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Tee mn IDEA DE HACER
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ee ee eddel 17 de noviembre de 1887, los verdugos vinieron
a buscarles. Los cuatro emprendieron el camino
cantando La Marsellesa, que resoné en las calles de
Chicago, con finebre eco, como la tiltima despedida
que daban al mundo los que iban a sacrificar sus vidas
en holocausto de la emancipacion del proletariado. La
vista del tétrico patibulo no conmovié en lo mas
minimo el animo sereno de Spies, Person, Engel y
Fischer, que si bien consagraron, a no dudarlo, un
recuerdo a su esposa e hijos, dedicaron su ultimo
pensamiento a la causa por ellos tan querida.
Las tiltimas palabras pronunciadas por nuestros
amigos fueron:
Spies. — ;Salud, tiempo en que nuestro silencio sera
mas poderoso que nuestras voces que hoy sofocan con
la muerte!
Fischer. — ; Hoc die Anarchie!
Engel. — ; Hurra por la anarquia!
Parson, cuya agonia fue horrorosa, apenas pudo
hablar, porque instantaneamente el verdugo apreto el
lazo e hizo caer la trampa. Sus ultimas palabras fueron
estas: |
— ;Dejad que se oiga la voz del pueblo!
| las once y cincuenta minutos de la mafana
Ricardo Mella, La tragedia de Chicago.Carta a Carlos Semprin y Javier Domingo
Contra la idea de hacer
la historia del anarquismo
Queridos cofrades de servidumbre,
desde que me habéis hablado del nuevo
numero de “Ruedo Ibérico” que os traéis
entre manos, en el que os dije que en
principio, o tal vez por principio, no podia
uno colaborar, no han quedado mis no-
ches sin embargo del todo libres de fan-
tasmas insidiosos, que me desasosiegan
sugiriéndome que acaso lo que uno debia
hacer mas bien era arriesgarse a explicar
claramenie dentro del mismo nimero
como es que no puede uno colaborar en
esa empresa. Y bien se me ocurre que, al
enviaros esta nota, seguramente con el
hacerlo asi entro en contradiccién con lo
que al hacerlo digo, sobre todo en cuanto
muestro con ello una insuficiente descon-
fianza en que los medios de asimilacién de
la protesta contra el Orden al Orden
Zamora, 10 de julio de 1978
Historia Libertaria.
Madrid.
Estimados amigos, a la demanda
de colaboracioén en yuestra
nueva revista, encontrdndome mds o
menos en las mismas dudas que me asaltaban
hace seis aftos, cuando C. Semprun y J.
Domingo me instaron a dar algo para un
numero de “Ruedo Ibérico” destinado a tratar
también lo libertario, no se me ocurre mds que
remitiros la carta que para ese numero de
entonces les envié a ellos y que no me acuerdo ya
por que no lleg6 —creo— a publicarse. Por si os
Sirve, pues y, valga para lo que valga, ahi os va
con muchas amistades y buenos deseos de salud.
Agustin Garcia Calvo
mismo (como no puede menos de serlo
este numero de “Ruedo Ibérico”, no tanto
por ser de “Ruedo Ibérico” cuante por ser
un numero de revista simplemente) pue-
dan usarse para protestar eficazmente
contra la asimilacién de !a protesta al
Orden, Pero lo hago —ya veis—, a pesar
de todo, demostrando con ello una vez
mas la contradiccién constitutiva de mi
mismo y la escision, quién sabe si irreme-
diable, entre la accion de las palabras y lo
que las palabras dicen.
No puede pues colaborarse en nada
que venga a contribuir a la historificacion
del anarquismo. Cierto que, antes que
nada, deberia tal vez tratar de corregir
esta ultima palabra: pues el anarquismo
ya de por si esta suficientemente histori-
ficado, esta integrado en el esquema
HISTORIA LIBERTARIA 3dinamico del Estado, no ciertamente por el acaso inasible
significado de la parte semantica de la palabra con su prefijo
negativo an-, pero si en todo caso por el hecho de que termina en
-ismo; este sufijo, en efecto, configura por si solo en forma de
doctrina o por lo menos de actitud sistematica y de principio
cualquier cosa que quede comprendida bajo su dominio, asi esa
cosa sea, como en este caso, una negacion del Orden 0 asi sea el
nombre mismo de la nada, como en nihilismo, y desde el punto
que se deja comprender bajo tal sufijo, no puede ya el anar-
quismo ser nada diferente de, por ejemplo, el surrealismo, el
trosquismo, el nudismo y el estrabismo, por no hablar, para no
escandalizaros demasiado, del fascismo y el academicismo.
El proceso de integracién podria acaso representarse por
medio del siguiente esquema: 1.* fase: alguna gente del pueblo,
de los oprimidos y contribuyentes en general, en el trance de
evolucién del Ser, y por tanto de contradiccion del Ser consigo
mismo, descubren (o también: descubre un nifio en el trance de
su asimilacién al Hombre) lo insoportable de la prision del
Orden que los rodea y al mismo tiempo la mentira de los
nombres (Justicia, Patria, Dios, Vida, etc.) que sostienen la
prision:
2. fase: de aqui surge (en la gente imperfectamente clasificada,
en el muchacho imperfectamente asimilado, como también en el
Angel respondén) la negacion del sometimiento al Orden y
negacién de la verdad de su mentira constitutiva:
La 1." y la 2.* fases pueden igualmente presentarse en orden
invertido (aunque sea mas duro de concebir para nosotros, lo
cual probablemente es argumento a su favor), de modo que
aparezca lo primero, y sin mas explicaciones, la negacién:
y de esta negacion surja la vision del Orden y de la Mentira Real
que, sosteniendo que las cosas son como son, hace que sean
como-son:
Pero, en todo caso, viene a continuacion la 3." fase: la membrana
limite del Ser, o sea su definicién esencial, se resquebraja y se
abre, al menos aparentemente (que esto nosotros no podremos
nunca averiguarlo):
4
HISTORIA LIBERTARIA
Solo que, al mismo tiempo, en ese momento de aparente peligro
de rotura, la voz del Orden pronuncia ia identificacion y
definicién del ojo que lo veia y de la voz que lo negaba:
Y asi se produce la 4.* fase, en que el Orden reconstruye su
membrana limite, incluyendo dentro de su estructura la visién y
Ja negacion:
Tras lo cual es sélo una cuestién de digestién y asimilacién
normal la que viene a dar en la reconstitucién det (aparente-
mente mismo) Estado originario:
Asi es que, como os decia, el anarquismo por si solo, dotado ya
de ese sufijo -ismo constitutivo, se encuentra ya en la 4.* fase del
proceso, esta integrado en la Historia, a la par que el anarquista,
dotado ya del correspondiente sufijo personal, -ista, tiene
adquirido un ser tan definido y propio como el del socialista, el
equilibrista y el oficinista, y por tanto ni vuestro nuevo numero
de “Ruedo Iberico” ni las historias de las colectividades de
Aragon ni las peliculas sobre Durruti pueden hacerle ya mucho
dafio ni al anarquista ni al anarquismo, sino simplemente
contribuir al redondeamiento de la ultima fase de la digestion.
Sin embargo, lo que pasa es que uno sospecha (no porque sepa
nada, sino simplemente porque no se le ha demostrado lo
contrario) que, a pesar de las denominaciones y demas procesos
de asimilacion, puede haber algo en algunos de los anarquistas o
de las actitudes bautizadas de anarquismo, algo que no sea nada,
por cierto, pero que lo Aaya sin embargo, que esté de algun modo
fuera de y por ende contra Dios y el Ser y el Orden y el Estado; y
entonces, eso sdlo podria actuar frente al Estado, y entre las
demas acciones, hablar sobre el Estado; pero jen nombre de qué
santo vamos a permitirnos, al revés, hablar sobre ello nosotros,
los que formamos parte del Estado, ya simplemente por el hecho
de ser quienes somos cada uno de nosotros, y mas todavia si
editamos una revista debidamente autorizada por el Orden
constituido?
A esto me diréis acaso que exagero y caigo en una especie de
idealismo, en cuanto que, bajo el nombre de anarquismo, trato
de defender de la historificacién algo puramente negativo, algo
que en realidad no lo ha sido nunca ni el mas puro de los
anarquismos ni de los anarquistas, que en realidad siempre se
han presentado ellos mismos como algo relativamente definido,
con algin nombre lucido incluso orgullosamente y hasta con
algunos elementos minimos de organizacion o — lo que en efecto
seria igual a mi proposito— con el caracter de ideal personal
constitutivo del caracter del individuo. Asi es en realidad
|~tendréis raz6n —, si “en realidad” quiere decir en la Historia
del Estado; pero es justamente lo que os decia: que no se trata de
defender de la historificacién lo que ya esta historificado, sino lo
que no sabemos si, pese a todo, acaso no lo esta.
Y que no vaya a servirnos entonces de disculpa el hecho de
que los propios que Ilamamos anarquistas hayan tenido y
sostenido ideas acerca de lo que es el anarquismo (mAs todavia:
ino recordais la mania que solian tener nuestros viejos anar-
quistas de hablar de la Idea y todo, con mayuscula, como luz de
Sus aspiraciones y centro de su fuerza?), cuando justamente los
que esas ideas tenian y sostenian eran y son personajes de la
Historia y sociedades en la Sociedad; y que ellos, cediendo a la
necesidad de la propia definicién que acosa a todo quisque,
creyeran O se imaginaran creer en ideas mas o menos dogmAticas
acerca de lo que el anarquismo sea, no implica tal vez necesa-
tiamente que, en contradiccién con eso, no se diera también en
ellos, aunque por fuera de ellos mismos, algo realmente negativo
del Orden y el Estado, que es lo que nosotros no podemos por
menos de respetar, y no dejar que se confunda con sus ideas y
figuras.
Lo tinico que quiza nos cabe hacer notar es esto: que hay una
contradicci6n interna, insuperable, entre la accién de negar el
Orden y el hecho de ser un negador del Orden, entre el rebelarse
contra la Sociedad y el tener un ideal de la Sociedad, entre la
negacion de toda fe religiosa y la conservacion de una creencia,
entre el negar el juego de los partidos politicos y el ser un
partido, aunque se llame anarquista o acrata o libertario..El
anarquista no sabe nada. sino lo que el Estado sabe. v que lo sabe
justamente para denunciarlo como mentira; el anarquista no es
él mismo, y en la locucién “ser anarquista” hay una lucha a
muerte entre los términos; el anarquismo, que no quiere que las
cosas sean lo que son, no puede ser a su vez nada.
Y esto y cosas por ese estilo son las que en todo caso nos toca
recordar a los que hablamos y escribimos, y recordarlas incluso a
despecho de los propios anarquistas en activo y aun a costa de
disgustar a las mas venerables de las asociaciones libertarias de
viejo o de nuevo cuio. Sino servimos los hablantes y escribientes
para prestarle a la rebeliOn ese servicio en contra de sus
representantes, para qué vamos a servir entonces? ;Para
arengar a las masas, como se hace en los demas partidos, y para
darles conciencia, como se dice, esto es, ideologia, y para
confirmar a las gentes menos letradas en sus errores propios,
agrandados y racionalizados por nuestros habitos de profesio-
nales de la palabra? O si no, ¢para examinar los hechos
objetivamente, como dicen los sujetos de la Prensa o la Politica, y
como fenémeno histérico interesante, y ademas de moda,
darnos prisa a conocer bien y clasificar en los esquemas de la
Historia no sélo los cadaveres de la acracia, sino con ellos todo lo
que acaso pudiera estar, desconocido del Sefior, vivo y amena-
zando a este Estado que nos vive?
Claro esté que aqui vais a decirme seguramente que, por
cierto, con todo eso estdis vosotros mas o menos de acuerdo, que
lo que no se sabe estais también dispuestos a respetarlo, pero que
precisamente de lo que se trata con este ntimero es de mostrar lo
que se sabe, de modo que la contemplacién de los errores y los
fracasos pasados (pues lo que se sabe no pueden ser otra cosa
sino errores y fracasos, ya que el Orden y el Estado sigue siendo
el poderoso, con la vieja astucia de sus nuevas formas) pueda
servir para liberar de ellos a las futuras actuaciones; que también
para las nuevas generaciones de anarquistas la Historia sea la
maestra que ella siempre ha pretendido ser; y en suma, que, si
vosotros condendis lo mismo que yo como integrada y asimilada
la empresa de “Ruedo Ibérico” y de este numero de su revista,
pensais en cambio que a través de tan condenable medio puede
lanzarse algo que modestamente contribuya a la lucha contra la
integracion y la asimilacion.
A esto, amables cofrades, qué voy a deciros sino que con ello
estais volviendo a plantear el eterno tema de los medios y los
fines: pensais acaso que un medio, esencialmente propio del
Enemigo, como es una revista, puede servir como instrumento
para la lucha contra el Enemigo; pensais acaso que un invento
esencial del Estado en nuestros tiempos, como es la Historia,
puede de algiin modo, y segtin quiénes y con qué intenciones la
manejen, volverse en contra del Estado mismo; sois acaso como
algunos que hoy descarriadamente se llaman anarquistas, en el
Japon o los Estados Unidos sobre todo, que creen que las armas
de los arsenales del Orden, como ametralladoras, aviones y
ficheros policiacos, pueden usarse en una guerra contra el
Orden.
Bien que me gustaria borrar de vuestros corazones, si todavia
las conservan, ilusiones semejantes: los fines, en efecto, estan
grabados en la estructura misma de los medios y herramientas
que se fabrican para conseguirlos: desde el punto que el
chimpancé logra por fin ensamblar dos cafias de bambt para
alcanzar el platano que el psicélogo animal le ha colgado
demasiado alto, ya las dos cafias ensambladas contienen en su
forma su destino y no pueden usarse para otra cosa; habria que
aguardar a que apareciera un chimpancé jesuita o por lo menos
HISTORIA LIBERTARIA6
miembro del P. C. F. para que alguien sostuviera que ese par de
cafias ensambladas puede también usarse como pértiga para
saltar la alambrada del laboratorio experimental en que nos
tienen encerrados.
Pero no: ni las ametralladoras, ni las revistas ilustradas ni la
Historia pueden servir mas que para jo que sirven, esto es, para
lo que han sido creadas y para Aquel que las ha creado, y los
fines a que se dediquen no estan desde luego en las intenciones y
voluntades de los anarquicos usuarios que se hagan la ilusion de
utilizarlos, sino en la estructura misma de las maquinas y los
esquemas ideoldgicos que las constituyen, y las susodichas
intenciones o voluntades no serian en todo caso sino medios en
manos de esas maquinas y esquemas para cumplir el servicio del
Sefior al que se destinan.
O por llevar al plano mas abstracto la contradiccion: es la idea
misma de la separacién entre los medios y los fines la que ha sido
inventada por el Estado y para su sustentacion, y en modo
alguno puede esa idea adoptarse para luchar en contra del
Estado.
En fin, si queréis que me ponga todavia moderado y haga
distinciones bien concretas, cabe ain sospechar que el puchero |
lleno de chatarra de los anarquistas decimononicos 0 las hojitas
clandestinas afanosamente impresas por cajistas de la cascara
amarga eran a lo mejor cosas no producidas por el Orden y por
ende relativamente no marcadas, pero quién querra ser tan ciego
que no sepa para qué sirven, por su propia constitucion, las balas
HISTORIA LIBERTARIA
y los libros y la conciencia histérica y las teorias teoldgicas de los
medios y los fines: creado esta para el servicio de Dios todo lo
que Dios crea.
Y naturalmente, lo que se dice de las armas y las letras, de la
Historia o la doctrina de tos fines, no menos es de aplicar a un
ente tan esencialmente historico y tan siervo dei Estado como
soy yo mismo (y tomese el pronombre cada cual cuando lo lea
segun suene cuando él lo lea): que, en efecto, si la Historia por
necesidad tiene que hacerse a base de nombres propios, ya debia
bastar esa necesidad de la Historia para probarnos que no son
jos nombres propios ni Jos individuos por ellos constituidos
(como tampoco los partidos o sindicatos definidos por sus titulos
o siglas), que no son ni los ilustres anarquistas ni las venerables o
las nuevas asociaciones anarquistas los que han llevado ni
pueden llevar la contradiccién y guerra contra el Estado, sino
que ellos, como todo el mundo, lo unico que pueden hacer es
contribuir a hacer la Historia, a escribir la triste Historia de la
Humanidad, y la contradiccién y guerra contra el Estado, si de
algtin modo se da tal cosa — que ¢so nosotros nunca lo sabre-
mos—, sdlo puede darse en todo caso por medio de aquellos
individuos y asociaciones, y no sdlo por medio de ellos, sino
también a pesar y en contra de ellos mismos.
Pero el coraz6n anarquico (esto es, lo que pueda haber, si es
que lo hay —quién sabe— de anarquizante, acratico, rebelde o
negativo) no aprende de la historia ni de la experiencia: se
rehusa testarudamente a la evidencia histérica y se mantiene,contra los vientos y mareas de los tiempos, negador de la
Historia misma; no persigue un mundo mejor ni un ideal que
deba cumplirse en el Tiempo ni siquiera en la consumacién de
los siglos: es la Historia sencillamente y el Tiempo mismo lo que
niega y contra lo que se rebela, caiga quien caiga y aunque entre
los que caigan esté también él mismo: porque él no sabe nada,
sino que esto que es como es no puede ser que sea como es, y con
eso le basta y no le hacen falta mas saberes ni escrituras en el
tiempo.
Y asimismo ese corazon de que metaféricamente os hablo,
gentilisimos cofrades, no tiene tampoco fines ni sabe lo que es
eso: no tiene mas que medios, si es que los tiene (que de eso
nunca podra él estar seguro), y sus fines no son otros que sus
medios. Su fin es ante todo el Orden enemigo que, él si, esta todo
cons tituido de fines y de causas, de evolucién hacia metas
ideales, de culpas y de proyectos, y es asi el Orden enemigo su
solo orden y su guia. Pues en tanto que el objeto de su amor le es
necesariamente desconocido, lo que él conoce es el objeto de su
odio, y ése es todo el conocimiento que le basta. Y a los que le
preguntan “Y después jqué? ;Y adonde vamos?”, él, por
responder algo, les responde algo sin sentido, como el caballero
del cuento aquel de Kafka: “Fuera de aqui. Esa es mi meta.”
