{ ocasionyel maestro de a aldes:sLa obra mas dificil
fe, ln mas extraordinava, la mas prodigiosa que reali,
fue su vida ism =,
‘Creo, devia el Rdo. Dubowis, su vecino de Fares, ue
cl senor Cura de Ars no hubiera podido cumplir cons
plastante trabajo sin una asistencia sobrenatural2”. Es
hhumanamente incomprensible,alirma el canonigo Gardet
te, que haya podido, durante treinta anos, soportar un mi
nisterio Baj cuyo peso todo otro sacerdote, por fuerte que
se le suponga, hubiera muy pronto sucumbido» ™ «Vista
Inereed aun socorro especial de Diose, asegura Pedro
os que prestaron ss culdados al Cura de Are: =Septn 80
‘manera de vivir, tal como me fue conocida, considero st
existencia como extraordinary naturalmente inexpl
fable. Asi hablaba el doctor Michel, de Coligny
Dé tod To cual podemos conclur, con Pablo Bourget:
‘No, la era de los milagros no se ha cerrado, pero faltan
Sire iggnenrmm
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XXVIII, LOS GRANDES HECHOS MISTICOS DE LA
'VIDA DEL CURA DE ARS
Iebracidn de a misa-—Lo etass corporales) ls visiones.—
ElCurade Arsyelespecticulo de otro mundo: el purgatori,
linfora, el celoDon de lagrimas, levtacion, aurea, art
tio mistico.
Paso ahora, decia San Pablo alas visones ya las reve
laciones del Sehor.. Tas pruebas de mi spostoado, que
fon Tos signosscbrenaturales, lor” pradigios y los
‘ilagros Al llegar aeste punto de la vida del Cura de Ars,
‘amos a refer, apoyados en documentos, escasoscierta
mente, pero tan segutos comos posible algunos de los fa:
‘ores mas extraordinarios que recbi6 de Dios,
San Pablo, antes de remontarse a los encumbrados
hechos desu propia vida mistica, se excusa ante sus eles
smi le Corinne ssi dada que noesta Men lores:
Sci mismor mas sel apostol habla, es obligado por la ne.
‘esida, sus adversarios megan ques mision sea de Dios
pcs Pablo va a confundiries diciendo que Dios fe ha dado
prucbas., E1 Cura de Ars no levaba sta carga de todas las
Teesian’s ast que, oul en su oscura aldea, no opuoa os
Saguenay cand ica ean por oe
{osu persona, mas que un resignado silencio,
Explicaba de bucha gana, y en toda ocasion, sus luchas
‘com clnftcrno; pero dejo obstinadamente en el olvido as
Fecompensas tan leitmas que recbia dl cielo El Ro.Alfredo Monnin, después de haber pasado largas tempora
das juno al Cura de Ars, ha sido a primero en cbscrvan
El slervo de Dios nunce hablaba dels fvores divinos de que
cra objeto Las preguntas ques este proposivo ele hactan Te ho.
Iestaban cansaban visiblemente. Pars evitarlas, solia expan
stonare en efusones de amor de Dios oen Inteesantes pormeno.
res de las vidos de los santos, de los que hablaba como lo hi
thera conocida De los labios dean cierto niimera de testiges 9 mo
tc los suyos propics, hemos podido enterarnon de alo acerca de
Jo secretes dest vida mistca
‘Sin embargo, aconteciale algunas veces que, sin querer,
se comprometia a si mismo, ya impedido por las vivas emo:
‘ones que sentia, ya por eacr en las redes tendidas a su hu
mnildad Asi, por ejemplo, un dia lega ala casa de la Provi
encia con el ostro todo encendido.«jQué gracta, qué fel
‘idad, que cosa mas extraordinaria!,exclamé en presencia
dde Catalina Lassagne, que estaba sobrecogida
Pero, ;donde?, le pregunts, pasados unos momentos
TiEn la iglesia; en la iglesia!»
Y¥ no pudo decir mas‘. «Las maravillas que Dios opera
nel interior de sus eriaturas producen naturalmente cs
Tencio, el pasmo, no s¢ qué de divino que impide toda mani-
festacion:*
2Qu¢ vio el Cura de Ars, auel dia, en la iglesia? Tal ver
quella «procesién de los santos» dela cual hablaba a «sor
Catalina Lacand» y cuyo recuerdo siempre le
Impresionabat,
Los que tuvieron la dicha de oir su misa, notaron la
transfigtracign que entonces se producia en toda su perso-
tna. El mismo se lo conocia, de manera que solia recomen
dara las huerfanas de la Providencia que no mirasen al sa
ccerdote cuando estaba en el altar” Angel por la fe y sevafin
por el amor, tenia al celebrar os ojos de fuego que ium:
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aban su rostros", «Vi con frecuencia al ayudaele la misa,
tice Andres Treve, que su actitud recogida tenia todas las
lpariencias del éxtasis-", Instintivamente, le miraba uno
Tos pies para ver si todavia tocaban el suelo”
El mismo confess a veces que las especies eucaristicas
le bastaban para alimentarse, como cuentan de otros Santos.
‘ih. qué hambre tenia durante la isal, deeia una manana
‘Catalina Lassagne, Cuando ha llegade el momento de co:
‘mulgar, he dicho al Sefor: Dios mio, alimentad mi cuerpo y
‘mi alma; Y el hambre ha eesado por completo». «Tiempo
vend, segin creo, afirmaba un sacerdote, en que el Cura
dde-Ars no viv sino de la Eucaristia-",
{Tuvo nuestro Santo visiones durante In misa? Con.
templo a Jesucristo bajo los rasgos de su humanidad? Se-
gun el Rdo. Toccanier, sla opinion general en Ars era de
{que goraba de la presencia visible del Salvador en la
Eucaristias.«Despues de la consagracton, cuando tengo a
Nuestro Senor en mis manos, me olvido de mi». Pero es-
tas palabras son para nosotros demasiado vagas: he aqui
‘tras mds precisas: «Cuando Nuestro Sefior esté sobre el
altar durante la miso, al pedirle por los pecadores, lanza ra
yos de luz para descubriries sus miserias v convertirles=""
‘Bsperad... En seguida, después de la misae, respondia a
‘veces ef Cara de Ars alas personas que iban a consultarle
‘muy de manana, como si durante el Santo Sacrificio hu
biese de recibir directamente los divinos consejos’ De es
{fa manera, predijo a una joven de Rive-de-Gier —la futura
Sor Maria Gabriel de la Visitacion de Montluel— que
contra todas las apariencias seria llamada al estado reli
ioso.«;Oh, hija mia ledijo con el rostro radiante, cuando
Hee tee fecal LTTla encontré al salir de Ia iglesia, qué feliz es usted! Nuestro
Sefor la ha escogide por esposa»
Un dia, despues del catecismo, mientras tomaba su lige-
ra refeccién de pie delante de un pequefio armatio que le
servia de mesa, creyendo sin duda estar solo —no habia ad-
vertido que Juana-Maria Chanay estaba en la cocina—, co-
enzo. decir entre suspiros: «;De verdad, que no he vi
Dios desde el domingo!» Se sobresalt6 cuando Juana-Mai
gue lo habia oldo todo, le pregunto: «Antes del domingo lo
Vela usted?s El bueno del Santo, todo confuso, al verse co-
Bido en sus propias palabras, no le respondi6'
facia el ano 1830, ef uma de sus mnstrucciones de as on