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Esta obra pone a su aleance un cnjunto de métodos prctcos y criginales veces srprendentemente insite, para librase dels presionesy maniplaciones proyectadas a menudo sobre usted. Entre asgas de humor y con grandes cantidades de sentido comin, ef doctor Dyer le pane en las vas de es cambio que le ayudar a contrarrestar las desafuers de funcionario intratables,cleborado- res abusones, parienteseqostas con demasiada frecuencia de us- ted mismo. ‘SUPENACION PERSONAL] Es sobradamente canacido por ls lector de todo ef mundo por su obra Tus zonas eres, muy posilemente libro de autoayu- dams leido de todos los tiempos. Ha sido profesor de Psicologia el Asesoramient en la St. John's University de Nueva York yac- tualmente se dedica@ una incansable actividad impartiendo confe- rencia y cursos, as como escribendo, Ademés dela obra antes ita- a, entre los tituos publicados por eta editorial destacan Los ‘regoos de yk, Tus zonas sograds La flcdad de muestos his, Tus zonas mégices, Construye tu destina, El cielo ese finite, Lo fuerza de cece La sabia de todos es tempos. Wayne W. Dyer Wayne W. Dyer Evite ser utilizado Autor de Tus zonas erréneas Wayne W. Dyer Evite ser utilizado Traduccién de Manue! Bartolomé “ie orn!: PULLING YOUR OWN STRINGS “Tlcid de efi og de Fuk & Waal, bln fr Thonn rel Compe Neer York, 978 Prado den eters te Tamme de ctr © ACE Fommack 8 1998 De Way W Dye 1D 979 de edn en cola prs do de: Grapo Earl Rondo Hoe Maio. Bacane (© 197, al Bares Lip, porls cen ‘in be nn, Side rnp de 202 npr eo Liga Rens SAG Burdon) A Susan Elizabeth Dyer ante ti puedo pensar en voz alta INDICE Prélogo Introduccién, Filosofia de la redencién. 1, Niguese a ser victima . 6. 10, ‘Operacién desde In fortaleza a No dejarse seducir por Jo que ya es agua pasads Evitese la trampa de la comparscién . ens Serna i) te te scllose leguen a entenderle. Ensefiar a los demés cémo desea usted que le ten. ANE ‘Nunes cologue Ja lealted a las instiruciones y a los demés por encima de la lealtad a s{ mismo . Distincién entre juicio y redidad. 5. ‘Manifestarse creadoramente vivaz en toda eign. Victima o trianfador? Su actual perfil de vfcti sobre Ja base de cien situaciones tfpicas . B a B @ mm 41 7 PROLOGO. Buena parte de lo que aqui se expresa corresponde 4 mi propio desarrollo individual como persona adulta obligada a tomar decisiones y orientada hacia la accién, En mi calidad de profesora y conscjera de sordos, he trabajado con muchos jévenes a los que perjudicaba ins la falta de confianza en s{ mismos que la incepacidad fisca y con los que hublé acerca de la imporanca de sentitse eresponsable» de uno mismo antes de pasar a responsabilizarse, a hacerse cargo de una situacién. Lue- 0, mis alumnos fueron asumiendo poco a poco la pe- nose tarea de aceptar riesgos por su cuenta, desde accio- nes précticas como pedir en el restaurante los platos que deseaban tomar, en vez de esperar a que lo hiciese por ellos un compaticro dotado de ofdo, hasta acontecimien- tos psicoldgicos internos como la decisi6n de una estu- diante de bachillerato elemental que resolvi6 matricu- Tarse en el curso de preparacién universitaria, erigién- dose en primer miembro de su familia aspirante a tales 9 alturas académicas. El desaffo que afronta le muchacha es grande, pero también lo es ahora su confienza, ‘Muchos de nosotros, con faccltades normales, nos hhemos situado en desventaja mental y nos hemos dejado convertir en victimas a través de los sistemas de creen- cias. Nos ponemos limitaciones en la bisqueda de segu- ridad, sin darnos cuenta en ningéin momento de lo facil que le resulta al préjimo confingrnos todavia més, uti- lizando contra nosotros las restriceiones que nos impo- nemos, Un ejemplo extrafdo de mi propia vida lo cons- tituye 1a superacién de las alergias que padecta, En mi condicién de adulta, seguir cultivando la alerpia significaba hacer honor a la etiqueta infantil de set tuatan de ayudar a Ja gente en le travesfa por el prove- loso océano burocrético de los formulismos, micleo dic- tatorial importantisimo, y se esfuerzan en conseguir re- sultedos, Programas locales de televisi6n disponen de abogados del consumidor y «defensores del pueblo» que se encargan de sealizar el trabajo sucio. El gobierno ha creado oficinas de proteccién y muchas comunidades cuentan con agencias que intentan combatir las formas de arbitrariedad més localizadas. Pero aunque todo esto es laudable y meritorio, sélo arafia la superficie del atropello generalizado y ¢s en gran parte ineficaz, porque carga el acento sobre la incul- Gale lps mcelietares eee ees cele turco para que sustituya a la victima. Pasa por alto el 16 unto importante: que Jas personas son victimas de desafueros porque esperan que se abuse de ellas... y Juego, cuando sucede, no se sorprenden, ._ Es casi imposible abusar de las personas cuya pre- disposicién a dejarse atropellar es mula y que estén aper- sibidas para protestar y oponerse a quien desce sojuzgar- Jos de una u otra manera, El problema de convertitse en victima reside en usted, no en todos los demés congéne- tes que han aprendido el modo de tocar los resortes de usted. Este libro se proyecta sobre usted, que es la persona a quien corresponde oponer resistencia, més que sobre cualquier otra petsona en la que se delegue la tarea de esa resistencia. Esté escrito con una sola fina- lidad: ser itil al lector. Me digo: «Si no pueden utili- arlo, que lo dejen». He incluido algunos casos reales, con el fin de proporcionarle ideas més concretas acerca del modo de evitar las numerosas trampas para victimas que deseo cluda usted, y se sugieren también aquf de- terminadas técnicas y estrategias muy especificas que Je ayudardn a abandonar profundamente atraigados ha bitos de victima, Figuran asimismo en el libro diversos exdmenes para permitirle evaluar su propio comporta- miento de victima y, a guisa de remate, he preparado un indice de cien pruebas, al que puede usted remitirse para ulterior verificacién y gufa de sus progresos. Cada uno de los capftulos que suceden a este prélogo de introduccién esté coordinado en torno a un impor- tante principio o Iinea-guia para evitar convertirse en. victima, Todos ellos contienen directrices antivictima, ‘ejemplos acerca de cémo los dictadores del mundo tra- bajan para impedirle a usted emplearlas, y técticas y ES especiales que Je respaldarén en la labor de ayudarse a sf mismo. “De forma gue todos y cada uno de los capftulos Je guiardn a través de un camino preciso, indicéndole en. cuantos pasos dé usted cufl es la conducta correcta de persona redimida, 7 Confio en que obtendré un enorme provecho de la lecture de este libro, Pero si cree que la presente obra va a liberarle por s{ misma, entonces es usted victima de sus propias ilusiones, antes incluso de empezar a leetla, A usted, y s6lo a usted, le corresponde decidir la acepta- cin de las sugerencias y transformarlas en un compotta- riento constructivo cabal y stisfetorio hasta realzase {ntegra y personalmente, Le pedi a un buen amigo y poeta de gran talento ‘que esctibiera una composiciSn especial acerca de a cir- ccunstancia de ser juguete de los demés, tal como se pre- senta en este libro. Gayle Spanier Rawlings resume con- cisamente el mensaje de la redencién en Ia poesia «Ma- neja tus hilos», Maneja tus bilos Enlaces invisibles nos mantienen unidos 4 nuestros miedos, somos el tftere y el titisitero, debajo de esa roca, tras aquel tronco de étbol, aqui y allé, fingiendo que no empufian los mandos, Tira de los cordeles, las victimas somos recupera tu cuerpo de nuestra ilusién, y al ritmo de la vida Hlos de seda mueven, _corta todos los hilos, agitan y entrechocan Ja mano extiende luego rnuestras piernas y brazos. a lo desconocido, Y bailamos al son ccruza las tinieblas, de nuestros miedos, que te acaricie el viento, cuerpos acurrucados Jos brazos alza al cielo fn nifios que se esconden y haz con ellos dos alas que remonten el vuelo. Gayie Spantzn RAWLINGS 18 Las palabras de Gayle transmiten la belleza de ser libre. Que tenga usted In suerte de aprender a elegir su xégimen personal de salud y dicha, as{ como a practicar, aunque s6lo sea en parte, esa deliciosa conducta de as- ‘eenso més o menos vertiginoso, 19 w.Toda experiencia ba demostrado que la bumani- dad esté mas dispuesta a sufrir, siempre que los males sean tolerables, que a mejorar su situaci6n aboliendo las formas a que esté acostumbrada... DECLARACION DE INDEPENDENCIA 4 DE JULIO DE 1776 1 NIEGUESE A SER VICTIMA No existe lo que se dice un esclavo bien adaptado. _No necesita volves « ser ietima, Nunes mis! in ‘embargo, para proceder en lo sucesivo como persona fedimice, fendel que andizare a fondo aprender & discernir'las innumetables ocasiones en que tocan sus resortes y le manipulen otras personas. Su postura de antivictime entrafiaré para usted mu- cho més que el simple esfuerzo de aprenderse de memo- tia algunas téenicas de actitud enérgica y aceptar después unos cuantosresgos, cuando Tos demésintiguen con vistas a manejarle o repir su comportamiento, Es pro- Fd oe haya cbectvads 9: aus a Thera ese cr un planeta sobre el que la inmense mayoria de los habitan- tes humanos que lo ocupan realizan constantes intentos para dominarse nos a otros. Y han desazrollado institu: iones tinicas, altamente perfeccionadas para el cumpli- 2 miento de esa reglamentacién. Pero si usted es uno de Jos seres que se ven gobernados en contra de su voluntad © de su cabal discernimiento, entonces es usted una victima, Resulta del todo factible evitar las trampas para vic- times que, inexorablemente, surgen en la vida, sin tenet gue recurrir al sistema de tiranizar su propia ‘conducta. Para conseguitlo, puede usted empezar pot establecerse tun nuevo inventario de lo que espera alcanzar en el curso de su breve visita a este planeta, Le recomiendo que principie por aspirar a convertirse en persona redi- mda y # examiner de modo minicioso sa conducts de eQUE ES UNA VICTIMA? Cada ver que se encuentra en una situaci6n en Ia que ha perdido el control, los mandos de su vida, le estin avasallando, La palabra clave es CONTROL. Si ‘no empufia usted las riendas es que alguien o algo ajeno Je est manipulando. Pueden abusar de usted mediante un niémero infinito de modos. Tal como lo entendemos aqui, una victima no es ante todo» una persona de la que se sprovechan a través de determinada actividad criminal. A usted pue- den robarle o estafarle de manera mucho més lesiva cuando, durante su existencia cotidiana, cede sus contro- les emécionales o de comportamiento, inducido por Ia fuerza de la costumbre. Ante todo, victimas son as personas que desen- vuelven su vida de acuerdo con los mandatos de los dems. Se ven realizando coses que en realidad preferi- rfan no hacer o manipuladas para deserrollar actividades que representan para ellas una carga enorme de innece- sario sacrificio personal y que, en consecuencia, incuban soterrado resentimiento, Ser victima sometida, tal como 22 empleamos aqu{ el término, significa ser gobernado y compulsedo por fuerzas ajenas a uno mismo; y aunque es incuestionable que esas fuerzas estén omnipresentes fen nuestra cultura, EN MUY RARAS OCASIONES PADECERA USTED TAL TIRAN{A, A MENOS QUE LO PERMITA, Sf, las personas se avasallan a sf mismas de miltiples maneras, a través de Ia ocupacién diaria de conducir su vida, Las victimas operan casi siempre desde una base de debilided. Se dejan dominar, se someten a los demés, porque a menudo consideran que no son lo bastante lis tas 0 lo bastante fuertes como para estar al cargo de su propia vida. De modo que prefieren entreger los mandos f alguien «més listo» 0 «més fuerten, antes que correr los riesgos que entrafia una resuelta atitonomia. ‘Uno es victima cuando su vida no funciona en bene- ficio propio. Si se comporta usted de alguna manera con- traproducente, si se siente desdichado, desplazado, doli- do, angustiado, temeroso de su propia identidad 0 en alguna otra situacién andloga que le inmovilize, si no actiia de manera autoenaltecedora o si tiene la sensacién de que fueraas ajenas a si mismo le estén manipulando, fentonces es usted una victima... y sostengo que nunca merecerd la pena defender su propia sumisi6n de victi- ma, Si est usted de acuerdo, preguntard ya: ¢Qué hay del alivio de Ia opresién? ¢Qué me dice de la libertad? QUE ES LA LIBERTAD? ‘A nadie le sirven en bandeja la libertad. Su libertad ha de productrsela usted mismo. Si alguien se la brinds, no tendré absolutamente nada de libertad, sino que serd Ja limosna de un benefactor que, inverieblemente, pedi- 14 algo a cambic La libertad significa no tener obstéculo alguno para gobernar la propia vida del modo que uno elige. Ni més ‘Bi menos, todo lo que no sea eso constituye tuna