Bien, y con todo eso, aqui os escribo esta carta sin embargo y
acabaré seguramente por enviarosla para dejaros que la hagais
imprimir, si cabe, dentro del ntimero que proyectabais, a pesar
de que bien me consta que, al dejar en sus planas imprimirse
esquemas como los que arriba os dibujaba, aun en aquellos
puntos en que habia ojos abiertos y bocas diciendo “NO” que
quedaban sin encerrar en los limites del circulo del Orden, ello
no es mas que una ilusiOn: pues desde el momento en que,
impresos en Ia plana, habra otros ojos, los gentiles vuestros y los
de los lectores, que a su vez los examinen y les digan “SI” o les
digan “NO”, que lo mismo da, con eso slo estan ya, contra lo
que ellos pretendian, encerrados en el circulo del Orden y su
evolucion. Pero, en fin, ello ,qué prueba? Algo tan trivial y
sabido como que yo tampoco soy ese corazén acratico de que:
metaforicamente os hablaba, sino bien por el contrario conser-
vador y reaccionario por esencia, como no puede menos de serlo
todo hijo de su madre que se lame Yo.
Con todo y con lo cual, y por si acaso este impulso no me viene
sino a fuerza de no saber para qué sirven ni dejan de servir las
cosas, aqui cierro la carta y os la mando, y aqui os aguardo para
otro numero en que os dé por hablar, no de la anarquia y de los
negadores del Estado, sino del Estado propiamente (y no del
espafiol tan sdlo, por ejemplo, sino a través de él de todos y del
Estado todo en general), que sera en todo caso de lo que hay que
hablar, si es que hay que hablar de algo.
Y entre tanto, diligentisimos cofrades, mis mejores deseos
para la suerte de vuestras empresas, y abrazos, y salud. —
Agustin Garcia Calvo. Paris, agosto de 1972
Los dibujos de la pagina 4, del autor.
SS hss iS
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HISTORIA LIBERTARIA
7r
Oe
EI conflicto
de las gasolineras
Cuando el 2 de septiembre, se
incia la huelga de los gasolineros
de Barcelona, no era previsible
que un conflicto obrero, desem-
bocase en una prueba de sinceri-
dad del sistema pretendidamente
democratico en el que nos desen-
volvemos. Y sin embargo asi ha
sido: una prueba en la que el
Estado y sus instituciones, y en
ella incluimos a las dos centrales
“mayoritarias’ CC.0O, y UGT”
han obtenido una calificacién que
se acerca al suspenso total, al cero
mondo y lirondo.
Y decimos esto, porque todas
las presiones posibles han sido
utilizadas en contra de unos tra-
bajadores que cometieron “el im-
perdonable error” segun la pa-
tronal y los sindicatos “responsa-
bles”, de entender que ia C.N.T.
es la organizacién que defiende
mds consecuentemente sus aspi-
raciones. Una forma de presionar
ha sido —y ése es el motivo de
este escrito —la tergiversacién de
las noticias, la mala informacion
que se facilita a la opinion publi-
ca, a la que se quiere confundir y
predisponer contra la C.N.T.
No estamos diciendo palabras
sino que vamos a sefialar hechos:
aim no conocemos una informa-
cion que diga qué es lo que piden
los trabajadores de gasolineras de
Barcelona en qué no estaban de
acuerdo con el Convenio Nacio-
nal, y que el comité de huelga fue
elegido por las asambleas de to-
dos los trabajadores. En cambio,
si se han inventado los infor-
mantes la existencia de comandos
terrroristas — {qué datos se pue-
Director: Ignacio G. Iglesias
Redaccién: Rafael Cid, Eduardo de Guzman, Carlos
Alvarez, Isabel Munilla, José Luis Moreno-Ruiz y
Leopoldo Azancot
Han trabajado en este numero: Agustin Garcia Calvo,
Xavier Paniagua, Daniel Guerin, José Peirats, Ramon
Alvarez, Victor Garcia, Angel J. Capelletti, Jean Chesneaux,
Juan Ferrer, Carlos Monge y Freddy Gomez
Confeccion y disefio: Rafael Cid
Fotografia: Ricardo Aznar, Carlos Monge y Alfonso Rojo
Hlustraciones: Manuel Lopez Ragel, Saco
Portada: Flavio Costantini
Redaccién y Administracion: Calle de los
Milaneses, 6, 5.° centro. Madrid-13. Teléfono 247 62 86
Fotocomposicién Velazquez. Eraso, 36. Madrid-28
Distribucién propia
Editor: Ignacio Garcia Iglesias
Precio para Canarias: 125 ptas.
Los articulos firmados son de la exclusiva
responsabilidad de sus autores
8 HISTORIA LIBERTARIA
den aportar para probarlo?—, si
se recurre a las centrales sin repre-
sentatividad en el sector para
confundir y si se ignora lo que
estA ocurriendo en esta huel-
ga. Es conveniente sefialar que
esta huelga se produce mientras
se discuten “las libertades demo-
craticas” que los espafioles ten-
dremos reconocidas en la Consti-
tucion que diputados y senadores
estan fraguando para consolidar
la explotacién del hombre por el
hombre. Unas “libertades” —en-
tre ellas la de huelga— que, como
los hechos estan demostrando, el
Estado sdlo reconoce a quienes
estan de parte de la patronal.
La Comision de representantes
de las asambleas de gasolineras de
Barcelona decidié en junio de-
nunciar el Convenio. En este Co-
mité habia representantes de
CC.OO., UGT e independientes,
aunque la postura de C.N.T. hizo
que sus afiliados consiguieran la
Gastén Leval
Moscu. Plaza Roja
mayoria. Pero sorpresivamente,
los trabajadores se encuentran un
mes después con que CC.OO. y
UGT han firmado a nivel nacio-
nal un convenio que rebaja los
salarios del afio de a 850 ptas.,
que reduce el tiempo dei almuer-
zo y diversas pagas y que no re-
conoce un punto fundamental: la
reduccién de la jornada laboral a
40 horas semanales.
Al margen de que en algunos
sitios el convenio pueda ser be-
neficioso, hay que poner de ma-
nifiesto Que jamas un convenio
nacional ha eliminado la posibili-
dad de otro mejor provincial; pe-
ro tanto la patronal como UGT y
CC.OO, estan de acuerdo en que
hay que aguantarse. Los trabaja-
dores denuncian la actitud de
esas centrales y se pronuncian
repetidamente por la huelga in-
definida, cuyo permiso se solicita;
te
no se ha roto para nada con la
legalidad vigente, con la burgue-
sa
Y aqui es la de Troya: todos los
medios del Estado y la patronai se
enfilan contra los trabajadores a
los que se les impiden el ejercicio
de esas libertades que se hizo
URSS: La opesicién obrera hoy
Con el ocho en los talones
reconocer. Cuando se va a infor-
mar a la gasolinera, la policia que
vigila les detiene; los despidos se
hacen a centenares --van mds de
cuatrocientos—; los actos de soli-
daridad son duramente reprimi-
dos; se sustituyen a los huelguis-
tas por policias a fin de abortar
una huelga obrera; también la
Campsa, monopolio estatal, con-
tribuye con su personal —pese a
la resistencia del mismo — a boi-
cotear a los obreros en conflictos
con unos empresarios. Y los me-
dios de comunicacién desatan
una campafia de desconcierto y
descrédito. Por otro lado, los
otros “sindicato de trabajadores”,
con su actitud de esquirolaje, im-
piden que sus afiliados se enteren
del porqué de la huelga. Al no ir a
las asambleas potencian el desco-
nocimiento de las motivaciones
de las consignas que dan a sus
afiliados, los cuales sdlo saben
que se les dicen que trabajen.
Esto no ocurre porque si, sino
porque esos sindicatos necesitan
de una clase obrera décilmente
manejada por ellos, desinforma-
da, incapaz de razonar, debatir y
sobre todo, de luchar; una clase
obrera desprovista de conciencia
de tal, que haga posible un
acuerdo con el capital para el
desarrollo de una conciencia cor-
porativa en su seno. En fin, unos
sindicatos cuyo trabajo favorece
al capital y les convierte en ama-
rillos. Es ésta, una actuacién no
en contra solamente de la C.N.T.,
sino de toda la clase obrera, de
todo el movimiento obrero. Esto
es lo que pone de evidencia la
actuacién del Estado, la patronal
y CC.OO. y UGT en el conflicto
de las gasolineras.
Federacién local de la C.N.T. Se-
villa.
Sumario
Contra la idea de hacer la historia del anar-
QUISMO 02. eect eee 3
Editorial 22.00.0202 ccc cece ee ees 9
Un trotamundos libertario ...... 06. e eee eee 10
Site dicen quecai .......... 6. cece eee eee eee 25
La revancha de Bakunin ..................-5. 26
Entrevista con Juan Gomez Casas .........-555 31
Mirando hacia atrés sin ira... 0.7.2... 0.0200. 36
Julio Verne: Bandera negra ...........-.------ 41
Encuentro con Gerald Brenan ..........-000005 49
Por sus “acciones” les conoceréisee
A libertad de expresion es la primera y fundamental de las libertades demo-
craticas, y a todas ellas sirve de base y garantia. No cabe exagerar su impor-
tancia cuando la realidad nos demuestra a diario que los derechos humanos quedan
convertidos en inocuas declaraciones de buenas intenciones tan pronto la libertad
de expresién desaparece. Incluso basta en ocasiones con que los gobernantes de
turno la recorten y restrinjan a su gusto y capricho para que paises, aparente-
mente libres, empiecen a soportar las mas vergonzosas tiranias.
Ya en los albores de nuestro liberalismo, Mufioz Torrero decia en 1810 defen-
diendo la libertad de expresion en las Cortes de Cadiz: «Hariamos traicion a los
deseos del pueblo y dariamos armas al gobierno arbitrario que hemos empezado
a derribar, si no decretasemos la libertad de imprenta. La previa censura es el
ultimo asidero de la tirania, que nos ha hecho gemir durante siglos.»
Para asestar un golpe decisivo a la anhelada libertad de imprenta basta con
transformar la publicaci6n de un diario en el mas ruinoso de los negocios, merced
a un aumento desorbitado de los costos y a una reduccién superior de los ingresos.
Cuando un diario arroja un déficit anual de 700 millones de pesetas —como ha
ocurrido en 1977 con uno madrilefio, cuyas pérdidas hemos pagado todos los
espafioles— sdlo el Estado, los grandes bancos y las multinacionales pueden
sostenerlo. Asi se da el caso concreto de que en 1936 los partidos liberales, iz-
quierdistas y obreros y las grandes centrales sindicales podian tener en Madrid,
Barcelona y otras grandes ciudades publicaciones diarias que les servian de ex-
presion oficial. En 1978 ni liberales ni socialistas ni comunistas, todavia, ni liber-
tarios pueden permitirse el lujo de tener oficialmente un solo diario en todo el pais.
El ultimo refugio de la libertad de expresion se encuentra en las revistas. Las
revistas, en cambio, pueden desempeiiar un papel de primer orden en la vida politica
de un pueblo. Por eso precisamente suscitan las iras de los abundantes restos
del bunker franquista, todavia incrustados en todas las ramas de la administracion
del Estado. Y muy especialmente cuanto se trata de revistas libertarias contra
las que consideran que pueden cometerse impunemente todo género de desafueros.
Una de estas revistas que se publica en Euzkadi —cAskatasunan— fue recien-
temente asaltada y parcialmente destruida por un grupo de desconocidos in-
controlados, perfectamente conocidos por todo el pais y facilmente controlables
en cuanto desaparezcan las poderosas influencias que les amparan. Paralela-
mente, otra revista madrilefa de sdlido prestigio y amplia difusi6n —«Bicicletay—
ve al colectivo editor amenazado por la Justicia Militar por la publicacion de uno
de sus trabajos. Ambos hechos motivan que las dos revistas vean gravemente
amenazada su subsistencia.
Es preciso alertar a toda la opinion nacional. De un lado a todos los partidos
politicos liberales y obreros, asi como a las organizaciones sindicales, hacién-
doles comprender que si hoy son las publicaciones libertarias las amenazadas,
mafiana les ocurrira lo mismo a las comunistas, socialistas o simplemente libe-
rales. De otra, a quienes realizan esta ofensiva contra nosotros, advirtiéndoles
que, aun no teniendo diputados en el Parlamento que protesten en nuestro nom-
bre y representacioén, no estamos dispuestos a consentir cruzados de brazos que
se generalice esta especie de tiro al blanco contra anarquistas, anarcosindica-
listas y libertarios en general.
la libertad de expresién, amenazada Editorial Historia Libertaria Noviembre 1978
HISTORIA LIBERTARIA 91
- Gaston Leval (1895-1978): un trotamundos libertario
El eterno encanto
Profugo, internacionalista, ex-
perto en fugas, insumiso, el gran pen-
sador anarquista, profundo conocedor y
exégeta de la obra de Miguel Bakunin, ha muer-
to sin que ninguna voz representativa del
Movimiento Libertario se haya deja-
Capocial Gastin Seval
Cuando el pasado 9 de abril, en Ma-
drid, cientos de cenetistas, llegados de
| toda la provincia para ver un documental
sobre los anarquistas en la guerra, guar-
daron “un minuto de silencio en memoria
de nuestro compafiero Gastén Leval,
muerto esta mafiana en Paris”, pocos en
aquel cine de barrio sabian algo mas del
fallecido que su relacién con un libro
sobre las Colectividades. Y, sin embargo,
ese anciano de 83 afios, con cierto aire de
nifio huérfano a lo Charlie Rivel, habia
sido el mayor y mejor divulgador de las
realizaciones anarquistas en Espafa du-
rante el periodo revolucionario 1936-
1939.
Perder la infancia
Gaston Leval, cuyo verdadero nombre
era Pierre Piller, habia nacido en Paris un
20 de octubre de 1895, bajo la directa
influencia de Venus y Marte y la premo-
nicién de que “sera sujeto a muchos y
crueles padecimientos, tendra muchos
enemigos, se tendran sospechas de él
sobre planes y conspiraciones contra el
Estado y sera perseguido y calumniado”,
segun vaticinio de El libro de los Destinos
para las personas alumbradas bajo el
signo del escorpiém; asimismo, su “nt-
mero caracterologico” sera el 8, indicativo
de “un acusado sentido de la justicia’,
segin la Numerologia o ciencia de los
numeros. ,
Hijo ilegitimo de un antiguo “comu-
nard” —como gustaba recordar con una
brizna de orgullo en la mirada— y una
portera, en otro tiempo ociosa sefiorita de
una buena familia, los siete primeros anos
de la vida del pequejio serian un verda-
dero calvario. Palizas y castigos capri-
chosos fueron el principal trato de una
mujer amargada por su sino adverso y un
enfermizo sentimiento de culpabilidad
por sus ilegales relaciones carnales. “Julio
Vallés, en su libro El nifio, decia que su
primer recuerdo era una azotaina. El mio
también —recuerda Leval en su libro
de la anarquia
do sentir en su memoria.
Infancia en cruz—. Pero a la azotaina se
afiade alge peor: mi madre, sujetandome
por las piernas, de arriba a abajo, me
hacia rodar la cabeza en mis excrementos.
Estabamos en Epinay, cerca de Paris.
Debia tener tres afios y habia ensuciado
las sabanas. Hizo conmigo lo que se hace
con los gatos, embadurnandome la cara y
moliéndome a cachetes. Es el primer re-
cuerdo de mi madre que se ha grabado en
mi memoria.” Y no seria et Ultimo. Tan
expeditivos métodos de crianza le acosa-
rian en terribles pesadillas hasta los ulti-
mos afios; el recuerdo de la cruel proge-
nitora seguiria en suefios torturando la
existencia octogenaria del gran luchador.
Su maestro iba a ser la tinica persona en
i
Leval: un hombre y un destino.
procurarle afecto y consideraci6n durante
aquellos tristes afios. El le pondria tam-
bién en la senda de las ideas anarquistas
al procurarle tantas obras de literatura
militante como la ya enorme curiosidad
del nifio demandaba.
A los catorce afios toma parte por pri-
mera vez en una manifestacién anarquis-
ta, en Paris, para protestar por el asesi-
nato de Francisco Ferrer Guardia, fun-
dador de la Escuela Moderna, fusilado en
Montjuich en represalia por los sucesos
de la Semana Tragica. Tres afios mas
tarde ingresa en el movimiento anarquis-
10 HISTORIA LIBERTARIA
—
ta francés y desde este momento su en-
trega a la “idea” sera total.
I Guerra mundial. El joven de 19 afios
decide abandonar el pais ante la negra
perspectiva de ser llamado a filas, “para
no traicionar mis ideas”. Esta integridad
moral seria una de sus caracteristicas
fundamentales. Leval considera indigno
de alguien que se proclama de senti-
mientos humanitarios colaborar en una
guerra que en ultima instancia la libran
trabajadores, hasta entonces divididos
entre intervencionistas y abstencionistas.
Un pacifista enérgico
Los anarquistas no estuvieron ausentes
de la polémica. “Me sorprende un arti-
culo de Carlos Malato en La Bataille
Syndicaliste, un articulo de fondo. No
entiendo. Aprueba la lucha —recrimina-
ria en su libro autobiografico El préfu-
go—. Un muchacho se pregunta qué ha-
cer frente a la violacion de neutralidad
belga, y contesta con entusiasmo: jem-
pufiad el fusil! Con lirismo desbordante
nos aconseja marchar al frente. Quedo
aturdido. Vacilo. ;Malato, un tedrico de
las ideas anarquistas! ;Uno de los hom-
bres cuyos escritos han ensanchado mis
ideas, cimentado mis convicciones! Para
hacer la guerra es preciso renegar de mis
ideas, abandonar nuestra visién de la
humanidad fraternal sin barreras y volver
al concepto de patria que es su negacién.”
