodos més agudos de la lucha de clase y que constituyen el reclutamiemo insustituidle dela transformacién socialista. De manera distinta, Lenin, a pesar del valor atribuido alos sovicts en las revoluciones de 1905 y 1917, sostiene “Ia subordinacién incon- dicional de tados los movimientos economi: os, culturales e ideolbgicos del proletariado al movimiento politico guiado por el partido, ‘evoluciomatiy. Fue precisamiente esta oriet tacién del marxismo, que consideraba prio ritaria ‘Ia politica, [a que triunf6 a eseala ‘mundial a partirde la revolucidn bolchevique de 1917 y ha determinado hasta nuestros dias toda la estructura y desarrollo del estado soviético con el consiguiente totalitarismo derivado de su principio politico” (K, Korsch, Karl Marx, 1938). El movimiento oscilatorio centre predaminio del partido y primacia de los organismos de base fue sin embargo una ccaracteristica de s. revolucionario, replantea- dda varias veces a lo largo de su historia (v también leninismo) Wy. rronteats acruaLes pet sociatisuo, La e&ci sign del movimiento socialista internacional ‘como consecuencia de la revolucién sovieti- ca cristalizé, 2 medida que el nuevo estado adguirfa su configuracién juridica, politica y feconémica definitivas (en los anos veinte ¥ treinta), enel sy el comunismo como dos cul: turas politicas profundamente distintas y a ‘menudo hostiles, aunque después de un pri mer periodo de enfrentamiento en el que los socislistas fueron tratades por parte de los dirigentes leninistas como “socialtraidores” 1506 © “socialfascistas" siguié una fase de alin. ‘as y de colaboracién en cl trascurso de la lucha antifascista y de la resistencia, No fal taron formas intermedias ¢ intentos de supe- rar el cisma que se estaba produciendo en el movimiento obrero, pero én realidad a par- fr de los anos trcinta y sobre todo despucs de la segunda guerra mundial se han confi gurado dos modelos completamente distintos de-s,, ambos muy alejados de Ins formas pre vistas por els. del siglo x1x y de la formula. cidn ut6pica del Manifiesto de Marx y Engels (EI lugar de la antigua sociedad burguess, on sus clases y contradicciones de clases, sera ocupado por una asociacién en la cual elllibre desarrollo de cada cual ser la condi- ‘eign para el libre desarrello de todos"). En. Occidente, Ios gobiernos guiados por las socialdemocracias, en Alemania, en Tnglate ra, en Bélgica y en los paises escandinavos, promovieron algunas nacionalizaciones y la instauracién de una economia mixta en el mareo de un “capitalismo arganizado", con Ja redistribucién del ingreso y formas de seguridad social para las clases trabajadoras a través del “estado de bienestar” (Welfare ‘Suute) A aliferran ia le Ua sox tableau va ‘lasica, las socialdemocracias actuales son partidos populares que han abandonado la {dea de la division de Ia sociedad en clases ‘contraptestas y del s, como abolicion de Is propiedad privada (las declaraciones mas ‘explicitas fueron las’de la socialdemocracia alemana en el programa de Bad Godesberg, 1959) (. tambien reformismo; gobiernos socialdeméeratas) En la Uniin Sovietica yen. Jos paises en que se ha instaurado la dicta ‘dura del partido marxista-leninista (identifi cada ideoldgicamente con la “dictadura del profetariado”), cls. ha dejada de ser fase de transieion y se ha convertido en una forma: cién. social auténoma, caracterizada por el ‘agotamiento de las formas originarias de ‘democracia de base, por a acentuacién autor ritaria del poder por parte de los aparatos burocréticos del estado y del partido (v. sta Hiniemo) por ls roproduceién de profundas desigualdades y agudos conflictos sociales, a pesarde la “desestalinizacién" y de ls inten: tos de liberacién, sustancialmente fracasados, de los sistemas politico-econsmicos conocl dos con la férmula des. real", para sealar su deformidad respecto a las expectativas del 5. te6rieo. ‘soetaLisMo Se plantea pues un dilema que N, Bobbio baa ilustrado en los siguientes términos: "esta ‘mos ante una contradiceién que constituye el punta flaco de la democracia socialista (que ro debe confundirse con la socialdemocracia): a través del método democratico el socialis: mos