forma 23 de esclavitud. Si no se ve exento de trabas a Ja hora de elegit sus opciones, si no puede vivir conforme a sus propios dictados ni hacer lo que le plazea con su cuerpo (siempre y cuando su voluntad no dificulte Ia libertad de otra persona), en ese caso no dispone usted del mi do de que estoy hablando y, en esencia, se encuentra sometido a una dictadura, Ser libre no significa rechazar las responsabilidades respecto a sus seres queridos y a sus compafieros. Realmente, incluye la libertad de elegir las opciones que se ofrecen para ser responsable, Pero en ninguna parte figura la orden taxativa de que uno sea lo que los demés quieren que sea, cuando los deseos ajenos entran en conflicto con lo que uno quiere para si. Usted puede ser responsable y libre. La mayorfa de las personas que tra- ten de decisle que no puede y que cuelguen sobre su intento de liberarse el sambenito de «egoismo» resultaré que ejercen cierto grado de autoridad sobre la vida de usted y que, al pretender convencerle, lo que en realidad estardn haciendo es protestar de la amenaza que surge para las influencias que Jes habia permitido cultivar sobre usted. Si logran que usted se sienta egolsta, habrén contribuido a que se sienta también culpable y Te inmo- vilizarén de nuevo. El filésofo clésico Epicteto escribié en sus Diserta- ciones, acerca de Ia libertad: « y se im pondrin sobre usted una y otra vez — La verdad es que no deberian hacer es0, no es justo, Aqui mide usted las cosas por un rasero particu- Tar, de acuerdo con el modo en que le gustaria que fuese el mundo, prescindiendo de la forma en que es. Les per- sonas, sencillamente, obran de manera injusta y usted, aunque no le guste € incluso se lamente de tales com: 32 tamientos, no intentaré hacer nada para impediclo, Ividese de sus juicios moralistas acerca de Jo que los demas no deberlan hacer y, en su lugar, manifieste: ‘istén obrando asi y yo voy a contrarrestatlo con esta medida © con esta ota, para asegurarme de que reciben, tun buen escatmiento y no les quedan ganas de volver a intentatlo». Les ejemplos expuestos no son més que unas cuantas {deas, muy cortientes, a través de las cuales se convierte usted mismo en victima y que siempre le conduciria por Ja senda de la ruina personal. ‘Mediante el sistema de analizarse a s{ mismo y ana- lizar su cultura, uno puede (1) prever eficazmente los acontecimientos; (2) climinar dudas propias; (3) realizar planes A, B, C, eteétera; (4) negarse resueltamente a permitic que le angustien o paralicen los progresos que est efectuando, y (5) perseverar hasta emerger con lo que estaba buscando. Cercidrese de que, al adoptar esta estrategia, avanza usted por el buen cémino, rambo a Ta supresin de por Jo menos el setenta y cinco por tiento de los principios susceptibles de convertirse en victima y, en cuanto al resto de las ocasiones, cuando no ogre alcanzar sus objetivos, del comportamiento desa- rrollado puede extraer las ensefianzas oportunas y seguir adelante, evitando en el futuro las citcustancias de ca- Iicjén sin salida. En ningtin momento debe sentirse hetido, dolido, deprimido 0 alligido, cuando las cosas no salgan del modo que preferiria que saliesen, porque ésa 3, en definitiva, la fundamental reaccién de la victima. LAS PERSPECTIVAS DEL REDIMIDO Hoablando en términos generales, sea usted lo que aupira a ser y sblo se convertiré en redimido, en persona ue ha dejado de ser victima, cuando abandone la ex- 33 pectativa de verse tiranizado, Para conseguitlo, tiene que empezar por crearse una postura de aspiracién y confianza en ser feliz, saludable, de operar a pleno ren- dimiento y de no dejarse avasallar, basada en sus apti- tudes reales y no en ideas sublimadas acerca de su capa- cidad, que personas o instituciones sojuzgadoras le hayan imbuido engaifosamente. Un buen principio estriba en considerar cuatro zonas amplias y criticas en las que es posible que le hayan inducido a subestimar su compe- tencia, Sus APrrvupes Ffsicas, Si es usted un adulto de criterio maduro, puede de veras aspirar a conseguir cual- quier cosa con 6 mediante su cuerpo; virtualmente, nada se interpondré en su camino y, frente a situaciones ex- tremas, su cuerpo puede revelar aptitudes rayanas en Jo asobrehumano», En el libro Your Hidden Powers («Sus poderes ocultos»), el doctor Michael Phillips re- fiere el caso de una , En cletta ocesién, acudié a mi consulta una paciente con un problema de temores, De nifia, en el Canad, Donna recorrié a pie seis kilémetros y medio, porque Ie aterraba lo que le pudiese decir el conductor del auto- tai, debldo a que ella gnorabe dénde abla que echar el dinero del billete y le asustaba preguntarlo, Refirié que, a lo largo de toda su infancia, habfa operado desde el temor... se aterraba de tal modo que, pot ejemplo, cuando tenfa que hablar en Ia clase, porque le tocaba el tumo de presentar verbalmente ponencias sobre un tex- to, enfermeba con fiebtes altas y accesos de vémitos in- controlables, lo que la impedia ir al colegio. Ya de adulta, cuando asistfa a alguna fiesta y en el transcurso de Ja misma iba al lavabo, no se permitia aliviar la ve- jiga, por temor a que la gente la oyese orinar y riera de ella, Donna era un manojo de dudas sobre sf misma. El miedo gobemneba su vida, Vino a consultarme porque estaba cansada de la tiranfa de sus propios temores. Al cabo de varias sesiones, durante las cuales la animé a que corriera algunos . Cuando la sectetaria introdujo a Tom, el di- rector actu6 como si estuviera atareadisimo. Disponia de [poco tiempo para cuestiones insignificantes. Y, lo que afin resultaba més signifcativo, la secretaria se lo pre- senté a Tom como «el sefior Clayborn. Antes de pasar al despacho, Tom habia preguntado a Ia secretaria cual era el nombre de pila del director. «Pues, no estoy segurar, repuso ella, «Siempre le gmamos seior Clayborn. Al fin y al cabo, es el ditector del colegio.» ‘De modo que la primera pregunta que Tom formulé al sefior Clayborn fue: ‘«gCuil es tu nombre de pila?» El director hizo una pausa momenténea. Era la pri- ‘mera vez que el padre de un alumno se le dirigia de aguella forma y comprendié que estaba tratando con alguien que, a diferencia de los otros, no iba a aceptar tuna posicién secundaria. «Robert», respondis, «¢Prefieres Robert o Bob?», inquiris Tom. «Ejem... Bob», repuso el director. Y¥ Tom habia ganado dos puntos importantes, por- 67 que se negé resueltamente a dejarse intimidar por las estratagemas de poder ni, particularmente, por el em- pleo de tratamientos, Tom no tavo que gopear le mess par cbiener su derecho a que se le tratase en plano de igualdad. Se comport como una persona que confiaba en s{ misma y considers 1a «posicién del director» como un factor que debia tratarse racionalmente. No se dejé atrepar, avasallar, renunciando a su propia estimacién frente a alguien que gustosamente la ignoraria, Lo cierto es que Tom consiguié que trasladaran de clase a su hijo. En aquel caso, actué con enorme efectividad, porque crefa que era una persona digna y obré conforme a ello, y porque la estrategia empleada le colocé, desde el prin- cipio de la entrevista, en una situacién de fortaleza El arma que representa un tftulo o un tratamiento es particularmente poderosa ea manos de personas 4 las que se paga de maneta directa para que le sirvan a uno, (Funcionarios de escueles publicas, por ejemplo, a los que page uno indirectamente, a través del gobierno.) Su portero, médico, odontélogo, abogedo, etcétera, son per- Sonas con las que usted tiene trato «comercial», Si no se siente a gusto en sus contactos con ellos sobre la base del nombre de pila, debe preguntarse por qué. ¢No podria ser que usted considera poco significativo, no lo suficientemente importante, ir por ahf lamando por el nombre de pila a personalidades notables? Me he dado cuenta de que puedo operar perfecta- mente sobre la base del nombre de pila con todo ef mundo que intetviene en mi vida y ello nunca me ha causado, ni a ninguna otra persona, molestias o sensa- cién de violencia. Si su jefe quiere y necesita que le adjudiquen un tratamiento, entonces apliqueselo, naru- ralmente... pero deje que esa necesidad la patentice él, o ella; que no salge de usted, Si usted atiende las nece- sidades de esas personas dejéndolas que tengan titulos, tatonces ent de leno en el juego de la concsion de 6R tftulos... pero nunce lo haga sin preguntar: cesidadles de quién estoy atendiendo?» Si cetlo, entonces sit usted, También puede elevar a los demés a posiciones de alta categorfa mediante el envio de sefiales inequivoces, de que estd usted presto a dejarse embaucar. Resulta mucho més fécil aprovecharse de alguien que ya lo es- peta que defraudar a quien no tiene Ia perspectiva de verse atropellado. Uno puede remitir inconscientemente sefiales de victima potencial, de modo que se debe extremar el cuidado para no dar una imagen de posible victima. ¢Se presenta usted bajo las sombras de su autotrectiminacién o se humilla y degrada a sf mismo? @Empieza pidiendo excusas por pot «Voy @ salir, querido, edeseas algo?» Sélo los esclavos y los prisoners tienen, que pdit permis y, como digo al principio de este libro, el «esclavo bien adaptado» es un mito. — Mire directamente a los ojos de las personas con las que habla, Cuando usted baja le vista o la desvia lateralmente, indica que realmente no esté seguro de si mismo y se coloca en superlativa situacién de victima potencial. Al mirar directamente a su interlocutor, in- cluso aunque usted esté nervioso, envia el menseje de que no le asusta lo més mfnimo tretar con Ja persona que tiene enfrente. 4 — Su postura y lenguaje corporal deben transmitir confianza en s{ mismo y fortaleza personal. Manténgase erguido al mézimo, Cuando se siente, evite repantin- zgatse, No se oculte Ia cara con las manos ni se apriete 4 | Fre usted no le guste a alguien que quiere aprovecharse |) éstas nerviosamente, Si piensa con confianaa, puede eli |" minar también tics, muecas ¢ incluso sonrojos. Y hable ‘en tono firme y no con voz apageda, sumisa o débil. — Trabaje sobre su forma de expresarse, particular. mente en Ja supresién de pausas e incesantes muletilles: «cjem», chummm», «ya sabes», . Al operar desde su pro- pia fortaleza personal, evita usted uilceras, hipertensién, enfados, angustias y demés, por el sencillo sistema de utilizar con eficacis’ sus habilidades, — Cuando trate con directores de servicios de pom- pas finebres, no permita que se aprovechen del dolor de usted para hinchar la cuenta, Especifique bien lo que Quiere, lo que esté dispuesto a pagar y, si emplean con Usted la tdctica de hacerle sentirse culpable, limitese a etirarse, tras el comentario de que hablard con ellos cuando estén dispuestos a escucharle, La téctica de negarse a hablar con las personas que Ro quieren oft lo que usted dice con toda claridad, y alejarse cierta distancia, es efectiva en grado sumo, acudan de nuevo a usted, con les excusas corres- Pondienes infdrmeles de que no desea perder el tempo ablando con personas que se niegan a tomar nota de Jo que usted quiere. Escucharle y después sugerir exactamente lo con- 7 trario de Jo que usted ba dicho es 1a mejor arma del sojuzgador. Pero usted no tiene por qué plegarse a sus ppropuestas y la ebstencidn constiiuye el modo més eficaz de demostrérselo a alguien, un sistema mucho mejor que el de intercambios verbales carentes de significado, — No tema nunca pasar por encima de alguien para conseguir que ie atiendan. Profesores de colegio mayor que emplean el grado a guisa de amenaza, inspectores fiscales que utilizan la intimidacién para sacarle partido a la ignorancia de uno en materia de leyes complicadas, personal de servicios publicos que, con sus aires de grandeza, tratan de amedrentarle, etcétera, todos ellos tienen supetiores a los que rendit cuentas. Una simple llamada telef6nica o una carta bien redactada por corieo certificado al director, presidente o a quien corresponds, fes un antidoto muy’ efectivo contra las personas que desempefian catgos de poder. Una vex se dé cuenta de que, en cualquier enfzentamiento con alguien que sea responsable ante superiores, las cosas se ponen feas para usted y acabard perdiendo, deje en seguida bien claro que no vacilard en pasar por encima de quien sca... y nego, si es necesatio, legue hasta el final, a toda costa. — Esfuércese en ser desapasionado cuando trate con dictadores potenciales, Nunca les dé a entender que estd usted angustiado, temeroso 0 intimidado, Recuerde siempre que no ha de mezclar su valiay felicidad, como persona, con Is derrota o Ja victoria definitivas en cual- quier encuentro, Considere sus situaciones de «ganancia- pérdida» como un juego en el que halla diversi6n y procure abstenerse de decir constantemente: «Esto signi- fica