Pero Leval no es un pacifista vulgar,
sino un objetor no contemplativo; con
ocasién de la revolucién espafiola se de-
clarara enérgico partidario de la defensa
de la causa a cualquier precio. El brama
contra la guerra trasunto de rivalidades y
piques entre capitalistas.
Tras una corta estancia en el sur de
Francia, y provisto de pasaporte falso a
nonbre de Felipe Montblanch —es su
primer desdoblamiento de personalidad,
rutina en la que llegara a ser un virtuo-
so—, alcanza el puerto de Barcelona en
junio de 1915. Alli contacta con un grupoUna patria, el mundo; una familia, la humanidad; una religion, hacer el bien.
de paisanos que como él han decidido dar
la espalda a la contienda que envuelve el
viejo continente. Son las primeras decep-
ciones; su fogoso idealismo se ve someti-
do a una dura prueba. “Carlos trabaja
con compafieros espafioles, jfabrica mo-
chilas para los soldados franceses! —re-
lata perplejo en El préfugo—. Catalufia
vende muchos elementos bélicos a su
vecina. El dilema se impone: hacerlas o
reventar de hambre. Y yo me pongo a
coser correas”. Aquella sera una flagela-
cion inolvidable para el joven desertor.
Intuye que tiene que haber otros 4mbitos
para enfrentarse de raiz con las multiples
caras de la explotacion. Leval conoce la
intoxicante globalidad del fendmeno ca-
pitalista, que divide familias y concien-
cias.
Caminante si hay camino
Espoleado por este amargo tragala y
deseoso de aprender espafiol, se dirige a
pie a Zaragoza. En la ciudad del Ebro
consigue trabajo en una fabrica de alco-
holes y establece sus primeras relaciones
L
con trabajadores anarquistas espafoles.
Soporta trabajo y estudio con entusiasmo,
y pronto hace sus primeros pinitos en
castellano en la prensa acrata del lugar.
Su diario trato con los obreros le permite
hacerse una idea cabal de la condicién
real del proletariado espafiol, no tardan-
do en vislumbrar la decisiva importancia
que el fendmeno religioso tiene entre
ellos, llegando incluso a catequizar a los
mismos anarquistas. “En general los es-
pafioles que luchan son creyentes. Tienen
fe. Durante siglos —dice en su libro A
través de un destino — han creido en Dios,
en Jesucristo, en las virgenes religiosas,
aqui el paganismo se mezcla con el cris-
tianismo, en jos santos, en el Paraiso y en
el Infierno. Aquellos que han dejado de
creer en la divinidad creen ahora en la
humanidad a la que han divinizado. Casi
todos los anarquistas espafioles, que han
permanecido fieles al fondo social
superiormente humano de sus primeras
ideas, son tan misticos como los catdélicos
que luchaban contra los protestantes, los
turcos, los arabes... Tienen fe en el
Paraiso terrestre.” Esta reflexidn escato-
l6gica, como apunta el catedratico de la
Universidad de Valencia, Xavier Pania-
gua, quiza uno de los mejores conocedo-
res de la obra de Leval, esta préxima a las
consideraciones de Brenan en El labe-
rinto espafiol y de Hobswan en Rebeldes
primitivos, aunque por nuestra parte pen-
samos que en el pensador francés no exis-
te esa sugerencia al determinismo del
subdesarrollo econémico como motor de
la actividad anarquista en Espajia.
Oficio de sablistas
De nuevo se encuentra Leval en Bar-
celona, desde donde intenta sin éxito
pasar a Francia, “para desde alli seguir la
lucha”. Y otra vez el azar le devuelve al
mundo de los exiliados y su picaresca.
“Muchos desertores se han especializado
en sablear a los espafioles, se vengan asi,
patridticamente, de que los habitantes del
pais no sepan francés y de las dificultades
encontradas. Van por centenares —ob-
serva en El prdfugo —, mendigando en las
casas, en los monasterios, en los sindica-
tos revolucionarios, en ciudades y aldeas,
pidiendo un ‘pequefio socorro’. Aunque
HISTORIA LIBERTARIA INi Dios, ni amo: ; libertad, igualdad, fraternidad!
bien o mal hablen espajiol, sdlo se ex-
presan en francés para hacer creer que
acaban de llegar.” Leval se distancia
definitivamente de este ambiente. Pero ha
de ser precisamente Barcelona, pujante
nucleo industrial, quien curta al joven
anarquista en la cartilla de la vida. Entra
a trabajar como ayudante de calderero en
una fabrica y pronto cala las sefias de
identidad del obrero espafiol, eso que le
hace diferente y que posibilita todavia
una sociedad mejor “porque llevan un
mundo nuevo en sus corazones”. “Las
costumbres de trabajo me sorprenden, y
cuando se las ha observado durante bas-
tante tiempo, se acaba por atribuirles un
significado que no pueden entender los
escritores ocasionales. En Francia, el
obrero aplasta y estampa en frio los re-
maches de diez milimetros de grueso. En
Espafia se trabaja en caliente — precisa en
El préfugo—, empleando un aprendiz
suplementario. El obrero no se cansa
tanto y el patron gana menos. Antes de la
guerra trabajabamos en Paris diez horas
diarias, cinco por la mafiana-y cinco por
la tarde. Se remachaba de la mafiana a la
noche (...} Aqui (...) cada uno trabaja sin
rivalidad, humanamente, descansAbamos
cada veinte remaches. El alto forma parte
de las costumbres, esta en la tradicién del
oficio. Los fumadores queman un cigarro,
mientras el aprendiz limpia la fragua.”
Por fin consigue pasar a Francia pa-
teando los Pirineos, pero... esfuerzo inutil.
Dos meses mas tarde regresa apresura-
damente ante el acoso de la gendarmeria
.
que ha descubierto la flamante naciona-
lidad espafiola que luce en su pasaporte.
Vive ahora en un tren de frenética
actividad intelectual. Colaboraciones en
Tierra y Libertad, Solidaridad Obrera y \a
direccién de Guerra Social en sustitucion
de Eusebio C. Carbé, que ha pasado a
encargarse de una edicién valenciana de
la “Soli” al haber sido clausurada la de
Barcelona. SerA en los papeles Josep Ve-
nutti y Gaston Leval, este ultimo “porque
le sonaba bien”, siguiendo una tradicion
de largo aliento en el anarquismo espa-
fiol, que ha conocido alias tan bizarros
como Diego Abad de Santillan (Sinesio
Garcia Fernandez), Victor Garcia (Ger-
minal Gracia), Esteban Pallarols (Jose
Riera), etcétera.
Ateneo carcelario
Por la publicacién de los anarquistas
puros valencianos, Guerra Social,
posicion con la que en aquel entonces se
encontraba plenamente identificado, dara
con sus huesos en la carcel de Valencia,
donde permanecera tres meses, de nuevo
sin documentacion y haciéndose pasar
por el portorriquefio José Benito Gomez.
Desde alli sera trasladado a la de Barce-
lona, de donde saldra antes de lo previsto
gracias a la intercesién de un antiguo
patron y un médico.
Leval no pierde el tiempo. Infatigable,
en prision se forja una cultura, como
muchos otros revolucionarios, y hasta lee
12 HISTORIA LIBERTARIA
a los clasicos. Es su Universidad particu-
lar. Reflexiona, escribe y conversa
constantemente con sus compafieros de
encierro. “Empecé por El Quijote, que
hasta entonces no habia tenido sosiego
bastante para leerlo con calma (...) Apro-
veché el tiempo para leer otras obras
—escribe en otro de sus libros —. (...) Lei
también Salambé, de Flaubert, y Quo
Vadis, que me ayudo a comprender el por
qué de la victoria del cristianismo en la
época referida.”
En Europa el proletariado tiene puesta
su mirada en Rusia. Las noticias sobre
“Jos bolches’”’ encandilan a partidos y
sindicatos y, quien mas quien menos, cree
ver en los soviets el verdadero camino
para la emancipacién. Como miembro de
la Federacién de Grupos Anarquistas de
Barcelona, Leval es elegido para integrar
la delegacién de la CNT que en 1921
asistira a la fundacién en Muscu de la
Internacional Sindical Roja y al III Con-
-greso de la III Internacional, ya que, pese
a las advertencias del asturiano Eleuterio
Quintanilla (“La revolucion rusa no en-
carna nuestros ideales (...} Su direccion y
orientacién no responde a las interven-
ciones de los trabajadores, sino a las de
los partidos politicos”), la CNT, en el
Congreso del Teatro de la Comedia, en
1919, se habia adherido, por aclamaci6n,
a la III Internacional. Con Leval iran
Maurin, Nin, [bafiez, Arlandis, Parera y
Arenas, elegidos para e] cometido en el
irregular Pleno de Lérida de ese mismo
ano.Una vez en la capital soviética, entra en
contacto con los comunistas franceses
Victor Serge, Alfred Rosmer y M. Bodi,
traductor de Bakunin al francés, quienes
le manifiestan sus dudas sobre la hones-
tidad del proceso que se estd llevando a
cabo en Rusia. Los anarquistas Volin y
Alexander Shapiro, por su parte, infor-
man al comisionado de la CNT-FGA de
los encarcelamientos y destierros de
compatriotas socialistas y anarquistas.
Leval tiene ya formada una ida idea pre-
cisa del proceso “revolucionario”. Sus
encuentros con Emma Goldman y Ale-
xander Berkman, finalmente, le deciden.
Pasara a la accion directa. A Leval no le
basta con rendir un informe negativo a su
vuelta a Espafia ante la CNT. Intenta
convencer a los miembros de otras dele-
gaciones y a sus propios compafieros para
pedir una explicacién al Congreso sobre
los atropellos cometidos con los revolu-
cionarios rusos. Consideradas imperti-
nentes las reclamaciones del delegado
espafiol por los dirigentes soviéticos, se
ordena a la Guardia Roja que proteja la
tribuna de los ataques de los “sindicalistas
anarquizantes” que habian tenido la au-
dacia de pedir cuentas a los “represen-
tantes de los trabajadores soviéticos”. El
gran pensador anarquista aleman Rudolf
Rocker recordara la valiente intervencién
de nuestro delegado con palabras de elo-
gio: “Esa delegacién que no habia sido
elegida por ningin Congreso de la CNT y
cuyos gastos de viaje fueron incluso pa-
gados por Rusia, estaba desde el comien-
zo decidida a entregar la CNT al Komi-
tern. El unico de sus miembros que
constituia una honrosa excepcidén, era el
anarquista francés Gastén Leval.”
Desde Rusia con dolor
De regreso a Espafia a finales de 1921,
Leval publicara sus impresiones en Le
Libertaire, bajo el titulo “Cosas de Ru-
sia”, articulos que més tarde serviran de
borrador para el informe que ha de so-
meter a la CNT. En el folleto Los anar-
quistas rusos en prisién, ha contado sus
experiencias en Mosct y su violenta con-
troversia con Trostky en el curso de los
debates. Desilusionado, pero resuelto a
no dejarse intimidar por la deslumbrante
pirotecnia de los revolucionarios rusos,
escribia como colofén: “Esta revolucién
que, tras la carniceria mundial se nos
| habia aparecido como la aurora de libe-
racién del proletariado internacional y de
la humanidad, se nos presenta ahora co-
mo uno de los mas grandes peligros para
el porvenir de los pueblos. El terror poli-
ciaco sistematico, la manumisién cre-
ciente del partido sobre toda la vida so-
cial, el anestesiamiento metdédico de todas
las tendencias, de todos los partidos, de
todas las corrientes no bolcheviques, el
exterminio no menos metddico de todos
los revolucionarios que tenian ideas dife-
rentes a las de los nuevos amos, y asi-
mismo la supresién de toda veleidad de
no conformismo en el seno del partido,
todo prueba que vamos hacia un nuevo
despotismo no solamente politico sino
también intelectual, mental, moral, que
hace evocar los peores momentos de la
Edad Media.” Aqui también legé Leval
con medio siglo de adelanto. Precursores
tuvo el anarquismo... En la Conferencia
de Zaragoza, en 1922, la CNT, tomando
como punto de referencia el informe de
Mayo 1968: supo a poco.
Gastén Leval y las informaciones sumi-
nistradas por Angel Pestafia al regresar
de la URSS, decide separarse del Komi-
tern y adherirse a la AIT. En realidad fue
Pestafia el primero en ir a la Rusia de los
soviets, antes incluso de Fernando de los
Rios, en otofio de 1920, pero sucesivos
encarcelamientos, primero en Italia y
después en Espaiia, le impidieron entre-
gar su informe a la CNT. Se cuenta que a
Lenin le causé profunda impresién ‘la
personalidad de Pestafia, e incluso llegé a
pensar en él para dirigir un fuerte partido
comunista espafiol. Pero el delegado ce-
netista no estaba por la labor. Fue, vid y
conté: “en Rusia reina el terror”.
Sin embargo, para el pensador francés
su periplo ruso va a suponer algo mas que
una desagradable experiencia; a partir de
este momento su accién toma un giro de
90 grados. Ha conocido la gran revolu-
cion traicionada y sabe que no basta con
rechazarla. Busca el lado positivo y se
orienta a profundizar sobre los problemas
constructivos de una eventual revolucién
libertaria partiendo de las bases estable-
cidas por los grandes teéricos: Proudhon,
Kropotkin y, sobre todo, Bakunin, que
sera ya siempre su principal atraccién
intelectual. Leval sabe que una revolu-
cién se hace en poco tiempo, pero se
pierde en menos, y los anarquistas no
tienen nada tangible para remediarlo.
La marcha que no cesa
Europa sufria los primeros indicios del
“crack” econdémico capitalista, y Espafia
no iba a ser menos. Ante las grandes
dificultades para encontrar trabajo, Le-
val, armado de camara fotografica y
enorme tripode, se lanza por pueblos y
caminos del norte de la peninsula como
fotografo ambulante, al tiempo que va
recogiendo material sobre la estructura
economica del pais con vista a sus traba-
Jos sobre la via econémica de la posible
revolucién espafiola. En su inmigracion
llega a Asturias y conoce al grupo ani-
mador de Accion Libertaria, donde pu-
blicara algunos articulos. Hace amistad
con Blanco, Avelino Gonzalez, Pedro
Sierra y Eleuterio Quintanilla, diez afios
mayor que él y del que reconocera su
superioridad intelectual. Al llegar a La
Corufia tiene la oportunidad de cambiar
el daguerrotipo por la tiza y no lo piensa
dos veces: entra como maestro en una
escuela racionalista que estaba financiada
por el sindicato de marinos de la CNT.
Son unos meses de tranquilidad entre
toda una vida trashumante. Aprovecha
para casarse. Pero poco tiempo después, |
HISTORIA LIBERTARIA 13q
Espafia y Kusia: revolucion versus terror.
en 1923, al clausurar Primo de Rivera la
escuela, Leval se vuelve a encontrar sin
trabajo ni medios de subsistencia.
Desmoralizado, decide, junto con otros
muchos espajioles, optar por la aventura
americana y embarca rumbo a la Argen-
tina, a donde llega en 1924, después de
haber hecho la travesia en la cala del
buque, como un polizén, sin pasaporte ni
billete para no variar.
Los primeros afios en el pais son terri-
bles. La desgracia parece perseguirle. No
sdlo conoce la miseria, sino que pierde a
su primera hija por falta de asistencia
médica. Y para colmo, el ambiente en el
movimiento anarquista argentino deja
mucho que desear. La FORA, sindicato
anarquista bien implantado, es pieza co-
diciada por diferentes grupos acratas. El
representado por el diario La protesta,
dirigido por Abad de Santillan y Lopez
Arango, y el que se aglutina alrededor de
La antorcha pugnan por dominar la sin-
dical. Leval ve con amargura una vez mas
desvanecerse sus suefios de ver cumplidas
14 HISTORIA LIBERTARIA
las ideas emancipadoras. “No comprendo
que aquellos que se consideran herederos
de Proudhon, Reclus, Kropotkin, Baku-
nin, Tolstoi, se muestren inquisidores”,
escribiria con amargura en A través de un
destino. Y meses antes de su muerte aun
recordaria en carta a un amigo, tratando
de aventar tutelas parecidas en la hora de
la reconstruccién de la CNT: “Desgra-
ciadamente hay anarquistas mas movidos
por el odio que por la fraternidad entre
compajfieros, y que pasan mas tiempo
combatiendo a quienes no piensan como
ellos que en defender nuestros movi-
mientos. Con tales procedimientos he
visto a la FORA morir a consecuencia de
las luchas intestinas en la Argentina.”
A vueltas con la Anarquia
Pero esta vez, Leval, visiblemente can-
sado, no entra en liza. Busca trabajo,
empleandose primero como periodista y
después como profesor de francés en un
colegio de secundaria en Rosario de
Santa Fe. Sera uno de los periodos mas
fecundos de su vida como escritor anar-
quista. Sin perder el contacto con las
publicaciones espafiolas —colabora en
CNT, Solidaridad obrera, Despertad, Li-
beracion, Cultura libertaria, Estudios,
etc.— escribe su obra mas vigorosa: Pre-
cisiones sobre el anarquismo y Los proble-
mas econémicos de la revolucién espanola,
son de esta hora.