inaleanzable; pero el socialismo logra- do por via no democritica no encuentra et camino para pasar de un régimen de dicta duraa un régimen de democracia. En los estx dos capitalistas el método democrético, inclu: 50 en sus mejores aplicaciones, bloquea el camino hacia el socialismo; en los estados socialistas la coneentracion del poder, nece saria para una organizacion unificada de la economia, hace extremadamente difieil ta introduceién del método demacrética”. El problema consiste en conjugar los contenidos socialistas con las téenicas juridicorpoliticas derivadas de la tradicion liberaldemocrati- ‘ca. Confirmando una vez mas la consolidada dilerencia entre culturas socialistas y coma nistas antes sefialada, Ia literatura marxista ‘que rechaza el “s. real” plantea el problema detuna manera distinta, Por ejemplo, R. Ros Sanda se expresa asi en la presentacion de un congresa sobre “seeiedad posrevolucionarin’ ‘en 1977: "Si se trata de formaciones sociales nuevas, entonces la lucha se plantea entee jpaderes' y sus sistemas de compensacion, Sie trata de formaciones capitalistas de tipo nuevo... entonees la cuestion no esta en tna texhortacion a la democracia y a los derechos ‘civiles; est en la reanudacion de la lucha de ‘clases en estos paises.” Los problemas seftalados resultan ser tan to mas urgentes desde el momento en que en los afios setenta ambos modelos de s. han entradoen crisis: el estado de bienestar pro- movido por las socialdemocracias no puede ‘mantener sus promesas ante la crisis econ6: mica; el "s, real” por otro lado se ve obliga do a contar cada ver mas eon sus propios apa ratos militares para mantener el sfaru quo. ‘Tampoco se puede decir que las propucstas de algunos partidos comunistas occidentales enel sentido de una “\ercera via" eurocomu nista haya legado a representar un modelo alternativo suficientemente definida des. (v. eurocomunismo}. tra clase de problemas concierne al dmbi to de validez posible de cualquier modelo socialista. El Internacionalismo (v.) sustan “SOCIRLISMO LATINOAMERICANO cialmente eurocéntrico del siglo xix habia sido ya abandonado en el planicamiento de la Iniernacional leninista, la cual habia inten- tado, al menos en principio, promover al mis- ‘mo tiompo, bajo el signo dei antimperialismo, Ja lucha del protetariado en los patses indus: trlalea, la eopiracion aa Independencia de loa pueblos oprimidos por el colonialismo y la defensa de la URSS como “patria del s.” Los procesos recientes del s. han demostrado de ‘manera cada ver mas evidente el peso que te nen las historias nacionales, la diversidad de ituacion econémica, el pluralismo de las tra diciones culturales y de las ideologtas. Des pués de la segunda guerra mundfal, junto a los modelos ofrecides por las socialdemocrs- cias europeas y el . sovigtica se han delines- ddo las realidades de los estados de reciente Independencia del tercer mundo, que aunque apelan als, persiguen el objetivo dela moder- izacion a través de los instrumentos del par tido Gnico, del reforzamiento de las elites burocraticas y militares y de Ia integracion de las masas con base en el tradicionalismo cultural y religioso. En el mundo comunista, als. soviético se han contrapuesto els. fun= Alaa fa autugesttén (vent Yuyoslavia yel radicalismo comunista en China (v. maoisme). La teorfa de las "vias nacionales als." (acep: tada en principio incluso par la Union Sovie ica, pero corregida en 1968 con la tesis de la “soberania limitada” de los estados socials. tas del propio bloque) se apoya en esta situa ign, pero deja abierve el problema del inter. racionalismo y de los modos de una accién ‘comin entre socialismos fuertemente diver gentes y tal vez en clara contradiecién. BIBLIOGRAFIA:W. Abendroth, Historia social ded rmovimiznto obrero europeo (1965), Barcelona, Lala, 1978; G, Arpé, IT socialism riformistico & a sociatdemocrazia, on Storie delle idee polit che, economiche e social, a cargo de L. Firpo, ‘Turin, urer, 1972, vol. ¥; N. Bobbio, ¢Qué es socialismo? (1876), Barcelona, Plaza y Janés, 1971; GM. Bravo, Historia del socialismo (1971), Barcelona, Ariel, 1976; C.D.H. 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