mucho para mip. Adopte la resolucién de ser eficaz y lincese a Ja palestra con planes trazados previamente, pero esfudrcese siempre en la tarea de suprimir signos externos de miedo o intimidacién, Cuando un adverserio se percate de que usted considera un encuentro crucial para su vida y, por lo tanto, perturbador, es muy po- sible que se vea usted impulsado a decir cosas que no 78 piensa ¢ incluso a actusr irracionalmente, Mucho mejor ta enviar simplemente sefiales de determinacién que impidan a les personas imaginarse siquiera que usted ‘no puede dominar sus emociones respecto a la conducta de ellas. Y hete aqu que, mientras usted se ejercita en i que sus emociones las controlen los demés, em- pezari a adquirir el dominio de st mismo, lo que le Hlevard a una mayor satisfaccién personal... y, sf, ¢ tu- chas més victorias. — Cuando solicite un empleo o le entrevisten para 1 mismo, ponga buen cuidado en que no se Te escapen frases como: «La verdad es que no estoy seguro de po- der desempefiar ese tarea», 0 «Nunca recibf formacién pata esto, pero creo que podsfa aprender», También puede decirse a sf mismo, y transmitfrselo a la persona ante quien solicita el empleo, que usted es capaz de aprender a realizar cualquier cosa, porque ya se ha ptobado a s{ mismo en tantas situaciones distintas que fe sabe en posesién de la flexibilidad necesaria para ampli a lo perfec aquel teabejo. Mustere eni- siasta acerca de sf mismo y de sus aptitudes y no dude fn comunicar a su entrevistedor que es usted una per- sona que aprende con extraordinaria rapidez, Aunque algunos entrevistadotes, que con facilidad se sienten famenazados por las personas fuertes, pueden epagtse ante ou seguridad en sf mismo, normelmente no tiene us- ted dificultad en calarlos en seguida, y la inmensa mayo- tia valoraré la confianza en sf mismo como un rasgo enor- ‘memente stil para Ia firma, Si tropieza con un entre- Vistedor de voluntad débil, hable de ello con el presi dente de la compaila y solicite otra prueba con un entre- Vistador distinto, Esta clase de perseverancia le dard Tesultado favorable en més ocasiones que negativo. —No vacile nunca en hablar en té:minos perso- hales acerca de usted mismo. Enfréntese al temor de ue alguien pueda lastimarle al descubrir circunstancias personales» acerca de la vida de usted; el viejo miedo 79 del adaiio que me haga otra persona» es mentira en un noventa y nueve por ciento, Si es usted libre para expre- satse sobre pricticamente todo y no se siente ofendido cuando sale a colacién este 0 aquel tema, seré mucho mis fuerte que si mantiene apartadas, recénditas, di fers bolas de sutceptblidad aereu de af mismo, Si bien no es necesario revelar sus fantasias sexuales inti- ‘mas ni sacar de su alacena todos los esqueletos, si puede, desde luego, eliminar 1a idea de que fe destruirén si se enteran de la clase de persona que realmente es. Sea sincero y abietto en lo que se refiere a su per- sona, Entréguese cuando Je parezca bien hacerlo, De- seche la idea de que no puede manifestarse tal como es, porque resulta peligroso. Sino quiere descubrirse, es una cosa, pero sies el miedo lo que se lo impide, es otra completamente distinta. Y comprobaré que es saludable cjercitarse en el afén de plantar cara a todas las razones por las cuales dice que no quiere hablar de si mismo. Si usted ha sido timido toda su vida, si le costaba poco Jamentarse o llorar, si se dejaba intimidar fécilmente, se mostraba excesivamente agresivo, etcStera, etcétere, ede que puede servitle a alguien esta informacién para per- judicarle a usted? Casi todas las respuestas que dé ven- drdn a parar a uno de estos desastres internos. gLe des- pediré su jefe? Dificilmente. Pero, incluso aunque le despidiesen, hay otros empleos. vo de mantener la marca de victima lejos de su cabeza. CONCEPTOS SUMARIOS Para operar desde la tesitura de fortaleza, empiece or depositar una confianza absoluta en sf mismo y por hho poner a los demds en situaciones de mando, por en- ima de usted, Esté pidiendo que le avasallen cuando" Se subordina de manera total a otra petsona, para que Gta controle adecuadamente Ia vida de usted. Si usted rea o aprovecha sus propias oportunidades, en vez de limitarse a aguardar a que el éxito se presente, y va en os de sus objetivos, sin apostar sus emociones perso- 93 nales por el resultado, se encontraré en el carro de los vencedores, de los redimidos, sin ni siquiera darse cuen- ta, Una breve declaracién final sirve de envaltorio al contenido de este capftulo: «Si es usted quien paga al violinista, asegirese de que toca la eancién que usted quiere». a4 ‘é ae 8 NO DEJARSE SEDUCIR POR LO QUE YA ES AGUA PASADA El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo as cosas tat como siempre las ba hecho. Una importante téctica de abuso, empleada repeti- damente en nuestros usos culturaes, se refiere a cosss sobre las cuales no podemos hacer nada o a conductas y acontecimientos que yx son historia, Puede usted evi- far e1as monumentales trampas para victims lose 4 dejarse arastrar a discusiones sobre tales cosas, perca- se del modo en que los demés intentardn desvier la atencién de usted y ponerle a la defensiva, a base de hhechos pretétitos que usted no puede modificar ya, y techazando la marca peculiar de «ildgica» con que trxtan de amarrarle. Siempre he sostenido que podemos aprender mucho gs de los animales, sin reducirnos a operar impulsados por el puro instinto, como tienen que hacer ellos a causa de sus limitaciones de raciocinio. En Hojas de bierbe, ‘Walt Whitman expresa entemecedoramente su amot por Jos animales: Creo que podria vivir con los animales, que tan apacibles e independientes son ‘Me detengo y los contemplo largo rato. No se afligen ni se lamentan de su condicién, No permanecen despiertos en la noche y lloran sus pecedos. No me hastian con discusiones acerca de sus deberes para con Dios, ‘Ninguno esté descontento, Ia locura de poser cosas a ninguno tiene dominado, Ninguno se azrodilla ante otzo ni ante su espe- ie, que hace miles de afos vivié, En toda Ia faz de Ia Tierra, ni uno solo es res- petable o desdichado... De todas formas, Jos animales no pueden concen- trarse en cosas que ya han passdo, Aparte de verse des- provistos de algunos hermosos recuerdos, son felizmente incapaces de tristes e innecesarias meditaciones y recri- minaciones, y sélo pueden consulter el presente para vivir, Si quiere usted que se borse su nombre del libro de las victimas, tendr4 que seguir algunes indicaciones que porporcionan Jos animales con su comportamiento ¢ iniciar un programa consistente en (1) comprender y recordarse a si mismo qué clase de cosas no puede usted cambiar, (2) tomar conciencia del modo en que los demas utilizarin el pasado para someterle, (3) darse cuenta de cémo usa usted su propio pasado para avase- Iarse a s{ mismo y (4) preparar algunas estrategias espe- cificas para eludir Ia condicién de victima cada vez. que prevea inminencia de conducta sojuegadora por parte del préjimo o de usted mismo, 86 POR MUCHO QUE SE ESFUERCE, HAY COSAS QUE NO PODRA REMEDIAR ‘La mis evidente de las cosas acerca de las cuales ya no puede hacer nada es su conducta pretérita, Todo lo que usted hizo es ahora agua pasada y, aunque en Ia mayorla de los casos le quede el recurso de escarmentar y a veces modificar efectos cuya vigencia se mantenfa en el pre- sente, lo cierto es que no puede deshacer lo que hizo. Por Jo tanto, siempre que se encuentre argumentando acerct de cSmo debié haber hecho o dejado de hacer una coat, en ve de tttat de suale partido ls crores ppatados 0 pensar qué puede hacerse abora, es usted una victima metida en una trampa sin solids. Devanarse los ses08 restrospectivamente, recordarse cémo hizo esto 0 faquello y cémo debié haberlo hecho o angustiarse pen- sando en cSmo pod{a haberlo reelizado, son todas ellas eacciones de victima que usted puede combatir, Puesto sélo le es posible vivir el momento presente, resulta surdo y negativo dejarse perjudicar por lo que usted solfa ser. ‘Ademés de su propio pasado, hay muchas otras co- fas que usted no esté en condiciones de cambiar y, en consecuencia, serfa Iégicamente inttil que se quemara la por ello, La altemativa que se le olrece es acep- tar Jo que no puede evitar o seguir perturbéndose neu- *6ticamente por culpa de ellas, Entre las cosas que usted ‘Ro puede hacer nada para cambiatlas, lo que debe com- Drender explicitamente, figuran: — La meteorologia Tal ver parezca innecesario decirle que no puede ‘cambiar el tiempo, pero pregrintese a sf mismo en cudn- tas ocasiones se ha sentido preocupado por la tempe- tatura, el viento, In luvia, una borrasca 0 cosas por el Xtilo, Ello es pura y simplemente opresién de sf mismo. lc luego, no tiene que pretender que le encante «el a7 tiempo inclemente», pero incluso sentirse levemente in- movilizado por él es algo a lo que muy bien puede usted decidir oponerse. — EL paso répido o lento del tiempo El tiempo transcurre siempre exactamente al mismo ritmo, tanto si le gusta a usted como si no, Dispone de veinticuatro horas todos los dfas y puede pasarse la vida quejindose de que el presente parece correr demasiado 0 ir demasiado despacio, pero lo tinico que conseguird a cambio de su inguietud es envejecer un poco més, — Los impuestos Puede usted amargarse la vide y hasta perder el sen- tido fastidiado por cosas como los impuestos elevades, eto su tinica recompensa seré un fuera de combate y cierta cantidad de tensién, Los impuestos siempre serdn altos, peor aun, siempre serén demasiado altos. Puede usted esforzarse para aminorar Ja violencia del palo que representan para su economia, voter a politicos que pro- ppugnan reducciones fiscales 0 lo que sea, pero atormen- tarse por los impuestos no es més que ejerctarse en lo inttil. — Su edad Le es de todo punto imposible modificar la edad que tiene. Ciertamente, puede cambiar su aspecto, actitudes, forma de vestire incluso sentirse més joven o més viejo, pero su edad se le mantendré aferrada y eso no hay quien Jo mueva, Quejarse constantemente de lo viejo que es no altera en nada la situacién, salvo en el hecho de que usted se sentird todavia mAs viejo, més cansado, inesta- ble, artritico, eteétera, de lo que es. — La opinién que los demas tengan de usted ‘Volvemos a lo mismo, lo que otras personas piensen de usted es cosa que les compete exclusivaments # 88 he ellas. La gente creerd Jo que le parezca bien, tanto si a usted le gusta como sino, y aunque se esmere en tratar a los demés como quisiera que le tratasen a usted 0 en razonar con ellos, no puede comptometerse en intentos destinados a hacerles cambiar de idea. En tiltima instan- cia, sino puede determinar lo que piensan de usted, ‘existe entonces la certeza de que carece de Iégica ator- mentarse por sus opiniones, a menos que crea més en el punto de vista de esas personas que en Ta propia auto- imagen de usted. — Los acontecimientos bistéricos Inquietarse por el resultado de unas elecciones, una guetta, un debate, una tormenta o lo que sea, s6lo le inmovilizaré. Lo mismo cabe decir respecto a los desas- tres sociales @ gran escala que se den en el presente. Considera «la guetta actual en...». Por mucho que a usted le desagrade, el hombre es una ctiatura agresiva que utiliza la guerra como medio pata instaurar su po- der, porque no conffa lo bastante en su cerebro como para usar Ia razén. La gente siempre ha combatido en. tte sf, y sien la actualidad continéa haciéndolo en alguna patte del globo, ello no deberfa constituir ninguna sor- pptesa. Desde Inego, usted no tiene que luchar en ninguna guerra, y puede hacer cuanto le sea posible para suptimir ‘ste planeta el azote de Jos conflictos bélicos. Pero Sentitse angustiado, inquieto y desdichado porque otras Petsonas prefieren luchar es convertirse en victima uno ‘mismo. Usted no puede poner fin a las guerras, « las epidemias, al hambre, etcétera, por muy miserable o cul- able que se sienta, de modo que considere tranquila- ‘Mente por qué tendrfa que inclinarse por tan ne Autoanuladotas opciones. — Su estatura y presencia fisica general Casi todo lo que ve es Io que tiene. Lamentarse Acerca de cosas como su tipo, si estatuta, sus orcjas, 89 pies, senos, el tamafio de sus genitales, etcétera, sélo es una forma més de vejarse a sf mismo, que lo tnico que Je proporcionard son tribulaciones indtiles. Amoldarse con gusto a lo que se le ha dado es una postura prefe- ible, con mucho, a la de esforzarse en cambiar mediante reduccién de peso, culturismo, etcétera. Lo que usted no pueda cambiar, es mejor jinfinitamente mejor!, que aprenda @ amario, — Enfermedades de otras personas Seres que usted conoce y a los que aprecia cacrén enfermos. También ser4 usted victima si en tales ocasio- nes se deja inmovilizar, y también