De la primera cabria decir que es un
replanteamiento general del modelo
anarquista de construccién social. Para
Leval existen muchos temas que necesi-
tan repensarse serenamente, empezando
por el mismo término anarquia. “Anar-
quia es un vocablo que Ja experiencia ha
demostrado demasiado negativo, dema-
siado impreciso y demasiado indefinido
—afirma en su Cuadernos del Humanismo
Libertario —. (...) La union de una nega-
cién no es suficiente. Una negacion no es
una teoria social, una doctrina social, un
fin humano, una idea. Decir anarquia, noarquia, no gobierno, no estado, no es decir
organizacion de la sociedad de tal o cual
manera.” Y achaca al propio fundador de
la dinastia, Proudhon, de inconsecuencia,
constatando que en su obra utiliza un 60
por 100 de las veces el término anarquia
como sinénimo de caos y desorden social:
la “anarquia de los privilegios”, “anarquia
econdémica”, “anarquia capitalista”. En
casa del herrero... En la busqueda de
responsabilidades trae incluso al propio
Bakunin, extraordinario conocedor de su
obra como ya era Leval, como testigo de
cargo. “Bakunin ha utilizado unas se-
senta veces la palabra anarquia. Treinta y
dos en el sentido de caos, desorden e
incluso barbarie. Veinte para designar un
periodo de destruccion violenta y revolu-
cionaria (...) En el sentido de libertad
dentro del socialismo, dos veces. Y como
ideal social una sola vez.”
F.O.R.A. de juego
Pero el interés de Leval por la precisién
semantica trasciende del mero bizantinis-
mo académico. El vera en el ayuntamiento
de dos contrarios (un ideal social expresa-
do por una negacién) el germen de algu-
nas actitudes irresponsables que periddi-
camente se habian reivindicado en nom-
bre de la anarquia, mas atentos a la nega-
cion que a la construcci6n, al “contra“ que
el “por”. “Si tomamos la palabra en
sentido lato, demasiados compafieros ig-
noran que se puede ser enemigo de la
violencia... no sdlo en el terreno indivi-
dual, sino también en el colectivo —argu-
mentaba en uno de sus ultimos articu-
los—. Anarquia significa no autoridad, no
muerte de] enemigo (...) En la opinién
publica, las bombas, o las pistolas, han
dejado recuerdos que perduran muchas
veces a través de las generaciones.” Y
pedia una especie de sicoandlisis colectivo
como punto de partida para nuevas ca-
balgadas libertarias fecundas; nuevos me-
dios, idénticos fines. “Hemos medido
nuestras fuerzas con nuestros adversarios,
y hemos sido vencidos. Negarse a recono-
cer los hechos no cambia esta realidad:
hemos sido derrotados como lo han sido
en la historia todas las revoluciones socia-
les. Si ciertas revoluciones han triunfado,
fue porque eran politicas y movilizaban
privilegios de distintas tendencias que,
normalmente enemigas, se unian en estas
circunstancias —exponia el gran teérico
en el mismo articulo—. Y ahora, con la
superiondad del Estado moderno y de su
armamento, es preciso sufrir de ceguera
incurable o ignorarlo todo para creer en la
posibilidad de una victoria armada. Hace
un siglo que Bakunin, que era un exce-
Morir por nada.
In memoriam
Daniel Guerin: Sentia gran afecto y admiraciOn por
Gaston Leval. Especialmente tengo la alegria y el orgullo de
haberle hecho intervenir en los apasionantes debates sobre la
autogestion, durante la revolucién de mayo de 1968, primero en
el gran anfiteatro de la Sorbona, delante de millares de oyentes
y participantes, entre los que se encontraba el no menos
afiorado Nicolas Lazarevitch, y después en una gran fabrica
ocupada por los obreros, la imprenta Lang. La sencilla y directa
elocuencia de este militante, la riqueza de su experiencia,
captaba a cuantos le oian.
Leval era tan desconocido para un publico condicionado por
la burguesia como para los editores burgueses. Gallimard le
habia -comunicado que no editaria su libro sobre Bakunin. Era
uno de los que conocian y comprendian mejor la obra del gran
anarquista, a cuyo estudio habia dedicado los ultimos afios de
su vida. La obra de Leval que prefiero es la de las colectivida-
des, que aparecié primero en italiano bajo el titulo Ni Franco ni
Stalin, siendo después refundida en francés como Espafia
libertaria. Algunos han creido ver en ella una brizna de
triunfalismo, pero a mi entender es el mejor libro que haya sido
escrito sobre este gran acontecimiento.
Igualmente notable, en el dominio de la vida privada, es su
autobiogafia de nifiez, libro delirante, sin equivalente que
recuerde, relato de un martirio caido masoquista por los malos
tratos de su madre.
También es digno de mencidn el testimonio de Leval Los
anarquisias en prisién, que inserté en mi antologia Ni Dios ni
amo (tomo II) y especialmente su brusca disputa con Trotsky.
Sin embargo, en honor a la verdad debo decir que yo no
estaba totalmente de acuerdo con Gastén Leval. No aprobé
nunca el cambio de titulo de sus Cuadernos, la sustitucién del
calificativo «socialismo» por «humanismo» libertario. Lo
consideré una insinuacion de idealismo.
En este mismo terreno, senti dolorosamente el vivo ataque de
Leval a raiz de la publicacién de mi libro Por un marxismo
libertario. He deplorado siempre el sectarismo ciego de algunos
libertarios condenando en bloque la obra de Marx y Engels,
cosa que no han hecho nunca con Bakunin.
José Peirats: Leval tiene un sitio entre los escritores del
campo anarquista internacional hispandfilos, al lado de Max
Nettlau, Camilo Berneri, Ugo Fedeli, Agustin Souchy, Rodolfo
Rocker, etc. Por lo tanto esta es la faceta que habria que
destacar de nuestro hombre.
HISTORIA LIBERTARIA 15lente artillero, lo escribia a Eliseo Reclus,
afiadiendo que ‘la era de las revoluciones
habia pasado’ y que habiamos entrado ‘en
la de las evoluciones’.”
LY el sindicato? {Que papel juega en sus
esquemas? ;Deben sus afiliados ser anar-
quistas? Leval, anarquista de toda la vida,
critica al sindicato su afan de protagonis-
mo sobre otras instituciones no politicas
como el municipio, las cooperativas, las
sociedades econdmicas, etc., pero a la hora
de responder sobre la condicién ideoldgi-
ca de sus miembros es rotundo: “Querer
que los trabajadores que se adhieren a
nuestros sindicatos sean de antemano
anarquistas, implica consecuencias mucho
mas complejas y dafinas de las que se
supone” —dice en el referido articulo—.
Escarmentar en cabeza ajena, pide Leval
al recordar lo sucedido en Argentina:
“Cuando yo llegué a este pais en 1924 el
movimiento anarquista estaba en plena
crisis. Yo era partidario de los sindicatos
de industria y de las federaciones — prosi-
gue —, de la organizacion de los anarquis-
tas, del estudio de los problemas
constructivos de la revolucién. Pero los
que entonces dominaban el movimiento
eran enemigos de las innovaciones, y
pensaban que todo sindicado en la Fede-
racién Regional Argentina debia ser
anarquista. Teniamos asi sindicatos de
Bakunin, ese desconocido.
anarquistas que no se diferenciaban de
grupos de afinidad. La polémica duré
afios. Los redactores de La protesta, de
gloriosa historia, atacaron a Malatesta, a
Luiggi Fabri, a Rocker, y no solo se com-
portaron como sectarios intransigentes:
expulsaron de la FORA a grandes sectores
de esta gloriosa organizacion. Desde en-
tonces la FORA no fue mas que un sello.”
En Los problemas econdmicos de la
revolucién espanola el gran pensador li-
bertario demuestra un tacto exquisito
para sumar voluntades en pos de la re-
volucion social. Leval advierte sobre
ciertos excesos emancipadores que pue-
den enemistar a gentes que por la logica
de las cosas debian sumarse a la tarea
libertaria. Es una advertencia contra fas-
cismos inducidos. “Creemos también
conveniente exponer a los pequefios pro-
pietarios que no pretendemos arrancarles
por la fuerza su pedazo de tierra, y que la
revolucion les proveera de medios técni-
cos superiores de produccion si lo desean,
teniendo mas ventajas en arrancar los
mojones y trabajar su tierra en comun,
puesto que habran desaparecido las ven-
tajas permanentes del régimen presente y
podran tener la seguridad de recibir
cuanto necesiten.” Y de nuevo tiene bien
presente el problema religioso como fac-
totum espontaneo del proletariado espa-
fiol: “El sentimiento religioso que se en-
cuentra en parte del campesinado espa-
fiol, es noble y desinteresado. Y donde es
mayor, mayor es también la vida espiri-
tual. (...) Vayamos al establecimiento del
comunismo libertario sin hostigar la fe
religiosa de los campesinos. Esta cuestién
se solucionara después. Con el tiempo,
con la ensefianza de los horizontes abier-
tos al intelecto por la ciencia.”
a
La de un trotamundos que habiendo tenido que abandonar
su pais de origen por negarle el tributo de sangre que en aras
del Estado éste le reclamaba (guerra de 1914-18), se aclimaté a
nuestro movimiento libertario espafiol, en el que milité en los
grupos anarquistas, escribid, asimilandose pronto el idioma, y
presto a la organizacion CNT importantes servicios de tipo
internacional. En tanto, pues, que anarquista internacionalista,
tampoco cay6 en la debilidad de un cierto «anarquismo
guerrerista». De Espafia salto Gaston Leval a la Argentina a
causa de la dictadura de Primo de Rivera, y abandoné, tam-
bién, ésta cuando el golpe de Estado del general Uriburu. Leval
se sintié, pues, sobre todo, anarquista internacionalista, tanto
en su pais de nacimiento, en Espajia, en la «patria del prole-
tiado» cuando fue alli enviado por la CNT, la URSS y también
en la «tierra de todos» del Plata.
Como es bien sabido, Gast6n Leval escribié mucho en su
larga vida militante, en nuestros periédicos y revistas. Casi
todos sus libros escritos en nuestra lengua y en la suya tienen
una preocupacion dominante. La preocupacion econdémica
constructiva. Sus campafias fueron constantes y era un confe-
renciante amenisimo y documentado. Sus campafias motivaron
controversias con los adversarios y con los mismos compafieros.
Era un bakuninista acérrimo y no podia sufrir que se presentase
a Bakunin como un vulgar agitador. Por lo contrario tuvo
interés en destacarle como tedrico y pensador fecundo. Dispo-
nia de uno de los ficheros documentales mejor organizados.
Una de sus preocupaciones era el bajo nivel de la clase obrera
militante en cuenta a los problemas econdémicos.
La obra mas importante de Gaston Leval, a mi criterio, es en
la que resumidé sus experiencias directas sobre el colectivismo
libertario durante nuestra contienda. Esta obra corona otros
libros suyos que empezo a escribir en la Argentina sobre
perspectivas econdédmico-revolucionarias en Espana. Por ejem-
plo: Problemas econémices de la revolucién espaftola (1931) y
Estructura y funcionamiento de la sociedad comunista libertaria
(1936).
Victor Garcia: Gaston Leval ha sido un anarquista de
dos continentes y de dos culturas. En lo primero quizas le ceda
a Santillan dado que si bien ambos se dieron por entero en el
Rio de la Plata y en la Meseta, ha sido, el aporte de DAS, mas
relevante que el de nuestro malogrado amigo. En lo segundo,
bien que nos acordamos del incomparable poliglota Ugo
Fedeli, del fildlogo insuperable Nettlau, de Fabbri y algun otro
ya pasado al «Hall de la Fama» anarquista, no damos con nadie
que, desde el otro lado de los Pirineos, se haya identificado,
incorporado y diluido en nuestro ambiente anarcosindicalista
espafiol como lo hiciera Leval. Lo mejor de su vida y de su obra
nos lo dio a nosotros; en Espafia en «donde publicé casi toda su
obra mayor» nos dice Peirats (Ruta, nim. 7, pag. 23), se prodigo
en todas las formas posibles con las que un anarquista puede
ee
16 HISTORIA LIBERTARIAComo la revolucion rusa, la espafiola
representa para el pensador una excelente
oportunidad de confrontar sus teorias.
Incansable conferenciante, recorre frentes
y retaguardia tratando de persuadir a
campesinos y obreros de las tareas mas
urgentes e indispensables para consolidar
la revolucién en curso, Esta en todos los
sitios. Se impacienta por lo que él
considera negligencias y alza su voz en
Fragua Social ante la falta de disciplina
de las tropas y la manifiesta indiferencia
de algunos cuadros combatientes. El
desertor de la Gran Guerra, escribe en ese
altavoz en noviembre de 1936: “Majno,
que tenia Estado Mayor, imponia tam-
bién la disciplina, y mas de una vez eje-
cuté con su propia mano a quien le habia
desobedecido. Asimismo, todos los gue-
rrilleros eran jefes indiscutidos, a los
cuales obedecian ciegamente sus tropas.”
Obra de titanes
Pocos meses antes de la caida de
Malaga, el 8 de febrero de 1937, y ante la
internacionalizacion del conflicto, con la
Hegada a Cadiz de 6.000 voluntarios ita-
lianos para ayudar a Franco, Leval Hega
al convencimiento de que la guerra esta
perdida; habria que salvar para la poste-
ridad la obra constructiva de aquel pue-
blo en armas que durante cerca de tres
afios puso en marcha la mayor y mas
profunda experiencia emancipadora de la
historia.
Durante ocho meses recorre las zonas
de Levante y Aragon, libreta en mano,
pregunta, apunta datos, escribe; las Co-
lectividades Libertarias, su obra mas po-
pular, se esta perfilando. Para Leval no
cabe duda alguna de la magnitud de la
gesta proletaria que se ha producido en
nuestro pais. “Una revolucion que alcan-
20 los objetivos establecidos teoricamente
por Marx y Engels (...) Estos resultados
fueron conseguidos en menos de tres afios
~ dice en el prefacio de la obra—, mien-
tras la revolucién bolchevique, que hace
mas de cincuenta afios se reclama tedri-
camente del mismo ideal, no ha dado ni
un paso adelante hacia ello. La Comuna
de Paris, que ha dado lugar a tantos
escritos, estudios y ensayos, comparada
con este hecho historico sin igual en la
vida de la humanidad, aparece como un
acontecimiento menor. Porque en muy
vasta escala, la Revolcién espafiola ha
realizado el comunismo libertario.”
Y una vez mas encontramos a Gaston
Leval del lado de los vencidos, es uno mas
entre millares que se dirigen al pais veci-
no huyendo de la barbarie fascista, con
lagrimas en los ojos y el corazon en un
pufio.
De regreso a Francia las autoridades
galas desempolvan los viejos expedientes;
el veterano luchador es nuevamente con-
ducido a la carcel, esta vez para pagar por
su desercion en la I Guerra mundial. Pero
otra guerra mundial, la segunda en el
siglo, va a sacarle de la prision de Clair-
vaix, donde se encuentra en julio de 1940,
Un bombardeo aleman destruye parcial-
mente la fortaleza y aprovechando el
desconcierto y “gracias a mi edad, aspecto
y barba gris” consigue escapar.
Vuelta a la voragine. Buscado por toda
la policia francesa, vive a salto de mata
hasta 1949 dando numerosas conferen-
cias, escribiendo articulos, publicando
libros, siempre con diferentes seudoni-
mos, hasta que la policia decide investigar
la personalidad de ese rutilante orador
que tanto daba que hablar en los circulos
politicos e- intelectuales. Y por enésima
vez burla a los sicarios. Se refugia en
Bélgica donde, como hiciera Proudhon,
pasa unos afos en una buhardilla, tem-
porada de forzada tranquilidad que
aprovecha para escribir su obra sobre
Bakunin.
En 1951 le alcanza una amnistia y re-
gresa a Francia. Inmediatamente se in-
corpora a la lucha por las ideas. Empieza
a a SS SSS
hacerlo y pago con creces la acogida que supimos darle al
desertor de la guerra del 14.
Terminada nuestra guerra es detenido al pasar a Francia
hasta que logra escaparse en 1940. Menos de dos afios de
prision gala, pero suficientes para confeccionar un Baedeker
para el uso del turista dado que visita media docena de carceles
-Cherche Midi, en Paris; Fort St. Nicolas, en Marsella,
Avigon, Lyon, Dijon, Clairvaux...— teniendo que vivir en su
propio pais a salto de mata hasta muchos afios después de la
liberacién. Solo cuando llega el afio en que prescribe su
condena de desertor logra recuperar su identidad. Su muerte
civil habia terminado.
Hasta la edad de ochenta afios, Leval fue un asalariado. Su
«pro pane lucrando» lo ganaba como corrector de pruebas.
Paralelamente venia su entrega total para sus escritos de
divulgacién anarquista —a pesar de que ha insistido en que este
calificativo «anarquista» nos perjudica porque es una negacién
y nuestro ideal resulta ser, por el contrario, una afirmacion—, y
la Ultima de sus creaciones, Civilisation Libertaire, le sobrevive
gracias a los amigos que secundan su obra. Leval puede
considerarse, posiblemente, como el mejor exégeta de Bakunin
y uno de los mejores de Proudhon. Escribié6 mucho sobre un
tema de su debilidad de siempre, la economia. Esto le costé un
disgusto serio debido a los ataques causticos que le dirigiera
Felipe Alaiz, cuya pluma acerada causdle a Leval arafiazos
dolorosos. No ha sido santo de la devocién de muchos porque
su detallismo hacia imposible que pudiera aceptarnos en
bloque. Desde la paginas de Ruta venezolana del 28 de marzo
de 1965 y siguientes, inicid una extensa polémica sobre la
violencia con Octavio Alberola en la que nos recuerda otra
sostenida con Garcia Pradas —y otra en la que a mi me toco ser
el adversario, sobre el castrismo en Cuba—. Su gran acervo
cultural le permitia medirse con todos y sabia defender su credo
con excelentes materiales, fruto de su intensa y extensa cultura
de autodidacta. Juan Velarde Fuertes, catedrdtico de la Uni-
versidad de Madrid y prologuista del libro de Pérez Baré 30
meses de Colectivismo en Catalufia, estima que los estudios de
Leval sobre las colectividades de los afios 1936, 1937 y 1938, en
Espafia, son confusos e incompletos (pag. 9) y afiade que las
aragonesas no han sido nunca analizadas con vigor cientifico.
Esta condena sistematica que sufrimos todos los empiricos,
Leval inclusive, por parte de los que tienen diplomas caligra-
fiados en gdtico, pone en evidencia los veja4menes que Leval
tuvo que sufrir a lo largo de su vida las veces que quiso
sumergirse —y han sido muchas— en el tema econdmico. Por
mi parte sostengo que estudiar a Gastén Leval desapasiona-
damente nos permitiria, a los libertarios en particular, exce-
lentes engarces entre aquellos tedricos idos y estas inquietudes
actuales tan sedientas de asidero.
Ramon Alvarez: La inesperada desaparicion de Gastén
Leval nos priva de un auténtico valor, cuando mas resentimos
la carencia de individualidades capaces de colaborar a la
a
HISTORIA LIBERTARIA 17Marcado por ia infancia
a publicar articulos en Le Libertaire, pero
harto de que sus escritos vayan a parar a
la papelera por mantener criterios dife-
rentes a los de la direccidn del periddico,
decide fundar su propio medio de expre-
sion.
En 1955 nacen sus Cuadernos del Hu-
manismo Libertario. No serian infrecuen-
tes en la vida de Leval estos reveses de
compaiieros de filas. Su extraordinario
compromiso ético no le permite sumarse
a ningtn grupo ni tendencia de manera
indiscriminada. Su conciencia y su liber-
tad de accién son sagradas. En el primer
numero de los Cuadernos..., a manera de
presentacion, y bajo el titulo de “Nuestras
metas”, decia: “No somos los continua-
dores de un socialismo o un anarquismo
estrecho, que sus partidarios han reduci-
do a las dimensiones de sus capillas 0 de
su mentalidad, donde los grandes fines
formacién de una militancia susceptible de contender, no sdlo
contra las fuerzas y resortes movilizados por el capitalismo para
salvar el sistema politico que pone en sus manos privilegios y
autoridad, o a los marxistas de las distintas escuelas 0 campa-
narios que nos combaten desde tribunas y revistas, sino frente a
los anarquistas de aluvion, incrustados en nuestras filas —el
futuro dita con qué propésitos— que trepan y escalan, mane-
jando burdamente exigencias renovadoras, renegando del
pasado que nos proporciono crédito y audiencia popular,
probablemente con el secreto deseo de desnaturalizar la
significacién real del combate por una sociedad libre.
Fue desde antiguo imbatible en un debate analitico y
constructivo sobre el estado y desarrollo social en no importa
que latitud del mundo, si bien, preocupado por la real amenaza
que representa para la humanidad el bestial totalitarismo que
se enmascara con la bandera roja, centrase sus estudios en la
lucha desigual que sostienen los pueblos que gimen bajo ei mas
falaz de los internacionalismos, olvidado de los especialistas en
la organizacion de manifestaciones de protesta.
En el Ambito de la propaganda fue Gaston Leval una de las
figuras de nuestro campo que mas se distinguiera por su
incansable perseverancia, por la vastedad de sus conocimientos
y por la profundidad con que exponia los temas ante auditorios
con frecuencia intelectuales. Tuvimos el privilegio de acudir a
multitud de sus interesantes disertaciones, y hasta conservo la
cinta sonora de la que pronuncio en la Sorbona «templo de la
18 HISTORIA LIBERTARIA
sabiduria» dedicada a Espaiia, al periodo de la guerra civil.
Merecié aquella noche el cerrado aplauso que le tributo un
publico selecto, atento a los matices del analisis y nada pro-
\penso a las explosiones emotivas de tribunos que andan a la
caza de apoyos, importandoles poco la conviccion de lo que
manifiestan.
Escuchamos con gran deleite otra conferencia suya — esta vez
en espafiol aunque siempre en Paris— dedicada a denunciar el
caracter bastardo de la revolucién cubana. Gentes que ahora
intentan rehabilitarse a través de Revueltas Permanenies,
publicaban en nuestra prensa Ja fotografia de Castro, a toda
pagina, presentandolo como el salvador del pueblo cubano, hoy
sojuzgado como lo estén todos los pueblos del mundo concen-
tracionario.
Su grupo de afinidad fue la escuela donde se forjaron
militantes de valia, tanto franceses como espafioles. Entre los
Ultimos quiero citar a Florentino Iglesias que, en la revista
Bicicleta, num. 7, correspondiente al mes de junio-julio,
presenta un esbozo biografico del maestro.
Ojala que el grupo sobreviva al maestro y prosiga el trabajo
meritorio llevado a cabo desde las columnas de los Cahiers de
Vhumanisme libertaire, con \a participacion de las plumas
brillantes que honraron aquella tribuna, como la de Hagnauer,
otro valor fuera de serie.
La tenacidad con que Gastén Leval lend su mision divul-
gadora y la fuerza de sus convicciones, quedaron probadasdes mas nobles.”
Genio y figura...
Camus-Leval: Dos amigos
iniciales han sido poco mas o menos que
olvidados, sea por el trabajo cotidiano
que ha centrado las actividades sobre
detalles secundarios, sea por una degene-
racion intelectual que debe resultar de la
no formulacién de una sintesis superior
siempre presente en el espiritu de los
hombres.” Para terminar con una decla- Rafael Cid
racion de intenciones: “Civilizacion li-
bertaria: éste es nuestro objetivo, pues
engloba al hombre en su integridad, tanto
en su vida material como en sus faculta-
Los Cuadernos..., pasaron en 1976 a
denominarse Civilizacién Libertaria y ain
hoy, desaparecido su fundador, editor,
animador principal, financiador, y hasta
su corrector de pruebas, sigue su vertigi-
nosa cabalgada libertaria tras de haberse
comido todos los ahorros de Leval y su
compafiera Margarita.
_ Pierre Piller, alias Felipe Montblanch,
alias Josep Venutti, alias Benito Gomez,
alias Silvio Agreste, alias Gastén Leval,
fallecia el 8 de abril de 1978, justo al
cumplirse el cuarenta aniversario de
aquella caida de Malaga que le hiciera
presentir el curso indeclinable de la gue-
rra, sin “haber colaborado jamas en go-
bierno alguno, aunque no me faltaron
ofertas, tanto de la Generalitat como del
ministro de Comercio, Juan Lopez”, co-
mo recordaba a un amigo poco antes de
su muerte. Eran ochenta y tres frenéticos
afios de entrega solidaria a la causa de la
libertad y a la libertad de la causa. —
Obras
En francés: L’indispensable revo-
lution (1948). Le comunisme (1950).
Manifeste socialiste libertaire (1951).
Le chemin du socialisme (1958).
Pratique du socialisme libertaire
(1959 y 1977). Eléments d’éthique
moderne (1961). L’enfance en croix
(1961). Rus y torrents, L’>humanisme
libertaire (1967). Espagne libertaire.
La pensée constructive de Bakounine
(1976). Genése et réalité historique
de l’Etat. .
En espanol: Problemas econdmi-
cos de la Revolucién espajiola (1932).
El préfugo (1933). Conceptos econd-
micos del Socialismo Libertario.
Poetas y literatos franceses. Contra la
guerra. El mundo hacia el abismo. La
falacia del marxismo (1967). Ele-
mentos de ética moderna. Civiliza-
cién libertaria. El Estado en la histo-
ria. El insumiso. El socialismo liber-
tario. El camino del socialismo.
En italiano: Né Franco né Stalin.
La Revoluzione Sociale en Italia.
Lattivita sindicale nella transforma-
zione sociale.
SS SS
durante las inolvidables jornadas del Mayo francés de 1968.
Entonces se paso dias y noches defendiendo con palabra
enérgica y persuasiva las conclusiones de la filosofia libertaria,
a través de documentados andlisis que la: joven generacién,
intelectual y revolucionaria, seguia con atencidén, incluso
cuando no las compartian. A tal punto que cuando el levanta-
miento popular declinaba, la figura de nuestro compafiero
quedo intimamente asociada a las emociones de aquellos
episodios revolucionarios, vividos intensamente por una ju-
ventud apasionada, condenada al fracaso por sus conexiones
con las potencias marxistas.
De la obra de Leval destacaria los ultimos aparecidos: La
falacia del marxismo, Las colectividades libertarias en Espafia y
El pensamiento constructivo de Bakunin. Especialmente el
primero de los citados y el tercero, llenan aspectos bastante
descuidados por nuestra literatura o tratados de manera harto
superficial. Esta tan acreditada la idea de que Bakunin era la
destruccién hecha persona, incluso para anarquistas doctrina-
rios y sabiondos, que constituye deber intransferible hacer
resaltar el sentido constructivo de nuestro coloso, padre espiri-
tual del sindicalismo revolucionario pese a que, por conocidas
razones, haya ingresado en la Asociacién Internacional de los
Trabajadores a los cuatro afios de estar constituida.
En el prdélogo a La falacia del marxismo, obra critica del
marxismo, de sus principios ideolégicos y de los resultados
practicos que tenemos a la vista, Gaston Leval se dirige «a los
que todavia son capaces de ser libres, de buscar la verdad y de
ver en la independencia del espiritu, no sdlo una manifestacién
indispensable de la dignidad humana, sino la garantia de la
libertad individual y colectiva, civica y social, sin la cual la
revolucién se transforma en la peor reaccion, tanto mas
peligrosa y terrible cuando esta revestida de fraseologia revo-
lucionaria. La opresién en nombre de la opresién permite y
suscita una actitud y una reaccién clara; la opresidén en nombre
de la libertad lo obscurece y desorienta todo».
En la ultima carta suya que recibi, fechada en febrero de
1978, a sus 82 afios de edad, hay aspectos que pueden
considerarse como amargo testamento:
«E] estado actual de nuestro movimiento es para mi un
obstaculo... La multitud de periddicos que aparecen en las
diversas regiones, el “asambleismo” sistematico que parece no
tener mas objetivo que demoler nuestra obra, la lucha entre
viejos y jovenes que no saben lo que es un sindicato y la falta de
militantes, crea dificultades sin par...»
En estos momentos yo llamaria a la conciencia de los
veteranos que alin se sientan con animos de cubrir la ultima
etapa de la vida, haciendo honor a la emocionante pagina que
logramos escribir con la asistencia moral de figuras como la de
Gaston Leval y tantas otras que estan en la mente de cada uno.
HISTORIA LIBERTARIA =19—
Un teorico libertario desconocido
L? obra teérica de Gaston Leval ha sido hasta 1a fecha poco
estudiada y por ello no se la ha valorado en la dimensién
que merece dentro del marco del pensamiento libertario. Se le
conoce en la mayoria de los casos por sus trabajos sobre las
colectividades de la guerra civil espafiola, pero éstos, siendo
importantes, resultan secundarios con respecto a muchos de sus
libros y folletos.
Sus aportaciones hay que inscribirlas en la dindmica de la
produccién teérica del anarquismo durante la If Republica,
cuando se suponia que era necesario dar pautas de comporta-
miento social y econémico para hacer funcionar con coherencia
una sociedad libertaria.
Sera su estancia en Rusia con motivo de haber sido elegido
para asistir en compafiia de otros compafieros de la CNT (Nin,
Maurin, Arlandis e Ibdfiez) a la fundacién de la Internacional
Sindical Roja y la III Congreso de la Il Internacional, un
hecho fundamental en su trayectoria. Hasta el afio 1921 lo
podemos encuadrar en lo que ha venido a denominarse anar-
quismo puro, es decir, partidario de la comuna libre, de la
abolicién de la moneda, etc., y de todos aquellos postulados
que caracterizaban a gran parte de los anarquistas a principios
de siglo, influidos por las obras de Kropotkin, Reclus,
Malatesta, etc., pero sin concrecién sobre los problemas de
funcionamiento social. A su regreso de Rusia toma conciencia
de que la dispersién de las ideas libertarias, las vagas y literarias
definiciones que sobre la Acracia se formulan no contribuyen
Federacién
Regional
{de Ind. Metal}
Federaciones Regionales
de Industrias Federaciones Regionaies de Industrias
OOO
\I
Federaciones
Nacionales
da Industria
Consejo Nacional
Econémico de
todas jas Industrias
O- Federacién
Local
da industria
Sindicatos
de industria
Jbs OQOOO
Fabcicas y talleres
Federaciones Reglonales de industrias
(Estructura sindical por industrias. Acordada pot el Pleno de Grupos Anar,
quistas de Cataluiia (inspirada en Leval y Abad de Santillan. Tierra y Libertad-
9 de encro de 1937.)
Por Xavier Paniagua*
en nada a la posible construccion de una sociedad estructurada
en base al comunismo libertario y en este sentido enfocara gran
parte de sus trabajos que se extienden a decenas de diarios y
revistas de Argentina —a donde emigré con ocasién de la
Dictadura de Primo de Rivera—, Espafia, Francia, Estados
Unidos...
n 1932 escribid Conceptos econdmicos en el socialismo li-
E bertario (publicado en 1935), donde pasa revista a las pro-
puestas de los grandes teéricos, el mutualismo de Proudhon, el
colectivismo de Bakunin y el comunismo de Kropotkin, que
eran la base esencial de que disponia el anarquismo para
transformar la sociedad capitalista y sobre las que los militantes
habian reflexionado muy poco. Pero atin partiendo de ellos,
habia que ir més alla, dejar de lado las declaraciones de
principios, las construcciones ideales, intentando clarificar los
problemas urgentes que un proceso revolucionario plantea. En
este sentido, y con el propésito de profundizar en la estructura
econoémica espafiola, la obra de Leval se va a centrar en
estudiar las condiciones de su realidad de cara a las previsiones
revolucionarias.
Su libro Problemas econdémicos de la revolucién social espa-
fiola, escrito en 1932 y publiado en la editorial Estudios, de
Valencia, con dos ediciones (1933 y 1935), pasa revista a las
condiciones climaticas, demograficas, agrarias, industriales,
regionales... de Espafia, aportando estadisticas sobre produc-
cién, exportacién e importacién... lo que constituy6 un caso
inédito hasta entonces en los medios libertarios. De su estudio
concluye el caracter agrario de Espafia y la necesidad de
solucionar el problema del
campo espafiol para que
triunfe la revolucién, asi
como estimular la produc-
cién industrial a fin de evi-
tar los problemas del blo-
queo internacional.
Insiste ademas en la nece-
sidad de respetar al pequefo
propietario que al principio
puede no comprender la efi-
cacia del proceso revolucio-
nario, por ello la misién de
los anarquistas esta en mos-
trarsela por medio del ejemplo practico y el convencimiento,
conectando la ciudad con el campo, mediante un equilibrio
entre ambas, para evitar que el campesino se sienta inferior al
proletariado urbano. Pero Leval tiene claro, al contrario que
otros anarquistas agraristas, que el impulso revolucionario
partira de la ciudad, del obrero industrial, y no del campo.
P ara que la revolucion triunfe sera necesario que previa-
mente se haya hecho balance de las riquezas y las defi-
ciencias de la totalidad de Espafia, con el estudio de la situa-
cin energética y las posibles soluciones de cara a su obtencion,
sin contar con las importaciones que previsiblemente quedaran
Td
20 HISTORIA LIBERTARIALeval: un talento desperdiciado:
cortadas, las repercusiones igualmente de la no exportacién y
como consecuencia el paro obrero, la racionalizacion urbanisti-
ca, los transportes, etc.
Su obra Precisiones sobre el anarquismo, publicada en 1937,
constituye la maxima expresion de su pensamiento. intenta
analizar en profundidad lo que debe entenderse por anarquis-
mo, criticando los tépicos y las visiones superficiales que se dan
del mismo. Por ejemplo: estimaba improcedente distinguir
entre anarquismo y comunismo libertario como se hacia
frecuentemente, motivado, segtin él, por la falta de estudio y
reflexion sobre los fundamentos tedricos que los clasicos habian
establecido. Los considera la misma cosa, por cuanto que
entiende que anarquia es un término genérico que significa tan
solo sociedad sin Estado, mientras que el comunismo libertario
es la estructura organizativa que ha de servir para posibilitar
una organizacion social sin aparatos burocraticos centralizado-
res, es decir, una practica revolucionaria que dé soluciones a las
cuestiones administrativas y econdmicas y ello implicaba un
orden compartido por todos, con sus normas de funciona-
miento que han de ser acatadas.
ncide sobre todo en uno de los temas més controvertidos en
I los medios libertarios: la cuestion sindical. Cientos de polémi-
cas se habian desarrollado desde los afios veinte con ocasién del
papel que debia ejercer el sindicato de la lucha diaria y en la
construccién de la sociedad revolucionaria. Para unos el
sindicalismo era la expresién maxima de organizacién y parti-
cipacion proletaria, que eliminaba las secuelas de los aparatos
de planificacién y estructuracion politica centralista, colapsa-
doras del triunfo revolucionario; para otros en cambio, el
sindicato no era mas que una plataforma de lucha para la
destruccién del capitalismo, pero una vez realizada desapare-
ceria, a fin de no caer en los vicios de un nuevo autoritarismo,
semejante al estatal. Ademas todo ello se complicaba con la
discusién sobre si el sindicato debia hacer declaracién expresa,
o no, de anarquismo.
eval matiza las posiciones de tedricos sindicalistas como
L Besnard 0 Cornelissen, y critica su exclusividad al querer
organizar la sociedad entera en base al sindicato, cuando
existen parcelas, como los servicios sociales o la actividad
agricola, dificiles de encuadrar en una estructura sindical. No
quiere decir con ello, como alguno ha interpretado, que Leval
admita el sindicato para la industria y la comuna para la
agricultura, en una posicion intermedia entre «comunalistas»,
partidarios de los municipios libres, y sindicalistas. Tiene claro
que no podia hablarse ya en un mundo con profundas
transformaciones economicas, de nucleos independientes,
viviendo en una Arcadia feliz, a base de la agricultura y la
artesania. El progreso técnico era basico para el desarrollo
humano y resultaba imprescindible estimularlo; de esta manera
SU posiciOn con respecto al crecimiento industrial esta clara, al
margen de que proponga situaciones de emergencia de cara a
cuando en Espajia se proclame el comunismo libertario, con las
seguras dificultades econdmicas del bloqueo internacional, en
una perspectiva muy parecida a lo que ocurrié en los primeros
tiempos de la revolucién rusa. La cuestién estaba en que el
sindicalismo no podia abarcarlo todo, ademas de que no creia
en él como cuerpo tedrico independiente. Marxismo o anar-
quismo serian sus inspiradores y habia por lo tanto que elegir.
n medio de tanta critica simplista, la suya es una de las mas
serias que recibe el sindicalismo, sobre todo si tenemos en
cuenta que otros lideres que también lo criticaron cayeron
después en sus esquemas al reflexionar sobre las medidas
revolucionarias.