aumentard sus posibi- lidades de ir a hacer compafifa a esas personas queridas en la lista de enfermos. Aytidelas por todos los medios, petmanezca junto a ellas si lo prefiere, consuélelas, pero no se diga cosas como éstas: «Es algo que no deberia haber ocurido» o «Me resulta insufrible verla asi». La propia fortaleza de usted servird de modelo para los de- mds e incluso puede alentarles a desear recuperarse. Pero si su conducta rezuma abatido pesimismo, perjudi- card a todos los afectados, incluido usted. — La muerte Por mucho que algunas personas intenten negarlo, nadie abendona vivo este planeta. De hecho, Ia vida e3 tuna enfermedad terminal. Hemos creado una mfstica de Ja muerte que la califica de algo a lo que hay que temer y maldecir, y desconsolarse cuando se abate sobre alguno de nuestros deudos o se aproxima a nosotros, como ine- vitablemente tiene que ocurrir. Pero nuestras actitudes morbosas respecto a la muerte son en gran parte cultu- rales y aprendidas, y usted puede cambiar las suyas por posturas de aceptacién realista, Recuerde las palabras de Jonathan Swift acerca de la muerte: Es imposible que algo tan natural, tan nece- sario y tan universal como la muerte lo proyectase 90 ‘ Ja Providencia como un mal para el géneto hu- ‘mano. — La naturaleza tal como es Jennifer, de diecinueve afios, protestaba: «No me gusta la merienda en la playa, jhay demasiada arena por todas partes!». Las playas son arenosas, las rocas son dures, el agua del mar es salada y os rfos tienen cortien- tes. Uno siempre ser victima, so pena de que acepte das cosas naturales y deje de lamentarse cada vez que tropiece con la realidad tal como es. Siempre que se sot- prenda a s{ mismo quejéndose de algo natural, lo mismo Bi ster descando coconare on Urano, Vale lo mismo en cuanto al reconocimicnto de algu- nas de las innumerables cosas que siempre seréa como son. Innegablemente, es admirable trabsjar con vistas a proceder como factor de cambio en el mundo. Pero aprenda a elegir sus objetivos y no se deje convertir en victima causa de las frustracién y la pesadumbre co- yuntural, emitiendo juicios ridfculos acerca de cosas que funca sern distintas. Deje a Ralph Waldo Emerson exptesarlo con breves y significativas palabras, incluidas en su ensayo Prudence, escrito hacia 1841: Hagamos lo que hagamos, el verano tendré sus moscas. Si nos adentramos en un bosque, alimen- taremos a los mosquitos. Mis de ciento tteinta y cinco aos después, sigue ibiendo moseas en verano y mosquitos en los bosques LA TRAMPA PARA VICTIMAS LLAMADA DEL , prevéngase contra la posibilided de convertirse 91 en victima. Un adeberfa haber» no cambiar una cosa que usted haya hecho ya, pero puede emplearse para obligerle a reconocer que estaba equivocado y para evi- tar debatir con usted lo que puede hacerse ahora. Mien- tras un sojuzgedor potencial pueda mantener enfocada Ja conversacién sobre el comportamiento pretétito de usted, tenga la absoluta certeza de que usted no alcan- zard lo que pretende ahora, ‘Veamos un ejemplo demostrativo del modo en que funciona esta pequefia maniobra de avasallamiento, Arthur se traslad6 a su casa un viernes por la tarde y telefones a la compafia de electricidad, empresa de servicio piblico, para decir que le dieran la corriente El empleado al’ que formulé Ia peticién Je respondié: «Debié habernos Hamado el miércoles. Ahora es dema- siado tarde para hacer nada», Arthur estuvo a punto de dejarse sojuzgar, lo que habrfa ocurido si no hubiera opuesto resistencia al in- tento de arrastrarle por aquella tangente, completamente il6gica porque él no podia saber que la «norma» de la empresa de electricidad era que se la avisara con dos dfas de anticipacién antes de dar la cortiente a un usu tio... Por otta parte, el viernes, a Arthur le resultaba imposible del todo tetroceder hasta el miércoles para hacer Ja Hamada, pot lo que decirle que debid haber be- cho era tan absurdo como initil, Pero Arthur sabfa que esa clase de cosas se dicen una y otra vez, reconocié la tramps, no ignoraba que la compatiia podfa darle la co- rriente aquel mismo viernes, si la persona adecuada lo cordenaba, y, antes de atascarse con el empleado rece cionista, solicité hablar con un supervisor. Arthur expli- cb detalladamente su caso al supervisor y aquella misma noche tuvo la luz, a pesar de que el recepcionista le hhabfa asegurado que eso era «imposible, El gambito del «deberia usted haber» se utiliza préc. ticamente todos los minutos del die, de manera especial en oficinas de todo el mundo, por parte de personas que 92 quieren ligarle a usted y doblegerlo a la conveniencia de Glas, Results porque las victims poteniales no lo iden tifican cuando se aproxima y, consecuentemente, se ven idas en Ja sensacién de culpabilidad o de itrespon- sabilidad. De todas formas, la mayorla: de las personas tienen una inclinacién excesiva a recrearse en el pasado yy e80 hace también que estén demasiado predispuestas a permitir que los opresotes abusen de ellas a través de variantes sobte el tema del comportamiento que ni si- quiera se produjeron nunca, Cuando elguien emples el sistema del «deberia usted haber», lo normal es que le interese que usted no se sienta muy cat6lico, con vistas los propis fines de est alguien, y lo mis probable €s que no albergue el menor deseo de ayudarle a usted a sacar la debida ensefianza de sus pasados errores o a cotregir su ignorancia, Una vez ese alguien ha conse- guido que usted tenga la sensacién de ser malo o necio, serd fécil convencerle de que no se le puede ayudar y std usted a punto para el «Lo siento, pero ya no me ¢s posible hacer nada, Debié usted haber...» ¥ si usted Jo admite, adiés, ya ha pasado a ser una estupenda vic- tima, caida por no haber reconocido la trampa que tan bonitamente, aunque quizi no deliberadamente, le ten- dieron, Es fécil castigar a alguien que de modo incons- lente se muestra de acuerdo en que ha de castigérscle, y el cdeberia usted haber...» esth diseiiado precisamente ata que uno crea 20. __«Debiste haber...» se emplea repetidamente con los Rifios, para que se sientan culpables y mantenerlos as{ dentro de la disciplina. «Si pensabas construir en el s6- tano tu jaula para conejos, Dennis, deberias habérmelo esta mafiana. Ahora es demasiado tarde, porque acabo de limpiarlo todo allé abajo y quiero que dure un Poco asf, arreglado.» Dennis sabe que ni por Jo més Yemoto le hubiera sido posible adivinar cudndo iba su Bitte 2 metere con la limpieca del sétano y comprende ‘légico del adeberfas haber. Pero al chico no le es 93 posible utilizar su propia ldgica frente al padre, que tuna vez.ha emprendido aguel camino, recurrité al enojo 0 a sus prerrogativas de persona mayor para imponerse a Dennis una vez mds. La tinica estrategia para eludir la trampa del «debe- ria usted haber...» consiste en abstenerse de intervenit ‘enc ritual, para concentrarse en lo que real y razonable- mente puede hacerse en el presente. Cuando alguien le diga: «Lo que debiste hacer...», apresirese a responder- le: <¢Me propones que haga retroceder el tiempo para intentar lo que erees que debi haber hecho 0 podemos hablar de lo que verdaderamente puede hacerse en este momento?» Si, sencillamente, usted no puede apartar ddl gambito del «deberfa usted haber...» a alguien como el empleado secepcionista de Arthur y tiene que pasar ppor encima de él y entendérselas con un superior, a éste puede impedirle que empiece con el mismo juego, em- ezando usted por decir: «Trato de conseguir que me den la corriente eléctrica (0 lo que sea) hoy, pero su subalterno sélo quiere hablar de ayer (Ia semana pasada, el afio pasado)». OTRAS TACTICAS CORRIENTES QUE SE EMPLEAN PARA MANTENER LA ATENCION PROYECTADA SOBRE LO QUE YA NO TIENE, ARREGLO George Noel Gordon (Lord Byron), el célebre poeta inglés, escribié en cierta ocasién: Ninguna «saeta puede lograr que el reloj toque para m{ las horas que ya han pasado». Sin embargo, es0 es precisamente 1o que indi- Viduos dispuestos @ abusar de usted intentarén hacerle con multitud de sistemas que se concentran en Ia con ducta pasada, de los que el del edeberfa usted haber...» cs simplemente uno de los més comunes y eficaces. Se resefian a continuacién siete frases tipicamente proyec- 904 i ie) tadas sobre el pasado, que casi siempre se utilizan pata conseguir que Jas personas se conviertan en estupendas victimas y acepten su «castigo», = «¢Por qué lo hizo ast?» Pedirle a usted que explique o justifique detalleda- mente su comportamiento pasado puede evitar de ma. neta efectiva que el centro del debate se traslade al pre- sente, donde podria servir de algo wil, Cualquier res. puesta que usted formule encontraré desdén, desapro- bacién y un nuevo interrogante que le obligaré a mani- festarse atin més a Ja defensiva, Andese con cuidado con el término migico por qué; puede mantenerle en perpe- tua retirada, — +Si me bubiese consultado primero» Puede ser verdad que, si hubiese consultado antes a quella persona, las costs habrian salido mejor, pero también puede ser falso, porque tal vez la persona en uestién no le hubiera dicho lo que le diria ahora (con Ta ventaja de haber visto ya el desarrollo de Jos aconte- cimientos). Es posible que sélo esté aprovechando una Bratuita oportunidad de dirselas de bueno y entetado, costa de usted. Y, ademés, es demasiado tarde ya para haberle consultado primero, de modo que si trata de ayudarle ahora con esa frase empleada cotrientemente, a To Ginico que le ayuda en realidad es a que se sienta usted ‘ulpable por haber actuado sin consultarle... probable- Mente ast puede proceder a embaucarle, mediante el Sistema que le plazca, puesto que Je ha «demostrado» que usted lo merece, — «;Pero es que siempre lo hemos hecho asil» Esta hébil estratagema implica que, en caalquier mo- Mento en que se aparte de su «aceptada» conducta pre- Mtita, deberd usted sentitse mal y admitir que no sélo ha Wiolado Jos derechos de alguna otra persona, sino tam- 95 bién los de usted mismo. (Qué derecho tiene usted a cambiar?) Si logran que reconozca usted que no debe hhacer nada que no haya hecho antes, entonces se vera coartado para poner en prictica toda nueva norma de comportamiento, que siempre le pondrén en tela de jui cio. ¢Correcto? — sSi lo dijo antes, epor qué no lo sostiene abora?» Esta es la Kégica de lo perenne, que significa que, si conviene a los fines de una persona, ésta tratard cont née usted manteniendo Jo que haya dicho alguna vez, incluso decenios después e incluso aunque usted, lo mis ‘mo que las situaciones, haya podido evolucionar o el mundo entero pueda haberse vuelto del revés. Pero si usted actia de modo contrario a lo que dijo en determi: nada ocasién, le tachatén de inmoral, inconsecuente, de- saprensivo, vil, falto de ética; elija o sustituys su opcin por otra adecuada calumnia, Si pueden intran- quilizar su conciencia porque usted he cambiado, es muy probable que vuelva a cefirse a lo que habia dicho cn principio, pese a que ahora haya cambiado de idea. Retorno que haré feliz al sojuzgador... (Feliz y eficaz! — «Si no hubiese hecho aguelto!» Esta es le «neurosis de revisidn», mediante Ja cual usted se perjudica a s{ mismo en el momento presente, a base de revivir pasados errores de juicio; literalmente se maldice a si mismo por haber hecho algo de cierta maneta, También puede autoavasallarse con lo contra- rio: «Si hubiese hecho esto!», que es igualmente necio. ‘A todas luces, ahora es imposible haber hecho algo de ‘modo distinto a como se hizo, y darle vueltas y vueltas ‘en la cabeza al asunto no serviré més que para que uno malgaste sus momentos presentes. — «Waya, precisamente ayer tuvimos un ejemplo simi lar al 'suyon 96 ‘He aquf un truco que emplean a menudo las petso- pas del sector de los servicios. Al decitle que se les ha presentado un caso similar al de usted, tratan de sedu- Gitle para que se muestre de acuerdo con ellos en que debe sceptar la porquerfa que le echan, porque aprecisa- mente ayer» embaucaron a alguien para que la aceptase. — «Quién tuvo la culpa?» Por el procedimiento de recorer retroactivamente todos los pasos de algo que salid mal y de atribuir Ia correspondiente culpa a cada uno de los que intervinie- ron en la pifia, quienquiera que lo desce puede mantener el centro del asunto al margen de la posibilidad de que se haga algo consttuctivo al respecto, Establecer culpa- lidades por cosas que ya pertenecen a la historia, si no se hace con fines de femuneracién financiera, ¢s una pérdida imitil de tiempo. Si se determina que Herby fuvo un cuarenta por ciento de culpa, Michael un treinta y cinco por ciento y el veinticinco por ciento restante se divide en cuatro partes, qué? Si se queda rezagado alli, en la pauta de descubrit culpabilidades, es posible que Pierda la mayor parte de su vida