Otros muchos temas pueden plantearse en su obra, porque
seguramente esta a la altura de la de los grandes tedricos, yen
muchos casos la supera por el nivel de concrecién que tiene
ante los problemas diarios, en lo que fue un pionero. Natural-
mente todo ésto sin entrar aqui en el anAlisis del nivel cientifico
o de viabilidad de sus propuestas, que habia que encuadrarlas
en las contradicciones que sufre el anarquismo en una época de
grandes convulsiones sociales, como la II Republica espafiola.
Por otra parte sus escritos posteriores, cuando fija su resi-
dencia definitiva en Paris, estan marcados por la reflexion de lo
pasado, y entran de Ileno en la historia del anarquismo dentro
de las sociedades plenamente industrializadas. Pero ésto es sin
duda un tema del que se necesitarian muchas mas paginas.
* Catedratico de la Universidad de Valencia.
HISTORIA LIBERTARIA 21Un texto inédito de Gaston Leval
El Estado: ese
depredador
| hecho fundamental que explica el
fenomeno estatal estriba en que en
las regiones o en los periodos histéricos
mas diversos, este agente de la historia
aparece como una floracién parasitaria
que surge en las condiciones mas diversas
y lo invade, penetra y axfisia todo, tanto en
Extremo como en el Medio Oriente, o el
Occidente europeo, en la América indola-
tina, en Africa del Norte o Central, y ello
en pocas diferentes.
A pesar de lo dicho, el andlisis atento y
el espiritu de sintesis permiten descubrir
rasgos comunes esenciales y se llega final-
mente a la deduccién de que el Estado es
en el fondo siempre igual a si mismo, si
Este trabajo es parte del Prélogo
del libro de Gastén Leval El Estado
en la historia. Sobre el mismo tema, puede
verse en este numero de HISTORIA LI-
BERTARIA, pdginas 26-31, el ar-
tomamos la historia en su conjunto y no
nos paramos en éste o aquél lapso limitado
de tiempo.
Por ejemplo, y no importa cual sea la
forma asumida por él —teocratica, mili-
tar, absolutista, burocratica—, siempre
nos enfrentamos a dos caracteristicas sin
las cuales en lo sustancial no podria haber
Estado: predominio de la guerra e impo-
sicion ruinosa de los impuestos.
Es necesario tener en cuenta que el
Estado es al mismo tiempo un instrumento
de dominacién y de explotacion, tanto de
la tierra como de los hombres, sobre todo
de estos Ultimos. Los organizadores o
creadores de Estados, que viven del tra-
22 HISTORIA LIBERTARIA
ticulo de Angel J. Cappelleti,
La revancha de Bakunin.
bajo de las poblaciones conquistadas o
sometidas por la fuerza, tienen necesidad
de lanzarse a empresas de todo tipo, de
despojar a las poblaciones de sus bienes,
de sus medios de existencia, de sus rique-
zas: tales son los dos grandes objetivos que
hallamos en la base, o en la cspide, de esa
aplastante fuerza de la historia que Marx
denominaba una «superestructura parasi-
taria» en su comentario sobre la Comuna
de la obra La guerra civil en Francia.
M opinion difiere de la expresada
por numerosos teoricos al aceptar
las elucubraciones de ciertos filésofos que
han llegado a conclusiones muy diferen-tes. Ya conocemos las hipotesis que jamas
debieron ser otra cosa que abstracciones
vacias de sentido.
De acuerdo con Hobbes, los hombre
primitivos combatian entre si, como lobos,
pero una sapiencia infusa los llevaria a
unirse voluntariamente bajo la tutela del
Estado para dar fin a la guerra que man-
tenian.
Esto quiere decir que alienaron una
parte de su libertad en beneficio del orden
necesario en toda sociedad estable. Pero es
logico pensar que si sabian obedecer a la
sensatez y al espiritu de comprensiOn que
estaba en ellos mismos, de igual modo
hubieran debido ser sensatos para no
disputar como fieras entre si. Por otra
parte, nada prueba en la historia la vera-
cidad de uh hecho de semejante impor-
tancia, a pesar de que numerosos histo-
riadores han escrutado los siglos y los
milenios.
Igualmente desprovisto de elementos
fiables, Jean-Jacques Rousseau, cuya
imaginacion fue tan fecunda como arbi-
traria, afirma que en el principio (en
realidad, ;qué entiende nuestro personaje
por ese término tan vago y a menudo
indefinible?) todes los hombres eran bue-
nos, pero fueron corrompidos por la vida
en sociedad. Que nadie espere pruebas,
pues no las aporta. Pero nosotros preten-
demos, en contra de sus afirmaciones, que
debido precisamente a la vida social, a las
relaciones mutuas organizadas, a su so-
ciabilidad activa, fueron los hombres ca-
paces de salir del estado prehistérico en el
que los habia dejado la naturaleza. Aqui
también se nos presenta la hipotesis de
una Asamblea general de Ja humanidad
en la que ésta decide solamente renunciar
a una parte de su libertad para mantener
el orden necesario a la vida colectiva.
Admirable resolucién, que atribuye a los
hombres salidos de las manos de Dios
cualidades morales superiores pero que
sin embargo, muestra en el caso prece-
dente el significativo inconveniente de
atribuir al Estado un rol liberticida que,
sobre todo, depara un punto de partida de
fo mas inquietante...
as dos hipotesis comendadas han
Liao reconsideradas en parte por Fré-
déric Engels, alter ego de Karl Marx.
Aquél nos ofrece una descripcién idilica y
tan completa que parece haberla vivido
personalmente. En las poblaciones primi-
tivas reinaba la igualdad, la solidaridad
era ley general, la injusticia econémica
triunfaba, todo era inmejorable en el
mejor de los mundos posibles..., hasta que
se produjeron invenciones, descubrimien-
tos técnicos que alteraron los medios de
produccién y originaron la propiedad
privada de la tierra, fuente esencial de la
riqueza. La transformacién de los medios
de produccién completé estos cambios.
Entonces aparecieron las clases sociales y,
en consecuencia, la lucha de clases. Y con
la lucha de clases el desorden generaliza-
do, la desigualdad, y la amenaza de
destruccion de la propia sociedad. Para
evitar ese peligro se decidié crear un
organismo especializado encargado de
mantener el orden. Este organismo fue el
Estado, que de inmediato se puso al ser-
vicio de los privilegiados, de los ladrones
de la riqueza social y dio‘asi nacimiento al
poder politico, convertido en instrumento
de la clase expropiadora.
El Estado tenia pues, un origen econo-
mico. Mas con la realizacién dei socialis-
mo, declarada ineluctable, y con la
desaparicion del privilegio escondmico,
también inevitable segin los dictamenes
del método dialéctico, el Estado debia
desaparecer a su vez, puesto que ya no
habria lucha de clases. Entonces se veria
relegado al museo de antigtiedades al lado
de la rueca de nuestras abuelas y del hacha
de bronce.
ero la realidad histérica demos-
Prrada, y no simplemente imaginada,
no se aviene con estas explicaciones, in-
dignas incluso de la novela histérica. Por
consiguiente, tenemos que buscar la ver-
dad respecto a esa terrible y universal
realidad que es el Estado, que adopta
todas las formas y que, pese a las afirma-
ciones de algunos y a las meras aparien-
cias, Cuesta econdmicamente mas caro a
los pueblos, si tenemos en cuenta las
realidades de la historia, que los impuestos
de todas clases, las destrucciones y ruinas
de ciudades, de regiones, de naciones
enteras. El privilegio individual, tanto
feudal como burgués, participaba a veces
en la produccion. El Estado no hacia otra
cosa que robar legalmente, en proporcio-
nes incalculables y monstruosas.
Por ello no vacilamos en afirmar que ha
sido el peor azote de la historia de la
sociedad y nos creemos en la obligacién de
probarlo porque, en nuestro tiempo y en
numero cada vez mas importante, hay
gentes que aspiran a una mayor igualdad
econdémica y, para conseguirlo, se mues-
tran dispuestas a sacrificar la libertad.
Para ellos, la justicia social sdlo se puede
llevar a cabo por medio del Estado, dado
que solo él tiene el poder necesario para
imponerse a las clases poseedoras. La
mayor parte de los socialistas del siglo xix
—exceptuando a Proudhon — se aferraron
a esa creencia. Sin dejar de explicar la
evolucion histérica desde el conjunto de
los hechos econdmicos, el punto esencial
de su programa o de su doctrina fue la
conquista del poder politico, puesto que
creian en el Estado.
El socialismo se ha extendido, ha gana-
do multitudes inmensas que comulgan en
la creencia del Estado liberador, multitu-
des conquistadas por las promesas de una
HISTORIA LIBERTARIA 23sociedad nueva donde el Estado se encar-
garia de hacer reinar la justicia. Hubo una
polémica, cuyos ecos llegan todavia a
nosotros, entre Marx, teéricamente
antiestatista y practicamente partidario
del Estado y la escuela antiautoritaria del
socialismo. Tal polémica, que atin dura,
oponia a la concepcién estatista los parti-
darios del socialismo funcional o antiau-
toritario —organizado por los sindicatos
obreros, las cooperativas, las organizacio-
nes comunaies, a las cuales se pueden
afiadir hoy las colectividades creadas en el
curso de la revolucion espafiola de 1936-39
y los organismos federalistas que podrian
aparecer — y se habia prolongado hasta la
toma del poder por los bolcheviques en
octubre de 1917.
as adelante volveremos sobre esta
Mauestisn. Por ahora nos contenta-
remos con anotar el hecho —ya compro-
bado por nosotros en ocasién de nuestra
estancia en Moscu durante 1921—. de que
la humanidad no conocié jamas régimen
mas pernicioso que el que hace estragos en
la URSS bajo el imperio del Estado revo-
lucionario, Desde hace tiempo no hay alli
Le
24 HISTORIA LIBERTARIA
capitalistas privados, ni grandes propieta-
rios territoriales, ni otros explotadores o
formas de explotacién, pero existe una
nueva clase social compuesta por «inte-
lectuales» (innumerables miembros de la
inteligencia), tecnocratas, burdécratas, po-
licias, funcionarios de todas clases cuyos
privilegios absorben una parte de la renta
nacional superior al porcentaje que
absorbian los privilegiados de la época
zarista. Y esto sin hablar de la supresién de
la libertad, de los campos de concentra-
cién, de la negacién de los derechos mas
elementales del individuo, de todos los
individuos.
Ahora bien, si los socidlogos socialistas
y revolucionarios hubieran tenido en
cuenta las ensefianzas de la historia, no se
habrian hundido en el cenegal estatista,
siéndoles posible construir lo que hoy se
Nama un socialismo con rostro humano.
Ese socialismo se hubiera podido construir
en Checoslovaquia no hace tanto tiempo,
pero en la actualidad doscientos veinte mil
soldados del Pacto de Varsovia apoyados
por carros de asalto y por superbombar-
deros mantienen a ese pais bajo el terror
permanente.
El porvenir debe ser percibido y clarifi-
cado a tiempo. Ahora bien, es indiscutible
que la tendencia a la estatolatria es uno de
los fendmenos mas importantes, si no el
mas significativo de nuestra época. Perso-
nas que pertenecen a los mas opuestos
partidos no encuentran soluciones para
problemas sociales cada vez mas apre-
miantes, a no ser con la intervencién de la
admuinistracién publica duefia de la socie-
dad. Abarcar el conjunto de esos proble-
mas, que piden una colaboracién de todas
las naciones, sobrepasa las posibilidades
de informacion y de comprension de la |
mayoria. Hacen falta especialistas y que el
ciudadano medio pueda intervenir con
conocimiento de causa, lo que no siempre
es facil. Sin embargo, la democracia es
esto, y de esto deriva la creacion de profe-
sionales del estatismo, la organizacioén
invasora de partidos politicos, en suma el
conjunto de elementos que engendra lo
que, en la jerga actual se llama /a clase
politica, que se consolida cada vez mas.
i seguimos la evolucién y la multi-
Splicacion de esta clase especializada,
llegamos a comprender que el porvenir se
ve amenazado por un anquilosamiento
que se extiende y se apodera del cuerpo
social material y sicologicamente, anqui-
losamiento que en resumidas cuentas
estatifica los espiritus. Acaso sea todavia
tiempo de comprender que no es sufi-
ciente con emplear ciertos métodos de
trabajo materialmente ventajosos si, al fin,
nos conducen a impasses inesperados.
La civilizacién no resulta nunca de lo
desmedido, no importa la forma que re-
vista. Implica el equilibrio bioldgico y
sicolégico, la armonia de las actividades
humanas con la constitucién humana,
mientras que el imperialismo estatista
abre el camino al desequilibrio y nadie
sabe cuales pueden ser las consecuencias
del desarrollo de esta fuerza parasitaria
capaz de imponerse a la sociedad, de
neutralizar las actividades utiles, asi como
de orientarlas por falsos derroteros sus-
ceptibles de cerrar el acceso al porvenir.
En general es el trabajo del conjunto de
los hombres y de las generaciones que se
han sucedido en el curso del desarrollo
hist6rico lo que ha permitido a la huma-
nidad elevarse y perfeccionarse, en modo
alguno la actividad del Estado. Y desde el
punto de vista humano y humanista, el
porvenir solo puede llevar al fracaso si no
sabemos evitar el triunfo de los elementos
nocivos 0 artificiales que la imprevision de
los hombres no cesa de multiplicar.30 de septiembre de 1938
Mientras en tierra espafiola se
combatia ferozmenie y la ofensiva del
Ebro polarizaba todos los esfuerzos bélicos,
en Munich, Daladier y Chamberlain
vendian la IT Republica a Hitler.
Lbotnir
| Si te dicen que cai
Si caben dudas, discusiones y polémi-
cas acerca de las causas fundamentales de
nuestra derrota en la guerra civil espafio-
la, no existen ni pueden existir en torno a
la fecha exacta en que el pueblo perdio la
prolongada y dramatica contienda: el 30
de septiembre de 1938.
Aunque las hostilidades continuaron
todavia medio afio mas, el dia sefialado
quedo definitivamente sellada nuestra
suerte y hubimos de decir adios a las mas
remotas esperanzas de triunfo que aun
pudiéramos acariciar.
Se luchaba en aquellos momentos en el
Ebro, en la mas dura, encarnizada y san-
grienta de las batallas libradas en los
treinta y dos meses de incesante pelear.
La breve apertura de la frontera francesa
durante unas semanas en la anterior pri-
mavera, permitio reunir el material bélico
preciso para una ofensiva que pudo ser
decisiva, iniciada el 25 de julio con la
audaz maniobra de cruzar un gran rio y
atacar al adversario donde menos podia
esperarlo.
Paralizado en el acto su avance sobre
Valencia, Franco replica concentrando
sus fuerzas en las orillas del Ebro. Ba-
tiéndose con decision las unidades repu-
blicanas rechazan todos los ataques ene-
migos. Durante dias, semanas y meses, sé
pelea con creciente violencia en las sierras
de Caballs y Pandols, sin que las lineas
experimenten grandes variaciones. Las
alturas cambian de mano muchas veces,
porque a cualquier ataque sucede sin
solucién de continuidad un contraataque
de parecida o superior envergadura. Las
bajas se cuentan por millares en una
batalla de desgaste a la que unos y otros
parecen arrojar todas sus reservas. La
ultima semana de julio y los meses ente-
ros de agosto y septiembre la pelea, aun-
que experimenta frecuentes mutaciones,
permanece indecisa, pese a que las reser-
vas de material republicano estan ago-
tandose.
No obstante, la decisién no se consigue
a orillas del Ebro, junto a los puentes
improvisados, cien veces destruidos y
otras tantas rehechos, ni en las cotas
Todos a una
Orden y consenso
disputadas con salvaje encarnizamiento,
sino en Munich, a dos mil kilémetros del
escenario de los combates. Alli, en_los
salones de la capital bavara se decide el
30 de septiembre, no sdlo la batalla del
Ebro, sino la guerra de Espana y aun el
destino de Europa.
Tras la militarizaci6n de Renania, la
incorporacion del Sarre y la ocupacién de
Austria, Hitler presenta un ultimatum a
Checoslovaquia. Integrante de la Peque-
fia Entente, en unidn de Rumania y Yu-
goslavia, con tratados defensivos en vigor
con Francia e Inglaterra, Praga se resiste
a ceder y moviliza sus tropas; Londres y
Paris parecen resueltos a hacer honor a
sus compromisos y un viento de guerra
sopla sobre Europa, Cuando todo parece
perdido y la tragedia a punto de comen-
zar, Chamberlain y Daladier viajan a
Munich para conferenciar con Hitler y
Mussolini. El resultado es la capitulacién
completa de las democracias. Checoslo-
vaquia es sacrificada y por miedo a una
guerra, que solo conseguiran retrasar on-
ce meses, Inglaterra y Francia pasan por
todas las humillaciones y vergiienzas
imaginables.