distribuyendo culpas Por cosas que ya no tienen remedio, | Al lado de las mismss siete frases, colocamos en la Siguiente relacién lo que puede usted esperar de una Persona que n0 tata de aval, Frase sojuzgadora Frase positive éPor qué lo hizo asf? ¢Qué ha aprendido de ha- cerlo asf? Si me hubiese consultado Tal vez seria mejor que, en primero, el futuro, me consultase primero. hit 97 iPero es que siempre lo Usted es ahora distinto y hhemos hecho ast! me cuesta trabajo acep. tar esto, Si lo dijo antes, gpor qué Me indujo a creer otra no lo sostiene shora? cosa, y ello me resulta penoso. jSi no hubiese hecho aque- Comprendo que me equi- Ilo! ‘voqué y no voy a repetir el mismo error. Vaya, precisamente ayer ¢En qué puedo servirle? tuvimos un ejemplo si- milar al suyo. eQuign tuvo la culpa? ¢Cémo_podemos _evitar esto en el futuro? Los parientes emplearin frases coactivas como las anteriores para conseguir que usted se convierta en la ersona que ellos quieren que sea. Los miembros de su familia las utilizarin para justficar el castigo que se apresten a infligirle o para impedir que los individuos rebeldes se desmanden demasiado. Usarin también esa tictica los comerciantes que quieren que usted pague y calle, as{ como los dependientes y empleados a los que se paga pata impedir que usted siga adelante con sus propios objetivos a expensas de la firma a la que ellos sirven con tanto fervor. Los sojugadores despliegan ta- les procedimientos para eludir la ldgica, para escapar al momento presente, para intimidar, manipular y salirse con Ie suya. En cuanto alguien con quien esté usted tra- tando saque a relucit una referencia al pasado, pregin- tese si es coactiva o no y manténgase preparado para reaccionar en consecuencia, He aquf un ejemplo: Hace unos afios, Sam encargé a un agente, por telé- 98 fono, la cotmpra de cierto mimero de bonos m y el agente le prometié que los recibirfa en una fecha determinada. Los bonos llegaron una semana después de Ja fecha en cuestidn y Sam se.negé a aceptarlos. Por te- Wéfono, el agente, que vela perderse una sustanciosa co. misién, intenté convencer a Sam de que no podia hacer aquello, porque debié baberle llamado al comprobar que Jos bonos no legaban a tiempo, De modo que Sam tenfa que aceptarlos. «¢Por qué no me avis6?», repetia el agente. " La respuesta de Sam fue: geCree usted que eta yo quign debia dar explicaciones? ¢De verdad considera que era a Mi a quien correspondia lamarle, en vista de que usted se retrasaba en la entrega? El agente no tardé en ceder y acabé con los bonos, PUEDE CONVERTIRSE EN VICTIMA DE sf MISMO MEDIANTE EL PROCEDIMIENTO| DE RECREASE EN SU PROPIO PASADO Mientras otras personas estin decididamente dis- uestas a utilizar Jas referencias al pasado para mani Pularle segin les parezea o convenga, usted también Puede llevar a cabo un trabajo importante en ese terre. Ro, Tal vez, como muchos otros, vive usted hoy sobre la base de creencias anteriores que ya ni siquiera se apli- can, Es posible que se sienta atrapado por el pretérito, Peto sin deseos de liberare de él'y emperar de nuevo, Joanne, una paciente que acudié a mf en busca de Consejo porque siempre estaba nerviosa y predispuesta Ala ansiedad, me confes6 que le resulté imposible pasar Un solo dfa sin sentirse tensa, Me revelé que siempre staba reprochando a sus padres el hecho de que su infancia, la de Joanne, hubiera sido infeliz, «No me oncedfan el menor asomo de libertad, Controlaban mi onducta continuamente. Fueron los culpables de la tre- menda tensién nerviosa que padezco hoy, de la ruina en que estoy convertida.» Tales eran las Jamentaciones de Joanne, incluso aunque ya tenfa cincuenta y un afios y ‘us sbfan fallecido. Continuaba aferrada a lo sucedido treinta y cinco afios antes, de modo que ayu- darla a liberarse de un pasado que ella no podia cambiar consttyé el objetivo Principal de las scales de com. ta. ‘A base de analizar lo estéril que resultaba odiar a sus padres porque hicieron lo que consideraban ade- cuado y de situar todas aquellas experiencias en el punto que Jes correspondia —en el pasado—, Joanne no tardé en aprender a suprimir la contraproducente idea de cul- par a sus difuntos padres. Comprobé que, en su adoles- cencia, habia tomado decisiones que permitieron a sus superprotectores padres trastomnatla y que, si hubiese sido més enérgica durante la juventud, no la habrian avasallado tanto, Empezé a creer en su propia capacidad de ELECCION, a darse cuenta de que habsa estado optan- do siempre por su desdicha y de que continuar con esa costumbre era autodestructivo. Al eliminar esas conexio- nes con un pasido que ella nunca podria cambiar, Joan- ne se liberé literalmente de su inquietud. Cuando valore la influencia que el pasado ha ejerci- do sobre su vida, asegtzese de que no cae en la tenta- cida de creer que el préjimo es responsable de lo que usted siente, hace o incluso deja de hacer hoy. Si usted cs de los que se empefian en echar Ja culpa de sus pro- blemas actuales a sus padres, a sus abuelos, a los tiempos diffciles 0 a lo que sea, grabese en el cerebro esta frase: 4 0 «jNo debiste...!» Si la persona insiste en sus repetidas andanadas de’ reproches, no responda usted con un torrente de palabras que sélo sirvan para inten- sificar Ia pesadumbre, es prefetible que recurra a un gesto afectuoso —un beso, una palmada en el hombro, tuna sonrisa célida y cordial— y luego se retire momen: tineamente. Mostrar afecto y luego marcharse puede indicar a los demés mediante 1a conducta, que usted est con ellos, pero que no va a permitir que se le coaccione por el sistema de darle cien vueltas més a un asunto del que ya se trat6 anteriormente y que s6lo puede terminar por herir los sentimientes propios © ajenos. — Prometa aprender del pasado, en vex de repe- tirlo 0 hablar de! mismo indefinidamente, y comente 106 su resolucién con quienes Je consta a usted son sus resores més importantes. Deje bien sentadas las re- Bae Bare eee peste cedaney cacmclnya pace de ahora. «Vamos a dejar de machacarnos verbalmente el uno al otto con asuntos que ya pasaron a la historia ¥, cuando nos pereatemos de que eso empieza a ocurtir, avisémonos el uno al otto.» Con su esposa 0 alguien similarmente préximo a usted puede incluso convenit con una sefia, sin palabras, como tirarse levemente de Ja oteja, por ejemplo, para emplearla cuando se dé cuenta de que la coactiva referencia al pasado amenaza con aparecer. — Cuando alguien empiece a hablarle de los felices viet tempos, de cémo hacia las cosa en su juventud 1 de cosas por el estilo, usted puede responderle: «Cla- 0, como estuviste més tiempo entregado a ello, con- taste con més tiempo para practicar y fortalecer los métodos de hacer las cosas ineficazmente, asi como con ‘més tiempo para aprender por experiencia, De forma que el hecho de que siempre hiciste de determinada ‘manera las cosas no demuestra que yo deba parecerme mis a ti y hacerlas también de ese modo». Una sencilla bservacién como esta participard al avasallador po- tencial que usted estd ojo avizor en cuanto al gambito ¥ que no rige su vida conforme a las normas por las que ‘otras personas regian la suya, — No acumule en su memoria demasiados recuer- dos de cosas a fin de poder acordarse de ellas. Procure disfrutar del presente tal como viene. Y luego, en vez de consumir sus momentos futuros dedicado a la remi- niscencia, puede concentrarse en nuevas experiencias agradables. No es que los recuerdos sean algo neur6tico, ppero la verdad es que sustituyen a momentos presentes mas amenos. Compruebe lo que Francis Durivage es- ctibié sobre el particular: «Nos ensefiaron a recordar; epor qué no nos ense- fiaron a olvidar? No existe hombre vivo que, en algén 107 momento de su existencia, no haya admitido que la memoria era tanto una maldicién como una bendicién.» — Esfuércese al méximo para eliminar sus propies Jamentaciones acerca de cosas en las que nada puede usted hacer para que cambien... cuestiones como les que figuran en Ia lista zelacionada anteriormente en este capitulo, Domfnese cada vez que observe que estes quejas indtiles surgen en su cerebro o en su converse cién, hasta que sea usted capaz de dejar la préctica de estas estratagemas autosojuzgedoras. Si lo considera ne- cesario, anote diariamente sus éxitos en esé terreno, para tener constancia de los mismos. — Perdone silenciosamente a todo aquel que ctea usted que le agravié en el pasado y prometa no sacrifi- carse a sf mismo en ef futuro con ideas perversas o de ‘evenganza particulary que no harén mds que lastimarle, A ser posible, escriba o telefonee a alguien con quien se negeba a hoblar y reanude las relaciones, Guardar ren- cor s6lo serviré para impedirle a usted disfrutar de muchas vivencias potencialmente provechosas, en su tato con los dem, porque en una o dos ccatone lo cometieron errores que le afectaron a usted. ¢¥ quién no ha cometido errores de ese tipo? Y recuerde, si esté usted molesto 0 perturbado por s conducta pasads, centonces ellos rodavia siguen controléndole. ‘Afénese activamente en Jo que se refiere a co- rer tlesgos —conducta enérgica, disposicién al enfren- tamiento con lo que sea— con tantas personas como sea posible. Reserve tiempo para comunicar a sus interlo- cutores qué es lo que opina ahora y explique, cuando To considere necesario, que no va a continuar discutiendo cosas que ye no pueden cambiarse. Arriésguese con las perionas o sea una victima: a usted le corresponde elegir. 108 7 NOCIONES CONCISAS Nuesttos cerebros tienen capacidad para almacenar tuna increfble cantidad de datos. Aunque esto es una bendicién, en muchos sentidos, también puede ser una maldicién cuando nos encontramos llevando de un a otto recuerdos que sélo sitven para perjudicaznos. mente es petsonal ¢ intransferible; dispone usted de tuna tremenda aptitud para expulsar de ah{ todos los recuerdos sojuzgadores. Y con determinacién y vigilante ccuidado, tembiém tiene usted facultades para contribuir a que los demés dejen de avasallarle. ye 4 EVITESE LA TRAMPA DE LA COMPARACION En un mundo de individuos, la comparacién es una actividad carente de sentido. EXAMEN DE DIEZ PRUEBAS Antes de empezar a leer el presente capitulo, cum- _ plimente este pequetio cuestionario, —— 1. ¢Abhela a menudo parecerse a alguien a uien considera agtaciado o atractivo? —— 2. gDesea siempre enterarse de cémo han rea- Bia stros pruebas que sted también 141 Eimplea términos como «normal», «o- trientev y «medion para definirse a si mismo? —— 4. Bice a sus hijos (o si mismo) que no pueden hacer esto o aquello porque los dems no lo hacen? —— 5. ¢Se afana en ser como todo el mundo a de encajar? —— 6. Dice usted a los demés: «gPor qué no puedes ser como todo el mundo?». —— 7. éLe producen envidia los logros ajenos? —— 8. ¢Establece sus objetivos personales basén- dose en lo que otras personas han conse- guido? —— 9. ¢Seda por vencido cuando alguien’le dice: «Asi es como se trata a todo el mundo, us- ted no va a ser la excepcién»? ——10. ¢Tiene que ver lo que levan los demis antes de decidir cOmo va usted a vestirse 0 si se siente satisfecho de su apatiencia? yuier respuesta afirmativa indica que usted es pears achaque muy corriente en nuestro mundo: Ja comparacién personal con los demés para determinar ‘c6mo debe dirigir su propia vida. [Las personas necesitan una barbaridad de confiamsa en s{ mismas para hacer un recuento de sus recursos internos, con vistas a determinar qué desean llevar a cabo, y cuando no disponen de esa autoestimacién uti lizan el. inico otzo rasero que tienen a mano, la com- paracién con otras personas, que pricticamente todo el mundo esté dispuesto a emplear, porque es de gran eficacia pata mantenet a la gente a taya. Para salir de la trampa de este constante comercio de la comparacién, uno necesita desarrollar una fe en s{ mismo lo bastante fuerte como para ponerla en vigor minuto tras minuto durante su vida, y preparar alguna de las estrategias perfiladas en este aes 12 ero antes tendré que comprobar que resulta im- posible ser como los dems y seguir siendo su propia persona, Ralph Waldo Emeison entendié esto mejor que nadie a quien yo haya leido. En Self-Reliance («In- dependencia») dice: Quienquiera que aspire a ser un hombre, tiene que ser inconformista. Quien desee reunir palmas in- mortales no debe verse obstaculizado por el nom- bre de la bondad, sino que ha de comprobar que sea bondad. A la larga, nada es sagrado, salvo la integridad del propio cerebro de uno, Palabras enormemente vigorosas, pero que no cons- tituyen ef mds popular de los criterios. Por definicién, el inconformismo no esta aprobado por la mayorfa de las personas, que, como mayorfa, establece pautas con vistas al conformismo, Aunque no recomendamos aqut el inconformismo espectacular simplemente por su propio interés, es des- de luego importante que se observe usted atentamente a s{ mismo y sus aspiraciones intimas, y se dé cuenta de lo absurdo de regir su vida sobre la base de compa- xaciones con otras personas, si quiere evitar esta amplia ¢ intensa variedad de dominio de mandos. Las personas interesadas en que sea usted como ellas, 0 como ellas quieren que sca usted, le recordarén insistentemente ‘emo hacen otros las cosas, al objeto de proporcionarle tun sélido ejemplo que imitar, Resista sus sugerencias, ‘asi como Ja tentacién de asomarse al exterior en busca de modelos. ES USTED UNICO EN EL MUNDO El primer paso para salir de Ja trampa de la com- paracién estriba en comprender que usted sdlo hay uno 113 y. que eso lo lleva encima vaya a donde vaya. Como dice 1a vieja méxims, «Dondequiers que voy, ali estoy», Nadie es igual que usted, ni siguiere remotamente, en lo que se refiere a sus més intimos y profundos senti mientos, pensamientos y deseos. Si acepta usted esta idea, entonces querrd examinar a fondo el motivo por el cual iba a imita: el ejemplo de alguien como razén para hacer 0 dejar de hacer algo, Nuestra culzura est compuesta por personas (cada tuna de ellas vinica en sf misma) que con demasiada frecuencia se ven amenszadas por alguien que es dis- tinto, Naturalmente, a menudo dirigimos la vista hacia cl pasado histérico’ y contemplamos a personas cuya singularidad las hace importantes, por 10 cual las ei giamos. Hay ua entrenador de fitbol americano, por ejemplo, bastante popular, que en sus declaraciones pa- blicas utiliza a Emerson como modelo. Sin embargo, cualquiera que estudie un poco ese preparador y a Emerson comprende en seguida que Ralph Waldo no pasarfa una hora en un campo de entrenamiento, Todo Io que dice el entrenador acezea de ser inconformista, de no tener héroes y de ser siempre uno mismo no acaba de estar de acuerdo con Ja actitud de prohibit a «sus» jugadores que hablen con la prensa, de entregatles pe- Gquefias calcomanfas de identificacién para que las colo- quen en los cascos como premio por haber actuado bien, de etigirse en portavor de todos, etcétera, eteétera. De manera similar, personajes como Jesucristo, Sécrates, Gandhi, sir Thomas More, ¢ incluso en época més re- ciente Harry Truman y Winston Churchill, suftieron desdenes de sus contempordneos por el disparatado in- dividualismo que manifestaron, y luego, cuando ya no entrafiaba ningtin riesgo hacerlo, se les glorifics, En nuestras aulas empleamos sistemas como «in- dices de norma» para decidir quien «encaja> y quien no. Utilizamos instrumentos regulatizados para medir todo Io referente a las personas, en busca del sagrado 114 atérmino medio». Frederic Crane dijo una vez; «La mediocrided encuentra seguridad en Ia uniformidad». No obstante, pese a todas las presiones que se ejerzan sobre usted y al recordatorio constante de que antes debe ser como las demés personas, nunca Ilegaré a serlo. Continuaré percibiendo, pensando y sintiendo se- giin su modo nico, propio y personal, Si comprende Ja motivacién ajena inherente al empleo de referencias externas, cuyo fin exclusivo es controlar la conducta de usted y ejercer dominio sobre su persona, entonces pue- de poner coto a esta forma de sojuzgacién, EL CONCEPTO DE SOLEDAD EXISTENCIAL Ademés de tener conciencia de que ustedes dnico en este mundo, debe aceptar también que esté si ols (Si, oll Mpa? Nadie puede experimentar las sensaciones que usted experimente, tanto si Je rodean centenares de miles de Personas como si esté haciendo el amor con una o se encuentra completamente a solas en un lavabo. Su ine- Vitable «soledad existencial» significa sencillamente que su existencia humana esté inevitablemente afirmada so- bre su ser y nada més, con sus propios sentimientos y Pensamientos dinicos, El hecho de reconocer su soledad existencial puede resultarle muy liberador o extraordinariamente esclavi- ante; todo depende de lo que usted decida hacer con ella. Pero, en uno u otro caso, nunca podré cambiarla. Si puede, no obstante, opter’ por convertisla en una ‘experiencia liberadora, ‘a base de hacerla trabejar para usted, y he alentado a’ muchos pacientes para que obren en ese sentido, Considere el ejemplo de Ralph, ejecutivo de cua- fenta y seis afios que acudié a consultarme hace unos aos, 15 El enfrentamiento de Ralph con su soledad exis- tencial se habia producido de pronto, Me explicé que tuna noche estaba sentado en el salén, contemplando 1 su esposa, la cual lefa el periédico, ‘completamente ajena al remolino de pensamientos que se agitaban en Ia cabeza de Ralph. De stbito, éste se vio asaltado por Ja extrafia sensecién de que aquella persona con la que Ievaba casado veinticuatto afios ni siquiera le conocia, que se encontreba sentada alll, en el saldn, como una absoluta desconocida, Comprendié por primera vez que dicha persona jémés conocerfa los entresijos {ntimos, los funcionamientos interiores de Ralph. Ere una sensacién muy espectral y Ralph no sabia del todo qué hacer con ella, salvo pedir consejo, En ruestras sesiones iniciales experimentaba la impresién de que tenia que hacer algo al respecto, algo como divorciarse y huir, Pero cuando profundizé en el estudio de esta verdad fundamental relativa a lo que significa ser un ente humano, aprendié a contemplar su soledad fundamental desde tuna perspectiva totalmente distin- fn, Una perspectiva iberadore, se qulete, Puerto que su esposa nunca iba a péder sentir lo que él sentia, To que Relph estaba obligedo a hacer era dejar de esperar que ella le entendiese y , y la repentina intuicién de que en cierto sentido su mujer era una cextrafiay pudo haber agra- vvado ese comportamiento y conseguido que la situacién eciese desesperada: Pero cuando examinamos juntos soledad existencial, Ralph se hizo cargo de lo incitil que resultabe pretender que alguien estuviese interna. mente con él, ya que si bien las personas pueden com- partir muchas ‘cosas y compenetrarse bastante, le pura verdad es que slo epidérmicamente legan a conocerse unas a otras. Sus entidades internas quedan riguross- mente fueta de limite, en virtud de su misma huma- nidad. La soledad existencial puede ser fuente de gran fortaleza, asi como dar origen a grandes problemas. Cada vez que le aselte la tentacién de utilizar le vida de ‘otra persona como modelo para gobernar la de usted, Piense en esta frase de Henrik Tbsen, dramaturgo no- Tuego del siglo xix: «El hombre mis fuerte del mundo #8 el que se encuentra més solo». "Puede interpretar esto ahora como una postura an- tisocial, egofsta, si asi lo desea... 0 puede echar una buena mirada a lo que est dictado por los pardmetros de su propia realidad. Lo cierto es que las personas que Mayor impacto han causado en la raza humana, Its que ian ayudado a un niimeto mayor de congéneres, son las {Que consultaron con sus propios criterios interiores, no Tas que hicieron lo que los demés les declan que era Sportuno hacer. En este contexto, fortaleza significa sex 449 capaz de poner fin a todo intento de que los demés experimenten lo que usted experimenta y de defender las creencias que usted alberga. Volviendo mi antiguo cliente Ralph: Adin recuerda aquel instante en el salén de su casa, que considera uno de los més trascendentales de su vida, porque no slo Je impuls6 a ir en busca de asesorfa y le proporcion6 la libertad para suspender sus esfuerzos de toda la vida, aunque inétiles, encaminados a lograr que su esposa y sus hijos sintieran lo que él sentia, sino que también le facilité la fortaleza para set en adelante él mismo de tuna manera més vigorosa y positiva, Todavia cree que ning hombre es totalmente una isla, susceptible de funcionar como ermitafio antisocial, pero ahora sibe, por haberlo experimentado, que interiormente somos islas de caricter tnico en nosotros mismos y que luchar 1 brazo partido con esa idea nos ayudaré a todos ea la tarea de tender puentes a los demés, en vez de servir para levantar barreras por el sistema de perturbarnos cuando veamos que los demés no son como nosotros. EL DESTRUCIIVO ARTE DE LA AUTOCOMPARACION Una vez haya conseguido les percepciones citadas anteriormente, tendré que enfrentarse al hecho, muy probable, de ue se haya convertido en un incondicional del juego de la autocomparacién, Se trata de una enfer- medad précticamente universal, que allige a todo el mundo, con excepcién de los ‘resistentes dotados de ‘mayor firmeza. Las personas educadas en nuestra cultura siempre estamos asoméndonos al exterior, en busca de indicaciones 0 modelos de comportamiento, y, en con- secuencia, la evisién comparativay dicta la’ mayorfa de nuestros juicios. ¢Gémo sabe si es inteligente? Se com- para con los demés, ¢Cémo averigua si es estable, azrac- 118. ve, dligno, feliz, préspero, satisfecho? Observando lo que hacen las personas que se mueven a su alrededor y comprobando Iuego qué punto le corresponde en la escala comparativa, Puede incluso encontrarse en una situacién desde la que no vislumbra alternativa alguna para juzgarse a sf mismo, salvo que se mida por los «patrones corrientes», Pero lo cierto es que esti pasando por alto un baré. metro mucho més importante para sus «automedicio- nes»: su propia satisfaccién con el estilo de vida que esté desarrollando. Para valorarse a si mismo no tiene que mirar al exterior de su persona, :Cémo sabe que es inteligente? Porque usted lo afirma y le consta que lo fs, porque usted hace as cosas que quiere-hacer, ¢Es usted atractivo? Si, de acuerdo con sus propios efnones, que vale més establezca conforme a su propio criterio, antes de darse cuenta de que ba optado por aceptar la norma de atractivo fijada por otra persona... @ costa de usted, en plan «sojuzgador». El juego de Ja autocomparacin es fatal porque, en su valoraci6n de si mismo, uno siempre est controlado ppor algo externo que, pot su parte, uno posiblemente fo puede regular. El mecanismo le roba a uno toda seguridad interna, ya que nunca es posible estar seguro dde cémo le juzgarin los demés. Compararse puede re- sultar muy seductor, puesto que elimina todos los ries- gos que comporta el estar solo, Y, naturalmente, se puede generar mucha més «aceptacién» superficial com- pardndose con otros y esforzindose en parccerse més a ellos, Pero uno puede convertirse también en una victima cextraviada y desvalida si emplea este método de go- bernar su existencia. Tal vez. uno suefie secretamente ‘con hacer algo «distinto>: vestitse con prendas de nuevo estilo 0 moda, salir con una pareja més joven o de més edad, o algo «que se salga de lo corriente». Si nadie més hhace, entonces uno se encuentra atrapado. ia 19 Si al final se encuentra usted haciendo las cosas del ‘mismo modo que las hacen muchas otras personas, desde luego no hay nada malo en ello, Pero si usted tiene que mitar a otras personas para decidir lo que debe hacer, centonces esté concluyentemente atrepado en la trampa de la autocomparacién, De nuevo, no tiene por qué ser inconformista en todas las ocasiones, s6lo para demos- trar que se niega a ser victima, De hecho, un inconfor- mista tan . John pensaba que los nifios eran victimas de un abu- 40, y eso iba en contra de su reglamento, de la politica de John. De forma que fue a ver al director del hotel, le be 125 dijo quién era y manifest6 que, segin su criterio, aquella norma del establecimiento era necia en s{ misma y el vigilante, al obligar su cumplimiento, actuaba de modo irtacional, «Le garantizo», declaté John, «que no tracre aqui a mi familia, para que se hospede en este hotel, ‘mientras continde en vigor esa politica. Piense en ello, también hay por esta zona otros hoteles en los que yo puedo hospedarmes. Resultado: el director cambié las normas en aquel mismo instante. Se quité el letrero y se aleccioné al vigilante de la piscina para que aplicase mejor su discernimiento, encargindose simplemente de que la clientela del hotel disfrutara de la piscina como Je vinieta en gana, siempre y cuando no se pusieran en peligto ni incomodaran a los demés huéspedes. Segtin comprendié el director, una medida adoptada en prin- picio para complacer a los clientes, mas bien parecia indisponerlos con el establecimiento y el hombre no es taba desempefando all{ su cargo para eso. Una de las técticas preferidas por las personas que tratan de someterle consiste en aludir a «la dama que estuvo aqut Ja semana pasada>. Naturalmente, lo mismo podia ser «el hombre», «la pareja» o «la personay, pero, por algiin motivo, «la dama» parece ser lo que consigue mayor eficacia, Si pone usted objeciones a la factura que Ie presentan, cird en seguida todo lo referente a la dara que tuvo que pager el doble, de forma que puede usted sentirse muy afortunado por lo barato que le sale. $i en una sala de fiestas no consigue usted una buena