Y si una democracia ejemplar como
Checoslovaquia, que Paris y Londres tie-
nen el compromiso ineludible de defen-
der, es inmolada para aplacar las iras del
fascismo aleman e italiano, jqué espe-
ranzas puede tener la Republica espafio-
la? Ninguna, porque Daladier y Cham-
berlain no sdlo han entregado a los go-
bernantes de Praga, sino a los luchadores
del Ebro, de Catalufia, de Andalucia,
Valencia y Madrid. La frontera francesa
esta de nuevo cerrada y no volvera a
abrirse; cesan en absoluto los suministros
de armas a la zona republicana, mientras
siguen llegando a la nacional. Quienes
creian que aplastando la revolucién po-
drian ganar la guerra merced a las sim-
patias y ayudas de las potencias demo-
craticas, comprenden ahora su error. Por
desgracia, ya es demasiado tarde para
remediar nada, porque si en mayo de
1937 perdimos la revolucién, en septiem-
bre de 1938 hemos perdido también la
guerra. — Guzman
HISTORIA LIBERTARIA 25Srente Sibervlario
Teoria del Estado
La revancha de
Bakunin
Angel J. Cappelletti nace en Buenos Aires
(Argentina), el 15 de marzo de 1927. Es
Doctor en Filosofia y Letras (1954) por la
Universidad Nacional de Buenos Aires;
yen la actualidad profesor
titular de Ciencias Sociales y Filosofia;
Jefe del Departamento de Filosofia y
coordinador de los Estudios de Postgrado
(Universidad Simén Bolivar, Caracas).
Autor de numerosos libros, entre los que
figuran: La filosofia de Heraclito de
Efeso, Caracas, 1971; Los fragmentos de
Heraclito, Caracas, 1972; Inicios de la
filosofia griega, Caracas, 1973; Cuatro
filosofos de la Alta Edad Media, Mérida,
1974; Introduccién a Séneca, Maracaibo,
1973; Introduccién a Condillac,
Maracaibo, 1974; Didgenes y Apolonia y
la segunda filosofia j6nica, Maracaibo,
1976; Los fragmentos de Didgenes de
Apolonia, Caracas, 1976; Lao tse y
Chuang tse, Caracas, 1976; Abelardo,
Buenos Aires, 1968, y El socialismo
utdpico, Rosario, 1968.
26 HISTORIA LIBERTARIA
Un siglo después del gran match
Marx-Bakunin en la I Internacional, la
Historia parece dar la razon al gigante ruso y
un viento de libertad anima en los corazones de los
jovenes luchadores. Y ahi estan las variopintas
convulsiones marxistas que el mundo
ha sufrido, para zanjar la gresca.
La Primera Internacional se movié en-
tre dos polos: Marx y Bakunin; un ale-
man, pequefioburgués, universitario, fi-
lésofo, amante de la igualdad, congéni-
tamente autoritario; y un ruso, aristécra-
ta, aventurero, revolucionario por eleccién
y profesién, amante de la igualdad, vis-
ceralmente libertario. La concepcion
centralista que el primero pretendia im-
poner a la organizacién obrera no era
sino un reflejo de su idea genérica de la
organizacion social, en la cual el Estado
aparecia como la forma necesaria bajo la
cual se debia producir la revolucién so-
cialista. El federalismo antiautoritario,
que el segundo propugnaba para la Aso-
ciacién Internacional de Trabajadores,
traducia, a su vez, su modo de entender la
convivencia humana, su ideal de una
sociedad basdda no en la coaccién ni en la
jerarquia, sino en el pacto y en el libre
acuerdo,
El uno puso al servicio de sus tesis una
impresionante erudicion historico-
sociolégica, una indiscutible fuerza dia-
léctica, una gran penetracion critica y
analitica; el segundo, que decia de si
mismo: “Yo no soy ni un sabio ni un
fildsofo, ni aun un escritor de profesién”,
puso sobre todo al servicio de su doctrina
una exaltada y casi mistica pasién por la
libertad, un amor desinteresado y sin
limite por la revolucién social.
..Para que todo siga igual
Durante un siglo, la historia, pseudo-
deidad veleidosa, parece haberse com-
placido en dar la razon a Marx. Los
triunfos de la social-democracia, la revo-
lucién rusa, la China de Mao, los movi-
mientos de liberacién del Tercer Mundo
constituyen otras tantas consagraciones
aparentes de la verdad y de la cientifici-
dad de la teoria marxista, en cuanto todos
estos hechos se producen en nombre de
dicha teoria, a partir de una concepcién
centralista, estatal y autoritaria. Y es claro
que cuando se pretende cambiar la so-
ciedad, aquella teoria es mas practica y
eficaz que la opuesta de Bakunin. Esto
dificilmente podria ponerse en duda. Sin
embargo, los cambios que gracias a ella se
promueven son de tal naturaleza que, en
ultimo andalisis, equivalen a una
consagracion del “status quo” o muchas
veces también a un agravamiento de sus
mas negativos componentes. En todo ca-
so, el realismo marxista, capaz de mane-
jar la realidad y de cambiarla, se en-
cuentra siempre, al cabo de su accion
transformadora, con que los resultados
son no solo diferentes, sino, con frecuen-
cia, diametralmente opuestos a los que
intentaba alcanzar.
Ahora bien, de esto comienza a tomar
conciencia hoy el mundo 0, por lo menos,
Europa. En esto consiste la revancha de
Bakunin.
Frente a la social-democracia, cuya
larga serie de claudicaciones y de tacticos
mimetismos ha acabado por asimilarla
plenamente al mas anodino de los libe-
ralismos burgueses; frente al stalinismo,
sdlo comparable en sus métodos y aun en
sus resultados al nacional-socialismo;
frente al leninismo, que en ningin caso
ha producido nada mejor que un ver-
gonzante capitalismo de Estado y que con
su interpretacién del imperialismo tiende
a sustituir la opresién colonial por la
opresi6n autéctona (a veces mas brutal
que la anterior), podemos imaginar en los
limbos de la Historia la sarcastica sonrisa
del gigante ruso.
Alguien dira que también Trotski era
marxista, pero como muestra de lo que
habria sido una sociedad organizada de
acuerdo con la ideologia del marxismo
trotskista nos basta con recordar lo que
sucedié con los obreros y marinos de
Cronstadt o con los heroicos guerrilleros
de Makhno.
No se puede negar que la China de
Mao es algo hasta cierto punto diferente
de la Rusia soviética. All4 la palabra
“soviet” puede tener todavia algun senti-
do, aqui constituye solo una irrisoria alu-
sidén historica. La diferencia se cifra,Juntos pero no revueltos
esencialmente, en la existencia de las
comunas populares, que acogen en su
seno a una gran parte de la poblacion
china. La autogestion, consustancial al
socialismo concreto, tiene alli un princi-
pio de realizacion. Sin embargo, el prin-
cipio no pasa de ser tal; mas aun, corre en
cada momento el peligro de ser sofocado
“in nuce” por la omnipresencia de un
Estado solemnemente presidido por las
imagenes sacrosantas de Mao, Marx, En-
gels, Lenin y... Stalin.
.Como se explica, sin embargo, la per-
vivencia de ese incoactivo comunismo
autogestionario en el seno de un Estado
concebido de acuerdo con la doctrina
marxista-leninista de la dictadura del
proletariado? ,Como se explica que in-
clusive en una ciudad industrial, como
Canton, se hayan producido tentativas
autogestionarias en 1965-1966? Se expli-
ca, por una parte, teniendo en cuenta que,
profundamente arraigada en el subcons-
ciente colectivo del pueblo chino, vive
una concepcion libertaria de la sociedad.
Esta concepcién se remonta nada menos
que al Tao teh King, para el cual el mejor
gobernante es el que no gobierna; para el
cual el Estado supone siempre una dege-
neracion de la sociedad originaria. Pero
se explica quizas también, por otra parte,
recordando que, pese a sus invocaciones a
Marx y aun a Stalin y al sagrado déspota
Chin Shi Huang Ti, Mao Tsé Tung fue
anarquista en su juventud y leyé La con-
quista del pan antes que E/ Capital. Y
aunque, naturalmente, al proponerse la
conquista del poder, hizo todo lo posible
por olvidar a Kropotkin y se cuid6é de no
mencionarlo jamas, en la medida en que
en el fondo de su alma habia algo de
auténtico socialismo, no pudo nunca
desprenderse del todo de sus ensefianzas.
He aqui por qué hoy resultan mas actua-
les que nunca las criticas que Bakunin
hace a la teoria marxista del Estado.
La funci6n crea el érgano
Para Marx, el Estado es siempre el
instrumento de una clase social, que lo
utiliza para imponer su dominio sobre las
demas clases. Al apoderarse de él la clase
obrera —esto es, la clase destinada a
suprimir todas las clases— el Estado co-
mienza a marchar hacia su extincién, aun
cuando para ello deba primero, dialécti-
camente, extremar su propia condicién de
Estado en la dictadura revolucionaria.
Para Bakunin, el Estado es siempre el
instrumento de una clase dominante, pero
tiene ademds —y aqui esta la mas pro-
funda diferencia que lo separa de Marx —
la intrinseca capacidad de engendrar cla-
ses dominantes, de manera que también
puede decirse que las clases dominantes
son un producto y un instrumento del
Estado.
Marx confia, con esa falta de sentido de
la realidad que caracteriza siempre a los
“realistas” como él, en que la clase obrera
llegada al poder se autodisolvera como
clase, disolviendo asi el Estado. Bakunin,
con el realismo propio de los “utopis-
tas”, cree que la clase que legara al poder
no sera ya la clase obrera y que el nuevo
Estado revolucionario segregara de si una
nueva clase que tendera, como todas las
anteriores clases dominantes y mas quizas
que todas ellas, a perpetuarse en el poder,
perpetuando asi el Estado.
Por eso, el Estado “popular” no es,
para él, mejor ni mas tolerable que el
Estado despotico: “El Estado, por mas
popular que llegue a ser en sus formas, ha
de ser siempre una institucion tiranica y
opresora y, por consiguiente, un manan-
tial perpetuo de servidumbre y de miseria
para el pueblo”, dice en Protesta a la
Alianza. “La democracia representativa,
como forma de organizaci6n estatal, no
constituye ninguna garantia, y un Estado
republicano, fundado en el sufragio uni-
versal, podra ser tan despotico o mas que
un Estado monarquico”, afade en Fede-
ralismo, Socialismo, Antiteologismo.
Bakunin llega a afirmar en Dios y el
Estado que el Estado es el mal. Consti-
tuye, en efecto, para él, la mas absoluta
negacién de la humanidad, “el ara donde
se sacrifican a la grandeza politica, la
verdadera libertad y el bienestar de los
pueblos”. Pero, contra lo que han sugeri-
HISTORIA LIBERTARIA 27do y defendido no pocos criticos marxis-
tas o liberales, no se trata aqui de afir-
maciones trascendentes o metafisicas. El
Estado es el mal en cuanto encarna una
tendencia, dominante durante muchos
siglos, a organizar‘jerarquica y coactiva-
mente la sociedad humana, pero es
siempre un mal que se da en Ia historia y
que, aun dominando su curso hasta con-
vertirla en contra-historia o historia de la
anti-humanidad, no por eso tiene causas
ajenas a la praxis humana y social. Por
eso, Bakunin no propugna la abolicién
instantanea del Estado: en cuanto éste es
una forma de la naturaleza y de la histo-
ria no ha aparecido stbitamente ni
subitamente puede desaparecer. Natura
non facit saltus. Mas aun, el Estado es,
para Bakunin, un mal necesario, en el
mismo sentido en que ha sido historica-
mente necesaria la barbarie del bombre
primitivo o el fantasear teoldgico del
hombre medieval. Pero no por eso deja
de ser un mal, e inclusive, la suma y
compendio de todos los males, con el cual
no se puede pactar en ningun momento
sin renunciar a los mas altos valores de
Justicia y de libertad.
La nueva clase
Tres afios antes de su muerte publica,
Bakunin escribié en ruso una obra titula-
da Estado y anarquia, cuyo primer capi-
tulo constituye tal vez la mas aguda y
certera critica de la teoria marxista del
Estado. Hoy no faltan ya entre los mar-
xistas mas independientes y honestos
quienes reconocen la profética vision del
adversario de Marx. Burton Hall, por
ejemplo, escribe en New Politics 1968
(citado por Sam Dolgoff): “... resulta su-
mamente inc6modo para un devoto so-
cialista revisar los argumentos intercam-
biados entre Marx y Bakunin y considerar
que tal vez Bakunin tuvo la razon todo el
tiempo... no solo por la exactitud de sus
predicaciones en cuanto a lo que seria el
socialismo, si alguna vez llegaba a existir,
sino sino atin mas exactamente, en cuanto
a que el razonamiento en el que basd
estas predicciones, reforzado por la
evidencia historica de la ultima mitad de
siglo, parece tan convincente que es casi
inapelable”.
Para Marx y sus discipulos la revolu-
cin social se inicia necesariamente con la
toma del poder politico por la clase
obrera y con la instauracién de una dic-
tadura revolucionaria.
28 HISTORIA LIBERTARIA
Miguel Bakunin
Bakunin objeta que la clase obrera
como tal clase no puede tomar el poder.
Todas las revoluciones ‘producidas hasta
ahora le dan la razon: no hay jamas
dictadura del proletariado. En el mejor de
los casos sera dictadura de algunos pro-
letarios. Pero ni aun esto es posible. Co-
mo bien observa Bakunin, los proletarios
que asumen el poder, por el mero hecho
de hacerlo, dejan de ser proletarios. Es
inutil que se apele a la idea de la repre-
sentacion. Si por tal se entiende la ex-
presion de la voluntad popular en el
sufragio, es claro que se trata de una
pseudo-representacion, no sdlo porque
las elecciones dificilmente pueden estar
libres de todo fraude pre o post-electoral,
sino también porque la voluntad de cada
yw
aye
- Carlos Marx
obrero y de 1a clase obrera en su conjunto
no puede delegarse durante un periodo
mas o menos largo, to cual seria como
conceder un cheque en blanco a los re-
presentantes, que en ningln caso podrian
“representar” siempre la voluntad de los
electores.
Si por representacidn se entiende, en
cambio, que los gobernantes del Esta-
do popular encarnan objetivamente la
voluntad y los intereses de la clase obrera
y del pueblo en general (idea que saca a
la luz la raiz hegeliana de la teoria mar-
xista), se ha de decir que los gobernantes
desde el momento en que se constituyen
como tales forman o tienden a formar en
seguida una nueva clase o por lo menos
(para dejar de lado sutilezas escolasticas
del marxismo a este proposito) un nuevo
sector, cuyos intereses son opuestos a los
de los gobetnados.
Dictadores tiene el proletariado
Si hay Estado, hay gobierno; si hay
gobierno, hay subditos 0 gobernados. Si
hay dictadura revolucionaria, habra Es-
tado y gobierno obrero. Pero ja quién
gobernara, entonces, la clase obrera?
,Acaso a los campesinos? ;O mas bien el
papel de gobernante correspondera, con-
forme a la germanofilia marxista, al pro-
letariado aleman? Siempre habra, en
cualquier caso, opresién, y esta division
que se supone provisoria entre gober-
nantes y gobernados se perpetuara y
acrecentara, supuesto que, por su propia
naturaleza, todo poder politico tiende a
conservarse y aumentar su propio ambito.
“Las diferencias entre Ja dictadura re-
volucionaria y el Estado son superficiales.
Fundamentalmente ambas representan el
mismo principio de gobierno de una mi-
noria sobre una mayoria en nombre de la
supuesta “estupidez” de la ultima y de la
supuesta “inteligencia” de la primera. En
consecuencia, ambas son igualmente
reaccionarias, ya que ambas directa e
indirectamente deben conservar y perpe-
tuar los privilegios econdémicos y politicos
de la minoria gobernante y la sujecién
politica y econémica de Jas masas popu-
lares. Ahora queda claro por qué los
revolucionarios dictatoriales, quienes
pretenden derrocar los poderes existentes
y las estructuras sociales a fin de erigir
sobre sus ruinas su propia dictadura,
nunca fueron y jamas seran los enemigos
del gobierno, sino por el contrario, siem-pre seran los promotores mas entusiastas
de la idea del gobierno. Unicamente son
enemigos de los actuales gobiernos por-
que desean reemplazarlos. Son los ene-
migos de las estructuras gubernamentales
actuales porque éstas excluyen la posibi-
lidad de su propia dictadura. Al mismo
tiempo, son los amigos mas devotos del
poder gubernamental. Porque, si la Re-
voluci6én realmente destruyera ese poder,
liberando a las masas, esta minoria pseu-
dorrevolucionaria quedaria imposibilita-
da de subyugar a las masas a fin de ser
ella misma la beneficiaria de su propia
politica de gobierno.” (Cito, en adelante,
por Sam Dolgoff, La anarquia segiin Ba-
kunin, Barcelona, 1976.)
jA mi con esas!
Desde luego, los revolucionarios a los
que Bakunin alude diran —lo han dicho
siempre— que éstas son lucubraciones
abstractas, especulaciones metafisicas so-
bre el deber ser ideal, etc. Pero si tales
imputaciones pudieron engafiar a algunos
en otros tiempos, jquién se atrevera a
repetirlas hoy, a sesenta afios de la revo-
lucién bolchevique? La historia parece
confirmar cada dia el caracter profético
de la critica bakuniniana. Y tan acertadas
resultaron sus previsiones que hoy una
parte del pensamiento marxista, la mas
lucida sin duda (aunque no tanto como
para llevar hasta sus ultimas consecuen-
cias sus propios raciocinios), se halla
abocada precisamente a la tarea de criti-
car al capitalismo de Estado y a la nueva
clase tecnoburocratica entronizada en los
sedicentes paises socialistas. Ya en la
mencionada obra de 1873 expresaba Ba-
kunin su “profunda aversion a las teorias
de Lasalle y de Marx que recomiendan a
los trabajadores, si no como idea defini-
tiva, al menos como objetivo inmediato,
la creacién de un Estado popular”. Dichos
escritores equiparaban este Estado con
“el proletariado elevado al status de clase
gobernante”. Bakunin pregunta: “Si el
proletariado va a ser clase gobernante, ja
quién gobernara?” Y contesta: “En suma,
habra otro proletariado que sera someti-
do al nuevo poder, al nuevo Estado. Por
ejemplo, la “gleba’ campesina, que, como
se sabe, no cuenta con la simpatia de los
marxistas, quienes la consideran como
representante de un nivel mas bajo de
cultura, probablemente sera gobernada
por el proletariado de las ciudades. O, si
este problema recibe un enfoque nacio-
nalista, los eslavos quedaran en la misma
relacién subordinada al victorioso prole-
tariado aleman que éste ahora a la bur-
guesia alemana.” Perg esto, naturalmen-
te, no ha de suceder —y Bakunin lo sabe
muy bien—, porque de hecho el proleta-
riado nunca sera clase gobernante. “;Qué
significa que el proletariado sea elevado
al status de clase gobernante? Es posible
que todo el proletariado esté a la cabeza
‘del gobierno? Hay casi cuarenta millones
de alemanes. ;Los cuarenta millones
pueden ser miembros del gobierno? En
tal caso, no habra gobierno, no habra
Estado, pero, si va a haber un Estado,
habra quienes gobiernen y quienes sean
esclavos.”
Los marxistas contemporaneos de Ba-
En cualquier caso, ya se trate de la
ficcién electoral y representativa, ya se
recurra a la irracional sacralizacion del
partido o del lider; ya se busque la justi-
ficacién del Estado proletario en la vo-
luntad subjetiva o en la mas metafisica y
etérea voluntad objetiva, el resultado de
la concepcién marxista sera siempre el
mismo: “El gobierno de las grandes ma-
sas del pueblo en manos de una minoria
privilegiada.”
Es claro que la dialéctica (0, mas bien,
la retérica) marxista insistira: Esta mino-
ria estara compuesta por trabajadores.
Pero Bakunin respondera, a su vez: “Si,
posiblemente de ex-trabajadores, quienes,
tan pronto como se conviertan en gober-
Fidel Castro: puedo prometer ¥ prometo
kunin respondian ya a esto, identificando
el gobierno popular con los representan-
tes elegidos por el pueblo. Mas adelante,
los leninistas prescindieron atin de la
eleccién: el partido fue para ellos la van-
guardia que “objetivamente” representa-
ba a la clase obrera. Stalin dio el ultimo
paso: “El proletariado soy yo”, dijo.
En su época desenmascaraba ya Baku-
nin la ficcién del voto: “El derecho ge-
neral y de todo hombre a elegir los re-
presentantes del pueblo es la ultima pa-
labra de los marxistas, asi como de los
democratas. Esta es una mentira detras de
la cual se oculta el despotismo de una
minoria domimante, una mentira mucho
mas peligrosa, ya que parece expresar la
llamada voluntad popular.”
nantes y representantes del pueblo, deja-
ran de ser trabajadores y contemplaran a
las simples masas trabajadoras desde las
alturas palaciegas del Estado; ya no re-
presentaran mas al pueblo, sino a si mis-
mos y a sus deseos de gobernar al pueblo.
Quienes duden de esto, muy poco cono-
cen la naturaleza humana.” También
Stalin fue alguna vez un trabajador y bien
sabemos que supo mirar al pueblo desde
alturas palaciegas mucho mas elevadas
que cualquiera de los zares.
,Quiénes son, pues, en concreto, segiim
Bakunin, los reales beneficiarios de la
revolucion socialista autoritaria, los ver-
daderos detentadores del poder en los
llamados “Estados socialistas”? Sin duda,
las minorias cultas, los cientificos y pseu-
HISTORIA LIBERTARIA 29a
j;Animo, abuelus, que ya estamos aqui!
docientificos, que constituiran una nueva
_ aristocracia gobernante. “Estos represen-
| tantes elegidos —dicen los marxistas—
seran socialistas dedicados y cultos. Las
expresiones ‘socialista culto’, ‘socialismo
cientifico’, etc., que aparecen continua-
; Mente en los discursos y escritos de los
partidarios de Lasalle y Marx, prueban
| que el pseudo-Estado Popular no sera
otra cosa que el control despotico del
populacho por una nueva aristocracia
nada numerosa de pseudocientificos. El
pueblo ‘inculto’ quedara totalmente
: aparte de los deberes de la administracion
. y sera tratado como un rebajio regimen-
| tado; una hermosa liberacion, sin duda.”
De hecho, la tecnoburocracia es hoy la
verdadera clase dominante en los regi-
menes marxistas de todo el mundo. La
masa obrera y campesina, el pueblo tra-
bajador, es, en el mejor de los casos,
sujeto pasivo de “benevolentes” experi-
mentos sociales o carne de cafién en su-
puestas guerras de liberacion nacional. El
Dr. Fidel Castro y sus compinches uni-
versitarios, “socialistas cultos” todos ellos,
deciden en Cuba desde los kilos de carne
que cada proletario puede comer por mes
hasta la clase de enemigos que debe ma-
‘ sacrar. No por nada reciben calurosas
felicitaciones de Idi Amin. Por otra parte,
y esto también lo previd en cierto modo
Bakunin, son los negros campesinos cu-
banos y no los rubios obreros rusos los
que van a morir en Africa.
El Estado proletario se hace cada vez, si
cabe, menos proletario, pero se hace cada
vez mas Estado, y por eso antepone
cualquier objetivo a su politica de domi-
nacion exterior y acaba por subsumir
hipocritamente el socialismo en un im-
perialismo de nuevo cufio, asi como, en
otro terreno, la Iglesia catélica subordiné
el mensaje evangélico al sacramentalismo
y, sobre todo, a la institucién jerarquica.
El punto crucial en la polémica
bakuninista-marxista acerca del Estado
consiste en la siguiente: tanto los socia-
listas libertarios como los autoritarios
estan de acuerdo en que la meta de la
revolucién es una sociedad sin clases y sin
Estado. Los segundos sostienen que
para lograr tal meta es preciso tomar el
poder y constituir un nuevo Estado pro-
letario bajo la dictadura de la clase obre-
ra. Solo asi se podra arribar al comunis-
mo (es decir, a la abolicion de toda pro-
piedad privada), con lo cual el Estado
sera relegado al museo de antigiiedades,
al ser sustituido el gobierno de los hom-
bres por la administracién de las cosas.
Los primeros creen que las clases sociales
30 ~=HISTORIA LIBERTARIA
y la propiedad privada no pueden abo-
lirse sin abolir al mismo tiempo el Estado;
que todo Estado engendra una clase do-
minante; que todo Estado es por su pro-
pia naturaleza un Estado de clases; que
no hay mi puede haber un Estado que se
liquide a si mismo, sino que todo Estado
tiende a perpetuar y acrecentar su poder.
Los marxistas —dice Bakunin— se
consuelan con la idea de que el gobierno
revolucionario sera temporal; dicen que
no tendra otro objetivo mas que el de
educar y elevar politica y econdmica-
mente al pueblo hasta hacer que este
gobierno resulte innecesario. “Durante
nuestra polémica, nosotros les hemos he-
cho darse cuenta de que la libertad o la
anarquia, que significan una libre orga-
nizacion de las masas trabajadoras, desde
abajo para arriba, es el objetivo final del
desarrollo social, y que cualquier Estado,
sin exceptuar el Estado popular, es un
yugo que, por un lado, da lugar al
despotismo, y, por otro, a la esclavitud.
Dicen que semejante yugo dictatorial es
un paso de transicion hacia el logro de la
completa libertad del pueblo: el anar-
quismo y la libertad son el objetivo,
mientras que el Estado y la dictadura son
los medios y, por tanto, a fin de liberar las
masas populares jprimero deben ser es-
clavizadas! Nuestra polémica se detiene
al llegar a esta contradiccidén. Ellos insis-
ten en que sdlo la dictadura (por supues-
to, de ellos) puede crear la libertad del
pueblo. Replicamos que toda dictadura
no tiene otro objetivo que su propia per-
petuacion y que sdlo esclavitud puede
generar y fomentar en el pueblo que la
sufre. La libertad unicamente puede ser
creada por la libertad, por una rebelién
total del pueblo y por la organizacion
desde abajo y voluntaria del pueblo.”
Consuelo de marxistas
Los marxistas propugnan, en resumen:
a la libertad por la dictadura, a la
desaparicion del Estado por medio del
Estado omnipotente. Sin duda, detras de
esta formula se mueve la sombra de He-
gel. Los anarquistas proponen: a la li-
bertad por la libertad, a la abolicion del
Estado por la libre accién del pueblo.
Quizas haya aqui, como algunos han su-
gerido, un aliento mistico. En todo caso,
la razon y la historia parecen dar la es-
palda al panlogismo y al historicismo
hegeliano e inclinarse simpaticamente
ante esta mistica dcrata y libertaria.—
Angel J. CappellettiArent: Sih Celauo
Juan Gomez Casas, anarquista
HISTORIA LIBERTARIA. — Creemos
que lo mas indicado es comenzar hacien-
do un breve balance de su actuacion en la
Secretaria General de la C.N.T.
JUAN GOMEZ CASAS. — Creo que,
tanto yo como mis compafieros del Se-
cretariado Permanente, hemos tenido una
actuacion sobre todo discreta. Hay que
tener en cuenta que eran momentos muy
complicados, de convergencia de compa-
fieros, de corrientes, de formas de
interpretar la organizacién, de generacio-
nes. Me parece que hemos contribuido a
canalizar todo este conglomerado y creo
‘““CNT: la oposicién
de todo cristo”’
El que en determinados momentos algunos comparieros denunciaran maniobras ha provocado el estancamiento.
Secretario general de la Confederacion
Nacional del Trabajo desde agosto de 1976
hasta abril del 78, 57 afios, 15 de carcel. Casado y con
una hija. Pieza fundamental en la reorganizacién de la
CN.T., analiza su actuacién como secretario de la
organizacion anarco-sindicalista y las vicisitu-
des de la C.N.T. a lo largo de este periodo.
que no hemos provocado problemas su-
plementarios a la organizacion. A pesar
de todo, no hemos podido evitar la con-
frontacién de ciertas tendencias, debates
y clarificaciones forzosas que habia que
hacer.
H. L.—Pasemos ahora al futuro. Al
parecer la C.N.T. tiene previsto celebrar
proximamente un congreso. {Es oportu-
no?, 4es necesario?, jservira para limar
diferencias?
J. G. C.—Realmente, los acuerdos vi-
gentes prevén que el congreso se celebre
a finales de este afio o a principios del que
situaciOn para celebrar un congreso, ya
que atravesamos una fase de debate
interno que, en algunos momentos pre-
senta unos perfiles un tanto duros o hi-
rientes y quiza un congreso demasiado
precipitado podria ser perjudicial si antes
no se ha Ilevado a cabo una profunda
clarificaci6n, para que luego no se pro-
duzcan choques violentos entre las dis-
tintas tendencias.
viene. Yo pienso, y esto es una opinion
personal, que la fecha indicada seria la
primavera del afio que viene. Creo que en
estos momentos no estamos en una buena
HISTORIA LIBERTARIA 31H. L.—Usted acaba de reconocer la
existencia de varias tendencias en la
C.N.T. ,Como se manifiestan estas ten-
dencias?
J. G. C.—La verdad es que tenden-
cias... Si, yo he utilizado la palabra ten-
dencias. Quiza seria mejor decir
interpretaciones o puntos de vista distin-
tos o formas de entender actualmente la
mision y las finalidades de la C.N.T. y su
actuacion.
Me parece que las cuestiones no son
fundamentalmente. de apreciaciones ted-
ricas, en cuanto al contenido y el caracter
de C.N.T., puesto que la inmensa mayo-
tia de los compafieros y de los grupos, o
de las tendencias, estan de acuerdo en la
sintesis anarcosindicalistas. Es decir, que
por encima de las interpretaciones de
problemas concretos, en general son me-
ros problemas concretos con forma de
actuacion concreta lo que, algunas veces,
desune a los compafieros, pero no los
separa en lo que es fundamental en
C.N.T.; su contenido, su caracter y su
alternativa. En cuando a los medios a
utilizar tampoco se producen grandes
desacuerdos, por ejemplo, el concepto de
“accion directa” es universalmente acep-
tado entre todos los compafieros. Lo
mismo ocurre con el concepto de
antiparlamentarismo y antiestatismo. Si
el concepto de “accion directa” es la
accién no mediada, la no resignacién, no
se puede aceptar al Estado ni a los par-
lamentos de la burguesia, porque son
institutiones donde unos padres de la
patria deciden por todos los demas.
Yo he podido comprobar personal-
mente que entre los compafieros que es-
tan etiquetados por una parte o por otra,
de esto o de aquello, no hay diferencias
en lo fundamental de C.N.T. Si las hay,
en cambio, en las formas de apreciar y de
aplicar la estrategia de la “accion direc-
ta”.
Algunos compajieros piensan que hay
que aplicar el concepto de accién directa
de una forma clasica, especialmente en
las relaciones industriales del mundo del
trabajo. Otros, por el contrario, creen que
habia que ensanchar més este concepto
de la “accién directa”, aplicandolo a otros
aspectos de la vida. Esto seria entonces lo
que ahora empieza a Ilamarse organiza-
cién C.N.T. integral. Es decir, una orga-
nizaci6n que no sdlo asumiria los aspectos
del sindicalismo, sino todos los aspectos
globales de la sociedad. Estos dos con-
ceptos distintos no atentan a lo esencial
de C.N.T.
H. L.—Sin embargo parece estar clara
la existencia en el seno de la C.N.T. de
dos grandes bloques perfectamente defi-
nidos: el sindicalista y el anarquista.
J.G.C.—EI sindicalismo y el anarquis-
mo son, desde luego, lo dos agregados
fundamentales que coinciden en C.N.T.
Es cierto que hay un gran sector llamado
acrata muy numeroso, y en absoluto
desdefiable, en el que no se ha producido
la conexion y el contacto, la sintesis con el
concepto sindicalismo, es decir, el anarco
sindicalismo. Al no producirse este con-
tacto, estos compajieros acratas han visto
ala CN.T., en algunos momentos, como
una organizacién especifica y asi la han
interpretado, sin comprender que la
C.N.T. no puede ser una organizacién
especifica sino sindical, fundamental-
mente, con contenidos anarquistas. Esto
ha hecho que durante mucho tiempo se
haya producido una absurda situacién en
- la que se pretendia poco menos que hacer
un examen de anarquismo a quien venia
a pedir el carnet de afiliado. Esto ha
reducido y limitado la afiliacion y ha
permitido. que las centrales sindicales
reformistas hayan conseguido un mayor
numero de afiliados.
Las elecciones municipa-
les son una reproduccién
a escala local y municipal
de la vida parlamentaria.
Desde luego, el que viene a la C.N.T.,
lo hace con un criterio selectivo, o sea,
que hay algo que le gusta en C.N.T.: su
concepto de “accién directa”, el que no
haya dirigentes, el que los militantes son
la base y nervio de organizacién, el que
los comités continuamente se estan tur-
nando. Los anarcosindicalistas no se
compran en ningun supermercado. Se
hacen y se forman. La experiencia nos ha
demostrado que mucha de la gente que
viene a C.N.T. sin saber lo que era, en 6 6
7 meses se radicaliza y aparece la con-
ciencia militante.
Yo, por supuesto, estoy a favor de la
organizacion clasica y anarcosindicalista.
Que quede bien claro. La C.N.T. no
puede comportarse anarquicamente por-
32 HISTORIA LIBERTARIA
que entonces ya no seria anarcosindica-
lista. Toda su fuerza proviene del anar-
quismo pero es una forma especializada e
instrumental del anarquismo.
El anarquismo es una filosofia de la
historia, una filosofia del hombre, es una
sociologia de la individuacién, es cuaren-
ta mil cosas. Por su parte, el anarcosindi-
calismo es una cosa muy concreta, es una
faceta especializada del anarquismo.
Los compajfieros acratas siempre han
pensado que han de ser los trabajadores
quienes vengan a C.N.T. por si solos, es
decir, sin hacer labor de propaganda y sin
campajias de afiliacién. No podemos,
creo yo, estar esperando a que los traba-
jadores vengan hacia nosotros asi sin mas.
La pasividad y la ingenuidad de estos
“compafieritos” que pensaban que ya
reaccionarian los trabajadores, han sido
nuestros mayores fallos.
H. L.—Estabamos hablando de la
existencia de diferencias en la C.N.T.,
diferencias que, en algunos casos, han
Negado a convertirse en una cuestion
personal, por qué?
J. G. C.—Pienso que estas diferencias
han Ilegado a convertirse a veces en
cuestiones personales porque no hay la
suficiente largueza de miras y la sufi-
ciente visién en los compafieros para
intentar tender los puentes que hagan
posible el didlogo. Se ha creado un am-
biente y un espiritu un tanto estrecho y
sectario en el que yo detecto no la con-
veniencia de convencer al compajfiero o
compafieros que se considere que estan
equivocados, sino el querer imponerse a
estos compafieros. Esta tendencia es, sin
embargo, reciproca. El hecho de que en
ciertos momentos determinados, comp-
heros denunciaran maniobras e irregula-
ridades, ha provocado no el didlogo, sino
el estancamiento.
De todas formas, las apreciaciones de
los militantes, no siempre han coincidido.
Esto se demuestra a través de la historia
de la C.N.T. Pero creo que lo que hay que
buscar es el entendimiento y el didlogo,
sin que ello signifique que desaparezca la
disparidad de criterios, porque entonces
estariamos perdidos.
Queria precisar, de todos modos, que
algunos compajfieros hablan de maquina-
ciones dentro de la C.N.T. Yo tengo la
impresién de que estas maquinaciones
efectivamente existen.
H. L.—Maniobras, maquinaciones...
también hay quien habla de infiltracio-
nes. Quiza éstas tengan algo que ver con
Qu & £0 q