mesa, saldré a relucir ta dama que tuvo que sentarse en un rinedn, junto a los servicios... lo que no fue dbice part que la dama distrutara del espectéculo. $i los articulos que pidi6 usted Je Megan con quince dias de retraso, no faltard la mencién de Za dama que tuvo que esperar cus tro meses. La gente sacaré de su bolsa de victimas a «la pobre dama> cada vez que quieran hacerle a usted sentirse culpable por pedir que se le trate decentemente, Andes¢ 126 ¥ ojo avizor respecto a ella, porque cuando vea que se la presentan estard usted a punto de recibir una dosis de pildozas de victima, para que se las trague con un cuento prefabricado, Tal vez sea usted un empleado, o alguien en situa: cién de sojuzgar a otras personas mediante el cumpli- ‘miento carente de sentido de normas que no tienen signi- ficado alguno en determinadas circunstancias, (El género Thumano todavia ha de idear la regla que en ningin caso necesite excepciones.) Indudablemente, usted puede ha: Marse 2 su vez avasallado por alguno de sus coleges, cuando se le tienta para que haga excepciones razon bles. Su lamento es casi siempre el mismo: «Si lo hago, perderé el empleo», o sucederd alguna otra cosa horripi- Tante. Naturalmente, esto no s6lo es falso, sino que tam- bign ha constituido el alegato concluyente, a través de los siglos, empleado por Jos més infames autécratas de la historia, No tiene por qué alzar la voz 0 complicarse emoci nalmente para imponer e! cumplimiento de las nozmas y, én té:minos generales, puede pasarlas por alto si con: dera que no deben aplicarse a la situacién particular de alguna persona. Es deci, las ocasiones que exigen fle- xibilidad han de serle evidentes a su sentido comtin. No tiene que anunciar su «conducta de olvido indulgente» y se dard cuenta de que «hacer la vista gorda» resulta fécil cuando uno no pone en juego su dignided a la hora de hacer cumplir todas las reglas en todo momento. Si Se sorprende a s{ mismo imponiendo el cumplimiento de ormas que avasallan a otros, y es0 no le gusta, pregtin- tese entonces, por ejemplo, por qué tiene que con mis importancia a un empleo determinado que al con- Gepto personal de su propia valia humana, De encontrarse actuaimente Emerson entre nosotros, ‘Muy bien podrfa repetir 2 cuantos se consagran al arte de Ta compatacién y a Ia tarea de hacer cumplir regla- Mentos: 127 Toda naturaleza individual tiene su hermosura propia... y cada cerebro tiene su propio método, Un hombre de verdad no Io alcanza siguiendo regla Si los «verdugos» habituales fuesen capaces de apli- car este razonamiento a sus propias vidas, no experi- mentarfan la apremiante necesidad personal de «imponer el cumplimiento de las reglasr, No quiero decir con esto que una persona que trabaje de empleado o em- pleada no pueda tener personalidad propia y set duefia de ella, No es eso. Lo que ocurre es que las funciones de empleado exigen con tanta frecuencia que quien las desempefie sojuzgue a otras personas, que tales puestos de trabajo suelen atsaer a individuos descosos de esti- ‘ular su ego mediante la imposicién al préjimo del cum- plimiento de «las normas». Muchos de esos individuos son empleados durante toda su vida. Por otra parte, son numerosas las personas que ejer- cen esa profesién’ con el exclusive objeto de obtener experiencia, dinero o lo que sea y no identificer su valia, su dignidad personal con la tazea de hacer cumplir reglas acbitrarias, Son empleados disereta, sosegadamente efi- caces y saben mirar hacia otro sitio cuando es razonable hacerlo. Si, para ganarse la vida, trabaja usted en el sec- tor de los servicios, recuerde que es a usted a quien le corresponde determinar la clase de funcionario que de: sea ser. He observado iiltimamente a un caballeto que se contras como guardia escolar de tréfico en un cruce de gran movimiento circulatorio por el que paso bastan- te a menudo, No se me ha escapado el detalle de que le gusta esperar hasta que ve aproximarse veh{culos antes, de permitir que los nifios atraviesen la calzada... incluso aunque los chicos se apelotonen en Ja acera mientras por la calzada no pasa un solo coche. Cuando éstos se acer- can, el hombre se coloca en mitad de la calle y ejerce su 128 poder obligando a los vehfculos a pararse, a fin de que crucen los chiquillos. Es el clésico ejemplo del funcio- nario que mide su dignidad personal por el mando que su empleo le proporciona sobre los demés. Natural- mente, sojuzga a los conductores imponiéndoles demo- ras innecesarias, pero es muy probable que ésa sea la tinica fuente de autoridad sobre los otros que tenga su. vida. A decir verdad, poco es el dafio que se origin pero el ejemplo es claro. Cuando una persona se consi dera importante por el hecho de ejercer cierta potestad Bre tates o vobie algo, puede uated goers aoe esa persona hard cuanto pueda para convertir ese ejer- cicio en algo habitual. Si aborda a ese guardia urbano del cruce y le indica que esté causando inconvenientes inne- cesarios a los automovilistas al obligarlos a detenerse, cuando muy bien puede acompatiar a los nifios a cruzar Ia calle en los momentos en que no hay trénsito, lo més ‘probable es que el hombre se apresure a replicarle: «To- dos se paran y nadie se queja, salvo usted. ¢Qué le ocu- tre? ¢No le gustan los nifios?». Como de costumbre, salen a relucir las referencias a los demés y los alegatos absurdos, que el hombre emplea, consciente o incons- cientemente, para apartar de su conducta el quid de la cuestién y convertitle a usted en victima. OTRAS TRAMPAS DE COMPARACION CORRIENTES Veamos a continuacién algunas frases més, de las utilizadas con mayor frecuencia para someterle a uno mediante el procedimiento de enfocar la cosa sobre otras | personas. Advierta las que emplea usted a menudo 0 Tas que usan los demés para impedir que alcance usted Sus objetivos. 129 — ¢Por qué no eres como...? Se trata de una invitaci6n para que uno se desagrade a s{ mismo y sucumba a la sojuzgacién, porque uno no se comporta como el «modelo» que representa alguna otra persona, Este truco es particularmente eficaz cuan, lo lo pone en préctica una figura con autoridad, a fin de controlar a sus esubordinados»: dependientes, funciona- 1ios, nifos, eteétera. — (Eres el tinico que se quejal Téctica que emplea alguien que aspica ¢ mantenesle 4 uno en Ja misma condicién en que se encuentran «to- dos Jos demés», los excesivamente pusilénimes para hacer valer sus derechos. — ¢Qué pasaria si todo el mundo se comportase como wi? Los opresores tratardn de conseguir que uno se sien- ta avergonzado de si mismo, a base de acusarle de fomentar la anarqufa en el mundo si uno exige sus dere- chos, Naturalmente, uno sabe que no todas las personas romperdn lanzas en su propia defensa, pero incluso aun- ue lo hiciesen, el mundo serfa un lugar mucho mejor, puesto que nadie atropellaria al préjimo con el abuso de absttactas cuestiones morales como «Qué pasarfa si todo el mundo. — Deberias sentirte satisfecho con lo que tienes. Este habil mecenismo comparativo en tono menor suele ir acompafiado de algo como «Tus abuelos nunca Iegaron a tener nada de eso», 0 «En los pafses del Tet- cer Mundo hey nifios que pasan hambre» y estd engen drado para crear sentimiento de culpabilided —porque uno desea lo que cree que merece—, sobre la base de lo que otros no tuvieron en el pasado o no tienen ahora. Esta técnica implica que uno no debe nunca presenta reivindicaciones personales, en su situacién particular, 130. Porque otras personas, en otra situacién, tuvieron o tie- nen dificultades. Si uno permite que le infundan el sen- | timiento de culpsbilidad por cosas en las que uno no ha tenido arte ni parte y respecto a las cuales nada puede hhacer, ef avasallador habré demostrado que uno no tiene derecho a nada que no poseyeran sus abuelos, de lo que no disponen ahora los hibitantes del Tercer Mundo, et- cétera, — (No me vengas con semejante escena! Me estés vio- lentando. | _ Atdid al que se recutre para que, en vez de compor- | tarse con efectividad, Ia gente actie de manera autopu- | tea, slo porqne el tro interlocutor no sopeta Jos careos en ptiblica. Se emplea especialmente para ensefiar a los jévenes a que pongan més atencién ¢ interés en lo que piensan los demés... cosa que, en definitiva, con- tribuye a que desconffen de si mismos, tengan un bajo nivel de amor propio e incluso busquen tratamiento terapéatico, — ¢Por qué no puedes parecerte més a tus hermanos? La comparacién incesante con los hermanos produce ‘mayor niimero de personas de vida adulta desasosegada que cualquier otro de los demés sistemas de parangén. Los nifios no pueden desarrollar sentido de la individua- Tidad y de 1a propia valia cuando se espera de ellos que sean igual que los otros miembros de la familia. Cada persona es un ente nico y como tal hay que tratarla, — No lo quieren ast. Eso no lo permiten. Asi es como quieren que se bagan las cosas. Etcétera. Tenga cuidado con el mégico, implicito y en este caso ambiguo pronombre «ellos», que surge cuando los Aictadores quieren darle a uno la impresién de que cier- ta autoridad omnipotente ha decretado las condiciones ‘ ‘en que se supone uno ha de vivir. Si el que habla no 431 puede determinar quienes son esos ellos, entonces, que tuno sepa, tales ellos no existen... ipor lo que resultatia iis bien estipido vivir segin las reglas de ellos! — Exto es lo que Dios quiere que haga. Hay muchas personas que creen tener linea directa especial con-Dios’ > coando eso las condace a abuser de los demés, sélo es el modo que tiene Dios de decir a los otros: «Mala suerte para tiv. En la edicién del Miami Herald correspondiente al stbado 12 de diciembre de 1976 se citan unas declaraciones del preparador del equipo de fitbol americano New York Jets, en las que el hombre explicaba a la prensa por qué no iba a cum- plir Jos vlkimos cuatro afios del contrato y obligaciéa legal que habia firmado, «No puedo entregat mi corazin en pro del fétbol. Dios no puso Lou Holt en exta tierta para ¢30.» De modo que, tras afirmar que eta la voluntad de Dios, procedié a aceptar otro empleo en ‘otro punto del pais. No deja de intrigarme el que los pteparadores de fitbol americano crean que Dios tiene tan poco que hacer que se dedica a preocuparse de quign entrena este o aquel equipo. VARIAS ESTRATEGIAS PARA SUPERAR LOS INTENTOS DE HACERLE A USTED V{CTIMA POR COMPARACION Lo mismo que en Jo que se refiere al empleo de otras disectrices presentadas en este libro, la strat de usted requetird que se haga perfecto cargo de sus si- tuaciones, evite que le pillen desprevenido y se encuen- tre prepatado para la oportuna contraofensiva que desac- tive cualquier esfuerzo para convertitle en victima, He aut algunos tipos de téenicas que habrd de tener pre sente cuando trate con personas de las que intentan utilizar la comparacién con los demés para impedisle 2 4a uno alcanzar sus objetivos o manipularle con vistas a que tuno haga lo que ellas quieren, — En toda confrontacién en Ia que alguien seque a relucir el caso de otras personas a las que hizo objeto de arbitrariedad y aspire a que usted sigt el mismo ejemplo, recuerde que tales comparaciones nada tienen que ver con usted como persona, Niéguese a dejarse | pertusbar y estard en el buen camino para rehuir e30s a menudo insultantes esfuerzos de avasallamiento. — Cuando le presenten el ejemplo de alguna otra persona como razén por la cual usted deberia hacer algo que no le gusta, prucbe a preguntar: «¢Cree que puede importarme algo el caso de un cliente que tuvieron la semana pasada?». O bien: «¢Qué interés puedo tener en fenterarme del modo en que se desarrollaron las relacio- "nes que mantuvo usted con otza persona?», No se achi- que, no se prive de formular tales preguntas: Su opresor | estd dispuesto a pedir de usted mucho mis. Procure interrumpir a Ja gente en cuanto saquen a colacién comparaciones destinadas utilizarse contra | usted. Limftese a decir: «Un momento. Esté usted em- pleando el jemplo de otras personas como rezones por s cuales yo debo ser 0 comportarme de cierto modo, pero de la casualidad de que no soy ninguna de esas tras personas». Tal enfogue directo, yendo al grano, aunque usted no esté acostumbrado a él, debe emplearlo Por mucho que le tiemblen los entresijos internos. Des- pads de haberlo probedo varies veces, descubriné que los ‘enfrentamientos le resulten ms féciles y comprobard que "tna vez los habituales dictadores se convenzan de ue usted esté dispuesto a plantarles cara, sbandonarin Sus inttiles esfuerzos. Recuerde que s6lo lo hacen por- ‘Que les da resultado, En cuanto Ja cosa deje de funcionar, se abstendrin de hacerlo, _— Fjercitese empleando frases que empiecen por Sti» 0 «usted», cuando se encuentre en tales situacio- 133 nes, «27 cress que debo parecerme mis a Sally?>. O bien: «Usted cree que deberia hacer las cosas del ‘mismo modo que las hacen los demés?». Al empezar con el «td» o al «usted», comunica la idea de que no con- cede carécter subjetivo a los esfuerzos de su interlocutor y de que usted tiene plena conciencia de lo que él 0 ella estén diciendo, Pronuncie tales frases en un tono que ma- nifieste la inczedulided y asombro que le produce el que Ja persona en cuestién pudiera pensar semejantes cosas. — Si todo lo demés falla, practique el sistema de hacer caso omiso de las referencias a otros. Esta téctica ¢s particularmente eficaz.con los miembros de la familie. Si usted guarda silencio cada ver que alguien le dice que deberia hacer las cosas como las hacen los demés, es hharto probable que su mutismo pase inadvertido. Cuan- do le pregunten, responda que, como lo ha intentado todo, infructuesamente, para conseguir que dejen de manipularle por el procedimiento de la comparacién, acaba de decidir abstenerse de reaccionar ante la insis- tencia, Es posible que se muestren ofendidos (como téc- tica para que usted ceda en su resistencia), pero también habrén captado el mensaje. — También puede usted volver por pasiva esa es- trategia; por ejemplo: «Hombre, me alegro de que cite usted a Ja dama que la semana pasada no se quejé, por- que precisamente queria hablarle del mecéinico que la se- ‘mana pasada me cobré menos que usted!». O bien: «Si sigues empefiéndote en decirme que deberfa ser un mo- delo de buen gusto como la prima Liz jno voy a tener més remedio que contestarte que ti deberfas ser tan generoso como tfo Harry!». Transcurrité muy poco tiem po antes de que su avasallador se percate de lo inteligen- temente que domina usted el juego. — De modo més especifico, puede usted precisar explicitamente lo que su potencial sojuzgador esté ha: ciendo y demostratle que sabe usted lo que él siente «Estas un poco trastornado y me comparas con otra per’ 134 sona pata que deje de hacer algo en lo que creo». Un ‘comentario tan directo como éste, que da de lleno en el clavo, expresaré claramente que usted no tiene condi- cién de victima y abriné el camino para la franqueza, para que se renuncie de una vez a las evasivas ya las comparaciones sin sentido, = Dé por concluido el dislogo con sojuzgadores del tipo de empleados o fancionarios en cuanto tepare en que no quieren 0 no pueden ayudarle, 0 sea, tan pronto se dé usted cuenta de que insisten en que ha de tratér: sele ¢ usted por alguna de las pautas de «ellos», «todo el mundon, «la dama>, «el reglamento», «las normas», et- cétera. Sin continda usted Ta conversacién, aunque sélo sea un segundo después de haber comprendido la jugada, rho conseguird més que hacer més profundo el pozo del que salir, Si esté usted hablando con un abogedo, un Bestor 0 agente de contribuciones, un médico 0 quien: quiera que sea y se da cuenta de pronto que sabe usted més que el supuesto . Si vislumbra us- ted algin medio para que Ia persona obtenga algo del encuentro, para «salvar Ia faz», entonces dispondzé us- ted de mejotes oportunidades de librarse del abuso. Si tropieza con un hotelero, jefe de comedor, etcétera, en el que aprecia usted claramente los sintomas de que ne- cesita sentirse importante, puede formular un comenta- tio acerea del trabajo que debe representar pata él con- seguir que todo vaya sobre ruedas (observacién mediante Ta cual transmite que espera que también marchen las cosas sobre ruedas para usted), Si el primer contacto es alentador y da pie para seguir la charla en plan intras- cendente-o personal, pruebe a preguntarle cufnto tiem- po hace que se dedica a aquélla ocupacién. (Si es un perfodo breve, sin duda ha aprendido muy deptisa; si Tleva muchos afios... bueno, entonces ha adquirido una barbatidad de experiencia.) Caando uno logra captarse la simpatia de la gente, ésta se encuentra mucho més dis- puesta a servirle y mucho més reacia a avasallarle. — Si alterna con determinadas personas que habi- tualmente tratan de dominar su voluntad a través del método de las comparaciones y las referencias alusivas a otros, seleccione un momento en que no se sienta alte- rado por el modo de comportarse de esas personas y tra- te la cuestién con calma, Pidales que profundicen en elle. Un ruego tan sencillo, en instantes neutros, suele ser ins efectivo que vociferar y ponerlos verdes, impul- sado pot el furor, actitud que ensefia a los otros a , Aforismos sentencio- sos de esa indole, que usted mismo puede acufiar, son excelentes herramientas desactivadoras, susceptibles de parar los pies en seco a su interlocutor, provocar el des- catrilamiento del tren de ideas dominadoras que con- duzca y ponerle a usted al mando de Ia conversacién — Si adivina que alguien esté poniendo en préctica con usted estratagemas tinfnieas, no vacile en interpretar sin miedo un mimero teatral de su propia creaci6n, Re- ‘uerde el «ataque de nervios» de Chuck frente a la dama del snack. Si alguien insiste en que se conduzca usted como alguien que no es, puede usted complacerle «repte- sentando» el papel de cualquier persona que usted desee... que, en su caso particular, puede ser quienquie- a que consiga los resultados que’ usted pretends, «Re- presentar» es una de las artimafias que usted Tleva en Ja mochila, para sacarlas a relucir cuando le apetezca divertirse un poco y porque resultan cuando se emplean con moderacién, — No olvide reportarse cuando se encuentre en la situaci6n de dictador. El mejor sistema consiste en es- cucharse mientras habla y detener las compataciones antes de que salgan de su boca, a fin de no robustecer se comportamiento en quienes estén cerca de usted. Elimine las frases del tipo «procura ser como ella (€l)». Cuando hable con los demés, desembaricese de Ja dama todas sus oprimidas conexiones. Deje de pedir a los hijos que sean como su hermano o su hermana y trételos ‘como personas independientes y tnicas. Abandone la costumbre de utilizarse usted mismo como referencia pata los demés. Suprima las frases: «Cusindo te he hecho ‘50 yo a ti? 0 «Si yo no hago esas cosas, gpor qué vas a hacerlas td?» No dé a los demis la oportunidad de decirle: «Bueno, pues ti me lo hiciste a mip. Si usted deja de bacerlo, esa tonta excusa se evaporard también. — Persevere en sus esfuerzos para evitar que se le compare con otros, No mencione sélo une ver. los habi- tuales trucos avasalladores y luego abandone, Mantén- ese firme mientras sea necesario transmitir el mensaje. Su perseverancia se veré recompensada, — Deshagase de todos sus {dolos o de los models que representan para usted otras personas cuyo ejemplo de vida quiere imitar, Sea usted su propio héroe. No aspire a ser como ninguna otra persona, Aunque nada tiene de melo edmirar las proezas de los demés, debe usted tener presente que son o fueron tan Snieas como usted, Si desea siempre ser como otta persona o duplicar sus hazafias, entonces facilitard Ia tatea a los sojuzge- dotes, que utilizarén esa 0 esas personas como referencia cuando deseen que usted vuelva a someterse a la dis- cplina, — Tal vez lo més importante: Procure arreglérselas para que todas sus relaciones con los demés sean expe- iencias divertidas, felices y estimulantes, y no batallas campales en las que usted pone en juego toda su hums- nidad, Péselo en grande comprobando hasta qué punto puede usted ser eficaz, Si alcanza el éxito en ello, sin invertir en el proceso toda su propia dignidad, su éxito serd todavia mayor en cuanto a elimines de su erdneo la impronta de victima, Por otra parte, si pasa por la vide esforaindose improbamente pata avanzar y una adusta seriedad preside todas sus relaciones, se manifieste usted ‘como persona acostumbrada a que abusen de ella: «No hace més que buscérselo». La gente que no se aplica con tanta intensidad, que se relaja y disfruta, es con mucho Ia més eficiente en lo que hace. Observe la faci- lidad con que un campeén patentiza su destreza, Ello es consecuencia, principalmente, de haber conferido ne- turalided a sus téenicas, de no forzarse nunca a s{ mis- mo, de no dejarse dominar por la sensacién de que «tiene que triunfar», Por regla general, cuando los cam- peones se toman tensos y afanosos, pierden terreno, pero cuando se Jo toman con calma, lo ganan, IDEAS FINALES Albert Einstein declaré una vez: «Les grandes s- pititus siempre han tropezado con violenta oposicién por parte de las mentes mediocres». Una verdad como un templo, Si uno quiere alcanzar su propia grandeza, es- calaz sus propias montafias, tendré que utilizarse a si mismo como primero y wiltimo asesor. La tinica alterns tiva consiste en atendet la violenta oposicién de pré& camente todos cuantos aparezcan en su camino. Las masas siempre le compararin con los demés, puesto que es el arma de manipulacién que tienen para imponer la conformided. La postura antisometimiento conlleva para uno Ja inflexible negativa a emplear otras, personas como modelo para uno mismo, asf como el aprendizaje de la manera de desactivar los esfuerzos sojuzgadores de otros para compararle y controlarle a uno. 430 5) TORNARSE DISCRETAMENTE. EFECTIVO Y NO ESPERAR QUE «ELLOS* LLEGUEN A ENTENDERLE Las relaciones cordiales «funcio- nan» porque no requieren «funciones> EXAMEN DE DOCE PRUEBAS Nunca ganard si tiene que demostrar que usted es "el ganador. De eso se trata en este capitulo sobre la forma de ser discretamente efectivo en sus aspiraciones en la vida, Las respuestas que dé al cuestionario que se " tesenta a continuacién le indicarén hasta qué punto es "Usted discretamente efectivo en este momento, 141 —— 1, ¢Sealtera o perturba cuando no logea con- vencer de algo a otras personas? —— 2. iene que anunciar sus proezas a los demas? —— 3. ¢Tiene que contirselo a los demés cada vez que derrota a alguien en algo? —— 4. ¢Se siente ficilmente ofendido por Ja con- ducta o Jenguaje de otras personas? —— 5. @Le questa mentir, incluso en las ocasiones en que seria més razonable y préctico ha- cerlo? —— 6. Le resulta arduo o penoso reivindicar, sin sentirse culpable, sus necesidades de inti- midad? —— 7. éSe deja abrumar por el temperamento desebrido de otras personas? —— 8. ¢Se sorprende a sf mismo diciendo o pen- sando, en excesivas ocasiones: «El (ella) no me comprende>? —— 9. @Considera que el sufrimiento es natural Y que se da por supuesto que usted ha de suftir en este mundo? — — 10. ¢Le resulta diffcil apartarse de las. perso- nas que le parecen importunas, como bo- srachos o charlatanes embaucadores? —— 11, @Da usted muchas explicaciones y le fas- tidia tener que hacerlo? — — 12. qDedica grandes cantidades de tiempo a analizar sus relaciones con patientes y amigos? Las respuestas afirmativas sefalan zonas de some- timiento que usted puede esforzarse en eliminar. Si tiene que dar explicaciones a los demis, al objeto de hhacerse entender constantemente, o si siempre esth tra- tando de demostrar su valia, mediante actos y palabras, 142 a Jas otras personas, entonces es usted victima de la enfermedad del «no ser discretamente efectivon, TORNARSE DISCRETAMENTE EFECTIVO Qué significa ser discretamente efectivo? El tét- mino que se subraya aqui es discreeamente, puesto que en otros apartados de este libro ya hemos expuesto con bastante detalle el significado de ser efectivo, Ser discre- tamente efectivo significa que uno no tiene que explicar con pelos y sefiales sus triunfos a los demés para que tales triunfos le resulten signifcativos a uno mismo. Aunque en muchos casos es conveniente referir al. pré- jimo sucesos de Ja vida personal de uno, se convertiré usted en victima si NzcestrA informar a los demés antes de sentirse usted satisfecho. Una vez introduzca en su vocabulatio la palabra necesidad, estard usted a merced del seconocimiento de usted por parte de Js ots pet sonas... en cuyo caso, si por los motivos que sean, esas otras personas se niegan a reconocer Ia valia o les proe- zas de usted, se derrumbaré y ellas acsbarén por hacerle bailar al son que quieren. Ser sosegadamente, discretamente eficaz significa también que no tiene usted que insistir machaconamente en sus triunfos para obligar a sus compafieros a que se enteren de ellos. Si obra de ese modo, se encontrard con que los demas toman represalias y procurardn frus- trarle de un modo u otro. La clave mas importante para ser discretamente efectivo reside en lo que experimenta usted acerca de sf mismo, Si tiene usted confianza en sus propias fuerzas, entonces le bastard con complacerse a $i mismo, puesto que el yo al que complace es benemé- tito, Pero si usted carece de autoestima, entonces bus- card en otros una comprobacién de esa estima, y ah{ es donde usted se encuentra en dificultades, Una vez tiene usted que conseguir ese fortalecimiento desde fuera, se ue

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